29/08/2016

Carlos de Amésquita


Almirante del siglo XVI que lideró la Expedición de saqueo a Cornualles

cornualles expedición militar carlos amésquita
CARLOS DE AMÉSQUITA

Carlos de Amésquita, también llamado Amézquita, Amézqueta o Amézola.

En 1588, dio comienzo en Francia la guerra de los tres Enriques, que enfrentó al rey Enrique III, al duque de Guisa y a Enrique III de Navarra por la Corona de Francia. Tras la muerte de los dos primeros, Enrique de Navarra, protestante, se convirtió en rey. Eso no podía ser tolerado por Felipe II de España, por lo que apoyó a la Liga Católica y envió un ejército a Bretaña al mando de Juan del Águila, en el que se encontraban los vascongados Carlos de Amésquita y Pedro de Zubiaur. Fue la primera de las Guerras anglo-españolas, que ya había comenzado en 1585.

En 1595, Juan del Águila decidió organizar una expedición de castigo contra Inglaterra, conocida como Batalla de Cornualles. Amésquita estuvo al mando de la expedición, a cargo de 3 compañías de arcabuceros que navegaron en 4 galeras: Capitana, Patrona, Peregrina y Bazana.

El 26 de julio, zarpó desde Blavet y, después de recalar en Penmarch, desembarcó en la bahía de Mount (Cornualles) el 2 de agosto. Tras quemar la villa de Mousehole, Amésquita y sus soldados reembarcaron en sus galeras y navegaron dos millas más. De nuevo, tomaron por las armas el fuerte de Penzance y lo prendieron fuego. En este último celebraron una misa, prometiendo construir una iglesia después de que Inglaterra fuera derrotada. Siguieron asaltando otras villas costeras: Mouse Hole, Newlyn, Paul y Penzance; apresando buques mercantes con carga, y hundiendo 2 buques holandeses.

ATAQUE DE LA ARMADA DE AMESQUITA A PENANCE

De regreso a Blavet, Amésquita fue capaz de evitar que la flota fuese apresada por una escuadra inglesa en persecución, comandada por Francis Drake y John Hawkins.

La expedición de Amésquita fue una de las pocas veces en que soldados españoles desembarcaron en Inglaterra, aunque no la única.

Carlos Amézola continuó participando en esta Guerra Anglo-española, acosando a la navegación mercantil de ingleses y holandeses en el Canal de la Mancha. Sin embargo, sus esfuerzos no obtuvieron resultados debido a que la flota de Ambrosio Espinola instalada en Flandes no pude zarpar para tomar las ciudades de sur de Inglaterra en los años 1600 y 1602.

26/08/2016

Mitos y ritos de la historia vasca, por J. A. Pérez y F. Molina



El peso de la identidad. Mitos y ritos de la historia vasca
José Antonio Pérez y Fernando Molina, Editorial Marcial Pons, Madrid (2015), 344 páginas
Coeditado con el Instituto de Historia Social Valentín de Foronda.

La historia contemporánea vasca exhibe un repertorio narrativo en el que pueden detectarse lenguajes, conceptos y relatos estrechamente vinculados a una memoria colectiva caracterizada por el sobredimensionamiento de la identidad territorial y de su peso en el pasado. Las inconsistencias de este repertorio de cara a comprender adecuadamente esta historia tanto en el marco geográfico vasco como, ocasionalmente, en el navarro constituyen la trama principal de este libro. Sus nueve ensayos diseccionan el ritual narrativo generado en torno a la historia contemporánea vasca por historiadores, políticos, periodistas y científicos sociales en el siglo XX y principios del XXI. Comprender este ritual y sus referentes míticos ayuda a entender por qué determinados períodos, tiempos y fenómenos han sido tan enfatizados e, incluso, manipulados de manera artificiosa, mientras otros han sido silenciados o ignorados. El peso de la identidad aborda, en definitiva, la conflictiva relación que mantienen la historia como disciplina científica y la memoria como referente comunitario.


ÍNDICE:

LOS AUTORES

INTRODUCCIÓN. LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE LA NACIÓN EN LA HISTORIA VASCA, por Fernando Molina Aparicio y Jose A. Pérez Pérez

I. NAVARRA, ENTRE MADRE DE EUSKALERRIA Y "NUESTRO ULSTER", por Ángel García-Sanz Marcotegui
-Las dificultades del PNV para establecerse en Navarra
-La descalificación permanente de los restantes partidos políticos
-El escollo de la Ribera, "el Ulster Navarro"
-El profundo significado del rechazo del término "vasco-navarro"
-Viejos y nuevos problemas en la actualidad

II. LOS SÍMBOLOS DEL PAÍS VASCO. ¿CON CUÁLES NOS QUEDAMOS?, por Félix Luengo Teixidor
-Las banderas
-Los escudos
-Los himnos
-Las festividades
-Otros posibles referentes simbólicos

III. EL SÍNDROME DE JERUSALÉN. ¿LOS VASCOS Y LA RELIGIÓN?, por Joseba Louzao Villar
-Y en el principio estaba Túbal: de los orígenes y la filiación
-Quien dice vasco, dice católico
-Un imaginario para dos naciones
-El desplome de un imaginario
-Conclusión

IV. DE LA VIDA RURAL VASCA. CASERÍOS, CASEROS Y CUENTOS, por Pedro Berriochoa Azcárate
-El labrador propietario
-El labrador intrahistórico
-El labrador virtuoso

V. LA ÚLTIMA ETAPA FORAL. UN PAÍS SIN HISTORIA SOCIAL NI GENTE CORRIENTE, por Rafael Ruzafa Ortega
-Historia y memoria
-Sesgaduras de una historia política, ideológica, institucional
-Notables sólo tratados desde la res pública
-La vida local y popular

VI. LOS DERECHOS HISTÓRICOS. ¿UN INSTRUMENTO PARA LA DESARTICULACIÓN DE LA NACIÓN ESPAÑOLA?, por Javier Corcuera Atienza
-Fueros y nacionalismo vasco
-Los derechos históricos en la constituyente
-Derechos históricos y derecho a la diferencia
-Comunidad nacionalista y construcción de la nación
-La racionalización del carisma y sus límites
-Devaluar la autonomía. La vuelta a la radicalización ideological
-Ermua
-Ibarretxe, lehendakari (enero de 1999-mayo de 2009)
-Propuesta de (des)articulación con la nación española
-Una nueva etapa

VII. «EL CONFLICTO VASCO». RELATOS DE HISTORIA, MEMORIA Y NACIÓN, por Fernando Molina Aparicio
-La poética del "corazoncito"
-El problema vasco
-El "conflicto vasco"
-Los tropos del "conflicto"
-Un lugar de memoria abertzale
-Conclusión

VIII. LA MEMORIA HISTÓRICA DEL FRANQUISMO Y LA TRANSICIÓN. UN ETERNO PRESENTE, por José Antonio Pérez Pérez y Raúl López Romo
-El pueblo vasco bajo el franquismo. Dos versiones de un mismo relato
-Un pueblo elegido y martirizado
-La violencia como elemento mítico de la lucha antifranquista
-El (inconcebible) franquismo vasco
-La "memoria autonomista"
-La transición banalizada: usos políticos y vacíos historiográficos
-La transición impugnada: la "reforma" del regimen
-Conclusiones

IX. LAS VÍCTIMAS. DEL VICTIMISMO CONSTRUIDO A LAS VÍCTIMAS REALES, por Luis Castells Arteche y Antonio Rivera Blanco
-La construcción del "nosotros" doliente
-La explotación del "nosotros" doliente
-Las víctimas reales como contradicción del pueblo víctima

BIBLIOGRAFÍA

ÍNDICE ONOMÁSTICO

22/08/2016

Linaje Arbelaiz de Irún


El Palacio de Arbelaiz fue la casa nobiliaria más representativa de la guipuzcoana villa de Irún durante la Edad Moderna. Está situado en la calle de la Iglesia, en las cercanías de la plaza de San Juan. Fue construido en el siglo XVI por el arquitecto italiano Tiburzio Spannocchi, renombrado ingeniero militar al servicio de los reyes Felipe II y Felipe III.

Fue la casa nobiliaria del linaje de Arbelaiz de Irún, poderosa familia que permitió que en ella se alojaran reyes de España durante sus viajes con destino a Francia, como Carlos II de Habsburgo, o Felipe V y Carlos IV de Borbón. El palacio tenía un pasadizo secreto que se comunicaba con las marismas de Francia y permitía el paso de confidentes y espías por un postigo que salía a los juncales, que se inundaban en las mareas crecientes.


PALACIO DE ARBELAIZ


Por orden del rey Carlos II, firmada el 9 de marzo de 1685, tuvo el privilegio a colocar en su puerta una cadena como galardón por haber sido estancia real de Isabel en 1679, durante los tránsitos regios fronterizos.

El escudo de armas del linaje Arbelaiz de Irún y Oyarzun consiste en un campo de plata, un rombo rojo cargado de un castillo de plata sobre ondas de agua en blanco y azul. En los dos cantones superiores se sitúa un águila negra, y en los inferiores un lobo.


ESCUDO DE ARMAS DE ARBELAIZ


La familia Arbelaiz mantuvo estrechas relaciones y reconocidos servicios a la Corona española:

Jacobo de Arbelaiz y Anchoarena, natural de Irún, fue gran servidor del rey Felipe II, el cual le nombró correo mayor de su villa. Desde 1560 a 1583, año en el que murió, Acobo de Arbelaiz ofreció reconocidos servicios al suministrarle interesantes confidencias del otro lado de la frontera, en Francia. Además, numerosos contactos escritos entre Felipe II y su hermano Juan de Austria fueron posibles gracias a la intervención de Jacobo de Arbelaiz durante la Guerra de Flandes.

Hijo de Jacobo fue Juan de Arbelaiz y Bulano, miembro de la Orden militar de Santiago desde 1618, continuó ejerciendo el mismo cargo que su padre en el desarrollo de misiones de la mayor confianza. El rey recompensó a Juan de Arbelaiz con un sueldo de 60 ducados al mes, más el cargo de correo mayor de San Sebastián e Irún durante toda su vida, concedido en 1615.

Su hijo Jose de Arbelaiz y Olaiz fue capitán y primer diputado de Irún en 1671. Desempeñó el mismo puesto en la frontera, y ofreció alojamiento en su casa a la reina Isabel en 1679, y por ello le concedió Carlos II la gracia de poner la cadena en la puerta. Ingresó en la Orden de Santiago en 1679.

Hermano de Josef e hijo de Juan fue Lucas de Arbelaiz, también nacido en Irún. Fue marino de guerra que luchó contra la escuadra de Luis XIV de Francia. Después de 28 años de servicios prestados en diversas escuadras y armadas, fue ascendido a almirante honorífico para la recuperación de Mesina (Sicilia) en abril de 1677, aun durante el reinado de Carlos II. Murió en Irún en 1696. La pinacoteca  municipal del ayuntamiento de Irún guarda un retrato de Lucas de Arbelaiz, pintado por F. Guevara. También fue caballero de la Orden de Santiago su hijo Juan de Arbelaiz y Berrotaran en 1705.


RETRATO DE LUCAS DE ARBELAIZ

18/08/2016

Literatura historiográfica medieval por vascos y navarros


La temática de la obra historiográfica se divide en dos periodos: la Reconquista y el periodo renacentistaAlgunos navarros y vascos fueron eminentes cronistas de una Historia común a todos los reinos hispánicos del Medievo.

DE REBUS HISPANIAE

El historiador navarro natural de Puente la Reina y arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, fue el alma de la memorable batalla de las Navas de Tolosa en 1212 y un destacado cronista, hasta el punto de haber sido clasificado como "padre de la historia de España". Fundamentalmente, su mérito reside en que utilizó un método crítico como historiador, cuestionando inteligentemente sus fuentes, haciendo uso de la documentación y recurriendo a fuentes árabes para contrastar sus datos, aspecto sumamente valioso, pues entonces sólo la historiografía árabe prestaba aprecio al ámbito económico y social.

Su obra más conocida es De rebus Hispaniae, también conocida como Cronicón de las cosas sucedidas en EspañaHistoria góticaRerum in Hispania gestarum libri IX o Crónica del toledano, en la que describe la historia de la península Ibérica hasta 1243. Realizó la primera crónica de la legendaria batalla de Clavijo, escrita en latín, que sigue el modelo de la Crónica najerense, llegando a convertirse en fuente de primer orden para la Estoria de España de Alfonso X el Sabio. La obra fue traducida pronto al romance y, por estas dos vías, influyó enormemente en la concepción de una historia de España unitaria dominante hasta el siglo XV.

RODRIGO XIMENEZ DE RADA

Además, escribió una interesantísima Historia arabum, excepcional en la época por su atención a la cultura arabo-islámica, y un Breviarum Ecclesiae Catholicae.

La expansión de De rebus Hispaniae de Rodrigo Ximénez de Rada por toda la península dio lugar a una difusión general del tema del elogio a la España "perdida" por la invasión árabe en el 711. El laude a esa España en periodo de Reconquista se encuentra en las traducciones de dicha Historia, del latín a las lenguas peninsulares, y en aquellas obras influidas por el tudense o que cuentan con la Historia Gótica de éste entre sus fuentes.

Como ejemplo se encuentra la versión al catalán, abreviada y añadida en otras partes, conocida con el nombre de Crónicas de Mestre Rodrigo de Toledo, y es que Rodrigo Xímenez fue también conocido como "el toledano" por ser arzobispo de aquella ciudad. En un capítulo se dedica a tratar de "com entre les altres partides e provincies del mon sia Spanya en Nobleida de moltes riqueses o de grans nobleses de que fa testimoni un philosoff apellat Lucha". Con más razón, por cuanto se sigue más fielmente el texto traducido, el tema aparece también en Ribera de Perpejá (s. XIII). Pero más interesante es comprobar la subsistencia del mismo aun en Turell, a pesar de la brevedad de su relato, cuando apenas comenzado éste hallamos la referencia a tanta "bella obra como se mostra en Spanya".

RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA

Fray García de Eugui, el obispo de Bayona, escribió en el siglo XV, una Crónica de los fechos subcedidos en España dende sus primeros señores fasta el rey Alfonso XISe trata de un cálido elogio ("la tierra que Dios bendijo…"), con elementos tomados a la tradición, pero con una elaboración muy literaria, sin olvidar el tópico del lamento por la pérdida de Hispania bajo el poder de los moros.

La obra de "el Tudense" renueva el sentido hispánico de nuestra historiografía, dota a España de una continuidad que no se quiebra desde los orígenes hasta su momento presente, siendo la invasión árabe, un paréntesis que, por su propia condición de tal, postulaba que un día había de ser cerrado. Desde entonces, España aparece como un todo en el tiempo, como un largo proceso seguido, que tiene un mismo comienzo y un desarrollo común.

A la historiografía de estos dos historiadores navarros y a las Crónicas de Alfonso X, se debe la expansión por la península de la nueva concepción de España. Y a estos tres se debe la aparición en todas partes de manifestaciones de una historiografía española, cuyo objeto propio es España.

El canciller de Castilla y señor de Ayala, el alavés Pedro López de Ayala escribió unas Crónicas de los reyes Pedro I, Enrique II, Juan I y una parte de la de Enrique III. Entre otros muchos acontecimientos, relató los frecuentes enfrentamientos de la Marina castellana contra ingleses y otros enemigos por la hegemonía en el Atlántico.

PEDRO LÓPEZ DE AYALA

A mediados del siglo XV, unos de los más poderosos Parientes mayores Lope García de Salazar escribe las Las Bienandanzas e Fortunas, un valioso documento de carácter histórico y legendario. García de Salazar es una de las figuras más eminentes en la historia de la Vizcaya medieval, gran conocedor de su linaje y de los de Vizcaya, fue el más destacado cronista de las feroces discordias banderizas.

Bienandanzas e Fortunas se trata de una historia en veinticinco libros desde la creación del mundo hasta su propia época, en ella aborda la historia de España y termina describiendo las luchas entre clanes nobiliarios de las provincias vascas durante los siglos XIV y XV. Sus principales fuentes son las crónicas castellanas, pero también se sirve de noticias, tradiciones e informaciones familiares. También aborda hechos legendarios como la batalla de Arrigorriaga.

Otra de sus obras más importantes fue Crónica de siete casas de Vizcaya y Castilla de 1454. Sobre los orígenes de Vizcaya, Lope García de Salazar señala que en un principio perteneció a los reyes de León y luego a los condes de Castilla.

LOPE GARCÍA DE SALAZAR

El Príncipe de Viana, Carlos de Carlos d'Evereux y Trastámara(Peñafiel, 1421 – Barcelona, 1461), rey de Navarra, destacó por su faceta de humanista, mecenas y poeta de cancionero. Escribió una Crónica de los reyes de Navarra, compuso obras poéticas, mantuvo correspondencia con los sabios de la época y favoreció a varios poetas navarros, catalanes, valencianos, aragoneses y castellanos, como Ausias March o Joan Roïç de Corella.

Es autor también de Lamentación a la muerte del rey don AlfonsoTratados de los milagros del famoso santuario de San Millán de Excelsis Cartas e requestas poéticas. Y redactó una Epístola a todos los valientes letrados de España.

También se ocupó en traducciones de obras clásicas como las Ethicas de Aristóteles y de La condición de la nobleza de Angelo de Milán.

EL PRÍNCIPE DON CARLOS DE VIANA, POR JOSÉ MORENO CARBONERO (1881)

Cerrando el panorama del siglo XV está Francisco de Navarra, nacido en Tafalla a fines del siglo XV e hijo del mariscal Pedro de Navarra. Jurista y cronista a quien se le atribuye una Historiografía general de España, pero cuyo texto no es conocido.


13/08/2016

Juan de Gamboa


Capitán general de Guipúzcoa durante el reinado de los Reyes Católicos y alcalde de Fuenterrabía que lideró la resistencia al sitio de 1476

juan gamboa capitán guipúzcoa motrico fuenterrabía
JUAN DE GAMBOA

Juan de Gamboa nació en Motrico en la primera mitad del siglo XV. Era miembro de la nobleza guipuzcoana, perteneciente al linaje de los Gamboa, que encabezaban el bando de los gamboinos. Pero se sabe si tomó parte en su juventud en la fase final de las Guerras de Bandos, ya que su linaje fue expulsado de Guipúzcoa en 1457 tras la petición formalizada por las hermandades municipales de la provincial al rey de Castilla contra los señores feudales.

Una década más tarde, Juan de Gamboa servía al rey de Aragón, Juan II de Navarra. En 1468, durante la Guerra Civil catalana, protagonizó un hecho de armas que le proporcionó fama y honores. Juan II sitiaba el castillo de Peralada, cerca de Figueras, cuando un ejército francés, al mando del duque de Anjou, atacó por sorpresa a los sitiadores. Juan II se halló expuesto a quedar prisionero, pero el valor personal de Juan de Gamboa, con un pequeño grupo de hombres, evitó que el rey aragonés cayese en manos de sus enemigos franceses. Gamboa recibió once heridas. Ante este heroico suceso, Juan II le armó caballero y le concedió un título de nobleza de Aragón.

Unos años más tarde Juan de Gamboa pasó al servicio del hijo de Juan II, el infante Fernando de Aragón, que luchaba por defender el derecho al trono de Castilla de su mujer, la reina Isabel I en la denominada Guerra de Sucesión castellana. También participó en la lucha contra los navarros de Juan de Albret.

Entonces era coronel de los tercios guipuzcoanos y vizcaínos, liderando a estas tropas en varios sucesos bélicos que se produjeron en dicha guerra, durante 1475 y comienzos de 1476, como el cerco del castillo de Burgos, el suceso bélico de Zamora y la batalla de Toro.

reyes católicos juan gamboa consejero capitán
REYES CATÓLICOS Y ESCUDO DE ARMAS DE GAMBOA

En marzo de 1476, un enorme ejército francés, que acudía en apoyo del partido de Juana la Beltraneja, trató de entrar en Castilla a través de Guipúzcoa cruzando el río Bidasoa. Juan de Gamboa, alcalde de Fuenterrabía, acudió al mando de 1.000 hombres a reforzar la plaza fuerte de esta villa. Los franceses, al mando de Alano de Albret, trataron de abrirse paso conquistando Fuenterrabía. Los hombres de Gamboa soportaron una defensa de tres meses hasta que en junio los sitiadores abandonaron su empeño de entrar en Castilla y levantaron el cerco. Esta acción fue clave que el Ejército de Francia concluyera su participación en la Guerra Civil castellana, lo que favoreció la victoria final de los futuros Reyes Católicos.

Siendo Gamboa alcalde de la plaza, dirigió la construcción del crucero de la iglesia, ganándose a cambio el derecho a ser enterrado en la capilla mayor, donde tenía un túmulo, además de colocar su escudo de armas de la casa de Zarauz y Gamboa, del cual quedan todavía muchos ejemplares labrados en piedra, en las bóvedas del altar mayor.

Isabel y Fernando recompensaron la fidelidad demostrada por Juan de Gamboa y fue nombrado entre otros cargos caballerizo mayor y miembro del Consejo del Reino, así como capitán general de Guipúzcoa y de las fronteras de Navarra y de Francia.

Durante este tiempo se encargó de la defensa de la estratégica plaza de Fuenterrabía y de ese flanco de la frontera de Castilla, frente a posibles ataques franceses o navarros. Falleció en 1498 y fue enterrado en la localidad fronteriza de Irún.

DEFENSA DE FUENTERRABÍA Y ESCUDO DE ARMAS DE GAMBOA

08/08/2016

Limpieza de sangre de la etnia vasca por su nobleza colectiva


A principios de la Edad Moderna, había comenzado a correr la sospecha en España por la que los vascos eran judíos. Este tumor estuvo basado en la cantidad de vascos dedicados a actividades propias de judíos, como el comercio o la administración, después de haber sido preparados en las casas de mercaderes y burócratas conversos. Se les llamada de forma general vizcaínos, etnónimo que provenía de bizcaínes, dos veces Caínes, porque mataron a Abel y a Cristo. Y cuando fue difícil demostrar su limpieza de sangre en torno a su Cristiandad, resultó mucho más fácil hacerlo por su pureza étnica originaria.

El resto de españoles siempre puso en cuestión el cristianismo de los vascos: dudoso, frágil y tardío. No solo se tenía la certeza de que los pueblos de las montañas habían sido evangelizados después que los de las llanuras, se sabía que el paganismo había sobrevivido en Vascongadas hasta tiempos muy recientes. Además el estereotipo de barbarie y brutalidad iba asociado a la sospecha de paganismo.

Ante tales sospechas judeizantes, el Estatuto de Guipúzcoa de finales del siglo XV implicaba la expulsión de judíos y moros y la exclusión de los conversos. En 1486, las Juntas de Vizcaya decretaron la expulsión de los judíos del Señorío. Se aseguraban así la limpieza de la casta vascongada, que se convertía en paradigma del casticismo cristiano-viejo.

ESCUDO DE EUSKAL HERRIA Y LAUBURU

Para defender su nobleza, los vascongados optaron por una fundamentación mítica, según la cual ellos eran los descendientes de la primitiva población de España que jamás se sometió a invasores extranjeros ni se mezcló con ellos. Su nobleza derivaría por tanto de la antigüedad y pureza de su estirpe, pero para eso era imprescindible asegura la condición de limpieza de sangre. En tal sentido, las autoridades no podían permitir la llegada a tierras vascongadas de castas no cristianas o de descendientes conversos.

Los territorios vascongados se habían convertido en el único lugar de España donde la nobleza dependía de la limpieza de sangre. Eran aspectos que no tenían nada que ver entre ellas. La nobleza era una categoría de la estructura estamental, mientras que la limpieza de sangre era el grado de pureza ética y castiza.

La fórmula de los vascongados resultaba tan original como incomprensible para muchos españoles, pero es que partía de una interpretación jamás propuesta y destinada a fortalecer la ortodoxia católica. Tras la Reconquista, miles de judíos y moros se convirtieron al Cristianismo, pero siempre se desconfió de ellos y de sus descendientes que, en secreto, podrían practicar su religión ancestral. Para proteger las posibles desviaciones doctrinales, las autoridades católicas optaron por excluir a los cristianos nuevos de determinadas instituciones y congregaciones religiosas y no estar influidos por el criptojudaísmo y el criptoislamismo.

En cambio, para los vascongados, la limpieza de sangre no era una garantía de ortodoxia cristiana, sino de continuidad de una pureza étnica original, es decir, de ausencia de mezcolanza con los distintos pueblos que habían invadido España desde la antigüedad, ya fuesen estos cristianos, judíos, islámicos o paganos. Por eso la limpieza de sangre certificaba su nobleza de origen, porque los vascongados eran nobles, más nobles que cualquier otro grupo de españoles, por representar la continuidad de los primitivos pobladores de España. Más tarde, esta nobleza colectiva pasó a llamarse hidalguía universal.

Pero la behetría no era una figura desconocida en España. En el norte peninsular existían valles y comarcas cuyos habitantes eran todos hidalgos, es decir, hijos de algo o alguien, un algo o lugar que había resistido a la invasión islámica o hijo de ancestros que participaron en hechos de armas contra los moros. La nueva behetría vizcaína abarcaba toda la Vasconia occidental y carecía de una justificación histórica.

DANTZARIS, POR VALENTÍN ZUBIAURRE

Como en el resto de España, la limpieza de sangre se entendía como la cualidad característica de los cristianos viejos, las gentes de letras y del poder del territorio vascongado tuvieron que justificarse mediante el discurso de una mitología fundada a propósito. Una mitología mucho más fácil de defender que su verdadera fe en Cristo.

Durante los últimos siglos, los vascongados venían enviando a sus hijos como criados a las casas de mercaderes y escribanos de Castilla. La región vasca era pobre y no podía alimentar a todos sus habitantes, más aún con los desastres que estaban produciendo las guerras de banderizos. Por ello, los padres intentaban que sus hijos aprendieran el castellano y algún oficio que desempeñar lejos de su tierra natal, terminando la mayoría de mayordomos, mozos, pajes y sirvientes en general. Lo que no entendían muchos castellanos es que ahora estos sirvientes que trabajan en sus casas y negocios tuvieran la condición estamental de nobleza de forma colectiva.

El primero en reaccionar fue el converso Hernando de Pulgar, secretario de la reina Isabel de Castilla, que se quejaba de que las Juntas de Guipúzcoa impusieran en la provincia un estatuto de limpieza de sangre que prohibía el avecindamiento de judíos, moros, conversos y descendientes de conversos de ambas religiones: el primero en España, donde, a partir de 1492, proliferaron otros semejantes que vedaron el acceso de los conversos a universidades, corporaciones profesionales y órdenes religiosas. Sin embargo, la prohibición de residencia y avecindamiento solo estaba vigente en las provincias vascas.

Así se quejaba de esta situación Hernando de Pulgar en carta fechada en 1482 y dirigida al cardenal Rodrigo de Mendoza:
"Sabido abra V.S. aquel nuevo estatuto fecho en Guipuzcoa, en que ordenaron que no fuésemos alla a casar, ni morar, como si no estoviera yo en ir a poblar aquella fertilidad de Axarafe y aquella abundancia de canpiña. Así me vala dios, Señor, bien considerado no vi cosa alguna mas de reir para el que conosce la calidad de la tierra y la condicion de la gente: ¿No es de reir que todos o loa mas embien aca sus fijos que nos sirvan y muchos dellos por moços de espuelas y no quieran ser consuegros de los que desean ser servidores? No se yo por cierto, Señor, como esto se pueda proporcionar: desecharnos por parientes y escogernos por señores; ni menos entiendo como se puede compadecer de la una parte prohibir nuestra comunicación, e de la otra fenchir las casa de los mercaderes y escribanos de aca de los fijos de alla y estatuir los padres ordenanças injuriosas contra los que les creian los fijos y les dan oficios e cabdales e dieron a ellos cuando moços. Cuanto yo, Señor, mas dellos vi en casa del relator aprendiendo a escrevir que en casa del Marques Iñigo Lopes aprendiendo a justar. Tambien seguro a Vuestra Señoria que fallen agora mas guipuzes en casa de Ferran Alvarez e de Alonso de Avila, secretarios, que en vuestra casa y del condestable, que sois de su tierra."

En la última década del siglo XVI, la hidalguía universal ya estaba suficientemente blindada y admitida por las chancillerías como una nobleza de origen, avalada por la supervivencia del vascuence, lengua común de la España primitiva, que aseguraba la pureza original del linaje de Túbal en todos los vascongados. De hecho, el recurso de precedencia vascongada constituía uno de los medios más solicitados para obtener la titularidad de hidalguía y de limpieza de sangre por parte de cualquier español tanto en la península como en las Indias.

Durante la Edad Moderna, el igualitarismo vascongado funcionó muy bien fuera de sus tierras como un medio para facilitar el acceso de los vascos a los cargos públicos, en las instituciones de gobierno, la Iglesia, el Ejército, la administración colonial, etc. Pero en el interior de Vasconia, la nivelación estamental no había suprimido las diferencias de fortuna y poder entre sus habitantes.

PATRIARCA BÍBLICO TÚBAL

05/08/2016

Joseph Nicolás de Aizpurua

Natal de Usúrbil, Joseph Nicolás de Aizpurua fue biznieto del capitán de Maestranza en Cantabria Gerónimo de Echeveste e hijo del constructor Gerónimo de Aizpurua y Echeveste. Desde su infancia, se dedicó a la construcción de navíos aprendiendo de su padre, Gerónimo de Aizpurua.

Hasta 1750, Joseph Nicolás estuvo empleado en la fábrica de navíos en los astilleros guipuzcoanos. Aquel año, se fue a trabajar con su padre al Real Arsenal de El Ferrol. Su estancia en el Departamento de Marina gallego, aunque corta, fue muy fructífera y provechosa para su formación como constructor. Por una parte, porque le sirvió para estudiar el método de construcción naval inglés con las enseñanzas que in situ le impartió el ingeniero Rooth. Y por otra, porque pudo poner en práctica estos conocimientos, trabajando bajo la dirección de su maestro en la manufactura del navío Gallardo de 72 cañones.

Terminada las obras de esta fábrica, allá por el año 1754, regresó, junto a su padre, a la casa familiar que tenían en Usúrbil. A partir esta fecha, y gracias a la inmensa práctica e inteligencia adquirida en El Ferrol, se dedicó a la manufactura de diferentes navíos para los particulares.

Sin embargo, su anhelo era volver a servir a su magestad, pero hacerlo sin tener que moverse de su lugar de origen. Así, en 1778, expuso al ministro de Marina Castejón su disposición a fabricar en los astilleros de Aguinaga, ubicado en Usúrbil, bien por quinta del rey o bien por vía de asiento, fragatas de 20 a 24 cañones procurando construirlas en las mejores condiciones.

Castejón le contrató como maestro ayudante de construcción de Juan Bauptista de Donesteve para el paquebote San Román que se hizo en el nuevo astillero de Santa Catalina, situado en San Sebastián. Y porque en el siguiente decenio, fue la persona encargada de efectuar las relaciones de los carpinteros que trabajaban para el rey en los astilleros guipuzcoanos, y en concreto, en los de Usúrbil.


NAVÍO ESPAÑOL DEL SIGLO XVIII