30/06/2022

Martín de Olave


Escritor y teólogo jesuita del siglo XVI participante del Concilio de Trento de 1551-52

CONCILIO DE TRENTO

Martín de Olave era natural de Vitoria, donde nació en 1512. Estudió la carrera eclesiástica en la universidad renacentista de Alcalá de Henares. Conoció a Ignacio de Loyola y lo acompañó a París, donde estudió Filosofía y Teología. Tras ser nombrado profesor de la universidad parisina, renunció al puesto para volver a Vitoria. Es entonces cuando el emperador Carlos V lo nombró su capellán real, cargo que desempeñaría durante varios años, hasta que decidió abandonar la vida cortesana.

El cardenal de Otón lo envió al Concilio de Trento de 1551-52, donde participó activamente en las discusiones, especialmente sobre el tema de la Eucaristía. Pronunció el discurso de apertura del Concilio Provincial de Belinguen, y vistió, tras muchas dudas, el hábito ignaciano de la Compañía de Jesús.

San Ignacio le nombró profesor del Colegio Romano y lector de Teología. Brazo derecho de San Ignacio, se ocupó del mantenimiento de los colegios de la Compañía.

Producto de su pluma fueron Meditaciones, Apuntes espirituales, Comentarios sobre la filosofía de Aristóteles, etc.

26/06/2022

La mar y los vascos, entre América y Trafalgar, por José Gregorio Cayuela


LA MAR Y LOS VASCOS, ENTRE AMÉRICA Y TRAFALGAR

Barlovento. La mar y los vascos, entre América y Trafalgar
José Gregorio Cayuela, Editorial Foro Marítimo Vasco, Colección Biografías de marinos vascos

La Editorial Foro Marítimo Vasco publicó un libro sobre la biografía de los más importantes y decisivos marinos vascongados en la Historia naval de España. Se trata de un magnifico resumen de la aportación del pueblo vasco a las Reales Armadas españolas. Personajes, escenarios y acontecimientos históricos son descritos por José Cayuela, mientras que Ángel Santurtún aporta sus conocimientos sobre técnicas náuticas, arte de navegación y glosario marítimo. Además, colaboran otras entidades como el Museo Naval de San Sebastián o el Archivo General de la Marina española.

La obra se divide en dos grupos de marinos diferenciados por su época y dinastía real. Un primer grupo de marinos del siglo XVI se dedicaron a descubrir rutas marítimas por los océanos, a colonizar tierras en América y Filipinas y a liderar las armadas en la defensa del Imperio de la Monarquía española de la dinastía de los Habsburgo. Destacan las biografías de Pascual de Andagoya en la colonización de tierras centroamericanas, Juan Sebastián Elcano en la primera vuelta al Mundo, Miguel López de Legazpi en la colonización de Filipinas, Andrés de Urdaneta y su Tornaviaje de Filipinas al Virreinato de la Nueva España, Juan Martínez de Recalde y Miguel de Oquendo en el combate de la Isla Tercera o en Grade y Feliz Armada de Felipe II para la invasión a Inglaterra, Pedro de Zubiaur en la Guerra hispano-inglesa y otros más como Carlos de Ibarra, Juan de Alcega, Antonio de Oquendo, Martín de Bertendona o Tomás de Ayalde. Son marinos de ultramar, de linaje nobiliario, que adquirieron sus conocimientos por tradición familiar y por su colaboración en las expediciones de la Monarquía. Numerosas familias vascas, tradicionalmente conocedoras de las artes marineras, son las principales protagonistas de estos momentos históricos tan importantes para la historia de España.

El segundo grupo de marinos reúne un perfil ilustrado característico del siglo XVIII, al servicio de la Monarquía hispánica de la dinastía de los Borbones. Eran hombres de ciencia y guerra, formados en las Reales Escuelas de Guardias Marinas y participantes tanto en las Reales Armadas como en las expediciones científicas ilustradas. Estos se dedicaron a ampliar conocimientos técnicos, ampliar los límites territoriales del Imperio español, investigar sobre náutica, ingeniería naval, cartografía e hidrografía, botánica, zoología, mineralogía, etc. Pero también tuvieron que combatir en primera línea contra los enemigos de la Monarquía y defender sus provincias de ultramar. pasaron a la Historia con letras mayúsculas Antonio de Gaztañeta por su ingeniar un moderno sistema de construcción naval, Cosme Damián de Churruca por sus aportaciones náuticas y cartográficas, José Domingo de Mazarredo por la organización administrativa de toda la armada, José Joaquín Ferrer por sus descubrimientos en astronomía, Juan Francisco de Bodega y Cuadra por sus singladuras en la costa norte Americana del océano Pacífico, Domingo de Boenechea por descubrir nuevas islas en el Pacífico sur, Blas de Lezo por su heroica defense de Cartagena de Indias, etc. Continúa la relación con almirantes tan destacados como Anselmo de Gomendio, Francisco Moyua, Ignacio de Olaeta, Ignacio María de Álava, José de Gardoqui, José Justo de Salcedo y Arauco, José María Zubia, Mateo de Laya y Cabex, Ventura de Barcaiztegui, etc.

Este libro es un homenaje a aquellas a las gentes de la mar que han poseído una humanidad excepcional, que organizaron sus vidas bajo unos códigos de honor y respeto a la mar, que se dedicaron a la investigación científica, y a abrir el mundo al mundo, y a defender los intereses y territorios del Imperio español arriesgando su vida.

El objetivo final fue la difusión de las vidas, andanzas y hazañas de estos ilustres marinos vascos, algunas veces poco conocidas entre la sociedad, para conseguir fomentar nuevas vocaciones entre nuestros jóvenes.

LA MAR Y LOS VASCOS, ENTRE AMÉRICA Y TRAFALGAR

Biografías de Marinos Vascos:

Anselmo de Gomendio
Antonio de Gaztañeta
Antonio de Oquendo
Carlos de Ibarra
Cosme Damián de Churruca
Domingo de Boenechea
Francisco Hidalgo de Cisneros
Francisco Moyua
Ignacio de Olaeta
Ignacio María de Álava
José Domingo de Mazarredo
José Joaquín Ferrer
José Justo de Salcedo y Arauco
José María de Zubia
Juan Francisco de Bodega y Cuadra
Martín de Bertendona
Mateo de Laya y Cabex
Miguel de Oquendo y Domínguez
Miguel de Oquendo y Segura
Pascual de Andagoya
Pedro de Zubiaur
Ventura de Barcaiztegui

17/06/2022

Castillo de Olite - Palacio de los Reyes de Navarra


PALACIO REAL DE OLITE

Olite fue una ciudad romana construida en el siglo I d.C., cuya principal función fue proteger la calzada que comunicaba Caesaraugusta (Zaragoza) con Pompaelo (Pamplona). El fuerte carácter militar de la ciudad queda reflejado en sus murallas, que constituyen el recinto fortificado romano mejor conservado de Navarra.

Este recinto amurallado tenía un perímetro de 600 metros, ocupando una superficie de 2 hectáreas. Estaba defendido por una veintena de torres, de las cuales únicamente se conservan restos de doce. La muralla tenía un espesor de 2,5 metros y sobre ella de realizaba el paseo de ronda para asegurar que no había enemigos por los alrededores.

En la Edad Media, la población creció y hubo que ampliar las murallas. Se distinguen fácilmente, ya que la romana la forman grandes bloques de piedra con sus característicos sillares de labra almohadillada y en las medievales la piedra es más pequeña.

El casco medieval de Olite está formado por estrechas calles con casonas señoriales y palacetes renacentistas y barrocos, con sus escudos de piedra y amplios aleros decorados.

La Torre del Chapitel formaba parte del recinto romano y constituía uno de los dos portales de acceso. En el siglo XIII, se le superpuso una obra medieval gótica, abriéndose un pasadizo con arcos apuntados, que hoy une las dos plazas de Teobaldo y de Carlos III.

TORRE DE CHAPITEL

De la Iglesia de San Pedro destaca la lata torre gótica del siglo XIV de 54 metros de altura, acabada en una flecha de disposición octogonal y perfil curvo. La portada es románica del siglo XII, siendo el cuerpo inferior de la torre y el claustro del siglo XIII.

IGLESIA DE SAN PEDRO DE OLITE

Pero sin duda, el centro neuralgico sobre el que gira la villa es el complejo arquitectónico Palacio de los Reyes de Navarra.

El Palacio Real de Olite, también llamado Castillo de Olite, es uno de los conjuntos histórico-artísticos más importantes de Navarra. Actualmente, está dividido en tres partes: el Palacio Viejo, que es el actual Parador, las ruinas de la Capilla de San Jorge, y el Palacio Nuevo, que es la parte más amplia y esplendorosa.

El Palacio Nuevo fue construido entre los años 1402 y 1424, en estilo gótico francés, pero el castillo originario data del siglo XIV. Comprende un complejo conjunto de estancias, jardines y fosos rodeados de altas murallas y rematados por numerosas torres que le dan una utilidad defensiva. Por tanto, tuvo una funcionalidad tanto cortesana como militar.

Este conjunto arquitectónico nunca se planificó de forma conjunta, sino mediante sucesivas ampliaciones y reformas, siendo las más notorias bajo el reinado de Carlos III. Y estas circunstancias han determinado su estructura desordenada, formada por elementos adosados unos a otros.

CASTILLO DE OLITE

El promotor de esta obra fue Carlos III el Noble, rey de Navarra entre 1387 y 1425. Perteneciente a una dinastía regia de origen francés, los Evreux, había nacido en Francia en 1361 y se había educado con el lujo de una Corte tan prestigiosa como la de aquel reino. Por esa influencia quiso poner a Olite al nivel de las Cortes europeas del momento. Ha pasado a la historia más por su dedicación a la cultura y la vida lujosa de palacio, que a las campañas militares. Prueba de ello es este impresionante legado en forma de palacio, que en su época fue uno de los más lujosos de Europa. Tenía varias galerías de paredes doradas, exóticos jardines, torres singulares, pajarera y leonera, y contaba con un sofisticado sistema de riego.

La decoración ya ha desaparecido, pero según el testimonio de un viajero alemán del siglo XV:
"… seguro estoy que no hay Rey que tenga palacio ni castillo más hermosos, de tantas habitaciones doradas… Vilo yo entonces bien; no se podría decir ni aún se podría siquiera imaginar cuán magnífico y suntuoso es dicho palacio."

Carlos III el Noble se casó con Leonor de Trastámara en 1375, y juntos tuvieron ocho hijos, entre ellos doña Blanca. Esta reina de Navarra entre 1425 y 1441 fue madre Carlos el Príncipe de Viana. Este linaje real disfrutó de la época de esplendor de la Corte olitense hasta entrado el siglo XVI.

En 1512, con la conquista de Navarra por parte de la Corona de Castilla, comenzó el deterioro del palacio, ya que sólo se utilizó como residencia esporádica de virreyes, gobernadores e hidalgos.

En 1813, durante la Guerra de la Independencia, el palacio fue incendiado por el general navarro Espoz y Mina para evitar que las tropas francesas se hicieran fuertes en él. Toda la decoración interior y parte de la estructura ardieron, quedando el palacio semi-derruido y vacío.

En 1923, la Diputación Foral de Navarra convocó un concurso para elaborar un proyecto de restauración. Las obras comenzaron en 1937, al mando de los arquitectos José y Javier Yárnos, y duraron aproximadamente 30 años.

IGLESIA DE SANTA MARÍA LA REAL DE OLITE Y PALACIO DE LOS TEOBALDOS

La entrada principal al Palacio Real en tiempos del rey Carlos III el Noble estaba situada en el Palacio Viejo, que en la actualidad alberga el Parador nacional de Turismo.

Al Patio de Armas se conocía como el Jardín Viejo y tenía gran cantidad de árboles y plantas que lo poblaban. Sólo es un ejemplo de los jardines que tenía el palacio tanto en su interior como en sus alrededores. Jardines repletos de naranjos o toronjales, limoneros, cidras, granados o jazmines de Alejandría, plantas exóticas en aquellos años.

Desde el patio se aprecia el importante ábside de la Iglesia de Santa María y el arranque de la torre del campanario de dicha iglesia.

IGLESIA DE SANTA MARÍA, JARDÍN VIEJO, CÁMARA DE LOS YESOS Y GALERÍA DEL REY

El Patio de la Pajarera estaba tapado con una red para que, a modo de gran jaula, los pájaros que había dentro no pudieran escapar. En los nidos de yeso, el rey guardaba algunos pájaros exóticos. Pero también guardaban perros, muy necesarios para cazar, halcones, búfalos, jirafas, leones, camellos y lobos, que formaban un pequeño zoológico en los jardines colindantes con el palacio. Este tipo de animales salvajes y exóticos eran habituales en las Cortes de la época porque eran un símbolo de prestigio y poder.

En el Patio de la Morera se encuentra plantada una imponente morera, considerada Monumento Natural de Navarra. Al igual que los demás jardines, este patio estaba cubierto por unos toldos para evitar que los árboles se helaran en invierno, consiguiendo un efecto invernadero. Las hendiduras que aparecen en la pared son los huecos reservados a las tuberías de plomo que traían el agua desde la Torre del Aljibe.

PATIO DE LA MORERA Y PATIO DE ARMAS

La Iglesia de Santa María la Real, del siglo XIII, está adosada al palacio, aunque no se considera parte del mismo. En ella se celebraron bautizos, bodas y exequias reales. Destaca la fachada, obra cumbre de la escultura gótica navarra, de gran riqueza decorativa y elegantes proporciones.

TORRE DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA CON ÁBSIDE OCTOGONAL

La sala de Excavaciones fue abierta al público en 1996, para utilizarla como sala de exposiciones. Se levantó el suelo moderno que existía y bajo éste apareció el actual suelo de losetas de barro.

La sala de los Arcos es una de las salas más espectaculares del palacio. Su función fue únicamente arquitectónica, ya que se construyó para sofocar el peso del pequeño jardín de la reina. Los grandes arcos sujetan la plataforma donde está ubicado el jardín, en un primer piso, lo que lo convierte en un jardín colgante. Cuando llovía, el agua se filtraba desde el jardín de la reina, por lo que la sala, muy húmeda durante el invierno, no pudo utilizarse para nada. Las obras de impermeabilización se llevaron a cabo en el siglo XX. Actualmente, se utiliza como escenario en el marco del Festival de Teatro clásico de Olite.

PUERTA DE ACCESO AL PALACIO Y CAPILLA DE SAN JORGE JUNTO A LA IGLESIA

La escalera de caracol se accede a la planta noble del palacio, en la que están las dependencias de los reyes. Forma parte de la Gran Torre y es el núcleo principal del Palacio Nuevo. La escalera  tiene 34 escalones, que están marcados, tratándose de firmas de los canteros que tallaban dicha piedra para después cobrar.

La Cámara de la Reina estaba decorada con zócalos de madera, cerámicas de colores, tapices, pinturas, yeserías, una espectacular chimenea y vistas al jardín.  En las puertas de madera del Pirineo navarro había gruesas cortinas de tapicería. Los suelos estaban pavimentados con ladrillos esmaltados que cubrían con esteras hechas con juncos y tapices funcionando como alfombras durante el invierno (fabricados algunos en Navarra, y otros traídos de Chipre o Turquía). En los ventanales lucían amplias vidrieras de colores y los techos aparecían cubiertos de artesonados de madera, algunos de ellos pintados en dorado. También fue llamada Cámara de los Ángeles porque durante algún tiempo parte de la decoración que cubría las paredes fueron esculturas de ángeles.

Se conserva un inventario de los bienes personales del príncipe de Viana, del siglo XV, que incluye una silla dorada con cuatro cabezas de león y tapizada de terciopelo verde, tres bancos de madera de ébano y roble, una mesa ligera y una cama dosel de satén rojo bordado en oro, entre otros objetos.

La decoración se perdió durante el incendio de 1813, en el transcurso de la Guerra de la Independencia.

PASEO DE RONDA Y ALMENAS

La Cámara del Rey, también llamada Cámara de los Lazos, es un gran salón con amplios ventanales góticos y gran chimenea, que fue utilizado por el rey como lugar de recepción de invitados. Es uno de los mejores ejemplos del esplendor cortesano que alcanzó Olite durante el reinado de Carlos III el Noble. Los reyes y sus hijos necesitaban numerosos servidores (ayudantes de cámara, escuderos, jardineros, plateros o cocineros), repartidos entre los hostales particulares de cada miembro de la familia. Su nieto Carlos, príncipe de Viana, llegó a tener cuarenta personas a su servicio.

La Cámara de los Yesos, también llamada Sala Mudéjar, tiene una decoración basada en yesos que cubren parte de sus muros. Es la única sala que conserva decoración original. En este caso se trata de diez paneles de yeso hechos por maestros mudéjares que forman dibujos geométricos, lazos, emblemas heráldicos u hojas de castaño.

TRACERÍA DE ARCOS GÓTICOS EN LA GALERÍA DEL REY

La Galería del Rey, también llamada Galería sobre los Naranjos, es uno de los ejemplos más interesantes del gótico civil europeo. La tracería de los arcos se presenta de forma diferenciada entre la restaurada y la original. En los últimos años del reinado de Carlos III, esta galería se cubrió de vidrieras de colores para evitar las corrientes de aire. Está orientada al sur, hacia los patios de la Morena y de la Pajarera. Además, como en otras habitaciones, el techo era madera tallada y dorada.

GALERÍA DEL REY

Sobre la Sala de los Arcos, se encuentra el claustro, también llamado Galería de la Reina, que es un antiguo jardín colgante. En la actualidad está restaurado y únicamente conserva algún elemento originario, como un ángel con filacteria, o las huellas de asiento de los pilares que fueron copiados de los de la galería del rey.

El Portal de Fenero es el único conservado de la época medieval. Recibe este nombre porque por él entraba el heno que se distribuía al interior de la villa. Sobre el portal hay un escudo con las armas de Navarra y Evreux, y se alza la Torre homónima.

La muralla rodeaba totalmente la villa medieval. Existe documentación que demuestra que Carlos II el Malo como su hijo Carlos III el Noble ordenaron hacer reparaciones en el conjunto fortificado.

La Torre de la Atalaya, también llamada Torre del Vigía o de la Joyosa Guarda, controlaba la llegada de cualquier noticia exterior a la villa. La ventana representa el lazo eterno, uno de los símbolos de Carlos III.

Desde la atalaya se divisa la villa de Ujué, el cual sirvió durante siglos como avanzadilla militar del Reino de Navarra, haciendo de frontera con el Reino de Aragón. Desde él, se efectuaban señales a los diferentes puntos de vigilancia navarros ubicados a su alrededor.

TORRE DE LA ATALAYA

La Torre de los Cuatro Vientos fue también llamada Torre de las Tres Grandes "finestras" por sus tres grandes ventanales góticos. Desde su mirador, los reyes y nobles contemplaban las corridas de toros, justas y torneos que se celebraban en la explanada exterior del palacio.

En la clave de la bóveda está el escudo de Navarra-Evreux, blasón que aparece repetido en otros lugares del palacio y en otros monumentos de la ciudad.

En un principio estuvo comunicada a la Torre de la Atalaya mediante un estrecho pasillo, siendo en el siglo XVI cuando se añadieron unos potentes arcos para reforzarla.

TORRE  DE LOS CUATRO VIENTOS

La Torre del Aljibe se utilizaba como cisterna y sus piedras estaban unidas con plomo para evitar la fuga del agua. Ésta se traía del río Cidacos, por medio de cañerías de cerámica a la parte baja de la torre. A su pie, un torno de madera ascendía el agua hasta el interior del aljibe.

Todo el palacio estaba dotado de un sistema de tuberías de plomo para canalizar el agua. Estas tuberías estaban embutidas en las hendiduras visibles en muchas pareces del palacio, sobre todo en el Patio de Morera y en el Jardín Viejo.

Para llegar a ella había que ascender primero por la Torre de Fenero y desde ahí mediante un antiguo paseo de ronda que comunicaba con esta otra torre.

TORRE DEL ALJIBE Y TORRE DEL HOMENAJE

La Torre de las Tres Coronas es de forma octogonal y presenta tres cuerpos que van disminuyendo de forma graduada, como si fueran tres coronas. Los diferentes pisos rodeados con de pasillos de ronda y matacanes fueron coronados con dos artísticas chimeneas.

TORRE DE LAS TRES CORONAS

La Torre del Homenaje es el puno más alto del palacio, situado en la cuarta planta, tiene 40 metros de altura. Con las obras de reconstrucción del palacio se hizo más alta, siendo su altura original la de las amplias terrazas que quedaron debajo.

Desde ella se observa Tallafa al norte; Beire Pitillas y los primeros cabezos de las Bardenas Reales al sur; San Martín de Unx y Ujué al este; y Monte Plano al oeste.

TORRE DEL HOMENAJE

En el exterior hay tres elementos pertenecientes al complejo palatino:

Bajo esa enorme "cáscara de huevo" hay un pozo de ocho metros de profundidad que guarda el hielo y la nieve del invierno, y los mantenía halados el verano. Lo conseguían mediante la paja que funcionaba como aislante formando varias capas y a que es uno de los puntos más fríos y sombríos de Olite. El hielo era utilizado para conseguir bebidas frías o helados, conservar alimentos o usos médicos. La documentación existente prueba de su utilización desde el siglo XVII hasta principios del XX.

TORRE  DE LOS CUATRO VIENTOS Y TORRE DE LA ATALAYA

La Capilla de San Jorge, en actual estado de ruinas, fue una capilla privada de los monarcas. Construida a finales del siglo XIV, a esta zona también se la conoce como Palacio de la Reina, ya que fue su promotora Leonor de Trastámara. En la construcción participaron canteros musulmanes de Valencia, teniendo como artesano mayor a Martín Périz de Estella en la técnica de formar muros, cornisas moriscas de ladrillo, yeserías, artesonados y zócalos de azulejos. Debajo de la misma se conserva una de las bodegas del palacio.

RUINAS DE LA CAPILLA DE SAN JORGE

El Palacio Viejo es el actual Parador Nacional de Turismo. Es el núcleo originario del palacio, con origen romano, probablemente en el siglo I d.C. Fue ocupado por visigodos en el siglo VII, visitado por el rey navarro Sancho VII el Fuerte y reformado finalmente por la dinastía de los Teobaldos en el siglo XIII.

Lo único originario que dejaron los años de expolio tras el incendio del siglo XIX fueron las paredes exteriores y las torres. El interior es completamente nuevo.

Se articulaba en torno a un patio central desde donde se accedía a caballerizas, graneros o despensas. Con torres en sus esquinas, discurría paralelo a la antigua murallas.

PALACIO VIEJO ACTUAL PARADOR NACIONAL DE TURISMO

En la segunda planta del palacio se hallan dos habitaciones, conocidas como Salas de Guardarropa y de las Damas de la Reina. En la actualidad alberga la Exposición Olite. Trono de un Reino.

En ella están exhibidas las propuestas presentadas al concurso que convocó la Diputación Foral de Navarra en 1924 para la reconstrucción del palacio. Los ganadores fueron los hermanos Yárnoz Larrosa.

Además de los proyectos de reconstrucción, también se pueden ver fotografías, maquetas y dibujos antiguos.

FOTOS DE LA EXPOSICIÓN OLITE. TRONO DE UN REINO

FOTOS DE LA EXPOSICIÓN OLITE. TRONO DE UN REINO

PLANOS DE LA RESTAURACIÓN DEL CASTILLO DE OLITE

MAQUETA DEL CASTILLO DE OLITE ANTES DE LA RESTAURACIÓN

MAQUETA DEL CASTILLO DE OLITE DESPUÉS DE LA RESTAURACIÓN

14/06/2022

Alonso de Ercilla y el poema épico La Araucana


Alonso de Ercilla fue poeta y soldado, famoso por escribir el poema épico La Araucana

ALONSO DE ERCILLA

Alonso de Ercilla y Zúñiga nació en Madrid, en 1533, pero pertenecía a una familia de origen vizcaíno natural de Bermeo. Su padre, fue Fortún García de Ercilla, miembro del Consejo de Órdenes y miembro del Consejo Real, y de Leonor de Zúñiga, dama de la emperatriz Isabel de Portugal.

Ercilla nunca perdió sus orígenes aristocráticos y vizcaínos, a los cuales recordó con orgullo en uno de sus poemas.

"Mira Poniente, a España y la aspereza
de la antigua Vizcaya, de do es cierto
que procede y se extiende la nobleza
por todo lo que vemos descubierto;
mira a Bermeo cercado de maleza,
cabeza de Vizcaya, y sobre el puerto
los anchos muros del solar de Ercilla,
solar antes fundado que la villa."

Su alto linaje nobiliario le sirvió para que, desde muy joven, estuviese junto a su madre y sus hermanas en la Corte del emperador Carlos V. Allí estuvo trabajado como paje del príncipe Felipe, adquiriendo una educación renacentista y aprendiendo varios idiomas. Acompañó al futuro rey de España en sus viajes por Italia, Alemania, Inglaterra y otros países europeos.

En 1555, estando en Londres, en los desposorios del príncipe Felipe con María de Tudor, se recibieron noticias de graves desórdenes en el Virreinato del Perú y la Gobernación de Chile. Decidió pasar a América y enrolarse en la armada que partió a Perú, para doblegar una insurrección de los indios araucanos (mapuches). Al mando de la expedición estaba el recién nombrado gobernador y capitán general de Chile, García Hurtado de Mendoza.

ALONSO DE ERCILLA Y GUERREROS ARAUCANOS

En la Gobernación de Chile estuvo diecisiete meses, entre 1557 y 1559, tomando parte de varios enfrentamientos contra los araucanos. Estos indios estaba liderados por el cacique Caupolicán, que había derrotado a Pedro de Valdivia y tomado varias fundaciones españolas en aquel territorio.

En este tiempo escribió una obra literaria por la que pasó a la historia, La Araucana. Se trata de un poema épico de exaltación militar compuesta en octavas reales y dividida en 37 cantos, donde narraba los hechos más significativos de la expedición de la conquista de Chile, como las batallas en las que participó: Lagunillas, Quiapo y Millarapue, o la derrota de los caciques Caupolicán, y Lautaro, protagonistas del poema. Para su escritura aprovechó materiales como cueros, trozos de cartas y cortezas de árboles.

De su participación en aquella cruenta contienda, dejó escrito un inmortal testimonio en sus épicos versos:

"La rabia della muerte y fin presente
crió en los nuestros fuerza tan extraña,
que con deshonra y daño de la gente
pierden los araucanos la campaña.
Al fin dan las espaldas, claramente
suenan voces: ¡Victoria! ¡España! ¡España!"

En 1558, el virrey Mendoza fundó la ciudad de Osorno. Durante las celebraciones de su fundación, Ercilla fue detenido y enjuiciado a la pena de muerte por el virrey debido a un conflictivo incidente con otro compañero de expedición y rival suyo, Juan de Pineda. Por la intervención de personas influyentes no se ejecutó la pena, pero aún permaneció en prisión unos meses hasta que fue desterrado. Ercilla narró este controvertido asunto en su épico poema:

"Ni digo cómo al fin por accidente
de mozo capitán acelerado
a plaza fui sacado injustamente
a ser públicamente degollado;
ni la larga prisión impertinente
do estuve tan sin culpa molestado
ni mil otras miserias de otras suerte,
de comportar más grave que la muerte."

ALONSO DE ERCILLA Y LA GOBERNACIÓN DE CHILE

Pero más que como político y guerrero, Ercilla pasó a la historia como autor de uno de los poemas épicos más grandes de la lengua española. Miguel de Cervantes llegó a escribir que La Araucana era considerada como una de las mejores obras épicas en verso castellano que haya producido España y fue salvada de la quema de libros de la biblioteca del Quijote en aquel capítulo.

El gran historiador, filósofo y crítico literario Marcelino Menéndez Pelayo escribió que:
"No hay literatura en el mundo que tenga tan noble principio como la de Chile, la cual empieza nada menos que con La Araucana, obra de ingenio español, ciertamente, pero tan ligada con el suelo que su autor pisó como conquistador, y con las gentes que allí venció, admiró y compadeció a un tiempo, que sería grave omisión dejar de saludar de paso la grave figura de Ercilla."

También formó parte de la expedición que partió desde Panamá para arrestar a Lope de Aguirre por su sublevación ante el rey Felipe II y muerte del adelantado Pedro de Ursúa.

Pero, en 1563, estuvo de regreso a España. Fue nombrado caballero de la Orden de Santiago, miembro de la Corte, y estuvo cumpliendo varias misiones diplomáticas en Cortes europeas.

En 1569, publicó la primera parte de su gran obra literaria La Araucana, dedicada a su rey Felipe II.

En 1570, casó con María de Bazán, mujer muy acaudalada, con una dote matrimonial de más de ocho millones de maravedíes. Instalado en Madrid, nueva sede real de la Monarquía española, terminó de imprimir las partes segunda y tercera de su obra, en 1578 y 1589.

En 1594, falleció en Madrid, a los 61 años de edad, pero su sepulcro se ubica en el convento de San José de Ocaña, Toledo.

LA ARAUCANA DE ALONSO DE ERCILLA

Además de la conquista de Chile, escribió poemas épicos sobre otras glorias del Imperio español de su tiempo. Sobre la batalla de Lepanto, en la que participó "la flor de juventud y gallardía de la nación de España", escribió versos de fuerza e inspiración extraordinarias. Las primeras palabras que ponía en la voz del general Juan de Austria al avanzar sobre la armada turca fueron las siguientes:

"Oh valerosa compañía
muralla de la Iglesia inexpugnable,
llegada es la ocasión, éste es el día
que dejáis vuestro nombre memorable!
¡Calad armadas y remos a porfía,
y la invencible fuerza y fe inviolable
mostrad contra estos pérfidos paganos
que vienen a morir en nuestras manos!
Que quien volver de aquí vivo desea
al patrio nido y casa conocida,
por medio desa armada gente crea
que ha de abrir con la espada la salida;
así cada cual mire que pelea
por su Dios, por su Rey y por la vida,
que no puede salvarla de otra suerte
si no es trayendo al enemigo a muerte."

El enfrentamiento clave de la batalla ocurrió, como era costumbre en aquella época, entre las naves capitanas de ambas escuadras. Así describió Ercilla el abordaje a la nave capitana otomana por parte de la comandada por Juan de Austria y su almirante Requesens:

"Mas la real cristiana, aventajada
por el grande valor de su caudillo,
a puros brazos y a rigor de espada
abre recio en la turca un gran portillo
por do un grueso tropel de gente armada,
sin poder los contrarios resistillo,
entra con un rumor y furia extraña,
gritando: ¡Cierra! ¡Cierra! ¡España! ¡España!"

LA ARAUCANA DE ALONSO DE ERCILLA