Desde el 16 de octubre de 2019 hasta el 19 de enero de 2020, el Museo Naval de Madrid alberga la exposición Fuimos los primeros. Magallanes, Elcano y la Vuelta al Mundo. El motivo es la celebración del V Centenario del inicio de la expedición a las islas de las especias en el oriente asiático, que culminó en la primera vuelta al mundo.
Pretende acercar al público una de las mayores gestas de la historia de la humanidad: la expedición que partió desde Sevilla al mando de Fernando de Magallanes en 1519 y culminó con Juan Sebastián Elcano tres años después.
La muestra, inaugurada por los reyes de España, está repartida por un espacio de más de 500 metros cuadrados y cuenta con una centena de piezas pertenecientes en su mayor parte al propio museo. También colaboran una veintena de instituciones que han prestado diversos objetos de relieve.
El espacio se distribuye en 5 sectores, en los que se refleja esencialmente la trascendencia de la expedición auspiciada por el rey Carlos I de España y el valor del marino Juan Sebastián Elcano, responsable de culminar la travesía a la muerte de Magallanes. La experiencia del guipuzcoano natural de Getaria hizo arribar a puerto tres años después de la partida al mando de la nao Victoria con tan solo 18 hombres de los 250 expedicionarios iniciales.
El inicio de la exposición es un espectáculo audiovisual panorámico dentro de una cúpula geodésica que resume la singladura. El primer sector es un conjunto de imágenes y objetos alusivos a la mitología de la Edad Media que hacían de los mares verdaderamente tenebrosos e inexplorables para los hombres. El segundo está referido a los preparativos y la partida de las cinco naves: Trinidad, San Antonio, Concepción, Santiago y Victoria. Aquí se detiene en la evolución de las técnicas de navegación hasta el siglo XVI.
La travesía por los océanos Atlántico, primero, y Pacífico, después, continua el recorrido, entrado en detalle sobre la llegada a las islas Marianas, la muerte de Magallanes y el desembarco en las islas Molucas.
La exposición termina con referencias a las penalidades del regreso, ya con Elcano al mando, las repercusiones científicas y económicas de aquella gesta, y el homenaje a aquellos supervivientes con los óleos sobre lienzo de Elías Salaverria y de Augusto Ferrer Dalmau.
LA EXPEDICIÓN QUE DIO LA VUELTA AL MUNDO
Tras
el descubrimiento de América, nuca se abandonó la idea original de encontrar la
ruta marítima hacia Oriente. Se presumía que más allá de las tierras
descubiertas se hallaba un gran mar por el cual se podía alcanzar la tierra de
las especias. Fernando el Católico impuso decididamente su búsqueda que se
materializó con la expedición de Vasco Núñez de Balboa quien, después de
atravesar el itsmo centroamericano, tomó posesión del que llamó Mar del Sur, en
1513.
En
aquel momento era necesario encontrar un paso que lo hiciera accesible
navegando desde el océano Atlántico. Carlos I ordenó que se organizara una
expedición de Estado para buscarlo. El vieja fue encargado a Fernando de
Magallanes, de origen portugués al servicio de España, quien debía dirigirse a
las islas de la Especiería. Al hacerlo navegando siempre hacia el oeste, se
evitaría incumplir el Tratado de Tordesillas.
Al
morir Magallanes en las islas Filipinas, el marino guipuzcoano Juan Sebastián
Elcano, asumió el mandato de la nao Victoria, terminando el viaje desde las
islas Molucas. El navegante de Guetaria decidió regresar a España bordeando el
cabo de Buena Esperanza, evitando las rutas y costas portuguesas, en una
singladura que le consagró como uno de los mejores marinos de todos los tiempos.
MONSTRUOS
Y LEYENDAS
Durante
la Edad Media hasta la apropiación intelectual del globo, el mar ha sido fuente
de sustento y vía de comunicación que ha estado rodeado de misterio. La falta
de conocimiento generó la fábula, la leyenda y la superstición. Como
consecuencia, a lo largo del tiempo, los marinos acumularon un copioso acervo
de creencias insólitas, costumbres curiosas y relatos exóticos sobre los
horrores y las maravillas que se ocultaban más allá de los límites de lo
desconocido.
Los
mitos crearon un mar inaccesible que supuso una fuente barrera al avance de la
navegación, como la concepción clásica del mar tenebroso que suponía que, al
sur del cabo Bojador, las aguas hervían por calo y al chocar con las frías
procedentes del Polo producían una espesa niebla que, mezclada con arena, lo
hacían impenetrable; o la terrorífica creencia de que su se avanzaba mucho por
el océano la nave se precipitaría al vacío, pues a pesar de que ya se conocía
la esfericidad de la Tierra, se ignoraba la ley de la gravedad y se suponía que
si los barcos se alejaban mucho de la cosa, llegaría un momento en el que
serían arrojados fuera del Mundo. El descubrimiento de América terminó con la
creencia del mar tenebroso. Son embargo, los temores de los pueblos navegantes
no desaparecieron.
En el imaginario popular se creía también en la existencia de ciertos monstruos que hacían naufragar a los barcos y engullían a la tripulación. Fueron descritos en los llamados Bestiarios, libros que recogían la fauna existente, ilustrados en ocasiones con animales fantásticos cuyos cuerpos estaban formados por partes de otros: peces con cabeza de animal, con patas de reptil o con cuernos. Pero entre todos los animales fantásticos procedentes del mar, los más populares fueron, sin duda, las sirenas.
Otros
mitos persistieron a través de la cartografía en forma de islas fantásticas,
como la isla de San Borondon, obispo que, tras navegar en peregrinación por el
Atlántico, fondeó en la costa y cuando se dio cuenta, ésta era un pez.
Tras
la vuelta al mundo de Juan Sebastián Elcano, la Tierra ya no ofrecía ningún
misterio, y gran parte de las creaciones de la fantasía y el desconocimiento
fueron desapareciendo.
REGIMIENTO DE NAVEGACIÓN, POR PEDRO DE MEDINA (1552) |
TRATADO DE LA ESPHERA, POR FRANCISCO FALERO (1535) |
SUMA DE GEOGRAFÍA, POR MARTÍN FERNÁNDEZ DE ENCISO (1519) |
PEDRO DE MEDINA |
EL
TRATADO DE TORDESILLAS
En
medio de este ancestral temor al mar desconocido, el colapso de la Ruta de la
Seda obligó a las potencias europeas a abrir nuevas vías de comunicación con
Oriente. La corona portuguesa, que en la segunda mitad del siglo XVI vivió una
etapa de estabilidad económica y social, tomó la iniciativa y comenzó a surcar
con sus naves el mar tenebroso, es decir el océano Atlántico. Bajo el reinado
de Alfonso V de Portugal, el infante Enrique el Navegante impuso varias expediciones
cuyos descubrimientos fueron refrendados por diversas bulas papales: Dum
Diversas (1452), Romanus Pontifex (1455) o la Inter Caetera (1456)
Los
Reyes Católicos tuvieron que esperar a consolidar su reinado en Castilla y
culminar la conquista de Granada para incorporarse a la empresa atlántica. Y
mientras los portugueses habían seguido la costa africana hacia el sur hasta
doblar dirección a las tierras del sol naciente, Cristóbal Colón planeó llegar al
mismo lugar navegando hacia la puesta del sol. El descubrimiento de las Indias
Occidentales provocó entonces un conflicto diplomático entre castellanos y
portugueses, pues éstos alegaban que se habían vulnerado sus derechos jurisdiccionales.
Para
solucionar la disputa, el papa Alejandro VI otorgó varias bulas papales que
culminaron en el Tratado de Tordesillas, el 7 de junio de 1494. Una línea
trazada de polo a polo, a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, separaría
las aguas y las tierras entre las dos coronas, tanto las descubiertas como
aquellas por descubrir.
TRATADO DE TORDESILLAS (1494) |
PLANISFERIO CANTINO (1502) |
EN
BUSCA DE LAS ISLAS DE LA ESPECIERÍA POR EL OESTE
Mientras
los portugueses habían conseguido llegar a la Indias navegando hacia el este,
los castellanos mantenían vigente el proyecto colombino de alcanzarla por el oeste.
Para ello, Fernando el Católico había preparado expediciones que encontrasen
ese camino hacia la Especiería, pero fue el descubrimiento por Núñez de Balboa
de otro océano, el Pacífico, llamado mar del Sur, lo que reavivó la esperanza
de hallar la ruta.
En
ese escenario el portugués Fernando de Magallanes se presentó como súbdito del nuevo
rey Carlos I para proponerles el viaje que lo conseguiría. El monarca aceptó
especificando que los descubrimientos de "islas y tierras formes e ricas
especierias" se harían sin afectar los límites de Portugal.
El
contrato con Magallanes y el astrólogo Ruy Fadeiro, ratificado por el rey y la
reina Juana, les compensaba con una serie de ventajas estipuladas en la
capitulación, como el permiso para navegar solo ellos durante diez años por la
vía del oeste y el mar del Sur en busca del estrecho que comunicaba los océanos
y de nuevas tierras. Por su parte, Carlos I se comprometía a armar 5 naves con 234
personas, abastecidas para dos años.
CAPITULACIONES DE MAGALLANES Y FADEIRO (1518) |
"Como sabemos por fuente segura que hay especias en las islas Malucas y como vuestro objetivo principal es ir en su búsqueda, mi intención es que os dirijáis directamente hacia dichas islas…"
Carlos I (1518)
RATIFICACIÓN DEL TRATADO DE TORDESILLAS (1494) |
"Y porque lo susodicho mejor lo podáis hacer, y haya en ella el recaudo que conviene, digo que yo os mandaré armar cinco navíos, los dos de ciento y treinta toneladas cada uno, otros dos de a noventa, y otro de setenta toneles, abastecidos de gente, mantenimientos y artillería…"
Carlos I (1518)
ORDENANZAS DE LA CREACIÓN DE LA CASA DE CONTRATACIÓN DE SEVILLA |
PROTAGONISTAS
DE LA EXPEDICIÓN
Fernando
de Magallanes
Sabrosa,
Tras os Montes (Portugal), 1480, capitán general
Pasó
su niñez en Lisboa como paje de palacio, donde recibió educación militar y
conocimientos náuticos. A partir de 1505, sirvió en la India a las órdenes de
los virreyes Francisco de Almeida y Alfonso de Albuquerque, y desde entonces
participó en expediciones al sureste asiático. De regreso a Lisboa, zarpó a la
conquista de Azamor, dependiente del reino de Fez, en el norte de África, pero
por diferencias en el reparto de un botín, regresó a Lisboa sin permiso de su
jefe, perdiendo el favor real.
Para
entonces ya había elaborado su plan de alcanzar las Moculas, navegando hacia el
oeste, en lo que suponía un trayecto más rápido que el que estaban haciendo los
portugueses por el Atlántico y el Índico. En Lisboa su propuesta no tuvo
aceptación, por lo que decidió ir a Castilla y presentar la idea al joven rey
Carlos I, que la apoyó, formando las capitulaciones del viaje el 22 de marzo de
1518.
Estando
en el archipiélago de San Lázaro (islas Filipinas), donde se involucró en las
luchas tribales, pereció durante un ataque a la isla de Mactán el 18 de abril
de 1521.
Guetaria (Guipúzcoa), 1480, maestre de la nao Concepción
Miembro de una familia acomodada, probablemente de marinos y pescadores, desde muy joven embarcó consiguiendo experiencia en el mar y algunos recursos económicos. En 1509, era dueño de una nave con la que participó en la expedición del cardenal Cisneros contra Argel, pero acuciado por las deudas tuvo que venderla.
Hacia 1518, tomó contacto en Sevilla con Magallanes, que estaba entonces reuniendo, con muchas dificultades, las tripulaciones para su expedición a las islas de las Especierías. En 1519, se embarcó en la nao Concepción. Durante el viaje, participó en el motín del puerto de San Julián, aunque fue perdonado como a otros 40 implicados.
Al morir Magallanes, Elcano dirigió la expedición al mando de la nao Vitoria y regresó a España por el océano Índico, completando así la primera vuelta al mundo.
El emperador Carlos V lo llamó a Valladolid para que le informara del viaje y recurrió a él como experto en las negociaciones con Portugal para determinar a quién pertenecían las islas Molucas.
Murió cuando atravesaba el océano Pacífico en 1526, en la expedición de García Jofre de Loaysa a las islas Molucas.
RETRATO DE JUAN SEBASTIÁN ELCANO, ANÓNIMO (SIGLO XIX) |
Francisco
Albo
Axio
(Grecia), contramaestre de la nao Trinidad
Francisco Albo escribió un diario o derrotero de la expedición desde el cabo de San Agustín (Brasil) hasta avisar el cabo de San Vicente (conservado en el Archivo General de Indias de Sevilla). Fue elogiado por Juan Sebastián Elcano junto a Hernando de Bustamante para informar al emperador Carlos V de la circunnavegación y responder a las preguntas del bachiller Santiago Díaz de Leguizano.
Francisco Albo escribió un diario o derrotero de la expedición desde el cabo de San Agustín (Brasil) hasta avisar el cabo de San Vicente (conservado en el Archivo General de Indias de Sevilla). Fue elogiado por Juan Sebastián Elcano junto a Hernando de Bustamante para informar al emperador Carlos V de la circunnavegación y responder a las preguntas del bachiller Santiago Díaz de Leguizano.
Antonio Lombardo (Pigafetta)
Vicenza (Italia), 1481, sobresaliente
De familia noble, Pigafetta estudió astronomía, geografía y cartografía. Completó su formación en Roma al servicio de monseñor Chiericati, con quien viajó a España y donde conoció la existencia de la expedición de Magallanes. Durante la travesía, a la muerte de Magallanes, a quien admiraba, se embarcó en la nao Vitoria con Juan Sebastián Elcano, por quien no sentía ninguna simpatía.
Escribió la Relación del primer viaje en torno al mundo, de gran importancia geográfica, etnográfica, botánica y zoológica. Este relato fue dedicado a Felipe Villiers de L’Isle Adam, gran maestre de la Orden de San Juan que lo acogió.
Escribió la Relación del primer viaje en torno al mundo, de gran importancia geográfica, etnográfica, botánica y zoológica. Este relato fue dedicado a Felipe Villiers de L’Isle Adam, gran maestre de la Orden de San Juan que lo acogió.
INSTRUMENTOS
SENCILLOS PARA UNA NAVEGACIÓN DE ALTURA
Para
determinar la posición de un buque en alta mar es necesario definir cuatro
elementos de la navegación: latitud, longitud, rumbo y distancia recorrida. En
el siglo XVI, solo se podía hallar dos: rumbo y latitud.
El
rumbo se obtenía mediante la aguja de marear, una brújula adaptada a los
movimientos del mar. Estaba formada por una rosa de los vientos, en la que
figuraban los rumbos y a la que se fijaba una aguja que había que imantar
regularmente. Indicaba el norte magnético y, aunque conocían su desviación
respecto al norte geográfico, no sabían cómo calcularla.
La
latitud se determinaba con un astrolabio náutico y un cuadrante de plomada, ya
que desde la antigüedad clásica se sabía que coincidía con la observación de la
altura de un lugar determinado respecto al polo celeste, identificando,
aproximadamente, con la estrella Polar durante la noche y con el Sol durante el
día. Seguidamente, era preciso recurrir a las tablas de declinación para aplicar
las correcciones pertinentes, pues eran necesario tener en cuenta que la Tierra
se desplazaba a lo largo del año siguiendo una trayectoria elíptica inclinada
unos 23,5º respecto al Ecuador, lo que hace que la altura del astro sobre el
horizonte sea variable.
ASTROLABIO NÁUTICO EN BRONCE, PORTUGAL (SIGLO XVI) |
CUADRANTE NÁUTICO EN MADERA, LATÓN Y PLOMO, REPRODUCCIÓN DEL ORIGINAL DEL SIGLO XVI POR JUAN SAN MARTÍN BUCETA |
EXPOSICIÓN FUIMOS LOS PRIMEROS.
MAGALLANES, ELCANO Y LA VUELTA AL MUNDO
|
LAS
NAOS DE LA EXPEDICIÓN
La
voz de nao además de ser sinónimo de barco, en castellano designa a un tipo de
embarcación con grandes superestructuras a proa (castillo) y a popa (alcázar),
propulsión a vela y gran capacidad de carga. Las naos se extendieron por el
Mediterráneo durante los siglos XII y XIII, llegando al punto más alto de su
evolución en el siglo XVI, cuando se convirtieron en protagonistas de los
grades descubrimientos geográficos y en las naves de las primeras flotas de
Indias por excelencia.
La
fortaleza estructural, el cuidado diseño de sus cascos, la especialización de
su arboladura y su velamen las convirtieron en naves resistentes, marineras y
veloces, aptas para hacer frente a las mareas gruesas de las navegaciones transoceánicas.
Magallanes
y Elcano contaron para el viaje con cinco naos: San Antonio, Trinidad,
Concepción, Vitoria y Santiago.
El presupuesto de las cinco naos con su equipamiento, víveres, cartas e instrumentos náuticos, mercaderías y sueldos para cuatro meses ascendió a 8.334.335 maravedíes, de los cuales la Corona financiaba 6.454.209 y el mercader y armador burgalés Cristóbal de Haro, 1.880.126 maravedíes.
El presupuesto de las cinco naos con su equipamiento, víveres, cartas e instrumentos náuticos, mercaderías y sueldos para cuatro meses ascendió a 8.334.335 maravedíes, de los cuales la Corona financiaba 6.454.209 y el mercader y armador burgalés Cristóbal de Haro, 1.880.126 maravedíes.
SAN ANTONIO |
San
Antonio
Coste:
330.00 maravedíes
Porte:
120 toneles (144 toneladas)
Arboladura:
3 palos
Tripulación: 56 hombres
Tripulación: 56 hombres
TRINIDAD |
Trinidad
Construcción:
Bilbao
Coste:
270.00 maravedíes
Porte:
110 toneles (135 toneladas)
Arboladura:
3 palos
Tripulación: 62 hombres
Tripulación: 62 hombres
CONCEPCIÓN |
Concepción
Coste:
228.00 maravedíes
Porte: 90 toneles (120 toneladas)
Arboladura:
3 palos
Tripulación: 44 hombres
Tripulación: 44 hombres
VITORIA |
Vitoria
Construcción:
Zarauz
Coste:
300.00 maravedíes
Porte:
85 toneles (110 toneladas)
Arboladura:
3 palos
Tripulación: 45 hombres
Tripulación: 45 hombres
SANTIAGO |
Santiago
Coste:
187.500 maravedíes
Porte:
75 toneles (90 toneladas)
Arboladura:
3 palos
Tripulación: 32 hombres
Tripulación: 32 hombres
COMPONENTES DE UNA NAO
|
PERTRECHOS Y BASTIMENTOS
Durante
más de un año estuvieron llegando a Sevilla incontables carros con la carga que
antes de estibarse debía registrase meticulosamente.
Para
la alimentación se embarcaron siete vacas, así como carne y pescado en salmuera
bizcocho, legumbres, tocino, harina, queso, almendras, miel, ajos, cebollas,
aceite, vinagre, almendras, pasas, vino, agua… Y por si las reservas se
agotaban, arpones, anzuelos y redes. A la ruta a seguir se destinaron cartas de
marear, cuadrantes, astrolabios y agujas de marear, y al registro de los
descubrimientos y de los gastos, pergaminos y cuadernos.
Por
si se producían situaciones de guerra, las cinco naves portaban cañones,
bombardas y falconetes, con sus correspondientes balas de plomo y piedra, y con
5.000 libras de pólvora, que también se emplearían para los 50 arcabuces a
bordo. Asimismo, llevaban armas blancas, como ballestas, flechas, dardos,
lanzas y picas, y armas defensivas como petos, cascos y escudos, además de dos
armaduras completas.
Pero
no todo sería guerra. Para las labores cotidianas se embarcaron cabos, lonas,
poleas, clavos, faroles, tablones, candados, cazos para la pez, una fragua con
fuelle, herramientas, una piedra de amolar, escudillas, cuencos, medias, pesas,
balanzas y libros de cuentas.
Para
imponer la imprescindible disciplina, grilletes, y para el servicio religioso,
hostiarios, cálices, misales, manteles de misa, corporales, baptisterios y
vinagreras.
Pero
la misión fundamental del viaje era comercial, y a este fin se destinaron otros
productos como tejidos, plomo, alumbre, cobre, peines, cuchillos, vidrio,
gorros, pulseras y campanillas.
Carga
completa de la nao Victoria:
731
costales de harinas
659
costales de legumbres
20
libras de azúcar
4
cajas de carne de membrillo
30
libras de arroz
2
jarras de alcaparras
2
jarras de mostaza
10
quintales de miel
120
barriles de agua
110
barriles de aceite
82
pipas de vinos
1
pipa de harina
30
barriles de anchoa
15
barriles de pasas
11
barriles de pólvora
20
arrobas de ciruelas pasas
20
serones de higos
60
botijas de aceite o aceituna
40
botijas de vinagre
41
botijas de tocino
400
costales de bizcocho
50
ristras de ajo
19
arrobas de queso
3
fanegas de almendras
8
botas de habas
18
botas de garbanzo
Tripulación
total de la nao Victoria: 45 tripulantes
9
oficiales
11
marineros
10
grumetes
2
pajes
10
criados
3
lombarderos
MODELO NAO VICTORIA, CONSTRUIDO EN ROBLE COMÚN, PINO EUROPEO, TELA DE CÁÑAMO Y LINO COMÚN POR FRANCISCO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, LUIS FARIÑA FILGUEIRA, FERNANDO SAGRA SANZ Y JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ MANZANARES (2019) |
SEVILLA, PUERTO DE PARTIDA
La mañana del lunes 10 de agosto de 1519, la muchedumbre pudo
contemplar en Sevilla cómo los hombres de la armada se dirigían hasta el puerto
en procesión desde el convento de Santa María de la Victoria de Triana, donde
habían jurado los pendones reales. La escena reflejaba muy bien el hervidero de
marineros, armadores, comerciante, carpinteros, calafates o toneleros que
convivían en la ciudad desde que los Reyes Católicos le concedieron el
privilegio de puerto único para el tráfico con América y fundaron la Casa de
Contratación en el Alcázar Viejo, en 1503, para controlar el comercio con
América.
Pero Sevilla era también un importante núcleo de población
portuguesa desde hacía más de 30 años, cuando comenzó un exilio político del
que había formado parte el futuro Manuel I, que contraería matrimonio con dos
hijas de los Reyes Católicos y que iniciaría una poderosa estirpe de
portugueses en Andalucía. A ella pertenecía Diego Barbosa, teniente de los
Alcázares de Sevilla y de las atarazanas reales, y suegro de Magallanes.
En este marco, el capitán general de la armada, caballero de la
Orden de Santiago, Fernando de Magallanes, encabezó el desfile del que también
formó parte el maestre Juan Sebastián Elcano, para embarcarse rumbo a la
Especiería.
VISTA DE SEVILLA, CIVITATES ORBIS TERRARUM, POR GEORGE BRAUN (1590) |
1519. DE SEVILLA A LAS COSTAS DE BRASIL
Después
de disparar salvas desde la orilla, las naves descendieron el Guadalquivir
hasta Sanlúcar, donde se ultimaron los avituallamientos y confesaron los
tripulantes por orden de Magallanes. Por fin, el jueves 20 de septiembre
levaron anclas con dirección a Tenerife, donde arribaron seis días después pata
hacer aguada y reponer algunas provisiones. Zarparon el 2 de octubre, pero en
lugar de poder rumbo directamente a Brasil, el capitán general ordenó que se
hiciera hacia el sur, hacia Sierra Leona, sin consultarlo previamente ni con
Juan de Cartagena, capitán de la nao San Antonio, veedor de la armada y "conjunta
persona" de Magallanes por nombramiento del rey, ni con los demás capitanes. El
enfrentamiento que esta situación produjo derivó en la prisión de Cartagena, en
el temor de unos a entrar en zona de calmas y en el de otros a llegar a zona
portuguesa, lo que incumplía la Instrucción del viaje dada por Carlos I.
Finalmente, viraron hacia Brasil y abandonaron la navegación costera por la de altura. El 26 de noviembre, con la ayuda de los vientos alisios y con sólo una tormenta fuerte, llegaron al cabo de san Agustín, al noroeste de Brasil, dos meses después de partir de Tenerife. Aquí comenzó Francisco Albo su diario:
Finalmente, viraron hacia Brasil y abandonaron la navegación costera por la de altura. El 26 de noviembre, con la ayuda de los vientos alisios y con sólo una tormenta fuerte, llegaron al cabo de san Agustín, al noroeste de Brasil, dos meses después de partir de Tenerife. Aquí comenzó Francisco Albo su diario:
"Martes día 29 del mes de noviembre comencé a tomar el altura del sol yendo en demanda del dicho viage, y estando en el parage del cabo de San Agustín en altura de 7º de la parte del sur, y apartado del dicho cabo cosa de 27 leguas al sudeste."
MAPA DE AMÉRICA MERIDIONALIS, ATLAS SIVE COSMOGRAPHICAE MEDITATIONES DE FABRICA MUNDI ET FABRICATI FIGURA, POR GERARDIS MERCATORIS (1630) |
1519-1520. EN AGUAS DESCONOCIDAS
La
llegada a Brasil permitió reponer alimentos frescos, pero era territorio
portugués. Por ello, la armada se alejó hacia el sur. El 13 de diciembre llegó
a la bahía que llamaron de Santa Lucía (Río de Janeiro), con abundante agua y
comida que los expedicionarios pidieron intercambiar por algunos de los objetos
que llevaban para comerciar. En enero de 1520, alcanzaron la desembocadura del
río de la Plata, donde cuatro años antes Juan de Solís había sido atacado por
los indígenas. En su recuerdo, aquel río recibió el nombre de Solís de la
Plata. A partir de aquí, la armada navegó por aguas completamente desconocidas
en busca del paso hacia el Mar del Sur.
En
latitudes más meridionales tomaron contacto con los aborígenes a los que
llamaron Patagones, por sus enormes pies y su gran estatura, refiriéndose
probablemente a los indios tehuelches que llegaban a medir hasta dos metros de
altura.
La entrada del invierno austral que anunciaban las noches más largas y los vientos más fríos, decidió a Magallanes a buscar un puerto seguro, aunque los capitanes preferían continuar hasta encontrar el paso y, si no aparecía, regresar. Pero el capitán general resolvió invernar en la bahía que llamó San Julián, a 49,5º sur. Allí, en la noche del 1 de abril, el descontento por su actitud, que ya se había manifestado en la costa africana, estalló en un motín donde los cadáveres del capitán de la Victoria y tesorero de la armada, Juan de Mendoza, y del capitán de la Concepción, Gaspar de Quesada, fueron descuartizados, mientras que Juan de Cartagena y el sacerdote Sánchez de la Reina fueron condenados al abandono en una isla desierta.
La entrada del invierno austral que anunciaban las noches más largas y los vientos más fríos, decidió a Magallanes a buscar un puerto seguro, aunque los capitanes preferían continuar hasta encontrar el paso y, si no aparecía, regresar. Pero el capitán general resolvió invernar en la bahía que llamó San Julián, a 49,5º sur. Allí, en la noche del 1 de abril, el descontento por su actitud, que ya se había manifestado en la costa africana, estalló en un motín donde los cadáveres del capitán de la Victoria y tesorero de la armada, Juan de Mendoza, y del capitán de la Concepción, Gaspar de Quesada, fueron descuartizados, mientras que Juan de Cartagena y el sacerdote Sánchez de la Reina fueron condenados al abandono en una isla desierta.
1520. EL PASO DEL ESTRECHO
Después
de cinco meses, el 24 de agosto, con la proximidad de la primavera, la armada
partió de San Julián para continuar explorando el sur. Pero ahora eran sólo cuatro
naves. La Santiago se había estrellado contra un banco de arena durante una
tormenta cuando realizaba un reconocimiento en busca del paso, que hallarían
dos meses después:
Según
el Diario de Francisco Albo, a los 21 del dichos (mes de octubre de 1520):
"...tomé el sol en 52º limpios, a 5 leguas tierra, y allí vimos una abertura como bahía, y tiene a la entrada, a mano derecha, una punta de arena muy larga, y el cabo que descubrimos antes de esta punta se llama el cabo de las Vírgenes (comienza el Estrecho)… Dentro de esta bahía hallamos un estrecho…, y pasando este estrecho, hallamos otra bahía pequeña, y después hallamos otro estrecho… A la mano izquierda vimos un cabo con una isla y le pusimos nombre, cabo Hermoso y cabo Deseado (salida al Pacífico), y está en altura del mismo cabo de las vírgenes, que es el primero del embocamiento."
Habían
encontrado el paso. Magallanes, que había visto antes "un estrecho muy justo…
en un mapa hecho por aquel excelentísimo hombre Martín de Bohemia", destacó a
la San Antonio y a la Concepción para inspeccionar la bahía, y a su regreso
decidió atravesar aquel laberinto de bahías, canales y ensenadas donde
avanzaban y retrocedían buscando la salida. Pero cuando la encontraron ya sólo
eran tres naves: la San Antonio había desaparecido, y aunque la buscaron y
dejaron señales para que pudiera seguirles, no volvieron a verla. Había
desertado a España.
El 28 de noviembre de 1502, la Trinidad, la Concepción y la Victoria se internaban en el nuevo océano al que, por su tranquilidad, llamaron Pacífico, para que el rey de España llegase a las islas de las Especias sin atravesar la demarcación portuguesa.
El 28 de noviembre de 1502, la Trinidad, la Concepción y la Victoria se internaban en el nuevo océano al que, por su tranquilidad, llamaron Pacífico, para que el rey de España llegase a las islas de las Especias sin atravesar la demarcación portuguesa.
APODERADO EL REBELDE MENDOZA DE LA NAO VICTORIA, RETRATOS DE LA HISTORIA DE LA MARINA REAL ESPAÑOLA, POR JOSÉ FERRER DE COUTO Y JOSÉ MARCH Y LABORES (1854) |
DIARIO DE NAVEGACIÓN DE FERNANDO DE MAGALLANES DESDE EL CABO DE SAN AGUSTÍN EN BUSCA DEL ESTRECHO, POR FRANCISCO ALBO (COPIA DEL SIGLO XVIII) |
PATAGONIA Y TIERRA DEL FUEGO (SIGLO XVIII)
|
MAPA DE LA BOCA ORIENTAL DEL ESTRECHO DE MAGALLANES,
POR TIBURCIO SPANNOCHI (1581) |
1519-1520. NAVEGANDO EL OCÉANO PACÍFICO
Cuando
la armada magallánica salió al mar del Sur, la engañosa tranquilidad de sus
aguas hizo que se le cambiara el nombre por el de Pacífico, del que lo
ignoraban todo desconociendo sus enormes proporciones.
Las
naos se vieron favorecidas al navegar en la cola de su fenómeno de El Niño, que
proporcionó una navegación mucho más suave de lo normal y ganar hacia el norte
a lo largo de la costa de Chile. Sin embargo, al no tener conocimiento de la
extensión del Pacífico, Magallanes decidió abordarlo sin aprovisionarse en su
navegación a lo largo de la costa chilena y pronto llegaron las carencias a las
que se unieron las enfermedades. Pigafetta lo dejó escrito en su diario:
"El bizcocho que comíamos no era ya pan, sino un polvo mezclado con gusanos, que habían dovorado doda la sustancia y que tenía un hedor insoportable por estar empapado en orines de rata…"
"El agua que no veíamos obligados a beber era igualmente pútrida y hedionda. Para no morir de hambre llegamos al terrible trance de comer pedazos del cuero con que se había revestido el palo mayor… estaba tan duro que había que remojarle en el mar durante cuatro o cinco días para ablandarle un poco, y enseguida lo cocíamos y los comíamos. Frecuentemente quedó reducida nuestra alimentación a serrín de madera como única comida, pues hasta las ratas, tan repugnantes al hombre, llegaron a ser un manjar caro, que se pagaba cada una a medio ducado."
También,
Pigafetta explicó lo efectos del escorbuto, la enfermedad marinera por
excelencia:
"Nuestra mayor desgracia era vernos atacados de una especie de enfermedad que hacía hincharse las encías hasta el extremo de sobrepasar los dientes en ambas mandíbulas, haciendo que los enfermos no pudiesen tomar ningún alimento. De éstos murieron diecinueve y entre ellos el gigante patagón y un brasileño que conducíamos con nosotros."
Salpicado
de islas, en la singladura desde la isla de San Pablo (Puka-Puka) hasta la de
Guam con una efímera recalada en Tiburones (Flint) atravesaron o pasamos muy
cerca de los archipiélagos de las Fénix (Phoenix), las Gilbert, las Carolinas y
las Marshall.
La llegada de los expedicionarios al archipiélago que bautizaron de San Lázaro (Filipinas), les pareció la antesala del paraíso, pues allí pudieron recuperarse de sus males y reponer fuerzas.
La llegada de los expedicionarios al archipiélago que bautizaron de San Lázaro (Filipinas), les pareció la antesala del paraíso, pues allí pudieron recuperarse de sus males y reponer fuerzas.
ARMAS DE LOS GRUPOS MOROS DE FILIPINAS
ARMADURA
DE LOS GRUPOS MOROS DE JOLÓ EN ASTA, PLATA, LATÓN Y METAL (1800-1850)
1.
MODELO DE VINTA FILIPINA EN MADERA (1800)
2.
KAMPILÁN CON VAINA DE LOS GRUPOS MOROS DE MINDANAO EN ACERO, HUESO Y PELO
(1840)
3.
KRIS DE HOJA RECTA CON VAINA DE LOS GRUPOS MOROS DE JOLÓ EN FIBRA VEGETAL,
ACERO, MADERA Y PLATA (1840)
4.
ARCO DE FILIPINAS EN CAÑA, FIBRA VEGETAL Y MADERA (1850)
5.
LANZA DE LOS BAGOBO DEL CENTRO DE MINDANAO EN ACERO, MADERA, HIERRO Y LATÓN
(SIGLO XIX)
1. MODELO DE VINTA FILIPINA EN MADERA (1800)
2. ESCUDO
DEL PUEBLO BUGI DE LA ISLA CÑELEBES EN MADERA PINTADA Y CONCHA (1846)
1521. LA MUERTE DE MAGALLANES
La
abundancia de agua y alimentos frescos y el encuentro con nativos afables les
permitió moverse por las islas formando tratados de fidelidad al rey de España
y extendiendo el Cristianismo.
Francisco
Albo anotó cómo en Cebú, el domingo 14 de abril de 1521 "el rey y la reina de
allí con mucha gente se hicieron cristianos con buena voluntad". El rajá
Humabón recibió el nombre de Carlos y la reina Hará Jumamay el de Juana.
Magallanes decidió regalarles la imagen que le había entregado el arzobispo de
Sevilla, que sería conocida como Santo Niño de Cebú. Pero también debió
considerar que el único rey católico de aquellas islas debería consolidar su
poder sobre los demás como aliado del rey de España y le ofreció ayuda militar.
La
ocasión la brindó enseguida la isla de Mactán y su rey Cilapulapu, quien "se
negaba a obedecer al rey de España" y a "reconocer al rey cristiano como su
señor". Magallanes preparó una demostración de fuerza para difundir su
superioridad con sólo 60 hombres. La batalla tuvo lugar el 27 de abril. Los
arrecifes impidieron que los botes se acercaran hasta la playa, por lo que los
mosquetes, las ballestas y las bombardas resultaron inútiles. Cuando los hombres que
saltaron al agua alcanzaron la playa, les atacaron 1.500 isleños. Pigafetta
anotó cómo después de más de una hora...
"...uno de los indígenas logró impactar en la cara al capitán con una lanza de caña de bambú. Encendido en cólera, Magallanes atravesó el pecho del atacante con su lanza; pero ésta quedó clavada en el cuerpo del muerto, y al intentar el capitán desenvainar la espada no pudo acabar su acción, porque una pica que le lanzaron le hirió en el brazo. Cuando los contrarios se dieron cuenta, precipitáronse a la vez contra él, y uno de ellos le abrió tan herida de un lanzazo en la pierna izquierda, que le hizo caer de bruces. Enseguida, todos los indios se le echaron encima y le acribillaron con lanzas y otras armas. Y así quitaron la vida al que era nuestro espejo, nuestro consolador y fiel caudillo."
"Después de que el capitán Magallanes hubo animado a los suyos para la batalla, fueron con gran ímpetu a dar en los enemigos; y peleando valientemente hacía gran estrago en ellos. Mas como eran los nuestros pocos, y gran número el de los contrarios, fatigaban en gran manera a Magallanes y a sus españoles, especialmente con unas astas de lanzas luengas de que aquellos indios usan. Y, finalmente, andando así trabada la batalla, fue muerto en ella el capitán Magallanes y siete españoles…"
Antonio Pigafetta (1521)
1. SERVIDOR DE LOMBARDA EN HIERRO FORJADO (SIGLOS XV-XVI)
2. FALCONETE EN HIERRO FORJADO (MEDIADOS DEL SIGLO XVI)
3. VERSO ESPAÑOL EN BRONCE FUNDIDO Y HIERRO (SIGLO XVI)
ESPADA
G-30 EN ACERO, HIERRO, CUERO Y MADERA (1500)
1521. JUAN SEBASTIÁN ELCANO Y GÓMEZ DE ESPINOSA
La
muerte de Magallanes planteó dos dudas cruciales: ¿quién sería el nuevo capitán
general?, ¿con quien se aliaría el rey de Cebú, con los extranjeros vencidos o
con el vencedor Lapu Lapu?
La
elección como nuevos capitanes generales de Duarte Barbosa, cuñado de
Magallanes, y de Juan Rodríguez Serrano, pariente del amigo de Magallanes,
Francisco Serrano que vivía en las Molucas, dio respuesta a la primera
pregunta. Por su parte, la segunda quedó resuelta cuando el 1 de mayo de 1521
el rey Humabón les tendió una emboscada: tras invitarles a un banquete al que
acudieron Barbosa y Serrano, apresó o ejecutó a los 27 asistentes con la
excepción de Serrano, a quien es posible que respetase por su avanzada edad.
Corrió el rumor de que el instigador había sido el esclavo malayo de
Magallanes, Enrique el intérprete.
Ese
mismo día zarparon hacia Bohol y eligieron como nuevo jefe al portugués López
Carvallo, piloto de la Concepción, que pasaba a la capitana, la Trinidad. El
alguacil Gómez de Espinosa era capitán de la Victoria y el maestre Juan
Sebastián Elcano de la Concepción. Pero el mal estado de ésta y la escasez de
tripulación, 108 hombres, les hizo tomar la decisión de quemarla.
Tras
arribar a Palawán y disfrutar en Borneo de la suntuosa Brunei, las vías de agua
provocadas por un temporal obligaron a reparar las naves durante 42 días. A
continuación, Carvallo fue apartado del mando por su criticado comportamiento y
se formó un triunvirato con Gómez de Espinosa (nuevo capitán de la Trinidad),
Elcano (de la Victoria) y Martín Méndez (escribano de la Santiago).
Rumbo
a la Especiería y ya muy cerca de su destino, el mar de las Molucas y el de las
Célebres se convirtieron en un laberinto para cuya salida tomaron pilotos
locales. Por fin, el 8 de noviembre de 1521, tras 27 meses de navegación,
entraban triunfantes en el puerto de Tidore con una descarga general de artillería.
RETRATO
DE JUAN SEBASTIÁN ELCANO, RETRATOS DE LA HISTORIA DE LA MARINA ESPAÑOLA, POR
JOSÉ FERRER DE COUTO Y JOSÉ MARCH Y LABORES (1854)
INFORMACIÓN
QUE MANDÓ TOMAR MAGALLANES EN EL PUERTO DE SAN JULIÁN SOBRE EL ATENTADO QUE
COMETIÓ GASPAR DE QUESADA, POR FRANCISCO ALBO
1521. LA VUELTA AL MUNDO, UNA DECISIÓN DE ELCANO
La
llegada a las Molucas no pudo ser más venturosa. No encontraron ni los bajos en
el mar, ni las nieblas de que hablaron los portugueses, y el rey Almanzor les
recibió amistosamente. Había soñado y conformado por la obsesión de la luna su
visita, y al conocer el motivo del viaje se declaró amigo y vasallo del rey de
España, e incluso propuso cambiar el nombre a Tidore por Castilla. En un solo
día construyó un almacén para las mercancías destinadas al comercio del clavo,
y rápidamente se fijaron sus valores.
Pero
no todo fueron buenas noticias. Allí conocieron los planes del rey de Portugal
para interceptar la armada. Con las bodegas muy cargadas y con las alianzas
establecidas decidieron regresar dejando representantes de Castilla. Entonces
descubrieron una vía de agua en la Trinidad, que tardaría varios meses en
repararse. Por ello, se decidió que la Victoria partiera primero para
aprovechar los vientos del este, y que la Trinidad saliera después en dirección
al Darién, en Panamá, con los vientos del oeste.
El 21 de diciembre, con la carga aligerada para evitar problemas, Elcano al mando de la Victoria con 47 tripulantes y 13 indígenas, iniciaba el regreso por el Índico hacia la costa africana, es decir, por la ruta portuguesa. Otros 53 hombres habían preferido permanecer en Tidore con Gómez de Espinosa. Elcano asumía así la misión de completar la vuelta al mundo iniciando una travesía de 16.000 kms. Que, tras arribar en Timor, supondría otro reto: cinco meses de navegación ininterrumpida. Por la otra parte, Gómez de Espinosa subiría a 42º septentrionales protagonizando el primer intento de tornaviaje de poniente a levante.
El 21 de diciembre, con la carga aligerada para evitar problemas, Elcano al mando de la Victoria con 47 tripulantes y 13 indígenas, iniciaba el regreso por el Índico hacia la costa africana, es decir, por la ruta portuguesa. Otros 53 hombres habían preferido permanecer en Tidore con Gómez de Espinosa. Elcano asumía así la misión de completar la vuelta al mundo iniciando una travesía de 16.000 kms. Que, tras arribar en Timor, supondría otro reto: cinco meses de navegación ininterrumpida. Por la otra parte, Gómez de Espinosa subiría a 42º septentrionales protagonizando el primer intento de tornaviaje de poniente a levante.
El
desafío siguiente consistía en doblar el cabo de las Tormentas, o de Buena Esperanza,
zona por la que los portugueses patrullaban vigilando sus posesiones. Por ello,
Elcano decidió que navegarían muy al sur y subirían después hacia el norte por
el Atlántico. Pero antes de afrontar esa difícil travesía, los tripulantes, la
mayoría enfermos, debatieron su recalar en la factoría portuguesa de Mozambique
"por la nave, que hacía agua; por el intenso frío; y especialmente por no tener
qué llevarnos a la boca, salvo agua y arroz" (Pigafetta), o bien seguir
adelante. Triunfó la segunda opción, y en esas condiciones Elcano puso a prueba
sus dotes marineras durante las nueve semanas que permanecieron "cerca (del
cabo) con las velas bajadas por los vientos constantes de poniente y de mistral
que acabaron en un terrible temporal" (Pigafetta). A las corrientes se unieron
olas gigantescas y fortísimos vientos que "quebraron el palo y la verga del
trinquete" (Albo). Finalmente, el 6 de mayo de 1522 consiguieron doblar el
cabo.
Nueve
hombres habían muerto, la tripulación se encontraba extenuada y la Victoria en
mal estado. En esa situación, decidieron arrumbar a Cabo Verde, a pesar de que
las islas eran portugueses. Llegaron a la de Santiago, donde contaron que
venían de América y mantuvieron en secreto su verdadera misión y el cargamento
de especias que transportaban. Allí "nos recibieron muy bien y nos dieron
mantenimientos cuantos quisimos".
Pero
al parecer un marinero acabó por desvelar la verdad, por lo que la Victoria
tuvo que zarpar apresuradamente el 15 de julio "con 22 hombres, dolientes y
sanos" (Albo) dejando en tierra a 12 que habían ido a comprar más provisiones,
para evitar ser apresados.
Algunos
autores sostienen que el secreto se descubrió cuando intentaron comprar
esclavos para reforzar la tripulación con el clavo que transportaban.
AROMATUM,
ET SIMPLICIUM ALIQUOR MEDICAMENTORUM APUD INDOS NASCENTIUM HISTORIA, POR GARCÍA
DE ORTA (1574)
LIBRO
DE LAS PAZES Y AMISTADES QUE SE AN HECHO CON LOS REYES Y SEÑORES DE LAS YSLAS Y
TIERRAS DONDE HEMOS LLEGADO, SIENDO LOS CAPITANES GONÇALO GÓMEZ DESPINOSA Y
JUAN SEVASTIÁN DEL CANO, Y EL MAESTRE JUAN BATISTA, GOVERNADORES DEL ARMADA
QUEL EMPERADOR NUESTRO SEÑOR ENVÍA AL DESCUBRIMIENTO DEL ESPEÇIERÍA Y YO,
MARTÍN MÉNDEZ, CONTADOR DELLA, ARCHIVO GENERAL DE INDIAS (1 DE OCTUBRE DE 1521)
1522. LLEGADA A SANLÚCAR DE BARRAMEDA
"A los 4 del dicho (mes de septiembre de 1522), en la mañana vimos tierra y era el cabo de San Vicente, y nos estaba al nordeste. Así, cambiamos la derrota al estesudeste por apartarnos del mismo cabo."
(Albo)
Tres años después de partir, el sábado 6 de septiembre de 1522 arribaba a Sanlúcar una única nave, la nao Victoria, con sólo 18 tripulante, en su mayoría enfermos, capitaneados por Juan Sebastián Elcano, junto con algunos indígenas.
Tres años después de partir, el sábado 6 de septiembre de 1522 arribaba a Sanlúcar una única nave, la nao Victoria, con sólo 18 tripulante, en su mayoría enfermos, capitaneados por Juan Sebastián Elcano, junto con algunos indígenas.
"Desde que habíamos partido de la bahía de San Lúcar hasta que regresamos a ella recorrimos, según nuestra cuenta, más de catorce mil cuatrocientas sesenta leguas, y dimos la vuelta al mundo entero… El lunes 8 de septiembre logramos el ancla cerca del muelle de Sevilla, y descargamos toda nuestra artillería."
Antonio Pigafetta (1522)
REGRESO A SEVILLA DE JUAN SEBASTIÁN ELCANO EN 1522, POR ELÍAS SALAVERRÍA INCHAURRANDIETA (1944-45)
"El viaje ejecutado por los españoles alrededor del mundo en el término de tres años, es una de las mayores y más maravillosas empresas que se hayan llevado a cabo en nuestro siglo y aún de las que sabemos de las antiguas, porque ésta excede a todas las conocidas hasta ahora…"
Juan Bautista Ramusio (1556)
PRIMUS
CIRCUMDEDISTI ME, POR AUGUSTO FERRER DALMAU (2019)
"El muy venturoso Juan Sebastián del Cano, que con su Nao nombrada Victoria dio vuelta, y rodeó todo el mundo, con que mereció ser tenida y contada por la octava maravilla de él."
Tomé Cano (1611)
TRIPULANTES QUE REGRESARON EN LA NAO VICTORIA
Juan
Sebastián Elcano, capitán (Guetaria, España)
Francisco
Albo, contramaestre (Grecia)
Miguel
de Rodas, contramaestre (Rodas, Grecia)
Juan
de Acurio, contramaestre (Bermeo, España)
Antonio
Pigafetta, sobresaliente (Vicenza, Italia)
Hans
de Aquisgrán, lombardero (Aquisgrán, Alemania)
Hernando
de Bustamante, barbero (Extremadura, España)
Juan
Rodríguez, marinero (Andalucía, España)
Antonio
Hernández Colmenero, marinero (Andalucía, España)
Diego
Carmeno, marinero (Galicia, España)
Martín
de Ludicibus, marinero (Italia)
Nicolás
de Nauplia, marinero (Nauplia, Gracia)
Miguel
Sánchez, marinero (Grecia)
Francisco
Rodríguez, marinero (Portugal)
Vasco
Gómez, grumete (Portugal)
Juan
de Arratia, grumete (Bilbao, España)
Juan
de Santander, grumete (Santander, España)
DESTINO DE LOS TRIPULANTES EMBARCADOS EN LA EXPEDICIÓN DE MAGALLANES - ELCANO
TRIPULANTES VASCOS QUE TOMARON PARTE DE LA EXPEDICIÓN
La organización de la expedición contaba con tripulación de origen vasca. De los 265 hombres que comenzaron la expedición, alrededor de 30 eran vizcaínos o guipuzcoanos, también hubo algún navarro.
Antón de Basazabal, natural de Bermeo, fue calafate en la Concepción
Domingo de Isaza, natural de Deva, fue carpintero en la Concepción
Juan Acurio y Berriz, natural de Bermeo, contramaestre de la Concepción, terminó la expedición en la Victoria
Juan de Elorriaga, guipuzcoano, maestre en la San Antonio
Juan de Menchaca, natural de Bilbao, ballestero
Juan de Urrutia, natural de Lequeitio, marinero en la Trinidad
Elcano Sebastián de Elcano, natural de Guetaria, maestre de la Concepción, terminó como almirante de la expedición en la Victoria
Lope Navarro, natural de Tudela, marino en la Victoria
Martin de Gárate, natural de Deva, carpinterio en la Victoria
Martín de Insaurraga, natural de Bermeo, grumete de la Concepción
Ochoa de Bilbao, natural de Erandio, grumete de la Victoria
Pedro de Muguertegui, natural de Marquina, grumete de la ConcepciónPedro Olabarrieta, natural de Galdacano, barbero
León de Espeleta, escribano en la Trinidad
Juan de Segura, natural de Segura, marinero en la Trinidad
Pedro de Chindurza, natural de Bermeo, paje en la Concepción
Pedro de Tolosa, natural de Tolosa, grumete en la Victoria
Juanico el Vizcaíno, natural de Somorrostro, grumete en la Victoria
Pedro de Tolosa, natural de Tolosa, grumete en la Victoria
Juanico el Vizcaíno, natural de Somorrostro, grumete en la Victoria
Juan de Arratia, natural de Bilbao, grumete en la Victoria
Juan de Zubileta, natural de Baracaldo, paje en la Victoria
Otros marinos de procedencia vascongada fueron Juan Ortiz de Gopegui, Lope de Ugarte, Martín de Aguirre, Martín de Goitisolo, Pedro de Bilbao, Pedro de Urrea y Sebastián de Olarte.
EL EMPERADOR CARLOS V, POR JUAN PANTOJA DE LA CRUZ (1605)
UN NUEVO MUNDO, UNA NUEVA CARTOGRAFÍA
La
primera carta realizada con información proporcionada por la nao Victoria fue
levantada por Nuño García de Toreno. En 1522, Carlos V recibió en Valladolid a
Juan Sebastián Elcano, de quien escuchó las noticias de la travesía alrededor del
mundo. A partir de las mismas, García de Toreno elaboró la carta que
representaba la costa sur de Asia, la península de Malaca y el archipiélago de
las Molucas, cuyas islas quedaban en aguas españolas.
Desde
entonces hasta el Tratado de Zaragoza de 1529, las sucesivas cartas elaboradas
en la Casa de la Contratación se convirtieron en instrumentos de propaganda al
servicio de la Monarquía hispánica. Los distintos motivos figurativos empleados
en las mismas obedecían a intenciones reivindicativas del dominio español, pues
no en vano se había conseguido dar la vuelta al mundo por vez primera y estas
eran las primeras representaciones de los descubrimientos realizados durante
aquella gesta.
En
todas ellas la intención era otorgar el máximo interés y protagonismo a la
imagen de las islas Molucas y su situación respecto a la línea del
antimeridiano y, por supuesto, el estrecho de Magallanes, que abría una nueva
vía entre las aguas del Atlántico y el Pacífico. Dichas novedades fueron
incluidas en las sucesivas actualizaciones del Padrón Real y resultado de estas
fueron el planisferio de Turín, en 1523, la carta Salviatti y el planisferio
Castiglioni, ambos de 1525, que fueron regalos de Carlos V a los embajadores
papales, con motivo de su boda con Isabel de Portugal en 1526.
CARTA
UNIVERSAL SALVIARI, POR NUÑO GARCÍA DE TORENO (1525)
CARTA NAÚTICA DE LA INDIA Y DE LAS MOLUCAS, POR NUÑO GARCÍA DE TORENO (VALLADOLID, 1522)
CARTA DEL ESTRECHO DE MAGALLANES, ISLARIO GENERAL DE TODAS LAS ISLAS DEL MUNDO, POR ALONSO DE SANTA CRUZ (SIGLO XVI)
GLOBO DE JOHANNES SCHÖNER (1523)
El Real Decreto de 17 de abril de 1925 dio el nombre de Juan Sebastián de Elcano al buque escuela para los alumnos de la Escuela Naval Militar. De esta manera se rendía un merecido homenaje al marino que consiguió completar la vuela al mundo por primera vez en la Historia.
Con motivo del IV Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, en 1922 se acuñaron medallas conmemorativas en bronce y plata a sus dos máximos protagonistas. Al igual que ambas maquetas de barcos, se encuentran expuestas en el Museo Naval de Madrid.
MEDALLA EN PLATA CONMEMORATIVA DEL IV CENTENARIO
CARTA NAÚTICA DE LA INDIA Y DE LAS MOLUCAS, POR NUÑO GARCÍA DE TORENO (VALLADOLID, 1522)
CARTA DEL ESTRECHO DE MAGALLANES, ISLARIO GENERAL DE TODAS LAS ISLAS DEL MUNDO, POR ALONSO DE SANTA CRUZ (SIGLO XVI)
GLOBO DE JOHANNES SCHÖNER (1523)
ATLAS
DE BATTISTA AGNESE, POR BATTISTA AGNESE (1544)
HISTORIA
GENERAL DE LOS HECHOS DE LOS CASTELLANO EN LAS ISLAS Y TIERRA FIRME DEL MAR
OCÉANO, POR ANTONIO DE HERRERA Y TORDESILLAS (1726)
HOMENAJES Y RECONOCIMIENTOS A MAGALLANES Y ELCANO
Es tradición en la Real Armada española honrar y recordar a sus más célebres marinos y conquistadores poniendo sus nombres a busques emblemáticos. Es este el caso de los buques de clase Magallanes, constituida por dos series de cuatro unidades construidas por el Consejo Ordenador y la Empresa Nacional Bazán. Los ocho cañoneros que la integraron fueron: Magallanes, Pizarro, Hernán Cortés, Vasco Núñez de Balboa, Martín Alonso Pinzón, Sarmiento de Gamboa, Vicente Yáñez Pinzón y Legazpi. La orden de ejecución de la primera serie se dio el 26 de septiembre de 1941 y diez años más tarde entró en servicio el último buque de la segunda serie.
MODELO
DE CAÑONERO CLASE MAGALLANES EN MADERA Y METAL PINTADOS, ESCALA 1/50
El Real Decreto de 17 de abril de 1925 dio el nombre de Juan Sebastián de Elcano al buque escuela para los alumnos de la Escuela Naval Militar. De esta manera se rendía un merecido homenaje al marino que consiguió completar la vuela al mundo por primera vez en la Historia.
MODELO
DE BARCO JUAN SEBASTIÁN ELCANO EN MADERA, PAPEL, ALUMINIO, CUERDA Y TEJIDO, ESCALA
1/50, POR JOSÉ FRANCISCO ARREGUI ARAMBARRI (1982-1987)
Con motivo del IV Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, en 1922 se acuñaron medallas conmemorativas en bronce y plata a sus dos máximos protagonistas. Al igual que ambas maquetas de barcos, se encuentran expuestas en el Museo Naval de Madrid.
MEDALLA EN BRONCE CONMEMORATIVA DEL IV CENTENARIO
MEDALLA EN PLATA CONMEMORATIVA DEL PASO DE MAGALLANES POR EL ESTRECHO EN 1520
MEDALLA EN BRONCE CONMEMORATIVA DEL PASO DE MAGALLANES POR EL ESTRECHO EN 1520
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