06/11/2021

Reinado de Teobaldo II: alianza navarro-francesa


Teobaldo II se convirtió en el segundo rey de Navarra de la dinastía Champaña, tras la muerte de su padre Teobaldo I. Surgió una lucha por la herencia al trono con su hermanastra Blanca de Navarra. Bajo la regencia de su madre Margarita de Borbón, la tutela de Jaime I de Aragón, el apoyo de los ricos hombres y el arbitrio de Luis IX de Francia, fue coronado a los catorce años de edad con el nombre de Teobaldo II el Joven, en 1254, siendo además conde de Champaña.

Para asentarse en el trono y evitar un ataque del Reino de Castilla, Margarita había firmado el Tratado de Tudela, consistente en una alianza militar con Jaime I de Aragón y el futuro enlace matrimonial entre sus hijos Teobaldo y Constanza, que permitiría una posterior unión de reinos. Esta alianza fue motiva por un acuerdo formalizado en abril de 1254 entre Alfonso X de Castilla y Enrique III de Inglaterra, por el cual este último recuperaría los dominios de Ultrapuertos que habían pasado a Teobaldo, entre ellos Bayona, y mediante el matrimonio entre Leonor de Castilla y el príncipe Eduardo.

Pero Navarra no era realmente el objetivo de Alfonso X el Sabio, sino Aragón, para neutralizarla en su expansión por la España islámica. Luis IX de Francia también comenzó a tomar parte en el tablero de relaciones e intereses entre reinos, ya que tenía pretensiones sobre los señoríos aragoneses del sur de Francia y era un importante competidor comercial en el Mediterráneo occidental.

TEOBALDO II Y ESCUDO REAL DE NAVARRA

En diciembre de 1254, la Corte francesa reunió a Luis IX, a Enrique III y a Teobaldo II. Enrique III era vasallo del Luis IX por sus posesiones en Francia. El acuerdo terminó con el matrimonio hispano-francés entre Teobaldo e Isabel, hija de Luis IX, celebrado en París, en abril de 1255. Por si fuera poco, el papa Alejandro IV apoyaba la candidatura de Alfonso X por el título imperial sacro romano germánico. El rey castellano también formalizó un matrimonio entre vástagos, su hija y princesa heredera Berenguela casaría con el delfín francés Luis, en enero de 1256.

Así, Teobaldo II consiguió la protección de Francia, Inglaterra y Castilla, en detrimento de Aragón, que estaba en apuros. En septiembre de 1255, tuvo que informar de sus nuevos proyectos a Jaime I en un encuentro en Estella.

En enero de 1256, Alfonso X celebró en Vitoria las Cortes de Castilla en las que ofrecía las villas de San Sebastián y Fuenterrabía a Teobaldo II para que Navarra pudiera tener una salida comercial directa al mar Cantábrico. A cambio, el navarro prestaría homenaje al rey Sabio. Quizás vio peligrar su alianza con Francia, ya que dos meses antes había nacido su heredero al trono, Fernando, lo que frustraba la unión personal de las coronas de Castilla y Francia por el matrimonio de Berenguela, su primera hija, y el delfín Luis, hijo de Luis XI.

La primera acción que hizo Teobaldo II dentro de las estructuras de su reino fue la de tomar juramentos a una serie de magnates navarros y franceses. Homenajes de hombres principales que simbolizaban su legitimidad como rey natural. El francés Geofroi de Bourlemont fue nombrado senescal.

A pesar de recibir el vasallaje de sus aristócratas, Teobaldo II tenía que someterse a un tutor-institución que impusieron los ricos hombres, caballeros y villas buenas, debido a que solo contaba con quince años y desconocía todo sobre el reino. Hasta que no cumpliese la mayoría de edad de veintiuno, no podía juzgar sin el consejo del tutor, que esta a su vez debía consultar a los doce ricos hombres del reino que harían de jurado.

Por otra parte, Teobaldo II consiguió que el papa estableciese, en 1257, el ritual de coronación y unción para justificar el origen divino de los reyes, muy contraria a la tradición navarra de origen electivo. Algo típico de un monarca de influencia francesa, como ya demostró su antecesor Teobaldo I.

TEOBALDO II Y MAPA DE NAVARRA

Con respecto a la Iglesia navarra, el rey consiguió de la diócesis la devolución de los castillos de Oro y Monjardín, también el palacio construido por Sancho VII, y las rentas de Pamplona serían repartidas a medias entre rey y obispo Gazólaz. Permitió la entrada de la Orden de los Dominicos, con conventos en Pamplona, Estella, Sangüesa y Tudela, a las Ordenes de los Franciscanos y de las Clarisas, y la vuelta de los Benedictinos al monasterio de Leyre. El monasterio de Roncesvalles, como ya era costumbre, fue favorecido por su aportación al Caminode Santiago.

Pero Teobaldo debía atender sus compromisos con Champaña, realizando sucesivos viajes al condado y periodos de ausencia en el reino entre 1257 y 1269. No tuvo más remedio que gobernar por medio de funcionarios.

Ante un rey ausente, la Junta de Obanos se mostraba muy activa, imponiendo en unos casos la ley y en otros "su" ley. El rey logró poner al papa Urbano IV contra la Junta mediante una bula de 1264, dirigida al obispo de Burdeos, por la cual le ordenaba la disolución de esta institución.

En 1265, Teobaldo II recibió el pequeño ultrapirenaico de Condado de Bigorra, tras la muerte de Simón de Montfort durante un enfrentamiento con Enrique III y la donación efectuada por su viuda e hijo. Aprovechando la ocasión, otros señores de Gascuña enemigos del inglés prestaron vasallaje al navarro. Se estaba preparando una guerra, pues la Monarquía inglesa reclamaba sus derechos al señorío del condado. Existen gastos de los preparativos en el Registro de Compto, una especie de Tribunal de Cuentas del reino.

El Ejército navarro cruzó los Pirineos en dos direcciones: hacia el oeste a Bayona y hacia el este hasta Lourdes y Bigorra. Además de la fuerza militar, Teobaldo consiguió el apoyo diplomático de Luis IX quien hizo de árbitro del enfrentamiento.

TEOBALDO II DE NAVARRA

Durante su reinado, la burguesía y las fuerzas vivas de las villas vieron mejorar sus condiciones. Juró los fueros de San Cernín, Estella, Sangüesa, Olite, Los Arcos y Puente la Reina. Extendió el fuero de Pamplona a Lanz y el de Estella a Tiebas y Torralba, en 1264. Fundó Espinal y concedió mercado a Aguilar de Codés, en 1269, y feria anual a Olite, en 1267. También fue ampliado el número de mercados y ferias permitidas a esas villas.

La mayoría de las villas navarras habían alcanzado su máximo crecimiento demográfico de la Edad Media a mediados de aquel siglo XIII, y algunas otras en el siguiente, antes de la anexión a Castilla. Tudela, la villa más poblada, podía tener 7.000 habitantes, seguida de Pamplona con 6.500, y Estella con casi 6.000, seguidas de Olite, Sangüesa, Puente la Reina, Los Arcos, Tafalla, Viana o Lumbier.

En 1266, había en el reino 67 castillos, 3 torres, 4 cuevas fortificadas y algunas casas e iglesias fortificadas. Los gastos derivados de la construcción y mantenimiento de estas estructuras urbanas defensivas eran cargados por los vecinos.

Continuó con la mejora de la administración de ingresos y gastos del reino ya iniciados por su antecesor, realizando el primer recuento de la población del reino, cuya cifra aproximada se situó en unos 150.000 habitantes, en 1266. Las cuentas de ese año permiten concluir que el 6,75% de los ingresos se dedicaban a burocracia civil, el 33,84% a la administración militar y el 59,6% al rey y su gestión.

MONEDAS NAVARRAS EN EL REINADO DE TEOBALDO II

El orden social del Reino de Navarra estaba basado en una estructura estamental. El rey se asentaba en la cima de la pirámide, y mantener el equilibrio entre el resto de estamentos.

En el registro de cuentas de 1266, figuraban las casas nobles de Almoravid, Rada, Lodosa, Barillas, Leet, Baztán, Vidaurre, Arróniz y Monteagudo. Los ricos hombres solo podían ser juzgados por jurados de la Corte, según el fuero. A este estrato de la alta nobleza se unían caballeros aragoneses, castellanos y gascones al servicio del rey y con propiedades en el reino.

Los infanzones eran la base de la baja nobleza, más numerosos, pero mucho menos ricos que los magnates. La mayoría vivían en las villas o eran alcaides de castillo, aunque unos pocos eran labradores. También eran juzgados por un tribunal de la Corte, privilegio que alcanzaron por apoyar a Teobaldo II al trono navarro en perjuicio de Blanca.

El poder jurisdiccional de los tenentes de castillos sobre sus comarcas fue suprimido y traspasado a merinos y alcaldes. Así, se fundaron cuatro merindades: Pamplona, Estella, Sangüesa y Tudela. Los tenentes quedaron reducidos a alcaides de castillo, y mantenidos por el rey.

Los burgueses acomodados fueron ganando prestigio e influencia a cosa de los infanzones, llegando algunos a altos funcionarios de la administración real.

El último estamento social lo formaban los labradores, pastores y collazos, poseyeran un trozo de tierra o no. Carecían de fuero de francos, y se agrupaban en villas dependientes de un señor, de un convento o un castillo. Posteriormente, fueron gobernados por un alcalde o jurado. Estaban sujetos a los impuestos fiscales del merino y a la justicia del alcalde, pero con derecho de apelación ante el alcalde de mercado.

MAPA DE NAVARRA Y SELLO DE TEOBALDO II

En marzo de 1267, reunido en París en una asamblea ante sus nobles, Teobaldo II juró el voto de cruzada y su participación en la campaña militar tal como le habían pedido los papas Urbano IV y Clemente IV. Fue decretada la octava cruzada. Se había adelantado unos días al juramento de su suegro y protegido Luis de Francia. Una segunda ceremonia tuvo lugar el 5 de junio de 1267 ante un legado papal en Notre-Dame de París, donde el rey Teobaldo II de Navarra, que también había tomado la cruz, estuvo presente. La expedición involucró también al Carlos de Anjou, rey de Sicilia y hermano de Luis, y al príncipe Eduardo III de Inglaterra.

El objetivo era el Emirato hafsida de Túnez. Pero una vez, desembarcados en la proximidades de Cartago el plan no salió como lo previsto y los refuerzos de Sicilia e Inglaterra llegaban tarde. Luis de Francia moría por una epidemia de peste, por lo que Teobaldo II decidió formar un tratado con Muhammad al-Mustansir, que incluía un acuerdo comercial.

De regreso en el puerto de Palermo, Teobaldo II fallecía el 4 de diciembre en el convento de Trápani, debido a la enfermedad de disentería. Su cuerpo fue llevado por el nuevo rey Felipe de Francia hasta Provins, y enterrado en el convento de Les Cordeliéres.

Teobaldo había muerto sin heredero sucesor al trono navarro, pero es que además en ninguno de los tres testamentos redactados durante su vida había previsión de sucesor al trono. Ha abría un difícil periodo de inestabilidad política para el Reino de Navarra.

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