13/07/2023

Juntas de Infanzones de Navarra


Las Juntas de Infanzones eran instituciones que agruparon a la baja nobleza, los hidalgos, las buenas villas desde 1274 y los hombres libres (clérigos, labradores y la naciente burguesía de artesanos y comerciantes) del Reino de Navarra durante la Baja Edad Media. Defendían las leyes y sus derechos estamentales frente a la Corona, la alta nobleza y los delincuentes.

Las Juntas se reunían en cinco sedes principales:
1. Arteaga: valles de Erro, Urraúl y Salazar
2. Miluce: cuenca de Pamplona
3. Irache: merindad de Estella
4. Tudela: ribera del Ebro, Arga, Cidacos y Aragón
5. Obanos: Valdizarre, Valdorba y Val de Aibar

IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA DE OBANOS

Fue la ubicación de Obanos, en el centro geográfico de Navarra, lo que determinó que fuera la sede de infanzones más habitual de reunión y se terminó identificando a la villa con la infanzonía.

Su organización interna era democrática, así como la elección de sus miembros, los cuales nunca pidieron confirmación del rey para ejercer el cargo, pero tenían que demostrar su origen.
Su lema fue "Pro libertate patria gens libera state" (¡En pie los hombres libres, por la libertad de la patria!), que llevaron inscrito en su propio sello y que se conserva en la fachada del Palacio de la Diputación.

Sancho VII el Fuerte reconoció las competencias de las Jutas de los Infanzones en la persecución de delincuentes y su ajustamiento. Aquella potestad otorgada por ellos mismos fue consentida por el último monarca de la dinastía Jimeno, pues también le generaba un ahorro en la administración de la justicia real. Según el Fuero General, el infanzón se equiparaba con los caballeros de menor rango que "debían servir al rey con caballo y armas hasta tres días a su costa y otros nueve por cuenta del rey", aunque en una posición inferior estaban los "infanzones de abarca".

CASA INFANZONA EN OBANOS

Teobaldo I el Trovador trató de acabar con la Junta en 1238. Tras su toma de posesión real, esta hermandad se reunió en Obanos para reafirmar sus derechos, y para que su corte "no hiciesen tuerto a los infanzones en su infanzonía". Aquella toma de posiciones en la defensa de sus privilegios paso a la historia como una especie de declaración de libertad, tomada casi al mismo modo que la Carta Magna inglesa de 1215, supuesto documento fundador de libertades inglesas, que tan solo fue una declaración de privilegios nobiliarios.

El primer rey de la dinastía Champaña consideró a los infanzones como un grupo de revoltosos, y a los ricos hombres como agitadores sociales. Sus derechos y libertades atribuidos por su propia potestad chocaban de frente con la mentalidad de un rey que se había educado en Francia, reino donde se defendía el origen divino de la potestad del rey.

Teobado I exigió al papa Gregorio IX la disolución de las juntas infanzonas a cambio de tomar parte en una cruzada a Tierra Santa. Obtuvo un laudo por el que nombraba monitores diputados al abad de Iranzu y los priores de Roncesvalles y Tudela para disolver la junta y amonestar a sus miembros "obligándolos si fuera necesario con censura eclesiástica, sin admitir apelación". Los conjurados habían presentados sus razones ante el apostólico en Corte real de Tudela. Tras llegar el documento pontificio, los líderes infanzones no acudieron a la convocatoria, y la resolución fue guardada por Teobaldo I, pero aquel movimiento de soberanía bajo-nobiliaria se había disipado.

El rey quiso presionarles un poco más. En una convocatoria de 1237, les exigía las pruebas que demostraran la hidalguía de cada miembro, que llevaba consigo la dispensa de pagar las pechas. La nueva norma establecía que la probanza debía hacerse con el testimonio de tres infanzones y tres caballeros que fuesen señores de al menos un collazo.

PLAZA DE LOS FUEROS DE OBANOS

Su sucesor, Teobaldo II de Champaña, continuó hostigando a las Juntas e intentó dividir a sus líderes con sobornos. El origen estuvo en el enfrentamiento que tuvo con el rey de Inglaterra Enrique III en 1265, por el derecho al señorío del Condado de Bigorra en ultrapuertos. Los mercaderes navarros asentados en los puertos ingleses vieron sus propiedades y mercancías confiscadas como represalia.

La Junta de Obanos se mostró muy activa, imponiendo en unos casos la ley y en otros "su" ley. El rey consiguió que el papa Urbano IV ordenara al arzobispo de Burdeos la disolución de las Juntas y Ligas de Navarra de forma oficial, mediante una bula de 1264. Aun así, siguieron funcionando en situación casi de clandestinidad.

En 1281, Juana I y Felipe el Hermoso, de la dinastía de los Capetos, ordenaron una investigación en la que declararon 104 testigos y tras la que hubo varios ajusticiamientos.

Entre 1313 y 1314, se persiguió, multó y ejecutó a junteros. Y, finalmente, en 1329, Juana II y Felipe III, de la dinastía de Evreux, las disolvieron a cambio de respetar el Fuero, destituir a funcionarios corruptos y reorganizar la administración.

CASA INFANZONA EN OBANOS

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