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20/12/2020

Juan Álvarez de Eulate y Ladrón de Cegama


Gobernador y capitán general de Nuevo México entre 1618 y 1625, gobernador de Margarita entre 1630 y 1638, castellano del Castillo de Pamplona y maestre de campo en 1640, y gobernador de las islas Canarias en 1655

JUAN ÁLVAREZ DE EULATE Y LADRÓN DE CEGAMA

Juan Álvarez de Eulate y Ladrón de Cegama nació en 1583 en Eulate, Navarra. Era hijo segundón de un linaje nobiliario cuyos padres eran Juan Álvarez de Eulate y Juana Ladrón de cegama y Alciturry. Poseían el Palacio del cabo de Armería de los Álvarez de Eulate.

Inició su carrera de las armas enrolado en 1602, enrolado en los Reales Tercios de Infantería del archiduque Alberto de Austria, en la compañía de Rodrigo Flores, perteneciente al Tercio de Íñigo de Borja. Allí tomó parte de los conflictos desarrollados en la Guerra de los Treinta Años, como el sitio de Ostende o la reconquista del dique del cuartel de Breda. Tras ser herido en dos ocasiones, fue ascendido a alférez de una compañía, al servicio del general Ambrosio de Spínola. Con participó en varios enfrentamientos, destacando en dos expediciones a Frisia.

En 1608, Eulate regresó a España, siendo capitán de flota hasta 1617. Durante estos años, casó con María de Albizu y Diaz de Jáuregui y recibió de su hermano los derechos del Palacio de Eulate. El 13 de noviembre de 1616, recibió un acostamiento por valor de 25.000 maravedíes anuales por los servicios prestados a la Monarquía hispánica.

En 1617, fue nombrado capitán de artillería de la misma flota, y tuvo que embarcarse con destino al Virreinato de la Nueva España.

A finales del mismo año, Eulate ya estaba en México. Entonces, fue nombrado gobernador y capitán general de Nuevo México, por el virrey Diego Fernández de Córdoba, cargo administrativo que desempeñó durante más de siete años.

En diciembre de 1618, llegó a Nuevo México junto a un grupo de soldados y eclesiásticos. En Santa Fe hizo levantar un edificio para funciones gubernamentales ante la inexistencia del mismo, financiado a su costa y disponiendo de indios en régimen de encomienda.

En cuanto a política exterior, consiguió pacificar a los indios jumanos, a los jemez, a los picuris y al pueblo Zuni. A los indios acoma los derrotó destruyendo la fortaleza que estaban utilizando como base durante décadas. Al final de su gobierno, el territorio estaba pacificado como nunca antes.

Emprendió dos expediciones para capturar búfalos americanos, cuya carne, pieles y sebo eran superiores al ganado español, y que no pudo vender en la España peninsular. Por el contrario, Eulate estuvo enfrentado con los misioneros de la Orden de San Francisco, cuyo líder era Esteban de Perea. Acusaban al navarro de explotar a los indios, entre otras estaba la concesión de licencias para el servicio doméstico de niños huérfanos.

En 1620, el virrey de Nueva España escuchó las quejas de los indios sobre los abusos de poder y dictó órdenes sobre cómo debían ser tratados los indios para Perea y Eulate.

En 1622, los misioneros franciscanos llegaron a plantearse abandonar Nuevo México, pues Juan de Eulate protegía la idolatría y la brujería de los indios a cambio de venderle pieles curtidas. Fray Pedro Zambrano Ortiz, culpó a Eulate de la situación en Galisteo, afirmando que era más un comerciante que un burócrata, y un mal ejemplo para los colonos.

En diciembre de 1625, Eulate fue relevado del cargo por el almirante Felipe de Sotelo Osorio. Tras dejar el cargo, algunos de los líderes indios testificaron que les había defendido y también apoyado frente a los frailes que demandaban trabajadores a su servicio. Incluso, los indios cumanas escribieron varias cartas al rey proponiendo a Eulate "como la persona más a propósito para su gobierno", fundándose "en el respeto y particular amor en que le tenían los caciques y principales por el apacible modo con que los trató".

GOBERNADOR DE NUEVO MÉXICO E INDIOS

Cuando regresó a México, en otoño de 1626, fue arrestado acusado de usar la expedición de retorno para llevar sus mercancías e indios para vender como esclavos en Nueva España. Se le dejó libre cuando pagó el trasporte de su mercancía y dejó volver a los indios a su tierra.

En 1630, fue enviado como gobernador de la Provincia de Margarita, con sede en la isla Margarita, perteneciente a la actual República de Venezuela. Durante ocho años sirvió a su rey en este cargo, reforzando sus defensas con cinco nuevos fuertes, y guarneciendo otros once, y apoyando la defensa de las Tortuga y Tobago frente a los piratas holandeses.

El 12 de mayo de 1633, el hijo de Eulate, Julián de Eulate, salió de Margarita hacia la cercana Trinidad en tres grandes piraguas que transportaban tres destacamentos militares y cincuenta nativos de auxilio. Capturó a once colonos ingleses y veinte indios, que formaban parte de una expedición más grande dirigida por Henry Colt.

En diciembre de 1636, Eulate participó en una expedición de castigo al mando de Martín de Mendoza a las islas Trinidad y Tobago, que habían caído en poder de piratas de diferentes nacionalidades.

En el plano económico, Eulate fomentó el cultivo y comercio perlífero.

SITIO DE OSTENDE

Tras regresar a la España peninsular en 1638, fue requerido por el rey Felipe IV. En 1640, fue nombrado castellano del Castillo de Pamplona, además obtuvo el hábito de caballero de la Orden de Santiago y la graduación militar de maestre de campo.

Durante algún tiempo vivió en Pamplona, mientras se distinguía como señor y pariente mayor de los Palacios de Cabo de Armería de Eulate.

En abril de 1641, se le concedió la merced de otros 25.000 maravedíes de acostamiento anuales.

En febrero de 1642, se le concede la merced de llamamiento a las Cortes Generales del Reyno de Navarra, por el Brazo Militar de los Caballeros.

De Pamplona se le trasladó a las islas Canarias como gobernador y capitán general de las Canarias. Este cargo fue desempeñado hasta su muerte, en 1655. Fue enterrado en la iglesia parroquial de San Martín.

El historiador France V. Scholes describió a Eulate como un petulante, sin tacto, soldado irreverente cuyas acciones fueron inspiradas por el abierto desprecio hacia la Iglesia y sus ministros y por una concepción exagerada de su propia autoridad como representante de la Corona.

ESCUDO DE ARMAS DE ÁLVAREZ DE EULATE EN SALVATIERRA

12/09/2020

Íñigo Vélez de Guevara y Tassis


Consejero real y presidente del Consejo Real, diplomático y conde de Oñate y de Villamediana en el reinado de Felipe IV

ÍÑIGO VÉLEZ DE GUEVARA Y TASSIS

Íñigo Vélez de Guevara y Tassis era natural de Salinas de Buradón, Álava, donde nació en 1566.

Fue primer gentilhombre de la Corte del rey Felipe III y estuvo a su servicio en las Guerras de Flandes, donde fue hecho prisionero. Sirvió al rey en numerosas misiones diplomáticas, en la Corte de Emmanuel de Saboya, en Hungría.

Finalmente, en la Corte del emperador Matías en Viena, ayudó a asegurar la sucesión de la corona austríaca en la figura del archiduque Fernando, que sería posteriormente el emperador Fernando II.

Bajo el dominio del emperador Fernando II permaneció también en la Corte en Viena como embajador de la Corona española. Tomó partido abiertamente contra Wallenstein, a cuya caída contribuyó decididamente.

Durante los años de 1638 y 1644, fue presidente del Consejo de Órdenes.

En la Corte española, Vélez de Guevara gozaba de una altísima consideración que hizo que se pensara en él como posible sucesor del duque de Lerma. Finalmente, fue elegido el conde-duque de Olivares como valido de Felipe IV. Pero tras la deposición de Gaspar de Guzmán, se nombró en su lugar a Luis de Haro.

Íñigo Vélez de Guevara murió en 1644, en Madrid, cuando ocupaba la posición de consejero real y presidente del Consejo Real.

retratos ecuestres guevara vélez conde duque olivares
ÍÑIGO VÉLEZ DE GUEVARA Y CONDE DUQUE DE OLIVARES

Versos dedicado a Vélez de Guevara:
Era el gran Don Juan de Tassis,
caballero cortesano,
conde de Villamediana
de Madrid y España encanto
por su esclarecido ingenio,
por su generoso trato,
por su gallarda presencia,
por su discreción y fausto

Poesía compuesta por Vélez de Guevara:
Llego a Madrid y no conozco el Prado
y no lo desconozco por olvido,
sino porque me consta que es pisado
por muchos que debiera ser pacido.

ÍÑIGO VÉLEZ DE GUEVARA Y TASSIS

31/03/2020

Lope Ochoa de Oro Iturralde


Capitán de infantería en el Tercio de Idiáquez que sobresalió en la batalla de Nordlinghen, en 1635, en la Guerra de los Treinta Años

LOPE OCHOA ORO DE ITURRALDE

Lope Ochoa de Oro Iturralde es natural de la guipuzcoana villa de Mondragó- Arrasate, donde nació en 1615. Cursó estudios en la Universidad de Complutense de Alcalá de Henares, graduándose en artes, y en la de Oñate en teología, en 1639. En esta misma villa fue elegido colegial de la Universidad Sancti Spíritus, consiguiendo cátedra de prima y vísperas de teología, de artes y de filosofía natural.

Su vida siempre estuvo vinculada a Ejército del Imperio español, militando durante cuarenta y ocho años. Comenzó en la Real Armada española, y llegó a capitanear la nao Soledad.

Posteriormente, pasó a combatir enrolado en los Reales Tercios de Infantería, en el marco de la Guerra de los Treinta Años, entre España y los aliados Inglaterra y Países Bajos. Así, estuvo en los estados Italia, Lombardía y Flandes, a donde condujo desde Gibraltar tres mil infantes, tomando parte de sucesivas batallas.

Consiguió la gloria militar en la batalla de Nordlinghen, en 1635, donde le encomendaron la defensa de una posición estratégica, cima de una colina. Estaba integrado en el Tercio de Idiáquez, como capitán. En los quince asaltos que efectuaron, los protestantes fracasaron, pereciendo muchos efectivos católicos. Durante la defensa, una bala de cañón alcanzo el brazo derecho de Lope Ochoa. Pero, pudo mantenerse en lucha contra los protestantes, dirigiendo a sus soldados hasta la victoria final.
"Allí combatió como esforzado capitan Lope Ochoa de Oro Iturralde; cuando más empeñada estaba la contienda una bala de cañon le llevó el brazo derecho, pero él con valor heróico y abnegacion sublime, pidió una pica, y blandiéndola bizarramente en la mano izquierda, alentó á los suyos, y mantuvo su puesto, no cesando de luchar hasta que la indecisa victoria laureó, al fin, á los ejércitos católicos, y pudo ver tendidos en tierra diez y seis mil infantes y seis mil ginetes enemigos, tomadas noventa piezas de artillería y doscientas banderas, y prendidos gran número de capitanes, entre ellos Gustavo Horne, que estaba confuso y hecho mármol."

Según un testigo presente: "El valeroso tercio de Idiáquez, tan probado en Flandes, mostró con experiencia el coraje invencible de España."

El general del ejército de los aliados católicos, el Infante Cardenal, pudo comprobar este hecho y recompensar a Lope Ochoa con tres escudos de sobresueldo al mes y la pensión de doscientos ducados. Además, emitió una misiva a su hermano el rey de España, Felipe IV de Habsburgo, para recomendarle en un cargo acorde a su mérito demostrado. La carta expresaba la siguiente frase:
"Yo lo suplico á V. M. muy encarecidamente, pues en sus servicios caerá muy bien esta merced y yo la estimaré en mucho, por el valor y particular demostración con que se señaló ante mis ojos."

En enero de 16356, el mondragonés recibió la orden para regresar a España al ser nombrado veedor general de las Reales Fábricas de Armas de Guipúzcoa y Vizcaya, con una renta de doscientos ducados.

REAL TERCIO DE IDIÁQUEZ EN CIUDAD FLAMENCA

En agosto de 1641, fue nombrado capitán de Infantería, cargo que desempeñó hasta su muerte.

En julio de 1642, una real cédula le asignaba una pensión de doscientos ducados al año en merced de los resultados que estaba consiguiendo a las fábricas de armas.

Según la Real Cédula expedida el 28 de julio de 1642, se disponía a entregarle esa merced "teniendo consideración a sus servicios, sin que sea esto de consecuencia para otro, pues habrá pocos de este exemplo".

Estuvo casado con Jerónima de Bértiz, de cuyo hijo fue el capitán Francisco de Oro Iturralde, quien siguió la carrera militar tomando parte en la revuelta de Cataluña, muriendo en el sitio de Barcelona. Después, casó en Mondragón con Ana de Córdoba, teniendo por hijo a Lope Nicolás de Oro Iturralde, religioso franciscano, que profesó en la Universidad de Salamanca en 1657.

Como ocurría en otros muchos casos, militares y gobernantes desplazados en guerras y administraciones del Imperio de la Monarquía hispánica dedicaban los últimos años de su vida, ya retirados de servicio, al gobierno de sus villas natales. Este fue el caso de Lope Ochoa al ejercer el cargo de alcalde de Mondragón.

Este tipo de caballeros fue elogiado por Zorrila en la figura de Pedro Ruiz de Alarcón, y que bien muestra un paralelismo a la persona de Lope Ochoa. Le dedicó estos versos:
Muchos años por su patria
el buen viejo peleó.
Cercenado tiene un brazo,
mas entero el corazón.


Murió en 1646, en su casa solariega de Mondragón y enterrado en la capilla de San Pedro de la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Mondragón. En este templo solían enterrar a sus antepasados desde que el primer Lope Ochoa y su mujer Catalina de Arcaraso Guesalibar fundasen el linaje.

22/02/2019

Juan de Garay Otáñez y Rada


Maestre de Campo de los Tercios de Lombardía y capitán general de los Ejércitos de Extremadura, Guipúzcoa y Cataluña

JUAN DE GARAY OTÁÑEZ Y RADA

A pesar de que sus padres eran originarios de Vizcaya, nació en Madrid el año 1586, a causa del trabajo de su padre, Juan de Garay Otáñez y Rada, que era caballerizo natural de Sopuerta, miembro del Real Consejo de Hacienda. Posteriormente fue nombrado contador del rey en la Guerra de Perpiñán, tiempo en el cual su familia ya se hallaba nuevamente en Portugalete. Su madre fue Magdalena de Rada, de Portugalete, y su hermana Mariana de Garay, que nació en esta villa. Seguramente él, de no haber nacido accidentalmente en Madrid, con toda probabilidad también lo hubiese hecho en Portugalete pues de esta villa eran vecinos sus padres.

Siendo niño marchó a Italia para obtener una formación militar, hasta que en 1621 ingresó en una compañía en el Tercio de Flandes del Conde de Fuentes.

En Flandes pasó once años, participando en el sitio de Breda de 1624, en el socorros de Hertogenbosch de 1629, en el cerco de Maastricht de 1631, y en la toma de Stevenswert de 1632. En 1629, ingresó en la Orden de caballeros de Santiago.

En 1635, fue destinado a la Valtellina, en Italia, al mando del tercio de Pedro de Haro, para expulsar a los franceses y recuperar Morbegno. Al año siguiente se encontraba en la batalla de Tornavento, que detuvo la invasión franco-saboyana del Milanesado, consiguiendo el grado de maestre de campo al mando del Tercio Viejo de Lombardía.

Fue nombrado general de Artillería del Ejército de Lombardía en mayo de 1638. Antes de comenzar la campaña siguiente, moría en 1639 su superior jerárquico, Martin, mientras reconocía el castillo de Cengio, recayendo sobre Juan de Garay la responsabilidad abrir la campaña.

En abril de 1639, Partió de Vercelli internándose en el Piamonte sin preocuparse demasiado por dejar atrás Santhià y Trino, dos importantes plazas saboyanas. Cruzó el Pó por Pontestura, que se creía era su objetivo y acababa de ser reforzada. Pero, decidió marchar sobre Verrua, mucho mas fuerte que la anterior aunque peor guarnecida. Ordenó asaltarla por cinco puntos diferentes, sin asedio previo, y la ganó en 4 horas. Después tomó los puestos de Crescentino, a la otra parte del Pó, que se rindió el 11, a la vista del grueso del ejército que el marqués de Leganés llevó en su apoyo. Aquella misma noche, Madame Royale, regente de Saboya, escribía una dramática carta a su hermano, el rey Luis XIII de Francia: "J'ai perdu deux places qui sont des principalles... Ayez pitié de moi, qui me perd!".

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SITIO DE BREDA, POR PIETER SNAYERS Y ESCUDOS DE ARMAS DE GARAY Y DE RADA

El ejército español enfiló hacia Turín, encontrarse con la caballería enemiga, alojada entre la ciudad y el río, junto al puente sobre el Pó, "a la que se rompió con general estrago y prisión de más de 600, entre ellos personas de importancia". Espantada, la duquesa abandonó su palacio y se refugió en la ciudadela, escribiendo el 17 a La Valette para que reuniera las guarniciones del Monferrato y acudiera prestamente en su ayuda.

Ni Leganés ni Garay disponían de fuerzas suficientes para sitiar la ciudad, pero su movimiento atrajo sobre la capital piamontesa un flujo de socorros que dejaron desguarnecido el Monferrato. El 25 de abril, al alba, levantaron el campo y marcharon sobre Villanova d'Asti, que asaltaron y tomaron en la noche del 27. El 30 tomaron, también al asalto, la ciudad de Asti, quedando sitiada la ciudadela, que se rindió 6 días después; entretanto, se apoderaron también de Pontestura y del fuerte castillo de Agliano, que fue desmantelado. Trino, considerada inexpugnable, cayó el 24 de mayo y Santhiá lo hizo el 14 de junio, a la vista del socorro que llevaba el marqués Guido Villa. Desesperada, la regente se vio forzada a firmar un tratado con el rey de Francia, su hermano, por el cual entregaba a éste las plazas de Carmagnola, Cerasco, Savigliano y Revello a cambio de importantes refuerzos. Desconociendo este hecho, Leganés cayó de nuevo sobre Turín, tras haberse apoderado de Moncalvo, y tomó la ciudad el 27 de julio, por escalada, sitiando en la ciudadela a Cristina de Saboya y a sus últimos defensores. Pero no pudo ganarla antes de que Longueville se presentara con un socorro de 12.000 infantes y 4.000 caballos reunidos en Pignerolo. Leganés, sitiador y sitiado, para salir del paso hubo de firmar una tregua por 3 meses, que no fue ni entendida ni bien recibida en España y que e costaría el cargo. Sin embargo, Juan de Garay salió mejor librado.

TERCIO DE INFANTERÍA DEL GENERAL JUAN DE GARAY OTÁÑEZ Y RADA

Al término de aquella brillante campaña, Felipe IV le ordenó regresar a España. El rey quiso nombrarle general de la Artillería de Cataluña, dándole una encomienda de 3.000 ducados y el castillo de Perpiñán, pero Juan fue capaz de imponer sus propias condiciones. Así, en mayo de 1640, obtuvo el cargo de gobernador general de las Armas de Cataluña, bajo la promesa de que no serviría en el Ejército ningún maestre de campo general y que el marqués de Mortara, gobernador de la Caballería de las Ordenes Militares, estaría a sus órdenes. En Zaragoza tuvo noticias del levantamiento del Principado, por lo que se detuvo allí hasta recibir nuevas órdenes de la Corte, que le prescribían embarcarse por el Ebro hasta Tortosa para, desde allí, llegar por mar a Collioure y alcanzar después Perpiñán, donde ejercería su puesto de gobernador de las armas.

El nuevo virrey de Cataluña, duque de Cardona, marchó a Perpiñán para entrevistarse con él en junio de 1640. Garay era su subordinado y hubo de acatar sus órdenes, muy severas con los militares a quienes el pueblo en armas había expulsado de Cataluña y masacrado a sus soldados. El levantamiento catalán intentó justificarse como reacción ante los excesos cometidos por los tercios durante su invernada en el Principado entre enero y abril de 1641, lo pero el virrey creía que imponiendo castigos a los líderes se resolvería la situación. Así metió en prisión a algunos jefes (Gheri della Rena, Leonardo Moles, etc.). Garay impuso a la ciudad el alojamiento de sus soldados intramuros, sugiriendo un ataque sobre Barcelona, para poner fin a la revuelta.

Su plan, visto en la Junta de 11 de agosto de 1640, fue aprobado el 15 de agosto, para efectuarse el 20 de setiembre del mismo año. Pero este plan no puedo llevarse a cabo porque el ejército al mando del marqués de los Vélez, llegó hasta el Conflent para converger con el de Garay, como éste había propuesto. En cambio, se le ordenó embarcar con 4.000 hombres hasta Tarragona, una orden que no pudo cumplir porque un ejército francés estaba apostado en las fronteras del Rosellón, habiéndole impedido tomar la rebelada villa de Illes-sur-Têt. En consecuencia, solo pudo embarcarse con dos cañones y algunas compañías de infantería que alcanzaron el puerto tarraconense el 25 de diciembre, dos días después de la capitulación de la plaza. Dado que el ejército real tenía completo sus cuadros, Juan sirvió de voluntario, pero tras la derrota de Montjuich, ante Barcelona, el 26 de enero de 1641, el marqués e los Velez el mando de la campaña de vuelta a Tarragona. Por ello, la Junta Grande le propuso el 8 de marzo de 1641 como gobernador de las armas de Extremadura, empleo que se le confió con el título de maestre de campo general, pidiéndosele que hiciera su viaje por Navarra y Guipúzcoa para reconocer de paso el estado de sus fortificaciones. Desempeñó este cargo desde julio de 1641 hasta marzo de 1644, fecha en la que presentó su dimisión para marcharse a su casa de Bilbao.

El retiro no fue duradero. El 15 de julio de 1645, aceptó su designación en la Capitanía General de Guipúzcoa, como lugarteniente general del virrey de Navarra, conde de Oropesa. Allí desplegó una gran actividad acomodando a los numerosos regimientos que aportaban en San Sebastián y Pasajes con destino al frente catalán, sobre todo valones y alemanes. También hubo de asistir en las levas y suministros para la Armada y, por supuesto, en el mantenimiento del orden, que resultaba complicado a causa del continuo tránsito y alojamiento de militares. Así, el 6 de agosto de 1647 se produjo en Fuenterrabía un gran altercado entre paisanos y soldados alemanes en marcha hacia Tortosa. Precisamente, la pérdida de dicha plaza en Julio de 1648 permitió a Juan de Garay volver a mandar tropas en sustitución de Francisco de Melo, durante el verano de 1649.

GUERRA DE LOS SEGADORES

Con el nombramiento obtuvo también el marquesado de Villarrubia de Langre, que el rey le concedió en 1649, antes de partir a Zaragoza. Con libertad para tomar decisiones, preparó un ejercito reducido, pero escogiendo a los mejores elementos disponibles, sobre todo de caballería, que mandaba Francisco de la Cueva, VIII duque de Alburquerque, y apuntó directamente al corazón del enemigo: Barcelona.

El 19 de setiembre, partió de Lérida con 6.000 infantes y 3.000 caballos y, atravesando el llano de Urgell, cayó sobre Vimbodi, Poblet y Cabra del Camp, antes de tomar Montblanc, única villa donde se cometieron excesos en represalia. Continuó por Valls y Constantí hasta Tarragona, donde recibió algunos refuerzos y pertrechos desembarcados por la Armada, marchando seguidamente hacia Torredembarra, Vilanova i la Geltrú y Sitges, que capturó y dejó guarnecidas. En Barcelona se preparaban ya para la defensa y el comandante en jefe francés Jean Gaspard de Marchinm al servicio de España, la socorrió con casi toda su infantería. Entonces, Garay abandonó la costa y fue a buscar a la caballería enemiga en el Penedés, a la que aniquiló en dos combates: el primero en Vilafranca (17 de octubre) y el segundo en Montblanc (14 de noviembre), cuando ya regresaba a Lérida tras haber desalojado a los franco-catalanes de la Conca de Barberá y dejando amenazada Barcelona por el espolón de Sitges.

La muerte le sorprendió en Gelsa (Zaragoza), cuando viajaba desde la Corte para retomar el mando de las tropas tras el paréntesis invernal. El conde de Mortara, que le sucedió, pudo sitiar a Barcelona el siguiente gracias en parte a la campaña preparatoria de Juan de Garay.

Había casado en 1640 con Francisca Antonia de Albiz y Marzana, en la que solo procreó a una hija: Mariana Josefa de Garay Otáñez y Albiz, fallecida en octubre de 1649, poco después de su madre. El título marquesado pasó a Antonia María de Vera Otáñez, señora de la casa de Otáñez, cerca de Santullán, en cuya iglesia parroquial dispuso ser enterrado cuando testó en Gelsa a las puertas de la muerte. El traslado de su restos se verificó en 1656, conservándose aún la tumba, rematada por una estatua orante, esculpida en alabastro, situada junto al altar mayor del templo.

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ESCULTURA FUNERARIA DE JUAN DE GARAY

26/11/2017

Tiburcio de Redín y Cruzat


Gobernador general de la Real Armada española y mariscal de campo de los Reales Tercios de Infantería durante el primer tercio del siglo XVII

TIBURCIO DE REDÍN Y CRUZAT

Tiburcio de Redín y Cruzat nació en Pamplona, en 1597. Era el Barón de Bigüezal, caballero de la Orden de Santiago y hermano de Martín de Redín, el gran maestre de la Orden de Malta.

Desde joven combatió en los Reales Tercios de Infantería españoles para combatir en las Guerras de Italia junto con sus hermanos. Fue ascendido a alférez por sus méritos en el asalto de la fortaleza de San Andrés, en el sitio de Vercelli.

En 1620, siendo capitán de mar y guerra, estuvo al mando de uno de los galeones que hacían la travesía atlántica hacia el Nuevo Mundo.

En 1624, se le destinó a Portugal, al mando de una Compañía de Piqueros de Infantería, bajo las órdenes del marqués de Hinojosa, siendo nombrado caballero de la Orden de Santiago.

Participó en una campaña contra los filibusteros en 1629, durante la cual enfermó y obtuvo licencia para retirarse a Pamplona un año después.

En la Armada del Océano prestó apoyo a Antonio de Oquendo, donde mantuvo algunos combates navales. En alguno de estos enfrentamientos resultó herido en un brazo y en el pecho. Felipe IV le recompensó su demostrada valentía, nombrándole gobernador general de la Armada de Cataluña, en 1635, y mariscal de campo en 1636.

ESCUDO DE ARMAS Y PLACA HONORÍFICA EN EL PALACIO DE REDÍN

Aunque en su vida militar había cumplido con su misión sirviendo a la patria en las acciones encomendadas, su vida sufrió una profunda y repentina transformación. A sus 40 años, había descubierto su vocación misionera para seguir el camino clerical que habían seguido la mayoría de sus hermanos. Decidió buscar la paz espiritual e ingresó en un convento, siendo admitido en la Orden Capuchina de Tarazona, en 1637, tomando el nombre de fray Francisco de Pamplona.

En un viaje al norte de África, el buque en que viajaba junto a otros frailes fue visto por un navío holandés, que inmediatamente se puso a dar caza al español. Entonces, Tiburcio de Redín tomo el mando del barco, comenzó a dar órdenes, entraron en combate y después de que se impuso la superioridad española, los holandeses escaparon. Algún tiempo después solicitaba formar parte de las misiones venezolanas.

En 1645, marchó en una expedición al Congo y, posteriormente, a Roma para conseguir el apoyo de Inocencio X en las diferencias entre italianos, franceses y españoles por las concesiones misionales en territorio otomano, y con Portugal, por las concesiones africanas.

En 1647, embarcó para América, donde llevó a cabo una muy importante labor misional. Murió en Venezuela en 1651.

PALACIO DEL REDÍN Y PLACA DE LA CALLE DEL REDÍN EN PAMPLONA

26/10/2017

Domingo de Ossoro y Landaverde


Almirante general de Cantabria, maestre de campo y gobernador de San Sebastián, destacado en la defensa de Fuenterrabía de 1638


DOMINGO DE OSSORO Y LANDAVERDE

Domingo de Ossoro y Landaverde era natural de Deva. Comenzó a servir a Felipe III en la Real Armada española, en 1638, siendo gobernador de la Plaza de Urrugne.

Fue nombrado sargento mayor de Fuenterrabía cuando el Ejército francés del príncipe de Condé invadió la ciudad el mismo año de 1638. Se distinguió en su defensa de Fuenterrabía
 por su heroico valor y su destreza en el manejo de las armas, especialmente en sus combates con el hijo del presidente de Burdeos, con el coronel que sustituyó a este en el mando de la columna asaltante y con Guebres a quienes mató causando con esto la desbandada huida de las fuerzas que iban bajo sus órdenes.

En premio de sus servicios, Felipe IV le concedió el mando de una compañía de caballos corazas.

Más tarde fue nombrado maestre de campo y gobernador de San Sebastián, cargo que encajaba mejor en sus aficiones por su relación con el mar y que desempeñó durante muchos años.

En 1654 fue nombrado almirante general de Cantabria.

mapa fuenterrabía hondarribia sitio 1638
MAPA DE FUENTERRABÍA, AÑO 1638

10/10/2017

Martín de Redín y Cruzat


Maestre de campo en Cataluña y en Navarra, gran prior de Navarra y virrey de Sicilia a mediados del siglo XVII

MARTÍN DE REDÍN Y CRUZAT

Martín de Redín y Cruzat es natural de Pamplona, donde nació el año 1579 en el palacio familiar que actualmente es el nº 37 de la calle Mayor de Pamplona, dedicado a conservatorio de música. Fue hermano de Tiburcio de Redín y Cruzat e hijo de Carlos de Redín e Isabel de Cruzat.

Durante su permanencia en Pamplona realizó las obras de construcción y fortificación de sus murallas en la zona norte próximas a la catedral, en la zona que se conoce con el nombre del El Redín. Fue maestre de campo de Navarra y Cataluña.

Nombrado gran prior de Navarra en 1641, las Cortes de este reino lo designaron miembro de su Diputación permanente.

Baluarte Redín muralla Pamplona retrato Martín Cruzat
BALUARTE DE REDÍN EN PAMPLONA

Se le designó virrey de Sicilia en 1656. Fue elegido gran maestre de la Orden de Malta, a pesar de la oposición del inquisidor de Malta, a favor del Partido francés, además de prior de la Orden de caballeros de San Juan.

Dirigió la Orden de Malta desde el 17 de agosto de 1657 hasta el 6 de febrero de 1660. Durante su breve mandato, la isla se benefició considerablemente, ya que creó un cuerpo de 4000 mosqueteros y ordenó la construcción de 13 torres de vigilancia. También acometió la fortificación de la isla, pagando a su costa los soldados que atendían los fuertes. Por su conexión con el Virreinato de Sicilia, obtuvo víveres y alimentos para alimentar a los malteses, que tenían necesidad en esa época.

MARTÍN DE REDÍN Y CRUZAT

18/07/2016

Diego de Butrón y Leguía


Alcalde de Fuenterrabía durante el sitio de 1638

DIEGO DE BUTRÓN Y LEGÍA

Diego de Butrón y Leguía era natural de Fuenterrabía, donde nació en 1592. Pasó a la historia de las armas españolas por ser el alcalde de su villa natal durante el Sitio de Fuenterrabía de 1638, que efectuaron a la ciudad el Ejército francés durante la Guerra de los Treinta Años.

Como consecuencia del largo asedio y la falta de provisiones y de municiones, Diego de Butrón tuvo que ofrecer toda su plata para la fabricación de balas, además de animar a los vecinos defensores a la lucha y prohibirles hablar de rendición. Tras la llegada de tropas de refuerzo desde Castilla, Fuenterrabía quedó liberada el 7 de septiembre del mismo año.

Diego de Butrón alcanzó una gran fama en toda España, y al año siguiente el rey Felipe IV le nombró gobernador de Fuenterrabía, con sueldo de 50 escudos al mes, y miembro de la prestigiosa Orden de Santiago.

En 1649 fue nombrado gobernador militar de San Sebastián con categoría de maestre de campo, y 1651 gobernador militar de Fuenterrabía. Este ultimo cargo reconocía todas sus aspiraciones y ocupó hasta su muerte en el castillo de Carlos V en 1655, a los 60 años de edad.

Su viuda en segundas nupcias, María de Casadevante, y los hijos disfrutaron de varias mercedes otorgadas por Felipe IV. Pero, en pocos años se extinguió por completo el apellido del valeroso alcalde de Fuenterrabía.

Existe una biografía presente el artículo ¿Fue desinteresado D. Diego de Butrón? que redactó Vicente Galbete para el Libro-Homenaje a D. Julio de Urquijo, publicado en San Sebastián, en 1950.

ESCUDO DE ARMAS DE BUTRÓN

15/03/2016

Francisco González de Andía Irarrazabal y Zárate


Veedor general y consejero real de los Estados de Flandes en 1615, gobernador y capitán general de Canarias en 1625, virrey de Navarra en 1634, y gobernador y capitán general de Galicia en 1638

FRANCISCO GONZÁLEZ DE ANDÍA IRARRAZÁBAL Y ZÁRATE

Francisco González de Andía Irarrazabal y Zárate nació en Santiago de Chile, en el Virreinato del Perú, en 1576, aunque el historiador Pablo Gorosabel ubica su nacimiento en Tolosa. Provenía de familia guipuzcoana e hidalga, pues su padre, Francisco González de Andía Irarrazabal y Martínez de Aguirre, había nacido en Deva y era señor de las casas solariegas de Andía y de Irarrazabal, y su madre fue Lorenza de Zárate y Recalde. Su padre fue protagonista en la conquista del Virreinato del Perú, gobernador de la Capitanía general de Chile y caballero de la Orden de Santiago.

Comenzó a servir desde su juventud en los Estados de Flandes y en otras partes corriendo por los grados de aventajado, entretenido, capitán de Infantería, picas, arcabuceros de a caballo, de corazas, de lanzas. Fue comisionado para la expulsión de los moriscos del Reino nazarí de Granada, en 1609, y nombrado para acompañar hasta Francia al duque de Mayne en nombre del rey, cuando vino a efectuar los casamientos de las personas reales a España.

En 1614, sirvió de maestre de campo en el socorro de la plaza de Mármora con gente a su costa propia. Había tenido especial comisión de Felipe III para ejecutar la prisión de Rodrigo Calderón, su desgraciado valido.

Entre 1615 y 1617, fue veedor general de los Reales Tercios de Infantería desplegados en Flandes, cargo de gran responsabilidad ante el inminente comienzo de la Guerra de los Treinta Años, en 1618. Al frente de esta Veeduría General, trató de establecer una Junta de Hacienda por petición del Real Consejo de Estado, pero resultó infructuoso al negarse el capitán general Ambrosio de Spínola y el archiduque Alberto, con quienes tuvo enfrentamientos. Según el criterio de González de Andía, el general se hacía cargo de las cuentas de tesorería que no le correspondían, incrementando partidas indebidas y generando mayor coste a la Real Hacienda española. A su vez, Spínola le acusó de falsificar la contabilidad de su Veeduría y encarceló en el castillo de Amberes. Otro de los generales en Flandes, Íñigo de Brizuela y Urbina, interfirió en la Corte de Madrid a favor de González de Andía, quien fue liberado pero perdiendo su cargo y funciones en la Veeduría General flamenca.

Una vez en la Corte, denunció el deficitario estado en el que se encontraban los soldados y las armas de los Tercios de Flandes, así como una decadente jurisdicción militar frente a la civil. Pero todas sus propuestas no se tomaron en cuenta para no incomodar al archiduque Alberto.

AMBROSIO DE SPINOLA EN LA RENDICIÓN DE BREDA

No obstante, el Consejo de Guerra reconoció sus aportaciones y le reasignó a un nuevo cargo, el de capitán de la infantería de Andalucía.

Entre 1625 y 1626, fue veedor y reformador de las islas Canarias por orden del Real Consejo del Despacho de Felipe IV. Extraordinaria gestión tuvo que realizar para que fuese designado gobernador de las Canarias y capitán general, cargo este último que se había suprimido en 1590.

Estando en la sede de la gobernación de Tenerife y en ejecución de las instrucciones mandadas por la Corte, González de Andía reformó dos maestres de campo, tres coroneles, tres tenientes de maestres de campo, seis capitanes en jefe, y diversos cargos militares. No quiso gravar los vecindarios con alojamientos ni útiles, pudiendo y teniendo para ello reales órdenes.

En su regreso a la España peninsular, el barco en el que viajaba fue atacado por piratas berberiscos que lo capturaron durante seis meses. Una vez rescatado y, siendo miembro del Real Consejo de Estado, propuso a la Corte para que se enviase a las Canarias un jefe militar de continua residencia, como fue el caso de amigo y aliado Íñigo de Brizuela.

Entre 1628 y 1632, fue gobernador de las plazas de Orán y Mazalquivir, posesiones de la Monarquía hispánica en el norte de África.

ÍÑIGO DE BRIZUELA Y ANTONIO DE OQUENDO

Sus últimos altos cargos en las administraciones políticas y militares fueron desempeñadas en la España peninsular. Entre 1634 y 1637, fue virrey de Navarra. Encabezó la invasión de Francia desde el sur, mientras el ejército de Flandes debía hacerlo por el norte, en el marco de la Guerra franco-española de 1635-1659. Tras avanzar por Bayona y San Juan de Luz hasta Socoa, recibió la orden de regresar.

Entre 1638 y 1642, fue gobernador y capitán general de Galicia, hasta que fue sustituido por el navarro Martín de Redín y Cruzat. En la rebelión de los portugueses independentistas, a inicios del 1638, tomó parte de la represión del motín de Évora, especialmente en el territorio del Algarve. Como fue considerado un experto en fábricas navales, intervino en algunas juntas en estos años. En una de aquellas comisiones, González de Andía participó en la organización de la Real Armada que lideró el general Antonio de Oquendo y Zandategui y que fue destruida por la flota holandesa en el frustrado combate de Las Dunas, en 1639.

Al final de su dilatada carrera en servicio de la Monarquía hispánica, Francisco de Andía Irarrazabal había sido proclamado caballero de la Orden de Santiago y beneficiado con repartimientos indígenas en el Perú. Además, obtuvo los títulos nobiliarios de vizconde de Santa Clara de Avedillo en 1628 y fundado el del marqués de Valparaíso en 1632.

Murió en la Corte de Madrid, en 1659.

17/10/2015

Domingo de Idiáquez y Goicoechea


Coronel de Infantería, teniente del castillo de Amberes, gobernador de Dendermonde, superintendente de astilleros de Guipúzcoa y virrey de Navarra, entre los siglos XVI y XVII

DOMINGO DE IDIÁQUEZ Y GOICOECHEA

Domingo de Idiáquez y Goicoechea era natural de Astigarraga, Guipúzcoa, donde nació en 1559. Fue hijo natural de Francisco de Idiáquez, vecino de Azcoitia, y de Catalina de Goicoechea, natural de Astigarraga, villa del valle y alcaldía mayor de Arería.

Comenzó a servir con 15 años de edad en los Reales Tercios españoles , siendo su primer hecho de armas conocido el 6 de febrero de 1580, cuando era alférez de una de las 4 compañías destacadas del Tercio del Estado de Milán que se hallaban en Gibraltar, junto a otras tres del Tercio de Sicilia, para tomar parte en la campaña de anexión de Portugal.

En el verano de 1582 pasó a Flandes como alférez reformado en el tercio de Pedro de Paz, que había estado acuartelado en Sicilia. En octubre de 1583 recibió una compañía en dicho tercio con la que sirvió en el asedio de Dendermonde un año más tarde, en agosto de 1584. Su compañía se quedó de guarnición durante los siguientes tres años a las órdenes de los capitanes Juan del Águila y Juan de Rivas.

A finales de junio de 1587 todo el tercio de Juan del Águila se congregó en Dendermonde para tomar parte en el asedio de Sluis (La Esclusa), para el que también fue llamada la Compañía de Idiáquez, sustituida en la guarnición por otra del Tercio de Mondragón. El entonces soldado Alonso Vázquez, perteneciente a su mismo tercio, narró diariamente las peripecias de aquel complicado asedio en que las trincheras se inundaban de agua cavando apenas a la altura de las rodillas. Aunque una vez privada la plaza de su comunicación marítima y plantadas las baterías en julio, las dificultades comenzaron a allanarse. Domingo de Idiáquez se erigió en protagonista al tomar una esclusa entre las dos puertas de la villa que daban al muro batido por la artillería española, donde consiguió fortificarse y rechazar todos los intentos del enemigo para desalojarle el 28 de julio. Una vez reforzado, se tendió un puente entre los diques y pudo apuntarse directamente una pieza contra una de las puertas el 2 de agosto, por lo que la guarnición tuvo que capitular el día 5.

Antes de que finalizara el año, Domingo de Idiáquez y Goicoechea fue nombrado gobernador del castillo de Amberes, que gobernó en numerosas ocasiones dadas las reiteradas ausencias de su superior, Cristóbal de Mondragón, uno de los generales de los Tercios de Flandes.

DOMINGO DE IDIÁQUEZ EN AMBERES

A finales de mayo de 1593, intentó enviar refuerzos a la plaza de Geertruidenberg, sitiada por las tropas de Mauricio de Nassau, pero no pudo hallar ningún pasadizo. El 25 de junio, la guarnición defensora tuvo que capitular.
El 17 de diciembre del año siguiente, fue nombrado gobernador de Dendermonde, sustituyendo a Miguel de Esquivel, dirigiendo la ciudad y el castillo durante cinco años.

En 1601, fue nombrado superintendente de la fábrica de navíos y arqueamientos de la Provincia de Guipúzcoa y de la conservación de los plantíos de los montes, con un sueldo de 800 reales mensuales, en sustitución del general Urquiola. Este era un cargo desempeñado hasta entonces por marinos. Idiáquez carecía de capacitación técnica, pero en su elección había pesado más la necesidad de privar a las Juntas provinciales de cualquier intervención en la política de talas y plantaciones, que era preciso subordinar a las apremiantes necesidades de la construcción naval.

Desde 1611 hasta 1617, fue capitán general de Melilla. Durante su mandato, recibió a su hijo segundo Martín de Idiáquez, como héroe de Nordlingen, al mando de una compañía de caballos que le confirió su padre.

En el verano de 1617, fue nombrado virrey de Navarra, cargo que conllevaba ser el maestre de campo de Pamplona, y que desempeñó hasta su muerte en esta ciudad, en abril de 1619.

DOMINGO DE IDIÁQUEZ Y GOICOECHEA

En 1590, había casado con María Camarena y San Juan en Amberes, teniendo cuatro hijos, dos varones y dos hembras. Los varones fueron Alonso de Idiáquez y Camarena, que fue también superintendente de la fábrica de navíos y plantaciones de Guipúzcoa, y Martín de Idiáquez, maestre de campo de infantería española. Las hembras se llamaron Úrsula y Ana. Su nieto fue Cristóbal de Idiáquez y Gaínza y su bisnieto Alonso de Idiáquez y Echániz.

Esta saga familiar fue la propietaria de un mayorazgo en Azcoitia, la llamada casa-torre Idiáquez (Idiakaitz), sita frente a la parroquia y del palacio Etxe Beltz.

11/07/2015

Martín de Mújica y Butrón


Capitán General y gobernador de Chile, además de presidente de su Real Audiencia en el siglo XVII

MARTÍN DE MÚGICA Y BUTRÓN

Martín de Mújica y Butrón era natural de Villafranca de Ordicia, Guipúzcoa, donde nació en 1574.

Tras ingresar al Ejército de la Monarquía española, muy joven, hizo carrera militar escalando los grados de capitán y sargento mayor, en las Guerras de Flandes y de Italia. En este último país se destacó durante la lucha contra los franceses por el control del Piamonte. En 1638, dirigió un asalto nocturno contra la plaza fortificada de Vercelli que lo reputó frente a sus superiores.

De vuelta a España, participó como maestre de campo en la represión de la rebelión catalana de los segadores. En 1642, su división fue sorprendida y hecha completamente prisionera en Granata por tropas francesas que apoyaban la revuelta local.

En 1644, Martín de Mujica ya había recobrado su libertad y estaba reincorporado en las filas españolas de Cataluña. Ostentaba el hábito de la Orden de Santiago. Desde hacía unos años, allí se desempeñaba el capitán Alonso de Mújica y Buitrón, aparente hermano de Martín, quien había participado en Chiloé en operaciones tardías en contra de la incursión holandesa del general Elías Herckmans.

A este antecedente se sumó la presencia en Chile, en la primera mitad del siglo XVII de un capitán Antonio Buitrón Mújica. Para entonces, ya existía una larga conexión familiar con aquella Capitanía General, que podría haber influido en la destinación del gobernador.

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MAPA DE LA GOBERNACIÓN DE CHILE SIGLO XVI
BATALLA ENTRE ESPAÑOLES Y MAPUCHES

En 1646, fue nombrado gobernador de Chile en Concepción, advertido del peligro de una invasión holandesa. Se dedicó a la resolución de problemas internos: el ejército estaba desmoralizado, una administración pública corrupta y un bandidaje rural en incremento. Estos problemas estaban originados por el mal comportamiento del ejército, que potenciaba los demás aspectos.

La simple medida de prohibir a la soldadesca permisos para pasar períodos de descanso en Santiago, evitó que ésta aprovechara los trayectos entre la frontera y la capital para cometer robos contra indígenas y hacendados. El agradecimiento popular fue tal, que cuando se dirigió a Santiago una multitud le recibió con vítores y aplausos.

Mújica pronto se formó una buena imagen entre los vecinos a los que tenía que gobernar. Le sorprendió la pobreza local y escribió al rey buscando una reducción de los impuestos.

En 1646, convocó una asamblea militar en Concepción, para decidir el camino a seguir respecto de la ya casi centenaria Guerra de Arauco. En esa reunión se resolvió intentar pactar nuevas paces. Para ello se realizó el Parlamento de Quilín, en 1647, que resultó muy accidentado e ineficaz. Tras descubrirse un complot contra el gobernador para matarlos, una serie de caciques mapuches fueron detenidos y ejecutados.

En 1647, antiago fue destruido por un terremoto, lo que ayudó a que el rey finalmente librara de impuestos a Chile por el lapso de 6 años, desde 1649. Mujica por su parte, trató de desgravar a la población eliminado algunos cobros y suspendiendo el funcionamiento de la Real Audiencia.

Pasó casi todo el año de 1648 en operaciones militares contra los mapuches, con la esperanza de pacificar la frontera. Cuando volvió a Santiago, Martín de Mújica murió de forma repentina, aparentemente envenenado, en 1649.

Su gobierno en la Capitanía General de Chile se extendió entre 1646 y 1649,. Descrito como un administrador honesto, buscó la paz con los mapuches, celebrando el accidentado Parlamento de Quilín de 1647.

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MARTÍN DE MÚJICA Y BUTRÓN