Adelantado, gobernador y capitán general del Reino de Nueva Vizcaya en 1562, extendió el territorio del Virreinato de la Nueva España hacia el norte, fundó ciudades como Durango, San Sebastián y Nombre de Dios, descubrió yacimientos mineros de plata y pacificó la región de los tepehuanes y chichimecas
![]() |
FRANCISCO DE IBARRA Y ARANDIA |
Francisco de Ibarra y Arandia era natural de Éibar, Guipúzcoa, donde nació en 1539, aunque algunas fuentes lo sitúan en Durango, en el Señorío de Vizcaya. Fue hijo de Pedro Sáenz de Ibarra y Marquiegui y de María de Ibáñez y Arandia. Pero sería tu tío Diego de Ibarra quien determinaría su futuro en el Virreinato de Nueva España. Este era adelantado y gobernador de Zacatecas en el Reino de Nueva Galicia, presidente de su Real Audiencia y alcalde mayor del Ayuntamiento, además tenía explotaciones mineras de plata y ganado, y había casado con la hija del virrey Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón.
Desde esta posición, consiguió que Francisco viajase a Nueva España siendo muy joven, para servir como paje en la gobernación del virrey, mientras seguía estudiando, siempre apoyado por su tío.
En 1554, a los dieciséis años de edad, Francisco fue nombrado capitán de una expedición exploradora y colonizadora de las tierras ubicadas más al norte de Zacatecas. El virrey le confió esta empresa es porque le conocía de haber sido su paje, y porque su tío Diego era el marido de su hija, además de ser este quien pagó los costes con el dinero obtenido de las explotaciones mineras. Posiblemente fue el primer menor de edad en liderar una expedición de conquista en toda la historia de la Humanidad, un hecho insólito.
El objetivo era la búsqueda de nuevos yacimientos argentífero y fue financiada por Diego mediante una aportación personal de 200.000 ducados. Partió desde Zacatecas al mando de una caravana exploradora formada por 30 soldados, el capitán segundo Juan de Tolosa, el eclesiástico Juan García, y más de una centena de indios de servicio, que llevaban caballos, provisiones y ganado.
Exploró amplos territorios en la explanada norte de la actual República de México, sin apenas utilizar la violencias contra las tribus indias autóctonas. Fundó los pueblos de Bautismo y San Miguel, tomó contacto con los indios saín, encontró las minas de San Martín gracias a Juan de Tolosa, descubrió el valle de San Juan y las minas de San Lucas, la laguna de Cuaimapé, Capinamaíz, Ocotón, Cacaria y el valle de Guatimapé. En el pueblo indios Olla fue herido en una pierna durante una pequeña emboscada. Tras descubrir el valle de Guadiana, montó un campamento para recuperar a la tropa de la fatiga y regresó a Zacatecas.
![]() |
ESCULTURA DE FRANCISCO DE IBARRA Y ARANDIA |
A partir de esta expedición, comenzó un proceso de fundación de haciendas agrícolas y ganaderas, y de descubrimientos de minas de plata que fueron explotadas. Francisco se había convertido en un minero importante en el territorio norte de la Nueva España, sobre todo en Avino, lugar que él mismo había contribuido a colonizar.
En 1561, Francisco fundó Nombre de Dios, la primera misión religiosa de la Orden franciscana, pero se instaló en las minas de San Martín, a las que defendió de posibles incursiones de indios levantiscos.
En 1562, fue nombrado gobernador y capitán general de las tierras descubiertas y colonizadas, por orden del virrey, y las dio el nombre Reino de Nueva Vizcaya, en un claro homenaje al Señorío de Vizcaya. Partió hacia San Martín, y al llegar a la misión de Nombre de Dios decidió refundarla en ciudad civil, repartió solares a sus habitantes para trabajarlos, roturó los límites y asignó cargos municipales.
En 1563, partió de San Martín hacia el norte de su gobernación con el objetivo de encontrar una ciudad con amplias riquezas en oro y plata, llamada Topia. Esta aventura en búsqueda del "el Dorado" le llevó a pasar por Culiacán, Chiametla, Sinaloa, y el norte de Chihuahua. Eran los territorios más septentrionales, sobre todo por las actuales regiones de Sonora y Sinaloa.
Tras pasar por Nombre de Dios y Avino, llegó al valle de San Juan, un punto estratégico donde establecer su cuartel general para los siguientes años. Entre los oficiales de su vanguardia militar había algunos vascos: Martín de Rentería, Andrés de Ibarra, Martín de Arana, Martín López de Ibarra.
En el valle de Guardiana, Francisco fundó la ciudad de Durango (Vitoria de Durango), que convirtió en la capital del Reino de Nueva Vizcaya. Se proclamó gobernador, a Martín de Arriola como teniente gobernador, y a Martín López de Ibarra como tesorero. Hizo construir edificios con los beneficios de sus minas de Avino, organizó la actividad económica y el repartimiento de terrenos de cultivo, y llegó a tener unos 500 habitantes.
En la Navidad de 1563, permaneció en el valle de San Juan, organizando la exploración de Topia. En primavera de 1564, tomó contacto con los pacíficos indios acaxee. Cuando no encontró lo que buscaba, dejó una guarnición y prosiguió más adelante hacia lo que es el actual Estado de Sinaloa. A orillas del río del Fuerte, donde fundó la villa de San Juan Bautista de Carapoa (El Fuerte), en 1565, y decidió regresar.
En 1565, recibió una orden del virrey para explorar y colonizar Chiametla, resultando una expedición más fácil que las anteriores.
En 1567, fundó la villa de San Sebastián (Concordia), en un claro homenaje a sus orígenes guipuzcoanos.
Cansado de tanta aventura expedicionaria, se instaló definitivamente en Durango, en la Provincia de Chiametla, para dedicarse a la administración del Reino novovizcaíno, mientras desarrollaba sus actividades ganaderas, agrícolas y ganaderas.
En
1570 hizo una lista de las minas y poblados descubiertos por él, donde incluía
a Nombre de Dios, Fresnillo, Nieves, Sombrerete, San Martín, Ranchos y Avino.
Estas minas fueron trabajadas por más de 20 años, correspondiendo un millón de
pesos oro al quinto real, a pesar de la falta de mano de obra y de mercurio.
Por orden real expedida el 1 de junio de 1574, Felipe II le confirmó sus cargos y le concedió una pensión de 2.000 ducados anuales.
En 1575, falleció en las minas de plata de Pánuco, enfermo de tuberculosis, a la edad de 37 años. Fue enterrado en la iglesia de San Sebastián de Chiametla, en municipio de Concordia, con su vestimenta de noble hidalgo y sus dos espadas.
En su testamento explicó lo muy agradecido que estaba con su tío Diego, por todo el apoyo que le ofreció durante su vida:
"Declaro que mi tío Diego de Ibarra me ha dado mucha cantidad de pesos y en su hacienda he gastado yo muchos dineros y otras cosas; si quisiere ser pagado dellos, se pague conforme a lo que él dijere; le suplico tenga atención a que por su respeto vine de los Reinos de España y me tuvo y me crió en su casa y que conforme a esto haga lo que le pareciere."En el documento nombró como sucesor en el gobierno a su hermano menor, el licenciado Juan de Ibarra y Arandia, a quien se expidió el título al año siguiente. Encontrándose en Cádiz en preparación para embarcar en la flota del general Antonio Manrique, falleció en el mismo puerto, con lo cual quedó sin efecto el nombramiento. Finalmente, el cargo de gobernador del Reino de la Nueva Vizcaya pasó a poder del tío de ambos, Diego de Ibarra y Marquiegui.