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10/07/2024

Tercios Vascongados de África


Los Tercios Vascongados de África fueron un cuerpo de militares reclutado en las tres provincias vascas, en 1859, para apoyar al Ejército regular en la Guerra de África. Como los Fueros aún estaban en vigor, los vascos no participaban en el Ejército regular nacional, por lo que tan pronto como estalló la guerra las tres Diputaciones provinciales consideraron necesario ofrecer una aportación de efectivos armados. Navarra no colaboró de la misma manera porque perdió este privilegio a partir de la ley de 1841.

El 4 de noviembre de 1859, las Diputaciones provinciales se reunieron en Bergara y decidieron formar cuatro Tercios compuestos por unos 3.000 voluntarios.

TERCIOS VASCONGADOS EN LA BATALLA DE WAD-RAS

Hubo varias localidades que tuvieron dificultades para completar el cupo de soldados correspondientes, a pesar de que las pagas asignadas a los miembros de los tercios eran generosas. Entre las iniciativas para incentivar a los voluntarios estuvo la del Casino de Vitoria, que ofrecía 2.330 reales al primer alavés que se alistara.

Reclutaron una División de Voluntarios Vascongados pertenecientes a las tres provincias, creados en la Capitanía General de Vascongadas para esta campaña. Estaba compuesta de 4 tercios. El primer tercio lo formaron alaveses, el segundo guipuzcoanos, el tercero vizcaínos y el cuarto jóvenes del entorno que va desde Bergara hasta Markina.

Al mando de esta División de Voluntarios estaba el general Carlos María de Latorre y fue llamada por el nombre de Tercios Vascongados de África.

VOLUNTARIOS DE LOS TERCIOS VASCONGADOS DE ÁFRICA

En esta división se alistaron algunos veteranos vascos, tanto liberales como carlistas, que habían sido enemigos veinte años atrás en la primera Guerra Carlista. A su vez, muchos que en esta guerra se conocieron y trabaron amistad luego fueron por desgracia enemigos en la Carlistada de 1872.

El 29 de enero de 1860, los Tercios Vascongados partieron desde el puerto de Pasajes y, tras una dura singladura, desembarcaron en el puerto gaditano de San Fernando, donde recibieron instrucción militar. El 27 de febrero llegaron a África.

Para entonces, el Ejército regular ya habían conquistado Tetuán y los Tercios Vascongados llegaron al final del conflicto. El 23 de marzo, tuvieron una destacada intervención en la batalla de Wad Ras. Solo tuvieron cinco muertos en acción de guerra, ya que por haberse incorporado en fecha tardía únicamente tomaron parte en esta batalla final de la campaña. Pero, en cambio, tuvieron más de cincuenta muertos por enfermedad.

Al día siguiente, el 24 de marzo, los marroquíes se rindieron firmándose el 26 de abril en Tetuán el Tratado de Paz de Wad-Ras.

Los Tercios Vascongados regresaron a principios de mayo, siendo recibidos entre arcos del triunfo, música y flores en las principales ciudades.

VOLUNTARIOS DE LOS TERCIOS VASCONGADOS DE ÁFRICA

26/12/2022

Tercio de Vizcaínos - Batallón de Voluntarios Urbanos Cántabros de la Amistad


El Batallón de Voluntarios Urbanos Cántabros de la Amistad o Tercio de Vizcaínos fue una unidad miliciana de infantería creada el 18 de septiembre de 1806 para la defensa de la primera de las invasiones inglesas al Virreinato del Río de la Plata.

Estaba formado por residentes en Buenos Aires mayoritariamente oriundos de Vizcaya y Navarra (5 compañías), Asturias (2 compañías) y Castilla la Vieja (1 compañía). Tenía agregada una compañía de Cazadores Correntinos. Contaba con 446 hombres, además de los 84 correntinos.

TERCIO DE VIZCAÍNOS

Tras la capitulación de William Carr Beresford en la primera invasión, y ante la posibilidad de una nueva invasión, el comandante de armas de Buenos Aires, Santiago de Liniers, emitió el 6 de septiembre de 1806 un documento instando al pueblo a organizarse en cuerpos militares separados según su origen:
"... Vengan, pues, los invencibles cántabros, los intrépidos catalanes, los valientes asturianos y gallegos, los temibles castellanos, andaluces y aragoneses; en una palabra, todos los que llamándose españoles se han hecho dignos de tan glorioso nombre."

El 9 de septiembre, Liniers emitió otra proclama convocando a reunirse en el Fuerte de Buenos Aires a los vizcaínos o cántabros, comprendiendo en el llamado a los oriundos de las tres provincias vascas, los navarros, y los montañeses, fijando como punto de reunión al Convento de Santo Domingo el 11 de septiembre.

El 18 de septiembre de 1806, Liniers emitió el decreto de creación del Tercio de Cántabros de la Amistad, los montañeses formaron un cuerpo aparte denominado Tercio de Cántabros Montañeses. Los oficiales de todos los batallones voluntarios fueron elegidos por los propios soldados, siendo 1° comandante del tercio Prudencio Murguiondo y su segundo Ignacio de Rezabal.

TERCIO DE VIZCAÍNOS COMBATIENDO AL EJÉRCITO INGLÉS

La primera compañía de Castellanos Viejos quedó al mando del capitán Pedro Martínez Fernández. Lo seguían en el mando el teniente Pedro Andrés de Osúa y el subteniente y abanderado Ruperto Albarellos. Contaba con un total de 62 hombres.

La segunda compañía de Vizcaínos y Navarros quedó al mando del capitán José Agustín de Lizaur. Lo seguían en el mando el teniente Juan Pedro de Garvalena y el subteniente José de Muguerza. Contaba con un total de 71 hombres.

La tercera compañía de Vizcaínos y Navarros quedó al mando del capitán Norberto de Quirno. Lo seguían en el mando el teniente José Santos de Yrigoyen y el subteniente Pedro de Berro. Contaba con un total de 60 hombres.

La cuarta compañía de Vizcaínos y Navarros quedó al mando del capitán Juan Antonio de Santa Coloma y como segundo el teniente Pedro Real de Asúa. Contaba con sólo 42 hombres.

La quinta compañía de Vizcaínos y Navarros quedó al mando del capitán Pedro Ansoátegui. Lo seguían en el mando el capitán de milicias urbanas Manuel de Ortíz Basualdo y el teniente Juan Antonio de Zelaya. Contaba con un total de 49 hombres.

La sexta compañía de Vizcaínos y Navarros quedó al mando del capitán Juan de la Elguera y como segundo el teniente José Antonio de Irigoyen. Contaba con un total de 50 hombres.

La séptima compañía de Asturianos quedó al mando del capitán Bernardo de Guanes. Lo seguían en el mando el teniente Juan Fernández de Molina y el teniente agregado Pedro Fernández Pividal. Contaba con sólo 44 hombres.

La octava compañía de Asturianos quedó al mando del capitán Miguel Cuyar. Lo seguían en el mando el teniente José Matías Gutiérrez y el teniente agregado Lorenzo Ignacio Díaz. Contaba con 48 hombres.

El 14 de agosto de 1806, 84 residentes de Corrientes en Buenos Aires se reunieron en asamblea y constituyeron la Compañía de Cazadores Correntinos, que fue agregada al Tercio de Vizcaínos como novena compañía. Al mando inicial del capitán Juan José Fernández Blanco, luego lo suplantó Nicolás Murguiondo. El segundo jefe de esta compañía era Elías Galván y el tercero al mando el subteniente Juan Tomás Fernández.

La Reconquista de Buenos Aires Santiago Liniers
LA RECONQUISTA DE BUENOS AIRES

El 3 de febrero de 1807, las fuerzas británicas asaltaron y tomaron la ciudad de Montevideo. Fue la segunda invasión inglesa. Soldados del Tercio de Vizcaínos se hallaban entre sus defensores. 
Estaba formado por 9 compañías y una plana mayor, de los cuales 5 eran Compañías de Vizcaínos y Navarros, que reunían a unos 523 hombres, 278 de ellos en las compañías vasco-navarras. Entre los oficiales vascos y navarros se encontraban los comandantes Prudencio Murguiondo, Ignacio de Rezabal u Martín José de Monasterio, los capitanes y tenientes Juan Ángel de Goicolea, José Agustín Lizazur, José Santos de Irigoyen, Pedro Ansoategui, Manuel Ortiz Basualdo, Juan Antonio de Zelaya, Juan de la Elguera o José Antonio de Irigoyen.

Durante el ataque británico a Buenos Aires del 4 de julio de 1807, el Tercio de Vizcaínos integró la División de Reserva, teniendo una actuación muy destacada durante el combate de los Corrales de Miserere, el 2 de julio, y en su defensa los días siguientes.

El 13 de enero de 1809, la Junta Suprema de Sevilla dispuso en nombre del rey premiar a los oficiales de los distintos cuerpos milicianos de Buenos Aires reconociendo los grados militares que se les había otorgado.

Durante la asonada del 1 de enero de 1809 comandada por Martín de Álzaga (asonada de Álzaga), el tercio estuvo entre las unidades que se opusieron al virrey Liniers, por lo que al ser dominada la rebelión el Tercio de Vizcaínos fue disuelto.

Fuerte Buenos Aires
FUERTE DE BUENOS AIRES, AÑO 1816

20/12/2021

Levas guipuzcoanas para la Monarquía hispánica


Los servicios militares que los tercios de la provincia de Guipúzcoa han realizado en favor del Imperio de la Monarquía hispánica durante los siglos XVI, XVII y XVIII.

1512. Batalla de Belate: Unos 3.500 guipuzcoanos armados en Tercios salieron a cortar el paso al Ejército franco-navarro en retirada tras la caída del cerco de Pamplona. Fueron derrotados en el monte Belate y 12 cañones de artillería fueron requisados como botín de guerra.

1516. Socorro de San Juan: Unos 2.500 infantes guipuzcoanos asistieron con diligencia al auxilio de la fortaleza de San Juan de Pie de Puerto, que estaba siendo amenazada por el Ejército francés.

1521. Batalla de Noain: Unos 3.500 guipuzcoanos armados repartidos en 24 compañías y al mando de su coronel Juan Manrique de Lara y el maestre de campo Juan Pérez de Anciondo, tomaron parte en la batalla de Noain contra el Ejército francés, el cual había efectuado una invasión en el Reino de Navarra.

1524. Sitio de Fuenterrabía: Unos 2.000 guipuzcoanos fueron liderados por su coronel Juan Ortiz de Gamboa para la recuperación de la plaza fuerte de Fuenterrabía, que había sido ocupada por los franceses.

1542. Guerra contra Francia: Unos 3.000 efectivos fueron reunidos mediante levas militares de la provincia y al mando de su coronel Felipe de Lazcano fueron puestos a disposición del virrey de Navarra para efectuar una incursión militar en la tierra franco-navarra de Labort.

1558. Saqueo de San Juan: Unos 3.500 guipuzcoanos participaron en la expedición militar de saqueo de la villa y del puerto francés de San Juan de Luz, nido de piratas y corsarios que ya habían mermado el comercio marítimo vascongado. Posteriormente, se estableció una leva provincial a consecuencia de haberse acercado a la frontera tropas francesas.

ROCROY, EL ULTIMO TERCIO, POR VICENTE FERRER-DALMAU

1579. Leva provincial: Unos efectivos de parecido número a los anteriores fueron organizados en la prevención y defensa a consecuencia de haberse aproximado a la frontera numerosas fuerzas del Ejército francés.

1597. Leva provincial: Unos 3.000 guipuzcoanos fueron reunidos y armados en leva militar provincial para la defensa de la villa de Irún y plaza de Fuenterrabía.

1625. Leva provincial: Unos 4.000 guipuzcoanos fueron reunidos y armados en leva militar y acantonados en la frontera francesa, en la misma Irún, durante cincuenta días. Existían sospechas de invasión francesa durante el curso de la Guerra de los Treinta Años.

1631. Viaje real a Flandes: Unos 400 marinos guipuzcoanos acompañaron al infante cardenal en el viaje que hizo a Flandes.

1632. Guerra con Francia: Varios miles de guipuzcoanos fueron armados con motivo de la Guerra con Francia, con asistencia de una parte de ella a los muros de la plaza de Fuenterrabía.

1636. Expedición a Bayona: 4.000 infantes guipuzcoanos fueron reunidos en armamento general de la provincia al mando de su coronel Diego de Sarmiento, para lanzar una expedición a la tierra francesa de Labort hasta llegar a Bayona.

1638 y 1639. Sitio de Fuenterrabía: Varios miles de guipuzcoanos fueron armados por la provincia a consecuencia de la invasión del Ejército francés, que asedio de la plaza de Fuenterrabía, y posterior resguardo de la frontera.

EL CAMINO ESPAÑOL, POR VICENTE FERRER-DALMAU

1667. Guerra con Francia: Unos 300 guipuzcoanos armados fueron reunidos en la plaza fuerte de Fuenterrabía para su defensa con motivo de la declaración de guerra con Francia y sucesiva ruptura de hostilidades.

1674. Leva provincial: Unos 600 guipuzcoanos se organizaron para el resguardo de la frontera y defensa de Fuenterrabía.

1700. Guerra de Sucesión: Unos 400 guipuzcoanos se armaron y acantonaron en la plaza fuerte de Fuenterrabía para su defensa, por temor de invasión francesa.

1719. Guerra de la Cuádruple Alianza: Unos 5.000 guipuzcoanos armados son levantados para la defensa de la provincia, a consecuencia de la entrada del Ejército francés al mando del mariscal duque de Berwik.

1793. Guerra de la Convención: Unos 4.600 guipuzcoanos fueron armados por la provincia y liderados por el coronel marqués de Santa Cruz, con motivo de la guerra contra la convención francesa, que entraron en territorio de aquella república.

17/06/2021

Compañía Navarra en la Expedición de conquista de Albania


En 1375, Castilla se recuperaba de las heridas de su guerra civil. Carlos II de Navarra, llamado el Malo, veía alejarse su sueño de ceñir la corona francesa. Había luchado contra el rey de Francia, Carlos V, mediante una compañía de miliares. Era la primera de las Compañías militares navarras organizadas en este tiempo, paralizada en 1366, tras la paz firmada con Francia. Aragón intentaba quedar a salvo de las luchas de unos y otros.

Este cuerpo militar fue reunificado bajo el mando de Luis de Evreux, y estaba formado por mercenarios, la mayoría de ellos provenientes de Navarra y Gascuña. Fue la Compañía Navarra, aunque es un término moderno, informal y en cierto modo no demasiado académico de llamar a estos mercenarios. Esta compañía protagonizó una de las hazañas más extravagantes de la Edad Media: la conquista del Reino de Albania; además lucharían contra otros españoles, los aragoneses que controlaban Atenas y Tebas a finales del siglo XIV.

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COMPAÑÍA NAVARRA

La actual Albania, país de la costa Adriática, era en el siglo XIV una pieza más en el mosaico de señoríos, ducados y principados que componía un Imperio bizantino en decadencia. Desde tiempo atrás, la mayor parte de esas plazas y en especial las ciudades costeras, puntos estratégicos de las vías comerciales, eran feudo de la aristocracia mercantil italiana (florentinos, venecianos, genoveses), cuyos principales linajes habían emparentado con la familia imperial bizantina y actuaban como virreyes en esas tierras. Albania, cuya capital era entonces Durazzo, también había estado bajo control italiano, concretamente de los Anjou de Sicilia. Pero, en 1368, los sicilianos perdieron el territorio a manos de un caudillo local, Carlos Topia, emparentado con la propia casa real siciliana. Venecia se apresuró a apoyar a Topia para perjudicar a Sicilia. Así los sicilianos no conservaron en Albania más que el título (el ducado de Durazzo) y la difícil aspiración de volver un día. Esa era la situación cuando la titular del ducado, Juana de Durazzo, fue a casarse con Luis de Evreux. Este era conde de Beaumont-le-Roger y duque de Durazzo por su matrimonio con Juana, también era hermano de Carlos II de Navarra. Luis, deseoso de aventuras y poder, no lo dudó: él recuperaría Durazzo, la capital del Reino de Albania.

Carlos II de Navarra apoyó su hermano Luis en su intento de retomar Durazzo y el Reino de Albania, concediéndole la dirección de la Compañía Navarra. Asimismo, Carlos V de Francia ayudó a Luis con 50.000 ducados para una aventura que, por otro lado, devolvería a sus parientes Anjou el dominio de Albania. En 1372, la compañía creció gracias al reclutamiento efectuado por un famoso capitán de la época, Ingeram de Coucy, quien reclutó en Gascuña a 500 lanceros y otros 500 arqueros a caballo, la mayoría de Gascuña, que se unirían a la hueste. Aunque estos soldados fueron reclutados para servir en Albania se organizaron en Nápoles.

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LUIS DE ÉVREUX DE NAVARRA Y ALFONSO IV DE ARAGÓN

Un capitán navarro, Juan de Urtubia, escudero del rey, anduvo buscando voluntarios en el sur de Francia. En febrero de 1374, Urtubia recibió del rey de Navarra unos 1.000 florines de oro aragoneses y los derechos sobre los molinos del puente de Tudela, a modo de recompensa por su trabajo. Varios cientos de voluntarios navarros u gascones continuaron se alistaron en la Compañía Navarra motivados por una excelente soldada: 30 florines de oro al mes por cabeza. Entre la tropa se encontraban numerosos ingenieros, que eran soldados especializados en asedios y máquinas bélicas. Las listas de soldados enrolados se conservaron en Pamplona.

A partir de febrero de 1375, empezaron a zarpar los navarros desde el puerto de Tortosa con rumbo a las costas albanesas. Urtubia partió con 50 hombres. Los nombres de otros capitanes eran el también navarro Garro y los gascones Mahiot de Coquerel y Pedro de la Saga. Su objetivo era la ciudad de Durazzo.

Durazzo ya no era ni la sombra de lo que había sido. Aquel viejo emporio griego y romano era ahora una ciudad empobrecida rodeada de pantanos, con un ambiente malsano y pocos recursos. Pero seguía siendo un punto esencial en el tráfico mercantil del mar Adriático, de manera que valía la pena el esfuerzo.

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JUAN DE URTUBIA

En 1376, la Compañía Navarra tomaba la ciudad, controlando del Reino de Albania y restituyendo su ducado de Durazzo. Lo que sucedió a continuación es que Luis de Evreux falleció y su compañía militar se quedó sin señor. Y aún peor, la viuda, la duquesa Juana de Durazzo, contrajo nuevo matrimonio y perdió interés por aquel reino. Así, aquella hueste de navarros y gascones se vio aislada en un país lejano, sin contacto con Navarra ni con una ninguna otra corona europea. Un ejército fantasma en un territorio sin dueño.

La Compañía Navarra rompió su juramento de fidelidad a la duquesa de Durazzo y se apresuró a buscar un nuevo patrón. En 1377, se puso al servicio de Pedro IV de Aragón, que tenía en Tebas y Atenas a sus almogávares. La Grecia aragonesa ya no era ni sombra de lo que fue, porque los descendientes de la hueste almogávar se hallaba divididos entre los partidos de Aragón y los que preferían servir a la Corona siciliana. Aragón no era un patrón fiable.

Pero había más gente interesada en contratar los servicios de los navarros. Aquellas tierras eran un mosaico de señoríos mal cohesionados. En Corinto gobernaba un magnate florentino, Nerio I Acciajuoli, mercader florentino casado con una princesa bizantina. En Acaya mandaba el príncipe Jaime de Baux, que aspiraba al título imperial de Bizancio. Por medio andaba también la Orden Militar de los Hospitalarios, cuyo gran maestre era el veterano aragonés Juan Fernández de Heredia, y que desde su base de Rodas trataba de controlar los Santos Lugares. Todos ellos pensaban, cada cual por su cuenta, que era preciso reunificar el fragmentado mosaico bizantino. Y uno de los mayores obstáculos para ello eran precisamente los últimos almogávares de Grecia. Jaime de Baux contrató a Nerio de Corinto y a los hospitalarios al mismo tiempo. Así, la hueste navarra encontró nuevos patrones. Y todos iban a emplearlos para lo mismo: expulsar a los aragoneses. Se avecinaba una guerra entre españoles en el extremo oriental de Europa.

ESCUDO DE CARLOS II DE ÉVREUX

En la primavera de 1378, Juan de Urtubia partió con cien hombres desde Durazzo hacia la Morea, siguiendo la llamada de Gaucher de La Bastide, prior de los Caballeros Hospitalarios en Toulouse y comandante del Principado de Acaya. Neiro había puesto a su disposición varios barcos y un cierto número de guerreros. Mahiot de Coquerel y la compañía navarra gobernaron Morea bajo los auspicios de Jaime de Baux.

En 1379, Juan de Urtubia estaba en Corinto con más de 100 soldados, al servicio de Jaime de Baux, quien reclamaba el trono de Acaya. Los navarros desembarcaron en Glarentza (Kastro-Kyllini), atravesaron el Peloponeso y llegaron a las llanuras de Beocia. Lo que encontraron allí los navarros fue un absoluto caos: los bandos aragoneses, enfrentándose entre sí, luchaban a su vez contra la población local rebelde y contra florentinos. Todos los descontentos con el dominio aragonés se sumaron a la hueste de Urtubia. Incluso algunos señores vecinos se apresuraron a aportar tropas, como el duque de Eubea y el marqués de Bodonitza, dos italianos. Cuando Juan de Urtubia se plantó ante Tebas, tenía a sus órdenes un ejército de considerables dimensiones.

COMPAÑÍA NAVARRA

Mientras, en Tebas, los aragoneses no salían de su asombro al ver lo que se les venía encima. Los líderes de la ciudad, Bernardo Ballester y Luis Fadrique de Aragón, estaban ausentes. Ballester viajaba precisamente a Aragón para negociar con el rey Pedro IV. Los otros notables locales, Fuster, Falguera, Guardia, Savall, Ibáñez, Rodar, Lluria, andaban en discordia. Su situación era simplemente desesperada. Y lo peor era que, si caía Tebas, todo el poder aragonés en la región caería después, empezando por la vecina Atenas. El vicario de esta última ciudad, Galcerán de Peralta, viendo el riesgo, dejó Atenas y corrió en socorro de los sitiados. Era una apuesta a una sola carta: si ganaba, Tebas y Atenas estaban salvadas; si perdía, las dos ciudades caerían a la vez.

Urtubia tomó parte del sitio de Tebas, con el apoyo del arzobispo de la ciudad, Simón Atumano. Fue una batalla tremenda. Los aragoneses de Galcerán perdieron; el propio vicario cayó preso de los navarros. Pero lo peor estaba aún por llegar. Dentro de Tebas, las querellas que dividían a la ciudad estallaron en una espiral incontrolable. Los enemigos del poder aragonés abrieron las puertas a los navarros. La matanza fue atroz: no solo porque los navarros entraron en la ciudad a sangre y fuego, sino también porque con ellos iban florentinos, venecianos y griegos dispuestos a saldar viejas deudas, mientras en el interior de las murallas los propios bandos tebanos ajustaban cuentas entre sí. Los supervivientes huyeron adonde pudieron. Tebas quedó prácticamente despoblada.

COMPAÑÍA NAVARRA

Aquella no fue la última batalla de Urtubia y los navarros en Grecia. Después de Tebas vino Livadia, la otra gran capital de la región, y luego la misma Atenas. A la altura de 1381, Urtubia pudo incluso plantearse crear su propio principado. El proyecto lo frustraron los vencidos aragoneses, que regresaron con refuerzos para recuperar su territorio. Urtubia volvió a verse solo en tierra lejana, necesitaba nuevamente un aliado, y esta vez lo encontró en la Orden del Hospital: el gran maestre Juan Fernández de Heredia y su lugarteniente, el prior Gauchier de la Bastida, gascón y amigo de Urtubia, contrataron los servicios de los navarros. Su objetivo era impedir que los aragoneses reconstruyeran su dominio. El apoyo de los hospitalarios bastó para frenar a los de Aragón. Las cuatro barras abandonaron Grecia después de casi un siglo de dominio en Atenas y Neopatria, cuando las llevaron los almogávares. Y el cerebro de la operación, Nerio Acciajuoli de Corintio, pudo hacerse con el control de Tebas y Atenas.

Llegados a este punto, la compañía navarra tomó un papel diferente. Algunos de los hombres que habían servido bajo el mando de Urtubia pasaron de nuevo bajo el mando de Mahiot en Morea. La compañía se organizó como un virreinato en Acaya, bajo el mando de tres capitanes: Mahiot, Pedro Bordo de San Superano y Berard de Varvassa.

No se sabe qué pasó después con Juan de Urtubia, posiblemente estuviera muerto. En enero de 1382, la Compañía Navarra firmó la paz con Venecia y entre los signatarios no se encontraba Urtubia. Sí estaban los caballeros Berard de Varvassa, Juan de Ham Subsion, Lorenzo de Salafranca y Juan de Espoleto, pero no hay rastro del capitán. Del otro caudillo de la compañía inicial, el gascón Mahiot de Coquerel, desempeñó el gobierno de Acaya y Lepanto.

Cuando, poco después, Jaime de Baux subió al trono del Imperio bizantino, un grupo de caballeros navarros obtuvieron títulos imperiales por el apoyo prestado en Acaya, así como tierras en el Peloponeso.

ALMOGAVARES EN LA DEFENSA DE ATENAS

Tras la muerte de Jaime en 1383, la Compañía Navarra era el poder gobernante en la Grecia franca, y sobre ellos recayó la responsabilidad de reorganizar el estado y de proteger el nuevo príncipe. Mientras la compañía rehusaba reconocer a los herederos de Jaime de Baux sin pruebas que fueran costosas de suministrar, mantuvieron el poder en Acaya y fueron autorizados por los barones del reino para negociar un tratado con la República de Venecia, que se alcanzó el 26 de julio de 1387. En 1386, Pedro de San Superano sucedió a Mahiot como líder de la Compañía.

Se desconoce el paradero del resto de la Compañía Navarra, porque no fundaron un espacio político propio al estilo de los almogávares, sino que se disolvieron entre los fragmentos territoriales de Bizancio. Probablemente, los últimos caballeros gascones y navarros de la Compañía terminaron implicados en las querellas de la región. Su antiguo patrón, el florentino Nerio I Acciajuoli, estaba casado con la hija de un príncipe bizantino, Teodoro Paleólogo.

Cuando murió Nerio, hacia 1394, sus posesiones pasaron a otro italiano, Carlo Tocco, conde de Cefalonia. Teodoro Paleólogo quiso arrebatar el premio al heredero y sitió Corinto. Entonces, el italiano llamó en su socorro a Paleólogo y, de paso, invadieron la región de Morea. Los navarros que por allí quedaban, bajo las órdenes de Pedro de San Superano, se limitaron a obedecer a Tocco, que era su jefe. Seguramente, nunca fueron conscientes de que estaban contribuyendo a que Bizancio, el último vestigio del Imperio romano de Oriente, cayera en manos musulmanas.

COMPAÑÍA NAVARRA


18/05/2017

Levas guipuzcoanas para el Reino de Castilla


Esta es una disposición cronológicas de los servicios militares que los tercios de la provincia de Guipúzcoa han realizado en favor del Reino de Castilla para la Reconquista de las tierras peninsulares ocupadas por entidades islámicas:

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BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

Concurrieron a la batalla de Beotibar, acaudillados por Gil López de Oñaz, contra los navarros y franceses gascones reunidos, que invadieron el territorio guipuzcoano, entrando por Berástegui.

1330. Sirvieron a Alfonso XI contra los moros en la conquista de Teba, tierras de las Cuevas y Ortexica, y en la recuperación de las villas de Priego y Cañete.

1334. Efectuaron una incursión militar en Navarra en guerra con Castilla; saquearon la comarca de Pamplona, y tomaron a fuerza de armas el castillo de Unza, siendo su mayoral Lope García de Lazcano.

1340. Participaron en la batalla del Salado al mando de Amador de Lazcano, su coronel.

1343. Concurrieron en gran número al cerco de Algeciras con su caudillo Beltrán Vélez de Guevara.

1374. Asistieron a la expedición de Francia y sitio de Bayona con el rey Enrique II, que vino en persona, siendo su caudillo al parecer Beltrán de Guevara.

1378. Efectuaron un despliegue militar en Navarra con gran número de efectivos al mando del infante Juan, obteniendo varios sucesos victoriosos al mando de Ruiz Díaz de Rojas, merino mayor de la provincia.

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GUERRA DE GRANADA

1410. Concurrieron a la conquista de Antequera, ocupada por los moros, y acaudillados por Fernán Pérez de Ayala.

1429. Realizaron otra entrada en Navarra, donde a fuerza de armas conquistaron las villas de Leiza y Areso, cuya posesión encomendó al Consejo de Tolosa.

1445. Participaron en considerable número de efectivos en la batalla de Olmedo a favor del rey de Castilla y contra del de Navarra.

1450. Se organizaron para la defensa del territorio con motivo de la llegada de un ejército francés sobre Bayona, ocupada por los ingleses, y ante la precaución de una posible invasión.

1451. Se armaron a consecuencia de la entrada del Conde de Fox en la provincia de Labort.

1461. Acudieron al socorro del castillo de Aitzorroz, sito en el valle de Léniz, padeciendo grandes trabajos.

1466. Organizaron una expedición militar con el fin de apoderarse del castillo de Veloaga, en Oyarzun, ocupada por el mariscal García López de Ayala, a petición del rey Enrique IV.

1475. Sirvieron con más de 2.000 naturales de esta provincia a los Reyes Católicos en los cercos de Toro, Zamora, Burgos, etc. Fue en el contexto de la Guerra de Sucesión castellana entre los partidarios de Isabel I y los de Juana la Beltraneja, entre los que estaban Portugal y Francia.

1476. Reunieron un considerable número de efectivos para la defensa de la provincia, y en especial para la de las plazas de San Sebastián y Fuenterrabía, con motivo de la invasión del Ejército francés de 40.000 hombres al mando de Aman, Señor de Labrit.

1485. Acudieron a la Guerra de Granada contra los moros del Reino de Granada, diferentes refuerzos de ballesteros y escopeteros de esta provincia.

CABALLERO CASTELLANO E INFANTE VASCÓN

17/06/2015

Fundación de los Tercios de Infantería por Antonio Leyva y Pedro Navarro


En tiempos de los Reyes Católicos, las formaciones de infantería militar no podían operar independientemente a causa de su escasa potencia y de su reducido número de efectivos; es por esta causa que se crearon las Coronelías primero y, en la reforma de 1534, los Tercios, con objeto de disponer de núcleos poderosos de combate relativamente autónomos y de características apropiadas para satisfacer las necesidades de las campañas en las que se hallaban comprometidas las tropas imperiales.

Cada Tercio con una fuerza de 3.000 hombres, se componía de 3 Coronelías cada una de las cuales comprendía a su vez solamente 4 Compañías en lugar de las 20 iniciales, con el fin de simplificar su administración y gobierno interior. Cada Coronelía continuó mandada por un Coronel y el mando de las 3 lo reasumió un maestre de campo, nueva categoría cuya creación data de esta época. De las 12 compañías que formaban el Tercio unas eran de piqueros y otras de arcabuceros, destinándose a las primeras los hombres de mayor fortaleza y resistencia, pues yendo revestidos de armadura tenían que manejar una pica de grandes proporciones.

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REALES TERCIOS DE INFANTERÍA

Por otro lado, es muy probable que en determinadas circunstancias se organizaran compañías mixtas de piqueros y arcabuceros y que se emplearan ballesteros como elementos auxiliares. La ballesta se continuó utilizando como arma de guerra (así como de caza) durante el siglo XVI.

Los tercios españoles, que muy pronto serían considerados invencibles en terreno llano, constituían una tropa sufrida, valiente y experimentada. Sus largas picas debidamente concentradas en formación cerrada formaban una especie de puerco espín que se movía cansinamente a golpe de tambor y formaba una barrera infranqueable para la caballería enemiga. Además sus cuadros iban apoyados por escuadrones de expertos arcabuceros capaces de acertar al caballero a cien pasos, traspasando la coraza. Se inicia la era de la pólvora que acaba con la noble guerra medieval.

Los ejércitos de la época moderna estaban compuestos de soldados profesionales de los cuales eran en una alta proporción extranjeros. En el ejército de Carlos I, durante las campañas en Italia, además de españoles entre los cuales se integraban los vascongados, militaba una gran cantidad de alemanes, italianos y suizos.

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REALES TERCIOS DE INFANTERÍA

Para conocer el grado de integración de los navarros en los Reales Tercios y Armadas y el uso de armas de forma permanente y profesional al servicio del naciente Reino de España conviene poner como ejemplos a Pedro Navarro y a Antonio Leyva, dejando a un lado las aventuras de militares y navegantes indianos de origen navarro como Diego de Artieta y Pedro de Ursúa.

Pedro Navarro y Antonio de Leyva fueron la vanguardia de ataque del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, en las Guerras de Italia, generando una escuela de estrategia militar en el campo de batalla. Su dirección se extendió desde la campaña modélica de 1503 con las batallas de Ceriñola y del río Garellano al sur de Italia, hasta la no menos modélica campaña de 1634 del cardenal-infante Fernando de Austria.

Navarro fue el adelantado más eficiente de la ingeniería militar de su época, consiguiendo grandes avances en las minas terretres. En cambio, Leyva se convirtió en el arquitecto de la estructura militar, el fundador de los Reales Tercios de Infantería.

Navarro modernizó la técnica de los Tercios, mientras que Leyva estableció la organización interna de los mismos.

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ANTONIO DE LEIVA Y PEDRO NAVARRO