30/08/2022

José de Iturriaga y Aguirre


Diputado general de Guipúzcoa, y marino de la Real Armada española y de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, comendante jefe de la Expedición de Límites del Orinoco de 1751

JOSÉ DE ITURRIAGA Y AGUIRRE

José de Iturriaga y Aguirre era natural de Azpeitia, donde nació en 1699. Fue miembro de una familia perteneciente a la élite de esta localidad guipuzcoana.

En febrero de 1718, se enroló como guardiamarina en la Real Armada a la vez que su hermano Agustín, pocos meses después de fundarse la Academia del departamento Naval de Cádiz.

Agustín de Iturriaga y Aguirre, también azpeitiarra, llegó a ser capitán de navío en 1740. Al mando del navío Constante, murió gloriosamente en el combate de Cabo Sicié, junto a las costas del Virreinato de la Nueva España, en 1767.

En 1727, fue alcalde de Azpeitia y diputado general de Guipúzcoa, sin embargo su carrera profesional iba a estar más destinada a América y la Armada española.

Durante este tiempo se dedicó al comercio del cacao venezolano como miembro de la Real Compañía Mercante Guipuzcoana de Caracas, además de de servir a la Real Armada española con el rango de teniente de navío en 1733.

En 1739, fue ascendido a capitán de fragata para realizar importantes comisiones en América con motivo del inicio de la Guerra de la Oreja de Jenkins, o Guerra del Asiento, entre España y Gran Bretaña. Iturriaga era ya considerado uno de los mejores oficiales de marina, motivo por el que fue nombrado primer director de la Compañía Guipuzcoana del cacao.

En 1740, se hizo cargo de dos navíos de la Compañía Guipuzcoana que debían transportar a Caracas militares, armas y otros pertrechos de guerra con que reforzar la desguarnecida costa de la Provincia de Venezuela, en el Virreinato de Nueva Granada.

En 1741, comandó una flotilla de cinco navío que partiendo de Cádiz llegó a La Habana, transportando dos regimientos de militares con los que reforzar la isla de Cuba ante el bloqueo inglés. Desde allí, condujo las naves a Caracas para fortalecer la defensa de los puertos de la Guaira y Puerto Cabello.

Poco después, la escuadra del almirante Charles Knowles atacaba las posiciones españolas del Caribe. Iturriaga se hizo cargo de la defensa naval e infringió a la armada británica una severa derrota primero en los combates de Puerto Cabello y, después, en la célebre defensa de La Guaira.

Su brillante protagonismo fue reconocido por la Corona con el nombramiento de capitán de navío graduado en 1745. En los años posteriores, Iturriaga se convirtió en un verdadero experto en cuestiones relacionadas con la región de Venezuela: preparó un proyecto de mejora de las fortificaciones de Puerto Cabello; y emprendió incursiones en corso por el interior del Orinoco, donde los holandeses ejercían contrabando y guerra apoyados en sus aliados caribes.

Con el estallido del movimiento de Juan Francisco de León, en 1749, la asamblea de la Compañía Guipuzcoana optó por enviar a Iturriaga de regreso a España para defender sus derechos de forma presencial. Con este motivo escribió el Manifiesto que probaba el beneficio aportado con el establecimiento de la Compañía de Caracas, publicado aquel mismo año 1749. A través de este manifiesto, Iturriaga pretendió probar ante la Corte española los beneficios mercantilistas conseguidos por la Guipuzcoana y, al mismo tiempo, la ilegalidad de la rebelión de pequeños cosecheros y contrabandistas que se acababa de producir contra ella en Venezuela.

MAPA DEL BAJO ORINOCO

Durante esta etapa, las relaciones de Iturriaga con el poder fueron excelentes, ya que formaba parte del equipo de colaboradores de Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, que era ministro de Marina, Indias y Hacienda y principal promotor político del resurgimiento de la Armada española en el siglo XVIII. Era miembro de las Juntas de Asesoramiento presididas por Sebastián de Eslava, virrey de Nueva Granada.

En 1750, Iturriaga fue nombrado caballero de la Orden de Santiago.

En 1751, el secretario de Estado José de Carvajal le asignó el mando de la Expedición de Límites del Orinoco al capitán José de Iturriaga. Era posiblemente el oficial del Ejército más experimentado y que mejor conocía la geografía de la zona del Orinoco y el Amazonas, en concreto del paso interfluvial entre uno y otro río, que se reveló como la cuestión clave para determinar la ruta de la expedición.

Además, poseía una alta preparación científica y humanista, que fue adquiriendo mediante el estudio de los textos que conformaban su biblioteca. Entre aquellos libros se encontraban obras de Feijoo, Sarmiento, Jorge Juan, Antonio de Ulloa, La Condamine, Los ejercicios espirituales de San Ignacio, textos de náutica, astronomía, matemáticas, hidráulica y máquinas, además de algunos en lenguas francesa e inglesa que sitúan a Iturriaga entre los marinos de elevada formación a medidos del siglo XVIII.

Y, a pesar de los casi cincuenta y cinco años con que contaba Iturriaga en el momento de su nombramiento, aceptó el reto de tan complicada empresa. Llegó a confesar al capitán guipuzcoano Gaspar de Munibe, comisario de la Expedición de Límites del Sur:
"Yo estoy tan cansado de bogar al remo, que ahora diez años me pusieron en las manos, me veo todo cano, desdentado y deshecho, pero con espíritu para no desistir de la empresa, aunque fuera mil veces más trabajoso."
Este nombramiento marcó el último período de actividades para Iturriaga, recibiendo la real cédula de Fernando VI de su cargo de primer comisario el 14 de diciembre de 1753. Un año antes, en 1752, había alcanzado la jefatura de Escuadra de la Armada.

La comisión debía determinar el trazado de la frontera hispano-portuguesa en la región brasileña situada entre los ríos Orinoco y Amazonas, en cumplimiento del Tratado de Límites hispano-portugués de 1750. Sin embargo, a este propósito se añadieron otros intereses de tipo político (expulsión de holandeses), científico (estudios de la canela, la quina de Guayana y el cacao) y económico (conocer el estado de las misiones y valorar las posibilidades productivas de la región).

Entre sus colaboradores figuraban el coronel Eugenio de Alvarado, los marinos José Solano y Bote, Vicente Doz y Nicolás Guerrero, el botánico sueco Pehr Löfling, los médicos Benito Paltor y Antonio Condal, los dibujantes Bruno Salvador Carmona y Juan de Dios Castel. La fragata Inmaculada Concepción y el navío Santa Ana transportaron hasta Cumaná un gran número de marinos, soldados y científicos destinados a los trabajos de trazado de la línea divisoria con los dominios portugueses en aquella región.

FRAGATA INMACULADA Y NAVÍO SANTA ANA

Tras participar en los preparativos de la expedición, trabajó en ella desde supartida para América en 1754 hasta 1761.

Entre 1754 y 1761, desempeñó labores expedicionarias en el Orinoco y sus tributarios: exploró la Guayana, se levantaron mapas de sus costas, y recorrió el río Apure y las regiones del Cuchivero y del Cauta. Fundó los establecimientos de Ciudad Real o Altagracia en 1756 y Cuchivero en 1759. Este primer establecimiento se hizo a orillas del río Cuchivero y se le conoció como pueblo viejo, a raíz de los sucesos independentistas, el pueblo fue traslado hacia el sector donde hoy se encuentra y se le llama ahora San Francisco de Cuchivero o Pueblo Nuevo. Durante la expedición, interrumpida en 1760, además de exploraciones y fundaciones importantes, se realizaron descubrimientos biológicos y geográficos.

Desde 1762 hasta 1767, sirvió como comandante general de las fundaciones de Nuevas Poblaciones del Orinoco y Río Negro, dirigiendo un proyecto para la consolidación de la presencia española en la Guayana. Con este nombramiento culminaba una carrera dedicada a la guerra y el comercio. Fundó las poblaciones de Las Bonitas (Venezuela): situada a la margen derecha del Orinoco, frente a la isla de su nombre.

En 1767, cedió el mando a Manuel Centurión, nuevo gobernador de la Guayana. Paralítico del lado derecho, ciego y casi sordo, se desplazó a la isla de Margarita para restablecerse de su enfermedad. José de Iturriaga y Aguirre falleció al poco de llegar a Pampatar, el 14 de septiembre de 1767.

MAPA DEL CURSO DEL RÍO ORINOCO

25/08/2022

Juan Lorenzo Calvo de Rozas en el Primer Sitio de Zaragoza


Juan Lorenzo Calvo de Rozas nació en Ranero, concejo del valle de Carranza situado en las Encartaciones del Señorío de Vizcaya, en 1773. Pasó a la historia de España por ser uno de los principales promotores de la heroica defensa del Primer Sitio de Zaragoza, tras el estallido de la Guerra de Independencia española en 1808.

Se dedicó al comercio, llegando se ser muy rico gracias su emprendimiento en Madrid. Tras el levantamiento del 2 de mayo, marchó con su familia a Zaragoza con la intención de ponerse a salvo, dejando atrás propiedades y negocios. Pero viendo que esta otra ciudad se revelaba, decidió unirse a las fuerzas armadas del general Palafox.

Huido de Bayona, el general José Rebolledo de Palafox y Melci llegó a Zaragoza, instalándose en la Torre de Alfranca, cercana de la capital aragonesa. Desde allí preparó el alzamiento de la ciudad junto a los más exaltados patriotas.

JUAN LORENZO CALVO DE ROZAS

El 14 de mayo, llegó a Zaragoza la noticia de las abdicaciones de Carlos IV y de Fernando VII al trono español obligados por Napoleón, los cuales estaban retenidos en Bayona. Esto generó una ola de indignación y sublevación entre los vecinos. Al día siguiente, un motín popular estallaba con virulencia contra José I Bonaparte, el usurpador del Reino de España. La población tomó la residencia del gobernador militar y se apoderó del arsenal de la Aljafería, con 25.000 fusiles y 80 piezas de artillería.

El 26 de mayo, Palafox fue nombrado comandante, al frente de una junta revolucionaria, y a su lado estaba Lorenzo Calvo de Rodas. El vizcaíno contribuyó a la preparación del plan de alzamiento y resistencia contra el Ejército napoleónico, sin tener en cuenta el precario estado de la nación, ni la carencia de recursos para la resistencia armada, contando sólo con el coraje de un pueblo.

El 9 de junio de 1808, Calvo de Rozas estuvo presente en la Junta Suprema de las Cortes del Reino de Aragón, en sesión celebrada en el Ayuntamiento de Zaragoza para constituir la Junta de Defensa. Allí fue nombrado corregidor de Zaragoza e intendente de Hacienda del Ejército y Reino de Aragón, por Palafox, y leyó un escrito que constituye la ejecutoria de su prestigio. Uno de sus párrafos dice:
"Para dirigir el Ramo de Hacienda con la rectitud, energía y acierto que exige tan digna causa, he nombrado por intendente a don Lorenzo Calvo de Rozas, cuyos conocimientos en este Ramo, y cuya probidad incorruptible me son notorias. La casualidad de haber enviado aquí a principios de mayo su familia para librarle del peligro, y el temor de permanecer él mismo en Madrid en circunstancias tan críticas, lo trajo a Zaragoza el día 28 del pasado… lo he llamado y precisado a admitir este cargo a pesar de que sus negocios y la conservación de su patrimonio reclamaba imperiosamente su vuelta a Madrid…, va firmado por José de Palafox y Melci."

Esta es una muestra de la confianza que Palafox había depositado en Calvo de Rozas.

Palafox lanzaba una proclama para animar a los voluntarios a la lucha. Según recoge José María Iribarren en el libro Espoz y Mina. El guerrillero, el defensor de Zaragoza aseguraba:
"Tengo provisión abundante de municiones, cañones, obuses y morteros. En pocos días, además de la tropa reglada, habré adiestrado a unos treinta mil paisanos con sus oficiales. Desde mañana empiezan a salir los primeros tercios para cubrir fronteras."

El general aragonés tenía en mente que era necesario desgastar a las fuerzas francesas y retrasar la llegada a Zaragoza. Su hermano, el marqués de Lazán intentó trabar combate en Tudela movilizando al paisanaje navarro. Surgieron pequeñas revueltas en villas como Puente la Reina, Lodosa o Cáseda, pero especialmente en Estella.

Además, se organizaron grupos móviles que con pequeñas acciones esporádicas distrajeran tropas en labores de vigilancia y persecución. Carcastillo sería un buen punto de penetración, con el apoyo decidido de Ujué, y dos navarros, el abogado corellano Lucas Gil y el leitzarra Andrés Eguaguirre, resultarían comisionados para llevar a cabo estas acciones de guerrilla.

Los primeros guerrilleros navarros se organizan en Estella, partidas de voluntarios que son conocidas como las Navarradas, y cuya reacción se expandió a otros pueblos navarros. Al fracasar el levantamiento de Estella, unos 300 estelleses, liderados por el capellán Bernabé Iráizoz y el comisionado Miguel Insauisti, acudieron a la llamada de Palafox para la defensa de Zaragoza. Allí se encontraban estudiantes navarros como Martín Xavier Mina Larrea, conocido como "el Mozo", los hermanos Francisco y Sebastián Gambra, roncaleses, hijos de Pedro Vicente Gambra, quien había sido alcalde y capitán a guerra de la villa de Roncal, con una muy destacada actuación bélica en la defensa del valle durante la Guerra de la Convención francesa (1793-1795). En los acontecimientos de Zaragoza participaron de forma activa los primeros guerrilleros navarros que más tarde organizarían el llamado Corso Terrestre Navarro.

El 29 de mayo, en las afueras de Zaragoza, 4.500 patriotas voluntarios realizaron ejercicios de adiestramiento, a la espera de enfrentarse a los franceses. Esos días se unieron a la tropa en periodo de instrucción varios miles más de voluntarios venidos de varias ciudades colindantes, entre los que se encontraba un joven guipuzcoano llamado Tomás de Zumalacárregui. La ciudad se preparaba para la defensa.

JOSÉ DE REBOLLEDO PALAFOX Y MELCI Y CHARLES LEFEBVRE-DESNOUTTES

A principios de junio, el general francés Charles Lefebvre-Desnouettes, acantonado con sus fuerzas en Pamplona, se encargaría de ocupar y someter la capital de Aragón para sofocar el levantamiento. El 6 de junio, emprendió la marcha seguido de un numeroso y experimentado ejército formado por tres regimientos de lanceros del Vístula, de origen polaco, y dos de línea franceses, además de dos batallones de italianos, 300 zapadores y 200 artilleros con 16 cañones. Sumaban casi 6.000 combatientes.

Lefebvre consiguió avanzar tras sufrir aquellos pequeños enfrentamientos, cuya victoria más destacada fue la del 14 de junio, en las cercanías de la villa de Alagón ante el general Palafox. Al día siguiente se presentaba en Zaragoza, apoderándose de las puertas de Santa Engracia, del Portillo y del Carmen.

El pueblo zaragozano hizo frente al ejército sitiador. Lefebvre se vio obligado a retirarse a media legua de distancia en el campo de lucha sembrado de bajas: 500 muertos, centenares de heridos y la pérdida de seis piezas de artillería. Este hecho es conocido también como la batalla de las Eras.

El 15 de junio, Zaragoza celebró este provisional triunfo frente al Ejército imperial de Bonaparte, y decidió combatirles. Ante la ausencia del general Palafox, en búsqueda de refuerzos, había que designar en el acto un líder que acaudillarse aquella rebelón de patriotas dispuestos a expulsar a los invasores de su ciudad.

Según Antonio Blázquez, miembro de la Real Academia de la Historia:
"Desde el momento en que el gobernador militar había salido de Zaragoza en su Primer Sitio para oponerse a las tropas de Lefebvre, eligieron a Calvo de Rozas para sustituir al valiente Palafox en el Gobierno de la ciudad. Ni encanecidos militares, ni ricos propietarios, ni nobles mil que encerraba Zaragoza, obtuvieron honor tan insigne, debido a su talento y patriotismo."
Según el historiador Gómez de Arteche:
"Fue infatigable en la obra de dar consistencia a la revolución y fuerza a la defensa."

Calvo de Rozas asumió el liderazgo de las milicias urbanas por consenso general, transformando la ciudad en un campamento. Desde aquel 15 de junio, nombró mandos subordinados a su jefatura, distribuyó las fuerzas, se encargó del suministro de alimentos y la distribución de armas, municiones y pólvora, y ordenó abrir zanjas y barricadas en las avenidas.

Tras redactar los bandos dados a los ciudadanos, recorrió las calles de la ciudad, animando a los artilleros en las baterías, así como a las milicias urbanas en sus posiciones.

Asignó a toda la población no combatiente en servicios auxiliares, y sacó de la cárcel a diversas personas encerradas por meras sospechas, especialmente al ingeniero militar Antonio de Sangenis y Torres, verdadero organizador técnico de las defensas.

DEFENSORES DEL PRIMER SITIO DE ZARAGOZA

El 17 de junio, Lefebvre ofreció un pacto de rendición a los defensores, bajo pasar a cuchillo a todos los habitantes si esta fuese rechazada. Mientras tanto, el día 19, Palafox salió de Belchite para interceptar las comunicaciones. Pero este plan fue desbaratado por Lefebvre. Ante la negativa del pueblo zaragozano de entregarse, Lefebvre propuso una reunión diplomática con Calvo de Rozas, y en ella demostró su valor.

El historiador, Agustín Chaho refirió este suceso así:
"Fingiendo un comandante polaco deseos de pasarse con algunos de sus compatriotas, había perdido una conferencia a Calvo de Rozas, quien no tuvo inconveniente en concurrir a ella fuera de la puerta del Portillo. Se vieron de improvisto rodeados por un número crecido de franceses que los condujeron a un olivar cercano, donde arrojando su máscara el falso negociador, declaró a Calvo que su objeto no era sino exigirle la rendición como jefe supremo que era en ausencia de Palafox, bajo pena de pagar con la vida su temeraria resistencia, quedando desde luego prisionero. Lejos Calvo de Rozas de sobrecogerse con tal alevosía, habló al traidor con entereza, fingiendo que la gente del caudillo les acechaba con los cañones prevenidos, con lo cual le obligó a cambiar de tono repentinamente."

Las tropas francesas comenzaron a bombardear, y el 1 de julio, lanzaron un ataque general. El teniente coronel Francisco Marcó del Pont dirigía las fuerzas del Portillo, el de igual grado Domingo de la Ripa las del Carmen, y el sargento mayor de origen vizcaíno Mariano Renovales las de Sancho.

Desde el primer momento la lucha fue feroz hasta que llegó la noche. Los ataques continuaron durante varios días, y el día 10 de julio, los franceses cercaron la ciudad por la orilla izquierda del Ebro. Palafox salió a cortar el avance, pero, viéndose en dificultades, Calvo de Rozas acudió con refuerzos, y aunque un proyectil mató a su caballo, contuvo a los sitiadores.

COMBATE DEL PRIMER SITIO DE ZARAGOZA

El 4 de agosto, Calvo de las Rozas y el oficial Justo San Martín, después de cuatro horas de lucha, fueron los últimos en retirarse desde la batería que enfilaba desde la avenida de Santa Engracia desde el Coso. Los franceses tomaban el Coso, y la población armada trató de refugiarse en dirección al Arrabal, desanimada ante la noticia de la ausencia de Palafox. Calvo de Rozas consiguió detener a la vanguardia de ataque francés en el Coso haciendo estallar un repuesto de municiones. Después, en el Arrabal reunió a todos los hombres disponibles que encontraba, formando una resistencia de 600 entusiastas junto al brigadier Torres, quienes obligaron a retroceder la envestida napoleónica, que se refugia en San Francisco y en el hospital.

Gómez de Arteche confirmó aquellos hechos:
"Ya para entonces había abandonado la ciudad el general Palafox, seguido de gran parte de la caballería y algunos oficiales de su Estado Mayor. Cuando los franceses se abrieron paso por el apostillado recinto de Santa Engracia y el Carmen, Palafox comprendió que era imposible la resistencia…"

El historiador Toreno añadió que Calvo de Rozas embistió al frente de 50 de los más valientes hombres armados entre los 600, llegando a hacer retroceder a su adversario, después de cuatro horas de intensa lucha. Gracias a estos contrataques, Zaragoza resistió al primero de los sitios que sufrió, el del 4 de agosto de 1808.

Tras la retirada del sitio, la situación de la ciudad seguía siendo crítica: falta de hombres, municiones y víveres. Se acordó que fuese el líder vizcaíno que se reuniese con el capitán general Palafox en Villafranca de Ebro. Su ejército regular entró en Zaragoza el 8 de ese mes, que fue recibido con entusiasmo. Nuevos éxitos de los zaragozanos obligaron a los franceses a mantenerse a la defensiva, hasta que se retiraron hacia Alagón, el 14 de agosto.

22/08/2022

Leyenda de San Miguel y el dragón Herensuge


Durante el primer siglo de la Reconquista, el caballero Teodosio de Goñivolvía a su señorío tras luchar contra los árabes. El diablo, disfrazado de ermitaño, le engañó asegurándole que ante su ausencia su mujer le había sido infiel. Entró en ira, acudió a su torre y por equivocación apuñaló a sus padres, quienes dormían en su cama matrimonial. Arrepentido por su imprudencia, quiso pagar su penitencia arrastrando unas pesadas cadenas hasta Aralar.

El diablo volvió a aparecer ante él, esta vez en forma de dragón-culebra conocido como Herensuge. Con la ayuda del arcángel San Miguel, quien también apareció, le libró de sus ataduras y le ayudó a vencerlo. Como muestra de agradecimiento, Teodosio construyó una ermita bajo la advocación del arcángel. Herensuge fue enterrado entre los valles de Aralar y Ultzama, a medio camino entre San Sebastián y Pamplona.

El culto a San Miguel pervive aún en Navarra. La iconografía de algunos de sus templos muestra a este mensajero divino sometiendo al dragón o Príncipe de las Tinieblas.

SAN MIGUEL Y EL DRAGÓN HERENSUGE

19/08/2022

Cuaderno del Señorío de Vizcaya de 1342


Acaudillados por el rey castellano Alfonso XI, los vascos tuvieron una participación realmente brillante en la batalla del Salado, a orillas del río Salado (Cádiz), en 1340. Esta batalla fue vital para el avance de las huestes cristianas con el objetivo de arrebatar a los musulmanes su último reducto, el Reino de Granada. La vanguardia del ejército castellano estuvo formada por Juan Núñez de Lara, procedente de una importante familia castellana y casado con María II Díaz de Haro, señora de Vizcaya. Asimismo, la infantería guipuzcoana fue mandad por el también guipuzcoano Amador de Lazcano.

Por todo ello, el rey de Castilla quiso compensar sus fieles servicios aprobando el Cuaderno del Señorío de Vizcaya de 1342. Esta fue la primera compilación legal vizcaína, y que se redactó en lengua castellana. Algunos mitologistas han querido afirmar que se escribió en euskera, lo cual es completamente falso.

mapa señorío vizcaya maría díez haro
SEÑORÍO DE VIZCAYA Y MARÍA II DÍAZ DE HARO

El cuaderno se redactó para establecer claramente las competencias que había de tener el señor respecto al señorío. Además, se recogieron distintos usos y costumbres, que se convirtieron en ley. El acto se oficializó mediante Juntas Generales en Guernica, en torno al árbol, reunidos los representantes más importantes de Vizcaya en ese mismo año de 1342. Y allí el señor de Vizcaya, como antes el rey de Castilla en Guipúzcoa, sancionó los usos y costumbres convirtiéndolos en ley.

Esta compilación fue la que preparó la definitiva redacción del Fuero de Vizcaya en 1452. Destacan asimismo en este Cuaderno los capítulos 23 y 28, dedicados respectivamente a la defensa de la libertad personal y a la libertad de comerciar.

El asedio de Algeciras (Cádiz) por las huestes cristianas tuvo lugar entre los años 1342 y 1344, en el empeño de controlar el peligroso estrecho de Gibraltar, por donde se deslizaban las invasiones provenientes de Marruecos. La participación vasca fue tan importante en este sitio que el rey Alfonso XI concedió a San Sebastián distintas mercedes y privilegios, como se puede ver en una Real Cédula de 1345, donde el rey habla de ello expresivamente:
"Al tiempo que Nos teníamos cercada la nuestra ciudad de Algeciras por el gran menester en la guarda de la mar, que nos vinisteis á servir con naos."

fuero señorío vizcaya juntas generales
FUERO VIEJO DE VIZCAYA

15/08/2022

Sebastián de Lartaun


Catedrático y rector de la universidad de Oñate en 1552, y obispo de Cuzco en el virreinato del Perú en 1573

SEBASTIÁN DE LARTAUN

Sebastián de Lartaun nació en Oyarzun, Guipúzcoa, en el siglo XVI. Figura entre los hombres más distinguidos del valle de Oiartzun.

Cursó estudios en la Universidad de Alcalá de Henares, hasta conseguir el doctorado en teología en la escuela de San Justo y Pastor de esa ciudad. En el ejercicio de su ministerio, fue beneficiado con una canonjía, en la iglesia de Calahorra.

Fue catedrático de la Universidad de Oñate, y, en 1552, fue rector. Fue amigo del escritor y cronista real Esteban de Garibay, quien le cita repetidamente en su Compendio historial.

Presentó solicitud para el obispado de Panamá, pero no fue aprobada. Apoyado por san Pío V, en septiembre de 1570, fue nombrado obispo de Cuzco, en el Virreinato del Perú, un alto cargo en la jerarquía eclesiástica indiana.

Antes de emprender el viaje a las Indias, fue consagrado en la iglesia de San Esteban de Oyarzun, el 17 de agosto de 1572. Así una inscripción latina en letras de oro aparece esculpida en los altares del Rosario y San Nicolás.

UNIVERSIDAD DE OÑATE

Se embarcó en Sevilla en 1572 y llegó a su sede el 28 de junio de 1573, tomando posesión de su cargo obispal del virreinato. Pronto entró en conflicto con el cabildo de Cuzco, debido a las reclamaciones sobre la parte que le correspondía en la percepción de los diezmos. Además, se opuso a la fundación de la diócesis de Arequipa, que debía desprenderse de la del Cuzco en atención a lo solicitado por su antecesor en la sede, fray Juan Solano.

Encargó al sacerdote Cristóbal de Molina el Cuzqueño que escribiese una Relación de fábulas y ritos de los incas, el único de sus escritos que se conserva, en la Biblioteca Nacional de España. Antes de ella, había escrito una Historia de los incas, también por encargo del obispo, la que actualmente está perdida. Lartaun estaba interesado en conocer la historia de los incas y requería informarse del estado de la evangelización. Lo más probable es que quisiera conocer las costumbres religiosas incas con el fin de realizar una labor de evangelización más efectiva, pues el movimiento idolátrico Taqui Onqoy había demostrado que la colonización no había conseguido los resultados esperados.

Durante el III Concilio de Lima de 1582, convocado por el arzobispo Toribio de Mogrovejo, tuvo que defenderse de sus numerosos adversarios: corregidores, vecinos y compañeros eclesiásticos. Presentaron en la asamblea un memorial de veintitrés capítulos de queja, reclamando exigencias del sobre rentas y pensiones. Se formaron dos bandos episcopales, mientras que el arzobispo Mogrovejo intentaba mediar entre ambos. Lartaun negó la autoridad del prelado de Lima, según la cual "la presidencia del concilio le ejercía el Espíritu Santo".

Resultó finalmente un concilio fructífero ya que los teólogos y lingüistas redactaron con esmero los textos de los catecismos en tres lenguas (español, quechua y aimara) así como los valiosos complementos pastorales. Se aprobaron hasta veinticinco decretos, con lo cual el 13 de octubre de 1583 concluyó el Concilio.

Murió al año siguiente en Lima y sepultado en el convento grande de San Agustín de Lima.

ENCOMIENDA VIRREINAL DE PERÚ

11/08/2022

Tratados fronterizos de Bayona


La consideración de la cordillera pirenaica como frontera es relativamente contemporánea. Desde un punto de vista político, comenzó a aplicarse a partir del siglo XVIII, con la aparición de los estados liberales y las primeras definiciones teóricas y legislativas de nación. Pero en cuanto a la determinación geográfica de los límites actuales se terminó de concretar en el siglo XIX.
En diciembre de 1856, se firmó el Tratado entre Guipúzcoa y Navarra con el territorio francés. El 14 de abril de 1862, quedó formalizado el acuerdo para delimitar las lindes desde Navarra a Andorra. En junio de 1868, la frontera pirenaica llegó al mar Mediterráneo.
Con todo, el Pirineo se erigió como auténtica frontera y muro de aislamiento hacia el final de la guerra civil de 1936-39 y durante la dictadura franquista, que pretendió blindar los casi quinientos kilómetros de extensión entre el golfo de Vizcaya y Cap de Creus. No obstante, la comunicación y las relaciones entre las dos vertientes de esta frontera natural han sido una constante en la historia.

MOJÓN FRONTERIZO ENTRE VERA DE BIDASOA Y BIRIATOU

La delimitación de la frontera hispano-gala definitiva, que en su mayor parte todavía sigue vigente, se llevó a cabo con la firma de los Tratados de Bayona entre 1856 y 1868. Durante los mandatos de la reina de España Isabel II y del emperador francés Napoleón III se firmaron entre ambos países varios acuerdos por los que se estableció la frontera:

El tratado de 1856, por el que se demarcaban los límites entre las provincias de Guipúzcoa y Navarra

El tratado de 1862, que señalaba los límites en las provincias de Huesca y Lérida.

El tratado de 1866, que hacía lo propio desde el valle de Andorra hasta el Mediterráneo.

El acta final del arreglo de límites, firmada en 1868.

Posteriormente ambos países concertarían acuerdos menores sobre el mismo punto. En 1980, se firmó un convenio para definir la frontera en el interior del túnel Bielsa-Aragnouet, y en 1984, con motivo de la construcción de la carretera que uniría el valle del Roncal con Arette, se acordó la cesión mutua de terrenos de 2710 m² de superficie.

En 1995, con la entrada en vigor del acuerdo de Schengen, se suprimieron los controles fronterizos de personas y mercancías, garantizando así la libertad de circulación a través de la frontera.

A raíz de lo establecido en los tratados de Bayona, la frontera se encuentra físicamente señalizada mediante 602 mojones que jalonan sobre el terreno la división entre ambos países. Estos mojones están numerados de oeste a este: el primero situado a orillas del Bidasoa y el último en Cap Cérbere, marcados con números y letras consecutivos. Otros 45 mojones señalan la frontera alrededor de Llivia; éstos están numerados en sentido antihorario a partir del número 1, situado a la entrada de la carretera francesa RD-68 en el enclave. El mantenimiento de esta señalización corre indistintamente por cuenta de ambos estados.

07/08/2022

¿Cuál es el origen del nombre de España?


Según Samuel Bochart, el origen del nombre de Hispania, que le dieron los romanos a la península Ibérica, proviene de su anterior denominación fenicia. Es decir, que fueron los fenicios quienes le dieron tal nombre a la península, llamándola I-shphanim (pronunciado Isfanim), que vendría a significar "tierra abundante en conejos", pues era un animal que abundaba en la península y que los fenicios no acostumbraban a ver por sus tierras y fue lo primero que les llamó la atención.

Hay otra hipótesis más reciente, sostenida por Jesús Luis Cunchillos y José Ángel Zamora, quienes son partidarios del origen en la raíz I-span-ya, que significa "isla o costa de los forjadores de metales" o bien "isla o costa donde se baten o forjan metales" motivado dicho nombre por la abundancia de minas en la zona del antiguo Reino de Tartessos. El comercio de los metales, además, era un factor que atraía a los fenicios hacia estas costas, fundando colonias como Gadir o Malaka.

Las sucesivas traducciones latinas de esta I-shphanim derivaron a la Hispania romana. Tras la caída del Imperio romano de occidente y la llegada de los visigodos al territorio hispano, la antigua provincia romana de Hispania pasó a llamarse Reino Hispanovisigodo.

La marca Hispánica fue un conjunto de condados fronterizos establecidos en los Pirineos tras la invasión islámica en la península, denominados por el Imperio carolingio como marcas defensivas.

mapa hispania romana españa conventos
MAPA DE LA HISPANIA ROMANA

03/08/2022

Getaria nobiliaria y marinera


Guetaria - Getaria ha desarrollando actividades económicas derivadas del mar, y ha aportado personajes ilustres y linajes nobiliarios que levantaron en sus calles sus casas solariegas en estilos gótico o barroco. Destacan el palacio de Indianocua, la torre de Aldamar, la casa de Olazábal, el edifico Jaureguía, la Casa Larrumbide y la Torre Aldamar.

Escudo municipal Guetaria ayuntamiento
ESCUDO MUNICIPAL DE GETARIA

El Palacio Indianokua es un magnífico edificio en estilo barroco. Destacan los ornamentos vegetales, en forma de pares de palmas que coronan el dintel de la puerta y los arcos carpaneles de las ventanas de la planta baja. El resto de los vanos destacan por su amplitud y se abren a balcones con rejas de forja. La planta superior está delimitada por dos platabandas en que aparece un decorado escudo de armas y una inscripción latina:
"NISI DOMINUS AEDIFICAVERIT DOMUMINVANUM LABORAVLRUNI QUI A DIDICANT EAM"

Fue propiedad de Cristóbal de Basurto, destacado hombre de negocios de principios del siglo XVII. A finales del XVI, se había instalado en San Luis de Potosí, en el Virreinato de la Nueva España, uno de los principales centros proveedores de plata de la Corona española. Llegó a generar una fortuna mediante la explotación de su mina argentífera.

En 1612, el "indiano" regresó a su villa natal, y promovió la construcción de grandes galeones comerciales para la Carrera de Indias y en expediciones pesqueras a Terranova.

La familia Echave Asu compró esta casa en 1676, adquiriendo su aspecto actual. Su primer propietario fue Pedro de Echave Asu, capitán de galeones. Su descendiente, José Fernando Echave Asu y Romero, siendo diputado general de Guipúzcoa en 1794, tomó parte de la Convención revolucionaria francesa.

Escudo armas Palacio Indianokua Guetaria
PALACIO INDIANOKUA

El Palacio Romero es un llamativo ejemplo de casa palaciega en estilo neoclásico. Destaca su escudo de armas en la esquina del linaje de los Asu. Esta propiedad, con sus jardines y la adyacente torre Asuenecoa se convirtieron en el siglo XVIII en uno de los inmuebles de los Romero de Echave Asu.

Anteriormente, se ubicaba en ella el linaje Rameri, una casa nobiliaria de origen flamenco asentados en la segunda mitad del siglo XVII en ciudades como San Sebastián, Hondarribia y Getaria. El capitán Román de Rameri, originario de Lille, realizó un lucrativo comercio durante las décadas de 1660 y 1670, intercambiando hierro vasco y manufacturas europeas por productos coloniales americanos como el palo de campeche.

PALACIO ROMERO Y TORRE ASUENECOA

La Torre Asuenecoa es la primitiva torre medieval del linaje de los Asu, que aún conserva diversos elementos de la Edad Moderna: saeteras, modillones y puertas doveladas.

A mediados del siglo XVII, Pedro de Echave Asu, capitán de galeones, gestionó desde Sevilla, capital comercial del Imperio español, los negocios de su tío Juan Ramus de Asu, uno de los principales hombres de poder de la ciudad de Lima, capital del Virreinato del Perú.

Otro descendiente del linaje afincado en Perú fue Francisco Echave Asu, el cual llegó a ser arzobispo de Lima

Pedro heredó, además, los negocios que los Echave desarrollaron desde mediados del siglo XVI: construcción de galeones, expediciones a Terranova y el comercio con las provincias americanas del Imperio español.

En su calidad de descendiente de Juan Sebastián Elcano, hizo evidente ese vínculo familiar en 1671, mandando instalar la lápida en su honor de la parroquia de San Salvador.

Escudo armas Arsu Palacio Romero
ESCUDO DE ARMAS ARSU EN EL PALACIO ROMERO

El conjunto urbanístico situado en la calle de San Roque, aunque denominado Torrecalera "calle de las torres", es un grupo de torres medievales en estilo gótico que albergaba a los linajes nobiliarios más ricos y poderosos de la villa, principalmente comerciantes y armadores. Formando la denominada, desde el siglo XVI, son edificios de similares características, siendo una de las calles más elevadas dentro del casco de la villa.

Tanto su situación como su aspecto palaciego conseguían reforzar su creciente preeminencia social frente a linajes señoriales como los Zarauz, Iraeta, Aldamar, etc., situados justo en la parte contraria de la villa, en torno a la iglesia y la calle Aldamar.

Permanecieron en su aspecto original tras la destrucción de la villa por la I Guerra Carlista en año 1835, aunque fueron restauradas en época reciente.

Sus fachadas destacan por sus vanos dovelados, por sus puertas apuntadas y por la delicada decoración de sus ventanales geminados, de los que podemos ver un ejemplo similar en la fachada trasera de la torre Zarautz Jauregia. Las hileras de ménsulas de su fachada habrían servido para sostener estructuras de madera, ahora desaparecidas. Otra torre especialmente restaurada es la que alberga el hotel Saiaz Getaria.

TORRE GÓTICA MEDIEVAL EN TORRECALERA

La Torre de Aldamar se encuentra en el lado este de la villa guipuzcoana y portuaria de Getaria. Fue propiedad de los señores de Aldamar, emparentados al linaje de la casa de Zarauz. Esta antigua casa-torre, conocida como "la Atalaya" fue reconstruida a principios del siglo XVII, conformando un amplio complejo palaciego, del que en la actualidad solo se conserva la torre.

El historiador Lope Martínez deIsasti se refirió a ella en 1625, de esta manera:
"Es principal y antigua, que los dueños de ella sirvieran al emperador Carlos V en Túnez y en otras ocasiones con sus naos…"
El edificio señorial se hallaba adosado a la muralla del Frente de tierra de Getaria, dotada en otros tiempos de puente levadizo. Contaba con huertas y otras dependencias entre las que figuraba el imponente edificio, semejante a una torre, que servía de almacén de cereales y otros productos, adquiridos a través de las extensas rentas que cobraban los Aldamar, así como a través de sus relaciones comerciales.

La parte noble, adosada a la muralla, resultó completamente destruida durante el asedio y posterior asalto carlista sufrida por la villa en la I Guerra Carlista de 1834. A pesar de haber sufrido reformas, conserva sus muros de sillería de arenisca, así como la gran portada de arco de medio punto que daba acceso al almacén que se halla cubierto mediante una bóveda.

TORRE DE ALDAMAR

En la calle Mayor, la Casa Larrumbide es otro ejemplo de construcción medieval, con la primera planta de sillería y las dos siguientes de ladrillo y madera.

Las Casa-torre de Zarauz-Jauregia y la de Ochoa Ibáñez de Olano forman un impresionante conjunto artístico e histórico en estilo gótico sin igual en la geografía urbana vasca. Integradas también en la calle Mayor, están adosadas entre sí y abrazadas a la Iglesia parroquial de San Salvador. Datan de la primera mitad del siglo XV y fueron levantadas con carácter residencial y defensivo, en un estratégico emplazamiento en piedra de sillería.

Muestran rasgos típicos de la arquitectura gótica como portadas doveladas o ventanas ojivales y geminadas. La torre de Zarauz es producto de las sucesivas ampliaciones de una torre datada en el siglo XIV y que, al menos parte de su fachada, data en realidad del XVII.

Las excavaciones realizadas en dicho solar sacaron a la luz, además, un valioso yacimiento arqueológico que custodiaba huellas de presencia humana desde el siglo II d. C. hasta el XX, por lo que permitió reconstruir la historia de este enclave desde época romana hasta nuestros días.

CASAS-TORRE DE ZARAUZ-JAUREGIA Y DE OCHOA IBÁÑEZ DE OLANO

Getaria fue villa de marinos que trabajaron de comerciante haciendo la Carrera de Indias con las provincias americanas del Imperio español, de armadores y cazadores de ballenas a Terranova, y de militares en las Reales Armadas españolas. Estos fueron sus casos más ilustres:

Juan Sebastián Elcano tomó parte de la expedición de Fernando de Magallanes a las islas de las Especias en 1519. En la nao Vitoria, culminó el viaje realizando la primera circunnavegación de la tierra en 1522, con el que quedaba empíricamente demostrada la redondez de la tierra y sentaba las bases para el dominio del Imperio Español a través de los océanos.

Lope Martínez de Zarauz fue miembro del Consejo Real de Enrique IV y corregidor de Castro Urdiales y de Laredo en 1452, 1453 y 1454.

Antonio de Urquiola fue ingeniero naval y general de la Armada española. Nacido a mediados del siglo XVI, fue superintendente de los astilleros reales de Santiago en el río Urola y de los de Pasajes y Lezo. Dirigió, entre otras, la nao San Juan Bautista, buque insignia del almirante Aramburu. Fue general de la Real Escuadra del Cantábrico y murió en 1600. En Getaria era propietario de la Casa de Urquiola. Su hijo fue el capitán Baltasar de Urquiola, que se arruinó tras una serie de desafortunadas transacciones financieras a mediados del siglo XVII. Esta casa fue vendida a los Asu, y su original escudo de armas desapareció.

Antonio Arriola é Isasi fue alférez de mar, que sirvió catorce años en la Real Armada del mar Océano. Después pasó a servir a la Corona española en el estado de Milán, tomando parte de las Guerras de Piamonte. En 1619, fue propuesto para capitán de mar y guerra en la Escuadra de Guipúzcoa, que se estaba organizando.

Joaquín de Villafranca fue auditor general de los Reales Galeones de España en 1656.

Domingo de Bonechea y Andonaegui fue navegante que trató de incorporar para el Imperio español la isla de Thaití, situada en el océanos Pacífico, en 1775.

Manuel de Agoste y Bonechea fue navegante, comerciante y factor de la Real Compañía de Filipinas en Cantón. Dejó escrito un valioso testimonio de sus viajes náuticos-comerciales por las aguas del Atlántico, el Índico y, sobre todo, el Pacífico, entre los años 1779 y 1798. En 1799 fue elegido Alcalde de Getaria.

Joaquín María de Barroeta y Hurtado de Mendoza y Aldamar fue político liberal, aunque defendiendo el régimen foral guipuzcoano. Durante la Guerra de la Independencia española luchó contra los franceses. En la I Guerra Carlista tomó parte del bando liberal de la reina Cristina de Borbón. Fue alcalde de Getaria en 1815 y senador del Reino en 1844, cargo desde el que defendió la integridad de los fueros vascongados en la Constitución liberal. Entre sus reconocimientos están los de ser caballero de la Orden de Santiago, recibir la Gran Cruz de Isabel la Católica y ser Gentil hombre de Cámara.

Prudencio Arnao también fue liberal, como el anterior, un militar que luchó contra los carlistas en la III Guerra Carlista.

José Francisco de Iturzaeta Eizaguirre fue un destacado calígrafo del siglo XIX, reconocido por su labor de la recuperación del arte en siglos pasados y ese el autor de El arte de escribir la letra bastarda española y Gran colección general de todos los caracteres europeos, entre otros títulos.

CASA-NOBILIARIA DE GETARIA