20/11/2019

Asignación del coronel de los Tercios de Guipúzcoa


En 19 de Junio de 1521, los capitanes de los Reales Tercios de Guipúzcoa reunidos en la iglesia de Santa María de la villa de la Guardia, al paso para Logroño, nombraron por su coronel a Juan Manrique, hijo primogénito del duque de Nájera, y por maestre de Campo a Juan Pérez de Anciondo, vecino de Tolosa, repostero de la reina. Esta asignación se verificó en escritura otorgada ante Martín de Otazu, escribano de esta última villa, siendo el documento más antiguo que se encuentra de nombramiento de coronel de Guipúzcoa.

Se verificó por sus capitanes por la precipitación con que se pusieron en marcha al socorro de la ciudad Logroño, sin que la provincia hubiese tenido tiempo para congregarse en Junta general ni particular para hacer el nombramiento. Con igual certeza, Juan Ortiz de Gamboa, natural de Zarauz, mereció de la provincia congregada en San Sebastián en Junta particular, el día 3 de enero de 1524, el honor de ser nombrado coronel de los 2.000 hombres reunidos mediante leva para la recuperación de la plaza de Fuenterrabía, ocupada por los franceses.

El cronista Esteban de Garibay así lo escribió:
"Aunque la Villa de Fuenterrabia era poseída de franceses, el castillo de Beovia habiéndole cobrado de su poder por la orden sobredicha, estaba por Alcaide el dicho Capitán Ochoa de Asua, con algunos soldados, los más de ellos jubilados por ser de edad. Los franceses, deseaban tomar a su poder el castillo de Beovia, porque además del daño y estorbo que en el Paso Real de Francia para estos reinos les causaba, sentía a aprobio, que teniendo ellos Fuente-rrabia, viese tornado a poder de los españoles media legua de aquella Villa esta fortaleza, guardada con tan poca gente, por la espalda y a favor que los naturales de Irún Uranzu, en cuyo distrito cae aquella fortaleza, les hacían."
Estos dos nombramientos de coronel de los Tercios de Guipúzcoa fueron realizados en el marco de la Guerra con Francia como consecuencia de la anexión de Navarra a la Monarquía hispánica. En ambos casos los guipuzcoanos, al igual que los alaveses y los vizcaínos, defendieron la causa del emperador Carlos V.

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MAPA HISTÓRICO DE GUIPÚZCOA

Consta también que, en 1542, la provincia nombró a Felipe Lazcano por coronel de los 3.000 infantes armados; que envió al Ejército de Navarra para la entrada en Francia. Del mismo modo que en 1557 eligió a Juan de Borja y Castro, señor de la casa solar de Loyola, por coronel de los tercios destinados a la expedición de saqueo de San Juan de Luz. Nombró igualmente en 1615 a Alonso de Idiáquez, duque de Ciudad Real, para el recibimiento del rey Felipe III.

En 1625, se designó a Martín de Aróstegui para la defensa de la provincia amenazada por el Ejército francés, y en 1631 a Diego de Isasi para el mismo objetivo. En 1636, al mismo para la ocupación de los pueblos de Hendaya, Urruña y otros de Francia y en 1639 a Martín de Arrese Girón, marqués de Casares, para la defensa de la frontera. En 1681, a Domingo de Isasi con igual objeto.

No aparece en el siglo XVIII más nombramiento de coronel que el del marqués de Valmediano, y por su impedimento del marqués de Santa Cruz, en 1794, con motivo de la Guerra de la Convención francesa. En el XIX tampoco ha ocurrido otro que el del conde de Villafranca de Gaytan, verificado en 1825 por la Diputación extraordinaria mediante delegación de las Juntas generales.

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JUAN DE BORJA Y CASTRO

El derecho foral de la provincia para el nombramiento del coronel de su gente nunca le fue negado por el gobierno de los reyes de Castilla; y al contrario ha sido reconocido por él en algunas ocasiones, como se ve de los ejemplares siguientes:

- Una real orden dada por la reina gobernadora en 30 de abril de 1557 expresa la aprobación real del nombramiento de Juan de Borja de como caudillo, sino pide la elección de los capitanes de las milicias provinciales.

- Las reales cédulas de 13 de marzo y 22 de abril de 1636, determinan la forma en que el capitán general debía corresponderse con el coronel de la provincia, a quien llama "vuestro" coronel.

- Felipe IV en real cédula 19 de enero de 1656 exigió a la provincia, con motivo de los temores de guerra con Inglaterra, la organización defensiva de sus plazas fuertes y puertos de mar. Añadía que, siguiendo con lo acostumbrado, nombrase coronel de la gente que se hubiese de alistar, eligiendo para este puesto persona de toda su satisfacción que organizase las compañías de sus naturales.

- Carlos II en real cédula librada en 1 de febrero de 1682 ordenó a la provincia de formar Diputación a guerra, así como tratar cuestiones sobre la defensa fronteriza y el nombramiento de coronel y sargentos mayores de la gente.

- Carlos II en otra real orden de 6 de marzo de 1794 se pidió a la provincia que se hiciese la elección coronel a todos los efectos, conforme a lo prevenido por su fuero, en persona que fuese de su satisfacción. En cumplimiento de esta real resolución, la provincia nombró al marqués de Valmediano, dando conocimiento de ello al gobierno. Sin embargo, por otra real orden se le manifestó la desaprobación de tal persona en dicho cargo y la convocación de una nueva elección, por Real orden de 31 del mismo mes de marzo. Para el referido empleo de coronel de las compañías de sus naturales la Provincia eligió al marqués de Santa Cruz, que tampoco fue persona de su satisfacción real.

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ESTRUCTURAS DEFENSIVAS DE SAN SEBASTIÁN, SIGLO XVIII

La elección de coronel de los Tercios de Guipúzcoa comúnmente se ha hecho por la Junta general o particular de la provincia, y alguna vez que otra en virtud de su delegación por la Diputación. Para el ejercicio de sus funciones los así nombrados no han necesitado de confirmación de los monarcas, solamente del título que les ha solido expedir la provincia conforme al estilo común de la milicia. Esto no ha impedido el que la provincia, guardando la debida urbanidad y para conocimiento de las demás autoridades haya puesto en noticia del gobierno la elección que hubiese hecho.

Como la autoridad del coronel emanaba de la Provincia, su ejercicio dependía también de la misma, o de la Diputación que la representa; por más que en las operaciones de campaña que requieren unidad de acción y un centro de dirección, tenga que concurrir a la ejecución de las disposiciones del capitán general. Sin embargo, no debe corresponderse éste con la Provincia y su coronel por orden, sino por vía de aviso; práctica reconocida por una real cédula de 16 de septiembre de 1597, inserta en la recopilación foral.

Tal uso fue confirmado por otra real orden de 13 de marzo de 1636, en la cual entre otras cosas se dijo a la Provincia lo siguiente:
"Por las órdenes, que he mandado dar, tendréis entendido de la forma con que se ha de corresponder el Capitán general de esta Provincia con vos y vuestro Coronel y con la gente de ella, que ha de ser por vía de aviso y advertencia,..."
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MURALLA DEFENSIVA DE FUENTERRABÍA

Por otra de 22 de abril del mismo año, se manifestó el deseo real de conservar a la provincia las prerrogativas que tuviese en este particular, mandando que para el efecto se le presentasen los privilegios que tuviese. En real orden de 4 de abril de 1793, se manifestó igualmente a la Provincia que aunque el capitán general debía entenderse con ella por vía de aviso y advertimiento, y no por orden, como lo dispuso Felipe II y se había observado, pasasen al coronel los avisos de lo que había de obrar, y así lo ejecutase. Se prescribió la observancia de esta disposición por otra real orden de 12 de julio de 1799, con inserción de la anterior.

Tal era el sistema militar que rigió en Guipúzcoa mientras subsistió el armamento foral de tercios, en substitución del método de reemplazos del ejército vigente en las provincias del interior del reino. Por eso la provincia en sus representaciones dirigidas en diversos tiempos y ocasiones a los monarcas de Castilla dijo constantemente que el sistema de quintas era contrario a sus fueros, usos, costumbres y exenciones, en uno de sus puntos más fundamentales, más graves y más delicados.

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