25/10/2019

Mitología e Ideología sobre la lengua vasca, por Antonio Tovar


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MITOLOGÍA E IDEOLOGÍA SOBRE LA LENGUA VASCA,
POR ANTONIO TOVAR

Mitología e Ideología sobre a lengua vasca
Antonio Tovar Llorente, Alianza Editorial, Madrid (1980), 224 páginas

Esta historia de la Mitología e Ideología de la lengua vasca cubre un amplio espacio temporal: el tema del euskera en la Edad Media; las conjeturas de los humanistas del Siglo de Oro (Lucio Marineo Siculo, Juan de Valdés, Juan de Marina, Bernardo de Aldrete, etc.); los trabajos de los primeros eruditos vascos (Esteban de Garibay, Baltasar de Echave, Arnauld Oihenart, Joseph de Moret); la polémica entre Larramendi y Mayans; la obra de Astarloa y las respuestas de sus críticos; la evolución desde Lorenzo Hervás a Guillermo de Humbold; los escritos de Sabino Arana; las contribuciones de Miguel de Unamuno.

Sobre el libro dice el profesor Antonio Tovar:
"Es una historia de las ideas que ha habido sobre el origen del vascuence. Se llama "mitología" porque la primera idea sobre el origen es mítica, y no sólo en el País Vasco, ni en España, sino en toda Europa y en la cristiandad entera. Usted no lo habrá estudiado ya, pero hasta hace poco aparecía en las historias de España que los primeros pobladores de la península eran Túbal y Tarsis. Túbal era hijo de Jafet y nieto de Noé, y después del desastre de Babel llegó, según los libros, a la península... En el Renacimiento, la gente se empezó a dar cuenta de los parentescos entre las lenguas romances, de la diferencia con el eusquera, e inmediatamente se consideró al vasco la lengua traída por Túbal."
"Yo he estudiado este tema en Los padres de la Iglesia, y realmente creo que fue un accidente el que metió a la península Ibérica en esta historia. De hecho fue san Jerónimo quien apuntó en su lectura del Génesis la posibilidad de que en la dispersión, los jafetitas aparecieran por el actual territorio peninsular."
"A medida que los estudios han progresado, el tubalismo se ha hecho más insostenible, y ya desde el siglo XVIII es un tema descartado."
"Ya no se puede mantener que el vasco es la lengua de los ángeles y de Adán, pero sí se sabe que es una de las más viejas de Europa, anterior a la indoeuropeización de este continente. El problema ahora está en convertir la que ha sido una lengua primitiva en una normal, con escuela y medios de comunicación. Claro que estoy por la unidad, por el batúa, pero teniendo mucho cuidado con los dialectos."
"Una lengua hoy no puede subsistir sino con escuelas, y con los medios de comunicación modernos, y una forma de lengua unificada es necesaria para que sirva en estos usos y en los de la administración autónoma. Privar hoy a una lengua de esto es lo mismo que condenarla a muerte."

MITOLOGÍA E IDEOLOGÍA SOBRE LA LENGUA VASCA,
POR ANTONIO TOVAR

21/10/2019

Casa-torre de Balda y linaje Balda de Azcoitia


La Casa-torre de Balda está situada en la villa de AzcoitiaFue construida en el siglo XIII como torre defensiva, muy característico de las casas nobiliarias de aquella época. Pertenecía al linaje de los Balda, asociados al bando de los gamboinos durante la Guerra de Banderizos de la alta Edad Media en los territorios vascos.

Fue incendiada en 1318, y asediada por el bando de los oñacinos en 1420. En aquel año, los Balda eran aliados de los Lazacano, y rivales de los Loyola y los López de Yarza, tal y como escribió el cronista Lope García de Salazar en Las bienandanzas e fortunas de Guipuzcoa.

A petición de la Hermandad de villa de Guipúzcoa y por orden del rey castellano Enrique IV, fue remodelada en el siglo XV, eliminando el torreón en su parte superior. Fue una decisión que afecto a varias torres nobiliarias de la zona como le ocurrió al casa-torre de Emparan en Azpeitia, y cuyo objetivo era limitar el poder y violencia de los parientes mayores durante la Guerra de Bandos. Fue un punto estratégico del control de los gamboinos. Desde entonces, perdió su carácter militar para convertirse en una casa residencial típica de los caseríos señoriales guipuzcoanos.

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CASA-TORRE DE BALDA

En el siglo XV, vivió en ella Marina de Licona, madre de Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y patrón de Guipúzcoa. Como casa solar del linaje de los Balda, en ella también ha residido hijos ilustres de la villa como Martín de Balda, oidor de la Real Cancillería de Lima. Siglos más tarde, en esta casa nació Joaquín de Egea, marqués de Narros, quien mantuviera amistad con Voltaire y fuera uno de los impulsores del Real Seminario de Vergara.

Debidos a sus remodelaciones, el edificio tiene planta irregular; posee cuatro alturas y varios cuerpos, uno de los cuales contiene una capilla que honra a Ignacio de Loyola. Mantiene en su exterior el escudo de armas de los Balda.

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FRONTAL DE LA CASA-TORRE DE BALDA

El linaje nobiliario de Balda tiene su origen en la provincia de Guipúzcoa, siendo uno de los más reputados y antiguos de parientes mayores en la Baja Edad Media pertenecientes al bando de los gamboinos en la Guerra de BanderizosDe hecho, está considerado como el primer linaje que tuvo casa solariega y palacio en la villa de Azcoitia.

Esta casa ha generado una amplia saga de personajes ilustres al servicio de los reyes de Castilla para la Reconquista, y más tarde al de los Reyes Católicos involucrándose en la Guerra de sucesión castellana, la reconquista de Granada, la anexión de Navarra y defensa de las fronteras frente a ataques del Ejército francés.

Inauguró esta casa Martín de Balda, que vivió en el reinado castellano de Fernando III el Santo.

Juan Martínez de Balda fue el II señor de la casa de Balda, en el reinado de Alfonso X el Sabio. Fue uno de los principales caballeros de la provincia y señor de la parroquia de Santa María de Balda. Había pertenecido la Orden de los Caballeros del Temple, posteriormente al Reino de Castilla, cuyo patronato fue cedido a la casa de Balda.

Pedro Ibáñez de Balda fue III señor de la casa de Balda, en los reinados castellanos de Sancho IV y Fernando IV.

Pedro López de Balda fue IV señor de la casa de Balda, que quedó huérfano de su padre Pedro Ibáñez y su abuelo Juan Martínez tras sobrevivir a un ataque de los oñacinos. Sirvió al rey castellano Alfonso XI desde su juventud y fue escudero real, recibiendo varias mercedes. En 1327, desde Sevilla, recibió la confirmación real del patronazgo de Azcoitia.

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ESCUDO DE ARMAS DE BALDA

Ochao López de Balda fue V señor de la casa de Balda, en el reinado de Alfonso XI. Fue este rey quien otorgó Carta Puebla a Azcoitia bajo el nombre de Miranda de Iraurgui, en 1331. Este años, también recibió la confirmación del patronato de la parroquia de Santa María de Balda. Fue un pariente mayor del bando gamboíno que luchó contra los oñacinos en el segundo combate del vado de Usurbil, en el que resultó herido de gravedad. Sirvió en varias contiendas de reconquista al sur del Reino de Castilla, sirviendo a Alfonso XI, Pedro I y Enrique II.

Pero López de Balda fue VI señor de la casa de Balda, en los reinados de Enrique II y Juan I, que se ganó el patronazgo de Azcoitia por Carta Real otorgada en Burgos en 1379.

Ochoa López de Balda fue VII señor de la casa de Balda, apodado "el abuelo" y llamado Fortún de Balda. Participó con los gamboínos en la quema de la casa de Marzana en Vizcaya, en 1387. Por Carta Real firmada por Enrique III en Burgos, obtuvo el patronato de Azcoitia y el del monasterio de Balda, en 1392. Casó con Constanza de Guevara, y cuyo hijo de ambos nació Ladrón de Balda Guevara, que sigue el linaje, y Fortún de Balda Guevara, que murió por el ataque de los gamboinos liderados por Juan López de Yarza en 1420.

Ladrón de Balda Guevara fue VIII señor de la casa de Balda y vasallo del rey Enrique IV. Fue patrón de la parroquia de Santa María de Balda, en Azcoitia, y caballero principal de Guipúzcoa, entre los pariente mayores del bando gamboino. Junto a otros dos vasallos del rey, Martín Ruiz de Avendaño y Juan López de Lazcano, desafió a ocho villas de Guipúzcoa en 1456. En su villa natal fue denominado como el Desafío de Azcoitia. Fue desterrado a la frontera de moros al año siguiente por el rey para erradicar la Guerra de Banderizos, perdiendo el patronato de su linaje.

ESCUDO DE ARMAS DE BALDA

María Sáez de Lastur y Balda fue IX señora de la casa de Balda, sucediendo a su tío Ladrón de Balda Guevara. Casó con Martín García de Licona, consejero del rey Enrique IV y natural de Ondarroa, quien recobró el patronato de la casa de Balda para su mujer. Su hijo Juan siguió al frente de la casa, mientras que Marina casó en 1466 con Beltrán Ibáñez de Oñaz y Loyola, y fueron padres de San Ignacio de Loyola.

Juan García de Balda fue X señor de la casa de Balda desde 1473, aunque fue confirmado por los Reyes Católicos en su visita a Guipúzcoa en 1475. Una década antes, en 1463, consiguió el patronato de la parroquia de Balda, por el rey Enrique IV. Sirvió a este rey en la frontera con Francia, y después a los Reyes Católicos en las guerras de Portugal y Granada.

Hernando de Balda y Gamboa fue XI señor de la casa de Balda, fue hijo de Juan García de Balda y María Ortiz de Gamboa y Butrón. Sirvió junto a su padre y criados a los Reyes Católicos en 1512, cuando el Ejército franco-navarro invadió las fronteras de Guipúzcoa y puso sitio a San Sebastián el 17 de noviembre. Así consta su participación sirviendo a las armas de Castilla en una Real Cédula del rey Fernando II de Aragón firmada para los parientes mayores de Guipúzcoa en Burgos el 28 de mayo de 1512. Además, estuvo en las batallas de Belate en 1512, de Noain en 1521 y de Fuenterrabía de 1524. Murió en el combate del Cabo de Urso contra los franceses en 1528. Fue patrono del monasterio de Santa María la Real de Azpeitia en 1500.

Juan de Balda y Guevara fue XII señor de la casa de Balda. Casó con María de Recalde e Idiáquez, hija de Juan López de Recalde, caballero de la Orden de Santiago, proveedor general de España y señor de las casas solares de Recalde y Vizcargui, en la jurisdicción de la villa de Azcoitia, y de su mujer Lorenza de Idiáquez. Tuvo como hijos a Lorenza de Balda y Recalde, que sigue la línea y María Ortiz de Balda y Recalde, esposa de Francisco de Idiáquez, señor de la casa solar y torre de Idiáquez.

A partir de Juan de Balda y Guevara la línea sucesoria de la casa de los Balda comenzó a relacionarse con otros linajes nobiliarios de España que no procedían de Guipúzcoa o Vizcaya, situándose en puestos relevantes de las administraciones del Imperio español en Valladolid, Sevilla o América.

Es el caso de Lorenzo Balda y Cárdenas, XIII señor de la casa de Balda, conde de la Puebla del Maestre, y miembro de la Orden de Calatrava. Fue mayordomo real y miembro del Consejo de Guerra de Felipe III. En 1626, fue presidente de la Casa de Contratación, capitán general de Sevilla, etc.

POSTERIOR DE LA CASA-TORRE DE BALDA

17/10/2019

Romanticismo euskaro de Francisco Navarro Villoslada


Francisco Navarro Villoslada era natural de Viana, donde nació en 1818. Fue el creador de la mayor obra literaria-histórica del Romanticismo euskaro. Su pensamiento político sufrió una evolución, combatiendo a favor del Liberalismo moderado en la primera Guerra Carlista de 1834, pasando a las filas del Neocatolicismo, hasta terminar defendiendo el Carlismo en 1869.

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FRANCISCO NAVARRO VILLOSLADA

En 1840, fue redactor de La Gaceta, y secretario del Gobierno civil de Álava, más tarde oficial del Ministerio de la Gobernación. Además, fue colaborador habitual de diversos periódicos como El Correo Nacional, El Español, El padre Cobos, director del Semanario Pintoresco, El Siglo Pintoresco, La España, El Parlamento, La Fe y La Ilustración Católica.

En 1860, fundó el periódico El Pensamiento Español, defensor del Tradicionalismo católico. Fue famosa la serie de artículos titulada Textos vivos, publicada en El Pensamiento Español, contra la heterodoxia universitaria.

Fue diputado y senador por el Partido Tradicionalista, y hacia 1871 ejerció de secretario del pretendiente al trono de España, don Carlos. Durante su etapa carlista, fue autor de novelas de fondo histórico como Doña Blanca de Navarra, crónica del siglo XV.

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RETRATO DE NAVARRO VILLOSLADA Y MONUMENTO EN PAMPLONA

Su novela Amaya, los vascos en el siglo VIII se convirtió en la máxima obra literaria histórica del Romanticismo euskaro y que mejor definió el pensamiento de este movimiento filosófico-político. Esta obra fue continuista del mito ario de Aitor, inventado por Chaho, con el que mantuvo amistad porque ambos eran miembros de la Asociación Euskara. Pero, Villoslasda llegaría más allá en la demencia y locura de su creador, afirmando que los siete hijos de Aitor corresponden a las siete provincias que conforma Euskal Herria.

Afirmaba también que el pueblo vasco era superior y estaba predestinado a ser centro mundial, realzando su doctrina con la afirmación por la cual el euskera y el linaje (la raza) eran las pruebas más claras del pasado legendario, especial en los vascos.

Todo este manifiesto mitológico fue realzado por el protagonismo de los vascos en la lucha contra el islam durante la Reconquista: deshecha la Monarquía visigoda, los vascos se introdujeron en la religión cristiana para oponerse al musulmán, repoblando Castilla.

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AMAYA LOS VASCOS EN EL SIGLO VIII

16/10/2019

Fernando Daoiz Guendica y de Aldunate


Teniente general de la Real Armada española a finales del siglo XVIII y miembro del Consejo de Guerra a inicios del siguiente

FERNANDO DAOIZ GÜENDICA

Fernando Daoiz Guendica y de Aldunate nació en Pamplona en 1738. De familia nobiliaria, su padre fue Fernando Daoiz Castañiza, diputado del reino de Navarra, y su tío Luis de Guendica y Mendieta, un ilustre militar bilbaíno caballero de la Orden de Santiago.

En 1754, comenzó su carrera militar integrado en la Compañía de Guardiamarina de Cádiz. Tras adquirir grandes conocimientos en álgebra, mecánica y navegación, en 1756, embarcó con destino a Veracruz para realizar prácticas navales en la Flota de Nueva España.

Justo antes de regresar a la España peninsular en 1758, fue ascendido a alférez de fragata. Y al hacerlo, estuvo practicando en corso en diversos barcos, mientras ampliaba sus estudios sobre navegación y dedicado a la protección del comercio embarcado en la Flota de la Carrera de Indias.

En 1760, fue ascendido a alférez de navío, y dos años más tarde pasó como ayudante de jefe de escuadra a las órdenes de Miguel José Gastón.

En 1767, fue ascendido a teniente de fragata. Su primera misión fue transportar tropas con destino a la Habana y Veracruz, en el Virreinato de Nueva España, quedando destinado en la isla de Cuba.

En 1769, tomó parte de la expedición de Melchor Acosta con destino a Luisiana siendo teniente de fragata Soledad. De nuevo, regresó a Cádiz con el objetivo de trasportar el Regimiento de Lisboa embarcado en tres fragatas con destino a la Habana. Así cumplió, y regresó a Cádiz con caudales.

A comienzos de 1771, se puso a navegar en corso por el mar mediterráneo contra los barcos berberiscos norteafricanos, actividad que combinó con el transporte de tropas desde Cádiz a Barcelona.

En 1773, estando al mando del jabeque Gamo, continuó los enfrentamientos contra berberiscos y la guarda de los buques que transportaban tropas y pertrechos de guerra en las plazas españolas norteafricanas.

En 1776, fue ascendido a capitán de fragata, pero embarcó como segundo comandante del navío Francisco de Paula, perteneciente a la flota del general Miguel Gastón. Después, como capitán del navío Poderoso y formando parte de la escuadra del marqués de Casa Tilly, tomó parte de las misiones de conquista de la isla Catalina y la colonia Sacramento, participando en todos los combates.

Por sus años de servicio y heroicos actos navales, en 1778 fue ascendido a capitán de navío al mando del Santísima Trinidad, buque insignia de la flota española de aquella época que lideraba el general Luis de Córdova. Durante varios años siguió dedicándose al corso contra piratas berberiscos en el Mediterráneo, y al final del curso, en 1788, fue ascendido a brigadier al mando del navío San Idelfonso.

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NAVÍO SANTÍSIMA TRINIDAD Y FERNANDO DAOIZ GÜENDICA

En 1790, tomó parte de la Guerra contra la República francesa con el rango de teniente general, subordinado en la escuadra del capitán general Francisco de Borja, al mando del navío Conde de Regla, de tres puentes. La expedición a la isla Cerdeña le llevó a conquistar las islas San Pedro y San Antíoco, y a capturar la fragata francesa Elene, de 34 piezas de artillería. Combatió con el buque Richmond en aguas de la isla San Pedro, hasta que tuvo que retirarse a proteger los Ejércitos de Piamonte y de Nápoles, que avanzaban por las riberas del río Var.

Tras años de servicio en la Armada del Mediterráneo, en septiembre de 1795, consiguió llegar a la cima de su carrera militar al ser nombrado miembro supremo del Consejo de Guerra. Este cargo no fue suficiente a sus méritos navales, y obtuvo el hábito de la Orden de Calatrava y la encomienda de Auñón y Berlinches.

De forma interina, durante algunos meses de 1801, sustituyó a Francisco de Borja en el cargo de capitán general del Departamento Naval de Cartagena.

Continuó en el desempeño de sus obligaciones administrativas como secretario del Consejo de Guerra en la Corte madrileña. Se dedicó a esta función hasta que falleció en 1808, a los 70 años de edad, de los cuales 54 los dedicó a servir a la Real Armada española.

12/10/2019

Homenaje de Rafa Pal a Blas de Lezo en Pasajes




Con ocasión del Día de la Hispanidad, y como colaboración a la Semana de la Hispanidad organizada por el historiador argentino, Patricio Lons, comparto este sentido homenaje al héroe hispanoguipuzcoano, mi paisano Blas de Lezo, desde un escenario especial: el Puerto de Pasajes, que le vio nacer... y ante cuya visión un servidor creció. (Rafa Pal)

08/10/2019

Reinado de Sancho VI: la fundación del Reino de Navarra


Sancho VI Garcés, nacido en 1133, reinó durante 44 años, desde 1150 hasta 1194. Fue hijo de García Ramírez el Restaurador y de su primera esposa Margarita de l'Aigle. Fue el primero en abandonar definitivamente el título de rey de Pamplona para adoptar el de rey de Navarra. Pasó a la historia con el apelativo de "el Sabio", por reinar con prudencia, y por saber atraer a su corte a personajes relevantes de la literatura, de la arquitectura y de la Iglesia.

Su reinado se caracterizó por los constantes enfrentamientos con Castilla y Aragón. Sus principales logros fueron estabilizar el reino y afianzar su dinastía en el trono navarro. Asimismo, realizó importantes obras arquitectónicas y fundó numerosos monasterios cistercienses entre los que destacan la iglesia de San Pedro de la Rúa en Estella y la catedral de Santa María de Tudela. En cuanto a la arquitectura civil sobresalen el Palacio de los Reyes de Navarra en Estella.

Heredó de su padre un reino débil, acosado por el emperador Alfonso VII, rey de León y Castilla, y por Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe regente de Aragón. Además, Roma no le reconocía como rey, ya que, según el testamento de Alfonso I, el reino debía haber sido para las órdenes del Temple, del Hospital de San Juan de Jerusalén y del Santo Sepulcro de Jerusalén. Por ello, tanto a García Ramírez como a Sancho VI, Roma los denominó Dux Pampilonensium o Dux Navarrorum (Duque de los Pamploneses o Duque de los Navarros). El título de duque era el que en la época se daba al caudillo o gobernante elegido por el pueblo.

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SANCHO VI EL SABIO

Sancho VI eligió a Tudela como capital del Reino de Navarra, ciudad rivereña del Ebro que contaba con una importante judería. Era un lugar excelente para el desarrollo cultural y financiero del reino. En la aljama de esta ciudad convivía un tercio de los judíos del reino, entra las que estaban las familias más distinguidas por su cultura: Benjamín de Tudela, Yehudá ha-Levi, Abraham ibn Ezra, etc., herederos de otros eruditos hebreos y contemporáneos de Maimónides. El rey sabio renovó el estatuto de los judíos najerenses aprobado por Alfonso I y lo extendió a otras juderías como la de Funes en 1171. En Pamplona autorizó la instalación de una comunidad de judíos, dotada con un estatuto similar al de Estella, en 1154.

La Escuela de Traductores de Tudela contaba con una importante actividad cultural, sin bien no tanto que la de Toledo, la más importante de toda la España. Tudela y Toledo tenían relación antes y después de ser reconquistadas. En la escuela tudelense estuvo uno de los traductores del Corán al latín llamado Roberto de Ketton y que durante el reinado de Sancho VI presentó varias versiones de libros árabes sobre álgebra, astronomía y alquimia. Una de las obras más famosas fueron los comentarios a las tablas astronómicas del matemático Al-Jwarizmi, un científico formado en Bagdag. El traductor fue arcediano del cabildo pamplonés y, al final de su estancia en España y tras pasar por Toledo, estuvo trabajando en Tudela, como se documenta en la schola catedralicia de esta ciudad. Dicha schola poseía una importante biblioteca en la que trabajaban judíos y árabes que permanecieron en Tudela.

Algunos canónigos tudelanos llegaron al puesto de canciller de Sancho el Sabio, y maestros como Fortún, Rotundo y Domingo trabajaron con el canciller Fernando Pérez de Funes en las Biblias de Pamplona, con magníficas y profusas ilustraciones.

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FRONTERAS DEL REINO DE NAVARRA CON SANCHO VI (1150-1194)

Al intentar aproximarse a Ramón Berenguer IV, Alfonso VII reaccionó firmando con el conde el Tratado de Tudilén (27 de enero de 1151) por el que acordaban repartirse el territorio navarro. Tres días después, el rey Sancho renovó el vasallaje de su reino al emperador Alfonso y casó a su hermana Blanca con Sancho de Castilla, primogénito de Alfonso VII. En mayo de 1157, se firmó un nuevo tratado (esta vez en Lérida) entre Alfonso y Ramón Berenguer para repartirse el reino de Sancho VI. El 21 de agosto de 1157, murió el emperador, dando un respiro al rey navarro. Sancho VI juró vasallaje al nuevo rey de Castilla, Sancho III, el 11 de noviembre del mismo año.

La repentina muerte de Sancho III, el 31 de agosto de 1158, dejaba el trono castellano en manos de su único hijo, Alfonso VIII de tres años de edad. La lucha por la tutela del joven rey castellano entre la Casa de Lara y la Casa de Castro desestabilizó el reino vecino, dejándolo débil e indefenso. Sancho VI supo aprovechar esta oportunidad para librarse del molesto vasallaje.

El 8 de agosto de 1162, murió Ramón Berenguer IV, dejando el Reino de Aragón y el Condado de Barcelona a su esposa, la reina Petronila, que abdicaría en Alfonso II, al cumplir los siete años de edad en 1164. Otro rey-niño dejaba a Sancho VI una casi total libertad para expandir su reino. Pactó una tregua de trece años con los tutores del rey aragonés para asegurar la frontera oriental y atacar Castilla.

Antes de empezar la campaña contra Castilla, se produjo un cambio simbólico significativo. Sancho VI dejó de titularse Pampilonensium Rex (Rey de los Pamploneses) para pasar a ser Rex Navarre (Rey de Navarra).

En otoño de 1162 Sancho VI atacó a Castilla por todos sus frentes, anexionándose parte de La Rioja.

En 1163 envió un ejército para ayudar al Rey Lobo, que luchaba contra los almohades.

Tras la etapa agresiva, pasó a una más diplomática. El 28 de enero de 1165 firmó con Fernando II de León el Tratado de Tudela, en octubre de 1167 pactó una tregua con Castilla y el 19 de diciembre de 1168 llegó a un acuerdo con Alfonso II de Aragón para repartirse las tierras conquistadas a los musulmanes.

MONEDA REAL DE SANCHO VI

El 11 de noviembre de 1169, Alfonso VIII de Castilla cumplió catorce años, por lo que se le declaró mayor de edad. Una vez asentado en el trono, la estabilidad volvió a reinar rápidamente en Castilla.

En junio de 1170, los reyes de Castilla y de Aragón acordaron en Sahagún ayudarse mutuamente contra cualquier enemigo, condición que ratificaron el Tratado de Tudilén y con la mediación de Enrique II de Inglaterra. Para sellar su alianza, se concertaron dos matrimonios: Alfonso VIII de Castilla se casaría con Leonor de Plantagenet, hija del Rey de Inglaterra, y Alfonso II de Aragón esposaría a Sancha de Castilla, tía del Rey de Castilla (cumpliendo con lo acordado en el Tratado de Lérida de 1157).

Este acercamiento entre Castilla y Aragón cercaba nuevamente a Navarra, a lo que se añadía la amistad con el Rey de Inglaterra, a la sazón también Duque de Aquitania y, por tanto, señor de las tierras al norte de Navarra. Sancho VI se encontraba totalmente cercado. Este hecho desestabilizó nuevamente el reino, y algunos barones (dueños de señoríos patrimoniales, que gobernaban pequeños territorios o formaban parte de la administración del reino) abandonaron a su rey, prestando sus servicios al rey castellano o al aragonés.

Alfonso VIII no tardó en recuperar las tierras perdidas en 1162. Las primeras campañas castellanas comenzaron en 1173. La primera fue en primavera. Queda constancia de la presencia del rey en Almazán el 27 de enero (otorgando unas heredades). En un documento del 31 de julio se hace constar el paso de la expedición que regresaba de Navarra por Enciso.[2] Una segunda expedición, mayor que la primera, se organizó para partir en otoño. Salió hacia el reino de Sancho VI en septiembre, llegando hasta Pamplona el 23 de octubre. El 10 de diciembre el ejército ya había regresado y se encontraba en Burgos.

A finales de la primavera de 1174, se organizó una nueva campaña, en esta ocasión atacaron conjuntamente los ejércitos de Castilla y Aragón. En julio, el rey aragonés tomó y destruyó el castillo de Milagro. Por su parte, el rey castellano venció al ejército navarro y cercó el castillo de Leguin (cerca de Urroz-Villa), en el que se encontraba el propio Sancho VI, quien finalmente pudo escapar. El 15 de agosto la expedición castellana había vuelto a Burgos.

En 1175 y 1176, hubo dos expediciones más. La primera, en verano, volvió a unir las fuerzas de Castilla y Aragón. En la segunda, también en verano, sólo participaron tropas castellanas, llegando a tomar el castillo de Leguin (clave en el sistema de reductos para la defensa de Pamplona). Este hecho forzó el armisticio.

Sancho VI y Alfonso VIII decidieron poner fin a la contienda el 25 de agosto del mismo año con una tregua de siete años y solicitar el arbitraje del Rey de Inglaterra para resolver sus diferencias. El 16 de marzo de 1177 se dictó sentencia. Ambos reyes debían devolver las conquistas hechas durante el reinado de Alfonso VIII, es decir, regresar a las fronteras de 1158. Así, Sancho VI tuvo que devolver Logroño, Navarrete, Entrena y Ausejo, recuperando Portilla y los castillos de Leguin y de Don Godín. Además, el rey Alfonso debía pagar anualmente a Sancho 3000 maravedíes durante diez años.

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FUNDACIÓN VITORIA POR SANCHO VI

El 15 de abril de 1179, los reyes de Navarra y Castilla se reunieron entre Nájera y Logroño para firmar un tratado de paz, con la intención de definir claramente sus fronteras y resolver los conflictos por su delimitación. Un hecho significativo es la exclusión en el documento de cualquier referencia al vasallaje de Navarra con Castilla, que de facto había desaparecido tras la muerte de Sancho III de Castilla. Tras ello, se devolvieron mutuamente las plazas conquistadas.

Durante la década de 1180, periodo de escasa actividad en política exterior, el rey dedicó sus esfuerzos a la reordenación de la política interior. Destaca la elaboración de un censo para mejorar la recaudación de impuestos. También concedió fueros a varias ciudades y fomentó el comercio.

El 7 de septiembre de 1190, Sancho y Alfonso II de Aragón (que se había distanciado de Alfonso VIII de Castilla) firmaron en Borja un pacto de amistad y ayuda mutua en caso de un ataque de Alfonso VIII.

En julio de 1191 los reyes navarro y aragonés volvieron a reunirse, esta vez en Tarazona, para reafirmar la amistad entre ambos. Sin embargo, siempre tratando de evitar compromisos irreversibles contra el reino castellano, Sancho no llegó a formar parte de la Liga de Huesca (formada por Alfonso II de Aragón, Alfonso IX de León y Sancho I de Portugal) contra Alfonso VIII de Castilla.

Sancho VI falleció el 27 de junio de 1194 y recibió sepultura en la catedral de Pamplona.

Fundaciones:

En 1151, aunque según otros autores en 1161, fundó Treviño, capital del condado del mismo nombre, que en 1190 pasó a poder de Alfonso VIII.

En 1164, fundó Laguardia y le concedió fuero de villa.

En 1172, concedió el fuero de Laguardia a San Vicente de la Sonsierra.

En 1180, concedió fuero de villa a San Sebastián.

En 1181, fundó la villa de Nueva Victoria (actual Vitoria) sobre la colina que ocupaba el primitivo poblado de Gasteiz.

05/10/2019

Leyendas del Hospital de Somport y de Santa Osoria


Además de Roncesvalles, la otra vía de entrada del Camino de Santiago a España es a través del puerto de Somport, para llegar a tierras de Aragón. Allí cerca hubo un importante centro de acogida de peregrinos, el Hospital de Santa Cristina de Somport, sobre cuya fundación se cuentan muchas leyendas. Según una de ellas, dos peregrinos franceses que se quedaron una noche aislados por la nieve y aterrados por los lobos, se refugiaron en una cueva prometiendo levantar un albergue si sobrevivían. Al amanecer, cumpliendo su palabra, empezaron las obras.

Más adelante, esta localidad de Jaca, cuya patrona, Santa Orosia, llegó a España desde el Centro de Europa, para casarse con un soberano visigodo. Apresada por los moros, su caudillo se enamoró de ella y al ser hechizado por la muchacha, hizo matar a su hermano y a su tío. Como aun así la joven no cedió, el jefe musulmán ordenó matarla, descuartizándola y tirar sus restos en una cueva.

fundación Hospital Santa Cristina Somport leyenda Santa Orosia
RESTOS HOSPITAL SANTA CRISTINA DE SOMPORT

01/10/2019

Derecho foral en la asignación del Coronel de los Tercios guipuzcoanos


El derecho foral de la provincia para el nombramiento del Coronel de los Tercios de Guipúzcoa nunca le fue negado por el gobierno de los reyes de Castilla. Al contrario, ha sido reconocido por él en algunas ocasiones, como se ve en los ejemplares siguientes:

La Real orden de 30 de abril de 1557 expresa que no solamente había parecido bien a Felipe II el nombramiento del caudillo Juan de Borja, sino que además se procediese a la elección de los capitanes de la fuerza que se levantase.

Las Reales cédulas de 13 de marzo y 22 de abril de 1636 expresan también su consentimiento; pues no solamente determinan la forma en que el capitán general debía corresponderse con el coronel de la provincia, sino que Felipe IV utilizó palabras como "vuestro coronel".

Una petición del rey Felipe V, hecha en 19 de enero de 1656, solicitaba la prevención y organización defensiva de sus plazas fuertes y puertos de mar por temor a una inminente guerra con Inglaterra. Siguiendo con el protocolo habitual, el rey añadía que la provincial nombrase coronel de la infantería que se hubiese de alistar y que la persona elegida para la organización de las compañías sería de su satisfacción.

Otra Real cédula sancionada por Carlos II en 1 de febrero de 1682 manifestó su acuerdo a la provincial que había aprobado formar Diputación a Guerra con el objetivo de organizar la defensa del territorio y nombrar coronel y sargentos mayores de Infantería. Finalmente la Real orden de 6 de Marzo de 1794 requería la elección coronel a todos los efectos y conforme a su fuero; en consecuencia, la provincia nombró al marqués de Valmediano. Sin embargo, no todos aquellos coroneles forales resultaban de la satisfacción del rey, llegando a solicitar la elección de otro más a su satisfacción. Es el caso de la Real orden de 31 del mismo mes de marzo de 1682, por Carlos II, exigiendo un nuevo nombramiento para el cargo de coronel de las compañías de sus naturales; como la verificó en el marqués de Santa Cruz, que tampoco aceptó, quedando el proceso suspendido.

oficiales tercios Vascongados Guerra África
OFICIALES DE LOS TERCIOS VASCONGADOS
DE LA GUERRA DE ÁFRICA

La elección de Coronel de los tercios de Guipúzcoa comúnmente se ha hecho por la Junta general o particular, y alguna vez que otra en virtud de su delegación por la Diputación. Para el ejercicio de sus funciones los así nombrados no han necesitado de confirmación de los monarcas; solamente del título que les ha solido expedir la provincia conforme al estilo común de la milicia. Esto no ha impedido el que la provincia, guardando la debida urbanidad y para conocimiento de las demás autoridades haya puesto en noticia del gobierno la elección que hubiese hecho.

Como la autoridad del Coronel proviene de la Provincia o de la Diputación, su ejercicio depende también de la provincia, por más que en las operaciones de campaña que requieren unidad de acción y un centro de dirección, tenga que concurrir a la ejecución de las disposiciones del Capitán general.

Sin embargo, no debe corresponderse éste con la Provincia y su Coronel por orden, sino por vía de aviso y advertimiento; práctica cuya antigüedad se halla reconocida por una Real cédula de 16 de Septiembre de 1597, inserta en la recopilación foral. Este uso fue confirmado por otra Real orden de 13 de Marzo de 1636, en la cual entre otras cosas se dijo a la Provincia lo siguiente:
"Por las órdenes, que he mandado dar, tendréis entendido de la forma con que se ha de corresponder el Capitán general de esta Provincia con vos y vuestro Coronel y con la gente de ella, que ha de ser por vía de aviso y advertencia, etc."
Compañía escopeteros Alarde Fuenterrabía Castillo Carlos V hondarribia
ALARDE DE FUENTERRABÍA

Por otra de 22 de abril del mismo año se manifestó el deseo de Su Majestad de conservar a la Provincia las prerrogativas que tuviese en este particular, mandando que para el efecto se le presentasen los privilegios que tuviese. En Real orden de 4 de abril de 1793 se manifestó igualmente a la Provincia que aunque el capitán general debía entenderse con ella por vía de aviso y advertimiento, y no por orden, como lo dispuso Felipe II y se había observado, pasasen al Coronel los avisos de lo que había de obrar, y así lo ejecutase sin resistencia ni contradicción. Se prescribió la observancia de esta disposición por otra Real orden de 12 de julio de 1799, con inserción de la anterior.

Tal era el sistema militar que rigió en Guipúzcoa mientras subsistió el armamento foral de tercios, en substitución del método de reemplazos del ejército en las provincias del interior del reino desde el siglo XIX.