29/04/2022

Literatura legislativa medieval del Reino de Navarra


Las obras legislativas escapan al terreno de la estricta literatura, aunque a veces incorporen determinados pasajes o elementos con valor literario, como por ejemplo, los exempla contenidos en el Fuero general de Navarra, especie de apólogos, patrañas o cuentecillos a la manera de los de El conde Lucanor de don Juan Manuel.

Algunas de estas obras fueron el Liber Regum, el Fuero de Estella, los Fueros de la Novenera, el Fuero extenso de Tudela, el Fuero general de Navarra, de mediados del siglo XIII, del que destacan sus apólogos o exemplos.

El libro de recopilaciones legales Libro de Felipe de Navarra, fue escrito en el siglo XIII por el autor que lleva su nombre, mientras que el siglo XIV destaca el pensador villavés Pedro de Atarrabia.


FUERO GENERAL DE NAVARRA

25/04/2022

Tomás Renovales y Goicolea


Capitán de la División Navarra durante la Guerra de la Independencia española y oficial del Ejército realista durante la Guerra de Independencia de Venezuela, que intentó el asesinato de Simón Bolívar en 1818

TOMÁS RENOVALES Y GOICOLEA

Tomás Renovales y Goicolea nació en Arcentales, comarca vizcaína de las Encartaciones, en 1787. Era hijo de Joaquín de Renovales y Juana de Goicolea; y sobrino de Mariano Renovales y Rebollar, líder guerrillero y posteriormente brigadier del Ejército español durante la Guerra de la Independencia española.

En torno a este conflicto iba a girar la vida de Renovales durante buena parte de su juventud. En diciembre de 1808, tomó parte del Primer Sitio de Zaragoza junto a su tío Mariano y muchos otros vascos, y poco después, en enero de 1809, en el Segundo Sitio de Zaragoza, combatiendo al Ejército francés del emperador Napoleón Bonaparte y el rey José I de España.

Lo hizo como profesional del Ejército español, con rango de cadete en el Batallón de Húsares de Aragón. Este cuerpo militar fue creado por el general José Rebolledo de Palafox, y dirigido por su tío, el brigadier Mariano de Renovales, durante el segundo sitio.

Tras la rendición de Zaragoza en febrero de 1809, tío y sobrino fueron hechos prisioneros y conducidos hacía Francia. De camino a Pamplona, la altura de Caparroso, ambos fueron liberados por la guerrilla navarra de los hermanos Gambra, naturales del valle de Roncal. Fermín, Pedro, Francisco y Sebastián habían estado a las órdenes de Mariano de Renovales en Zaragoza, por lo que fueron en su búsqueda.

Durante seis meses, Tomás estuvo en la guerrilla de su tío, junto a otros líderes guerrilleros como Fermín Gambra o Gregorio Cruchaga, organizando la resistencia de civiles armados en los valles del Roncal y combatiendo al Ejército napoleónico acuartelado en Pamplona y en otras guarniciones navarras.

Al final de la Guerra de la Independencia, en 1814, había ascendido a capitán de la División Iberia, también llamada División Navarra, cuerpo regular español del anterior Corso Terrestre de Navarra que dirigía Francisco Espoz y Mina.

PRIMER SITIO DE ZARAGOZA

Aprovechando la contienda hispano-gala, surgieron movimientos de sublevación en los virreinatos española de América. Desde Cádiz, partió una expedición al mando del general Pablo Morillo con el objetivo de sofocar la rebelión producida en la Capitanía General de Venezuela, en 1815. En esta expedición tomó parte Tomás de Renovales, y hecho por el cual pasaría a la historia de la Guerra de Caracas. Este vizcaíno siempre se mantuvo fiel a su rey Fernando VII y a la defensa de los virreinatos del Imperio español frente a insurgentes, y leal a su general Pablo Morillo "el Pacificador".

La expedición de Morillo llegó a la isla Margarita, y desde ahí a tierra firme. Tomó parte de las acciones armadas de Santa Rosa, en 1815, y de Santa María de Ipire, El Pilar y Píriru, en 1816.

En 1817, Salvador Moxo, comandante general de las tropas de operaciones de las provincias de Venezuela, asignó Tomás de Renovales el mando del frente de combate de la provincia de Barcelona.

General Venezuela Virreinato Nueva Granada
CAPITANÍA GENERAL DE VENEZUELA, AÑO 1810

En 1818, tomó parte de la batalla de Calabozo y en otras acciones militares en el interior del territorio venezolano. Pero por lo que ha pasado a la historia de Venezuela ha sido por el intento de asesinato al prócer independentista Simón Bolívar. Así, el 16 de abril de 1818, fue comisionado por orden del coronel Rafael López de realizar un plan de ataque el Cuartel General del Ejército Republicano, ubicado en Rincón de los Toros, un lugar situado en la actual villa de Ortiz, a pocos kilómetros al sur de San José de Tiznados, en el estado de Guárico.

La madrugada del 17 de abril, Tomás Renovales estaba al mando de 8 soldados con el que efectuaría la operación. Primero, consiguieron el santo y seña que les permitiría el acceso al interior del campamento, mediante la captura de un sirviente del capellán venezolano Esteban Prado, que además les proporción una información muy útil para conocer el lugar donde estaba la comandancia. Luego, engañando a los centinelas, haciéndose pasar por una patrulla que regresaba.

Una vez dentro, pidió al coronel Francisco de Paula Santander, que le condujeran hasta la tienda de campaña de Simón Bolívar para informar sobre supuestos movimientos de los realistas. Una vez dispuesto frente al objetivo, Tomás Renovales dio la orden de lanzar una ráfaga de disparos con sus fusiles. Bolívar consiguió escapar ileso del ataque por encontrarse fuera de su catre o que descansaba en otra tienda de campaña. En cambio, resultaron muertos su capellán, el coronel Galindo y algunos oficiales republicanos junto con otros que resultaron heridos.

Aquel incidente fue aprovechando por el Ejército realista para lanzar otro ataque directo al cuartel, en el que murieron unos 700 soldados republicanos. Ante la confusión, Renovales tuvo que escapar del lugar; y Bolívar logró escapar ayudado por el sargento Leonardo Infante.

El 21 de abril de 1819, el rey Fernando VII recompensó aquel intento fallido de eliminar a Simón Bolívar con el ascenso a teniente coronel.

SIMÓN BOLÍVAR Y TOMÁS RENOVALES

Posteriormente, participó en participó en varias acciones de guerra a las órdenes del Miguel de la Torre, gobernador y capitán general de Venezuela. Una de ellas fue la batalla de Carabobo, en junio de 1821.

Aquel año, contrajo matrimonio con Nicolasa de la Concepción Fernández y García, criolla natural de Calabozo, en el estado Guárico.

Tras la pérdida de aquella provincia ultramarina, Tomás Renovales fue trasladado a la isla de Puerto Rico, donde permanecería desde 812 hasta 1832. En abril de 1823, el gobernador y capitán general Miguel de la Torre le nombró comandante supremo de su Departamento Militar. Aún terminaría cambiando de cuerpo militar los últimos años de su vida, ya que fue coronel del Batallón de Caballería Húsares de Aragón hasta 1835, año de su defunción.

21/04/2022

¿Qué es el País Vasco francés?


El País Vasco francés está formado por estos tres territorios históricos:

Labort (Lapurdi, Labourd). El nombre de este territorio deriva de la localidad romana de Lapurdum (actual Bayona). Constituyó brevemente uno de los feudos del rey Navarra, como vizcondado pero fue ocupado por los ingleses durante la Guerra de los Cien Años, pasando tras ésta a Francia.

Baja Navarra (Nafarroa Beherea, Behenafarroa; Basse Navarre). Esta comarca estuvo vinculada progresivamente a la Corona francesa. Constituye la porción de Navarra que no logró anexionar la Corona de Castilla, manteniéndose bajo la dinastía Foix. Esta casa entroncaría con la de Borbón. Enrique III de Navarra, encabezó el bando hugonote (protestante) en las guerras religiosas francesas, llegando a heredar el trono de Francia con la condición de hacerse católico pronunciando la frase: "París bien vale una misa" y siendo conocido como Enrique IV; la Navarra continental mantuvo aún formalmente la independencia bajo su reinado pero fue incorporada a Francia por su hijo en 1620.

Sola (Zuberoa, Soule). Este pequeño vizcondado pirenaico tuvo también cierta relación de dependencia feudal con el rey de Navarra.

Las tres entidades en su conjunto reciben el nombre eusquérico de Iparralde, que significa  "territorio norte" del lado continental francés; frente al de Egoalde, "territorio sur" del lado peninsular español.

El territorio del País Vasco francés no está reconocido en la actualidad en Francia como entidad política diferenciada, estando englobados en el Departamento de los Pirineos Atlánticos, aunque constituyen una región histórico-cultural reconocida. Contiene a tres territorios, que eran provincias políticas existentes antes de la división departamental de Francia durante la Revolución en 1789.

vascos franceses país lapurdi zuberoa navarra escudos
ESCUDOS DE LOS TRES TERRITORIOS DEL PAÍS VASCO-FRANCÉS

El País Vasco francés es físicamente mucho más suave y dulce que del otro lado de los Pirineos, salvo las cumbres y estribaciones de la gran cadena montañosa de los Pirineos. La identidad se manifiesta mucho más en la población, en los tipos, en las costumbres y en el uso del euskera, más extendido en el campo que en la parte española, si bien en perfecta armonía con la utilización del francés.

Navarra extendió su dominio en varios reinados a parte del territorio vasco francés y algún rey navarro-aragonés como Alfonso I el Batallador llegó hasta Bayona, puerto ideal para Navarra. La influencia Navarra siempre estuvo presente en las "tierras de ultrapuertos" aún en la larga etapa en la que toda Aquitania estuvo bajo el dominio inglés de los Platagenet.

mapa euskal herria herrialdes vascos iparralde egoalde
TERRITORIOS HISTÓRICOS DE EUSKAL HERRIA

16/04/2022

Monasterio de San Salvador de Leyre


En la falda de la sierra de Leyre, a solo 50 kilómetros de Pamplona y dominado el embalse de Yesa, se levanta una masa compacta de piedra que esconde los inicios de un pequeño reino. El monasterio de San Salvador de Leyre es uno de los monumentos más importantes de Navarra, siendo la muestra más representativa y antigua del arte románico de la Comunidad Foral.

Leyre es a Navarra lo que Covadonga a Asturias, siendo cuna del reino y base de la Reconquista, Corte Real, deposito de verdaderas reliquias, sede episcopal, fortaleza, hospital estratégico del Camino de Santiago, mausoleo de monarcas, centro monástico de fe, saber y poder, escuela de reyes, cuna del Románico. Así lo expresa la propia Diputación de Navarra:
"Leyre es la reliquia mayor de Navarra. Tal vez no existiría Navarra si no existiese Leyre. En sus viejas piedras está la razón del Reino Pirenaico, que nació precisamente en estas sierras y en estas tierras."
Habitado y mantenido por una comunidad de la Orden Benedictina, este Monumento Nacional ofrece una impresionante cripta del siglo XI, la iglesia Abacial presidida por la Virgen de Leyre, con su portada y su cabecera de estilo románico, y el panteón que contiene las tumbas de los primeros reyes pamploneses.

Su topónimo parece derivar de una raíz celta, al igual que Loire (cuya capital Le Puy-en-Velay es punto neurálgico de las rutas compostelanas), y pudo traerlo un eremita de los se asentó en la zona. Significaría "lugar donde corre el agua", explicado por los cuatro ríos de sus alrededores (Aragón, Eska, Salazar e Irati).


En el año 824, era coronado en Pamplona el señor Íñigo Arista como primer rey pamplonés. Él y sus sucesores tuvieron que enfrentarse al poderoso Califato de Córdoba y ante la llegada de tan temible adversario buscaron refugio en el monasterio. Desde sus alturas podían ver cómo se acercaba acechante el invasor por la ribera del río Aragón. En caso necesario siempre quedaba la opción de escapar montaña arriba, hacia los altos picos y los densos bosques.

Las primeras noticias documentadas del lugar datan del año 848, constatando que era una centro monástico en forma de convento y regido por el abad Fortunio. Fue beneficiario de numerosas donaciones de los monarcas pamploneses, adquiriendo un gran poder. Pero su origen es anterior ya que bajo la nave gótica se halló una planta de tres naves y ábsides semicirculares en estilo carolingio o mozárabe. También en un muro del monasterio apareció una inscripción romana que apunta la preexistencia de una templo pagano.

San Eulogio de Córdoba visitó el monasterio en aquel año de 848 y envió una carta al obispo de Pamplona, conocida como Epistula ad Wiliesindum, admirando su hospitalidad y añadiendo que era el más rico e interesante de cuantos había visitado. Contaba ya con un centenar de monjes "varones muy señalados en el temor de Dios". Destacó su vastísima biblioteca y se llevó copia de un libro sobre el profeta Mahoma que luego utilizó en una de sus obras: Apologeticus Martyrum

El rey Fortún Garcés, una vez rescatado de su cautiverio cordobés, encontró refugio espiritual y reposo a su maltrecha vida ordenándose monje del monasterio. Allí fue sepultado definitivamente, junto a otros de los primeros reyes, en un sencillo panteón que recuerda los comienzos de un pequeño reino cristiano de los Pirineos.

Los monarcas del Reino de Pamplona del siglo X demostraron una clara preferencia por Leyre. La donación más curiosa es la que entregó el primero de la dinastía de los Jimena, Sancho I, en el 918. Fue villa de Liédana, una diadema, un mulo y dos eneunucos, seguramente capturados en algún harén musulmán.



Alcanzó su mayor esplendor en el siglo XI por obra de Sancho III el Mayor, quien fue educado en Leyre, introdujo la reforma cluniacense, nombró a sus abades como consejeros reales y obispos de Pamplona y atrajo el románico a Navarra. Debido a la destrucción que sufrió por Almanzor, Sancho III construyó la iglesia románica. El nuevo templo que fue consagrado doblemente: la cabecera de tres ábsides y cripta por su nieto Sancho IV el de Peñalén, en en 1057; y su ampliación románica por Pedro I de Aragón y Navarra, en 1098. 

Posteriormente, se prolongaron los muros laterales del templo a los que se añadió la puerta Speciosa y una cubierta de madera.

A finales del siglo XV, se retiró a la cubierta de madera y cubrió el templo con una hermosa bóveda gótica de crucería de cuatro tramos.

En su máximo apogeo Leyre llegó a poseer una buena parte del Reino de Pamplona: reyes, señores, sacerdotes, y ricos hombres realizaron donaciones de tierras, huertos, molinos, casas, viñas y haciendas. Las rentas, derechos, bienes, herencias, diezmos y primicias se sumaron a su patrimonio hasta llegar a poseer 38 villas y 72 casas religiosas. 

En el siglo XIX comenzó la decadencia mediante un incendio en 1800, y finalmente con el decreto de incautación de José Bonaparte en 1809, cuando los monjes abandonaron el monasterio, regresando en 1814 al final de la Guerra de la Independencia española.

Aquellos monjes volvieron a ser exclaustrados en el Trienio Liberal (1820-1823), y definitivamente en 1836 tras la Desamortización de Mendizaval. En pocos años el monasterio abandonado se fue hundiendo; en 1836 se llevaron a Yesa los hueros de los reyes que estaban esparcidos y hasta se prohibió entrar con ganado a la iglesia.

En 1867, se subastó y fue adquirido por Pedro García Goyeneche por 400 duros, aunque se anuló la venta y en 1888 se decretó su restauración. En 1945, la Diputación aprobó un nuevo proyecto de rehabilitación, propiciando que un grupo de benedictinos volviera al monasterio. Fue en 1961, cuando se instituyó nuevamente como abadía, en la que en la actualidad siguen realizando sus cantos gregorianos, como los madrugadores maitines.


En la actualidad el complejo religioso se compone de tres cuerpos adosados: la iglesia abacial en el centro, y a ambos lados el monasterio moderno y el viejo monasterio que alberga una hospedería y restaurante.

El monasterio de Leyre es un buen edificio religioso para entender la evolución de la arquitectura desde el primer románico del siglo XVI al elaborado gótico del siglo XVI. Las bóvedas de medio cañón del pequeño templo del fondo se sustentan en poderosos muros, que apenas dejan pasar la luz por estrechas ventanas. El gótico, en cambio, se atreve con amplios espacios donde sus arcos apuntados se descargan en pilares reforzados por los arbotantes. Así, los muros ya carecen de función estructural y pueden ser sustituidos por amplias vidrieras que dejan pasar la luz. En Leyre, sí hay amplios arcos, pero no vidrieras.

Para cubrir el techo con bloques de piedra lo más sencillo en la época de su construcción era juntar arcos, uno detrás de otro, dando lugar a una bóveda de medio cañón. A cada arco le corresponde un pilar, y todos juntos forman un denso muro donde poco sitio queda para abrir los huecos de ventana. Es un sistema muy básico, pero sólido y de una belleza pétrea.

TORRE Y ÁBSIDES ROMÁNICOS

La torre fue levantada en el siglo XI, cuando el estilo románico era todavía una técnica de muros imponentes. Antes hubo una iglesia prerrománica que fue destruida tras las reformas efectuadas para construir una nueva iglesia con tres ábsides en estilo románico que recogen el altar.

monasterio medieval san salvador leyre navarra
PATIO DEL ANTIGUO MONASTERIO

El monasterio medieval se ordenaba en torno a un claustro romano de que ya nada queda. Ahora está conformado por la hospedería y lo preside un solitario arbotante.

ARBOTANTE JUNTO A LA IGLESIA

ARBOTANTE JUNTO A LA IGLESIA

El arbotante es un elemento estructural que se asemeja a una persona que alarga su brazo y empuja para evitar que caiga una pared. En este caso, se diseñó para repartir las cargas de la bóveda gótica de la iglesia. En Leyre sólo se construyó uno, al comprobar que con tan ancho muro no era necesario ninguno más.

TÚNEL DE SAN VIRILA

El túnel de San Virila fue un pasadizo bajo la iglesia y junto a la cripta, que comunicaba el claustro viejo con las huertas, cuya finalidad era facilitar el tránsito de los monjes entre ambos lugares. Su nombre se debe a la estatua que lo preside al final del pasillo.

PUERTA SPECIOSA

PORTADA ROMÁNICA

La puerta Speciosa fue construida en el siglo XVII, en ella trabajaron distintos artistas. Pero fue la obra del maestro Esteban, el autor del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, la más admirada en la actualidad. La portada románica consta de un arco con triple arquivolta sobre columnas con capiteles y fustes. Estas arquivoltas están decoradas con animales desesperados y mujeres mesándose los pelos, entre otros símbolos; esas figuras representan los siete pecados capitales: la ira, la gula, la codicia, la pereza, la soberbia, la lujuria y la envidia.

CRIPTA CON ALTAR CENTRAL FRENTE A COLUMNA


CRIPTA CON BASTOS CAPITELES

La cripta está formada por fuertes muros, bóvedas de medio cañón y pilares de toscos capiteles. Pero es la sencillez del primer románico en estado puro. Encima se encuentra la iglesia románica y parece que la función de la cripta fue salvar el desnivel entre el templo prerrománico existente y el nuevo románico, así como para asentar las bases sobre las pronunciadas laderas de la sierra. Función tan prosaica no desmerece a la singularidad de la cripta, ni a sus bastos capiteles, a la vez cada uno diferente, ninguno igual a otro. La parte central, una vez empezadas las obras y visto el peso que iba a tener que soportar, se dividió en dos, dando lugar a un ábside un tanto extraño con su alter central y dos pilares en medio.

ARCÓN FUNERARIO DE LOS REYES PAMPLONESES

LÁPIDA DEL ARCÓN DE LOS REYES PAMPLONESES

En el Panteón de los Reyes Pamploneses descansan los restos de los primeros monarcas del Reino de Pamplona, encerrados tras una reja. Su vida fue azarosa y su muerte no tuvo descanso. Tras la anexión de Navarra, en 1512, las sepulturas fueron escondidas en los muros de la iglesia para ser recuperadas y expuestas de nuevo, en 1613. En la actualidad, los restos se guardan en un arcón real cuya lápida explica:
AQUÍ DESCANSAN LOS RESTOS MORTALES DE LOS PRIMEROS REYES DE NAVARRA SANCHO GARCÉS (804-824), JIMENOS IÑIGUEZ (824-836), IÑIGO ARISTA (836-824), GARCÍA II IÑIGUEZ (860-882), FORTUÑO GARCÉS EL MONJE (882-905), SANCHO GARCÉS I (905-926), GARCÍA SANCHEZ III (926-970), SANCHO GARCIA II ABARCA (970-994), RAMIRO XIII ( -991) Y GARCÍA SANCHEZ IV EL TREMULO (994-999), ASÍ COMO LOS PRINCIPES ANDES Y MARTIN FEBO Y LOS DE SIETE REINAS, SEGUN CONSTA EN EL “LIBRO DE LA REGLA” DEL SIGLO XIII Y EN LAS “TABLAS DE LEYRE” DEL SIGLO XVII. 
POR DESEO PROPIO FUERON ENTERRADOS EN ESTE MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE LEYRE, CUNA DEL REYNO DE NAVARRA, Y SUS RESTOS PERMANENCEN EN ESTE ARCA DESDE EL 8 DE JULIO DE 1915. 

PARTE ROMÁNICA DE LA IGLESIA

PARTE GÓTICA DE LA IGLESIA

El interior de la iglesia es un lugar para comparar estilos: el primer románico de anchos muros y bóvedas de medio cañón y el último gótico de la amplia bóveda con sus arcos de 14 metros de largo. Pasar de un estilo al otro, es cruzar del siglo XI al XVI: medio milenio de progresos técnicos.

BÓVEDAS GÓTICAS DE LA IGLESIA

VIRGEN SANTA MARÍA DE LEYRE

PINTURA DE LA LEYENDA DE VIRILA Y EL RUISEÑOR DE LEYRE

ESTATUA DE SANTIAGO PEREGRINO DE LEYRE

CANTOS GREGORIANOS EN EL INTERIOR DE LA IGLESIA

Los monjes de la Orden de los Benedictinos que desde el Medievo custodiaban el monasterio se dedicaron a la liturgia y el canto en la iglesia. El Canto Gregoriano es lo más parecido a la música eterna  que escuchó el abad de la leyenda de Leyre, San Virila. Se trata de un canto monódico (de una sola línea melódica), a capela (carece de acompañamiento instrumental) y con la música supeditada al texto. Surgió en el siglo XIII como una evolución del canto romano confrontando al canto galicano. Su nombre proviene del papa Gregorio Magno, quien su hizo una recopilación del mismo pero ni lo inventó, ni lo cantó.

ÓRGANO SINFÓNICO ELÉCTRICO

La iglesia abacial posee el mayor órgano sinfónico del viejo reino, utilizado en misas. En 2014, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional pudo financiar el Proyecto Virila para la reconstrucción del órgano de Leyre. El nuevo órgano eléctrico está compuesto por 2.750 tubos, 44 registros y 3 teclados y pedalero.

RIBERA DE ARAGÓN Y SIERRA DE LEYRE

La historia del monasterio de Leyre está estuvo determinada por el entorno que la rodea: el valle de Aragón y la sierra. La ribera del río Aragón era un recurrido camino de acceso para las invasiones del reino. La sierra de Leyre es una larga y abrupta cadena montañosa de gran importancia ecológica, que constituye una espectacular barrera natural sobre el valle del río Aragón. Por su altitud y orientación, actúa como barrera climática y geográfica entre los valles pirenaicos al norte y el ambiente más mediterráneo al sur.

De ahí la importancia de su monasterio, que dominaba desde las alturas el valle de Aragón, y con la sierra a sus espaldas disponía de una inmejorable vida de repliegue.

HOSPITAL DE PEREGRINOS DE SANTA MARÍA DE YESA

El ramal del Camino de Santiago que penetra desde Francia por Somport, continúa por Jaca y la Canal de Berdún, entrando en Navarra por la villa de Yesa. Como testigo de este hecho están la iglesia vieja de San Esteban y el antiguo hospital de peregrinos de Santa María, situado cerca del puente de los roncaleses, por donde la ruta salva al río Aragón rumbo a Sangüesa.

MURAL DE LA IGLESIA DE SAN ESTEBAN

La Iglesia de San Esteban es un templo medieval del año 1200 aproximadamente, que está relacionada con el paso del Camino de Santiago por la villa de Yesa. En una reforma reciente se han recuperado unas importantes pinturas murales del siglo XVI, de las más destacadas de este siglo en toda Navarra. Portada de la misma época y bóvedas barrocas.

CAÑADA DE LOS RONCALESES

La Cañada Real de los Roncaleses es un antiguo camino por el que los pastores trashumantes del valle del Roncal llevaban el ganado desde los puertos pirenaicos hacia las Bardenas Reales de Navarra y en paralelo a la frontera con Aragón. En este terreno árido, el clima invernal es más complaciente que en la cordillera, y el ganado puede disponer de pastos. Tiene una longitud de 135 kilómetros, que los rebaños recorrían en cinco jornadas.

PUENTE DE LOS RONCALESES

El Puente de los Rocaleses es de época medieval con una importancia histórica, que servía de paso a antiguas rutas como la Cañada Real de los Roncaleses y el Camino de Santiago. Pudo haber antes un puente romano. Su nombre procede de una antigua leyenda según la cual los roncaleses, en la batalla de Olas, derrotaron al califa cordobés Abderramán, cerca del puente, por lo que éste figura en el escudo del valle de Roncal.

12/04/2022

El Crepúsculo de Dios, por Luis Haranburu Altuna



El Crepúsculo de Dios. Historial cultural del Cristianismo en Vasconia
Luis Haranburu Altuna, Editorial Atxular Atea, (2016), 586 páginas

Puede que el resultado de toda esta historia de relaciones entre Iglesia-religión y entorno sociopolítico siga siendo una asignatura pendiente en la sociedad vasca, en la que en lugar de buscar una solución adecuada al problema se sigue apostando por ignorar el problema y por un pragmatismo táctico capaz de asegurar el poder a un nacionalismo más o menos hegemónico en su idea instrumental de la cultura moderna.

En cualquier caso, el lector podrá encontrar en este libro toda la información histórica necesaria para acercarse a la evolución de esta relación siempre problemática en todas las sociedades europeas, para conocer los contextos cambiantes en su planteamiento, y las dificultades específicas que ha encontrado su resolución en el caso de la historia moderna de la sociedad vasca.

Se trata de una obra que narra la enorme y decisiva influencia de la Iglesia católica en el devenir de la historia política, social, cultural y económica del País Vasco.

Un libro necesario e imprescindible si queremos que, aunque con tardanza, la sociedad vasca pueda entrar en los parámetros de la cultura que hereda los principios de la ilustración.

Prólogo de Joseba Arregi

Obra promovida por la Fundación Popular de Estudios Vascos


09/04/2022

Miguel José de Azanza


Secretario de Estado y del Despacho de la Guerra en 1793, Virrey de Nueva España desde 1798 hasta 1800 y Ministro de Hacienda, luchó contra los franceses en 1795 y a su lado en la Guerra de la Independencia en 1808.

 
MIGUEL JOSÉ DE AZANZA

Natural de Aoiz, Navarra, donde nació en 1745. Cuando Miguel José de Azanza contaba con 17 años de edad, viajó al Virreinato de la Nueva España, en compañía de su tío José Martín de Alegría. Allí se colocó como secretario del visitador general José García de Gálvez, con el que recorrió la colonia conociendo muchos de sus problemas.

En 1771, regresó a la metrópoli y se alistó en el Regimiento de Infantería, pero abandonó la milicia para iniciar una carrera administrativa ingresando en el cuerpo diplomático. Ostentó la representación de encargado de negocios de la embajada de España en Prusia y de secretario de la embajada de España en Rusia.

En diciembre de 1795, fue nombrado secretario de Estado y más tarde secretario del Despacho de Guerra cargo que mantuvo hasta octubre del año siguiente.

Con la caída en desgracia de Manuel Godoy, primer ministro de Carlos III que firmó la paz de Basilea con Francia, Azanza fue nombrado virrey de Nueva España, sustituyendo a Miguel Grúa Talamanca y Branciforte, que era un protegido de Manuel Godoy.

En 1798, llegó de nuevo a México, tomando posesión del cargo de virrey de Nueva España el 30 de mayo. Encontró un ambiente de bienvenida y esperanza basado en el deseo de los habitantes de Nueva España de que cambiara la situación que el anterior virrey había ido provocando durante su mandato.

Azanza fue desmovilizando las concentraciones de tropa que su antecesor había hecho y fortificando algunos puntos del virreinato, como el puerto de San Blas.

En 1799, hizo frente al alzamiento independentista conocido como la rebelión de los machetes que lideraba Pedro Portilla que pretendía la expulsión de los españoles peninsulares de la colonia, los llamados gachupines. Los rebeldes reunieron un grupo de unas 20 personas armados de sables con intención de apoderarse del virrey ocupar su lugar, puesto que ocuparía Portilla. La conspiración quedó frustrada cuando uno de los participantes, Francisco de Aguirre puso los planes en conocimiento de las autoridades.

Una de las acciones menos conocidas del Miguel José de Azanza como virrey fue la de la limpieza de la ciudad, que se tuvo como referente el exterminio de los perros callejeros por motivos sanitarios. Se estima que se ejecutaron más de 14.000 perros entre los años 1798 y 1801, ya que eran considerados como una plaga que atraía pestes y enfermedades.

El objetivo final era el de convertir la ciudad de México en una urbe a imagen y semejanza de las grandes ciudades europeas de aquella época. La construcción de espacios públicos conformados por parques y plazas muy limpias, debía ser completada por una cierta apariencia social.

En 1800, Azanza volvió a España accediendo a puestos en el gobierno de la nación. En marzo de 1808, tras el motín de Aranjuez, que supuso la caída definitiva de Godoy, el rey Fernando VII le nombró secretario de Hacienda. Azanza simpatizaba con las ideas nacidas de la Revolución francesa y formaba parte del grupo conocido como de los afrancesados. Fue uno de los redactores del Estatuto de Bayona, en el que participó a instancia de Napoleón.

Tras el nombramiento del hermano de Napoleón como rey de España, José I Bonaparte, fue secretario de Asuntos Exteriores, y, desde 1811, embajador en París. José I le nombro duque de Santa Fe.

Al finalizar la Guerra de la Independencia, Azanza se exilió en Francia, donde permaneció hasta su muerte el 20 de junio de 1826, en Burdeos. Su participación al lado de los franceses le llevó a ser juzgado, sentenciado a muerte y confiscado su patrimonio.

06/04/2022

Reinado de Enrique I: la Guerra de la Navarrería


En 1270, moría el rey Teobaldo II. Desde entonces, una serie de desgracias fueron sucediéndose en el Reino de Navarra: una guerra civil, saqueos de bandidos tanto en las villas fronterizas como en el interior, y un protectorado de los reyes franceses que convirtió a Navarra en una entidad política bajo la órbita de su influencia hasta 1328.

Durante este periodo de tiempo comprendido entre los años 1270 y 1328, pasaron cuatro reyes legítimos por el trono navarro: Enrique I, Juana I, Luis I y Felipe II. Solo dos, Enrique I y Luis I, juraron los fueros en Pamplona en el momento de ser coronados. Además, tres de los cuatro, Enrique I, Juana I y Luis I, pasaron algún tiempo en el reino; Felipe II ni se acercó. Pero, de esos 58 años, tan solo dos y medio fue el tiempo que permanecieron estos cuatro reyes en Navarra para impartir algo de justicia o recaudar haciendas, alejados de sus ocupaciones en Francia. Si Enrique I pasó un año y medio, Luis I y Juana I a penas medio año cada uno.

Mientras que estos reyes estaban ausentes, Navarra quedaba dirigida por un gobernador francés designado desde Francia, con ayuda de miembros de la alta aristocracia y de la rica burguesía del reino. Aunque no hubo un enfrentamiento real con sus vecinos hispánicos Castilla y Aragón, la guerra surgió en el interior, especialmente en la llamada Guerra de la Navarrería. Se trataba de una guerra civil en la capital de Pamplona que destruyó gran parte de su urbe. Además, en la frontera con Guipúzcoa se sucedían las incursiones de bandidaje, cuyo resultado fue la protección militar en la llamada "frontera de malhechores" y la derrota en la Batalla de Beotibar.

enrique navarra champaña retrato escudo
ENRIQUE I DE NAVARRA

El sucesor de Teobaldo II fue Enrique I, que tomó posesión del trono inmediatamente, ya que se encontraba dentro de Navarra cuando falleció su hermano mayor. Juró los fueros y recibió fidelidad de la nobleza navarra el 1 de marzo de 1271. Había casado con Blanca de Artois, una sobrina del rey francés Luis IX el Santo, y ya había sido rey regente de Navarra durante algunas ausencia de su hermano mayor. Enrique I el Gordo había heredado el Reino de Navarra y los Condados de Champaña y de Brie.

Tras coronarse rey, tan solo tuvo tiempo para visitar algunas villas, renovar los juramentos en las mismas, solucionar algunos asuntos y conceder privilegios a algunas villas de la Merindad estellesa: Estella, Viana y Los Arcos. Un mes después de coronarse, el 2 de abril, ya estaba en el Condado de Champaña, y desde allí a París, donde prestó vasallaje a Felipe III el Atrevido, rey de Francia. Dos o tres meses más tarde, regresó a Navarra, permaneciendo todo 1272 y principios de 1273. Y, en diciembre de ese año, hizo su último viaje a Navarra, ya que el 22 de julio de 1274 falleció en Pamplona.

Durante su brevísimo reinado de cuatro años intentó recuperar algunas entidades políticas que muy anteriormente fueron del Reino de Navarra: La Rioja, Álava y Guipúzcoa. Primero aceptó el juramento del infante castellano Fernando, hermano del rey Alfonso X el Sabio, del señor de Vizcaya Lope III Díaz de Haro y de otros nobles castellanos desleales. Pero cuando Enrique les pidió recuperar estos territorios, la deslealtad al rey de Castilla no se convirtió en traición, y no pudo consumar sus intenciones.

Otro de los sucesos desafortunados de su reinado fue el inicio de un conflicto interior conocido como Guerra de la Navarrería, a pesar de los esfuerzos del rey predecesor Teobaldo II por mantener la paz. Se trataba de una guerra civil en la capital de Pamplona que destruyó gran parte de su urbe. Todo comenzó rompiendo el delicado equilibrio de fuerzas que existía entre los barrios de la ciudad. La Navarrería consiguió que Enrique I les permitiera la construcción de murallas y torres defensivas a cambio de 30.000 sanchetes, que eran unas monedas navarras de plata. El conflicto tuvo su momento de máxima violencia cuando pasó de ser una confrontación social urbana a una lucha militar que alcanzó a todo el reino.

BURGOS MEDIEVALES DE PAMPLONA

Enrique I murió de obesidad a los veinticinco años. Fue enterrado en un rico sarcófago de cobre en la catedral de Pamplona.

Su sucesor a la Corona navarra era su hijo mayor, al que llamaban Teobaldico, pero murió a los dos años de edad cuando se despeño desde lo alto del castillo de Estella. Su hija menor, Juana, que había nacido el 1273, terminaría coronándose como Juana I de Navarra al año siguiente, aunque su destino final fuese la Corte francesa. La viuda de Enrique I, Blanca de Artois, tomó la iniciativa en la sucesión al trono enfrentándose a buena parte de la clerecía, aristocracia y nobleza navarras, conflicto en el que Francia, Castilla y Aragón también tomaron parte.

Pero Juana pasaría el resto de su vida en Francia, no regresando a Navarra desde que su madre se la llevó a sus señoríos de aquel reino. Desde allí, luchó para que su hija obtuviera el título real navarro, mientras que el francés Felipe III tomaría la regencia navarra hasta que Juana casara con su hijo a la mayoría de edad.

En 1276, el Reino de Navarra y el Condado de Champaña rompieron la unión dinástica de sus titulares cuando Blanca de Artois, viuda de Enrique I, casó en segundas nupcias con Edmundo de Inglaterra, hermano del rey Eduardo I. Al asumir Edmundo el condado, Champaña pasó a la casa real inglesa, aunque enfeudado al rey francés Felipe.

ESCUDOS REALES DE ENRIQUE I

01/04/2022

Expedición a la Especiería por Jofre de Loaísa en 1525


Las informaciones proporcionadas por Juan Sebastián Elcano sobre el estrecho de Magallanes, al sur de América, auspició una nueva y rápida expedición con rumbo a las Molucas, por orden de Carlos V.

Según Gonzalo Fernández de Oviedo, el cronista de Loaísa, este era "buen caballero y persona de experiencia en la guerra de la mar y de la tierra", lo que unido a su prestigio y abolengo hizo que el emperador Carlos V lo nombrara capitán general de la armada que debía dirigirse a las Molucas y gobernador de aquellas tierras del Índico desde las que Juan Sebastián Elcano inició su asalto a la primera circunnavegación planetaria. 

JUAN SEBASTIÁN ELCANO Y GARCÍA JOFRE DE LOAÍSA

La expedición estaba a cargo de fray Jofre de Loaísa, como segundo jefe de esta armada y guía fue designado Juan Sebastián Elcano. García Jofre de Loaísa nació en Ciudad Real a mediados del siglo XV, era militar y explorador marítimo.

El objetivo era la ampliación de la circunnavegación del globo terráqueo que había realizado años antes Elcano y establecer la definitiva Ruta de las Especias.

La flota se componía de siete navíos (seis naos y un patache), cuatro de estos navíos estaban construidos en la villa vizcaína de Portugalete y contenía una tripulación de 460 hombres. Las naves eran las siguientes:

-Santa María de la Victoria, de trescientos toneles, capitana, mandada por García Jofre de Loaísa
-Sancti Spiritu, de doscientos, por Juan Sebastián Elcano
-La Anunciada, de ciento sesenta, por Pedro de Vera
-San Gabriel, de ciento treinta, por Rodrigo de Acuña
-Santa María del Parral, de ochenta, mandada por Jorge Manrique de Nájera
-San Lesmes, de ochenta, por Francisco Hoces
-Santiago, de cincuenta, el único patache, llevando por capitán a Santiago de Guevara


FLOTA COMANDADA POR LOAISA

La expedición contaba con muchos naturales de Vizcaya y Guipúzcoa. Elcano había contratado a amigos y parientes suyos:

-Santiago de Guevara, de Mondragón, cuñado de Elcano, capitán del patache Santiago
-Martin Pérez de Elcano, de Guetaria, hermano de Juan Sebastián, piloto de la Sancti Spiritu
-Antón Martin de Elcano, de Guetaria, hermano de Juan Sebastián, ayudante de piloto de la Santa María del Parral
-Ochoa Martin de Elcano, de Guetaria, hermano de Juan Sebastián, tripulante del Santiago
-Juan de Areyzaga y Guevara, de Cestona, presbítero, primo del capitán Santiago de Guevara
-Toribio Alonso de Salazar, de las Encartaciones, tesorero del San Lesmes
-Andrés de Urdaneta, de Villafranca de Ordizia, paje de la Sancti Spiritus
-Martin Iñiguez de Carquizano, de Elgoibar, alguacil mayor
-Martin García de Carcicano, de Elgoibar, sobrino o primo de Martín Iñiguez de Carquizano
-Ortuño de Alango, de Portugalete, piloto del Santiago
-Antonio de Victoria, de Bilbao, contador de la Anunciada
-Martín de Uriarte, vizcaíno, piloto
-Andrés de Gorostiaga, de Guetaria

La lista de vascos es larga, unidos por lazos de parentesco y amistad: Hernando de Guevara, Diego de Ortiz Orue, Diego de Vitoria, Joanes de Zabala, Andrés de Aleche, Martín de Somorrostro, Martín Vizcaíno, Bartolomé Vizcaíno, Juan de Gorri, Iñigo de Elorriaga, etc.


MAQUETA DE NAO DEL SIGLO XVI

El 24 de julio de 1525, la expedición partió desde La Coruña y, tras aprovisionarse en isla canaria de La Gomera, siguió por el golfo de Guinea hasta poner rumbo a Brasil.

El 14 de enero de 1526, cuatro de los siete navíos pasaron el estrecho de Magallanes. Los otros tres (la nave capitana Santa María de la Victoria que dirigía Jofre, la San Gabriel, otra nao, y el patache) entraron por equivocación por la desembocadura del río Gallegos y embarrancaron, aunque consiguieron continuar más tarde al subir la marea. Fray Juan de Areyzaga fue uno de los que exploraron este río y la costa cercana. Una tempestad hizo naufragar a la nave comandada por Elcano en el cabo Vírgenes y tuvo que pasar a otra, mientras que la nao San Gabriel puso rumbo a España.

El 24 de enero, García Jofre de Loaísa logró entrar en el canal con una de las naos, la San Lesmes dirigida por Francisco de Hoces. Impulsada por los violentos vientos, fue obligada a salir del estrecho y llevada a contornear la costa de la Tierra del Fuego, hasta llegar a la latitud 55° sur. Al reunirse luego con el resto de la escuadrilla, informó haber alcanzado allí donde hay acabamiento de Tierra. Se trataba del descubrimiento de un nuevo paso hacia el Pacífico al sur de Tierra del Fuego, el llamado cabo de Hornos.


Areyzaga, Uriarte y Urdaneta escribirían detalladas relaciones de su paso por el estrecho de Magallanes y sus aventuras en tierra.

BARCOS POR EL ESTRECHO DE MAGALLANES

El día 26 de mayo de 1526, las naves, reducidas ya a cuatro, se adentraron en el océano Pacífico después de seis meses de dificultosa navegación.

Volvieron a sufrir terribles tormentas, una de las cuales, el 2 de junio, dispersó las naves, separando el Santiago. Este patache, al mando de Guevara, llegó a las costas de Tehuantepec en México. Una vez que desembarcaron los marineros en tierra firme, junto con el capitán Guevara, muy enfermo, Areyzaga emprendió el camino de visita a la ciudad de México, para dar cuenta al recién nombrado virrey de Nueva España, Hernán Cortés. Este lo recibió con grandes muestras de distinción y afecto; admiró tanto las peripecias y desgracias relatado por Areyzaga que mandó organizar otra expedición desde la costa occidental de Nueva España, a cargo de Álvaro de Saavedra, en auxilio de la maltrecha Armada de la Especiería.

El día 20 de julio, avistaron otra isla a la que pusieron por nombre La Magdalena, y el 30 de julio, murió fray Jofre de Loaísa. Elcano asumió el mando de la flota, pero por poco tiempo, pues falleció de escorbuto el 4 de agosto de 1526, a bordo de la nao capitana Victoria.


ISLAS MOLUCAS

El 21 de agosto, Toribio Alonso de Salazar descubría las islas Carolinas (islas Marshall), en la nao Santa María de la Victoria. Para entonces, su barco era el último superviviente de la expedición. A la muerte de Salazar, Iñiguez de Carquizano fue elegido general de la expedición de entre los pocos supervivientes. La nave capitana llegó exhausta a las islas Molucas, donde una vez allí, Carquizano fue asesinado por colonizadores portugueses.

La expedición fue un fracaso. De toda la tripulación, el primero que llegó de regreso a España fue un marinero llamado Andrés de Urdaneta, doce años después.

Es digno de resaltar el paso de la jefatura de la expedición de un vasco a otro: Elcano, Salazar y Carquizano. Un constante monopolio, que dice mucho del alto grado de participación de vascos en las gestas españolas del siglo XVI y posteriores, y su alta preparación como marinos.


ITINERARIO DE LA EXPEDICIÓN DE LOAISA