Durante los años de 1708 y 1709, el marino guipuzcoano Blas de Lezo estuvo destinado en el puerto de Rochefort, en la Bretaña francesa, como teniente de barco guardacostas. Continuaba en la Real Armada borbónica, sirviendo al rey Felipe V en su lucha contra las pretensiones del archiduque Carlos de Austria en el conflicto sucesorio español de primeros del siglo XVIII.
Practicaba el corso especialmente por el mar Mediterráneo y aceptaba cualquier combate en cuanto se le presentase la ocasión. A bordo de la fragata Valeur consiguió rendir hasta una decena de barcos de la Armada anglo-holandesa, el menor de 20 cañones. De esta fragata existe constancia de la captura de dos navíos ingleses, uno el 4 de enero de 1708 y el otro el 21 de septiembre de 1710, al mando del capitán de navío de Grenonville. En 1710, con veintiún años de edad y seis de servicio, Blas de Lezo ascendió a capitán de fragata.
ESTATUILLA DE BLAS DE LEZO |
Una de las mayores hazañas de las que hay constancia en los archivos de la Marina española tuvo lugar en 1710. En sus actividades como corsario, al mando de una pequeña fragata con 250 hombres Blas de Lezo se enfrentó a un buque ingles de dos puentes y 70 cañones de artillería y 600 tripulantes, el Stanhope. Pertenecía a la Compañía inglesa de las Indias Orientales, y estaba al mando del capitán Jhon Combs. Consciente de su inferioridad en bocas de fuego, el guipuzcoano evitó ponerse en paralelo con él y de esta manera pudo esquivar la fuerza de su superior artillería, que le doblaba en número. Supo aprovechar la mejor maniobrabilidad de su fragata y la habilidad de su tripulación. Lo batió por la popa en enfilada varias veces, disparando a la cubierta. Las bajas del navío inglés en su marinería fueron considerables, perdiendo el palo trasero y quedando el mayor inutilizado.
Una vez desarbolado y sin posibilidades de efectuar maniobras de evasión, la tripulación lanzó los garfios para apresar el barco y abordarlo según la táctica de los corsarios.
El abordaje de los españoles era una temible maniobra ofensiva que los ingleses temían particularmente: los navíos españoles cañoneaban de cerca, tras lo cual lanzaban garfios y abordaban el navío contrario, buscando el cuerpo a cuerpo, hasta la rendición del enemigo. Pero el salto sobre la cubierta del enemigo se hacía por parejas, y mientras un marinero combatía directamente, el otro le protegía. De este modo, con tripulaciones muy inferiores en número, los navíos españoles lograban apresar otros con mucha mayor dotación y porte.
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CAPTURA DEL NAVÍO INGLÉS STANHOPE POR BLAS DE LEZO |
En los comienzo del abordaje al Stanhope, Lezo se aseguró de lanzar la primera ráfaga de artillería cuando ambos barcos estuviesen en paralelo y a una distancia suficiente de tiro.
Los dieciocho cañones de estribor lanzaron una demoledora descarga y la mitad de la cubierta del Stanhope voló por los aires. El capitán ordenó un cambio de rumbo, apoyados por el viento, hacia la popa del navío inglés que en esos instantes sufría una situación caótica. El segundo golpe de artillería limpió la cubierta haciendo trizas a media docena de artilleros británicos que quedaron descuartizados por la explosión. Entonces Lezo, avisaba a sus marineros para abordar el barco mediante ganchos. Los navíos estaban a distancia, las cuerdas llegaron al Stanhope y los ingleses trataron de cortarlas bajo una lluvia de plomo.
Una vez dentro, el combate era cuerpo a cuerpo, utilizando dagas y sables, avanzando sobre la cubierta contraria hacia el palo mayor, desollándose los unos a los otros, mientras que los tiradores de la fragata disparaban intentando diezmar al mayor número de ingleses posible para darles paso. En enfrentamientos de ese tipo, los puñales se clavaban en la sien, las dagas en los ojos y en el hígado, el acero entra por la mejilla rasgando la cara y cortando la lengua, la sangre corre como en un matadero de reses hasta que los británicos aceptaron lo inevitable. John Combs, el capitán al frente del Stanhope, ordenaba la rendición.
En este desigual combate con el navío inglés, la fragata de Blas de Lezo sólo sufrió ligeros daños en la arboladura y él recibió algunas heridas de carácter leve que pronto curó. El marino guipuzcoano se cubrió de gloria en tan fenomenal enfrentamiento, siendo ascendido a capitán de fragata.
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REMOLQUE DEL NAVÍO INGLÉS STANHOPE POR BLAS DE LEZO |
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