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24/11/2024

Matrimonio de Martín García de Loyola y de Lorenza Ñusta de Loyola


MATRIMONIOS DE MARTÍN DE LOYOLA CON BEATRIZ ÑUSTA
Y DE JUAN DE BORJA CON LORENZA ÑUSTA DE LOYOLA

Matrimonios de Martín de Loyola con Beatriz Ñusta y de Juan de Borja con Lorenza Ñusta de Loyola es un impresionante lienzo que representa las bodas que enlazaron la descendencia real incaica con la de dos patriarcas de la Compañía de Jesús.

La primera tuvo lugar en Cuzco, en el Virreinato del Perú, en 1572, entre el capitán Martín García de Loyola con la princesa imperial Beatriz Clara Coya, hija de Sayri Túpac, hermano del monarca Túpac. García de Loyola era un capitán de origen vasco, sobrino nieto de san Ignacio de Loyola y vencedor de Túpac Amaru I, el último inca rebelde.

La segunda boda, celebrada en Madrid en 1611, corresponde a la de la hija mestiza de Martín y Beatriz, Ana María Lorenza de Loyola Coya, con Juan Enríquez de Boja, nieto de san Francisco de Borja, perteneciente a la casa de Gandía.

Entre ambas uniones mediaron casi cuarenta años, además de una enorme distancia geográfica, pero aquí se representan juntas con evidente intención propagandística.

MARTÍN DE LOYOLA, BEATRIZ ÑUSTA E IGNACIO DE LOYOLA

Además, el lienzo muestra a san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y patrón de Guipúzcoa, y san Francisco de Borja, en la parte centran del lienzo. Aparecen presidiendo la doble ceremonia, iluminados por un radiante sol que encierra el monograma de Jesús, emblema de la orden (IHS: Iesus Hominum Salvator). 

Por tanto, aparecen tres generaciones del guipuzcoano linaje de Loyola: san Ignacio de Loyola, su sobrino Martín de Loyola y la hija de este último Lorenza de Loyola.

El fondo de la escena sitúa en pie de igualdad a Cuzco y a Madrid, lo que indica una idea de paridad jurídica entre el espacio virreinal andino y los reinos peninsulares. Perú aparece como un territorio plenamente incorporado a la estructura imperial, en el que indios y españoles habrían firmado un pacto político de convivencia armónica, bajo la influyente tutela espiritual de la Compañía.

Datada en 1718, esta pintura es un extraordinario ejemplo de la pintura virreinal. Muestra una visión del clima ideológico bajo el Renacimiento inca, fenómeno cultural impulsado por los nobles indígenas con el apoyo de ciertos sectores del clero y la aristocracia criolla.

En la actualidad se expone en el Museo Pedro de Osma en Lima, capital de Perú.

MATRIMONIOS DE MARTÍN DE LOYOLA CON BEATRIZ ÑUSTA
Y DE JUAN DE BORJA CON LORENZA ÑUSTA DE LOYOLA

09/06/2020

Iglesia de San Ignacio de Loyola en Roma


FACHADA PRINCIPAL

La iglesia de San Ignacio de Loyola en Roma es un templo construido en el 1722 en estilo barroco, dedicado al fundador de la Compañía de Jesús. Está ubicada en la plaza de San Ignacio de la capital de Italia.

La construcción de este edificio religioso partió de la voluntad de la familia Ludovisi, a la que pertenecía el papa Gregorio XV, ante la insuficiencia de espacio que tenía su templo anterior, la capilla de la Anunciación del Colegio Romano.

Ludovico Ludovisi escogió el proyecto de obra del arquitecto jesuita Horazio Grassi en 1627. En 1640, con motivo del I Centenario de la fundación de la Compañía de Jesús, se celebró su primera misa en una iglesia todavía en obras. De hecho, el proyecto se fue complicando debido a la excesiva amplitud de la cúpula. En 1685, otro arquitecto jesuita, Andrea Pozzo, consiguió sacar el proyecto adelante, realizando una falsa cúpula pintada sobre tela. Y, finalmente, la iglesia fue inaugurada en 1722.

PARTE SUPERIOR DE LA FACHADA PRINCIPAL

La iglesia está formada por una única nave que tiene tres capillas a cada lateral, un crucero en forma de cruz con una falsa cúpula, la bóveda y el ábside al final.

NAVE CENTRAL

Esta sala principal está cubierta con una bóveda, cuya pintura al fresco genera una sensación visual de prolongación vertical desde los muros, dando la apariencia de ser una alta cúpula, pero en realidad es un falso techo. Esta superficie en perspectiva utiliza recursos gráficos como columnas y arcos.

Toda esta rica iconografía fue realizada por Andrea Pozzo. Representa el Mundo por el que la Compañía de Jesús expandió el Cristianismo en el siglo XVI. Las figuras simbólicas que aparecen en cada extremo del mural representan un continente diferente.

BÓVEDA DE POZZI

Europa aparece representada como matrona sobre un caballo. En lo alto del cielo aparece los santos Luis Gonzaga y Francisco de Borja, y el beato Estanislao de Kostka.

Asia es reflejada mediante una figura sentada en un camello. En lo alto del cielo San Francisco Javier, segundo fundador de la Compañía junto a Ignacio y patrón de Navarra, conduce a las almas del continente a la salvación.

África queda expresada por una mujer de etnia árabe, sentada sobre un cocodrilo y en su mano lleva un colmillo de elefante. Junto a ella, aparecen varios misioneros jesuitas que realizan su labor en dichas tierras.

América es simbolizada por un mujer con ropajes indios, que hiere a un gigante con su lanza. Detrás hay un ángel blanco con una llama, típico animal andino, que simboliza la expansión de las reducciones jesuitas por el continente.

ÁFRICA

AMÉRICA

ASIA

EUROPA

En el centro de toda esta colorida escenografía se encuentra San Ignacio, sobre él aparece la figura de Cristo, y más arriba Dios padre y el espíritu Santo. Desde Cristo surge un haz de luz que se dirige al corazón del patrón de Guipúzcoa, que a su vez irradia hacia los ángulos. Y en estos, las alegorías de los continentes exaltan la transmisión de la fe cristiana a través de las misiones y reducciones jesuitas.

Andrea Pozzo escogió como título El papel de San Ignacio en la expansión del nombre de Dios por el mundo. Las imágenes están relacionadas con el fuego y la luz, algo que se repiten en toda la iglesia, tanto en forma de antorchas como en flechas de fuego en los diversos frescos. Esto se debe a la iconografía de Ignacio, el fuego y la luz, inspirado en el texto de San Lucas.

SAN IGNACIO DE LOYOLA Y SAN FRANCISCO JAVIER EN LA BÓVEDA DE POZZI

La cúpula del crucero fue pintada sobre una superficie plana también por Pozzo, así como el ábside. En esta cúpula aparecen figuras del Antiguo Testamento que han derrotado a los enemigos de Dios: Giaela, Sansón, David y Judith.

La pala de altar trata el llamado pasaje de La Storta. San Ignacio tenía deseos de ir a Tierra Santa, pero no pudo ir al ponerse a disposición del Papa. Desconsolado, entra a orar en la capilla de La Storta, donde se le aparecen Padre e Hijo que le invitan a Ignacio a ponerse a su servicio.

A la izquierda se puede ver el envío de San Francisco Javier a la Indias, y a la derecha se encuentra San Francisco de Borja recibido en la Compañía a manos de su fundador.

SAN IGNACIO ORANDO EN LA CAPILLA DE LA STORTA

ENVÍO DE SAN FRANCISCO JAVIER A LAS INDIAS

INGRESO DE SAN FRANCISCO DE BORJA EN LA COMPAÑÍA POR SAN IGNACIO

01/05/2020

Pintura de San Ignacio de Loyola herido en la defensa de Pamplona


La figura de Íñigo López de Loyola en la defensa de Pamplona del 20 de abril de 1521 ha sido representada en escultura y pintura a una escala menor que la de San Ignacio de Loyola. A pesar que la imagen del santo supere a la del guerrero, han sido varias las muestras dejadas en honor a un joven vascongado involucrado en la Anexión de Navarra, previa a la fundación de la Compañía de Jesús.

Dicha imagen consiste en un noble Íñigo de Loyola cayendo herido sobre la muralla del antiguo castillo de Pamplona, con vestimenta y armadura de militar de la época. Es ayudado por otros tres guerreros, los cuales se interesan por su estado de salud y reparan su pierna herida tras sufrir el impacto de una bala de cañón lanzada por el Ejército francés. De fondo, continúa la luchas entre defensores españoles y atacantes franceses.

Nacido en Azpeitia en 1491, pertenecía a un linaje de la nobleza guipuzcoana. Desde joven, Ignacio quiso seguir el ideal de vida militar y de caballero que tomaron sus hermanos mayores, pese a la preferencia de su padre por la vida clerical. Al modo de la época, le gustaba el galanteo, los libros de caballerías, la diversión, la caza, las armas, etc.

San Ignacio de Loyola en Pamplona, por Sebastiano Conca, se conserva en la Universidad Pontificia de Salamanca, antiguo Colegio Real de la Compañía de Jesús.

SAN IGNACIO DE LOYOLA EN PAMPLONA, POR SEBASTIANO CONCA


San Ignacio de Loyola herido en la Batalla de Pamplona, por Miguel Cabrera, se conserva en el Museo Nacional del Virreinato, en México.

SAN IGNACIO DE LOYOLA HERIDO EN LA BATALLA DE PAMPLONA,
POR MIGUEL CABRERA


San Ignacio de Loyola herido en la Batalla de Pamplona, por Cristóbal de Villalpando, se conserva en el Museo Nacional del Virreinato, en México.

SAN IGNACIO DE LOYOLA HERIDO EN LA BATALLA DE PAMPLONA,
POR CRISTÓBAL DE VILLALPANDO


San Ignacio de Loyola herido en la Batalla de Pamplona, es un óleo sobre tela del siglo XVIII cuyo autor es desconocido.

SAN IGNACIO DE LOYOLA HERIDO EN LA BATALLA DE PAMPLONA, ANÓNIMO


San Ygnacio herido en la heroica defensa del castillo de Pamplona es un grabado pintado por Antonio Lecuona Echániz en 1884, sirviendo de modelo para posteriores pinturas, como la de Albert Chevallier Tayler, y esculturas como la de Joan Flotats Áureo Rebolé.

SAN IGNACIO HERIDO EN LA HERÓICA DEFENSA DEL CASTILLO DE PAMPLONA,
POR ANTONIO LECUONA


Ignacio de Loyola es herido en la defensa de Pamplona (1521) es un grabado perteneciente a la Historia de España, lámina 049.

IGNACIO DE LOYOLA ES HERIDO EN LA DEFENSA DE PAMPLONA (1521)


San Ignacio de Loyola (1491-1556), militar y eclesiástico español fundador de la compañía de Jesús, durante el sitio de Pamplona es un grabado de 1890.

SAN IGNACIO DE LOYOLA (1491-1556), MILITAR Y ECLESIÁSTICO ESPAÑOL


Ignacio de Loyola es herido en Pamplona, por Albert Chavalier Tayler

IGNACIO DE LOYOLA ES HERIDO EN PAMPLONA, POR ALBERT CHEVALLIER TAYLER

01/12/2017

Ruta Ignaciana del arte religioso en la Guipúzcoa interior


Guipúzcoa es una tierra volcada al mar y, en apariencia, más dada el trabajo que a la devoción. Sin embargo, en su interior, de abruptos perfiles abiertos a cuchilladas por los ríos, esconde numerosos lugares para el cobijo de la fe. Son templos como los santuarios de Loyola y de Arantzazu, o la ermita de La Antigua, todos encajados en parajes bellísimos y levantados con dispares estilos arquitectónicos. Es conocida como la Ruta Ignaciana, en honor al patrón de esta provincia: San Ignacio de Loyola.

MAPA DE LA RUTA IGNACIANA

El primero con el que topa el viajero si viene desde el Cantábrico es el Santuario y Basílica de San Ignacio de Loyola. Es un complejo monumental y religioso construido en el barrio de Loyola de la villa de Azpeitia, a orillas del río Urola.

Destaca por su rotunda y magnífica estampa que, pese a la grisácea uniformidad de la piedra (el mismo color que el cielo plomizo de estas tierras), la primera mirada se dispara hacia la majestuosa cúpula de 65 metros de altura. Fue diseñada el arquitecto italiano Carlos Fontana, discípulo de Bernini, aunque la levantaron maestros vascos.

La entrada a la basílica, con su cúpula circular y profundamente decorada, produce una sensación de majestuosidad. A pesar de que las obras de construcción se iniciaran en 1689, no se remataron hasta finales del siglo XIX.

BASÍLICA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

Muy cerca, casi escondida, como al margen de todo el complejo que se ha levantado a su alrededor, está la llamada "santa casa". Robusta, como toda construcción que fue mitad vivienda y mitad fortaleza, se ubica la Casa-torre solariega de los Loyola, donde nació San Ignacio de Loyola en 1491, patrón de Euskadi y fundador de la Compañía de Jesús, que en realidad se llamaba Iñigo López de Loyola. Este era hijo del señor de Loyola, Beltrán Ibáñez de Oñaz, cabeza del bando de los Oñacinos, y de la ondarresa Marina Sánchez de Licona, miembro de una importante familia oñacina vizcaína.

La Compañía de Jesús se convirtió en una poderosa institución que tenía mucha influencia en la cúpula dirigente católica. Ignacio, su fundador, fue nombrado santo y, como era lógico, su casa natal pasó a ser un lugar de devoción.

En esta casa fortaleza retrocedemos cinco siglos en el tiempo para descubrir cómo era la vida cotidiana de la noble familia. La cocina, las habitaciones, el oratorio o la sala de armas muestran el lado humano del santo, y la ponen contrapunto a la espiritualidad de la basílica.

BASÍLICA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

Tras dejar Loyola, el camino lleva a Azkoitia, una villa señorial en el valle del río Urola, que conserva un importante grupo de casas solariegas. Un poco después la carretera se adentra en un paisaje más abrupto con curvas. Al final, el valle de Urola suaviza el perfil de la montaña y abre el hueco necesario para que se levanten dos localidades, Zumarraga y Urretxu, separadas por el sutil fluir del agua.

El casco antiguo de Urretxu gira alrededor de la plaza Iparraguirre, donde se levantan casas solariegas y el bello palacio Ipenarrieta-Corral.

Zumarraga es célebre por ser la cuna de Miguel López de Legazpi, conquistador de Filipinas y fundador de Manila. Su ayuntamiento, con fachada de estilo neoclásico, tiene un precioso salón de plenos modernista. En esta villa se encuentra otro de los lugares santos de peregrinación por Ignacio de Loyola y punto clave de nuestro recorrido en la ruta de los tres templos, la Ermita de Santa María La Antigua. Está considerada como la catedral de las ermitas vascas.

Los primeros indicios de la iglesia datan del año 1366 y fue parroquia de Zumarraga hasta 1576, año en el que la iglesia municipal pasó ser la de Santa María de la Asunción, en el centro del pueblo.

Situada en una colina, esta ermita es todo lo contrario al santuario de Loyola. El edificio no impresiona ni se impone en el paisaje, debido a su sencillez y austeridad. Es un templo románico de los siglos XII y XIII construido sobre un antiguo fuerte defensivo, con elementos góticos añadidos. Dice la leyenda que su pétrea piel le fue otorgada por los gentiles vascos, seres mitológicos, que con ayuda de hondas, lanzaron desde la cumbre del monte Aizkorri las piedras para su construcción.

Más espectacular aún que la leyenda es la vista interior del templo. La madera de roble se convierte aquí en vigas, tirantes, tornapuntas, jabalcones y zapatas, y sin utilizar ni un solo clavo. Al menos, hasta la rehabilitación de 1990, que introdujo el uso de este elemento.

Sobre tan bella osamenta, la ermita tiene cabezas femeninas y figuras geométricas dibujadas. Si se fuerza la vista, se puede apreciar el recuerdo pictórico de una escena de caza con un dragón. Son dibujos casi infantiles, sencillos y hermosos. Como hermosa es la imagen que preside el templo: una escultura de la Virgen sosteniendo a su hijo en el brazo izquierdo, y con una manzana en la mano derecha. Su enigmática sonrisa nada tiene que envidiar a la de la Gioconda.

ERMITA DE MIRANDAOLA

El camino sigue y deja a un lado Legazpi, una de las villas más antiguas de Euskadi, cuyo templo religioso más destacables es la Ermita de Mirandaola. Cerca de esta villa está la ferrería de Mirandola, donde intentan mantener viva la tradición de este oficio y hacen demostraciones para los visitantes.

La carretera asciende hasta pasar el último escollo montañoso antes de llegar a Oñati, la villa monumental que el pintor Ignacio Zuloaga bautizó como la "Toledo vasca". En el rico conjunto monumental de la villa destaca sobre todo la sobria y plateresca Universidad de Sancti Espiritus.

UNIVERSIDAD SANCTI ESPIRITUS DE OÑATE

Oñati queda atrás en el valle del mismo nombre, y la carretera vuelve a alzarse por la sierra de Aizkorri hasta llegar al Santuario de Nuestra Señora de Arantzazu, levantado en honor a la patrona de Guipúzcoa. Este no es un templo clásico, ya que Arantzazu es vanguardia en su totalidad. Su estructura contiene tres torres de piedra labradas y el friso de la fachada, con catorce apóstoles, una imagen de la Piedad.

En el interior, el altar tiene seiscientos metros cuadrados de madera tallada y policromada; en la cripta hay pinturas, y en los muros, vidrieras polimorfas. Todo se debe al genio coral de un grupo de artistas: Oteiza, Chillida, Sainz de Oiza, Laorga, Núñez, Basterretxea, Álvarez de Eulate, etc.

El emplazamiento tiene una historia más clásica, incluida una aparición de la virgen allá por 1468. Luego vendría la ermita, la calzada para llegar al recóndito lugar, los franciscanos y las guerras, que se empeñaban, una y otra vez, en destruir el pequeño santuario. Hasta que en 1959 se inició la construcción del templo actual.

La historia es similar a la de otros santuarios, pero aquí ha tenido un colofón vanguardista. Lo curioso es observar en el altar la figura de la virgen de Arantzazu, una talla en piedra del siglo XIII. Entre tanta grandiosidad, la virgen mide solo 36 centímetros.

SANTUARIO DE ARANTZAZU

23/06/2017

Ignacio de Loyola. Soldado, Pecador, Santo



Ignacio de Loyola. Soldado, Pecador, Santo es la película estrenada en recientes fechas que trata sobre la vida y obra del fundador de la Compañía de Jesús.

Es una producción filipina encabezada por el promotor jesuita Emmanuel Alfonso y su productora Jesuit Comunications Philippines, dirigida por Paolo Dy y Cathy Azanza, y rodada en localizaciones españolas como Azpeitia, Artajona, Monasterio de la Oliva, Bardenas Reales, Zugarramurdi, Sos del Rey Católico y el Pirineo. La Compañía de Jesús no solo se ha encargado de la financiación, sino además del asesoramiento en cuanto a la metodología de predicación del protagonista así como de sus experiencias místicas y espirituales. 


El papel de San Ignacio está representado por el actor Andreas Muñoz, y junto él intervienen otros actores españoles como Javier Godino, Julio Perillán, Pepe Ocio y Mario de la Rosa, entre otros. 

La película es una biografía de Íñigo de Loyola a través de varias facetas que se van sucediendo en el tiempo: el noble guerrero, el mundano, el converso, el ermitaño novel, el místico, el maestro, el pecador.


Destaca al comienzo una gran batalla en el asedio a Pamplona, en el que el guipuzcoano Íñigo, joven soldado de linaje noble, defiende esta plaza fuerte del asedio francés por su honor y por su fidelidad al rey Fernando el Católico. Tras ser gravemente herido en el combate, Íñigo sufre un proceso de conversión espiritual que le llevó a entregar su vida a Dios y fundar la Compañía de Jesús. A sus 37 años decide viajar a París pasando por Manresa, donde tuvo una experiencia mística, origen de sus Ejercicios Espirituales. Esta metodología espiritual tuvo que hacer frente a las incomprensiones de la Iglesia de una época marcada por la aparición del Protestantismo y la Contrarreforma.

La fuerza de esta película se basa en la lucha emocional del personaje hacia Dios, su conversión e iluminación, y el deseo de guiar a los creyentes. Un largo proceso que le transforma de soldado de la Corona española con afán de gloria guerrera a maestro del espíritu entregado a los más necesitados, llegando a ser uno de los santos más importantes de la Iglesia católica.


El año 2016, fue presentado este largometraje en el Palacio de San Carlo en el Vaticano y estrenado en Filipinas. También lo hizo en los cines de toda España, donde previamente fue presentada en la Basílica de Loyola, en la localidad de Manresa y en la capital de Madrid.


07/10/2016

Monumento a Íñigo López de Loyola en Pamplona, por Joan Flotats


MONUMENTO A ÍÑIGO LÓPEZ DE LOYOLA

El Monumento a San Ignacio de Loyola en Pamplona es un conjunto escultórico tallado en bronce y piedra por el artista catalán Joan FlotatsFue instalada en los primeros años del siglo XX en la avenida de San Ignacio, a poca distancia del Palacio de la Diputación, en un lugar muy próximo en el que cayó herido de gravedad durante la defensa del castillo de Pamplona. Justo al lado se construyó la iglesia de San Ignacio.

Esta pieza se emplazó a la entrada de la casa natal de San Ignacio en el Santuario de Loyola, en Azpeitia. En 1950, el escultor Áureo Rebolé realizó una copia en argamasa y piedra artificial del bronce original, sustituyendo a la anterior, que a su vez fue sustituida en 2005 por un grupo en bronce, que sigue fielmente el modelo original de Joan Flotats. 

MONUMENTO EN ARGAMASA Y PIEDRA

El conjunto escultórico simboliza el momento y el lugar en el que el noble Íñigo López de Loyola cayó herido en la defensa del castillo de Santiago durante la Guerra de Navarra. Está compuesto por cinco figuras: centra la composición el joven guerrero, tendido en una camilla, con su pierna herida por el impacto de una bala de cañón que descansa sobre un cojín; dos camilleros se disponen a depositar la camilla en el suelo, en tanto que un tercer soldado se inclina sobre el noble vascongado para interesarse por su estado físico. Además, aparece un perro lamiendo la mano de Íñigo. Se trata de una obra escultórica realista muy expresiva, típica de las creaciones religiosas.

Esta escultura en bronce se apoya en base octogonal de piedra que contiene los escudos de Pamplona y de Navarra, y con una inscripción:
SAN IGNACIO DE LOYOLA
20-V-1521



Poco después del intento frustrado de recuperación del trono por Juan de Albret en octubre de 1512, Fernando el Católico en el año 1513 ordenó comenzar la modernización de las fortificaciones de la ciudad, construyendo el Nuevo Castillo de Santiago, adelantado hacia el sur, donde hoy se encuentra el antiguo Archivo General de Navarra.

El monumento está situado en el punto de la antigua muralla del viejo castillo de Pamplona en el que cayó herido un joven capitán guipuzcoano del ejército imperial llamado Iñigo López de Loyola. Estaba al servicio del duque de Nájera, integrado en el Ejército de Castilla en el que estaban incluidas guarniciones de vascos y navarros beamonteses. Luchaba frente a las tropas francesas enviadas en 1521 contra España por el rey francés Francisco I, al mando del general André de Foix, señor de Asparros, que más tarde serían derrotadas primero en el sitio de Logroño y más tarde en la batalla de Noain.

El ataque trataba de aprovechar la debilidad interna de Castilla a causa del levantamiento de los comuneros, y contaba con el apoyo de Enrique II de Navarra. Fue su tercer intento de recuperación del trono.