28/02/2017

Origen de la etnia de los vascones


No es del todo comprobable científicamente que el territorio de Euskalerría haya estado poblado desde el Paleolítico Inferior (600.000-60.000 años a.C.). No se conservan restos humanos, aunque sí piezas líticas talladas y fósiles de grandes mamíferos. Se trata un supuesto hombre de Nearderthal que vivía en chozas o al aire libre, y que durante la glaciación del Paleolítico Medio (60.000-35.000 años a.C.) se refugió en las cuevas de la sierra de Urbasa y en las llanuras de Treviño y del río Zadorra. Estos datos sintetizan la tipología del antepasado vascón que más se aproxima al hombre moderno, donde no existen diferencias con respecto a los demás pueblos del norte peninsular en el Paleolítico Superior (40.000-8.500 años a.C.), desde las costas gallegas hasta el Pirineo.

Según el pionero de las investigaciones prehistóricas de Euskalerría, José Miguel de Barandiarán, se puede concluir que ni por su densidad de población, ni por razones de evolución interna es verificable la existencia durante el Paleolítico de un tipo de lengua protoeuskera o raza protovasca.

Tampoco se puede demostrar la subsistencia de un grupo étnico que posibilitara una evolución posterior del tipo vasco moderno, aunque si dejara un legado antropológico y cultural.

Sin embargo, una nueva especie surgirá entre los homínidos, el homo sapiens sapiens (a la que pertenece la humanidad actual), cuya manifestación europea recibe la denominación de hombre de Cromagnon y que sustituirá al Neanderthal europeo a partir del Paleolítico Superior. Se trata de un hombre de transición con el cambio climático del Mesolítico (8.500-5.500 años a.C.).

El tiempo menos frío y más húmedo del final de la última glaciación y el avance del actual clima provocaron importantes transformaciones de la cubierta vegetal y la fauna. La sustitución de especies animales genera el desarrollo de nuevas técnicas y utensilios de caza, basadas en puntas de flechas de forma geométrica, raspadores, bastones, buriles, etc. y pintaba con óxido en las paredes de las cuevas, todo a base de piedra tallada y hueso. Se amplían los recursos alimenticios procedentes de los bosques de hoja caediza y de estuarios y marismas costeras. Practicaban la trashumancia pero no hay navegación. Se vestía con pieles y recogían moluscos de las rocas. Su territorio no sufre invasiones, pero si continuos contactos con pueblos vecinos.

Las investigaciones de Barandiarán determinan que:
"El tipo vasco de Cromagnon es relativamente reciente. No se sabe a ciencia cierta cuando está en esta tierra el vasco de hoy. Nosotros pensamos que tendrá unos 7.000 años como mucho; los rastros que ha dejado el hombre de Cromagnon en el País Vasco, son los mismos que dejó en otras partes del sudoeste europeo. No encontramos restos de él hasta fines del Paleolítico Superior... pero todavía no es vasco."
Montenegro Duque considera que hace unos 8.000 años a.C., Álava estaba despoblada y no más de mil habitantes en estado semisalvaje vivían en el resto del territorio vasco y navarro, llegando como mucho a los cinco mil en el periodo del hombre de Cromagnon (homo sapiens sapiens) y de los dólmenes, por el 7.000 a.C. Se trata de un hombre de la Edad de Piedra, que practica el pastoreo elemental, fabrica utensilios en piedra tallada, cree en deidades relacionadas con las montañas, las cuevas y los fenómenos atmosféricos, caza en grupos por ojeo y cuece con brasas, tal y como hacían los demás pueblos y tribus cantábrico-pirenaicos, no hubo diferencias con el resto.

Ente mínimo número de habitantes, aisladas y de cultura primitiva no estuvo capacitado para crear una lengua común a todos. La idea de una lengua euskera o proto-euskera es posible a partir de los tiempos de la Edad de los Metales durante la transformación de la civilización dolménica. Esta teoría es valorada por prehistoriadores y antropólogos como Caro Baroja, Basabe, e Ignacio Barandiarán.

MONEDAS ROMANAS ACUÑADAS EN TERRITORIO DE LOS BARSCUNES

El Neolítico (5.500-3.000 años a.C.) aparece mediante una serie de cambios en los medios y usos de vida del hombre prehistórico que habita los actuales territorios de Euskalherria, considerándose esta como una delimitación geográfica muy difusa. La Revolución Neolítica se basó en el cambio de la piedra tallada a la pulimentada, la práctica de la agricultura, la cría de animales domésticos, la reagrupación de chozas familiares formando pequeños poblados y la aparición de la cultura de dólmenes. Aparecen los primeros utensilios de metal en convivencia con los de piedra, basadas en hachas y azuelas de piedra pulimentada para el trabajo de la madera e instrumentos para el aprovechamiento de recursos vegetales: hojas de sílex que servían para la siega y molinos de mano. También aparecen las primeras cerámicas, vasos cardiales y vasos decorados con incisiones, inventos de origen mediterráneo.

Durante el Neolítico, las tierras vascas fueron territorios accesibles a las relaciones con otros pueblos y lugares de paso. Mediante estos contactos humanos y relaciones culturales adquiridos con otros pueblos peninsulares, se genera una cultura más avanzada, aparece una nueva economía, con nuevos utensilios de trabajo y grupos humanos mixtos surgidos mediante el cruce étnico y cultural. Este progreso no fue fruto de una evolución interior de las gentes de las cuevas cántabro-pirenaicas. Nunca existió un aislamiento de los vascones, ni como etnia ni como territorio, ni existió una pureza étnica y cultural durante el Mesolítico y el Paleolítico. Esta conclusión está comprobada por prehistoriadores de la talla de Caro Baroja, Pericot, Maluquer, Martín Almagro, Camón, José Antonio Vaca de Osma, etc.

Aun así, es posible que reducidos grupos humanos originarios de la cultura magdaleniense del Paleolítico acentuaran sus características antropológicas, posiblemente vascoides, y pudiera establecerse un sustrato en la población vascona y hablasen un reducido y originario lenguaje básico del euskera, el cual se fue nutriendo de aportaciones extranjeras. Esta otra aportación es a la que llegó Montenegro Duque.

Las tierras alavesas se convirtieron en puente entre las cuencas del Duero y el Ebro con las tierras de Vizcaya, Guipúzcoa y el Pirineo navarro. Se pueblan la llanura alavesa y la ribera navarra, donde los dólmenes son de mayor tamaño y número que los de la costa y la montaña. Precisamente, el más grande de los dólmenes es el alavés de Aizkomendi. Son mayoría los dólmenes de cámara simple (con una sola estancia principal, de planta cuadrada o poligonal); otros son los de corredor, con una cámara precedida por un corredor o pasillo, y las galerías cubiertas. La época de la llamada cultura pastoril dolménica se desarrolló entre los años 3.000 y 2.000 a.C.

MONOLITO DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ÁLAVA

Hacia el año 2.000 a.C. llega al sistema cántabro-pirenaico una revolución cultural y económica procedente del sur que modifica los hábitos de vida, sus usos y costumbres. Supone el tránsito del tallado y pulimentado de la piedra o Edad de Piedra al trabajo de los metales o Edad de los Metales (3.000-0 años a.C.). Se incluyen en este periodo, las edades del cobre, del bronce y del hierro.

Por el oeste, estas nuevas corrientes se desplazan desde la tierra lusitana, siguiendo la franja costera del mar Cantábrico y remontando el río Duero arriba, a través de Bardulia y Álava. Por el este, desde la costa levantina por los Pirineos orientales y el valle del río Ebro, penetrando en la Rioja, Álava y la ribera navarra.

Las nuevas corrientes culturales explotaron por primera vez los ricos yacimientos cupríferos del territorio vasco: Vilarreal, Axpe, Baigorri, Sant Juan de Pied de Port, Arrazola, Amezketa, etc. Y esta primitiva industria metalífera enraizó en los habitantes del Pirineo navarro, emparentados con pobladores paleolíticos cántabro-pirenaicos, hasta convertirse en una costumbre y tradición perdurable a través de los tiempos, como aseguran Barandiarán, Caro Baroja y Pericot. Entre estas costumbres relacionadas con el trabajo del metal y del dolmen producen se encuentran el culto al hacha, las danzas del plenilunio, el sepulcro a lado de los templos megalíticos, la utilización de talismanes, etc.

Se producen cambios en el rito funerario, la costumbre neolítica de inhumar los cadáveres en el suelo de cuevas se va sustituyendo, desde fines del Neolítico, por depósitos colectivos en galerías interiores de cuevas y, sobre todo, en dólmenes, donde los muertos se ordenan en el interior de las cámaras funerarias adornados con colgantes de hueso y piedra, y acompañados de vasijas (cerámica campaniforme), armas y otros utensilios.

Por otra parte, esta costumbre del Pirineo navarro no quedó arraigada en la población de Álava y de la Navarra meridional de origen mayoritario mediterráneo e indoeuropeo, por lo que se generó una gran diferencia étnica y cultural entre las gentes del sur y del norte de Navarra.

En el resto del actual País Vasco, las gentes de la cultura dolménica formaron grupos uniformes, que quedaron reducidos ante la llegada de los várdulos, caristios y autrigones. Estas tribus celtas tenían raigambre indoeuropea y procedían del centro de Europa, a través de Oeaso (Irún) y Orreaga (Roncesvalles). Las migraciones indoeuropeas que se sucedieron hacia 1.500 a.C., en plena Edad de Bronce (2.000-1.000 a.C.), supusieron, por un lado, el asentamiento de las poblaciones, sobre todo en la Ribera y la Navarra Media; por otro lado, el desarrollo de la agricultura, el manejo de armas y utensilios de metal y las nuevas concepciones sobre la vida. Entre estas herramientas, armas y utensilios domésticos de cobre y bronce abundaban los punzones, puñales, puntas de flecha, varios tipos de hacha, pulseras, anillos, cuentas de collar, etc.

TERRITORIO DE LOS VASCONES

Durante la Edad del Bronce, surgen con mayor frecuencia las reuniones de cabañas al aire libre, formando pequeños poblados y sustituyendo a las cuevas del Paleolítico y Mesolítico, como el hogar del habitante vascón. Este proceso iniciado en el Neolítico se consolida en la Edad de los Metales, la aparición de fondos de cabañas y talleres de industrias líticas. Las cabañas se agrupan y dotan de elementos comunes, como pozos, silos o murallas.

Desde la Edad del Hierro hasta el inicio de la romanización, se generalizaron en el sudoeste de Europa innovaciones culturales de origen foráneo como técnicas y decoraciones de la cerámica y de los objetos metálicos, construcciones, ritos funerarios, onomástica y toponimia, creencias religiosas y simbología artística. En ellas se reconocen varias vías de influencia sobre las gentes que entonces poblaban el País Vasco: la cultura de Las Cogotas de la Meseta, los pueblos célticos del otro lado del Pirineo y otros grupos de Aragón y Cataluña. Son campesinos que viven de la agricultura y de la ganadería de vacuno, ovino y porcino.

Las casas se organizan en manzanas y calles; algunos poblados tienen muros, dispuestos a veces en alineaciones concéntricas separadas por fosos. Hay casas de planta rectangular y cubierta a una o dos vertientes y otras de planta circular y cubierta en forma de cono. Su construcción es muy cuidada, con un podio de cimentación sobre el que se levantan paredes de piedra o adobe trabadas con pies de madera y, muchas veces, manteadas de barro, estando dotadas de bancos, hogares, silos y hornos, recipientes mayores para conservar el agua y el grano, cerámica varia de cocina, pesas de telar, molinos de mano y morillos forman parte de su mobiliario. Componen el efectivo de uso personal de aquellas gentes: pulseras, fíbulas, broches de cinturón y botones de cobre o bronce, cajitas cerámicas y vasijas de lujo, algunos idolillos y muñecos de barro y varias joyas.

En la Edad del Hierro se practica de forma generalizada la incineración de cadáveres, conservándose las cenizas en urnas cerámicas que se depositaban en un pequeño recinto de losas o bajo túmulos de tierra. Las tumbas de incineración se agrupaban en campos de urnas no lejos de los grandes poblados.

Tras la llegada de los romanos, los historiadores y cronistas describen con acierto y rigurosidad de detalles los pueblos y tribus que habitan la península Ibérica. El historiador romano Plinio el Viejo describió en su Geografía de esta manera a los vascones:
"Todos estos pueblos que en los montes habitaban, eran gente que comía poco, son sobrios, no beben más que agua, duermen en el suelo. Comen mucha carne de cabrones, los sacrifican a Marte y también prisioneros y caballos... Los montañeses se alimentan en dos épocas del año de bellotas, secándolas, moliéndolas, y haciendo pan con esta harina; las conservan largo tiempo. A veces beben una especie de cerveza (sidra) porque la tierra escasea en vino, y cuando se proveen de el, lo consumen las fiestas familiares. A falta de aceite comen grasa y la manteca de las vacas. Tienen sal purpúrea, que molida se convierte en blanca. Cultivaban el mijo y el lino. Las mujeres labran los campos, y cuando paren, hacen acostar a los maridos y ellas les sirven.

Comen sentados sobre bancos construidos a lo largo de las paredes donde se alinean según el rango y la edad, haciendo circular de uno a uno los alimentos. Utilizan recipientes de madera para comer, y vasos de cera como los celtas para beber. Mientras se sirve la bebida, bailan al son de la gaita y flauta, y saltan cayendo sobre sus piernas dobladas. Llevaban el cabello crecido y largo como las mujeres, y al combatir se cubren con mitras la cabeza. Los hombres van vestidos de negro, con sayos, y las mujeres gastan ropas coloridas con adornos de flores. Se calzaban "abarcas".

Organizan certámenes gimnásticos, ejercitándose en el manejo de las armas, en montar a caballo, en el pugilato y en la carrera y en los combates de escuadrones. No tenían más que barcas de cuero hasta los tiempos de Bruto para las inundaciones por las mareas (esteros) y para las lagunas, pero ahora emplean troncos de árbol a modo de canoas. Su moneda consiste en pequeñas láminas o planchas de plata, que se servían de ello para sus transacciones mercantiles, como numerario, aunque practican también el trueque. Ofrecen al dios Ares sacrificios de animales y también de cautivos. Los criminales son precipitados desde lo alto de una roca, los parricidas son lapidados fuera del territorio de su tribu o de sus ríos. Se casan a la manera de los griegos. Los enfermos son expuestos al público, como los egipcios, a fin de tomar consejo de los que hayan sanado de semejante accidente.

Tenían reputación de augures, de adivinos y adoraban la luna durante la noche. Imitan a las fieras, no tan sólo por la fortaleza, sino también por su fiereza y crueldad. En la guerra cantábrica, algunas madres mataron a sus hijos para que no cayesen en poder de sus enemigos. Y un niño, habiendo cogido un puñal, dio muerte, por mandato de su padre, a éste, a su madre y a todos sus hermanos prisioneros; y esto mismo ejecutó una mujer con otros cautivos y consigo misma. Uno, habiendo sido llevado a la taberna, se arrojó él mismo a la hoguera...

Este es el modo de vivir de aquellos montañeses que terminan al lado septentrional de España: de los gallegos, digo, asturianos y cántabros, hasta los vascones y Montes Pirineos, pues todos viven de un mismo modo. Pero la inhumanidad y fiereza de costumbres, no tanto les proviene de la guerra como de tener morada alejadas de otros, porque los viajes hacia ellos son largos por tierra y por mar. Con lo cual ha sucedido que, no comerciando, han perdido la sociedad y la humanidad.

Bien que hoy ya padecen menos ese defecto por causa de la paz y por los viajes que los romanos hacen hacia ellos. Aquellos a quienes toca menos parte de esto son más intratables y más inhumanos: vicio que no es mucho que suceda, añadiéndose a algunos la incomodidad de vivir en lugares muy montuosos. Pero ya, como dije, todas las guerras se acabaron. Porque César Augusto sujeto a los Cántabros, que son los que hoy ejercitan más los pillajes, y también a sus vecinos; y los que antes talaban los campos de los aliados romanos, ahora llevan las armas en defensa de los mismos romanos, como los Coniacos y los que moran junto a las fuentes de donde tiene su origen el río Ebro, exceptuando los Tuisos. Y Tiberio, que sucedió a Augusto, habiendo puesto en aquellos lugares tres cohortes, las cuales Augusto había destinado para eso, no sólo los apaciguó, sino que alguno de ellos los hizo tratables..."

ÍDOLO DE MIKELENDI

24/02/2017

Phelipe y Simón de Zelarain


Los hermanos Phelipe y Simón de Zelarain, naturales de San Sebastián, comenzaron a fabricar embarcaciones en el último decenio del siglo XVII.

Como fabricantes y asentistas navales rara vez trabajaron conjuntamente, y cuando así lo hicieron labraron tres navíos de guerra en los astilleros de Pasajes en 1718. Estas embarcaciones fueron quemadas por el Ejército francés cuando aún estaban en grada.

En el caso de actuar individualmente, ambos coincidieron trabajando en los mismos astilleros de Pasajes y Orio, pero fueron diferentes los destinos de los bajeles que fabricaron.

Phelipe de Zelarain trabajó única y exclusivamente como asentista del rey Felipe V, hacienda para su Armada Real los navíos San Isidro y San Juan Bautista bajo la dirección del general Antonio de Gaztañeta; un bajel en Basanoaga el año 1718; y perfeccionando y acabando en rosca el navío Santa Teresa.

El capitán Simón de Zelarain se dedicó a la construcción de bajeles para los particulares, como por ejemplo el navío Nuestra Señora del Rosario (462 toneladas) del comerciante Andrés Martínez de Murguía; la nao que hizo en Orio el año 1721; y la nao ballenera que erigió en Pasajes por encargo de Santiago de Salaverría, vecino de Rentería.

20/02/2017

Aportación a la Reconquista de Sancho III el Mayor


La Hispania cristiana del siglo XI comenzó bajo la hegemonía del Reino pamplonés. Ya finalizado el siglo anterior, los monarcas pamploneses coparon toda suerte de influencias en los territorios cristianos. Los necesarios acercamientos entre éstos para establecer un frente común ante los incesantes ataques de Almanzor, dieron como fruto alianzas que estrecharon lazos entre hermanos de religión.

A comienzos de milenio moría García II Sánchez el Temblón, siendo sucedido por Sancho III Garcés el Mayor, el cual ejerció su carisma de forma tan brillante que pronto aspiró con fuerza al dominio de todos los territorios cristianos en la península Ibérica. Heredó el extinguido linaje de Fernán González por su esposa doña Mayor, y en nombre de su mujer pasó a gobernar las tierras castellanas desde su pequeño Reino de Pamplona. Cuando tenía quince años se había extendido por La Rioja, hasta las riberas del Ebro, y como gran señor de los reinos cristianos se puso a intervenir en los asuntos galaicos, conquistando las zonas de Lugo. Por el sur llegó al Duero y por el norte se hizo con los condados pirenaicos de Sobrarbe y Ribagorza, mientras en la frontera del Ebro logró el vasallaje de los moros Beni Qasi de Zaragoza a él. Al mismo tiempo, conseguía una autoridad política relativa sobre los condes de Barcelona y de Gascuña.

DOMINIO E INFLUENCIA DE SANCHO EL MAYOR

Después, Sancho III extendió su influencia sobre León por lazos familiares, reforzada por su autoridad militar. Esta supremacía en todo el territorio hispánico cristiano fue reconocida por todos. El abad de Ripoll, Oliba, suprema autoridad religiosa en aquellas tierras, y personaje de gran prestigio intelectual, le llama Rex Ibericus; bajo su gobierno empezó a construirse la primera catedral románica, la de Palencia, y en el año 1034 entró en la urbe regia de León y se hizo acuñar moneda en Nájera con el título de Imperator. No era emperador al estilo romano, pues esa titularidad correspondía al Sacro Imperio y Bizancio en Oriente, sino como el primer emperador de los reinos españoles, rey sobre reyes y condes cristianos peninsulares.

De aquella primera patria hispana, gracias a Sancho III se pasó a los grandes reinos cristianos, capaces de las grandes batallas de Reconquista: Castilla, Navarra y Aragón fueron su herencia.

Con sus victorias y alianzas traspasaron las fronteras pirenaicas, se abrieron a Europa, vertebró los diversos territorios y creó una cierta conciencia de comunidad. Sus hombres de letras recorrieron otros países, se armonizó la misión real y fue no sólo un guerrero hábil que supo mantener la paz, sino un político inteligente y un gobernante con miras de altura, un Hispaniarum Rex, el primero en aquella época clave que fue el cambio de milenio.

El heredero de Ramiro I de Aragón, hijo natural de Sancho III de Pamplona, fue Sancho I; en su reinado siguió ampliando los límites de Aragón que empezara su padre.

CAMINO DE SANTIAGO POR NAVARRA, RIOJA Y PAÍS VASCO

16/02/2017

Versiones de la Canción de Roldán


La obra literaria más antigua escrita en francés, entonces llamado lengua d'oil, es la Chanson de Roland (Canción de Roldán). Entre las versiones castellanas hay una del escritor Benjamín Jarnés, y otra en verso del humanista Luis Cortés Vázquez. Es un poema épico que narra la muerte del protagonista y sus compañeros, víctimas de una emboscada al pasar por Roncesvalles. Es una continua exaltación del sacrificio de la vida en aras de la fidelidad y el deber. Llega a la cumbre de la expresividad cuando Rodan hace resonar su cuerno para llamar en su ayuda a Carlomagno, de cuyo ejército formaba parte.

Incurre en el error histórico de atribuir el ataque a los sarracenos, cuando en la realidad fue obra de las gentes del país. Pero esa falta es explicable teniendo en cuenta que en el ciclo épico carolingio que inicia, el emperador aparece como un cruzado empeñado en liberar España de los musulmanes. Y también como el liberador e incluso creador del Camino de Santiago. Así lo relata el cantar:
"Recostado bajo un pino está el conde Roldán, vuelto hacia España su rostro. Muchas cosas le vienen a la memoria. Mas no quiere echarse a sí mismo en olvido; golpea su pecho e invoca la gracia de Dios. A Dios ha ofrecido su guante derecho: en su mano lo ha recibido, ha llegado a su fin. Dios le envía su ángel Querubín y San Miguel del Peligro, y con ellos está San Gabriel. Al paraíso se remontan llevado el alma del conde. Ha muerto Roldán; Dios ha recibido su alma en los cielos. El emperador llega a Roncesvalles. No hay ruta ni sendero, ni un palmo ni un pie de terreno libre donde no yazca un franco o un infiel."
BATALLA DE RONCESVALLES

Esta materia épica fue desarrollada en un extenso poema en latín, obra de un autor desconocido, la Historia de Carlomagno y de Roldán. Materialmente es una parte del Códice Calixtino. Su originalidad consiste en relacionarse con el Camino a los héroes de otros cantares de gesta franceses, entre ellos el mismo Rolando.

Escribió Bédier en su libro clásico sobre Las leyendas épicas las siguiente declaración:
"Una bella idea juntarlos en las Landas de Burdeos desde los cuatro ángulos del horizonte poético y encaminarlas hacia la tumba apostólica de Galicia, repartiendo sus reliquias por el camino, para que como peregrino ya triunfantes protegieran a la iglesia todavía militarnte."

El autor anónimo atribuye el poema al arzobispo Turpín, uno de los compañeros de Roldán, suponiendo que no murió en Roncesvalles, sino que estaba convaleciendo de sus heridas. La autoría verdadera se ha discutido mucho, desde el siglo XVI, y también la relación de este texto con los demás del Calixtino. Lo evidente es que surgió a consecuencia de la peregrinación y a su servicio. Una de las leyendas que incluye es que los fresnos que hay en las márgenes del Cea, cerca de Sahagún, eran las lanzas que retoñaban la víspera de la batalla, señalando a los que habían de morir.

BATALLA DE RONCESVALLES

La entrada en España es otro poema, muy extenso, de caso dieciséis mil versos, escrito en Padua en la primera mitad del siglo XIV, en una mezcla de francés e italiano. Relata cinco años de fantásticos combates del ejército carolingio en la península Ibérica.

Guy de Borgoña presenta a Carlomagno disfrazado de peregrino, para entrar de espía en una ciudad enemiga. Al final se le aparece un ángel, emprende de veras la peregrinación con sus caballeros, y en Santiago reza y hace su ofrenda.

Aseïs de Cartago se escribió el año 1200. Supone al protagonista coronado rey de España por Carlomagno. Acosado por los musulmanes, el emperador le reconquista el país. El autor conoce también el Camino que Bédier dijo que le parecía una guía. Por una ciudad, Luiserne, ya en Galicia, in villa Viridi, no es real. Carlomagno sólo pudo entrar en ella cuando el apóstol derribó milagrosamente sus murallas. Desde entonces quedó despoblada, convirtiéndose en un estanque de aguas muy oscuras con peces negros. Por eso se ha identificado con el lago de Carracedo, y la ciudad con la Valverde de Lucerna sumergida en el lago de Sanabria, que sólo pueden ver quienes a sus bordes estén en gracia la noche de San Juan. El poema recoge la tradición del conde don Julián, que abrió el estrecho de Gibraltar a los moros para invadir España, en venganza por la deshonra de su hija, la Cava, por el rey Rodrigo.

De la Canción de Agolant sólo ha perdurado un fragmento. Es de fines del siglo XII o principios del XIII. Se desarrolla antes de la batalla de Roncesvalles, y debió ser uno de los cantares que hacían de prólogo a la Chanson de Roland.

Hacia 1350, en el mismo idioma de La entrada de España, Nicolás de Verona escribió La toma de Pamplona. El argumento es mucho más extenso que el título, pues la ciudad navarra aparece sólo al principio. Nada más tomarla, Carlomagno se propone liberar todo el Camino, terminando con la conquista de Astorga, que estaba defendida por un rey pagano, Estourgant. Sahagún, Mansilla y León se rindieron al ver la benevolencia de Carlomagno con Carrión.

BATALLA DE RONCESVALLES

En España, el Poema de Fernán González supone que un conde lombardo peregrina a Santiago y facilita la fuga del héroe, a quien el rey de León tenía preso. Otra versión atribuye a la esposa del protagonista, que estando de visita cambió su ropa por la del marido. Un episodio de la leyenda del Cid, supuesto peregrino a Santiago con veinte caballeros, cuenta que un leproso le pidió limosna en un tremedal. Por la noche durmieron juntos. El Cid se despertó al sentir un soplo a sus espaldas, y no al leproso sino a san Lázaro y vestido de blanco.

No es de extrañar el abrumador predominio de la literatura francesa en este capítulo de la historia de Navarra, pues durante esta etapa, la épica española era muy pobre comparada con la del país vecino en pleno Renacimiento Carolingio. Aunque por su parsimonia imaginativa haya tratado de hacer la competencia a la historia, en detrimento de la realidad de ésta, si bien ello sólo ha sido posible con la complicidad de los historiadores.

12/02/2017

Juan Martínez de Vergara


Conquistador de Chile que tomó parte en la batalla de Arauco

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JUAN MARTÍNEZ DE VERGARA ALONSO

Juan Martínez de Vergara Alonso nació en Guipúzcoa, en 1589. Era hijo de Juan Martínez de Vergara, originario de Guipúzcoa y de Isabel Alonzo Márquez vecina de Gibraleón.

Era alférez cuando fue destinado a la Guerra de Chile en 1601, enrolado en las tropas que acompañaron al gobernador Alonso de Rivera, considerado el organizador del Ejército de Chile. Formó en la compañía que mandaba el capitán Ginés de Lillo y asistió con sus armas en los fuertes de Santa Fe y Talcahuano, estableciéndose en el Reino de Chile. Tomó parte de la batalla de Arauco, al sur del reino.

En 1626, la Real Audiencia le recomendó al rey como "persona ilustre y benemérita", y dos años más tarde ya era grado de capitán.

En 1640, se estableció en Chillán, donde fue maestre de campo y alcalde de la ciudad, fundó su hogar y permaneció en la cofradía de Nuestra Señora de los Remedios. Tuvo que abandonar esta ciudad después de haber sido arrasada por los rebeldes araucanos. Se refugió tierras en Colchagua, situada en zona más segura, siendo uno de los benefactores del convento que los Mercedarios tenían en Chimbarongo Colchagua.

Por sus servicios militares obtuvo encomiendas de indios en Colchagua. En 1658, realizó un viaje al Perú, otorgando antes su testamento en Valparaíso, y cuatro años más tarde volvió a disponer otro testamento en su estancia de Chimbarongo y fundó una capellanía de misas.

Contrajo matrimonio en 1634 con Magdalena de Leiva Sepúlveda, hija del capitán sevillano Antonio de Leiva Sepúlveda, que aportó al matrimonio una caudalosa dote con casa, solar en la ciudad de Chillan y una estancia de feraces tierras. Fue el tronco de una de las más importantes familias coloniales chilenas. Hijos de ellos fueron Juan, Isabel, Mariana, Francisca y Jacinta.

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JUAN MARTÍNEZ DE VERGARA ALONSO

08/02/2017

Verosimilitud del mito Túbal por Lope Martínez de Isasti


Nacido en Lezo, en 1565, Lope Martínez de Isasti pertenecía a familia naviera; su padre Onofre, de los Isasti de Oyarzun, fue tesorero real en Flandes, luego comisario de Artillería en Amberes y, finalmente, se enroló en la llamada Real Armada española, en 1581, con una nao que él mismo armó. Su hermano Juan, había sido escolta personal del rey Felipe III cuando llegó a Pasajes, en 1615. Otro de sus hermanos, llamado también como su padre, Onofre, fue mercader y transportista en Indias con barcos de su padre, luego tenedor de bastimentos y materiales en Lezo y, más tarde, teniente-lugar del Contador de la Armada de Pasajes en Brasil.

La familia de los Martínez de Isasti poseía una teneduría de materiales de la Real Fábrica de Navíos del astillero de Lezo. Familia de parientes mayores, cargohabiente y adinerada, Lope heredó de su madre el mayorazgo del solar natal, el Palacio Lezo-Aundia de los Villaviciosa y Lezo.

Su abuelo materno, Miguel de Villaviciosa, fue capitán de la Armada Real, que murió en 1573 durante un enfrentamiento naval contra rebeldes holandeses mientras transportaba en su propia nao bastimentos y municiones a los católicos holandeses justo en la entrada de la Reclusa en Flandes. El padre de su abuelo, el capitán Joanot de Villaviciosa el viejo, también murió en combate naval contra franceses, en la Batalla de San Miguel de 1582.

COMPENDIO HISTORIAL DE GUIPÚZCOA POR MARTÍNEZ DE ISASTI

Lope Martínez de Isasti fue sacerdote y estudiante en la Universidad de Salamanca. Escribió hacia 1620 su Compendio historial de la Muy Noble y Muy Leal Provincia de Guipúzcoa. Dos años después, presentó su obra histórica a las Juntas Generales de Guipúzcoa, pero éstas no la aprobaron debido al favor que concedía a los parientes mayores, siendo leída en lo sucesivo en forma manuscrita. Un informe negativo emitido por el juntero Diego de Eguzpide y Lope de Bolivar y una carta en el mismo sentido por Sebastián López de Maella, leída en la junta celebrada en Tolosa el 16 de diciembre de 1625, prohibió su publicación.

La obra fue redactada en Madrid durante los siete años que el autor residió en la Corte, y está parcelada en seis partes. Aunque asumía los principales aspectos del tradicional pensamiento fuerista, pero los ensalzó en el estilo barroco de la época.

COMPENDIO HISTORIAL DE GUIPÚZCO, POR MARTÍNEZ DE ISASTI

Ideas principales de su obra:

1. El reconocimiento de todos los mitos: todos aquellos que los historiadores de la época trataban en sus escritos, tales como el Tubalismo, el Cantabrismo, el Vascoiberismo, el Monoteismo primitivo, la cristianización apostólica de Santiago, el no sometimiento de la provincia a invasiones extranjeras demostrada por la continua vitalidad del vascuence y por la nobleza e hidalguía primitiva de los guipuzcoanos.

2. El tubalismo: además de afirmar el innegable poblamiento de Guipúzcoa a cargo de Túbal, alardeando de objetividad histórica, se atrevió a concretar la cronología exacta: Túbal pobló Guipúzcoa en el año 1799 de la Creación, 143 después del Diluvio, 12 tras la confusión de las lenguas y 2157 antes de la venida de Cristo.

3. El catolicismo de Túbal: mantuvo la creencia inmemorial de los guipuzcoanos en el Dios de la Biblia y su apego a la fe verdadera tal y como fue enseñada por Túbal a sus hijos y mantenida incólume hasta la predicación de Santiago por tierras vascas. Describió con orgullo la lucha de los guipuzcoanos contra el Islam, incluyendo la ayuda a don Pelayo en la batalla de Covadonga, y la reacción contra el Protestantismo de Lutero.

Igualmente pasó revista a la cristianización de la provincia, los modos de sepultar a los muertos, los ritos y ceremonias, los llantos, el luto, las oblaciones y los sufragios ofrecidos por las ánimas del Purgatorio.

4. La permanencia del vascuence: La continuidad de la lengua vasca desde Túbal hasta Felipe IV verifica esa independencia, porque la persistencia del eusquera "es argumento de no haber sido conquistada ni mezclada con otras naciones extranjeras", siendo, además, este idioma "el más antiguo español".

Realizó una exaltación del idioma vasco caracterizándolo de "elegante y bien fundado", hablado incluso por Carlos V como signo de nobleza literaria.

5. La pureza racial: Insistió en la incontaminación de los guipuzcoanos y el mantenimiento de su pureza racial desde Túbal, no mezclándose con romanos, moros, judíos y otras gentes extrañas. Esta pureza étnica sentó las bases de la hidalguía de todos los guipuzcoanos.

DANTZARIS VASCOS

6. La hidalguía universal: Defendió su oriundez y patria vasca, insistiendo en la hidalguía universal guipuzcoana, admitida por Carlos V en Valladolid el 13 de junio de 1527 por la cual solo podían formar parte de sus instituciones quienes probasen su hidalguía con suficiencia. Esta nobleza integral de todos los guipuzcoanos fue refrendada en su época por las cédulas de Felipe III de 3 de febrero de 1608 y de 4 de junio de 1610.

7. La condición nobiliaria y las costumbres: Describió con especial interés las casas nobiliarias, las torres de los Parientes Mayores, la historia de los bandos, las casas solariegas, las casas de apellido, las insignias, divisas, escudos de armas y la significación de los mismos escudos dentro de la heráldica de las casas solariegas de Guipúzcoa, las condiciones y costumbres de las personas, los mantenimientos y abastecimientos de sus pobladores lo mismo que los oficios de los guipuzcoanos.

8. La foralidad y el pactismo: Dedicó las máximas alabanzas al sistema foral como fundamento de la peculiaridad de la Provincia. Asumió el relato de Esteban de Garibay, afirmando que Guipúzcoa fue incorporada al Reino de Castilla en 1200 de forma voluntaria mediante el pacto entre iguales. Sin embargo, creyó en la continuada lealtad a la Corona y en la oportunidad que tuvo la Provincia de vincularse a los proyectos de la Monarquía hispánica, ya sea en los descubrimientos como más tarde en el servicio a la corte, ejerciendo cargos de oficiales principalmente como secretarios reales.

9. La historia guipuzcoana: Narró detenidamente la historia de la Provincia de Guipúzcoa principalmente en los acontecimientos de los últimos cincuenta años del siglo XVI y los primeros veinte del siglo XVII. Por ejemplo, la recepción que al rey Felipe III se le tributó en Guipúzcoa en 1625.

MERIENDA VASCA EN ONDARROA

Fragmentos de su principal obra:
"Es de saber que como en el diluvio, que Dios envió sobre la tierra por los grandes pecados que habia en ella, perecieron todos los vivientes, salvo Noe y su muger la gran Tithea con tres hijos y tres nueras, y los animales, que escaparon en el Arca, quedó el mundo sin gente. Pasado el diluvio, salió Noe del arca en las montañas de Armenia de donde con sus tres hijos comenzó la propagacion del linage humano y nueva poblacion del mundo: llamábanse Sen, Can y Jafet: á los cuales (despues de tener ya grande número de hijos) repartió Noe la tierra de esta manera. A Sen señaló la Asia, á Can Africa, y a Jafet Europa (que es la parte Occidenlal y Septentrional). De estos tres hijos mayores de Noe salieron setenta y dos generaciones, que poblaron toda la tierra. El poblador de Europa Jafet tuvo siete hijos, de los cuales uno fué Tubal, que fué el quínto (a quien Josepho llama Jovel.) Este vino á poblar nuestra España, y fué el primer Rey de ella, que la gobernó ciento y cincuenta y cinco años."
"Es de notar que Vizcaya es provincia por sí llamada así en todas las lenguas con título de Señorio, por ser el Católico Rey de España Señor de ella por succesion legítima, y es diversa de la de Guipuzcoa, aunque confina con ella por la parte de Oriente. Siendo esto asi, los Guipuzcoanos propiamente, no se pueden llamar Vizcainos, si bien en Castilla y Galicia llaman asi á todos los que hablan la lengua bascongada, como en la Galia Bélgica sugeta á Austria, Flamencos, siendo pequeña parte de aquellos estados, como lo advirtió el Padre Mariana en su Historia."
"Tradicion es antigua y recibida entre los nuestros, que Tubal quinto hijo de Jafet, nieto del Patriarca Noe, venido a España con su gente despues del diluvio, llegó á Cantabria y Vardulia, tierra de Guipuzcoa: y hizo poblaciones ó congregaciones, conforme la disposicion que halló, como se dirá adelante. Esto fue en el año de la creacion del mundo 1799 y despues del diluvio general 143 años, y 12 despues de la confucion de las lenguas: y 2157 antes que nuestro Salvador Jesu Christo naciese segun los Autores, que se refieren en quienes hay poca diferencia."
"Comenzo Tubal á reinar en España ciento cuarenta y tres años despues del diluvio general, y 2173 años antes que Christo naciese, que es conforme el cómputo del maestro Florian de Ocampo en su Historia; en la cual dice, que Tubal enseñó á los Españoles virtudes y bondades, y cosas de gran utilidad, declarándoles los secretos de la naturaleza y movimientos del cielo, las concordancias de la música, los provechos de la geometria, y gran parte de la filosofia moral, y leyes por donde se gobernasen, las cuales escribió en metro porque quedasen mejor en la memoria: y la orden que habian de guardar en la cuenta de los tiempos, dividiendoles el año en doce meses, que contienen 365 dias y seis horas: y murió de gran edad, habiendo reinado en España 195 años."
ADÁN Y EVA, POR ÁNGEL

04/02/2017

Documentos sobre Blas de Lezo y el sitio de Cartagena de Indias en lengua española


Sobre la vida de Blas de Lezo prácticamente no se ha escrito nada que haya perdurado desde su muerte en 1741. Casi 100 años después del asedio a Cartagena de Indias apareció la Noticia biográfica del general de marina Don Blas de Lezo en Estado General de la Real Armada, publicada en 1829, por Martín Fernández de Navarrete. Fue el inicio de una serie de artículos, libros y tesis doctorales que investigaron sobre la biografía del marino entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX.

Las siguientes dos fueron:

- Biografías de Marinos y descubridores, Blas de Lezo, publicado en 1848, por Francisco Fernández de Navarrete, perteneciente a su Colección de Opúsculos.

- El General pierna de palo, en 1898, escrito por Valentín Picatoste y editado por Colección Glorias de España.

LIBROS BIOGRÁFICOS SOBRE BLAS DE LEZO

En el siglo XX, se sucedieron varias tesis doctorales y estudios históricos sobre Blas de Lezo, siendo pioneras:

- Narración de la defensa de Cartagena de Indias contra el ataque de los ingleses en 1741, de Cristóbal Bermúdez Plata, publicada en 1912 en Sevilla.

- Un General español cojo, manco y tuerto, don Blas de Lezo, natural de Pasajes, publicada por José Javier Barcaiztegui y Manso Llobregat, en Irún en 1927.

- La figura legendaria de Blas de Lezo, por Cotarelo y Valedor, en 1941

Revistas especializadas en historia militar y naval, así como instituciones culturales, se lanzaron a realizar profundas investigaciones sobre la defensa del sitio de Cartagena de Indias de 1741, que alcanzaban a estudiar a su heroico defensor:

- La heroica defensa de Cartagena de Indias ante el Almirante Inglés Vernon en 1741, escrito por Juan Manuel Zapatero, en Madrid, y publicado en el número 1 de la Revista de Historia Militar, en 1957.

- Blas de Lezo, por Domingo Manfredi, en Madrid en 1956, siendo el número 281 de la colección Temas españoles, por la editorial Publicaciones Españolas.

- La guerra del Caribe en el siglo XVIII, también por Juan Manuel Zapatero, en San Juan en 1964, por el Instituto de Cultura Puertorriqueña.

- La Armada del Mar del Sur, por Pérez-Mallaina y Torres Ramírez, en Sevilla en 1987, por la Escuela de Estudios Hispano-Americanos.

- Las medallas del almirante Vernon, por Luis Suárez de Lezo, para el número 29 de la Revista de Historia Naval, en 1990.

- La defensa de Cartagena de Indias, por José María Silos Rodríguez, en Madrid en 2004, para el número 87 de la Revista de Historia Naval.

LIBROS BIOGRÁFICOS SOBRE BLAS DE LEZO

La Revista General de la Marina ha realizado varios artículos interesantes a lo largo de los años:

- ¿Pensó Vernon emplear las cortinas de humo en su ataque contra Cartagena de Indias?, de José Antonio Calderón Quijano, editado en su número de enero de 1942.

- Análisis estratégico y Táctico de las operaciones de ataque y defensa de Cartagena de Indias de 1741, por Carlos Martínez Valverde, para el número de abril de 1961.

- El teniente general de la armada Don Blas de Leso y Olavarrieta (Olvido y muerte de un héroe), por José Luis Torres Fernández, publicado en 2008.

En conmemoración del bicentenario del fallecimiento de Blas de Lezo en acto de servicio a la patria, en 1941, el Museo Naval de Madrid publicó La figura legendaria de Blas de Lezo, escrito por Armando Cotarelo y Valedor.

En septiembre de 2013, M. Quintero Sarabia editó la Biografía de Blas de Lezo para el Catálogo de la exposición Blas de Lezo, el valor de Mediohombre, publicado por el Ministerio de Defensa.

LIBROS BIOGRÁFICOS SOBRE BLAS DE LEZO

En la XV Reunión Americana de genealogía, celebrada en Santo Domingo en 2009, apareció entre las diferentes ponencias una titulada Don Blas de Lezo y Olabarrieta, estudio genealógico e historia familiar, que fue presentada por María Inés Olaran Múgica, máster en Derecho Nobiliario y Premial, Heráldica y Genealogía por la UNED, resultando un magnífico estudio de la genealogía de Blas de Lezo.

Pero fue en Colombia donde comenzaron a publicarse biografías del marino español a través de novelas, que aportaron un mayor conocimiento:

- Blas de Lezo. Vida legendaria del marino Vasco, por Alfonso Mesiel Ujueta, en 1982, en Editorial Barranquilla.

- Blas de Lezo. Defensor de Cartagena de Indias, por Gonzalo María Quintero Sarabia, publicado en la Editorial Planeta, en Bogotá en 2002.

- El día que España derrotó a Inglaterra, por Pablo Victoria Wilches, en la Editorial Áltera, en Barcelona en 2005.

LIBROS BIOGRÁFICOS SOBRE BLAS DE LEZO

Fue este último, publicada por el senador colombiano Pablo Victoria Wilches, el que consiguió una enorme repercusión en España, llegando a lanzar varias ediciones en los siguientes años. Su objetivo era terminar con el desconocimiento que en el país de origen existía sobre este personaje, y su resultado fue el comienzo de una ola literaria emprendida por historiadores y literatos españoles hasta la actualidad:

- El Vasco que salvó al Imperio Español, por Juan Manuel Rodríguez, Editorial Áltera (Barcelona, 2008)

- Blas de Lezo, el Malquerido, por Carlos Alonso Mendizábal, Editorial Dossoles (Burgos, 2008)

- Mediohombre, la batalla que Inglaterra ocultó al Mundo, por Alber Vázquez, Editorial Inédita (Barcelona, 2009)

- El marino que cazaba lagartos... y que luchó junto a Blas de Lezo, por Santiago Iglesias de Paúl, Editorial JM (2010)

- En torno a la biografía de Blas de Lezo, por Manuel Gracia Rivas, Editorial Inédito (2011)

- Blas de Lezo, el almirante patapalo ¡Anka Motz!, por Orlando Esteban Name Bayona, Editorial La oveja negra (2011)

- El Héroe del Caribe, por J. Pérez-Fonce, Editorial Libroslibres (Madrid, 2012)

- Blas de Lezo y la defensa heroica de Cartagena de Indias, por José Antonio Crespo-Francés, Editorial Actas (Madrid, 2014)

Todos estos estudios y publicaciones hacen referencia a la visión española de los acontecimientos de 1741, muy diferente de la visión contemplada por los británicos.

LIBROS BIOGRÁFICOS SOBRE BLAS DE LEZO