01/02/2021

Reinado de Teobaldo I: redacción del Fuero Antiguo de Navarra


Teobaldo I fue el primer rey navarro perteneciente a una de las dinastías francesas que reinarían en los últimos siglos de la Edad Media. Su experiencia política comprendía cinco años como titular del Condado de Champaña al que accedió contra un cúmulo de adversidades. Había participado en coaliciones contra el rey francés, luego cambió de postura a favor de la reina gobernadora de Francia, Blanca de Castilla, cuando esta se hizo cargo del reino en la minoría de edad de su hijo Luis. Por el contrario, su prima, Alix de Chipre, le consideró un usurpador del trono, reclamándole la Campaña. Finalmente, la intervención de su madre, Blanca de Navarra, consigue que el papa de Roma declarase a Alix como hija bastarda y la nulidad de cualquier pretensión al condado. Toda esta fue su experiencia política antes de ser rey navarro.

Estaba dotado de gran talento político y ambición, aunque en Navarra se decidió más por la estrategia de la conciliación que por la implacable resolución que también poseía. Además, tenía dotes de trovador, ya que escribió unas quinientas cuarenta canciones y compuso cuatrocientas diez melodías. Por eso, fue llamado Teobaldo I el Trovador.

Fue requerido para el cargo de rey de Navarra con el designio de recuperar Álava y Guipúzcoa, al igual que hubiese querido hacer su tío y predecesor Sancho VII. Pero la recuperación de las tierras perdidas para Navarra también incluía las de Tierra Santa para la Cristiandad, a petición del papa Gregorio IX.

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TEOBALDO I DE NAVARRA

El 8 de mayo de 1234, un mes después de la muerte de Sancho VII el Fuerte, el conde de Champaña Teobaldo IV juró los fueros del reino y accedió al trono alzado sobre el pavés o escudo por los ricos hombres navarros como Teobaldo I de Navarra. A su vez, esos magnates y miembros de la alta nobleza juraron fidelidad a su proclamado rey.

La primera acción que tomó Teobaldo fue la de establecer una alianza con el rey Fernando III de Castilla, negociada por sus delegados en Almazán y Logroño. El primer objetivo era protegerse de cualquier reclamación del Reino de Aragón ante el pacto de prohijamiento entre Sancho VII y Jaime I. Además, se acordó que la hija de Teobaldo, Blanca, se uniese en matrimonio con el infante castellano, el futuro Alfonso X el Sabio. El primogénito de ese enlace real heredaría ambos reinos. Y, en el caso de que Teobaldo tuviese un hijo varón, este recibiría tan solo el Condado de Champaña. Además, Teobaldo recibiría la Provincia de Guipúzcoa.

Pero Teobaldo tenía un mayor interés en vincularse con Francia que con Castilla. A inicios de 1235, regresó de Pamplona a Provins y casaba a Blanca con Juan el Rojo, conde de Bretaña. Renunciaba así a cualquier opción a recuperar Álava y Guipúzcoa para el Reino de Navarra, generando un conflicto con el Reino de Castilla. Esta relación de enfrentamiento pudo solucionarse en 1237, cuando el papa Gregorio IX exigió a Fernando III mediante bulas que mantuviese la paz con Teobaldo, al que necesitaba para una nueva cruzada.

Respecto al obispado de Pamplona, tuvo que esperar a la muerte del obispo Pedro Remírez de Piédrola para trasladar la sepultura de su tío Sancho VII a la Iglesia colegial de Roncesvalles. La máxima autoridad eclesiástica del reino se negaba a ser trasladado de la Catedral de Pamplona, lanzando un interdicto de excomunión contra los que se atrevieran a hacer el traslado.

TEOBALDO I DE NAVARRA

Sancho Fernández de Monteagudo, uno de los ricos hombres, introdujo a Teobaldo en las relaciones políticas con los diversos estamentos nobiliarios.

Entre 1236 y 1237, realiza concesiones patrimoniales a diversos señores de Olite y Sangüesa. En Tudela, en cambio, tuvo problemas a causa de algunas revueltas de cristianos contra judíos, dos años antes.

En Obanos tuvo lugar la Junta de los Infanzones de Obanos para afirmar sus derechos. Se trataba de una defensa del estatus social y privilegios de los infanzones, quienes adoptaron como lema inscrito en el sello de su junta: "Pro libertate patria gens libera state"; (Estad preparados, la gente libre a favor de la libertad de la patria). Se trataba de una especie de declaración de libertad, tomada con la misma consideración que la Carta Magna inglesa de 1215, supuesto documento fundador de libertades inglesas, que tan solo era una declaración de privilegios nobiliarios. La Junta se había autorizado la potestad de juzgar crímenes, pero Teobaldo había tomado a los rico hombres como rebeldes y agitadores sociales.

Pero Teobaldo I quería llegar más allá con la cuestión de los privilegios estamentales. Había jurado los fueros, pero deseaba conocer cuáles eran las obligaciones y derechos que cumplían los ricos hombres e infanzones del reino. En enero de 1238, organizó una comisión formada por diez ricos hombres, veinte caballeros, diez religiosos, más el obispo y el rey. Su objetivo era la redacción de una precisa recopilación y sistematización de fueros cuyo resultado fue el Fuero Antiguo de Navarra.

Los artículos del Fuero Antiguo se ocupan de la sucesión real, el gobierno, los derechos de los ricos hombres, la justicia de éstos y de los infanzones, y la regulación de los derechos hereditarios de unos y otros. En caso de que el rey no tuviera hijos ni hermanos o hermanas legítimas, los ricos hombres y los infanzones caballeros y el pueblo de la tierra tenían la potestad de elegir rey. Reafirmaba el principio electivo del rey.

FUERO DE NAVARRA

Para aumentar su poder real en detrimento de los ricos hombres, fue reduciendo las atribuciones gubernamentales de las tenencias, y traspasándolos a sus funcionarios, concretamente a sus merinos, quienes asumían la justicia en nombre del rey. En otras ocasiones fue el mismo Teobaldo quien impartía justicia directa, como en el conflicto entre los vecinos de los valles de Aezcoa y de Salazar, que se diputaban un lugar llamado Zozaoz. En este caso, primero les prohibió tomarse la justicia por su cuenta, después impuso el pago de multas colectivas que debían pagar infanzones y labradores culpables.

Incrementó su jurisdicción real incorporando a su realengo Etayo, Artajo, Oco, Gallipienzo y el valle de Lónguida, entre los años 1234 y 1237. La concesión de fueros a Mirafuentes y Ubago, en 1236, o los que confirmó reducían las condiciones de servidumbre de los nobles sobre los habitantes y sus propiedades. Benefició a las villas mediante la simplificación y unificación de los tributos y abolió normas consuetudinarias fuera de cualquier lógica.

Introdujo mejoras en las estructuras económicas del reino. Atrajo a buen número de agricultores franceses. Se le atribuye el llamado Cartulario de don Teobaldo, que reúne los documentos de corte, que supone un notable avance administrativo de la época.

Fue continuista de la política de Sancho VII de buscar nuevos vasallos en la frontera pirenaica. En 1237, Arnal Guillén de Agramunt le hizo homenaje y le prestó vasallaje a cambio de prestarle su castillo al rey en caso de necesidad ante una guerra. Otro lugar y castillo, el de San Esteban de Monjardín, fue puesto a disposición del obispo de Pamplona.

SELLO REAL DE TEOBALDO I CON LAS ARMAS DE NAVARRA Y SU ESCUDO PERSONAL COMO CONDE DE CHAMPAÑA

Trataba de encontrar aliados que defendieran el reino ante una posible ausencia, ya que como alto señor feudal de Francia se hacía necesaria la visita al Condado de Champaña en varias ocasiones. En total fueron seis los viajes que realizó al reino, con un estancia neta de seis años y medio.

En 1238, viajó a Champaña para revolver asuntos de su condado y recoger las huestes francas, que le habían de acompañar en su cruzada a Tierra Santa promovida por el papa. Teobaldo I sabía comprometer a sus hombres mediante la lectura de unas estrofas de la canción LIV de su cancionero.

Según las crónicas, a estas tropas de Champaña les siguieron unos cuatrocientos navarros, que desembarcaron en algún lugar de Asia Menor, todavía en poder de Bizancio. Se puso en marcha hacia Antioquia, en Siria, cruzando los montes Tauro, donde tuvieron un primer enfrentamiento con musulmanes que bloqueaban el paso. Tras aprovisionarse en Antioquía, la expedición de Teobaldo llegó a San Juan de Acre. Una vez allí comprobó que la cruzada se estaba echando a perder, ya que una hueste cristiana decidió proceder contra Egipto, atacaron Gaza y fueron derrotados en las dunas y pantanos por un Ejército de Egipto. Jerusalén se perdió en julio de 1244, pero Teobaldo ya estaba en Navarra.

A su vuelta, continuó su política de influencia sobre ciertas comarcas de Utrapuertos, que se oponían al rey de Inglaterra. En 1243, la villa de Urt se entregó tomándole por rey. Un años después, Teobaldo recibió el homenaje de Raimundo de Guillén, vizconde de Soule. Durante su ofensiva de los años 1243 y 1244, tomó el castillo de Montferrant y atacó Bayona. Cuatro años más tarde, recibió el homenaje de vizcone de Tartas, Ramón Arnalt, por el castillo de Vieillenave junto con la tierra de Mixa y Ostebaret. Todos estos homenajes eran hostiles al rey de Inglaterra, pero Teobaldo I y Enrique III llegaron a firmar treguas en los años 1248 y 1249.

Teobaldo I murió en 1253, en el palacio del obispo de Pamplona, Pedro Jiménez de Gazólaz. Dejaba a su hijo Teobaldo II como sucesor al trono navarro, el cuarto de los seis hijos que tuvo con Margarita de Borbón, su tercera esposa.

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