Mostrando entradas con la etiqueta Combate de Lepanto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Combate de Lepanto. Mostrar todas las entradas

10/07/2022

Marinos vascos en el Combate de Lepanto


El poderío de los otomanos fue creciente durante el siglo XVI, sus conquistas se sucedieron una tras otra ocupando el sureste de Europa hasta que, en 1529, los jenízaros fueron detenidos ante Viena por Carlos I de España y V del Sacro Imperio Germánico. En el Mediterráneo la situación era amenazante, las galeras turcas imponían su ley y las incursiones berberiscas desde Túnez, Argelia y Marruecos no respetaban ninguna costa, continuando su expansión por las islas del mar Egeo, Chipre y Malta.

Consciente de esta amenaza, en 1571, el mundo católico se unió para combatirlo. España, Venecia, Génova, los Estados Papales y la Orden de Malta se aliaron para formar la Liga Santa. La alianza tendría validez por un período de tres años, durante el cual se reuniría una gran flota para derrotar a la flota naval del sultán Selim II.

La flota aliada estaba al mando de Juan de Austria, hermano bastardo del rey Felipe II. Tenía como almirantes en la Armada española a Álvaro de Bazán, Luis de Requesens y Juan Andrea Doria, que reunieron 90 galeras, 24 naves y 50 fragatas y bergantines.

La flota veneciana iba capitaneada por Sebastián Veniero y estaba formada por 6 galeazas, 106 galeras, 20 fragatas y 2 naves, mientras que la flota pontificia de Marco Antonio Colonna reunía 12 galeras y 6 fragatas.

COMBATE DE LEPANTO

La Liga Santa logró reunir un total de 91.000 soldados, marineros y chusma. 34.000 soldados, 13.000 tripulaciones y 45 galeotes. Por parte española eran 20.231 los soldados: 8.160 eran españoles, 8.160 italianos y 4.987 alemanes. Además, se unieron 1.876 caballeros y aventureros. Las piezas artilleras de toda la escuadra eran 1.250.

Las galeazas eran los navíos más potentes gracias a su gran aportación artillera. Las galeras eran impulsadas por remeros profesionales o por condenados por delitos a este duro trabajo. Muchas de las galeras italianas estaban en un lamentable estado para la guerra y tuvieron que reforzarse con 4.000 infantes y 500 arcabuceros españoles en cada galeaza.

La escuadra turca, al mando de Alí Bajá contaba con 210 galeras, 63 galeotas y 92.000 combatientes, de los cuales 34.000 eran soldados, 13.000 tripulaciones y 45.000 galeotes.

COMBATE DE LEPANTO

La fuerte y poderosa flota cristiana partió de Messina el 16 de septiembre de 1571. Y avista a la flota otomana en el golfo de Lepanto, frente a la ciudad de Naupacto, en la Grecia Continental, el 7 de octubre, siendo superior en número (aproximadamente 300 naves).

El combate se decidió gracias a la superior fortaleza y al mejor armamento de las 26 naves españolas que ocupaban la batalla o centro y a la eficacia de los arcabuceros; la nave real de Juan de Austria fue embestida y abordada por la del generalísimo turco Alí, que había previsto una maniobra envolvente por el ala derecha de la flota coligada, a fin de empujarla hacia el interior del golfo y encerrarla en él.

Después de dos horas de forcejeo indeciso, los soldados de la Liga, rechazados en tres ocasiones, entraron en la capitana turca y mataron a su general. La victoria del centro fue decisiva, pues el ala derecha, mandada por Doria, sostenía una lucha desventajosa con Luchalí, que se había infiltrado hábilmente por el centro en la primera fase del combate, y que trató, con una hábil maniobra, de atacar al centro de la Liga, que se retiraba vencedor con las naves capturadas.

La inmediata intervención de Juan de Cardona, y la posterior de la reserva mandada por el marqués de Santa Cruz, obligaron a huir a los turcos hacia la costa de Morea. Barbarigo el jefe veneciano, que mandaba el ala izquierda, resultó muerto, pero la ayuda de la reserva y el arrojo de los venecianos permitieron su triunfo sobre la derecha otomana y la muerte de Siroeco, que iba a su frente.

COMBATE DE LEPANTO

En la batalla, que duró cinco horas, murieron aproximadamente 35.000 hombres, 12.000 de los cuales eran de la Liga, y fueron capturados por ésta unas 130 naves turcas y 8.000 hombres, habiendo perdido los coligados 17 galeras. En Lepanto se frenó la expansión turca en el Mediterráneo, por otra parte, los intereses españoles se desplazaron hacia el norte de Europa.

No podía faltar la presencia de marineros y soldados vascos en la contienda. La victoria tuvo un fuerte impacto en tierras vascongadas, pues después de varios siglos aun perduran las muestras de entusiasmo mediante los celebres "errebombillos", Alarde de Elorrio, que se celebraban año tras año el primer domingo de octubre, conmemorando festivamente de una manera muy tradicional el histórico suceso, que avalan una activa participación en el combate de gentes oriundas de Elorrio.

Se han comprobado la existencia actual de calles con el nombre glorioso de Lepanto en varias poblaciones vizcaínas: Baracaldo, Guecho, Portugalete, Santurce, Lejona y otras.

Ahora bien, la intervención de los marinos vascos en Lepanto fue muy reducida y modesta en comparación a la de otros grupos nacionales, especialmente los de la ribera mediterránea desde Cataluña hasta Andalucía. Eso fue debido a la imposibilidad de atender a la vez los dos teatros estratégicos del momento: el Atlántico y el Mediterráneo. Quedaron la mayor parte de los marinos guipuzcoanos y vizcaínos al servicio de las naos oceánicas para el tráfico de Indias o para reforzar la presencia naval española en los Países Bajos.

COMBATE DE LEPANTO

Alguno de los marinos y soldados que intervinieron de forma destacada en la preparación de la escuadra y en el desarrollo del combate fueron:

Domingo Zavala y Armendia, natural de Villafranca de Oria, fue contador mayor del rey y consejero de Hacienda de Felipe II. Tomó parte en el combate como capitán de cuatro galeras. Enfrentándose a cinco galeras turcas consiguió prender tres, recibió varias heridas y salvó la vida al lugarteniente de Juan de Austria, Luis de Requesens. En premio de su arrojo, Su Santidad le concedió dos jubileos para su villa natal. Murió en su palacio de Zavala en 1614.

Juan Pérez de Elizalde, natural de Tolosa, fue el marino arquetipo de entrega y abnegación a la Corona hispánica, allá donde fueren requeridos sus servicios. Su prestigio como marino veterano está avalado por sus cuarenta y dos años de servicio a su patria. Fue secretario de la gobernación de estado en Milán. Participó en varias de las guerras sostenidas por España en el siglo XVI: Flandes, Italia, Portugal, Malta, Goleta, Orán, Peñón de Vélez y Guipúzcoa y, en 1571, en Lepanto. En premio de sus servicios, recibió por armas las águilas imperiales, presentes en la fachada de su casa en el paseo de Belate.

Miguel de Eleizalde, natural de Tolosa, capitán de mar, compuso un libro de aritmética y geometría.

Juan Ibáñez de Aulestia y Mendirichaga, de Murelaga, general de marina.

Antonio de Alzate, de Fuenterrabía, constructor de la nao capitana real en la que navego Juan de Austria, y capitán de la nao soberana del Papa.

Juan Núñez de Palencia, de Fuenterrabía, capitán de soldados.

Francisco de Ibarra, de Eibar, contador mayor de galeras.

Ruiz de Galarza, de Anzoula, muerto en combate.

Marcos de Isaba, de Isaba (Navarra), mandó una compañía de 178 hombres que perteneciente al tercio de Miguel de Moncada.

COMBATE DE LEPANTO

Góngora y Torreblanca escribieron de Marcos de Isaba:
"En esta batalla, uno de los más valientes capitanes, que más se señalaron, fue don Marcos de Isaba, tan celebrado en la Austriada del Regidor de Córdoba, pues teniendo el Ochaliren las galeras de Malta, y degollada gran parte de los comendadores, les embistió y peleó tan valerosamente con este famoso capitán, que en breve rato se la volvió a ganar y rescatar y en particular la capitana de ellas con el general Jofre Justiniano, que sólo con otro comendador habían dejado con vida, con muerte de muchos genízaros, que son los nervios del poderoso brazo del turco, e hizo en aquel tan sangriento día otros hechos heroicos y notables, y después de muy grandes servicios, fue a Castellano de Capúa en el reino de Nápoles."

DOMONGO DE ZAVALA EN EL COMBATE DE LEPANTO

30/09/2020

Marcos de Isaba


Marino en el combate de Lepanto, destacó por publicar un libro referente al Ejército llamado Cuerpo enfermo de la milicia española

MARCOS DE ISABA

Marcos de Isaba era natural de Isaba, Navarra. Nació poco después de que lo hiciera Felipe II (1527) y murió unos años antes que su rey (1598). Tuvo una intensa vida entregada a la milicia con una experiencia de 40 años tomando parte muy activa en las luchas que Felipe II mantuvo en las diversas posesiones europeas, en uno de los periodos más intensos de la Historia de España.

En Nápoles escribió, junto con su cuñado Miguel Guerrero de Cáseda, un libro sobre la milicia, muy atrevido para su tiempo, donde quiso plasmar sus experiencias. El Cuerpo enfermo de la milicia española fue publicado en Madrid, en 1594. Reunía los abusos que según él existían en el ejército de la Monarquía hispánica. Hay una gran variabilidad de contenidos en la obra.

Sobre las disposiciones concernientes a los tiempos de ascenso Marcos de Isaba escribió:
"Hagamos y criemos de nuevo un soldado, el tiempo que ha de tener cuando comenzare, cuánto ha de ser obediente en tal nombre, cuánto ha de ser cabo de escuadra, sargento, alférez y qué edad ha de entrar para ser capitán y puesto en esto corra los grados y términos que es justo en la milicia tengan su fuerza y lugar y sea de esta manera."

El soldado debía tener una edad no menor de 20 años. Durante sus primeros cinco años en la milicia aprendió todo lo concerniente a usar de las armas, cumplir con las guardias, respetar a sus oficiales y obedecer las órdenes. Eran cinco años en los que el militar debía estar en permanente instrucción. Tras su periodo de formación, si ha cumplido con sus obligaciones podía ser promovido al primer empleo de la oficialidad: cabo de escuadra (un oficial en la milicia, inferior a capitán y a alférez).

Para infundir autoridad y para interiorizar sus obligaciones como cabo de escuadra con 25 años de edad, Isaba consideraba que era necesario preocuparse por la instrucción de su escuadra en el manejo de las armas, que obedezcan las órdenes sin murmuraciones, y hacerse respetar sin llegar a las manos. En dicho empleo puede estar un año y con 26 años ocupar plaza de sargento.

De sargento, debía cumplir 2 años y con 28 años optar a alférez. Con 3 años de alférez podía optar a capitán. De manera que con 32 años aproximadamente hasta los 50 años pueden ejercer como tal pues era edad robusta y sana para ejecución y obediencia en lo que se le encomendare.

Cuerpo enfermo milicia española Marcos Isaba
CUERPO ENFERMO DE LA MILICIA ESPAÑOLA, POR MARCOS DE ISABA

Con ocasión de fallecimiento del capitán, se produce una reacción en cadena desembocando en una cascada de ascensos. Así, el alférez, si lo merece se pondrá al frente de la compañía; el sargento la plaza de alférez; el cabo de escuadra más antiguo conseguirá la plaza de sargento; y el soldado que sea buen cristiano, diestro y disciplinado, ocupará la vacante de cabo. Isaba incidía en la importancia en el empleo de cabo de escuadra; entendiendo que el cabo de escuadra al saber cómo viven los soldados estará bien informado de todas las vicisitudes de la compañía.

Si se considerase por parte del capitán que el cabo de escuadra más antiguo de la compañía no tiene las capacidades para ser sargento, será el capitán el que se lo diga en una habitación aparte informándole de que en esa ocasión no se le puede ascender en grado, asegurándole que si hay enmienda en su comportamiento en una próxima ocasión se le ascenderá. Posteriormente se reunirá al resto de oficiales y la compañía y con "su parecer elegirá al que crea conveniente, a la misma vez, se hará lo propio con el soldado que deba de ocupar la escuadra del cabo que ahora asciende a sargento. Además se les hará entender que si cumplen su deber inherente al empleo que desempeñan serán en los demás cargos ocupados y antepuestos, hasta llegar a ser capitanes..."

COMBATE DE LEPANTO

Destacado en el combate de Lepanto, donde mandó una compañía de 178 hombres, perteneciente al tercio de Miguel de Moncada.

Góngora y Torreblanca escribieron:
"En esta batalla, uno de los más valientes capitanes, que más se señalaron, fue don Marcos de Isaba, tan celebrado en la Austriada del Regidor de Córdoba, pues teniendo el Ochaliren las galeras de Malta, y degollada gran parte de los comendadores, les embistió y peleó tan valerosamente con este famoso capitán, que en breve rato se la volvió a ganar y rescatar y en particular la capitana de ellas con el general Jofre Justiniano, que sólo con otro comendador habían dejado con vida, con muerte de muchos genízaros, que son los nervios del poderoso brazo del turco, e hizo en aquel tan sangriento día otros hechos heroicos y notables, y después de muy grandes servicios, fue a Castellano de Capúa en el reino de Nápoles."

Julio Altadill escribió:
"Don Marcos de Isaba, que figura en las bibliografías militares como autor digno de atención, se revela en su libro, no sólo de gran pensador, sino también como un carácter entero y amante de la verdad a toda costa."

23/07/2016

Domingo de Zavala y Armendia


Consejero real de Hacienda de España y secretario de Estado y Guerra de Flandes, almirante de mar en el combate de Lepanto de 1571

DOMINGO DE ZAVALA Y ARMENDIA

Domingo Zavala y Armendia nació en Villafranca de Ordicia, Guipúzcoa, en 1535. Ha pasado a la historia por participar con relevancia y valor en el combate de Lepanto, pero su actividad principal fue la de empleado de la administración militar.

Desde 1568, Zavala era secretario particular del diplomático y marino barcelonés Luis de Requesens, secretario real de Felipe II. Le había acompañado a las campañas navales que éste efectuó desde el mismo año como lugarteniente general de la Mar (2º jefe de las escuadras de Felipe II en el Mediterráneo, bajo el mando del capitán general de la Mar Juan de Austria), además de a la Guerra de las Alpujarras de 1569-70 contra la sublevación de los moriscos.

Ni antes ni después de Lepanto desempeñó Zavala mando naval ni función marinera ninguna, sino una larga y brillante carrera burocrática en los ámbitos de guerra (secretario de Estado y Guerra en el Gobierno general de Flandes) y contabilidad (contador mayor de Hacienda), que le llevaría finalmente a formar parte del Consejo supremo de Hacienda.

Pero fue llamado al mando de una galera por decisión personal de Luis de Requesens, que ocupaba la posición tercera en la jerarquía de la Armada de Lepanto justo detrás de Juan de Austria y Marco Antonio Colonna. De entre la flota que zarpó de Barcelona en julio de 1571, Zabala dirigía la segunda galera al mando, Granada, estando Requesens en la galera capitana.

La Granada se hallaba situada en las inmediaciones de la galera de Juan de Austria. La embarcación de Zavala desplegaba a la izquierda de la capitana, solamente separada de esta por dos buques, las capitanas de la República de Génova y de Venecia. A popa de la galera capitana se hallaban la almiranta y la capitana de Luis de Requesens, segundo al mando de las escuadras españolas. Al costado derecho de la galera insignia de Juan de Austria, se situaba la capitana de la escuadra pontificia al mando de Marco Antonio Colonna. Por último, la escuadra de reserva de Álvaro de Bazán se situaba a su retaguardia, preparada para intervenir en cuanto fuese necesario.

GALERA ESPAÑOLA EN EL COMBATE DE LEPANTO

La resistencia de la galera Granada, al mando de Zavala, tuvo un papel relevante, con otras compañeras cercanas, en la protección del núcleo neurálgico de la Armada cristiana, que formaban las galeras de Juan de Austria, Veniero, Colonna y Requesens, el cual durante la lucha vivió momentos sumamente críticos. Si la Armada cristiana hubiera perdido en combate a estos cuatro almirantes, la desmoralización y descoordinación habría conllevado a la retirada general de naves, y por tanto a la derrota.

Según una certificación y declaración original de Juan de Austria, en referencia a Domingo de Zavala:
"… se halló Domingo Martínez de Zavala y Arramendía, que sirve a su Majestad cerca de nuestra persona en tener los libro de la mar que nos toca como Capitán general de ella, por capitán de la galera Granada de España, patrona de las del Comendador mayor de Castilla, el cual nos consta por cierta ciencia y vista ocular, que habiendo sido el dicho día embestida su galera por cinco turquescas, todas mayores que la suya, peleó con todas ellas con tanto valor, ánimo, y destreza desde el punto de mediodía hasta las seis de la tarde que fue nuestro Señor servido, que habiéndosele entrado muchas veces los turcos en su galera y matado mucha gente, los rebotó y echó fuera de ella otras tantas veces, con tan ánimo y aventajado valor que de las cinco galeras tomó y prendió las tres, y las dos se contentaron de irse después de tener muerta la mayor parte de su gente. Y porque de un hecho tan peregrino como venturoso quede inmortal memoria…"

Durante el combate, Zavala sufrió hasta 27 heridas, algunas de ellas de consideración de las que pudo recuperarse. Pero sufriría, durante el resto de su vida, las secuelas procedentes de las múltiples y gravísimas heridas recibidas en el combate.

Y como expresa la certificación, los marinos de Zavala consiguieron capturar a 3 de las 5 galeras turquesas que la rodearon, con 21 piezas de artillería de bronce. También pudo rescatar a 227 cristianos cautivos que bogaban al remo, apresar a 196 turcos, y recuperar pertenencias de tempos e iglesias de Venecia y Corfú que habían sido saqueadas previamente por los turcos.

DOMINGO DE ZAVALA EN EL COMBATE DE LEPANTO

Después del combate de Lepanto, Domingo de Zavala siguió al servicio administrativo de Requesens acompañándolo como secretario al Gobierno de Milán (1572-73) y finalmente de Flandes. Domingo de Zavala no volvió a verse empeñado personalmente en ningún combate naval, pero sus responsabilidades administrativas en los ámbitos de la guerra y la hacienda le llevarían a lo largo de su vida a gestionar asuntos marítimos de gran interés.

Una de las misiones burocráticas más importantes tuvo lugar en mayo de 1575, cuando Luis de Requesens, gobernador general de los Países Bajos, le envió con urgencia a Madrid, comisionado para tratar con el rey Felipe II y sus secretarios las medidas necesarias para reconducir la crítica situación militar de aquel territorio. Zavala ya era secretario de Estado y Guerra del Gobierno de Flandes.

Las peticiones que tenía que negociar Zavala fueron la provisión inmediata de grandes cantidades de dinero para el Ejército de Flandes; el envío de una Armada que permitiera combatir a los rebeldes también en la mar; y el relevo cuanto antes de su propia persona del cargo de gobernador.

Era imprescindible un núcleo de naos gruesas, acompañado de numerosa flotilla de embarcaciones ligeras aptas para la navegación fluvial. Esta fuerza naval bien equipada tendría dos objetivos: apoyar las operaciones militares en tierra, y debilitar su comercio, fuente de financiación de las operaciones rebeldes, hostigando y arrebatando los puertos, ríos y canales. El problema de encontró Zavala en la Corte fue la inexistencia financiera de la Monarquía no solo para atender sus peticiones, sino para atender simultáneamente todos los frentes que tenía abiertos.

domingo zavala armendia gobierno flandes guerra
GOBIERNO DE FLANDES POR DOMINGO DE ZAVALA

Finalmente, un gran Armada de embarcaciones ligeras al mando de Menéndez de Avilés iba a zarpar desde Santander en septiembre de 1575, pero una epidemia de tifus y las tormentas consiguieron que llegara a destino una parte insuficiente de la flota al mando del vizcaíno Juan Martínez de Recalde.

La muerte sorprendió a Requesens al año siguiente en Bruselas. Todavía no se habían conseguido ninguno de los objetivos vitales de la comisión encomendada a su leal secretario Domingo de Zavala.

Años después, en 1586, Zavala era gobernador de los estados del marqués de los Vélez, en Murcia-Almería. Cuando en la Corte se daba ya por hecho el inminente nombramiento de Zavala como secretario real de Guerra, escribía a su protector Juan de Zúñiga y Requesens su renuncia del cargo por cuestiones de salud.

06/03/2015

Errebonbilloak: el Alarde de Elorrio por el combate de Lepanto


El primer domingo de octubre tiene lugar en la villa vizcaína de Elorrio, la fiesta conocida como Errebonbilloak. Es un alarde militar cuyo origen parece estar en las antiguas milicias con que cada municipio participaba en la defensa o en la guerra. Según la tradición popular, este caso está relacionado con el regreso a la villa de las milicias municipales que participaron en el Combate de Lepanto de 1571.

El desfile militar está formado por una compañía de fusileros integrada por vecinos y vecinas de cualquier edad sin ningún tipo de exclusión, los errebonbillos. Comienza a las seis de la mañana dando el primer recorrido, y realizan algunas descargas de fusilería en lugares determinados. El único lugar de disparo que ha cambiado con el tiempo ha sido la casa del alcalde. Por la tarde, vuelven a dar otro recorrido por la villa. Por la noche se realiza una procesión con la imagen de la virgen del Rosario, terminando con un baile, un aurresku en la plaza Mayor.

errebonbilloak alarde elorrio combate lepanto
ALARDE DE ELORRIO

La primera noticia que existe en la actualidad sobre la realización de alardes en la villa de Elorrio data de 1575, aunque como en muchas villas del Señorío de Vizcaya, se realizaban con mucha anterioridad. Desde 1630, el alarde de Elorrio se hace conjuntamente al de la anteiglesia de San Agustín de Etxeberria, que antes de la fusión de ayuntamientos, hacía su propio alarde.

Pero antes de esta fusión de alarde, al menos desde el siglo XVI y parte del XVII, se organizaba en Elorrio dos tipos de muestras de armas según el estamento social de sus moradores: una de hijosdalgo, pertenecientes a un linaje noble o casa solariega, en una fecha determinada, y otra en la que concurrían todos los vecinos cuando eran necesaria la defensa del Señorío.

A finales del siglo XVI o principios del XVII, al igual que en Durango, se fundó la Cofradía del Rosario en Elorrio. La fiesta del Rosario ha tenido en Elorrio una gran relevancia ya que, durante la procesión del primer domingo de octubre, participan los errebombillos haciendo salvas de honor al paso de la imagen de la virgen. Acto que muy probablemente se realizaba desde hace muchos años, aunque no haya quedado reflejado en los libros conservados.

errebombillos elorrio alarde combate lepanto levas milicias vecinales
ALARDE DE ELORRIO

Sobre el origen de la participación de los armados en la procesión existe una versión popular atribuida a varios hijos del linaje nobiliario de Amandarro, participantes en el combate de Lepanto. De vuelta a Elorrio, vieron que se estaba celebrando la procesión con la Virgen del Rosario y al pasar ésta, armaron los arcabuces que traían y comenzaron a lanzar tiros al aire en honor de la virgen. Otra versión, parecida a la anterior pero más lógica, dice que estos soldados elorrianos, al llegar al puerto de Campazar y contemplar su villa natal, comenzaron a disparar sus armas al aire en señal de alegría y anuncio de su vuelta. Estas salvas se hicieron costumbre anual y se incorporaron a la procesión del Rosario que la villa comenzó a celebrar. Esta ha sido la tradición transmitida de forma oral entre las gentes, aunque no existan documentos que verifiquen con precisión su origen formal.

Elorrio, de gran tradición industrial, se especializó en la fabricación de armas blancas. De un informe del mes de marzo de 1575 se conoce que se podían fabricar, cada mes, de 2.000 a 3.000 picas, 1.500 lanzas y gran cantidad de otras armas. Espadas, corazas, armaduras, arcabuces, mosquetes, bombardas, cañones, lanzas y picas, eran empleadas por los Tercios de Infantería y por las Armadas navales de la Monarquía hispánica de Carlos I y Felipe II y fabricados en esta villa. De ahí que también celebrasen la noticia no solo de la llegada de sus soldados elorrianos sino además de la victoria de Lepanto, la victoria de sus armas.

ESCULTURA AL ALARDE DE ELORRIO