General carlista sucesor de Zumalacárregui al mando del Ejército del Norte durante la I Guerra Carlista
Francisco Benito Eraso y Azpilicueta nació en Garinoain, Navarra, en 1793.
Proveniente de una familia noble, llegó a ser alcalde mayor del valle de Orba.
Combatió en la Guerra de la Independencia Española como guerrillero.
Durante
el trienio constitucional de 1820-23, se convirtió en agente de los realistas. Hasta el 11 de diciembre de 1821, lideró un
alzamiento militar contra el gobierno liberal en el valle navarro de Orba. Junto a los guerrilleros de Burgos y Álava formaban un
contingente de 18.000 hombres, llamado Ejército de la Fe, que operaban de forma
coordinada.
Más
adelante, fue miembro de la Junta Realista Gubernativa, encargándose de aportar
armas, municiones, vestuario y caballos de Francia. También viajó a Madrid para obtener financiación de
los realistas de la capital.
Tras la obtención de 500 fusiles organizó el cuerpo
de cazadores de Navarra en 1822. Por méritos propios, comandante de Voluntarios Realistas.
En
1830, el guerrillero liberal Joaquín de Pablos "Chapalangarra", cruzó la
frontera hacia Francia, por orden de Francisco Espoz y Mina, con el propósito
de restablecer la Constitución de 1812. Eraso salió a su encuentro en
Valcarlos, dándole muerte.
Por
esta acción, la Diputación de Navarra le nombró coronel de un cuerpo de 1.000
voluntarios, destinados a la vigilancia de la frontera para evitar incursiones
de los liberales emigrados. Este Cuerpo de Aduaneros fue disuelto por la reina María
Cristina en 1832.
El
12 de octubre de 1833, Eraso se unió a la causa carlista en defensa del
aspirante al trono de España y del restablecimiento del sistema absolutista. Organizó
una guarnición de 20 carabineros en Roncesvalles, reforzada más tarde con unos 100
voluntarios que se le unieron y, el 14 del mismo mes, marchó a Ochagavía.
Debido
a su delicado estado de salud y a la persecución por las fuerzas del virrey de
Navarra, el brigadier Eraso se vio obligado a huir a Francia. Allí cayó
prisionero por los gendarmes franceses, iba a ser internado en Angulema, pero
al pasar por Burdeos consiguió escapar y volver a España.
Tomás de Zumalacárregui se puso inmediatamente a sus órdenes, pero Eraso dispuso que
se reconociera a aquél como comandante general y que a él se le considerara su
segundo. Así es como fue nombrado comandante general carlista de Navarra.
En
1835, Eraso derrotó al brigadier isabelino Cristóbal Linares en Lumbier y mandó
la primera brigada que Carlos de Borbón revistó a su entrada en España. Por esta
acción, el general Zumalacárregui le designó jefe de la Comandancia general de
Vizcaya.
En
la Venta del Rivero venció al marqués de Campo Verde y, a continuación, se
apoderó de la ciudad y guarnición de Orduña y rechazó a una columna liberal que
salió de Bilbao. Bajo las órdenes de Zumalacárregui, tomó parte en el sitio de Villafranca
de Ordizia. En la acción de Villaro causó una dura derrota al general del
Ejército liberal encabezado por Baldomero Espartero y, a principio de junio de
1835, obtuvo la victoria de Descarga. Por méritos propios se había ganado el
rango de mariscal de campo.
Después
de conseguir sucesivas acciones victoriosas en Durango y Eibar llegó a dominar
por completo el Señorío de Vizcaya. El 10 de junio de 1835, el Ejército
carlista inició el sitio de Bilbao. Al caer herido Zumalacárregui, Eraso tomó
el mando de todas las fuerzas sitiadoras que formaban el Ejército del Norte. Levantado el asedio, fue relevado
en el cargo por Vicente González Moreno, y se le encomendó la Comandancia general
de Navarra.
Se
batió nuevamente en Puente la Reina, y en la batalla de Mendigorría del 16 de
julio, cayó herido. Debido a su estado de salud agravado por su tuberculosis, se
retiró a su pueblo de Garinoain, donde murió en septiembre de 1835, al parecer como
consecuencia de una caída de caballo.
BATALLA DE MENDIGORRÍA |