Mostrando entradas con la etiqueta Domingo de Bonechea. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Domingo de Bonechea. Mostrar todas las entradas

16/06/2025

Segunda Expedición a la Polinesia por Domingo de Bonechea en 1774


Entre 1772 y 1773, una expedición marítima al mando del marino guipuzcoano Domingo de Bonechea partió desde el puerto peruano de El Callao a la Polinesia, descubriendo el archipiélago de Tahití. Aportaba una valiosa información hidrográfica y cartográfica de aquellas islas de océano Pacífico, mantuvo una buena relación con sus habitantes tahitianos y aseguraba la ausencia de potencias extranjeras en la zona. Sin embargo, fracasaba en el intento de inspeccionar el segundo objetivo del plan que era la isla de San Carlos (Pascua).

Ante el buen resultado de aquel viaje, Manuel de Amat y Juniet, virrey del Perú, decidió organizar una Segunda Expedición a la Polinesia, con destino único a Amat (Tahití), en 1774. Sus objetivos eran la fundación de un establecimiento con soldados y misioneros, así como la evangelización de sus habitantes y hacerlos súbditos de la Corona española, además de descubrir nuevas islas próximas a la isla de Amat.

EXPEDICIÓN A LA POLINESIA POR DOMINGO DE BONECHEA EN 1774-1775

Bonechea dispuso de dos barcos: la fragata Santa María Magdalena, también llamada Águila, en la que embarcaba el comandante getariarra Domingo de Bonechea; y el paquebote San Miguel, también llamado Júpiter, dirigido por el capitán portugalujo José de Andía Varela. Un guipuzcoano y un vizcaíno iban a ser protagonistas de esta aventura tanto científica como política y religiosa. Sus oficiales fueron el capitán Tomás Gayangos, el teniente de fragata Raymundo Bonacorsi, los alféreces de navío Nicolás Toledo y Juan de Apodaca, el alférez de fragata Juan Hervé, y los padres misioneros fueron los franciscanos Jerónimo Clota y Narciso González. También viajaban de vuelta los dos tahitianos sobrevivientes de la primera expedición, que sirvieron de intérpretes. Regresaba Máximo Rodríguez, que había aprendido algo tahitiano en aquel viaje, y se entregó a todos estos un pequeño vocabulario español-tahitiano de las palabras más frecuentes, que el eclesiástico José Amich había realizado.
 
La expedición llevaba una tripulación de 181 hombres, también animales, semillas y herramientas para el asentamiento y misión.

El 20 de septiembre de 1774, las dos embarcaciones partieron desde el puerto de El Callao rubo oeste, pero debido a las malas condiciones marítimas ambas se separaron. Durante el trayecto, siete nuevas islas del archipiélago de las Tuamotu fueron descubiertas. De ellas, cinco fueron por Bonechea: San Narciso (Tatakoto), Mártires (Tekojoto), San Juan (Hikueru o Melvilla), San Julián (Tabao o Motutunga) y San Blas (Faaite o Tahanea); y dos por Andía: Ánimas (Amanu) y San Diego (Makatea). Todas ellas recibieron nombres del santoral.

El 8 de noviembre, arribaba a Tahití el Júpiter, arribando cinco días después la fragata Magdalena. Ambas fueron recibidas con muestras de alegría y con cestas de fruta por los tahitianos, especialmente al saber que regresaban los dos indígenas Pautu y Tetuanui.

DOMINGO DE BONECHEA Y FRAGATA SANTA MARÍA MAGDALENA

Tras fondear en la playa de Taiarapu en la parte oriental de la isla y ante las dificultades de mantenerse en la misma por las fuertes mareas y gran oleaje, buscaron un lugar más favorable. Bonechea prefirió fondear en la playa de la Santa Cruz de Ojatutira (ensenada de Cook), al oeste de Tautira. Consiguió un permiso de los heríes (autoridades locales) y del cacique Otu para instalar la casa-misión. Estaba basada en una casa portátil de madera, que anteriormente se despiezó y embarcó en el paquebote, que serviría como dependencia para los misioneros y el intérprete Máximo Rodríguez. Se colocó una cruz con la inscripción "CHRISTUS VINCIT" en sentido horizontal, y "CAROLUS III, IMPERATOR 1774" en sentido vertical. También se organizó la ganadería con los animales. La misión católica consiguió establecerse con éxito a finales de año.

A inicios de enero de 1775, Bonechea consiguió la sumisión de los caciques locales, en especial la de Otu, el más importante de los tahitianos, pasando a tomar la posesión de la isla de Amat (Tahití). El día 1, se ofició la primera misa católica de Tahití por el padre Jerónimo Clota a la que asistió Bonechea junto a toda su tripulación y centenares de nativos, incluidos los principales heríes. Este ritual religioso, fue seguido del acto fundacional el 5 de enero, en el que se reconocía la soberanía española sobre la isla y la defensa de sus naturales, quienes a su vez declaraban lealtad y obediencia al rey Carlos III.

Este convenio entre españoles y tahitianos establecido en la casa-misión fue llamado el pacto de Tautira, interviniendo en la elaboración del acta el escribano y contador de la fragata Pedro Freire de Andrade, los tres intérpretes, y los principales heríes. El documento se encuentra en el Archivo General de Indias de Sevilla. Aunque Wallis fue el primer descubridor europeo de Tahití en 1767, este marino no realizó algún tipo de acuerdo de soberanía con los caciques tahitianos.

En adelante, los franciscanos se hicieron cargo de la misión, mientras que el marinero Francisco Pérez se encargaría de organizar las huertas y la ganadería.

PUERTO DE SANTA CRUZ DE OJATUTIRA EN TAHITÍ

El 7 de enero, los capitanes Bonechea y Andía continuaron las exploraciones hacia la isla Raiatea, para inspeccionar la posible llegada de barcos ingleses.

En este trayecto, Bonechea y Andía hallaron ocho nuevas islas del archipiélago de la Sociedad: Tres Hermanos (Teturoa/Tetiaroa), Sociedad (Tupuemanu/Maiao), Hermosa (Oagine/Huahine), Princesa (Oriatea/Raiatea), otra cercana a Princesa (Tajá/Tahaa), San Pedro (Porapora/Borabora), San Antonio (Maurua/Maupiti), Pájaros (Manua/Maiao).

Pero, durante la navegación, Bonechea enfermó, regresando a Amat (Tahití) para recuperar la salud. Al llegar, los expedicionarios comprobaron que los intérpretes nativos Pautu y Tetuanui habían renegado de la fe cristiana regresando a sus anteriores costumbres, y que no se había avanzado en la evangelización del territorio.

El 26 de enero de 1775, Domingo de Bonechea y Andonaegui fallecía a bordo de la fragata atracada en la ensenada de Tautira, de forma repentina y en cumplimiento de su mandato. Fue enterrado junto a la cruz de la casa-misión, en el asentamiento de Tautira, con gran ceremonia. Moría un marino vascongado pionero de la Ilustración científica de su tiempo, y aparecía la leyenda "el Tesoro de Bonechea".

ARCHIPIÉLAGO DE TAHITÍ

Tomás Gayangos tomó el mando de la expedición, quien decidió concluirla, regresando al Virreinato del Perú el 18 de febrero de 1775. El capitán Andía y Varela escribió que "No teniendo ya asunto para más demora en Otahiti, se determinó nuestro regreso a Lima".

Mientras tanto, el intérprete Máximo Rodríguez convivió con los tahitanos, convirtiéndose en el primer occidental establecido en los Mares del Sur. Escribió un Diario en el que reunió varios aspectos de la misión cristiana española, así como de la cultura tahitiana.

En noviembre de 1775, la fragata Santa María Magdalena volvió por tercera vez a Tahití desde el puerto de El Callao, cargado de víveres, al mando del capitán Cayetano de Lángara. Pero finalmente la misión se redujo a recoger a los franciscanos y el intérprete, quienes vivieron constantemente atemorizados y decidieron abandonar la misión evangelizadora. España ponía fin a su presencia en aquella isla paradisíaca.

En 1777, regresaba a Tahití el capitán inglés Cook, quien llegó a escribir que los tahitianos se referían a los españoles con expresiones de amistad y respeto. En su monumental historia religiosa de Tahití, el historiador Paul Hoder, escribió que "con Bonechea y Cook se acabó la era de los valientes navegantes, de los exploradores", pues luego llegarían piratas, corsarios, esclavistas, balleneros, desertores, etc.

ISLAS DEL ARCHIPIÉLAGO DE TAHITÍ

Andía y Varela dejó escrita una Relación del viaje hecho a la isla de Amat sobre la geografía de la isla, el clima, la fauna, la flora, y cultivos agrícolas que pudieran aprovecharse. Reunió informaciones de carácter antropológicos sobre el origen de los primeros pobladores llegados de las islas y tierras asiáticas. Sobre la fisionomía de los tahitianos describió que eran:
"... corpulentos por lo general y bien formados; en el color y cabello hay mucha variedad: unos parecen zambos, otros indios, otros mulatos, otros cuarterones y otros más blancos...; las mujeres son cortas en número, respecto de los hombres; pero por lo general altas, de bellos cuerpos y que no tienen que envidiar en hermosura a las de otros países; son muy cariñosas y de atractivo grande."

Destacó la habilidad que tenían los indígenas en la navegación, pues estos pilotos a los que llamaba "tatete" en idioma tahitiano utilizaban canoas para pescar y desplazarse entre islas, conocimientos que "de aquí pudiera sacar el Rey mucha y buena gente de mar".
Los tahitianos demostraron realizar pronósticos meteorológicos muy acertados:
"... viento, calma, aguas, sol, mar y otras cosas que nunca salieron erradas, conocimiento digno de envidiarse, pues, a pesar de cuanto han observado y escrito nuestros pilotos y los cosmógrafos sobre este asunto, no lo han conseguido."

Domingo de Bonechea pasó a la historia por haber intentado incorporar Tahití al Imperio español. Sus dos expediciones visitaron y reconocieron veintiuna islas, aunque algunas fueron descubiertas anteriormente por los navegantes Quirós, Wallis, Bougainville y Cook, en cambio, otras tantas fueron descritas por primera vez.

ARCHIPIÉLAGO DE LA SOCIEDAD Y DE TAHITÍ

En la Descripción de las islas del océano Pacífico, reconocidas últimamente de orden de S.M., el marino científico Bonechea recopiló valiosas informaciones sobre sus dos expediciones de 1772 y 1774. Incluyó las islas que Pedro Fernández de Quirós había descubierto en 1606, cuyos nombres aparecen escritos en topónimo español: San Narciso, Ánimas, San Simón y Judas, Mártires, San Juan, San Quintín, Todos los Santos, San Cristóbal, Amat (considerada la más grande y más poblada), Santo Domingo, Tres Hermanos, Pelada, Paxaros, Hermosa, Princesa y Tajaa, San Pedro, San Antonio y Santa Rosa.

Además, sentó el precedente que llevaría después a marinos ilustrados como Dionisio Alcalá Galiano, Alejandro Malaspina o Cosme Damián de Churruca a emprender nuevas expediciones científicas por los océanos.

El conjunto de los mapas y cartas levantados por las dos expediciones de Domingo de Bonechea fueron expuestos al público, por primera vez, en la Exposición Mundial de Brisbane (Australia), en 1988.

En la actualidad, el Archivo del Museo Naval de Madrid conserva varias cartas náuticas, descripciones y noticias manuscritas sobre las islas que descubrieron o que ya formaban parte de la geografía conocida.

De la segunda expedición existe un Diario de navegación que de orden de S. M., comunicada por el Excmo. Sr. Don Manuel de Amat, Virrey, etc., del Perú, hizo a la isla de Amat y sus adyacentes el capitán de fragata D. Domingo de Boenechea, comandante de el Águila y el paquebote Júpiter con el fin de restituir a su patria,...

ISLA DEL ARCHIPIÉLAGO DE TAHITÍ

17/01/2024

Primera Expedición a la Polinesia por Domingo de Bonechea en 1772


Desde mediados del siglo XVIII, ingleses y franceses habían comenzado una campaña de exploración del océano Pacífico, antes llamado Mar del Sur y considerado como un "lago español". Wallis y Bougainville habían explorado Tahití, y Philip Carteret las islas Tuamotu. Las exploraciones del inglés James Cook y del francés Jean François de Surville determinaron la necesidad de saber si las potencias europeas y rivales de España habían establecido bases portuarias en las islas del Pacífico. Como reacción ante este avance extranjero, Carlos III ordenó a la Real Armada española como a las autoridades virreinales de América emprender una fuerte campaña de expediciones marítimas de observación y control por el océano Pacífico.

Así, el virrey del Perú, Manuel de Amat y Juniet, organizó dos expediciones con rumbo a Tahití y las islas de Pascua, que tuvieron lugar entre 1772 y 1173, la primera, y entre 1774 y 1775, la última. Los objetivos eran averiguar "las maquinaciones de los extranjeros y la situación y estado de los naturales..., y atraer nuevas almas a la religión cristiana y nuevos vasallos al rey".

Otra expedición previa a la Polinesia tuvo lugar dos años antes, cuando el capitán Felipe González de Haedo descubrió la isla de Pascua así como otras islas menores.

EXPEDICIÓN A LA POLINESIA POR DOMINGO DE BONECHEA EN 1772-1773

Para la Primera Expedición a la Polinesia fue designado por jefe de escuadra al capitán de fragata Domingo de Bonechea y Andonaegui, un marino guipuzcoano, nacido en Guetaria, en 1713. Curiosamente, también de Guetaria fue Juan Sebastián de Elcano, el primer hombre en dar la vuelta al mundo demostrando empíricamente la conexión marítima entre América y Asia, dos siglos antes. En 1766, Bonechea ostentaba el grado de capitán de fragata y fue nombrado comandante de la fragata Santa María Magdalena, de 34,5 metros de eslora, también llamado El Águila. Con esta fragata partió rumbo desde Cádiz al puerto de El Callao. Este enclave marítimo en el Virreinato del Perú se había convertido en el punto de partida de casi todas las expediciones españolas al océano Pacífico.

En septiembre de 1772, Bonechea se encontraba allí ultimando el abastecimiento de víveres y pertrechos para el viaje. Antes de partir a la Polinesia, llegaron noticias de que se hallaba en los mares del sur el explorador y navegante británico James Cook. Ante el temor de que este se adelantase, la Corte de Carlos III ordenó que la expedición comenzase lo antes posible.

La fragata Santa María Magdalena una tripulación de 75 marinos y 35 soldados de guarnición y estaba armada con 22 cañones de ocho libras, 6 pedreros montados en horquilla y 8 esmeriles (cañones montados en horquilla y apuntados a mano, adecuados para disparar a los oficiales de los navíos enemigos). Como lugarteniente estaba Tomás Gayangos y como piloto Juan Antonio Hervé, que había participado con González Haedo en el descubrimiento de la isla de San Carlos (Pascua). También embarcaron dos misioneros franciscanos José Amich, que también era piloto, y Juan Bonamó.

DOMINGO DE BONECHEA Y ARCHIPIÉLAGO DE TAHITÍ

El 26 de septiembre de 1772, la expedición partió del puerto de El Callao. Cuando se encontraba a 30 millas de la costa, siguiendo instrucciones del virrey, Bonechea abrió el sobre lacrado y conoció junto a sus oficiales que la orden real consistía en "ir en busca de Otahiti y a Pascua, describir las islas, sus habitantes y costumbres, elaborar un vocabulario y trazar un mapa". Se pidió averiguar el interés de los ingleses por la isla de Tahití, a la que llamaban isla del Rey Jorge o San Jorge, y conocer las condiciones para establecer una colonia comercial y una misión evangelizadora. Referente a los usos y modos de actuación se ordenó que extremase el buen trato hacia los nativos, recogiese datos sobre sus costumbres, rituales y sistema de gobierno y evitase cualquier derramamiento de sangre.

El plan final consistiría en navegar primero a Tahití después, ir a Valparaíso para dar noticias de la expedición y avituallarse, y, de regreso a El Callao, visitar la isla de Pascua.

Después de un mes de viaje rumbo oeste, comenzaba el avistamiento de islas. La primera fue San Simón y San Judas (Teuere), a la cual siguieron San Quintín (Haraiki), que ya había sido detectada por Bouganville, Todos los Santos (Anna) y San Cristóbal (Mehetia), estas dos posiblemente descubiertas con anterioridad por Pedro Fernández de Quirós. Todas pertenecientes al archipiélago polinesio de las Tuamotu. La isla de San Cristóbal, avista el 6 de noviembre, recibió este nombre debido a su parecido al cerro de San Cristóbal que hay próximo a Lima, la cual fue rodeada por una lancha al mando del alférez Ángel Ciudad. Al día siguiente, el teniente Tomás Gayangos con varios soldados visitó el interior, recibiendo numerosos obsequios de los naturales en un poblado.

CARTOGRAFÍA DE LA ISLA DE AMAT (TAHITÍ)

El 8 de noviembre, y gracias a las indicaciones de un indígena voluntario de la isla San Cristóbal, la expedición llegó a Otahiti (Tahití), isla que Bonechea llamó Amat, en honor del virrey Manuel de Amat, amarrando en la bahía de Airua. El día 12, el alférez Raimundo Bonarcosi con varios marineros tomaron contacto con la población local, que les recibió de forma pacífica. A la localidad de Tautira se rebautizó con el nombre de Santísima Cruz.

Siguiendo práctica habitual de estas expediciones, se reunió a toda la tripulación leyéndoles las instrucciones relativas al buen trato que debían mantener con los nativos, respetando las propiedades y no cometiendo infamias con las mujeres indígenas, bajo pena de graves castigos. Durante el mes que los expedicionarios permanecieron en la isla entablaron una cordial convivencia con los naturales. El capitán inglés Cook señalaba, tiempo después en el relato de sus viajes, la amabilidad y respeto mutuo demostrados entre tahitianos y españoles.

Se buscó un lugar que sirviese de fondeadero para atracar la fragata, e instalar un puerto desde el que iniciar el intercambio comercial y cultural con los indígenas. Durante la búsqueda, esta quedó varada en su arrecife, que pudo ser recuperada. Finalmente, permanecieron en el puerto de Taiarapu, al este de Tahití Iti, bautizado por Bonechea como puerto de Santa María Magdalena y conocido actualmente como Aiurua.

ISLAS HERMOSA Y SANTA ROSA

Los científicos de Bonechea establecieron amplias mediciones hidrográficas y observaciones de gran interés. En una lancha al mando de Gayangos, rodearon la isla, levantando planos de sus costas y del puerto para realizar su plano completo, y se dibujó una perspectiva de la isla. De paso, se reconoció y dio nombre a los puertos, ensenadas, cabos y otros datos geográficos que hubiesen. Con los datos geográficos y astronómicos anotados por Bonechea y Bonacarsi, elaboraron un detallado mapa insular.

Algunos tahitianos informaron a Bonechea de la existencia de islas cercanas al oeste de Tahití: Moorea, Huahine, Raiatea, Tahaa, Borabora, Maupiti, Maiao, Atiu, etc. Además, recogió un informe sobre la visita de navíos ingleses.

No solo se recopilaron datos geográficos, también etnográficos sobre las costumbres de los haitianos, características físicas y administración política, armas y canoas, animales y plantas, tipos de terrenos, etc. El eclesiástico franciscano José Amich incluyó entre sus observaciones un pequeño vocabulario español-tahitiano de las palabras más comunes.

MAR DEL SUR (OCÉANO PACÍFICO)

El 20 de diciembre, la expedición zarpó del puerto de Santa María Magdalena (Taiarapu), navegando rumbo noroeste para reconocer la isla de Moorea. Al día siguiente fue reconocida y nombrada Santo Domingo. También se reconocieron otras islas del mismo archipiélago de Tahití para asegurarse que no hubiera presencia de tropas o colonias extranjeras. Al ver que no había un establecimiento inglés, Bonechea decidió poner rumbo a la Capitanía General de Chile según el plan, probando rutas de navegación nuevas a la costa suramericana del Pacífico, trazando importantes cartas marítimas.

El 21 de febrero de 1773, la fragata llegó a Valparaíso sin encontrar otras islas. En el puerto chileno adquirieron víveres y enviaron correspondencia al virrey comunicándole el éxito de la primera parte de la expedición, acompañado de los diarios y cartografías de las islas descubiertas.

El día 2 de abril, la expedición de Bonechea partió de Valparaíso en dirección a la isla de San Carlos (Pascua), el segundo objetivo del plan, descubierta anteriormente por Felipe González de Haedo. A falta de 190 para llegar al destino, se produjo una vía de agua en la fragata, lo que ocasionó que Bonechea cambiase su derrotero poniendo rumbo hacia el puerto limeño de El Callao.

ISLA DE SANTA ROSA (VAIVAVAE) EN TAHITÍ

El 31 de mayo, llegó a este puerto del Virreinato del Perú, siendo recibidos por las autoridades limeñas y llevados a presencia de Amat en Lima. Bonechea ofreció al virrey toda la información sobre el desarrollo del viaje, así como de los descubrimientos geográficos.

A bordo de la fragata habían embarcado cuatro indígenas tahitianos con el propósito de presentarlos al virrey Amat, evangelizarlos y enseñarles el idioma español. Dos de ellos murieron en Lima aquel año: Tipitipia, bautizado José en Valparaiso, y Heiao, bautizado Francisco José Amat. Los otros dos, Pautu y Tetuanui, fueron bautizados en la catedral de la ciudad con los nombres de Tomás y Manuel respectivamente.

Gracias al éxito del primer viaje, el virrey ordenó la organización de un segundo viaje auspiciado por el rey Carlos III, que finalmente tomaría forma de misión evangelizadora entre 1774 y 1775. Aquella Segunda Expedición a la Polinesia estuvo liderada otra vez por el guipuzcoano Domingo de Bonechea, al mando de la misma fragata Santa María Magdalena, y por el capitán vizcaíno José de Andía Varela en su paquebote Júpiter.

ISLA DEL ARCHIPIÉLAGO DE TAHITÍ

De la primera expedición existen tres relaciones de la navegación:

1. Relación de la navegación que de orden del Excmo. Sr. D. Manuel Amat y Juniet, teniente general de los ejércitos, Virrey, etc. del Perú, ha ejecutado el capitán de fragata D. Domingo de Bonechea, en la nombrada Águila, al descubrimiento de la isla nominada por viajeros el Rey Jorge o San Jorge, y por los naturales Otaeiti, y al presente Amat, como asimismo de otras halladas en la misma navegación. Asimismo de los ocurrido en su regreso hasta el puerto de Valparaiso el 21 de febrero del presente año de 1773

2. Relación diaria del viaje que hizo en la lencha alrededor de la isla el teniente de fregata D. Tomás Gayagos con el fin de reconocerla

3. Instrucciones al capitán de fragata D. Domingo de Bonechea para el viaje con la nombrada Águila que va a hacer del orden del Rey en demanda de las islas del mar del Sur, conocida la una de ellas antes por la de la tierra del Rey Jorge y los naturales Otaheiti, con arreglo a las facultades comunicadas a este superior Gobierno con fecha 9 de Octubre y 11 de Diciembre de 1771. Firmadas en Lima a 30 de Marzo de 1773

DOMINGO DE BONECHEA