28/04/2015

Herencia visigoda del Cristianismo en Pamplona


La presencia del Cristianismo durante el Reino Hispano-visigodo fue bastante más que un barniz superficial, sostenido por la fuerza de sus monarcas y sus guarniciones, frente a los cultos paganos tradicionales de los vascones. La etapa visigoda fue una continuación de la expansión de Cristianismo, capaz de adentrarse en amplios estratos de la población rural, más aún si se tiene en cuenta el peso que la fe tuvo en la siguiente etapa de la historia navarra, durante los siglo VIII al X, y el fervor en la defensa de la liturgia visigótico-mozárabe a finales del siglo XI.

Estas ideas sobre la evangelización del mundo rural y la creación del entramado parroquial son defendidas por Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza o R. Jimeno entre otros historiadores.

La aristocracia fundaría, como en el resto de la Hispania, dueñas de las numerosas villas que cubrían el espacio situado desde las cuencas pirenaicas hasta el Ebro, se hizo en su mayoría cristiana a lo largo del siglo IV. Fueron protagonistas de la defensa de los pasos del Pirineo frente a los bárbaros durante dos años, a partir del 406.

Estos poseedores de la fe cristiana extendieron la religión cristiana al resto del pueblo, que los imitaba. A ellos se debe la fundación de iglesias propias en sus latifundios, que se originó en España entre los siglo IV y VII. Edificaban la iglesias, las dotaban económicamente, adoptaban la advocación con las que pasaban a denominarse y extendían la fe entre su clientela.

Con todo, entrado el siglo V, subsistían paganos entre estos propietarios, como lo demuestra el tauribolio de Arellano, de los siglos IV y V, reconvertido en capilla funeraria y por lo tanto cristianizado en época visigoda.

crismon trinitario monasterio leyre visigodo cruz
IGLESIA Y VIRGEN DE SANTA MARÍA DE LEYRE Y CRUZ VISIGODA

Según explica R. Jimeno en Orígenes del Cristianismo en la tierra de los vascones, sitúa la creación de las iglesias rurales entre los siglos V y VII, de tal forma que el cenit de la sacralización del espacio se produjo en el siglo VIII, resultado de analizar las advocaciones titulares más antiguas de las iglesias de la "Navarra primordial", donde registra más de un millar de templos.

Agrupando los datos se sintetizan las advocaciones en algunos de las siguientes conclusiones:

1. Las iglesias que están dedicadas a la Virgen suponen casi un 20% (231)

Un culto que se irradió desde la catedral de Pamplona, cuya primera construcción se fija, según los resultados arqueológicos, en los siglos V y VI, a la vez que se dedican en Hispania los primeros templos marianos conocidos. El culto fue creciendo en el siglo VII y tuvo un notable desarrollo a partir de la dominación musulmana. Las iglesias dedicadas a la Santa Cruz o a Jesucristo añaden un 4,58% más, lo que supone una cuarta parte del total.


2. Las iglesias que aportan santos del círculo evangélico y apostólico suponen un 26, 23% (305)

A San Pedro (92), San Esteban (82), San Juan Bautista (71) y San Andrés (60). Su culto estaba extendido en toda la Iglesia y se difundieron a partir del siglo VI en Hispania.


3. Las iglesias que recogen el legado hispanorromano y visigodo

Los mártires hispanos suman 88 iglesias, mientras que la principal aportación visigoda es el culto a San Martín, que después de la Virgen es la advocación más extendida con 126 iglesias (un 10,89%).

La monarquía merovingia fue la gran difusora del culto a San Martín, pero contra lo que pudiera suponerse, el culto se fraguó en el siglo V, cuando los visigodos controlaban las Galias y fueron quienes lo trajeron a Hispania, tal y como se acredita por la inclusión de sus fiestas en los calendarios visigodos.

Entre los mártires hispanorromanos destacan San Vicente (23 iglesias), que llega en el siglo VI desde Zaragoza, al mismo tiempo que San Lorenzo (14 iglesias) o Santa Eulalia (13 iglesias), etc. En conjunto son 214 iglesias, un 18,38 del total.


4. Las iglesias dedicadas a San Miguel, aporta 82 iglesias, un 7,09%

Su culto se implanta en Navarra en el siglo VIII y se concentra sobre todo en el sector occidental de la Navarra primordial, por influencia de Aralar.


5. El resto de las iglesias supone un 23, 72%. Están dedicadas a 57 advocaciones restantes

crucifixion catedral pamplona juan oliver
CRUCIFIXIÓN, POR JUAN OLIVER

De acuerdo con este esquema, el proceso de creación de la red parroquial estaría muy avanzado en el siglo VIII, de tal forma que en los siglos siguientes de la Edad Media tan solo se completaría. DE ser así la importancia de la herencia visigoda hubiera sido muy grande.

Probablemente, el periodo comprendido entre los siglos V y VIII marca el inicio de la creación de la red parroquial, como señala R. Jimeno, y no se completó hasta el siglo XII.

La influencia de los visigodos, a través de sus calendarios y su santoral, fue muy grande en la elección de las advocaciones, aunque la construcción de las iglesias tuviera lugar mucho más tarde.

Otra herencia de la iglesia visigoda fue la legislación canónica, el conjunto de normas conciliares que se reunió en la Colección Canónica Hispana. Estuvo vigente durante buena parte de la Edad Media, especialmente en los siglos altomedievales, y constituyo un elemento cohesionador de la Iglesias locales, las diócesis españolas, en torno a una misma disciplina, con independencia de su pertenencia a uno u otro reino medieval.

La Colección, forjada a lo largo del siglo VII entre Sevilla y Toledo, reunió la legislación precedente (concilios orientales, africanos, galos y españoles), la sueva (Capitula Martini) y la gran aportación de la iglesia visigoda, los cánones de 17 concilios de Toledo, junto con otros coetáneos.

El texto de la Colección se insertó en el Códice Vigilano o Albeldense (976), elaborado en este monasterio riojano, muy unido a las corte de Nájera, en el que reúnen los textos básicos (históricos, literarios y jurídicos) que definen las señales de identidad del naciente reino pamplonés y las raíces jurídicas sobre las que se asienta, que no son otras que la legislación civil y canónica visigoda.

La corte pamplonesa consideraba vigente la Colección Canónica Hispanay que, por tanto la iglesia pamplonesa se sentía parte de la iglesia hispana. La práctica repetición de los contenidos del Albeldense en el Códice Emilianense (992) demuestra que no es una recopilación individual de un monje, sino un acervo de carácter oficial, copiado tanto en Albelda como en San Millán. La elaboración del texto en estos monasterios riojanos refleja la vigencia del derecho eclesiástico visigodo en La Rioja y en todo el reino de Pamplona a finales del siglo X.

Los monarcas pamploneses actuaron en la Iglesia siguiendo pautas propias de la tradición visigoda, en la designación regia acabo siendo de hecho la vía usual de nombramiento de obispos. Tal parece que ocurrió con la consagración de obispos para las sedes de Aragón, Deyo, Calahorra y Tobía, efectuada por el obispo de Pamplona, sin duda a instancia del rey Sancho Garcés I, en torno al 922. Parece también que Sancho III el Mayor se reservó la designación de los obispos-abades de Pamplona y Leire desde el año 1024. La figura de los obispos-abades también existió en Nájera y san Millán o Albelda, en Burgos y Cardeña, y en Aragón y Sasabe.

iglesia san nicolás herencia visigoda cristianismo
IGLESIA DE SAN NICOLÁS EN PAMPLONA

La liturgia es otro terreno donde la herencia visigoda fue manifiesta, puesto que hasta finales del siglo XI en el reino pamplonés estuvo en vigor la liturgia mozárabe o visigoda. Y no de forma superficial u ocasional, sino plenamente enraizada y considerada como un acervo propio, como se demuestra en la defensa que de ella se hizo cuando el papa Alejandro II urgió la implantación del rito romano.

El Reino de Pamplona aporto hombres y textos para demostrar que el rito mozárabe no era herético. Los obispos españoles enviaron a Roma a tres de ellos, un castellano (Jimeno de Oca) y dos pamploneses (Munio de Calahorra y Fortún de Álava). Llevaron tres libros litúrgicos para que fueran examinados, dos de los cuales eran navarros, el Liber ordinum de Irache y el Liber missarum de Santa Gemma (cerca de Estella).

El rito romano se implanto en Navarra en 1076, pero todavía dos décadas más tarde no se había implantado la nueva liturgia en ciertas localidades del valle de Roncal y sus vecinos se resistían a admitir a los clérigos que practicaban el nuevo rito, como ocurrió en Garde (1098) y Navarzato (1102). Pedro I tuvo que intervenir para que aceptaran el cambio: "mandauit ut sicut fuerat factum in lege Toletana, ita et permansisset in lege Romana".

Otro punto de identidad entre todas las diócesis españolas era la escritura visigótica (minúscula o cursiva), con la que se escribían los libros litúrgicos, las obras teológicas o espirituales (entre las que destaca el Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana, los códices riojanos, etc.), o se redactaban los documentos.

Son muchos los factores que aportan muestras de la raíces visigodas y, en conjunto, pregonan que la Iglesia navarra altomedieval funcionaba como una iglesia local que se sentía ligada a las restantes de España, insertas todas ellas en el trono común forjado en la época visigoda. La Iglesia navarra no solo recibió contenidos de ese acervo común, sino que también contribuyo a su transmisión y defensa.

25/04/2015

Íñigo de Artieta


Marino, militar, armador, mercader y corsario durante el reinado de los Reyes Católicos, capitán general de la Armada de Vizcaya a finales del siglo XV

ÍÑIGO DE ARTIETA

Íñigo Artieta era natural de Lequeitio, Vizcaya, donde nació en 1440, procedía de una familia de mercaderes del siglo XV de la villa de Lequeitio. Su padre, Nicolás Ibáñez de Artieta, fue también marino, armador y comerciante y estuvo presente con sus barcos en las diferentes Armadas que mandaron formar los Reyes Católicos contra sus enemigos.

En 1476, se preparó una flota de 12 embarcaciones (3 naves vizcaínas y 9 carabelas andaluzas) para luchar contra los barcos portugueses que traían oro y esclavos de Guinea. Una de estas carabelas era propiedad de Íñigo. Los enfrentamientos entre Castilla y Portugal se producían por la sucesión al trono de Castilla entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica, y por el monopolio comercial de Guinea que pretendía Portugal.

En 1477, participó con su carabela Santa María Magdalena, en una nueva flota militar con destino a Guinea. La nave fue fletada por el doctor Rodríguez Lilo, del Consejo Real.

Entre los años 1477 y 1498, sus barcos actuaron en el Mediterráneo, uniendo comercialmente la península Ibérica con las islas Baleares y estas con la península Itálica y Sicilia, transportando sardinas, atún, trigo y sal. Durante estos viajes por el Mediterráneo, se dedicó también al corso e hizo varios apresamientos de naves.

En 1482, Artieta cargaba su nao en el puerto de Palermo con paños de comerciantes genoveses, cuando tuvo que enfrentarse a Luis de Pexo que trataba de impedir la transacción por considerar a los genoveses enemigos de la Corona española. Durante el enfrentamiento, Artieta se apoderó del barco de Pexo. Los armadores de barcos lequeitianos pagaban el 1% de sus beneficios a la fábrica de la Iglesia de Santa María de Lequeitio, entonces Artieta declaró 500 ducados de beneficio por el citado apresamiento del barco de Luis Pexo, por lo que ingresó 5 ducados para esta institución de su villa natal.

El 20 de septiembre de 1487, el teniente preboste de Lequeitio se presentó en la torre de Artieta con una carta de los Reyes Católicos donde se le acusaba de haber asaltado y robado, cuatro meses antes, todas las mercancías de un barco propiedad del rey de Nápoles que se encontraba en el puerto de Otranto (Reino de Nápoles), ascendiendo todo lo robado a 60.000 ducados de oro. La defensa del corsario fue su hecho de armas había sucedido el 12 de febrero de 1486, y no en mayo de 1487, que el apresamiento se había producido en la costa de Tarento, y no de Otranto, y que el barco era propiedad de Cide Amed, mercader islámico de Alejandría. Por este apresamiento, Artieta, tuvo que declarar 5.300 ducados de beneficio, por lo que ingresó 53 ducados a la fábrica de Santa María.

MAQUETA DE UNA NAO DE LA ARMADA DE VIZCAYA

En 1491, se concedió a Artieta un permiso para la construcción de una carraca, para lo cual los reyes despacharon una carta por la que se instaba al Corregidor para que no se le cobrase ningún impuesto ni sufriese ningún daño por la construcción en Laida. Los Reyes Católicos daban estas facilidades a los armadores para incentivar la construcción de barcos para formar armadas, otorgando privilegios a los armadores que construyeran naves cada vez más grandes, así en 1486, premiaban los barcos de más de 600 toneles de capacidad. Artieta se benefició de esta promoción por la nave de 900 toneles construyó en Lekeitio.

En 1492, Artieta participó activamente en la organización de la Armada de Vizcaya siendo capitán general, cuyo encargado de reunir las embarcaciones fue el capitán bilbaíno Juan de Arbolancha.

La misión principal de la armada era proteger la navegación castellana de la Ruta de las Indias en el estrecho de Gibraltar y costas atlánticas, y frenar el comercio marítimo portugués. Acciones que se desarrollaron en aguas del estrecho de Gibraltar contra embarcaciones portuguesas hasta el Tratado de Tordesillas.

Los ataques turcos en Sicilia y Nápoles hicieron que Íñigo formara parte de la Armada de Sicilia, en 1494, junto a sus naves de la Real Armada Vizcaína. Estando a las órdenes de Garcerán de Requesens, capitán general de la Armada de Sicilia, participó en el bloqueo de Gaeta y logró que sus enemigos no pudiesen recibir vituallas por mar. En esta ocasión navegaba en compañía de su hermano Francisco de Artieta, preboste de la villa de Tabira de Durango.

Íñigo de Artieta era poseedor de una merced real para cuatro lanzas mareantes. La concesión de una merced tenía por objeto que el que disfrutaba de ella realizase cierto trabajo provechoso para el reino. Por tanto, la concesión de una merced tenía en el Señorío de Vizcaya el exclusivo fin de que el beneficiario de ella sirviese el reino con armamento en proporción a la cuantía de la concesión. El beneficiario de una merced pagaba con ella un número prefijado de lanzas o ballesteros que eran los que se encargaban de combatir por él cuando el rey convocaba a las armas. En Vizcaya casi todas las lanzas y ballesteros que se concedían eran mareantes, y su obligación era servir por mar exclusivamente.

El mismo Íñigo de Artieta, en 1503, contrató con las religiosas Dominicas de Lekeitio, ante el escribano Juan Ortiz de Jáuregui, la cesión de 8.600 maravedis de juro que recibía anualmente de los Reyes Católicos.

grabado lequeitio puerto marino íñigo artieta armada vizcaya
VILLA DE LEQUEITIO

22/04/2015

Batalla de Munguía


Munguía fue la comarca más castigada por las luchas entre banderizos vizcaínos durante la Guerra de Banderizos. La Torre de Villela, situada muy cerca de la de Butrón, fue el baluarte más codiciado de los enemigos de su linaje.

Todo empezó en 1412, por Gonzalo Gómez de Butrón, un afamado guerrero, apuesto caballero y uno de los jefes más renombrados de su bando. Tomando como pretexto una disputa sobre la posesión de un jabalí que él había herido, decidió resolver el problema mediante el uso de las armas. Tras una dura lucha entre los de su bando y los de las villa de Munguía, perecieron cinco de sus parciales y tuvo que huir Butrón en retirada.

Unos días más tarde, quiso tomarse su revancha. Aun así, el corregidor Gonzalo Moro pudo llegar a tiempo de reunir en Bilbao sus fuerzas militares y llegar al enfrentamiento que duró varios días.

munguía guerra banderizos vascos butrón avendaño
MUNGUÍA

Poco después, en 1414, combatieron Juan de Avendaño al frente de 1.500 hombres y Butrón con 800. Fue una lucha tan encarnizada y sangrienta que más de 40 muertos quedaron en el campo.

Las medidas adoptadas por Hermandad y su corregidor no propiciaban la paz entre unos inquietos y poderosos caballeros. La intervención directa del rey de Castilla hizo que algunos de estos nobles banderizos fueran desterrados.

A cada combate se pactaban treguas, que Butrón rompía, con o sin pretexto. Gonzalo González de Butrón seguía intentando asediar la villa de Munguía, batiéndola con lombardas, piezas de artillería que arrojaban piedras. Sus 300 defensores más los de Villela y Meñaca consiguen parar su embestida.

Décadas después, continuaron las algaradas. Un combate en 1441, los Butrón se enfrentaron a los de Villela, ayudados por toda la parcialidad de Pedro de Avendaño. Butrón se retiró a Gatica, dejando muertos en el campo a su alférez y 12 hombres más. Sufrió su derrota final dos años más tarde, en 1443, cuando un contra-ataque de las banderías de Muxica, Villela y Meñaca, ayudados por los escuderos de Arratia, dieron muerte a González de Butrón.

munguía escudo municipal
MUNGUÍA Y SU ESCUDO MUNICIPAL

19/04/2015

Blas de Lezo y la Defensa heroica de Cartagena de Indias


blas de lezo defensa cartagena indias libro crespo frances biografia
BLAS DE LEZO Y LA DEFENSA HEROICA DE CARTAGENA DE INDIAS

Blas de Lezo y la defensa heroica de Cartagena de Indias
José Antonio Crespo-Francés; Editorial Actas; Madrid (2014), 380 páginas

El último libro publicado sobre la biografía del almirante Blas de Lezo y la defensa de Cartagena de Indias de 1741 está escrito por el historiador y militar José Antonio Crespo-Francés, coronel de Infantería, quien ha realizado extensos trabajos sobre heráldicas, uniformes militares y vexilología en general, además de tratar otros temas históricos como la llegada de la cultura hispánica a los actuales Estados Unidos de América con Juan de Oñate y Menéndez de Avilés.

Los primeros capítulos tratan de las reformas borbónicas de la Monarquía de Felipe V, entre las que estaba una amplia reforma militar y marinera, así como la vida y lucha del protagonista Blas de Lezo en los diferentes frentes.

El tema central del libro es la Guerra del Asiento (1739-1748), y en particular el sitio de Cartagena de Indias que la flota inglesa del almirante Edward Vernon efectuó en 1741 y la consecuente defensa que el virrey Sebastián de Eslava y nuestro héroe vascongado hicieron para que el Imperio español no cayese en poder británico.

La parte final del texto es la más amplia, pues reúne una serie de anexos y documentos referidos a las fortalezas y castillos defensivos de la ciudad, artillería, armadas, un diario, una descripción de toda la escuadra que formó Vernon, un glosario militar de la época, hasta un estudio morfopsicológico de los rostros de Lezo y Vernon, y mucho más.

Los textos van acompañados de un merecido conjunto de imágenes, retratos, cartografías y recursos gráficos con explicaciones referidas a las mismas.

Además incluye un DVD que contiene una amplia recopilación de imágenes del escenario y de cartografías históricas.

15/04/2015

Martín de Bertendona y Goronda


Teniente general de la Real Armada española y constructor naval de finales del siglo XVI que lideró la Escuadra de Levante de la Grande y Feliz Armada en la expedición de invasión a Inglaterra de 1588

MARTÍN DE BERTENDONA

Martín de Bertendona y Goronda era natural de Bilbao, Vizcaya, donde nació en 1530. Martín de Bertendona y Goronda fue descendiente de una importante saga familiar marinera muy cercana a la Corona. Su padre, Martín Ximénez de Bertendona, fue quien en 1554 trasladó al entonces príncipe Felipe, futuro Felipe II, hasta Inglaterra en su nave al objeto de contraer matrimonio con María Tudor. El príncipe Felipe eligió personalmente el barco de Bertendona de entre los muchos que le habrían de acompañar.

Desde joven, Martín de Bertendona se inició en la navegación militar al participar en batallas oceánicas durante las guerras contra Francia, ganándose pronto la confianza de sus mandos.

Posteriormente, sirvió en la Armada española de los conflictos de Flandes, destacándose en las acciones del final del gobierno del duque de Alba sobre aquel territorio, especialmente tras la derrota naval de Enckhuyssen de 1573.

Fue incorporado a las unidades navales del nuevo gobernador Luis de Requesens, quien a diferencia de su antecesor, intentó llevar una política de pacificación. A pesar de los esfuerzos de Requesens, Bertendona hubo de participar en el socorro de Middelsburgh durante 1574, al haberse rebelado de nuevo la mayoría de las provincias flamencas.

En el período comprendido entre la Unión de Utrech de 1579 y la capitulación de Amberes de 1585, Martín de Bertendona ascendió rápidamente por su valía y conocimientos náuticos, siendo nombrado entonces general de la Armada.

armada invencible martín bertendona invasión inglaterra
ARMADA INVENCIBLE Y MARTÍN DE BERTENDONA

A partir de 1587, formó parte activa de los preparativos de la Grande y Feliz Armada española de Felipe II, también llamada por otros Armada Invencible, asumiendo el mando de la Escuadra de Levante, o Escuadra de Italia, en los ataques contra la costa británica de 1588.

Su nave era en aquel tiempo la Ragazzona, una poderosa carraca de 1.549 toneladas de carga total. Sin embargo, tras el desastre de la Flota, el regreso de Bertendona a La Coruña resultó complejo hasta el extremo, pues como consecuencia de los temporales la Ragazzona terminó encallada en El Ferrol, prácticamente con las cuadernas a la vista por la furia de las olas. No obstante, pudieron recuperarse los grandes cañones del navío, que sirvieron en 1589 para la defensa de la costa gallega contra los ingleses.

Entre 1590 y la muerte de Felipe II en 1598, Bertendona formó parte de la expedición de las Azores de 1591, donde fue derrotada la Flota británica. Tras ésta campaña, se hizo con el mando de las escuadras ligeras del Atlántico para mantener el paso abierto desde el Cantábrico a Calais.

Entre 1602 y 1603, concertó con el rey Felipe III un asiento para la construcción de diez galeones en astilleros vascos, médula espinal de la Escuadra de Vizcaya y por tanto de la Escuadra del Cantábrico, a fin de contraatacar a los enemigos anglo-holandeses. Sin embargo, murió poco tiempo después, en 1607, sin ver concluidos todos sus esfuerzos para la defensa del litoral septentrional del Reino de España.

ragazzona martín bertendona escuadra levante armada invencible
CARRACA RAGAZZONA

12/04/2015

Versiones y leyendas de la Batalla de Roncesvalles


La batalla de Roncesvalles presenta diferentes versiones y leyendas sobre el desarrollo de los hechos, dependiendo de las fuentes que lo relaten.

Sólo se dispone de dos fuentes de información fidedignas: los Anales Reales de Carlomagno y Vita Karoli Magni de Eginhard; hay que añadir también el epitafio del senescal Eggihard, que permite conocer la fecha del combate.

Salvo que los agresores eran vascones o gascones y que el ejército franco sufrió una derrota de considerable resonancia, lo demás es incierto.

La versión más legendaria parte desde la oferta que Suleiman Ibinalarabi, valí de Barcelona y enemigo del emir de Córdoba le propone a Carlomagno. Roldán, sobrino de Carlomagno desconfía y propone que vaya un embajador llamado Ganelón. Este noble cree que Roldán le mandó allá porque desea su muerte, de manera que decide vengarse y conspirar con los sarracenos contra los francos y, al mismo tiempo, sugiere a Carlomagno que sea Roldán quien comande la retaguardia de las tropas.

Los sarracenos, advertidos por Ganelón, tendían una emboscada a la retaguardia del ejército franco encabezada por Roldán. Nada menos que cuatrocientos mil moros se lanzan sobre los francos en el paso de Roncesvalles. Tras la terrible refriega, Roldán encontraba la muerte.

Los sucesos que se narran en los poemas épicos de aquella época medieval quedaron deformados en perjuicio de la Historia y en beneficio de la Épica. Nunca hubo cuatrocientos mil sarracenos en el paso de Roncesvalles; ni eran tantos ni, probablemente, tampoco sarracenos.

roncesvalles historia épica versiones literatura leyenda
EMBOSCADA EN RONCESVALLES

La versión descrita por parte de la épica hispánica de la época ensalzó a Bernardo de Carpio como protagonista de aquella epopeya. La tradición española parte ahora desde el reino de Asturias. Alfonso II el Casto no consigue dejar descendencia a su trono. Un posible heredero es Bernardo del Carpio, sobrino del rey, pero ilegítimo, pues es hijo de los amores de Jimena, hermana del rey, con el conde Saldaña. Alfonso ha encerrado a los amantes; a Bernardo se lo queda bajo tutela. Pero Bernardo, que ignoraba tanto su condición de bastardía como su sangre real, se entera quién es su padre y decide librarle de su encierro.

En esa circunstancia, Alfonso pide ayuda a Carlomagno contra los moros y le promete a cambio una parte del reino. Varios nobles asturianos, temerosos de perder sus posesiones, se rebelan y pactan una alianza contra los carolingios. No están solos: las huestes de vascones y los moros de Zaragoza tampoco quieren que Carlomagno logre reinar territorios peninsulares. Al frente de la coalición se pone Bernardo del Carpio. Las tropas de los rebeldes sorprenden a los carolingios en Roncesvalles. Allí Bernardo derrota a Roldán, sobrino de Carlomagno, y a los Doce Pares de Francia. Bernardo se cobra la espada "Durandarte", el arma de Roldán, que a partir de entonces le acompañará en numerosas hazañas.

La epopeya de Bernardo nunca fue tenida por legendaria, sino más bien por histórica. Multitud de crónicas y anales la reproducen:

Alfonso X el Sabio lo relató como como un hecho real. Carlos I visitó la tumba de Bernardo de Aguilar de Campoo al llegar a España por primera vez, allí recibió la espada "Durandarte", sacada del sepulcro del héroe. Además, el héroe será omnipresente en la literatura española hasta el Siglo de Oro incluido.

Ahora bien, Alfonso X fechó la hazaña de Roncesvalles "andados veintisiete años del reinado del rey don Alfonso el Casto", es decir, en el año 808. Siendo posible que, como dice el canto francés, Carlomagno, ya con setenta años, tuviera la barba blanca.

Todas las investigaciones modernas coinciden en la absoluta veracidad del planteamiento que servía de punto de arranque al cantar francés, la Canción de Roldán. Era verdad que los moros de Zaragoza se rebelaron contra el califato de Córdoba. Y era verdad que pidieron ayuda a Carlomagno y que éste vio aquí una oportunidad para asentar la Marca Hispánica hasta el río Ebro.

La historia moderna así lo escribe:
"En verano del 778, el emperador Carlomagno, rey de los francos, se adelantó en tierras hispanas por el gobernador musulmán de Zaragoza, que se había rebelado contra el califa de Córdoba. El gobernador no cumplió su promesa y Carlomagno tuvo que volver. Al regresar por el Pirineo navarro, las tropas carolongias sufrieron una emboscada en el paso de Roncesvalles. Los atacantes, tal vez vascones, tal vez una coalición de vascones y musulmanes, aniquilaron a la retaguardia de Carlomagno, matando a Roldán, duque de la marca de Bretaña, y a los Doce Pares de Francia."
vascones francos roncesvalles emboscada asalto
VASCONES CONTRA FRANCOS

Pero las investigaciones, debates y resultados más recientes de la Historia moderna consiguen tomar unas cuantas precisiones:

Para empezar, que no hubo una sola batalla, sino que hubo dos. La primera, en agosto de 778, tuvo lugar en Valcarlos, y corresponde a la secuencia descrita por la Historia moderna, pero con una matización: primero fueron las tropas musulmanas las que propinan una mazazo inicial a los francos en retirada en los valles del Ebro y, posteriormente, fueron rematados por los vascones en los Pirineos como venganza del ataque a Pamplona.

El segundo enfrentamiento, en junio de 808, tuvo lugar más concretamente en Roncesvalles, y es la que perduró en la tradición española. Esta describe que una alianza de nobles asturianos y aliados musulmanes del norte de la península, con Bernardo del Carpio, derrotó a las tropas que Carlomagno enviaba a Alfonso II el Casto.

Por último, la más reciente versión de los historiadores nacionalistas vascos incide en el protagonismo de los vascones, a los que atribuyen totalmente la victoria, lo que sólo es cierto en parte.

Al calor de Roncesvalles aparecía en tierras españolas otro cantar con su propio héroe, Bernardo del Carpio, a quien se atribuye la victoria sobre Roldán. Este Cantar de Bernardo del Carpio se ha perdido, pero está documentado en numerosas referencias escritas y porque el protagonista pasó a multitud de romances. Y no es sólo literatura, pues todas las crónicas y anales cuentan la misma historia. Ahora bien, la tradición española presenta un contexto completamente distinto al de la tradición francesa.

Alfonso X el Sabio lo explicaba así:
"Andados veintisiete años del rey don Alfonso el Casto, pues que vio que era viejo y de muchos días, envió recado a Carlos, emperador de los romanos y de los alemanes y rey de los francos, y le explicó que no tenía hijos, y que si Carlos quisiese venir a ayudarle contra los moros, para él sería en herencia el reino."


09/04/2015

Linaje Ibarra de Éibar


Hubo tantos solares en el Señorío de Vizcaya, la Provincia de de Guipúzcoa y el Duranguesado con referencia al linaje de Ibarra, que no se puede señalar a alguno como origen del apellido. De todos ellos, los Ibarra de la villa guipuzcoana de Éibar han aportado una importante saga de militares, de colonizadores del Nuevo Mundo y de administradores imperiales de la Monarquía hispánica tanto en Europa como en América. Fundada por Alfonso XI en 1346, en la orilla del río Ego, afluente del Deva, esta villa se distinguió como un pueblo fabricante de armas principalmente arcabuces y lombardas, con destino en gran parte para los Reales Tercios de Infantería españoles.

Los Ibarra de Éibar, como su significado indica, procedían de la parte de la ribera en el arrabal (Errebala). Existen datos documentales del siglo XV según cuales hubo alcaldes de apellido Ibarra o que los vecinos se reunían en el arrabal cerca de la Casa Ibarra de Suso (Ibarra-goikoa) para resolver sus asuntos.

eibar ibarra escudo armas ilustres vascos linaje
CALLE EGO-GAIN DE EIBAR Y ESCUDO DE IBARRA

La noticia más antigua de la familia Ibarra de Éibar está datada en 1452. Relata que Martín López de Ibarra y su hermana María López de Ibarra dividieron a medias el patrimonio familiar con todos sus montes, heredades, casas, molinos, huertas y demás pertenencias, formando desde entonces las dos casas solariegas Ibarra de Suso e Ibarra de Yuso (lbarra-golkua e lbarbea) próximo a lbarrekruz. Estaban asentadas en el antiguo arrabal de la villa, muy cercanas entre sí, pero desaparecidas en la actualidad.

La más notable era la Casa Ibarra de Suso, con torre central de planta cuadrangular, que fue ampliada con la casa palaciega contigua durante el siglo XVI, y que ostentaba el blasón de armas sobre el balcón abierto en el ángulo de la fachada. Su promotor fue Pedro de Ibarra y Eguiguren, contador del emperador Carlos V, y por eso se popularizó con el nombre de Kontadorekua, la Casa del Contador. Pedro se casó con Ana de Unzueta, heredera del solar Unzueta de parientes mayores del bando oñacino, sito en el mismo Éibar, y se proclamó señor de la casa de Unzueta, como se puede leer en su lauda sepulcral existente en la vizcaína Colegiata de Cenarruza, que antiguamente fue la parroquia del bando de Oñaz. Los descendientes de estos Ibarra fueron miembros principales en las distintas órdenes militares, para lo cual litigaron no pocas veces en las Reales Chancillerías de Valladolid y Granada.

Tras la pérdida troncal del linaje, la casa fue pasando a otros propietarios hasta fue adquirida por un militar arcabucero del Ejército español y hábil orfebre Eusebio de Zuloaga, en 1861, donde nació su nieto, el célebre pintor Ignacio de Zuloaga.

ESCUDO DE ARMAS IBARRA

El escritor Gregorio de Múgica y Múgica ha estudiado a los más destacados eibarreses con este apellido en su obra Monografía histórica de Éibar. Si por algo han destacado los Ibarra de Éibar en la historia ha sido por formar parte de las primeras oleadas descubridoras y colonizadoras del Virreinato de la Nueva España durante todo el siglo XVI.

Entre los primeros eibarreses que emigraron al Nuevo Mundo figuran Martín de Ibarra y Laurenbide en setiembre de 1526 y Ortuño de Ibarra y Mendilibar en 1538.

La familia de eibarreses asociada a la conquista y colonización en el Virreinato de la Nueva España es la que lideraron Diego de Ibarra y Francisco de Ibarra. Procedían del arrabal de Yuso, adelante del camino real, y la rivera del Ego.

Miguel de Ibarra y Marquiegui fue el primero de la familia que pasó al Virreinato de la Nueva España. Desempeña un papel activo y notable en las batallas del peñón de Nochistlán y del Mixtón, que consiguió la definitiva pacificación de Reino de Nueva Galicia. Fue cofundador de la ciudad de Guadalajara junto a Cristóbal de Oñate, defensor frente a los ataques indios y su primer alcalde en 1539.

Diego de Ibarra y Marquiegui fue expedicionario y colonizador en el Virreinato de la Nueva España. En 1546, descubrió las minas argentíferas de Zacatecas, fundó dicha ciudad y fue su alcalde, además de gobernador de Nueva Vizcaya.

Francisco Ibarra y Arandia, sobrino de Diego, fue el principal promotor de la conquista y colonización del Reino de la Nueva Vizcaya del Virreinato de la Nueva España en 1554, fue su primer adelantado, gobernador y capitán general, descubriendo ricas minas argentíferas y fundando importantes ciudades como Durango, El Fuerte, Concordia o Nombre de Dios.

Bartolomé de Ibarra fue contador del virreinato de la Nueva España en la ciudad de México.

Miguel de Ibarra fue juez de testamento, capellanías y obras pías en el Arzobispado de México. Fue catedrático en propiedad de la cátedra de Derecho en la Real Universidad mexicana.

ESCULTURA MIGUEL DE IBARRA Y MARQUIEGUI EN GUADALAJARA

Cuando la mayor parte del territorio del Virreinato del Perú estuvo colonizado y las estructuras administrativas establecidas, varios fueron los eibarreses con este apellido que sirvieron en cargos de poder.

Miguel de Ibarra y Amaya fue el séptimo presidente de la Real Audiencia de Quito en 1600, uno de los más valorados del periodo virreina español. Fundó la ciudad de San Miguel de Ibarra en el norte de Ecuador, fomentó la industrial del textil buscando el desarrollo de los obrajes de las encomiendas, y desarrolló la industria minera de Zaruma.

Antonio de Ibarra no nació en Éibar, pero era sobrino del eibarrés Francisco de Ibarra, el fundador de Nueva Vizcaya. Estudió Cánones en la Universidad de México, doctorándose en 1591. Enviado al Perú, sirvió como corregidor de Parinacocha y Cajamarca, y fue abogado general de los indios, asesor del virrey Luis de Velasco y fiscal interino de la Real Audiencia de Lima. En 1607, fue nombrado fiscal de la Real Audiencia de Charcas, y oidor del mismo en 1613.

Diego López Ibarra fue capitán y sargento mayor en la Capitanía General de Chile en 1657, llegando a ser general de flota de galeones en 1672.

Antonio de Ibarra fue oidor de la Real Audiencia de las Charcas, en el Perú. Auditor general de la gente que luchó con ocasión de la guerra que España sostuvo en Sajonia. Más tarde ocupó los cargos de camarero del papa Paulo III, abad de Santa Vitoria de Milán y canónigo.

ESCULTURA MIGUEL DE IBARRA Y AMAYA EN QUITO

Una de las ramas de este linaje Ibarra de Éibar fue la que encabezó Francisco de Ibarra e Ibarra, con gran tradición en las armadas y ejércitos de la Monarquía española de los siglos XVI y XVII.

Francisco de Ibarra e Ibarra nació a comienzos del siglo XVI. Combatió con el duque de Alba en la Guerra de Lombardía. Fue comisario general del Tercio de Infantería, proveedor general de los Ejércitos, y miembro del Real Consejo de Guerra. Fue veedor general de la Real Armada de la Liga cristiana que tomó parte en el combate de Lepanto, luchando a las órdenes de Juan de Austria. Falleció en Madrid, en 1580. Sus hijos fueron Cristóbal de Ibarra y Aizpiri Vargas; y Diego de Ibarra y Aizpiri Vargas.

Diego de Ibarra y Aizpiri Vargas fue veedor general del Reino de Sicilia y, después, de los Estados de Flandes. Luchó en el combate de Lepanto junto a su padre. Por tan gran victoria consiguió ser caballero de la Orden de Santiago, gentil-hombre de la Cámara y mayordomo del archiduque Alberto, superintendente de la Real Hacienda, embajador extraordinario en Francia desde 1593 y veedor general en los estados de Flandes. Alcanzó su cumbre en la administración de Felipe III cuando fue nombrado miembro del Consejo de Estado y Guerra. Falleció en Madrid, en 1626. Hijos suyos fueron Francisco de Ibarra y Baresi y Carlos de Ibarra y Baresi.

Francisco de Ibarra y Baresi nació en Palermo mientras su padre servía como veedor general de Sicilia. Fue caballero de la Orden de Santiago en 1604, y gentilhombre de Cámara del archiduque Alberto de Austria. Se casó con María Enríquez Boonen, natural de Bruselas.

Carlos de Ibarra y Baresi fue almirante de la escuadra de Cantabria, pasando a Berlingas en 1616. Tomó parte en la victoria alcanzada contra los holandeses en el estrecho de Gibraltar en 1627 y el año siguiente recibió el encargo honroso de organizar una flota. En 1633, fue general de la Real Armada de la guarda de la Carrera de Indias encargada de escoltar a la flota de galeones mercantes. En 1638, obtuvo sonada victoria contra la escuadra de Pie de Palo en aguas de Cartagena de Indias. Tenía los títulos de vizconde de Centenera, que se le concedió en 1637; primer marqués de Taracena en 1639; comendador de Villahermosa en la orden de Santiago; gentil-hombre de boca del rey; miembro del Real Consejo de Guerra; y caballero de la Orden de Alcántara. Murió en Barcelona en 1639 y fue enterrado en el convento de San Francisco de esta ciudad.

ibarra eibar plaza untzaga escudo armas guipuzcoanos
PLAZA DE UNTZAGA DE EIBAR Y ESCUDO DE IBARRA

Otros varios eibarreses sirvieron en los Tercios de Infantería y Flotas armadas del Ejército español durante las largas contiendas que los monarcas de la dinastía de los Habsburgo mantuvieron con las potencias enemigas.

Pedro Ortuño de Ibarra y Mendilibar era hijo de Ortún Sánchez de Ibarra y de María de Mendilibar, vecinos de Éibar. Comenzó a servir en el Ejército de la Monarquía de Carlos V, llegando a ser capitán de infantería. Durante una batalla, Ortuño mató al veneciano César Fragoso y al español Pedro Rincón en el río Po, embajadores de Francisco I de Francia, que iban a pedir ayuda a los otomanos, en lugar de rendirse. El rey francés reclamó la entrega de Ortuño a su primo y rival político Carlos V, y por consejo del emperador español cambió el apellido Ibarra en Inarra, para librarse del castigo. Este lance ocurrió durante las Guerras franco-española de Italia, durante toda la mitad del siglo XVI. Fue veedor general en Milán y caballero de la Orden de Calatrava.

En 1538, partió con destino al Virreinato de la Nueva España, participó en alguna expedición de colonización y llegó a ocupar el cargo de tesorero general y factor real.

Esteban de Ibarra fue secretario del emperador Carlos V y miembro del Consejo de Guerra en 1547. Sirvió en las galeras de Alemania y se señaló en la prisión del duque de Sajonia, por lo cual el emperador Carlos V le otorgó el título de castellano de la fortaleza de Manfredonia.

Francisco de Ibarra fue comendador de la Orden de Santa Cruz de la Zarza en Castilla, proveedor y comisario general en las armadas y ejércitos de España desplegados en Flandes en 1570, y miembro del Consejo de Guerra de Felipe II.

Juan de Ibarra fue general de marina en la Carrera de las Indias. Tomó parte de la Grande y Feliz Armada que en 1588 se dirigió a la conquista de Inglaterra, a las órdenes de Oquendo en la Armada de Guipúzcoa, mandaba la urca Santa María del Juncal.

Cristóbal de Ibarra fue capitán de caballería ligera en los Tercios de Milán y caballero de la Orden de Santiago, que murió luchando en el cerco de Ginebra, yendo al frente de dos mil caballeros.

Francisco de Ibarra fue maestre de campo y de la cámara del archiduque Alberto en Flandes, miembro de la Orden de Santiago, que falleció en alguna batalla de la Guerra de los Treinta Años en 1622.

Lucas de Ibarra fue pagador general de ejércitos y revisor de las cuentas del patrimonio real en Sicilia.

francisco ibarra eibar durango fundación placa
PLACA CONMEMORATIVA A FRANCISCO DE IBARRA

Otros tantos se quedaron en la España peninsular sirviendo en las administraciones política de la Monarquía de los Austrias:


Esteban López Ibarra fue secretario de los Reales Consejos de Guerra y de Hacienda, caballero de la Orden de Santiago, y fundador de la basílica de San Esteban en su Éibar natal.

Pedro de Ibáñez Ibarra fue oidor en la Real Audiencia de Sevilla, proveído por gobernador de la isla española de Santo Domingo.

Juan de Ibarra fue secretario y consejero del Real Consejo de Indias y caballero de la Orden de Calatrava.

02/04/2015

Entrevista en Urdaneta500


Este es una entrevista que la web Urdanta500 realizó al alcalde de Ordicia, José Miguel Santamaría, y el concejal de Cultura, Iñaki Hidalgo. Con motivo del 500 aniversario del nacimiento de Andrés de Urdaneta, que se celebró en 2008.


¿A qué es debido que Andrés de Urdaneta sea tan desconocido en el propio pueblo de Ordizia?

Hace 100 años era un personaje que en Ordizia si era muy conocido y luego no se cuál es el motivo pero la historia es que se le ha olvidado. De hecho, la estatua que tenemos aquí es de 1904 y en la monografía histórica de Gerardo Múgica ya se decía que querían ubicarla en otro sitio cerca de la estación de Ordizia para que el viajero que viniese conociese a Urdaneta. Yo creo que es un personaje que ha quedado olvidado en la historia. Nosotros no lo hemos vivido, y es ahora cuando estamos descubriendo todo esto

Yo creo además que la estatua es hija de su tiempo y los valores que existían hace un siglo no son los que hay hoy. Entonces lo que pasa es que se da más valor a la faceta religiosa que a la faceta científica. Como resultado de ello, la imagen que hay de Urdaneta en Ordizia es la del fraile Andrés. Entonces si creo que de alguna manera con este quinto centenario se ha puesto en valor con este aspecto científico del viaje.


¿Qué valores o rasgos destacaríais de la figura de Andrés de Urdaneta?

El científico, el cartógrafo. Yo creo que en lo que respecta a la cosmografía es el personaje vasco más importante. Y como navegante de alguna manera se lanza a un viaje hacia lo desconocido que es dos veces el viaje de Colón. Tiene un valor importantísimo. Pone en contacto, de alguna manera, todo el Pacífico. Ten en cuenta que es en ese momento cuando el pacífico es conocido. Hasta entonces las dos costas del Pacífico habían sido desconocidas.


¿Qué importancia veis a la figura de Andrés de Urdaneta de cara al presente?

Bueno, hoy en día que se está hablando tanto de globalización, de mercados globales... podemos decir que, de alguna manera, es el primer globalizador es Urdaneta. Es decir, han existido antes las rutas de la Seda con M. Polo pero, hasta cierto punto, Andrés de Urdaneta conecta lugares de ida y vuelta tanto en el pacífico como por el atlántico.


¿Qué otras actividades están realizando además de la exposición?

El quinto centenario comenzó con la visita de la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo. Por entonces se inauguró también la exposición dedicada a Andrés de Urdaneta. Y por resumir de alguna manera, esta exposición presenta cuatro planos de actividades paralelas: una ubicada en Ordizia, luego también en Filipinas, México y Perú. Se ha reeditado con más documentación el libro de José Ramón de Miguel sobre la biografía sobre Urdaneta y se acaba de publicar recientemente. Estamos elaborando también un documental que próximamente verá la luz, aproximadamente en julio. En ese mismo mes, dentro de los cursos de verano de la UPV / EHU, se hará un curso concreto enfocado a la influencia de Andrés de Urdaneta. Ya en noviembre tendremos en Oridizia el congreso internacional, también sobre Urdaneta, y, probablemente, una serie de actos académicos...


Habéis hecho conferencias también...

Las conferencias comenzaron antes porque lo que pretendíamos de alguna manera era crear un poco el ambiente en torno a la figura y, de hecho, las conferencias comenzaron en febrero del año pasado y han durado hasta mayo. Y a parte de eso, pues bueno se ha aprovechado también para relacionar aquellas actividades de carácter festivo o de carácter lúdico que anualmente organiza el ayuntamiento con la figura de Urdaneta porque, de hecho, se ha celebrado ahora una feria medieval y una feria de especias donde la figura de Urdaneta ha tenido especial cabida. Además, la quincena musical donostiarra va a tener una jornada en Ordizia dedicada a Urdaneta.

Se ha organizado una exposición para adiestrar a los chavales en la construcción de barcos, una muestra que se llama El Bosque al Mar en la que se ha instruido sobre la navegación y construcción de barcos en aquella época. Hacemos una programación de música barroca que va a hacer también un guiño a Andrés de Urdaneta. Bueno, en ese sentido yo creo que las actividades han sido amplias, considero que están teniendo y que van a tener buena aceptación y, la verdad, es que a las charlas que hemos tenido ha acudido mucha gente y estamos gratamente sorprendidos. Hoy en día parece que organizar conferencias es difícil y muy complicado. Pero no, la verdad es que ha habido mucha gente que se ha interesado por el tema.


¿Nos podéis dar algún detalle sobre la comisión quinientos?

La comisión Urdaneta Quinientos se creó ya hace dos años y medio para organizar este año. Surgió como un grupo coordinado por Iñaki Hidalgo, en el cual hay gentes de todo tipo, formado por José Ramón de Miguel y Susana Truchuelo (profesora de historia de la Universidad de Santander) y luego por otra gente como Ramón Peñagaritano que es miembro de la SPRI, e Imanol Iturrioz. Ellos han sido el quinteto que ha dinamizado este evento, aunque junto con este grupo hemos estado más miembros participando en este tema.


¿Algún detalle más sobre la conferencia internacional que vais a organizar en Noviembre?

Vendrán científicos, editorialistas, historiadores, diplomático..., tanto mexicanos como filipinos. El congreso, que se celebrará aquí en Ordizia, se va a titular Andrés de Urdaneta: un hombre moderno y va a ser el 25, 26, 27 y 28 de noviembre. El congreso lo abrirá el padre Ignacio Rodríguez, es un agustino que es el que ha mantenido un poco la llama de Urdaneta ha sido uno de sus biógrafos y especialistas en el personaje. Pero junto a Ignacio Rodríguez tenemos a diversos catedráticos. Desde Filipinas viene el ex ministro de Cultura. Vamos a tener también la visión de Portugal.

ALCALDE DE ORDICIA EN LA EXPOSICIÓN URDANETA500

¿Cómo está viviendo el pueblo toda esta serie de actividades?

El pueblo está implicado, realmente implicado. Los miembros de la propia comisión misma es plural y amplia y luego, por otro lado, a nivel escolar e incluso a nivel de la población la verdad es que los datos nos han dejado sorprendidos respecto a la afluencia de personas que han pasado por aquí. Entonces yo lo resumiría en una palabra: implicado.


¿Después de este quinto centenario tienen intención de seguir con otras actividades?

Por supuesto, no puede acabar. La idea es que nos vamos a hermanar con la ciudad filipina de Urdaneta (ciudad filipina de más de 140000 habitantes), con Callao, con Acapulco. Habrá actos internacionales en los cuatro lugares en los que tenemos presencia. La AAPC (Asociation Asia Pacific Corporation) va a tener de momento un homenaje a Urdaneta. De hecho, una réplica de la nao San Pedro va a ser regalada por parte del estado mexicano a cada uno de los jefes de estado que componen la AAPC, que son todos los estados del Pacífico. E incluso la propia cancillería peruana va a tener un acto de homenaje al propio Urdaneta. A nivel escolar, en Filipinas es impresionante todo el movimiento que existe. El mes de noviembre va a ser un mes importante para nosotros porque vamos a conocer nuevos y más datos sobre Andrés Urdaneta y esto abrirá paso también a que en el futuro se vaya investigando más. Hay una asociación que se reúne bianualmente en todo el Pacífico para informar sus investigaciones y eso, al final, también va a mantener viva la figura de Urdaneta. Esto es tan sólo un inicio, un inicio potente pero luego a partir de aquí la obligación, el objetivo es poner en valor la figura de Andrés de Urdaneta. Entonces lo que no podemos hacer es que durante un año seamos constantes y luego lo dejemos. Seguiremos trabajando en más actividades.