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27/05/2024

Vascos en la expansión del Virreinato de la Nueva España


Para consolidar la conquista mexicana, se organizaron otras expediciones de conquista y colonización donde participaron colonizadores vascongados, como la de Hernando de Soto de 1539, en la que marchó Pedro de Añasco.

Los apellidos vascos dominan toda la historia de la explotación y colonización del Norte de Nueva España en aquel período y aún en el siglo XVII: Francisco de Ibarra y Francisco de Urdiñola en Nueva Vizcaya; Juan de Oñate en Nuevo México; y Martín de Zavala en Nuevo León. Entre los colonizadores vascos existía la tendencia, más que entre los demás españoles de América, de agruparse con otros que hablaran la misma lengua y tuvieran el mismo origen regional.

Los logros de Francisco de Ibarra fueron continuados por Juan de Oñate, hijo del fundador de Zacatecas del mismo nombre, convertido en un rico criollo minero. Desde muy joven encabezó campañas militares contra los rebeldes indios chichimecas que habitaban en el norte de México y asolaban los asentamientos españoles, al mismo tiempo que se introducía en la búsqueda de minas de plata.

EXPEDICIÓN COLONIZADORA DE LA NUEVA ESPAÑA

La expedición del general Pero Menéndez de Avilés de 1565-1566 a la península de La Florida llevaba tripulación vascongada. De nueve capitanes, cinco llevan apellido vasco: Diego de AmayaPedro Larrandia, Francisco Múgica, Martín Ochoa y Francisco Recalde. La región de La Florida abarcó territorios fuera de la península, en ellos hubo un gobernador vasco, Domingo Martínez de Abendaño y un misionero, fray Francisco de Berascola, de Gordexola, martirizado por los indios en 1599.

El capitán Francisco de Urdiñola fue un gran pacificador de indios del norte de la Nueva España durante las últimas décadas del siglo XVI, de vital importancia para la extracción de las minas ricas en mineral. De manera diplomática pacificó al feroz cacique Nimanea, jefe guachichil, y a todas sus huestes por medio del diálogo. Pacificó la región entre Saltillo, Parras, Mazapil e Inde, pero en la parte oriental de Nueva Vizcaya(Coahuila) luchó contra los indios guachichiles con los pachos. Los ataques y levantamientos de los indios fueron frecuentes, llegando a necesitar la ayuda del capitán Diego de Aguirre.

En 1591, Urdiñola trasladó 400 familias tlaxcaltecas hacia las poblaciones del norte de la Nueva España, fundando San Esteban de la Nueva Tlaxcala, en donde los tlaxcaltecas quedaron establecidos y de donde salieron posteriormente colonos para un gran número de pueblos coahuilenses y de Nuevo León.

El Gobierno Virreinal, en su propósito de pacificar los indios, trató de establecerlos en poblados y cambiar su forma de vida de recolectores en agricultores. Como sus intentos fracasaban, buscó la ayuda de los tlaxcaltecas para que con su ejemplo se hicieran sedentarios y aprendieran a cultivar la tierra.

La última fase de la expansión desde México alcanzó Filipinas. Los vascos fueron el grupo de españoles que más protagonismo y continuidad obtuvieron entre la península de La Florida y la provincia asiática de Filipinas.

Ante el temor a que franceses e ingleses ocupasen posiciones al norte del territorio descubierto, se continuaron las expediciones a marchas forzadas. Se apresuró a la expansión y el poblamiento en Nuevo México y el Sudeste de los actuales Estados Unidos. Así, en 1595, Sebastián Vizcaíno ocupó California y navegó sus costas hasta la actual frontera norte. Y Antonio Deza y Ulloa fundaba el territorio de Chihuahua.

EXPEDICIÓN COLONIZADORA DE LA NUEVA ESPAÑA

La labor descubridora de California fue continuada por el jesuita navarro Pedro Matías de Goñi que, en 1683, realizó una expedición a la península de la Baja California y México. Al mando iba el también navarro, almirante Isidro Atondo y Antillón. Desde La Paz recorrieron tierras hasta que abandonaron la expedición por la hostilidad de los indios guaycuras, la cobardía de los soldados que los acompañaban y la falta de alimentos. Fundaron un puerto al norte de la Paz al que llamaron ensenada de San Bruno.

Desde ese enclave hicieron varias exploraciones tierra adentro, evangelizando más de 400 indios convertidos al Catolicismo, hasta que regresaron a Nueva España en 1685 por falta de suministros. Además hizo varias expediciones en los alrededores, una a la Sierra de la Giganta, nombre dado a esa formación montañosa por el padre Kino, y otra hasta la costa del mar del Sur, llamado océano Pacífico. A pesar de sus arduos esfuerzos por promover la continuación de la empresa que había iniciado, la Corona tenía otros intereses y otras posesiones que fortalecer y no consideraba rentable la inversión.

28/03/2023

Expedición de Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre por el río Marañón


En 1559, el virrey del Perú, Andrés Hurtado de Mendoza, organizó la expedición por el río Marañón (Amazonas), conducida por Pedro de Ursúa, con el objetivo de alcanzar Omagua, donde se especulaba que estuviese allí "el Dorado", el sueño eterno de los aventureros descubridores. La búsqueda de este mito suponía la continuidad de un Santo Grial renacentista, adornado por la profana voracidad que generaba el codiciado metal.

La expedición partía de Lamas en septiembre de 1560; en sus 3 bergantines reunía a 300 soldados, más 300 indios y 20 negros que hacían de guías, intérpretes y cargadores. Llevan otras 9 embarcaciones, llamadas chatas, para transportar los caballos y el ganado para disponer de carne fresca. Los indios viajaban en canoas atadas con colleras. La soldadesca española consistía en una tropa de aventureros valientes y turbulentos, difíciles de someter a la férrea disciplina que debía existir en este tipo de expediciones.

MAPA DEL RÍO AMAZONAS Y BUSTO DE PEDRO DE URSUA

También estaba Lope de Aguirre, nacido en Oñate (Guipúzcoa), en 1510, quien ya había participado activamente en el alzamiento contra el virrey Antonio Mendoza, y junto a él viajaba su hija Elvira de Aguirre. Como cronistas se encontraban Pedro de Monguía, Gonzalo de Zúñiga y Francisco Vázquez.

Iban doce mujeres en la expedición: Inés de Atienza, mujer de Ursúa; Elvira de Aguirre, mestiza hija de Lope; Juana Torralba y María de Arriola, ama y doncella de Elvira respectivamente, y otras tantas.

Algunos autores han señalado que el virrey del Perú aprovechó la expedición para cargarla de indeseables y tropas excedentes, irregulares y conflictivas, que provocaban conflictos y rebeliones en las ciudades. Ya en viaje resultó difícil de dominar y desde un principio planeó sobre ella la amenaza del motín, agravada y favorecida por las dificultades que se presentaron desde un principio.

Siete de las chatas mostraron defectos de fabricación o sobrecarga provocando la pérdida de parte de las provisiones y la necesidad constante y continuada de reparar el resto. Los mosquitos se cebaron en los hombres y su número enseguida comenzó a decrecer como consecuencia de las frecuentes peleas y los dardos envenenados de los salvajes, invisibles en la espesura. El tiempo resultó desastroso, con lluvias constantes durante todo el año que unidas al calor tropical provocaron un clima insano y agobiante.

PEDRO DE URSÚA Y LOPE DE AGUIRRE

Pedro de Ursúa, era natural de Baztán, había participado en varias expediciones por el Reino de Nuevas Granada, pacificando territorios y fundando entre otras ciudades las de Pamplona y Tudela. Pero ante esta travesía no transmitió entusiasmo ni fe, pacería convencido de lo inútil de la empresa. Se rumoreaba entre la tropa que Ursúa estaba enfermo debido al embrujo de la sensualidad mestiza que transmitía su mujer, Inés de Atienza, quien participaba siempre en la toma de decisiones de su marido. Inés era hija del conquistador Blas de Atienza, compañero de Vasco Núñez de Balboa en el descubrimiento del mar Pacífico.

Tras descender el río Huallaga, desembocaron en el río Marañón y después de una mes de penosa navegación llegaron a la isla de García Arce. Omagua, la región en la que debería estar “el Dorado”, no aparecía. Por otra parte, los cargos solían provocar la codicia y el protagonismo de los hombres, algunos otros sufrieron una demencia en ascenso, como era el caso de Lope de Aguirre, que fue conspirando contra Ursúa para acaparar el mando de la expedición.

Llegados a Mocomoco, Aguirre, tras asegurarse alianzas clave con Lorenzo Saldueño y Fernando de Guzmán, participó en el derrocamiento y apuñalamiento de Ursúa en el primer día del año 1561. Saldueño se convirtió en amante de Inés, Guzmán en el jefe de la expedición, mientras que Aguirre ascendía a maestre de campo. La expedición avanzó por el río Orinoco hasta el Atlántico.

MAPA DE VENEZUELA, AÑO 1633

El 23 de marzo de 1561, fue asesinado Fernando de Guzmán, convirtiéndose Aguirre en el líder, unas semanas después de partir la expedición. Se declaró en rebeldía contra Felipe II, agregando a su firma el terrible calificativo de "traidor".

Aguirre se proclamaba "Príncipe de Perú, Tierra Firme y Chile", con el apoyo y coacción de 186 hombres. Aquellos que le rechazaron, fueron pasador por las armas. Entre sus partidarios estaban: Lorenzo de Zalduendo, navarro; Juan de Aguirre, de Oñate; García Navarro y Diego Torres, de Pamplona; Antón Llamoso, Martín Pérez y Joanes de Iturriaga, de Bilbao. Con un grupo cohesionado y armado, y un líder que rompía con el orden y la ley para imponer el suyo, abandonó la idea de encontrar "el Dorado", pues su demencia lo arrastraba al poder puro. Prefería fundar un imperio, gobernar vidas y hombres, antes que comerciar con minerales.

Su intención fue caer por sorpresa sobre Margarita y Trinidad, apropiarse de los navíos existentes y desembarcar en Nombre de Dios. De allí a Panamá y con la escuadra tomada en este punto, al Perú.

La expedición descendió por el río Marañón (Amazonas). Aguirre describió la Amazonía como una región infernal y se juró a si mismo apoderarse de esas selvas con todos sus animales y tribus salvajes que encontrase, lo proclamó con gritos desafiantes contra las autoridades religiosas y civiles, llegó a llamar "mis marañones" a sus huestes, frutos del río Marañón antes que procedentes de España. Y es que, desde su locura, había sembrado el miedo entre sus compañeros de viaje.

Mientras, la expedición se iba diezmando, la mayoría de los indígenas habían muerto por la sed, el paludismo, los insectos y los dardos envenenados de los salvajes. La comida escaseaba hasta el punto de recurrir a los caballos, sus propios correajes y algunas sabandijas de río. Fue necesario secuestrar indígenas en algunos pueblos del camino. Bajo pena de muerte prohibió hablar en voz baja, levantarse de noche, tocar espadas y ocupar las popas de las embarcaciones. La expedición marchaba ahora en dirección al mar, avanzando muy lentamente por las frecuentes tormentas y el mal estado de las embarcaciones.

Después de 1.500 leguas y casi 11 meses de navegación, los "marañones" alcanzaron el océano Atlántico y bordearon la costa de las Guayanas dirección norte, pasando por Trinidad y Tobago.

EXPLORADORES EN EL AMAZONAS

En julio de 1561, Aguirre se lanzó a la conquista de la isla Margarita. Para evitar traiciones, Aguirre mandó apuñalar a tres o cuatro capitanes de dudosa fidelidad, entre ellos Juan de Guevara. Las autoridades fueron hechas prisioneras, la ciudad fue saqueada y algunos vecinos fueron ejecutados por tener armas o esconder sus propiedades.

Desde allí envió una carta a Felipe II acusándole de pretender conservar las manos limpias mientras otros se las manchaban con su propia sangre y ajena en beneficio real:
"... he salido con mis compañeros de tu obediencia, y desnaturándonos de nuestras tierras, que es España, ya hacerte en estas partes la más cruda guerra que nuestras fuerzas pudieren sustentar y sufrir; y este, cree, Rey y Señor, nos ha hecho hacer no el poder sufrir los grandes pechos, premios y castigos injustos que nos dan estos tus ministros que, por remediar a sus hijos y criados, nos han usurpado y robado nuestra fama, vida y honra ...
... Hijo de fieles vasallos tuyos en tierra vascongada, yo, rebelde hasta la muerte por tu ingratitud, Lope de Aguirre, el peregrine."

Declaró la guerra a España y instaba a la tropa:
"... marañones, limpiad vuestros arcabuces que ya tenéis licencia para ir con vuestras propias armas a por vuestros verdaderos enemigos."

LOPE DE AGUIRRE Y SUS "MARAÑONES" EN LA PELÍCULA LA IRA DE DIOS

La ambición de Aguirre era visceral, su testimonio fue una tenaz declaración de insubordinación a la Monarquía. Su carta era una crítica implacable de la administración colonial desde la perspectiva de un guerrero, en un lugar desconocido que se estaba descubriendo y ante la ausencia de un poder plenamente establecido, poder que pretendía ocupar él con disposición a matar o morir.

La expedición de Aguirre, formada por doscientos hombres, algunas mujeres, ganados y provisiones, continuaba por mar hasta llegar al puerto de Borburata, en la actual Venezuela, el 31 de agosto de 1561.

Una vez en tierra, mandó quemar las embarcaciones y marchó por tierra hacia Nuestra Señora de la Anunciación de la Nueva Valencia, con la intención de llegar a Panamá, apoderarse de la flota y fomentar una sublevación contra la metrópoli. Los habitantes de la ciudad de Nueva Valencia huyeron ante su llegada. El gobernador y el alcalde fueron asesinados y sus cadáveres exhibidos en la plaza. Aguirre gobernó la ciudad desde el terror y la violencia.

Un colaborador de Aguirre, Pedro de Munguía fue enviado para enfrentarse a fray Francisco de Montesinos, que llegó para auxiliar a la ciudad en un barco de guerra, pero el marañón se rindió, divulgando los planes de conquista de Aguirre. El caudillo pretendía dominar La Española, Nombre de Dios, Cartagena de Indias, Lima y finalmente Chile, pero ya advertidas, las ciudades se reforzaron.

La tropa, bastante más cuerda que el "Loco" Aguirre, iba intuyendo el fracaso de la sublevación. El liderazgo de Aguirre se volvía insostenible, sus subalternos se fueron insubordinando y acorralando. Muchas de sus huestes abandonaron el bando insurrecto, que, además, iban siendo perdonados por la administración española por la ley del arrepentimiento. Ante el temor de deserciones en masa, Aguirre fue matando a oficiales, marineros y, por supuesto, indios, y a todo aquel que intentase renegar de su causa, que ya consideraban perdida.

LOPE DE AGUIRRE Y SU HIJA EN LA PELÍCULA LA IRA DE DIOS

El 27 de octubre de 1561, en Barquisimiento, Aguirre sabe que está en el declive de su aventura, apuñalaba a su hija Elvira para que no se convirtiese en "... puta y ramera de todos (…) alguien a quien quiero tanto no debería llegar a acostarse con personas ruines".

Durante 10 meses llegó a asesinar a 72 personas de su expedición que él consideraba que no eran útiles o no estaban implicadas en la empresa.

Ante el descontrol propio de su demencia, Aguirre fue asesinado con arcabuces de dos de sus hombres. Aún muerto fue juzgado y condenado por traidor y rebelde, y algunas partes de su cuerpo fueron diseccionados y expuestas en varias ciudades (Tocuyo, Valencia, Mérida) como advertencia ante los intentos de sublevación, el resto del cuerpo fue entregado a los perros.

ITINERARIO APROXIMADO SEGUIDO POR LA EXPEDICIÓN

Uno de sus cronistas, Gonzalo de Zúñiga, escribió sobre él:
"Había jurado no dejar a vida ningún fraile, salvo mercedarios; también había jurado de matar cuantos letrados topase, oidores, presidentes, obispos y arzobispos, porque decía los dichos señores tenían destruidas las Indias; también tenía jurado de matar a cualquier mala mujer de su cuerpo que topase, por la menor ocasión del mundo que le diese, porque por ellas decía había tantos males en el mundo..."

Según el historiador Maximilian Köpp:
"Lope de Aguirre ha sido bautizado como el cruel tirano, el loco, el gran rebelde, el peregrino, el primer caudillo de la América, el precursor de los libertadores latinoamericanos y el príncipe de la libertad lo cual demuestra innegablemente que Lope de Aguirre es una figura históricamente apasionante que nos lleva a juzgar o comprender a este infortunado conquistador español mil veces maltratado por las discriminantes relaciones sociales propias de su tiempo."

03/06/2022

Vascos en la colonización del Río de la Plata (1536-1583)


Las expediciones con un alto grado de protagonismo vasco en América del sur tomaron dos direcciones geográficas diferentes: por un lado, desde el mar Caribe y Tierra Firme bordeó la costa oeste del Pacífico en dirección sur, conquistado a los incas, hasta la fundación de Santiago de Chile; por otra, desde el Río de la Plata, las expediciones se adentraron hacia amplias zonas que hoy pertenecen a Argentina, Uruguay y Paraguay. Algunos de sus protagonistas principales fueron un grupo de expedicionarios vascongados y sus huestes: Francisco de Aguirre, Juan de Ayolas, Domingo Martínez de Irala, Juan Ortiz de Zárate, Juan de Garay y Bruno Mauricio Zabala.

La exploración, conquista y colonización de la Argentina actual fue realizada por dos corrientes: la procedente de la península por Pedro de Mendoza, y la de Perú-Chile por Francisco de Aguirre y otros. Fracasada la primera fundación de Buenos Aires por Mendoza, Asunción pasó a ser el foco principal de expansión hacia el Chaco y hacia los territorios del Río de la Plata propiamente dicho.

VASCOS EN LA COLONIZACIÓN DEL RÍO DE LA PLATA

La expedición de Pedro de Mendoza al estuario del Plata, en 1536, estaba formada por 14 naves y 3.000 hombres. Entre ellos viajaba un grupo de vascos encabezados por Francisco de Aguirre, Domingo Martínez de Irala, y Juan de Ayolas, que se adentraron en el interior de Suramérica, remontando el río Paraná con la intención de descubrir la Sierra de la Plata.

Los tres aventureros vascos participaron en la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza. Desde Buena Esperanza, comenzaba la expedición que lideró Juan de Ayolas y que capitaneaba Domingo Martínez de Irala, remontando en barco el curso entero del río Paraná en busca de la fabulosa Sierra de la Plata. En 1537, llegaron hasta el lugar en el que Ayolas decidió fundar a orillas del río Paraguay la ciudad de La Candelaria, cuyo gobierno encomendó a Irala.

Juan Salazar acudió al rescate de esta expedición ante la falta de noticias de Ayolas e Irala, fundando la ciudad de Asunción. En este asentamiento se crearon en 1539 las dos primeras capellanías a cargo de Juan Gabriel de Lazcano y Francisco de Andrade.

Desde La Candelaria, la expedición tomó nuevas direcciones: Ayolas prosiguió el camino hacia el oeste en su afán descubridor, adentrándose en las regiones de El Chaco y de Charcas, en busca de los fabulosos tesoros que, según todas las noticias, encontrarían en aquellos parajes. Otros dos vascos Juan Ortiz de Zárate y Juan de Garay continuaron su expedición por el rio Paraná.

PROVINCIA DEL RÍO DE LA PLATA

Ayolas, cargado de riquezas y de noticias, regresó a La Candelaria; allí se encontró sin el apoyo esperado de Irala. Toda la expedición de Ayolas fue exterminada por los indios payaguaes. Irala no acató las órdenes de Ayolas, alejándose de La Candelaria, realizó incursiones por el río hasta que, en 1538, se dirigió a Asunción. Cuando regresaba a La Candelaria, al año siguiente, se enteraba de la muerte de su amigo. Esta noticia le hizo emprender una operación de búsqueda a Ayolas y de castigo contra los indios payaguaes internándose por El Chaco. En Asunción, construyó el puerto y pacificó toda la región, sometiendo a las tribus en base a una política colonizadora.

En 1543, Irala partió de Puerto de los Reyes, ciudad que antes había fundado él mismo, rumbo al Perú. En la expedición, que alcanzó las cincuenta leguas río arriba, Irala venció a los indios guaicurnes que encontró en su camino, y cometió una serie de crueldades y abusos con los nativos. Ya nadie el pararía los pies, apoyado por sus más fieles colaboradores, Nuflo de Chaves, Juan Gabriel de Lezcano, Felipe de Cáceres y Francisco de Mendoza, se proclamó teniente gobernador de Asunción.

Durante este periodo Irala creó un sistema monetario para regular el comercio, habilitándose como monedas el anzuelo, el cuchillo, la cuña de hierro, el rosario de abalorios, etc. El sistema dio resultado, se regularizó el comercio y toda tipo de transacciones, también se promulgó la Ordenanza de Irala que regulaba principalmente la vida de los pobladores y sus relaciones con los indios.

FUNDACIÓN DE ASUNCIÓN

En 1547, Irala prosiguió en su empeño de llegar a la fabulosa Sierra de La Plata. La expedición contaba con 280 blancos y 2.000 indios, que partieron desde el puerto de San Fernando en dirección al interior de El Chaco, donde se aplicó una marcha forzada y se abrió paso a sangre y fuego contra los indios. A través de la fantasía indígena había llegado hasta ellos la noticia de las riquezas el Imperio incaico.

Sin encontrar el tan ansiado “Dorado”, Irala se dedicó a desarrollar su política conquistadora, mucho más pausada y suavizada que la anterior, fundando poblamientos y construyendo infraestructuras necesarias en la región. Fue nombrado general del Río de la Plata (actuales Paraguay y Argentina).

Fracasó de nuevo en la expedición. Tras atravesar el Gran Chaco, llegó a Charcas (actual Bolivia) recibiendo la desagradable sorpresa de que Pizarro y La Gasca se le habían adelantado desde el Perú. Pero fundó un gran número de ciudades en Xarages, al norte de El Chaco, y en la región de Guairá, al este, donde ya había fundado, en 1554, la ciudad de Ontiveros. Dos años antes, en 1552, Salazar le trajo el título de Gobernador, haciéndose justicia a sus dotes de organizador y a su habilidad para sobrevivir a todas las intrigas.

Domingo Martínez de Irala puso en marcha un programa colonizador consistente en fundar ciudades nuevas a las que iba repoblando con elementos españoles y mestizos, fruto de las continuas mezclas raciales que eran permitidas y fomentadas por el propio Irala entre los colonizadores y los indígenas. Pero también consolidó la estabilidad de Asunción por el sistema de enlaces matrimoniales, casando a sus hijas con los capitanes Guzmán, Ortiz de Vergara y Pedro de Segura.

Miguel de Urrutia y Nuflo Chaves trajeron ganado ovino y cabrío al regresar del Perú; gracias a ello, Irala puso explotar la ganadería en aquellos inmensos territorios, fertilizados por grandes ríos. También fundó escuelas e iglesias, logró traer un obispo a Asunción y proyectaron la construcción de una catedral. Sus leyes fueron pacíficas y humanas y los indios guaraníes le respetaron. Su original gobierno, patriarcal, personalísimo y tenaz, dio origen a la nación paraguaya.

ORGANIZACIÓN DE LA ECONOMÍA EN ASUNCIÓN

Juan Ortiz de Zárate, era natural de Orduña nacido en 1521. Pasó a América siendo un adolescente y tomó parte en las campañas de Pizarro. Después de la guerra entre Pizarro y Almagro, se instaló en Charcas o Chuquisaca, en la actual Bolivia. Fue el continuador de la obra colonizadora de Domingo Martínez de Irala. Juan Ortiz, había reunido una fortuna mediante explotaciones ganaderas y mineras en Charcas (Bolivia) desde 1546. Su fortuna la invirtió en exploraciones en el Rio de la Plata, por eso, fue nombrado adelantado del Río de la Plata, y sustituyó a Francisco Ortiz de Vergara, como gobernador de Asunción en 1567.

El título de "adelantado" se remonta a la Reconquista; es el que va delante, el que abre campo, el que conquista y repuebla las tierras, con funciones de gobernador y jefe militar.

Juró cargos ante la Corte de Felipe II, y al regresar, trajo cientos de colonos, hombres y mujeres, con la intención de repoblar las tierras de su gobernación. También introdujo miles de cabezas de ganado vacuno, equino y ovino.

En 1572, el rey le designó gobernador y capitán general del Río de la Plata, para organizar una expedición que desembarcase al año siguiente en el gran estuario formado por la desembocadura conjunta del Paraná-Paraguay. Pero la expedición fracasó ante el ataque de los indios.

Ortiz de Zárate llamó a la región Nueva Vizcaya, anteriormente llamada Río de la Plata, en honor a su tierra natal e intentó que todos los pobladores de la comarca se llamasen vizcaínos. En 1575, fundó la ciudad de Zaratina de San Salvador (Zárate), próxima al estuario del Rio de la Plata. Esta región quedó englobada dentro de la Provincia Gigante del Paraguay, con capital en Asunción. En esta ciudad murió Ortiz de Zárate a comienzos de 1576.

Recogieron el testigo de Juan Ortiz de Zárate, su hijo Diego de Ortiz y Mendieta, que le sucedió en el cargo, su hermano Pedro Ortíz de Zárate, que fue destinado a la Audiencia de Lima, en la expedición de Blasco Núñez, y su sobrino Juan de Garay, el más laureado.

PROVINCIA GIGANTE DEL PARAGUAY

Juan de Garay, natural de Orduña, había ido al Perú muy joven, con su tío Pedro de Zárate y otros familiares, en la expedición del primer virrey Blasco Núñez de Prado a Tucumán (Chile). Pero centró sus actividades en el Alto Perú (Bolivia), donde participó en la fundación de Santa Cruz de la Sierra, en 1561, por Chávez, de la que fue elegido regidor de su cabildo. En Perú también participó en varias campañas de conquista.

Pedro Fernández de Vergara, el fundador de Ontiveros (Paraguay), el obispo de la Torre y Chaves, habían organizado el éxodo de 1564, de Asunción a Santa Cruz de la Sierra. En 1568, Garay dirigió la vuelta a Asunción de la mayoría de los emigrantes, para facilitar las comunicaciones entre Asunción y la metrópoli. Se estableció en esta ciudad y fue nombrado alguacil mayor de las Provincias del Plata.

Juan Ortiz de Zárate, gobernador del Río de la Plata, había ido a España a solicitar la confirmación de su cargo, nombrando teniente de gobernador a Martín Suárez de Toledo. Este encomendó a Juan de Garay emprender desde Asunción una expedición por el río Paraná con el objetivo de fundar una ciudad a orillas del Paraná y, el 15 de noviembre de 1573, fundaba Santa Fe junto a Pedro Ortiz de Zárate, en la confluencia de los ríos Paraná y Salado.

En 1574, participó en la fundación de la ciudad de San Salvador, junto al río Uruguay, siendo nombrado teniente de gobernador y capitán general de las provincias del Río de la Plata.

Continuó su labor conquistadora emprendiendo expediciones colonizadoras, organizó la ciudad de Santa Fe, fundó otras como Villa Rica del Espíritu Santo y Santiago de Jeréz, e incluso trasladó la ciudad de Buenos Aires algo más al norte en 1580. Desde allí partió en busca de la mítica ciudad de los Césares, llegando hasta las inmediaciones de la actual Mar del Plata.

Juana de Zárate, hija de Juan Ortiz de Zárate y de la princesa inca Leonor Yupanqui fue la heredera de todos los cargos de su padre, incluso del título del adelantazgo. Esta se casó en Chuquisaca con el oidor Juan Torres de Vera y Aragón, y éste designó a Garay teniente de gobernador en 1578.

Juan de Garay se encargó de abrir tierras en nombre del nuevo adelantado, Juan Torres, quien recibió esta titularidad por parte de su esposa menor de edad, encargándole la repoblación de Buenos Aires. El veterano explorador vascongado organizó una expedición con 200 familias de indios guaraníes, 76 familias de colonos y 39 solados. Embarcados en una carabela y dos bergantines los transportaron río abajo.

SEGUNDA FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES POR JUAN DE GARAY

Al llegar al estuario del Río de la Plata, Garay fundaba por segunda vez Buenos Aires en 1580. La primera fundación fue realizada por el primer adelantado, Pedro de Mendoza, medio siglo antes, pero fue destruido por los indios y abandonado. Esta nueva fundación, un poco al sur de la primera, estaba mejor acondicionada para su defensa, de hecho llegó a resistir el ataque de los indígenas mandados por su jefe Tububá.

La refundación surgía ante la necesidad de tener un puerto para establecer comunicación con Chile y el Perú sin necesidad de ir a Panamá. Juan de Garay proclamaba solemnemente el nacimiento de la nueva ciudad y nombró su primer ayuntamiento o cabildo, de la forma siguiente:
"Hoy sábado día de San Bernabé, onces días del mes de junio del año del nacimiento de Nuestro Redentor Jesucristo de mil y quinientos y ochenta años, estando en este Puerto de Santa María de Buenos Aires, que es en las provincias del Río de la Plata intitulada nuevamente la Nueva Vizcaya, hago y fundo en dicho asiento y puerto una ciudad. La iglesia de la cual pongo su advocación de la Santísima Trinidad, y la dicha ciudad mando que se intitule la Ciudad de la Trinidad."

Desde allí partió, en 1581, en busca de la mítica ciudad de los Césares, llegando hasta las inmediaciones de la actual Mar del Plata. En marzo de 1583, en el trayecto de Buenos Aires a Santa Fe, en la confluencia de los ríos Coronada y Carcarañá, cayó en una emboscada de los indios querandíes de la zona y pereció junto a doce de sus hombres.

Uruguay fue tardíamente colonizado. En 1724, el guipuzcoano Bruno Mauricio de Zabala fundó su capital Montevideo.

ESTATUA ECUESTRE DE BRUNO MAURICIO DE ZABALA EN MONTEVIDEO

22/02/2022

Vascos en la conquista del Imperio inca (1532-1535)


La conquista de México había tenido un efecto fulminante entre los españoles de los dos lados del Atlántico. Hernán Cortés, junto a un contingente de tribus indias, tomó Tenochtitlán en 1521 y rápidamente se extendieron los colonizadores por todo el territorio de la Nueva España. Por el sur el alavés Pascual de Andagoya fundó la ciudad de Panamá en 1519.

Desde este enclave se iniciaba la conquista de América del Sur. Consiguiendo la confianza del capitán general Pedrarias Dávila, Andagoya continuó su misión exploratoria hacia el sur con el objetivo de informar sobre estas tierras, por ello, pidió licencia "para ir a descubrir al cacique Perú en la costa adelante del golfo de San Miguel".

Unas 50 leguas del actual litoral colombiano fueron recorridas por Andagoya entre 1521 y 1523, llegando hasta Cachama, territorio de la tribu de los Cueva. Se instaló en San Juan como gobernador. Allí conoció al cacique de Chochama, que le pidió ayuda para luchar contra sus enemigos, al sur. Acompañó a este cacique, y en una semana se presentó a las puertas del territorio denominado Tahuantinsuyo. Remontó un caudaloso río y sometió a los caciques que estaban en guerra. Aquí tuvo noticias del fabuloso imperio incaico, un rico territorio denominado el Birú. Su delicado estado de salud le obligó a regresar a Panamá donde difundió la noticia.

Andagoya escribió la crónica La relación de los sucesos de pedrarias de Dávila en las provincias de Tierra Firme o Castilla del Oro, y de lo ocurrido en el descubrimiento de la mar del Sur y costas del Perú y Nicaragua. Se trataba de las primeras referencias sobre estas zonas recién exploradas, y que apuntaban hacia el corazón del Imperio inca.

Las informaciones de Andagoya no pasaron desapercibidas para el alcalde de la ciudad de Panamá, un extremeño llamado Francisco Pizarro, quien decidió conquistar aquel territorio desconocido, en 1524. Entonces se asoció con Diego de Almagro y con el vicario de la ciudad, Hernando de Luque. Almagro se encargó de la logística, comprando el barco Santiago y contratando a 112 hombres; Luque se ocupó de encontrar financiación y Pizarro de dirigir las exploraciones.

pintura trece fama francisco pizarro
LOS TRECE DE LA FAMA

La primera expedición partió de Panamá en noviembre de 1524. Recorrió la comarca que había descubierto Andagoya, intentaron desembarcar en distintos puntos de la costa ecuatoriana, pero todo estaba lleno de indios hostiles. De esta primera experiencia regresó la expedición a Panamá para reorganizarse. Pizarro llegó con siete heridas, Almagro tuerto, y Luque pronto abandonó la empresa.

En 1526, reanudaron las expediciones hacia el sur americano, esta vez más lejos, donde avistaron más tribus indígenas y más hostiles, pero también empezaron a encontrar objetos tallados en oro, por lo que vieron confirmar la leyenda del Birú, anteriormente relatada por Andagoya. Continuaron las exploraciones en estas tierras buscando el codiciado "Dorado" durante meses. En 1527, maltrechos y hambrientos, se ubicaron en la isla del Gallo. Allí Pizarro mandó a Almagro conseguir refuerzos en Panamá. El gobernador, Pedro de los Ríos, enterado del fracaso de la expedición y ante las órdenes recibidas por Juan Tafur, exigió el regreso de todos los exploradores de Pizarro.

Cuando la orden llegó a la isla del Gallo, Pizarro no aceptó las órdenes de superiores. Fue un hombre de honor y determinación, que no pretendía volver derrotado después de tantos esfuerzos, pero eso ofrecía a sus hombres seguir o regresar. Expuso una disyuntiva, trazó una raya en el suelo con su espada y con pocas palabras comentó a sus expedicionarios: "Por este lado se va a Panamá, a ser pobres. Por este otro, al Perú, a ser ricos. Escoja el que fuere buen castellano lo que más le estuviere." Trece hombres cruzaron la línea, denominados los Trece de la Fama. Fue un gesto más osado y valiente que el "Hundid las naves" de Hernán Cortés. Entre los trece, se encontraba Domingo de Soraluce, natural de Idiazabal.

El líder extremeño mandó a otro hombre, Bartolomé Ruiz, quien sumaría el 14 de sus seguidores, a buscar refuerzos a Panamá. El caso es que gracias a la tozudez de Pizarro y a la osadía de estos trece, que en realidad fueron catorce más Pizarro, se abordó finalmente la exploración hasta el Perú. Porque el gobernador de Panamá, superado por la tenacidad de Pizarro, terminó autorizando el envío de refuerzos suficientes para, desde la isla del Gallo, surcar el litoral hacia el sur. Y esta vez si que apareció el fabuloso Birú. Los aventureros vieron multitud de gentes vestidas con ricos atuendos, innumerables objetos de oro y plata, grandes templos, animales exóticos como las llamas, etc. Formaban un conjunto de grupos tribales sin relaciones entre sí desde 1.300 d.C., pero integrados en una sociedad imperial entre el 1.400 y 1.537, y que se colapsó con la presencia de los colonizadores.

Era el gigantesco Imperio de los incas, ellos lo llamaban Tahuantinsuyo. Pedro Cieza de León describió Perú como un extenso territorio que se pierda desde Quito hasta la villa de Plata (Sucre), que tiene una longitud de 700 leguas de norte a sur, y una anchura de más de 100 de levante a poniente. El Estado Inca estaba fuertemente centralizado en Cuzco (Cruzco); al norte se dispersaban poblados y aldeas de agricultores; la Amazonía, una región inmensa con una baja densidad demográfica, dedicada al cultivo; al sur, las tribus recolectoras se alternaron con tribus de campesinos. Esta expansión imperial estaba basada en una agricultura integrada por tribus, articuladas desde Cuzco.

MAPA DEL PERÚ Y EXTENSIÓN DEL IMPERIO INCA

Con las muestras que reunió de la riqueza incaica, Pizarro decidió marchar a España y exponer el hallazgo a la Corte: objetos tallados en oro y plata, mantas de lana, y hasta un par de llamas. El emperador Carlos V le recibió en Toledo, en julio de 1529; se emocionó tanto al conocer el episodio de los Trece de la Fama que resolvió hacerlos a todos hidalgos, y al que ya lo fuera, caballero de Espuela Dorada. Pizarro fue nombrado adelantado y alcalde de una tierra sin explorar, pero que ya recibe el nombre de Nueva Castilla. Las capitulaciones las firmó la reina Isabel de Portugal, esposa de Carlos V y madre del futuro rey Felipe II.

La expedición definitiva partió de Panamá en 1532. Estaba formada por 3 barcos, 185 hombres y 27 caballos, entre los que estaban los 4 hermanos de Francisco Pizarro. Su socio, Diego de Almagro, continuó a cargo de la logística, viajando constantemente a Panamá para proveer a la expedición de lo necesario. Contribuyeron a las primeras fundaciones de Pizarro en el Perú los vascos Antonio Navarro, García de Salcedo y Juan de Abendaño.

Durante meses, exploraron el territorio, un mundo tan fabuloso como enigmático. Desde el sur de la actual Colombia, a través de Ecuador, cruzaron selvas y pasaron montañas hasta llegar al norte de Perú. Una hazaña física impresionante.

Pero aquel imperio era una civilización en decadencia. Las grandes epidemias habían llegado al menos diez años antes que los expedicionarios. La viruela, el sarampión y la peste porcina se habían propagado desde México hasta Perú y causado estragos, especialmente entre las poblaciones de las zonas cálidas. Las epidemias fueron devastadoras en una población virgen pero suficientemente densa como para transmitir el contagio. Al mismo tiempo una encarnizada guerra civil estaba devastando a la población, ya que los hermanos Atahualpa y Huáscar, pretendientes al trono, luchaban hasta la extenuación. Atahualpa apresó a Huáscar y mandó matar a todas sus mujeres y a todos sus hijos.

Los expedicionarios aprendieron pronto lo que estaba sucediendo en Perú. Conocieron una vieja leyenda que hablaba de los enviados del dios Virococha, blancos y barbudos; pero también vería que bajo el poder de los incas de Cuzco habían varios pueblos oprimidos: huancas, chachapoyas, cañares, yanaconas, etc. Todas aquellas tribus sometidas vieron a los expedicionarios como a libertadores.

Pizarro solicitó audiencia con Atahualpa, enviándole sucesivos mensajes, mientras continuaba al mando de la exploración territorial y contacto con sus gentes. Un día, Pizarro recibe el primer mensaje de Atahualpa, se traba de unos patos degollados, drástica advertencia para que los expedicionarios no avanzaran más. Finalmente, recibió un mensaje que le citaba en Cajamarca, una vieja ciudad abandonada. Pizarro sabía que era tan sólo una trampa, pero como hizo en la isla del Gallo, nada le haría retroceder.

GUERREROS INCAS

El encuentro tuvo lugar el 15 de noviembre de 1532. Los aventureros de Pizarro quedaron impresionados ante tan enorme ejército: más de 10.000 guerreros divididos en diferentes escuadras, ataviados de distintas maneras, algunos de ellos exhibían armaduras, patenas y coronas de oro o plata. Detrás marchaba una lujosa cohorte de nobles que cantaba y bailaba mientras acompañaba a Atahualpa, sentado en una litera de oro, precedido por siervos que adornan con alfombras el suelo que pisan los porteadores. Enfrente, 156 españoles barbudos y hambrientos, con una fraile dominico llamado Vicente Valverde, unos 20 arcabuces, 70 caballos y unos cuantos falconetes ligeros, pero estruendosos. La aproximación entre la breve compañía de Pizarro y la multitudinaria horda de Atahualpa era pacífica, pero nadie ignoraba que acabase de forma violenta.

Al encuentro fue el padre Valverde, quien intentó presentarse como un enviado de Dios, con una Biblia en una mano y un crucifijo en la otra, objetos que el inca despreció.

Fue gritar "Santiago" y entrar a descabello. Tomaron los falconetes, dispararon los arcabuces, los jinetes se precipitaron sobre la muchedumbre de indios con Pizarro a la cabeza, abriendo hueco y deshaciendo la muralla humana que protegía a su líder, hasta llegar a Atahualpa. El soberano inca fue apresado, sus huestes salieron de estampida o quedaron paralizados ante el disparo de aquellas rudimentarias armas de fuego y su atronador sonido. En media hora de batalla, el imperio más vasto, rico y poderoso de América se derrumbó sobre sí mismo.

RUINAS INCAS DE MACHU PICCHU

Atahualpa ofreció a Pizarro un rescate en oro y plata por su libertad. Y este se lo cobró, unos 6.000 kilos de oro y casi 12.000 kilos de plata; una inmensa fortuna que el inca guardaba en Cuzco, su capital. Aquel tesoro está considerado uno de los más ricos de la historia. En el reparto que hizo Pizarro, participaron los vascos Cristóbal de Mena, Juan Salcedo, Gómez Carranza, Lope Vélez de Guevara, Pedro de Aguirre, Nicolás de Azpeitia (Nicolás Sáénz de Elola), de caballería; Pedro de Vergara, Juan Pérez de Tudela, Gaspar de Marquina, Martín de Marquina, Francisco Martínez Zárate y Juan Vergara, de infantería. Estos nombres constan en el Acta de la repartición del tesoro de Atahualpa, en la Colección Muñoz. Ms.

Para activar la remisión de los tesoros marcharon al Cuzco "tres soldados particulares que fueron Pedro Moguer, Francisco Martínez de Zárate y Martín Bueno, los cuales, llevados en hombros de indios, reclinados en hamacas, anduvieron las doscientas leguas que hay de Caxamalca al Cuzco". Estos regresaron con más noticias sobre sus riquezas.

Mientras tanto, el fracasado pretendiente al trono imperial, Huáscar, llegó a Cajamarca. Allí intentó negociar para rescatar a su hermano. Enterado este, ordenó a sus emisarios que lo asesinaran. Los expedicionarios juzgaron al emperador por aquel delito y lo ejecutaron.

En Cajamarca se incorporó Almagro y sus hombres, y junto a los de Pizarro, decidieron emprender camino hacia Cuzco. En noviembre de 1533, esta expedición se presentó a las puertas de la capital. Durante el trayecto, tribus que estaban enemistadas con Atahualpa, partidarias de Huáscar, o en contra de la dominación inca se incorporaron a la expedición, entre ellas, los huancas del valle del río Mantaro.

Pizarro estableció la administración en las ciudades y territorios colonizados: en el acta de fundación de Cuzco, figuran: Antonio Navarro, García de Salcedo, Francisco de Castañeda y Tomás de Echeandía.

FUNDACIÓN DE TRUJILLO

En 1535, Pizarro fundaba la Ciudad de los Reyes, en el valle de Lima, que estableció como capital del Virreinato del Perú. En el acta de fundación aparece el veedor García de Salcedo, oficial del rey, hijo de Hernando de Salcedo, posiblemente procedente de Güeñes. El primer alcalde de Lima fue Nicolás Ribera, gaditano pero hijo de madre vasca, Beatriz Laredo y Esquibel, y uno de los trece de la fama. En la sesión del 13 de agosto de 1535, fue recibido por el regidor perpetuo Diego de Arbieto, natural de Orduña. En 1536, fue diputado de la ciudad y, en 1537, tenedor de bienes de difuntos. Pedro Navarro era procurador de Lima en 1537, alcalde en 1543, y más tarde regidor perpetuo.

Según la obra de P. Bernabé Fundación de Lima, aparecen los primeros pobladores de esta ciudad a los que se les otorgaron solar, algunos de los cuales fueron de origen vizcaíno: los citados Pedro Navarro y el veedor García de Salcedo; el escribano del cabildo Pedro de Castañeda; el encomendero de Jauja Juan Berrio; el encomendero de Guamanga Francisco Isasaga; Jerónimo Zurbano, que fue naviero en el Pacífico y sobrino de los oidores del Consejo Real Leguizamo y Aguirre; Juan de Larrínaga, que peleó en Chupas, a favor de Almagro y después tuvo el mando de un navío; Juan de Larrínaga Salazar, natural de Bilbao, llegado más tarde al Perú, fue electo dos veces alcalde ordinario de Lima. También estaban otros vizcaínos como Juan López de Recalde, Luis García San Mamés y Bachiller Guevara.

En 1534, Almagro fundaba Trujillo, entre los primeros fundadores se encontraban varios expedicionarios vascos: Pedro Gonzalo de Ayala, Francisco Pérez de Lazcano, Pedro Lazcano Gaona, Domingo de Soraluce, Juan de Ureña, Juan Villafranca de Lazcano, Francisco de Zamudio e Iñigo Ortíz de Zúñiga. Como primer regidor del cabildo de Trujillo fue nombrado, Domingo de Solaruce, en 1536, uno de los trece de la fama.

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CONQUISTA DEL IMPERIO INCA

Tras la presencia de Pedro de Alvarado en Puerto Viejo (Ecuador), Pizarro y Almagro tomaron sus medidas. En el ejército de Alvarado, compuesto por gente muy experimentada, iban los vascos Cristóbal de Ayala, Pedro de Añasco, Mateo de Lazcano, Antonio Ruiz de Guevara y Lope de Idiáquez, y el navarro Juan de Rada.

Alvarado y Almagro se encontraron en las llanuras de Riobamba y llegaron a un acuerdo. La flota de doce navíos de Alvarado y su tropa expedicionaria se integraba al proyecto colonizador de Pizarro y Almagro. Alvarado recibió cien mil pesos oro a cambio de regresar a su gobernación de Guatemala. El acuerdo fue ratificado por Pizarro en Pachacámac, cerca de donde se emplazaría Lima.

Francisco Pizarro poco a poco fue consiguiendo el control de todo el extinguido Imperio de los incas, pero algunas concesiones a sus hermanos, entre otras razones, produjo el enfrentamiento con su socio Diego de Almagro, quien pretendió estar al mando de la capital. Este asedió Cuzco en 1537, y tras tomar la ciudad, apresó a los hermanos Hernando y Gonzalo Pizarro. Entonces, solicitó la gobernación de la misma a su socio Francisco y encontrar una solución negociada. En aquel ejército almagrista estaban integrados los vizcaínos Lope de Idiáquez, Rodrigo de Salcedo, Vasco de Guevara, el guipuzcoano Marticote y el navarro Juan de Rada, hombre de confianza de Almagro. Este ejército había formado parte de la expedición de conquista de Chile, pero Almagro decidió volver al Cuzco después que Rada le llevara las providencias que le había traído Hernando Pizarro de España.

No hubo acuerdo y se desató la lucha entre pizarristas y almagristas. Los hermanos consiguieron escapar, uniéndose a Francisco, y los Pizarro organizaron una ofensiva de la que salieron victoriosos. Almagro fue ejecutado en la batalla de las Salinas, el 26 de abril de 1538, en la que intervinieron muchos vascos: Pedro de Vergara, Diego de Urbina, Alonso Pérez de Esquivel, Alberto de Orduña, Alonso de Mendoza y un Anduiza que lucharon por Pizarro, a los que habrían que añadir los almagristas de la expedición de Chile.

Entre los caídos por los soldados de Pizarro estaban: Juan de Urrutia, Pedro de Salazar, Alonso de Ariza, Pedro de Leguizamón, Esteban Francisco de Miravalles y Juan de Armenta. Fueron apresados, además de Diego de Almagro y su hijo, Juan de Rada, Lope de Idiáquez, Juan Ortiz de Zárate y Vasco de Guevara, además de sus principales capitanes supervivientes. El vasco Juan de Balsa representaba a Diego de Almagro en el proceso incoado por Hernando Pizarro. Después de tres meses en prisión, Almagro fue ejecutado.

cartulario América sur
AMÉRICA DEL SUR, SIGLO XVI

En 1539, el extremeño fue nombrado marqués gobernador del Perú y autorizó la organización de una expedición hacia Chile al mando de Pedro de Valdivia. Los almagristas fueron desterrados del Cuzco. Diego de Almagro, hijo, y Juan de Rada quedaron como huéspedes-presos en las casas de Pizarro en Lima, pero pronto fueron puestos en libertad, despojados de todos sus bienes. Almagro declaraba en su testamento que tenía una gran suma de dinero con el gobernador de la que dejaba por heredero al rey.

En virtud de una provisión real nombraba gobernador de Nueva Toledo a su hijo Diego y hasta su mayoría de edad a Diego de Alvarado. Las reclamaciones a este respecto no obtuvieron respuesta, pero se anunciaba la llegada de Vaca de Castro como juez en comisión. Los almagristas, liderados por Juan de Rada, sospechaban que Vaca de Castro venía a favorecer a Pizarro, conocieron la orden de detención del Diego de Almagro, el hijo, y decidieron vengar la muerte de su líder.

Asaltaron los aposentos de Pizarro y dieron muerte a Francos de Pizarro, quien hizo con su sangre una cruz en el suelo momentos antes de morir, el 26 de junio de 1541. Entre aquellos almagristas que acompañaron a Rada estaban Domingo Ruiz, Martín de Bilbao, Juan Sojo, Bartolomé de Arbolancha y Martín de Zazo. Entre los heridos que defendían al gobernador se encontraban Francisco de Vergara y Juan Ortiz de Zárate.

ASESINATO DE FRANCISCO PIZARRO POR ALMAGRISTAS

03/09/2021

Vascos en la Expedición colonizadora del Chile en 1535


Las expediciones con un alto grado de protagonismo vasco en América del sur, tomó dos direcciones geográficas diferentes:

1. por un lado, desde el mar Caribe y Tierra Firme bordea la costa oeste del Pacífico en dirección sur, conquistado a los incas, hasta la fundación de Santiago de Chile.

2. por otra, desde el río de la Plata, las expediciones se adentraron hacia amplias zonas que hoy pertenecen a Argentina, Uruguay y Paraguay.

Tras colonizar el Imperio de los incas y establecer en su territorio el virreinato del Perú, la sociedad exploradora formada por el duo Francisco Pizarro y Diego Almagro sigue adelante, esta vez más al sur de Cuzco, la capital. Desde allí les espera el desierto de Atacama, el más seco del planeta, al norte; la cordillera de los Andes, al este; y el océano Pacífico, al oeste. Al sur se encontraba la franja de terreno conocida por los aymaras como Chillí, que significaba "donde termina la tierra". Esta era un trozo de conquista poco deseada, tanto por la dificultad para su acceso como la escasez de riquezas, especialmente de minerales, según los rumores que se contaban.

REINO DE CHILE Y GOBERNACIÓN DEL RÍO DE LA PLATA (1592)

La expedición de conquista al territorio chileno partió de Cuzco el 3 de julio de 1535, al mando Diego de Almagro. Estaba formada por un reducido grupo de españoles y numerosos indios de servicio. Entre aquellos expedicionarios estaban algunos vascos como Pedro Gonzalo de Ayala, Francisco Pérez de Lazcano, Pedro Lazcano Gaona, Domingo de Soraluce, Juan de Ureña, Juan Villafranca de Lazcano, Francisco de Zamudio e Iñigo Ortíz de Zúñiga.

Siguió la ruta de Paria, orillas del lago Aullaga y serranía de Chincha. Desde Tupiza partió en enero de 1536, pasando por la siega del maíz para obtener alimentos y deteniéndose en Chicoana hasta que se derritieran las nieves. A través del paso de San Francisco, a la altura de Copiapó, la expedición se adentró en tierras chilenas en marzo de mismo año. Fueron momentos difíciles para los expedicionarios debido a las bajas temperaturas que había en los Andes. Estaban atravesando el "camino del inca del altiplano", donde decenas de indios de servicio murieron congelados al soportar el frío glacial.

Una vez repuesta, la expedición continuó explorando el territorio hasta la confluencia de los ríos Nuble e Itata. Se trataba de un terreno pobre donde sus indios araucanos, también llamados mapuches, eran belicosos, y con ellos se desencadenó la primera batalla.

El navarro Juan de Rada era uno de los más fieles partidarios de Almagro, había llegado desde Cuzco a Copiapó con 88 hombres para llevar a su líder el título de gobernador de Nueva Toledo, extensa gobernación en cuyos límites estaba el Cuzco. Rada había seguido los pasos que los expedicionarios de Almagro marcaban en la nieve, se refugió de las frías ventiscas formando una barricada con los cadáveres de los indios muertos que encontró en el camino, y se aprovisionó de alimento gracias a los caballos conservados en frío.

grabado pizarro asesinato almagro
ASESINATO DE FRANCISCO DE PIZARRO

Almagro no quedó satisfecho con el reparto de poderes y jurisdicciones que le atribuían aquel título y decidió regresar a la capital para solucionar diferencias con Pizarro. El adelantado de Chile, regresó desilusionado, no halló recursos minerales que merezcan la pena.

La conquista definitiva de Chile fue retomada, bajo autorización de Pizarro, por Pedro de Valdivia. Era una expedición que muchos rechazaron ante el conocimiento de las escasas fuentes de riquezas que se encontraron en el anterior intento. Aun así, Valdivia reunió unas pocas decenas de españoles y unos mil indios de servicio, también tomó parte Inés Suárez, amante y compañera de fatigas del extremeño.

Un contrato de compañía obligaba a Valdivia a compartir la expedición con Sancho de la Hoz, pero mediante un acuerdo se decidió que Valdivia saliera primero por tierra y De la Hoz, cuatro meses después, por mar.

EXPEDICIÓN DE ALMAGRO A CHILE

La expedición partió desde Cuzco en enero de 1540, en dirección sur hacia Arequipa, y prosiguió camino cerca de la costa hasta llegar a Moquegua, Tacna y Arica. Desde allí inició la ardiente travesía por el desierto de Atacama. Durante el camino se unieron nuevos integrantes, y al llegar a Tarapacá, esperó la llegada de los refuerzos al mando de Rodrigo de Araya. Progresivamente fueron llegando más refuerzos en pequeños grupos. En San Pedro de Atacama se unieron 15 jinetes y 10 arcabuceros y ballesteros al mando de Francisco de Aguirre, y ya en Copiapó otros 20 más por Gaspar de Vergara. En total reunieron unos 150 expedicionarios.

En el fértil valle de Copiapó recogieron gran cantidad de maíz, allí fueron informados por los naturales de la existencia de oro y cobre. Pero por contra, aquellos indios eran hostiles y sufrieron la deserción de los indios de servicio que les acompañaban. Durante la marcha hacia Coquimbo, campamento fundado a orillas del Pacífico, fueron atacados. El primer expedicionario muerto fue uno apellidado Olea.

La expedición de Valdivia llegaba a finales de 1540 al valle de Mapocho, donde fundaron el 12 de febrero de 1451 la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo (Santiago de Chile). El alarife Pedro de Gamboa hizo el trazado de la ciudad, y Francisco de Aguirre fue nombrado primer alcalde. Introdujeron cultivos en la zona gracias a los cargamentos de semillas de trigos y maíz que traían los indios auxiliares.

LA FUNDACIÓN DE SANTIAGO, POR PEDRO LIRA

Pero surgieron las rebeliones de los indios araucanos. Fue el comienzo de una serie de guerras del Arauco. El gobernador y capitán general de Chile, Valdivia, tuvo que ir a sofocarlas. Durante su ausencia, la ciudad de Santiago fue duramente atacada por los araucanos y defendida por los españoles que al mando de Inés Suárez resistieron con valor.

La expedición continuó hasta el Itata, en junio de 1541, donde Valdivia nombró contador real a Francisco de Arteaga y factor a Francisco de Aguirre. Un par de décadas más tarde, Francisco de Aguirre continuó la actividad exploradora y fundó Santiago del Estero en 1553, y San Pedro de Tucumán en 1563, cuando atravesó los Andes en una expedición para liberar a la primera del asedio indio.

Para favorecer una ruta que comunique con Perú, Valdivia funda más al norte de Santiago la ciudad de La Serna en 1545. Al año siguiente, Valdivia organizó una expedición punitiva al río Biobío, pero tras enterarse de la rebelión de Gonzalo Pizarro en Perú, se dirigió desde Valparaíso a Cuzco, en apoyo de la Corona. Por méritos propios, fue confirmado como gobernador de Chile. Francisco de Aguirre quedó como gobernador de la zona entre Choapa y Atacama. El vascongado tuvo que reorganizar la actividad de la ciudad de La Serna atacada por los araucanos en 1549 e instaló la primera fundición de Chile dos años más tarde.

La expedición, con Valdivia de vuelta, siguió más al sur, hacia el río Biobío y fundó Concepción en la desembocadura del río en 1550, Tucapel en 1551 y Valdivia en 1552. El ritual fundacional de una ciudad durante este tipo de expediciones consistía en plantar un árbol de justicia o símbolo de la ciudad, el jefe expedicionario blandía la espada en las cuatro direcciones y daba un tajo a la tierra para señalar la posesión. Acto seguido se repartían las tierras entre los pobladores que lo acompañaban en la expedición. Se nombraba alcalde y se formaba el cabildo con regidores a la vez que se asignaba el escudo de armas de la nueva ciudad. Y por supuesto, se levanta la primera iglesia, por la gracia del Señor y en nombre de Carlos I o de Felipe II.

PRIMERA MISA REALIZADA EN CHILE, POR PEDRO SUBEREASEAUX

En 1552, Valdivia nombró alguacil mayor del reino y capitán al vizcaíno Pedro de Velasco y Abendaño. Según la Crónica del Reyno de Chile de Pedro Mariño de Lobera, los primeros refuerzos que trajo Abendaño eran, en su mayor parte vizcaínos: sus hermanos Martín y Miguel de Velasco y Abendaño, sus primos Lope y Martín Ruiz de Gamboa, sobrinos de Marín Ruiz de Abendaño, banderizo de Vizcaya.

El cacique araucano Lautano preparó una revuelta masiva contra los expedicionarios españoles. Y con ella, una sucesión de enfrentamientos militares se desarrollaron al sur del río Biobío. Valdivia fue derrotado en Tucapel, en 1553 durante uno de esos enfrentamientos, hecho prisionero, torturado y muerto. A los que fueron a auxiliar a Valdivia se les llamó los "trece de la fama", de los cuales sobrevivieron seis, dos de ellos eran vascos: Pedro de Abendaño y Martín de Ariza. Pero Abendaño cayó al poco tiempo en Cañete combatiendo contra los indómitos araucanos.

Villagra sucede a Valdivia como gobernador de Chile. Entre 1554 y 1555, aparecieron Lope Ruiz de Gamboa, como corregidor de Cañete; Miguel de Abendaño y Velasco como alguacil mayor de La Imperial; Diego de Orúe, como escribano del Cabildo de Santiago, y Manuel Ortiz de Zúñiga, como visitador eclesiástico.

En 1557, llegaron a Chile Alonso de Ercilla y Zúñiga y Francisco de Andia Irarrazabal y Aguirre; este último natural de Deva. En octubre, Ercilla se distinguió en la defensa del fuerte de Penco, y en noviembre los sometió en Millarape. En 1558, atravesó el canal de Chacao, llegando a la isla de Chiloé. Meses más tarde, derrotó al cacique Elicura durante un combate en Quipeo.

En 1558, Miguel de Abendaño y Velasco capturó a Caupolicán, jefe supremo de la Araucanía, y su hermano Antonio de Abendaño fue nombrado diez años más tarde obispo de la Imperial, fundando el Seminario de Chile, en 1583.

MARTÍN RUIZ DE GAMBOA, SARVIA Y SOTOMAYOR

Martín Ruiz de Gamboa de Berriz, natural de Durango, fundó Castro en 1567, capital de la isla de Chiloé a la cual llamó Nueva Galicia, controló a los indios cuncos y dio nombre al río Gamboa. Fue gobernador de Chiloé, y general y justicia mayor de Arauco y Tucapel.

Sufrió la derrota de Mareguano en 1569, cuando murieron 45 españoles, por lo que abandonó la isla. Pero volvió a la conquista de Chile participando en la expedición del gobernador Rodrigo de Quiroga a las tierras de Arauco y estuvo presente en la repoblación de Cañete y Arauco. Tranquilizada la región por los éxitos españoles, llevó a cabo el proyecto de Quiroga de conquistar la región de Chiloé.

En 1580, a la muerte de Quiroga, Ruíz de Gamboa sucedió a este como Gobernador de Chile y fundó San Bartolomé de Gamboa (Chillán). En el mismo año se implantó la tasa Gamboa por la cual se mejora la condición del indio e intenta redimirlo de su prestación personal. En 1583 Martín Ruiz de Gamboa es gobernador interino de Chile. Francisco de Argañaras fundó Álava en 1575 y Jujuy en 1593.

Las últimas expediciones de conquista y colonización hacia Tucumán y el Cuyo partieron desde Chile y Perú. La situación de la guerra durante su mandato sólo empeoró, ya que a la rebelión mapuche se sumó la de los huilliches, que anteriormente no se habían mostrado agresivos, y la de los picunches en Chillán.

Hacia 1593 aparece como vecino de la ciudad de Santiago, expresando su opinión sobre la guerra que debía organizar el entonces gobernador Martín Oñez de Loyola.

QUIÑONES, MARTÍN OÑEZ DE LOYOLA Y VISCARRA

25/03/2021

Vascos en la fundación de Nueva Galicia (1524-1548)


Después de la primera ola de aventureros que conquistaron la Gran Tenochtitlán y fundaron el Virreinato de Nueva España, la actividad expedicionaria y descubridora de los colonizadores españoles continuó dirección norte, gracias a la intervención de linajes vascongados como los de Oñate, Ibarra y Tolosa. La aportación a la colonización por parte de estas familias de origen vasco se basó en la fundación de ciudades, la explotación de las minas de plata de Zacatecas y de Guanajuato (tan importantes para el futuro del Imperio), el desarrollo de las provincias de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo México, la apertura al comercio y la minería, la organización de la administración y el gobierno, y la pacificación y evangelización de las tribus indígenas.

Cristóbal de Oñate, perteneció por nacimiento a la ilustre Casa de Haro, cuyos orígenes se remontan a la época medieval. Llegó a los territorios que poco después constituirían el Virreinato de Nueva España en 1524, con sus sobrinos Juan y Vicente de Zaldívar Oñate.

En 1529, los Oñate acompañaron a Nuño Beltrán de Guzmán en su expedición hacia el noroeste de México, recorriendo Nayarit, Jalisco, Colima, Aguascalientes y parte de Sinaloa, Zacatecas y San Luis de Potosí. Toda esa zona fue llamada Nueva Galicia, siendo Cristóbal de Oñate el vicegobernador. Durante la expedición, Cristóbal Oñate, con el grado de capitán, conquistó la ciudad de Zapotlanejo a los tecuexes. Así mismo, intervino en la fundación de varias ciudades: Compostela y Tepic (1530) en el actual estado de Nayarit, y Zacatecas y Guadarajara (1530) con el nombre de Espíritu Santo.

CRISTÓBAL DE OÑATE EN LA FUNDACIÓN DE NUEVA VIZCAYA

En estas conquistas y fundaciones participaron familiares suyos como Juan de Oñate, algunos de los cuales son protagonistas en futuras expediciones como los hermanos Diego y Manuel de Ibarra, Juan de Tolosa, Andrés de Urdaneta y Ortiz de Zúñiga, y numerosos vascos más: Santiago Aguirre, Jerónimo E. Arceniega, Juan Anuncibay, Iñigo P. de Anuncibay, Domingo Arteaga, Alfonso Gaztañaga, Juan Labastida, Miguel Landeta, Diego Mendoza, Jerónimo Orozco, Martín de Rentería, Juan Salcedo, Juan Samaniego, entre otros.

La búsqueda de metales preciosos fue un gran atractivo y motivación en la actividad expedicionaria de los vascos. Es significativo el hecho de que sean tres vascos entre cuatro españoles, los fundadores reconocidos en la fundación de Zacatecas.

Juan de Tolosa consiguió que en Tlaltenango, algunos indígenas le mostraran piedras brillantes que contenían plata. Después de investigar el origen de las piedras, viajo a tierra de los zacatecos de donde procedían. Con una expedición de 150 hombres, Tolosa comenzó a explorar el Cerro de La Bufa donde descubrió importantes yacimientos de plata, especialmente en lo que hoy es Nochistlán.

zacatecas escudo armas fundación méxico
ESCUDO DE ZACATECAS

El 1548, se unieron Juan de Tolosa, Diego de Ibarra, Cristóbal de Oñate y Baltazar Temiño de Bañuelos para realizar la fundación de la ciudad de Zacatecas y la conquista y pacificación definitiva de Nueva Galicia. Zacatecas fue conocida después como la "Civilizadora del Norte". Esta ciudad se reconoce hoy en día por la Unesco como patrimonio cultural de la humanidad.

Este grupo de expedicionarios comenzaron juntos una próspera explotación minera al descubrir las minas de plata de Zacatecas y de Guanajuato, muy necesarias para el sostenimiento de la economía del imperio colonial. Estas explotaciones permitieron impulsar la colonización hacia el Norte.

Cristóbal de Oñate organizó la actividad administrativa, el régimen de encomiendas para la agricultura y la ganadería de la zona, así como las explotaciones mineras. Como gobernador de la recién conquistada Nueva Galicia, se encontró con una rebelión de indios en la zona que a duras penas pudo resistir durante un año. Para sofocar dicha rebelión acudió un joven Andrés de Urdaneta al mando de un ejército enviado desde la capital, cuya actuación fue decisiva para aplastar la rebelión y pacificar la tierra en 1541.

Aun así, las ciudades por él fundadas lo recuerdan como su fundador y mecenas. Muchas avenidas, calles, empresas, equipamiento urbano y hasta accidentes geográficos llevan su nombre. Se dice que un rasgo de su personalidad fue su gran generosidad en beneficio de quien le requiriera ayuda.

La expedición conquistadora continuó al mando de Diego de Ibarra y Juan de Tolosa que ocuparon y pacificaron el actual estado mexicano de Durango. Diego descubre y explota la más importante veta argentífera de San Bernabé, en 1548, cerca de Zacatecas.

FUNDACIÓN DE ZACATECAS