03/05/2022

Marinos expedicionarios vascos del Renacimiento


En el siglo XVI, una estirpe de navegantes procedentes de Guipúzcoa y Vizcaya tomó parte de una serie de expediciones marítimas al servicio de Corona de España, que son consideradas epopeyas de la historia universal. Desde sus puertos zarparon infinidad de flotas, en sus astilleros se construyeron potentes escuadras, y en sus ferrerías se fabricaron armas, aparejos y útiles para la navegación.

En la exploración y el conocimiento de los océanos y de las costas de América y sudeste asiático, los marinos vascos jugaron un papel capital, cuando no decisivo. Se caracterizaban por la necesidad de llegar hasta el final, a cualquier precio, frecuentemente sin medir las consecuencias. Sobresalieron como exploradores de largo radio de acción y cuyo lema era Plus Ultra (Más Allá), pues pretendía ampliar y llevar los límites geográficos de España al más allá del mundo conocido. Navegaron desde Flandes hasta el Reino de Nápoles, desde el Cabo de Hornos hasta las costas turcas, desde el mar Caribe hasta las islas Filipinas.

EXPEDICIÓN DE CRISTÓBAL COLÓN

El Descubrimiento de América, el 12 de Octubre de 1492, fue un hito histórico trascendental tanto para España como para el resto de la Humanidad. De los ochenta y siete tripulantes que componían la expedición que dirigió el almirante Cristóbal Colón, siete tripulantes eran vizcaínos y otro guipuzcoano. Aunque de Santoña, Juan de la Cosa, conocido como Juan el Vizcaíno, fue el maestre y armador de la nao capitana Santa María, en la cual viajaron: Juan de Lequeitio, contramaestre; Domingo de Lequeitio, contramaestre; Domingo de Achia de Ispáster, tonelero; Martín de Urtubia, grumete; Lope de Erandio, calafate; Diego de Arana, era cordobés y descendiente de vascos, también Pedro Bilbao y Juan de Urtubia. En la carabela La Niña, de Vicente Yáñez Pinzón, viajaban Pedro de Ledesma, que repitió viaje más tarde, Juan Martín de Azoque, marinero de Deva, y Juan Ruiz de la Peña, marinero vizcaíno. Pedro Arraes y Juan Arraes eran padre e hijo, este último sería luego carpintero en el segundo viaje de Colón. En La Pinta, de Martin Alonso Pinzón, viajaban Oier de Varástegui, Domingo de Bermeo, Francisco de Vergara y Juan Pérez Vizcaíno.

La mayoría de los tripulantes del primer viaje de Colón eran de la Baja Andalucía, siendo los vascos los de la minoría más numerosa. Pueden calificarse, en cierto modo, de profesionales y de aventureros.

En el 2º viaje de Colón a las Antillas, de 1493, reconocieron numerosas islas del Caribe. Alonso Sánchez Cotillos, natural de Pasajes, fue armador y piloto de la nao capitana Mari-Galan, junto a él viajaba otro guipuzcoano Martin de Alzate. Otros vascos implicados en este segundo viaje fueron Francisco de Garay, Lope de Olano y Martín Zamudio, pilotos; Sebastián Olano, receptor de la armada; Fernando Guevara, Luis Arteaga, Bartolomé Salcedo y Miguel Muncharaz. Colón regresó en marzo de 1496.

El 3º viaje de 1498, reconoció Trinidad y costas de Venezuela. Estaba formada por seis navíos, estando cuatro de ellos pilotados por vascos: Lope de Olano, Pedro de Arana, Pedro Ledesma y Martín de Arriarán, siendo Bernardo de Ibarra secretario de Colón. Más tarde, el cartógrafo Juan de la Cosa llegó a la desembocadura del río Amazonas y dibujó el primer mapamundi en el cual aparecen representadas las costas orientales de América.

La última expedición colombina de 1502, estaba formada por cuatro navíos. La participación vizcaína estaba al mando de Juan de Orquiva, de Guetaria, en la nao Vizcaína. En este buque, quince de los tripulantes eran vizcaínos, siendo su maestre y capitán el tolosano Juan Pérez de Balda y contramaestre Martín de Fuenterrabía. La nao capitana era el navío La Santiago, pilotada por Pedro Ledesma, que viajó en los anteriores. Otros nombres fueron el tonelero Martín de Arrieta, los calafates Domingo Vizcaíno y Domingo de Arana, el carpintero Machín, los marineros Pedro de Maya y Martín de Atín, los grumetes Diego de Portugalete, Juan de Zamudio, Miguel de Lariaga, Bartolomé de Alza, Pascual de Ausuriaga, Antón Chavarrin y Antonio de Arce, el paje Cheneto y el trompeta Gonzalo de Salazar.

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LA LLEGADA DE CRISTÓBAL COLÓN A AMÉRICA

Entrado ya el siglos XVI, las expediciones marítimas no tuvieron como único destino los puertos de las islas del mar Caribe, se dedicaron descubrir y cartografiar las costas orientales de América, sortear el cabo de Hornos, y describir las costas occidentales; pero el objetivo final fue trazar una ruta comercial con las islas Poniente.

Juan Sebastián Elcano, natural de Guetaria, ha pasado a la historia universal por ser el primero en completar una vuelta al Mundo, comprobando de forma empírica la esfericidad del planeta Tierra. Este hito fue desarrollado durante la Expedición a las islas de las Especias que lideraba Fernando de Magallanes en 1519. Elcano quedó al mando de la expedición tras la muerte de Magallanes en Filipinas. Tres años más tarde, llegaron a Sanlúcar de Barrameda dieciocho superviviente en la nao Victoria, la única que consiguió regresar de las cinco. Junto a Elcano, llegaron el maestre Juan de Acurio y Berriz de Bermeo, el grumete Juan de Arratia de Bilbao y el paje Juan de Zubileta de Baracaldo. El resto fallecieron en la travesía, quedaron en las islas de Cabo Verde, prisioneros de los portugueses, o regresaron a España más tarde sin que se tuviera noticias de ellos.

MODELO DE LA NAO VICTORIA

García Jofre de Loaísa siguió los pasos de Magallanes por orden del emperador Carlos V, en su empeño por llegar a las islas Molucas. En esta expedición al Pacífico en 1525, en la que iba el joven Urdaneta, Toribio Alonso de Salazar descubrió las islas Carolinas (Islas Marshall), Iñiguez de Carquizano fue envenenado por un portugués, mientras que Elcano moría por escorbuto. En aquella expedición también viajaba un náufrago patagónico y marino peleador de vientos llamado Juan de Areyzaga.

Juan de Echaide dio su nombre a un puerto de Terranova, al que llegó siguiendo la ruta que antes habían marcado otros marinos de Orio. Juan de la Riva fue el primer marino vasco que rodeó Terranova, en 1532. El primero en armar navíos y explorar la costa sur americana del Pacífico fue el alavés Pascual de Andagoya. Y también pionero en marear por esas aguas fue Juan de Basurto.

Bartolomé Ferrelo fue capitán bilbaíno al mando de la expedición para realizar la primera exploración a gran escala de la costa oriental americana, en 1542. La expedición partió desde Barra de Navidad (Jalisco), recorrió toda la costa californiana y finalizó en Porto Oxford (Oregón).

Sobre la costa americana del Pacífico son memorables los hallazgos en los fiordos australes de Chile de la nave San Sebastián por el escribano Miguel de Goyzueta, en 1557, o la conquista y exploración del archipiélago de Chiloé realizada por Martín Ruiz de Gamboa, en 1567.

El capitán alavés Iñigo Ortiz de Retes, a las órdenes de Villalobos, descubrió para la Monarquía hispánica numerosos archipiélagos del océano Pacífico, en especial la Isla Grande (Nueva Guinea), la tercera isla en extensión tras Australia y Groenlandia.

ISLAS FILIPINAS, LEGAZPY Y URDANETA

En la conquista y colonización de las islas Filipinas, sobresalieron dos guipuzcoanos universales: Miguel López de Legazpi y Andrés de Urdaneta. El almirante general y adelantado de las islas de Poniente, Miguel López de Legazpi estableció el primer asentamiento estable español en Cebú y fundó Manila como capital de la gobernación, iniciando un próspero comercio con los territorios del sudeste asiático. Luzón, la mayor isla de Filipinas fue explorada por primera vez por la expedición mandada por Martín de Goiti, que actuaban a las órdenes de Legazpi. Goiti resistió los ataques de las tribus indígenas en la batalla de Manila, más tarde exploró Pampanga, Pangasinan y fundó varias ciudades.

Mientras, el cosmógrafo agustino fray Andrés de Urdaneta y Cerain consiguió descubrir una ruta de corrientes oceánicas y vientos favorables para la navegación por el noreste del Pacífico que escapaba de los temibles alisios del sur. Fue el denominada Tornaviaje, o viaje de vuelta de Manila a Acapulco, que propiciaría las relaciones comerciales desde Filipinas hasta el Virreinato de la Nueva España, a través de la Carrera de las Indias Orientales. Cuando el llamado Galeón de Manila llegaba a Acapulco lleno de productos asiáticos, un largo camino terrestre comunicaba esta ciudad pacífica con la capital a través del Camino de Asia. A su vez, México se comunica con la ciudad atlántica de Veracruz a través de del Camino de los Virreyes.

Durante el siglo XVII, el guipuzcoano Hernando Martínez de Aramburu, general de carabelas, acompañó al general Juan Ronquileo en la expedición de las islas Filipinas, de 1610.

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