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27/04/2025

Expedición del Tornaviaje desde Filipinas a América por Andrés de Urdaneta en 1565


Tres meses después de la fundación de la villa de San Miguel en la isla filipina de Cebú por Miguel López de Legazpi, el cosmógrafo agustino Andrés de Urdaneta emprendía el viaje de retorno hasta América: el Tornaviaje. Zarpó desde el puerto de San Miguel al frente de la nave capitana San Pedro, de 500 toneladas, el 1 de junio de 1565, técnicamente el momento del año más adecuado para emprender el viaje. Llevaba como capitán de la expedición al nieto de Legazpi, Felipe de Salcedo.

ANDRÉS DE URDANETA

Urdaneta partió desde la isla Cebú, cruzando entre las de Samar y Luzón por el estrecho de San Bernardino, y abandonó el archipiélago filipino el océano Pacífico, poniendo rumbo hacia el norte en busca de los vientos contraalisios. La intención del guipuzcoano era la de escapar del régimen de los vientos alisios, que tantas dificultades habían interpuesto a las naves españolas en viajes anteriores. Suponía el vasco que estos vientos cesaban al remontar en latitud, aunque también le preocupaba el hecho de que acrecerían los fríos y se enrarecería el clima. Ordenó navegar hacia el nordeste y al mes se encontraban frente a la isla de Taiwán hasta los 24° aproximadamente.

El 3 de agosto, pasó de los 40º, al norte de Japón, desde donde derivó hacia el este, evitando así la acción de los vientos y aprovechando la corriente marina favorable de Kuroshivo, que empujaba suavemente hacia el este y que además era cálida, con lo que en parte neutralizaba el clima severo de latitud tan alta. Una vez sobre ella puso rumbo derecho en la dirección de las costas de América.

Durante la travesía, el escorbuto y la sed se cebaron con los tripulantes, muriendo 16 marineros de los 44 iniciales.

ITINERARIO SEGUIDO POR LAS EXPEDICIONES DE LEGAZPI Y DE URDANETA

El 26 de septiembre, Urdaneta alcanzó la costa de California, aproximadamente en el punto donde años antes había muerto Rodríguez Cabrillo. Y aunque habían partido del puerto de Navidad, este había sido abandonado por insalubre, de modo que el capitán Salcedo dispuso que se continuara bojeando en dirección sur. Así, recorrieron la costa oeste del Virreinato de la Nueva España hasta llegar a Acapulco, el 18 de octubre, tras 130 días de navegación y casi 1.900 leguas recorridas.

Urdaneta inauguraba una ruta por el norte del Pacífico que se utilizaría durante dos siglos y medio. Se trataba de la vuelta de Poniente, también llamado Tornaviaje del Pacífico o Ruta del Galeón de Manila, que escapaba de los temibles alisios del sur. Este descubrimiento permitió la posterior colonización de las posesiones asiáticas y la existencia de una vía de comunicación regular que propiciaría las relaciones comerciales entre Filipinas y Nueva España. Especialmente destacable en esta ruta mercantil el transporte de la plata, tan codiciada por los chinos y con los que, ya entonces, se iniciaron los primeros contactos. Con este comercio se hizo posible la evangelización de los tagalos y la presencia española.

La ruta de Urdaneta fue un logro cosmográfico universal. El océano Pacífico quedaba unido por España entre sus dos extremos, convirtiéndose en el llamado Mar Español.

ANDRÉS DE URDANETA EN RUTA DE ORIENTE

El viaje de Acapulco a Manila necesitaba un promedio de 3 meses para recorrer las 7.300 millas que separan ambos puertos. Desde Acapulco, los buques navegaban al suroeste hasta alcanzar el paralelo de los 12º norte, corriendo dicha latitud hacia el oeste para recalar en la isla de Guam, y desde allí dar rumbo al estrecho de San Bernardino, entre el extremo sur de la isla de Luzón y el norte de la isla de Samar.

El Tornaviaje precisaba entre 6 y 9 meses de navegación para recorrer 7.800 millas. Los buques ponían rumbo a las islas Marianas, aprovechando las corrientes favorables para recalar en el cabo Mendocino, al norte de la actual bahía de San Francisco. En este punto se completaba todo el aparejo y se giraba al sur a estribor para bajar la costa de California hasta fondear en Acapulco.

En el Virreinato de la Nueva España, un largo camino terrestre, llamado el Camino de los Virreyes, comunicaba la ciudad atlántica de Veracruz con la capital, Méjico, y ésta con el puerto de Acapulco a través del llamado Camino de Asia.

ÚLTIMA PÁGINA DEL DIARIO DE VIAJE DE URDANETA

Algunos han querido desmerecer la hazaña de Urdaneta porque había seguido el derrotero enseñado por oficiales de la expedición de Ruy Lope de Villalobos o de otros como Pablo de Carrión o Escalante. Es verdad que Alonso de Arellano, que abandonó la compañía de Urdaneta, llegó antes que él a Nueva España, pero fue más por cuestión de suerte ya que no quedó escrito alguno. En cambio, el itinerario de Urdaneta fue pensado, prefijado y verificado, y finalmente establecido de forma oficial.

Urdaneta volvió a España al año siguiente y arribó a Sanlúcar de Barrameda, desde donde se trasladó a Madrid y Valladolid para entregar a Felipe II los resultados de sus descubrimientos: mapas, cartas, relaciones de la expedición y libros de navegación. Además, expuso sus ideas sobre la legitimidad o ilegitimidad de las empresas españolas en unos territorios que posiblemente se encontrasen en el área asignada a Portugal por el Tratado de Zaragoza, dando lugar a una significativa publicación: Ocho pareceres dados por Andes de Urdaneta y otros cosmógrafos en 1566 y 1567, sobre si las islas Filipinas estaban comprendidas en el empeño que el emperador había hecho al rey de Portugal, y si las Mulucas y otras estaban en la demarcación de Castilla.

Cumplido este trámite y con la venía del Consejo de Indias, regresó a su convento de San Agustín en Nueva España, donde murió el 3 de junio de 1568.

MONUMENTO A ANDRÉS DE URDANETA EN PANGASINAN

15/04/2024

Urdaneta Novohispano. La inseción del Mundo hispano en Asia, por Mª Barrón Soto



Urdaneta novohispano, La inserción del mundo hispano en Asia
María Cristina E. Barrón Soto, Editorial Universidad Iberoamericana, (2012)

En esta obra especialistas analizan, entre otros temas, las expediciones de descubrimiento de rutas marítimas a Asia, la importancia de las especias en la visión de las monarquías ibéricas y de Europa, la relevancia de la plata mexicana y el comercio del Galeón de Manila, el intento de las autoridades japonesas por participar en ese lucrativo comercio, así como el ocaso de las relaciones transpacíficas.

Andrés de Urdaneta, guipuzcoano que residió más de treinta años en México, fue un destacado marino que descubrió el tornaviaje o la ruta transpacífica entre Filipinas y la Nueva España. Ello permitió estabilizar las comunicaciones a través del Pacífico, así como establecer la ruta comercial más prolongada de la era moderna (1565-1815), conocida como el Galeón de Manila o la Nao de China, con la que posicionó geoestratégicamente a México en medio de tres continentes: Asia, América y Europa. En la hazaña de Urdaneta, equiparable con la de Cristóbal Colón y Fernando de Magallanes (porque entre los tres hicieron posible la comunicación por mar en todo el mundo), se destaca el papel de México.

28/06/2023

Expedición colonizadora de las islas Filipinas por Miguel López de Legazpi en 1564


La Armada para la colonización de las islas Filipinas de 1564 estuvo liderada por Miguel López de Legazpi, que tenía el título de almirante, gobernador y capitán general de las islas de Poniente, ganándose el apelativo de adelantado de Filipinas, mientras que fray Andrés de Urdaneta era el director náutico de la expedición. Legazpi invirtió gran parte de su fortuna, se encargó de fletar barcos, aprovisionarlos de tripulación, pertrechos y víveres.

El objetivo de la expedición era fundamentalmente la toma de posesión del archipiélago filipino y asegurar una ruta permanente entre el Extremo Oriente y las costas de Nueva España.

MIGUEL LÓPEZ DE LEGAZPI Y ANDRÉS DE URDANETA

La flota constaba de dos naos, dos pataches y un bergantín, y una tripulación total de unos 380 hombres (150 marineros, 200 solados, 5 agustinos y varios criados). La nao capitana llamada San Pedro, desplazaba 500 toneladas, su piloto mayor era Esteban Rodríguez, mientras que la nao almiranta, San Pablo, sobrepasaba las 300 toneladas, su capitán, Mateo del Saz, era segundo jefe de la expedición. El patache San Juan de Letrán, con 80 toneladas, llevaba por capitán a Juan de la Isla, y a su hermano Rodrigo como piloto. Y el patache San Lucas de 40 toneladas, que pronto desertaría, estaba mandado por Alonso de Arellano. A popa del San Pedro acompañaba un pequeño bergantín de remos, muy propio para transmitir órdenes de un navío a otro.

Entre la tripulación de la expedición se encontraba numerosa gente de origen vizcaína: Andrés de Ibarra, alférez mayor; Luis de Haya, sargento mayor; Martín de Goiti, capitán de artillería; Andrés de Mirandaola, factor de la real hacienda; Andrés de Cauchela, contador, cuyo apellido puede ser una mala transcripción de Carchela, topónimo roncalés-suletino, Martín de Ibarra, maestre, Francisco de Astigarribia, contramaestre, etc.

Los cargos de oficiales reales recaían en Guido de Labezarri, que sucedería a Legazpi. Como capitán de su guardia personal, Legazpi llevaba a su nieto Felipe de Salcedo Legazpi. Urdaneta llevaba consigo a tres compañeros eclesiásticos vascos o navarros que asumieron responsabilidades: el primero, Andrés de Aguirre era conocedor del derrotero por haber participado en el viaje de Loaysa y Elcano, sobreviviendo incluso a Carquizano y haber navegado durante once años por los mares de Oriente; el segundo, Francisco Rada, cosmógrafo, habría de ser el eficaz colaborador de Legazpi al regresar Urdaneta creando la ruta segura a Nueva España; por último, era Pedro de Gamboa.

FUNDACIÓN DE MANILA

La expedición zarpó del puerto de Barra de Navidad (Jalisco), el 21 de noviembre de 1564, iniciándose una larga travesía con rumbo a Nueva Guinea. Cuando llevaban recorridas cien leguas, se abrieron los sobres lacrados con las órdenes a seguir que entregó la Audiencia de México y, según este pliego, se varió el rumbo hacia Filipinas. A los diez días de navegación, el patache San Lucas deserta de la expedición y regresa al punto de partida. A partir de enero de 1565, se fueron sucediendo los descubrimientos, como los de las islas de los Barbudos (Marshall), Placeres, Pájaros, Corrales y Jardines.

El día 9 de enero de 1565, los vigías de la capitana señalaron tierra. La isla pertenecía al archipiélago de las Barbudos, actuales Marshall, donde sólo logró anclar el San Juan de Letrán. El nieto de Legazpi, Felipe de Salcedo, tomó posesión de la tierra, con la ceremonia acostumbrada en aquella época. A la vista de los barcos los nativos huyeron a las montañas, quedando en la playa tan solo una familia. Se mostraron muy amistosos y comunicativos con los españoles, dándoles a entender que los sus habitantes eran seres pacíficos que se dedicaban ancestralmente a la pesca. Y, como contaría Legazpi, él se formuló preguntas acerca de cómo la expansión europea estaba a punto de arrumbar con el modo de vida milenario de gentes como aquellas.

Guam fue el siguiente punto de la aguada, visitado por Magallanes varias décadas antes. En ese punto hicieron aguada bajo una fuerte protección. Aún no se llamaban islas Marianas, pero los españoles otorgaron el archipiélago un nombre expresivo: islas de los Ladrones, debido a la picaresca exhibida por los chamorros en los intercambios de víveres, que incluían fraudes como esconder arena bajo una somera capa de cereal, o aceite de coco bajo el cual solo había agua, y otros trucos. Además, fondeados en la había para recoger agua, uno de los españoles fue alanceado mientras descansaba en la playa, y hubo que tomar severas represalias.

En Guam, siempre contrario a invadir aguas que considera portuguesas, Urdaneta declaró su deseo de dar por finalizada la expedición y establecer una colonia española, mientras él trataría de encontrar la ruta de vuelta. Pero su petición no fue atendida, y la flota continuó con el itinerario previsto.

El sábado 5 de febrero la escuadra puso rumbo al archipiélago que Villalobos había bautizado como Filipinas, en honor al rey Felipe II.

Diez días después llegaba a la isla de Samar, siguiendo la ruta Magallanes-Elcano de hacia 45 años. Recorrieron las islas de Ibabao, Samar, Leyte, Limasawa, Camiguín y Bohol, en busca de provisiones y de lugares para el asentamiento estable. Continuaron explorando por las islas de Mindanao, Siquijor y Negros, hasta llegar a Cebú en mayo de 1566.

ITINERARIO SEGUIDO POR LA EXPEDICIÓN DE LEGAZPI

Legazpi encomendó a Urdaneta la búsqueda de un buen puerto o una ría y la puesta en comunicación con los nativos de la isla Samar. Con Urdaneta iba el capitán Goiti. Encontraron dificultades con los naturales en algunos lugares, ya que los portugueses habían asolado y robado en las tierras, y capturado y matado nativos, anunciándose como "castellanos del Maluco". Legazpi intentó abastecer a la tripulación y convencer a los naturales acerca de sus pacíficas intenciones y de los obsequios repartidos.

Pero ante la enconada resistencia en una ocasión, muy a su pesar, tuvo que utilizar la fuerza, mandando quemar un centenar de chozas de paja y madera. El alférez mayor Andrés de Ibarra tomó posesión de la isla, previo acuerdo con un indígena principal y usando los rituales de rigor. Ante la defensividad de los habitantes la escuadra zarpó el 20 de febrero de 1565 y al día siguiente llegaba a la isla de Leyte. La hostilidad de los naturales se manifestó inmediatamente, pero Legazpi tomó posesión de la tierra con toda solemnidad. Ante el informe positivo que traía el capitán Goiti de sus exploraciones, la expedición tomó rumbo sur hacia un núcleo poblado llamado Carballán a donde llegaron el día 5 de marzo. La Relación anónima que describe estos lugares, se supone fue del secretario de Legazpi apellidado Lazcano.

El problema del abastecimiento era grave, pues los isleños huían llevándose al interior sus alimentos. El capitán Goiti, el capitán Isla y el alférez Ibarra, con el cosmógrafo Urdaneta eran generalmente los que exploraban aquel grupos de islas, iniciando relaciones amistosas con los nativos. La política pacifica daría sus primeros frutos en Bohol.

En la isla de Cebú la labor de Legazpi y los suyos sería difícil debido a la matanza en aquel banquete-trampa contra los hombres de Magallanes. Ante la oposición de los cebuanos, temerosos de una represalia, los hombres de Legazpi debieron tener mucha prudencia. Sin embargo, fue asesinado Pedro de Arana que se había aventurado a dar un paseo sin protección. Legazpi, después de una asamblea consultiva ordenó el desembarco y la construcción de una base permanente para futuras operaciones y como prevención ante un posible ataque portugués desde las Molucas.

Desde un principio, Legazpi pretendió establecer un acuerdo pacífico con el cacique local Tupas, rey de Cebú, y su aliado, Tamuñán. Legazpi consiguió un pacto con un empleo limitando de la fuerza, tan solo le bastó un ruidoso pero poco preciso cañoneo desde los barcos. Pero la estricta ecuanimidad de justicia empleada por Legazpi empezó a calar en la percepción de los nativos cuando un soldado español fue ejecutado tras causar un incendio intencionado.

En Cebú, Urdaneta hizo un sensacional descubrimiento para elevar la moral de la expedición, y sobre todo del propio Legazpi: un soldado encuentra una figura de un Niño Jesús, perfectamente revestido y adornado, que algún marino de expediciones anteriores habría dejado, y que los nativos guardaban cuidadosamente. La figura se conserva con el nombre de Santo Niño en la isla de Cebú, y es objeto de una enorme veneración por los filipinos. En aquellas playas de Cebú fundó la base principal, a la que llama Villa del Santísimo Nombre de Jesús y la Villa de San Miguel.

ESTATUA DE LEGAZPI CON DATU SIKATUNA EN TAGBILARAN, BOHOL

Su método de colonización era el mismo en todas partes: desembarco, compra de alimentos a los nativos, acuerdo de algún tipo de pacto con los caciques locales y toma de posesión de la tierra en nombre del rey. Legazpi supo sacar partido de las luchas entre tribus enemigas y de la hostilidad que los nativos profesaban a los portugueses. Y es que, frente al tipo de dominación portugués, bastante depredador, los españoles ofrecían protección y un trato más tolerante y respetuoso con los nativos. Legazpi impuso disciplina a la tripulación, especialmente en dos aspectos: guerra a los piratas y respeto a los nativos. Desde Cebú, fue organizando la expansión territorial, imponiendo su autoridad sobre una revuelta de sus propios hombres y rechazando dos ataques de la escuadra portuguesa. El líder guipuzcoano había decidido quedarse a poblar y colonizar las islas, pero para asegurar el establecimiento permanente en Filipinas debía trazarse una ruta de vuelta directa a Nueva España, idea del gran cosmógrafo Urdaneta, era el Tornaviaje.

Así, el 1 de junio de 1565, partía desde Villa de San Miguel la expedición de Tornaviaje la nao San Pedro al mando del capitán Felipe de Salcedo, nieto de Legazpi, pero con Urdaneta como cosmógrafo director del rumbo. Tras cuatro meses de navegación, la nao fondeó en Acapulco el 8 de octubre. El éxito del tornaviaje salvó la empresa de Legazpi en Filipinas, permitiendo el envío de refuerzos desde Méjico para consolidar su definitiva colonización.

03/09/2022

Andrés de Urdaneta en las islas Molucas en 1527


El cosmógrafo Andrés de Urdaneta recibió su bautismo de mar a los 17 años, en la Expedición a la Especiería (Molucas) al mando de García Jofre de Loaísa que Carlos V envió en 1525. Se trataba de la segunda expedición transpacífica española en la carrera que Castilla y Portugal mantenían por el dominio de aquellas islas de enorme valor económico. El responsable náutico de la expedición era el también guipuzcoano Juan Sebastián Elcano, que mandaba la nao Sancti Spiritus. En esta nave embarcó Urdaneta, en un cargo sin especificar pero de responsabilidad, era una especie de estudiante en prácticas. Durante el trayecto Urdaneta hizo de letrado, firmó como testigo documentos trascendentales como el testamento de Elcano, asumió diversas responsabilidades náuticas y criticó varias veces en su diario a su jefe directo por su gestión náutica.

La expedición, compuesta de 7 naves, zarpó el 24 de julio de 1525 desde el puerto de La Coruña. Tras reponer provisiones en La Gomera, se dirigieron al estrello de Magallanes pero, en vez de navegar al sudoeste para alcanzar la costa de Brasil aprovechando los vientos Alisios, descendieron sin embargo por la costa de África hasta llegar a la costa de Guinea. Tras un incidente con una nao portuguesa, el 15 de octubre fondearon en la isla de San Mateo y, a partir de ahí, pusieron rumbo en dirección a Brasil, a donde llegaron el 5 de diciembre.

andrés udaneta islas molucas mapa
ANDRÉS DE URDANETA E ISLAS MOLUCAS

Una fuerte tempestad hizo que la nao capitana se separase del resto de la flota. Tras muchos incidentes y algún motín, el 26 de mayo atravesaban el Cabo de Hornos adentrándose en el océano Pacífico.

El 30 de julio de 1526, fallecía el capitán Loaísa sucediéndole al mando Juan Sebastián Elcano quien, a su vez, morirá unos días más tarde. En tales condiciones, el 14 de septiembre recalaban en la isla de Guam donde apareció un marinero de la expedición de Magallanes llamado Gonzalo de Vigo que se convertirá, debido al conocimiento adquirido de lenguas, costumbres y conocimientos, en una de las fuentes de referencia para Urdaneta. Finalmente, el 6 de octubre solo una de las 6 naves iniciales al mando de Carquizano llegaba a su destino, la isla de Mindanao (Caraga).

En enero de 1527, llegaban a Tirode, en el archipiélago de las Molucas, asentados en Zamafo. Los expedicionarios identificaron las fortificaciones de los portugueses. Al mismo tiempo, Urdaneta se convertía un mediador entre los expedicionarios y los caciques locales de la región. Ante la negativa de los castellanos de abandonar la isla, el primer contacto violento con los portugueses tuvo lugar el 18 del mismo mes. Desde ese momento varios enfrentamientos esporádicos se fueron sucediendo y en uno de ellos Urdaneta sufrió heridas de pólvora.

Durante 9 años, Urdaneta permaneció en la isla de Gilolo (Halmahera) dedicándose a la construcción y reparación de naves, demostrando sus dotes de diplomático, estratega y observador, mientras mantenía una rivalidad con algunas tribus moluqueñas y con los portugueses.

La posición española en las islas Molucas se reforzó con la llegada de la expedición de Álvaro de Saavedra, pero terminó tras la firma del Tratado de Zaragoza de 1529, por el cual el rey Carlos V entregaba los derechos de colonización de las islas Molucas y Filipinas al rey de Portugal. A pesar de la marcha de los castellanos asentados en estos dominios, Urdaneta permaneció en la región durante varios años más.

Del fracaso de los intentos de retornar a América por el Pacífico y de su trato con navegantes asiáticos, fue adquiriendo conocimientos sobre los pueblos, la geografía, el clima y la navegación local que resultarán cruciales para el tornaviaje de 1565. Además llegó a aprender el malayo y algunas otras lenguas del sudeste asiático (el tidore, el ternate, el chamorro, etc.).

MAPA DE LAS ISLAS MOLUCAS, SIGLO XVII

Tras la toma de Tidore por los portugueses y el peligro de sublevación de los nativos contra los europeos establecidos, el 15 de febrero de 1535, Urdaneta emprendió el regreso a España. A través de los dominios portugueses Malaca y Cochín, el guipuzcoano alcanzó Lisboa el 26 de junio de 1536, dando así la vuelta al mundo.

En la capital lusa, la Guardia Mayor le requisó sus escritos, sus libros y todos los materiales acumulados durante su estancia en el Pacífico: una documentación de gran valor técnico y estratégico, que incluía los derroteros de los viajes de Loaísa y Saavedra, mapas y otras memorias. No obstante, el 26 de febrero de 1537 pudo entregar a Carlos V en Valladolid una Relación escrita de los sucesos de la armada del comendador Loaisa desde el 24 de julio de 1525 hasta el año de1535, que era un relato del viaje, hecho de memoria, que reflejaba sus dotes de observación, el gran conocimiento de las islas y su interés por los rendimientos de aquellas.

En todo caso, la expedición de Loaísa había servido para asentar las bases del conocimiento para que 30 años más tarde se consumara el tornaviaje a través del Pacífico y, con él, la consolidación de la presencia de Castilla en las Filipinas y la apertura de una de las rutas comerciales fundamentales de la modernidad.

grabado embarcación españoles indios molucas
EMBARCACIÓN ESPAÑOLA Y NATIVOS

14/02/2021

Urdaneta y su tiempo, por José Ramón de Miguel



Urdaneta y su tiempo
José Ramón de Miguel, Editorial Autor-Editor, (2008), 198 páginas

Dentro de los actos del 500 aniversario del nacimiento de Andrés de Urdaneta, el escritor José Ramón de Miguel presentó en la villa natal del cosmógrafo, Villafranca de Ordicia, el libro Urdaneta y su tiempo. Es una completa biografía del navegante que descubrió la ruta marítima que uniría Filipinas con en el norte de México en el siglo XVI: el Tornaviaje.

Según el autor, no deja de ser llamativo el desconocimiento existente en su propia tierra sobre la vida de este hombre considerado un héroe nacional en Filipinas.
"Él fue el factotum del asentamiento del castellano en Filipinas, y también fue él quien descubrió Acapulco como puerto base de las expediciones del Galeón de Manila".
La ruta del Tornaviaje que descubrió Urdaneta fue tan importante para el comercio y la navegación de la época que comunicaría puertos como Manila, Acapulco o El Callao. En unos años en los que los reinos de Castilla y Portugal se disputaban el dominio del mundo en el mar, Urdaneta logró una hazaña histórica al descubrir la ruta. Por eso, estas cuatro ciudades de Ordicia, Manila, Acapulco y El Callao efectuaron un homenaje a su vida y obra en el 500 aniversario de su nacimiento 1508-2008.

25/06/2020

Retratos e Ilustraciones de Andrés de Urdaneta


Conjunto de ilustraciones que representan al cosmógrafo y eclesiástico Andrés de Urdaneta. Una colección de de retratos imaginados realizados al óleo, caricaturas, dibujos para comic y viñeta, incluso sellos. La diversidad pictórica de este personaje es un reflejo de la repercusión que supuso su gran descubrimiento: el Tornaviaje, el viaje de regreso desde Manila a Acapulco, para el Imperio español y para el establecimiento de las primeras rutas mundiales comerciales.

ANDRÉS DE URDANETA, POR VÍCTOR VILLÁN DE AZA


ANDRÉS DE URDANETA, POR VÍCTOR VILLÁN DE AZA


andrés urdaneta dibujo carta náutica cosmografía océanos pacífico
ANDRÉS DE URDANETA


andrés urdaneta pintura retrato cosmografía carta náutica cartabón
ANDRÉS DE URDANETA


ANDRÉS DE URDANETA


Dibujo Andrés Urdaneta Julen Urrutia colección nación falsificada Jesús Láinz
ANDRÉS DE URDANETA, POR JULEN DE URRUTIA


retrato Andrés Urdaneta Hombrados Oñatibia eclesiástico carta y pluma
ANDRÉS DE URDANETA, POR HOMBRADOS OÑATIBIA


Litografía Andrés Urdaneta Martín de Rada Felipe II islas Filipinas
ANDRÉS DE URDANETA, MARTÍN DE RADA Y FELIPE II


Biñeta Forges diario El País Andrés Urdaneta América Filipinas
ANDRÉS DE URDANETA, POR FORGES


Sello Correos IV Centenario Evangelización Filipinas Padre Urdaneta
ANDRÉS DE URDANETA, POR CORREOS ESPAÑA


dibujo andrés urdaneta iv centenario ordizia malina cosmografía
ANDRÉS DE URDANETA, POR CORREOS ESPAÑA


ANDRÉS DE URDANETA, POR CORREOS ESPAÑA


ANDRÉS DE URDANETA, POR CORREOS MÉXICO


ANDRÉS DE URDANETA, POR CORREOS ESPAÑA


ANDRÉS DE URDANETA


COMIC URDANETA EN BUSCA DEL TORNAVIAJE


Dibujo Andrés Urdaneta comic Gure Pertsonaiak.
COMIC URDANETA, POR GURE PERTSONAIAK


COMIC URDANETA, POR GURE PERTSONAIAK


COMIC URDANETA


COMIC URDANETA

14/05/2019

Cartas e instrucciones de Urdaneta para la expedición a las Filipinas


El 16 de octubre de 1538, fray Andrés de Urdaneta tomaba parte de la Expedición a la Especiería liderada por Pedro de Alvarado que partía desde Sevilla. A la llegada en Guatemala, Alvarado comenzó los preparativos de una flota para iniciar el viaje, pero sus malas relaciones con el virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza, hicieron que el mando de la expedición pasase a poder de Villalobos, que volvería a fracasar en el intento de tornaviaje. Alvarado moría en 1541, durante la insurrección indígena en Nueva Galicia.

A partir de entonces, Urdaneta ya hacía las funciones de corregidor y más tarde visitador de varias poblaciones del Virreinato de la Nueva España, pudiendo así conocer la costa norte virreinal. Entre sus cometidos destacó la investigación sobre la fracasada expedición de Cabrillo a la costa californiana, en 1542. Además, escribió un relato sobre variados temas como la navegación por el Caribe, la formación de los ciclones tropicales, la reproducción de las tortugas marinas o la curación de las fiebres tropicales.

ANDRÉS DE URDANETA

Por orden del virrey, en 1547, Urdaneta fue nombrado almirante de una armada que debía de organizar para pacificar el Perú, pero el éxito de Lagasca hizo innecesaria la expedición.

El 20 de marzo de 1553, en México, Urdaneta ingresó en la Orden de los Agustinos, muy implicados en la educación de las élites indígenas, con quienes había mantenido contactos a raíz de su expedición, y fue nombrado maestro de novicios en uno de los establecimientos mexicanos de la orden. Mientras tanto, compatibilizaba responsabilidades eclesiásticas con actividades náuticas, ya que participó en la fracasada expedición a Pensacola de Tristán de Luna y Arellano, en 1559, y mantuvo estrechas relaciones con su posterior conquistador, Pedro Menéndez de Avilés.

A pesar de los sucesivos naufragios que hacían creer que la vuelta por la ruta del Pacífico seguía siendo un camino imposible, la voluntad política de la Monarquía española no cesó en su empeño. Fue el virrey de Nueva España, Luis de Velasco, quien puso en conocimiento al rey Felipe II la existencia de un experto marino retirado en un convento del virreinato con la suficiente experiencia como para emprender una expedición que llegase a las islas del este asiático y volviera a Nueva España.

El virrey Velasco se había asegurado que este monje agustino sumaba años de experiencia marinera y de peripecias viajeras, con suficiente caudal de conocimientos y vivencias acumulados como para ser capaz de materializar tan complicada aventura.

Había estado en la expedición de Loaisa, siendo uno de los 17 supervivientes de los 105 hombres que llegaron a las islas Molucas. Fueron casi 10 años de aventuras y dificultades, en las islas y puerros o fortalezas de Tidore, Gilolo, Terrenate, Zamafo, etc., describiendo derroteros de navegación y analizando el clima y las corrientes marítimas de aquellas islas. En su retorno hacia Lisboa había pasado por Banda, Java, Malaca, Cochín, Ceilán, Cabo de Buena Esperanza, Santa Elena, etc.

Su fama de cosmógrafo había traspasado los muros del convento agustino, y más aún su desafiante frase escrita por Velasco: "Él sabría volver de Filipinas a México, atravesando el Pacífico, hasta en carreta".

El virrey Velasco sugirió al rey que escribiera personalmente a Urdaneta y le convenciera para que se incorporase a una nueva expedición para llegar a Oriente e intentar la ruta del tornaviaje. Felipe II envió una carta de petición a Urdaneta con el siguiente texto:
"Devoto Padre fray Andrés de Urdaneta, de la Orden de San Agustín. Yo he sido informado que vos, siendo seglar, fuisteis en la Armada de Loaisa y pasasteis el Estrecho de Magallanes, donde estuvisteis ocho años en nuestro servicio. Y porque ahora nos habemos encargado a D. Luis de Velasco, nuestro visorrey en esa Nueva España, que envíe dos navíos al descubrimiento de las islas del poniente hacia los Malucos, y les ordene lo que han de hacer conforme a la instrucción que se le ha enviado, y porque, según la mucha noticia que dice que teneis de las cosas de aquella tierra y entender, como entendéis, bien la navegación de ella y ser buen cosmógrafo, sería de gran efecto que vos fuésedes en los dichos navíos, así para lo que toca a la navegación como para el servicio de Dios nuestro Señor y nuestro. Yo vos ruego y encargo que vayáis en los dichos navíos y hagáis lo que por el dicho Virrey os fuera ordenado, que, de más del servicio que haréis a nuestro Señor, yo seré muy servido y mandaré tener cuenta con ello para que recibáis merced en lo que hubiere lugar.

De Valladolid a 24 de septiembre de 1559.

Yo el Rey."

FELIPE II, PRÍNCIPE DE ASTURIAS, POR TIZIANO

Fue gracias a una petición directa de Felipe II el hecho que convenció a Urdaneta desempeñar tan difícil empresa, cansado de tantas peripecias marinas, pero una petición real no ofrecía cuestionamiento, y Urdaneta aceptó la petición del monarca. Eso sí, ante todo Urdaneta deseaba respetar los acuerdos de Zaragoza formados por Carlos V, padre de Felipe II, y el reino de Portugal, por el cual los archipiélagos de las Molucas y las Filipinas eran dominios de Imperio luso. Su expedición exploraría en Nueva Guinea, pero no en esas regiones, al menos que fuese por cuestiones humanitarias para rescatar a los que allí habían quedado de las anteriores expediciones. Bajo esas condiciones emprendería aquella aventura.

Por otra parte, Felipe II sabía, puesto que fue informado de ello, que las Filipinas caían en la demarcación portuguesa según el Tratado de Tordesillas, pero también que aquel archipiélago no estaba habitad por portugueses. El virrey Velasco aceptó las condiciones de Urdaneta para alistarse, porque era el vasco quien poseía, según él mismo afirmaba, el secreto del tornaviaje.

Siendo ya designado Urdaneta como director técnico, este eligió a Miguel López de Legazpi como capitán general de la expedición. Así parece deducirse de la carta del virrey Velasco:
"Miguel López de Legazpi, natural de la provincia de Lepuzcoa, hijodalgo notorio de la casa de Lezcano, de edad de cincuenta años y más de veintinueve que está en esta Nueva España. Y de los cargos que ha tenido y negocios de importancia que se le han cometido ha dado buena cuenta, y a lo que de su cristiandad y bondad hasta ahora se entiende, no se ha podido elegir persona más conveniente y más a contento de fray Andrés de Urdaneta, que es el que ha de gobernar y guiar la jornada porque son de una misma tierra y deudos y amigos, y conformarse ha."
Se trataba de un abogado guipuzcoano Zumárraga, que había desempeñado varios cargos administrativos importantes en el Virreinato de la Nueva España, como por ejemplo alcalde de la ciudad de México. Era un rico terrateniente, con una familia numerosa y una posición sólida y estable, pero bastó la petición real de Felipe II para dejarlo todo y entregarse a la causa de su monarca, muy superior a sus intereses personales.

A principios de la década de 1560, comenzaron los preparativos de la expedición transpacífica. Mientras Urdaneta escribía un Derrotero de la navegación que debía hacerse desde Acapulco para las islas de Poniente, dirigió la construcción de la flota, contratando a sus tripulantes.

La preparación de las embarcaciones se fue retrasando en más de un año, debido al fallecimiento del virrey Luis de Velasco. Sus funciones las asumió interinamente la Real Audiencia de Nueva España, que no se mostraba tan proclive a las peticiones de Urdaneta, y sí a seguir los verdaderos deseos de Felipe II, que eran los de ocupar y colonizar las Filipinas, para controlar el océano Pacífico por sus dos extremos oriental y occidental. Oficialmente se dijo que se dirigían a Nueva Guinea, pero que en el curso del viaje se abrirían ciertas instrucciones secretas, que de momento se guardarían en el camarote del capitán, dentro de un cofre bajo tres llaves custodiadas por sendas personas, según costumbre de esos tiempos.

ANDRÉS DE URDANETA, MARTÍN DE RADA Y FELIPE II

El día 21 de noviembre de 1564, partió del puerto de Navidad la expedición formada por cuatro barcos y un pequeño bergantín. Mientras que Legazpi era el gobernador y capitán general de las Islas de Poniente, Urdaneta era el director náutico y espiritual de la expedición, esta última función bajo el título de "protector de los indios" de las tierras por descubrir, y con la misión expresa de encontrar el camino de vuelta a América desde Asia.

Cuando llevaban varias jornadas de navegación, Legazpi decidió abrir el cofre para leer las instrucciones ante la oficialidad de la flota y el propio Urdaneta. El documento ordenaba un cambio de derrota: en lugar de la ruta inicialmente prevista a Nueva Guinea, la flota debía por rumbo a las islas Filipinas.

Grande fue el enojo de Urdaneta, y manifestó que "a haber sabido en tierra que había de seguirse esta derrota, no viniera la jornada", y no le quedó más remedio que atender las peticiones reales, ya que siempre fue un fiel servidor del rey. Insistió en que las Filipinas caían en zona portuguesa, por más que otros oficiales dijeran lo contrario. Los medios técnicos disponibles no calculaban con precisión el trazado del antimeridiano, pero posteriormente demostró que llevaba razón.

29/08/2017

Monumentos a la Expedición México-Filipinas en memoria de Urdaneta y Legazpi


El monumento conmemorativo del IV centenario de la Expedición marítima México-Filipinas (1564-1964) está situado en la Barra de Navidad, en la costa mexicana del Pacifico. Es una gran lámina de mármol que por un lado muestra el rostro en bronce del cosmógrafo Andrés de Urdaneta y por el otro el del adelantado Miguel López de Legazpi.






En la ciudad de Urdaneta, sito en la región filipina de Pangasinan, se encuentra el edificio New Urdaneta City Hall. Justo en frente se levanta el monumento conmemorativo de Andrés de Urdaneta.





La escultura a Legazpi en Cebú se encuentra junto al primer asentamiento permanente de los españoles dentro de las islas Filipinas, en el lado izquierdo de la muralla del fuerte de San Pedro, en la Plaza de Independencia de dicha ciudad. Como consecuencia del terremoto de 2013, la muralla sufrió desperfectos que han sido reparados. En Asia es muy común utilizar barras de bambú como andamios.

En el centro de la misma plaza se levantó también un obelisco, el arco de Legazpi, dedicado a su memoria, que data del año 1855.






El memorial al Galeón Manila-Acapulco se encuentra en la plaza de México, en el barrio de Intramuros de Manila. Está compuesto de un monolito de piedra dedicado al Galeón de Plata o buque de trasporte de la Carrera de las Indias Orientales, y una placa a Andrés de Urdaneta, el descubridor de la ruta marítima.




La plaza de Legazpi está ubicada en el distrito de Arganzuela de la ciudad de Madrid. En ella se encuentra la estación de metro homónima y debe su nombre al adelantado de las islas Filipinas. Dentro de la glorieta de Legazpi está la estatua de Pegaso (caballo alado), que formaba parte del grupo escultórico La Gloria y los Pegasos de Agustín Querol en el Ministerio de Agricultura español, y desde 1998 es ubicado en la rotonda dedicada al adelantado de las islas Filipinas.