12/11/2019
Entrevista a Elkoroberezibar sobre Domingo de Irala
El fundador de la ciudad de Asunción y colonizador de buena parte del Virreinato del Río de la Plata, Domingo Martínez de Irala, era natural de Vergara. Una iniciativa paraguaya reivindica la obra del personaje más ilustre y universal de esta villa de Guipúzcoa.
A petición de la Academia Paraguaya de la Historia, el filólogo Miguel Angel Elkoroberezibar se encargó de investigar sobre la vida y obra del colonizador guipuzcoano. Durante la Semana vasca de Paraguay, presentó en Asunción su libro Domingo de Irala y su entorno en la villa de Bergara. En él, estudia la relación entre Domingo Martínez de Irala, las tribus precolombinas y la legua de los paraguayos.
En una entrevista para el diario ABC Color, Elkoroberezibar reconocía que gracias a Irala el guaraní se había convertido en la lengua de los paraguayos:
¿Cómo se decidió a hacer esta obra?
Yo nací en la Plaza Domingo Martínez de Irala en Bergara, su localidad natal de Guipúzcoa. El había nacido entre 1506 y 1509, pues no está muy claro el año. Soy consciente de que en su pueblo prácticamente nadie le conoce. Más aún la fama que pueda tener no va más allá de saber que tuvo muchas mujeres y que fue un conquistador. No hay más información. Entonces, uno de mis objetivos era conocer con todas las luces y sombras su vida, al recibir el encargo de la Academia Paraguaya de la Historia.
¿Qué época abarcó en su estudio?
Quizás la etapa más oscura de su vida. Oscura por su desconocimiento y es aquella que va desde que nació hasta que decidió partir a América. La etapa que transcurrió aquí ustedes la conocen muy bien con toda la documentación. Ahora vine a presentar el resultado junto con otro autor que escribió sobre él, Ramón Irala Solano. En mi caso, he dado cuenta tanto de su vida desde que nació hasta que partió a América con toda la información acerca de sus ascendientes, sus padres, su familia y cómo eran en aquella época Guipúzcoa y su Bergara natal.
¿Quedan descendientes de los Irala en España?
La casa solar de Irala aún está en pie, aún vive gente allí. Su apellido proviene de esa casa solar. Hay varios Iralas de diferentes ramas y de una de ellas proviene Ramón Irala, el otro autor. Pero se bifurca y ya hay un gran desconocimiento sobre Domingo de Irala porque sus padres tuvieron hijas y él fue el único varón. Su hermano probablemente murió y los hijos de las hermanas perdieron el apellido.
¿Muy diferente a nuestro personaje?
Es obvio que Domingo de Irala hizo una gran labor en América, tuvo muchos hijos y es sabido que gran parte de la población actual proviene de él. No obstante, aquí el apellido Irala continúa y hay muchas familias, algunas de ellas entroncadas en la misma línea del conquistador.
¿Le fue difícil la recopilación?
Es difícil por una razón. Hasta el Concilio de Trento en 1545 no se regulaban los registros bautismales de las iglesias. Es decir en pocas iglesias había registros de nacimiento o defunción antes de ese año. Por tanto, no tenemos ninguna partida de nacimiento propiamente suya (que debía ser de 1506) y eso hace que la labor se dificulte.
¿Cuánto tiempo le llevó?
Comenzamos a tener comunicación con la Academia Paraguaya hace ya 7 años. Todo ese tiempo hemos trabajado e investigado. Ahora a 500 años del nacimiento de Irala se han organizado estos homenajes y estamos muy honrados de participar.
¿Antes de venir a América cómo se lo veía al joven Irala?
No era una persona polémica, no tuvo pleitos, no tuvo problemas con la ley. No era tan importante como para que fuera conocido y todo el mundo hablara de él. Sí era de una familia acomodada, hijo de un escribano real. Vivía en el centro del casco urbano, en una buena casa. Tenía propiedades y era una persona de una situación económica buena. Participó en algunos protocolos, algunas escrituras de venta y todo ello lo he recogido y he aportado el contexto para conocer de dónde viene, cómo era la sociedad en aquel momento.
¿Qué impresión le causa a Ud. seguir un personaje anónimo en su país, pero de vital importancia aquí?
Gran sorpresa. En el Ayuntamiento de Bergara está esculpida una frase de la Biblia que dice: "Qué poco lo de acá, que mucho lo de allá". Quiere decir que no somos capaces de valorar lo que tenemos en nuestro pueblo y siempre creemos que lo que está afuera es mejor que lo que tenemos en casa. Ocurre en muchas partes. Y han sido los paraguayos quienes han reconocido, han exaltado y han ensalzado la figura de Domingo de Irala. Gracias a ustedes ahora será mejor conocido en su pueblo, a 8.000 kilómetros de aquí.
Una contradicción, pero una realidad...
El nombre de Irala significa "helechal". En la antigüedad existía la costumbre de que el que tuviera varios granos de helecho podía lograr tornarse invisible y ciertamente ha sido invisible Domingo de Irala durante muchos años. Podemos decir que habéis sido los paraguayos los que habéis deshecho el hechizo y de alguna manera le habéis dado forma.
Ahora que hizo todo este trabajo, ¿cómo definiría a Irala?
Es difícil definir a una persona con los parámetros y el pensamiento y la manera de ver del siglo XXI. Uno ha de transportarse al siglo XIX para saber cómo pensaban y actuaban. Los valores y las maneras de actuar son diferentes al igual que los regímenes y las leyes. Es una persona con una gran carga humanista, que fue capaz de renunciar a todas sus propiedades. El llegó a ser el hijo mayor al que se le llamó mayorazgo y por tanto dueño de todas las propiedades de la familia. Lo vendió todo para embarcarse a una aventura incierta, sin saber cuál iba a ser su destino. Algo le motivó para venir. Quizá la gente con la que se rodeó. En aquella época eran los segundones, los que no heredaban todas las propiedades, los que se veían obligados a emigrar. Pero él, habiendo sido primero, renunció a todo para venir aquí. Aquí tenía liderazgo...
Ya venía con un convencimiento, con una cultura para organizar. Se le ha denominado como el padre del mestizaje. Pero también es el único pueblo, el Paraguay, el que mantiene su idioma guaraní a diferencia de otras naciones. Creo que eso fue gracias a él. Evidentemente, tiene sus luces y sombras, la situación en la que estaba podría ser muy dura y pocos sobrevivían. En cierta manera, hay una lucha interna con los indígenas y los asentamientos han de ser complicados, pero en todos los escritos y documentos siempre está reflejado que era muy aceptado por los nativos, por sus soldados, lo que le hizo ganar la confianza de unos y otros. Era una persona humilde, pero dura que se ganó su lugar.
¿Pero él ya vino con un título?
Tenía una posición social, tenía dinero y vino como secretario, como capitán. Pero no tenía la potestad ni el cargo que tuvo Don Pedro de Mendoza que llegó como Adelantado, pero las circunstancias y su habilidad, su estrategia y trato con los indios y soldados hicieron que lograra posiciones trascendentes.
¿Ud. cree que la figura de Irala está bien reinvindicada?
He preguntado aquí en la calle a la gente común ¿sabe quién fue Irala? y lo conocen a medias y muy poco. Pero, en los círculos universitarios y culturales la gente tiene mucho conocimiento.
Desde el punto de vista nacionalista... ¿cómo se siente cuando uno halla un personaje que hace 500 años salió de su pueblo y recién ahora lo conocen?
Es difícil transportar lo que ocurrió entonces con la situación actual. Irala trabajó para el rey, hizo una apuesta y, tanto él como su familia, estaban de acuerdo con el rey que le otorgó el mayorazgo. Estaba alineado con el rey y, en ese sentido, era un servidor del rey y él aprovechó la ocasión. En cierta manera, lo ven como un romántico que se lanza a la aventura. Otros pueden verlo como con ansias de poder y ansias de riqueza. Lo que sí es verdad es que no encontró aquella riqueza, pero halló aquí una riqueza humana, esta tierra y ha sido un buen gestor. Creó un país y pienso que el Paraguay actual se sustenta en la base de Domingo de Irala.
¿Pesó en Ud. para este trabajo el hecho de que Ud. hable vasco como aquí hablamos el guaraní?
Domingo de Irala era de mi pueblo y quiero conocerlo. Es el personaje más universal que tenemos en Guipúzcoa y era vascoparlante. Su padre por oficio debía ser bilingüe obligatoriamente porque era escribano y para ello el pueblo llano hablaba en vasco. Por diferentes testamentos y documentos que tenemos y por su manera de escribir es fácilmente deducible que era vascoparlante. No obstante, en la Corte él estaba obligado y para todas las transacciones, tratos y protocolos debía hacerlo en castellano. Vino aquí y no solo permitió la lengua propia de los indígenas, sino que en cierta manera llegó a fomentarlo y gracias al mestizaje la lengua guaraní se ha mantenido y gran parte de la población puede hablarlo. El vasco es la lengua viva más antigua de Europa y es una gran riqueza y creo que Irala fue consciente de la riqueza que tenía un idioma y así pudo aplicarlo en la gente que estaba aquí.
¿Quiere decir que él valoró más que otros conquistadores el guaraní, por ello?
Pudo haber sido lo más represivo, pudo haber de alguna manera prohibido la comunicación en guaraní, pudo haber hecho todos los esfuerzos para que la lengua desapareciera. Pero no fue así. Sus capitanes se casaron con las indígenas y la lengua madre proviene de quien da la leche, de quien amamanta a los hijos. La lengua que escucharon las primeras generaciones no era el español, sino el guaraní. Y luego fueron ellos, los dirigentes, los que hablaban el guaraní y sus hijos, hasta hoy.
En España dicen que el guaraní se parece al Euskera. ¿Ud. qué cree?
Algunas palabras, de alguna manera, recuerdan. Días pasados escuché el "hayviveve" (llovizna), que ha sido como una bienvenida porque es la típica lluvia del País Vasco. Más que palabras, el acento es el que se asemeja al Euskera y recuerda nuestro idioma, el materno de Irala.
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