29/07/2024

Leyenda de Sancho VII el Fuerte en la Corte de Tremecén


Durante el siglos XII, el Reino de Navarra estuvo sufriendo el acoso territorial de los reinos que la encerraban: Castilla y Aragón. Ya en 1135, los castellanos conquistaron los territorios navarros de Burgos y La Rioja. En 1195, Sancho VII acudió a ayudar a Alfonso VII de Castilla en la desastrosa batalla de Alarcos, pero no llegó a tiempo dando lugar a una enemistad manifiesta.

Sancho VII el Fuerte buscaba un equilibrio geopolítico entre reinos y taifas de la península Ibérica, y para ello decidió realizar una expedición diplomática al Reino de Tremecén, en el actual Marruecos, donde se había establecido el Sultanato de los almohades.

Dejó a su hermano Fernando a cargo del reino y emprendió la partida de la embajada llegando a Sevilla en 1197. Según el cronista Rodrigo Jiménez de Rada, Sancho VII no salió de la península, sino que desde la ciudad hispalense partió una embajada suya a la Corte del ultán almohade Jakub ibn Jussuf, en el norte de África.

El papa Inocencio II amenazó con la excomunión de Sancho VII por sus tratos con los almohades para debilitar a reinos cristianos, reprochándole "haber contraído amistades con gentes no solo enemigas de la fe católica, sino del propio Cristo".

Aquella embajada se hizo esperar ya que los almohades estaban en guerra contra Túnez. Lo más lógico es que Sancho VII pidiera al sultán que rompiera la tregua que tenía acordada con Castilla en su favor. Pero el sultán no aceptaría, y para contentar a Sancho VII mandó que en Sevilla le hiciesen cuantiosos regalos.

Dos años más tarde, en 1199, emisarios navarros comunicaron a Sancho VII en Sevilla que Navarra estaba sufriendo una invasión del Ejército de Castilla, al mando de Alfonso VIII, y en connivencia de aragoneses. Durante la expedición militar, el Reino de Navarra perdió el Duranguesado, Álava y Guipúzcoa. La ausencia de Sancho VII fue de algo menos de dos años, un tiempo suficiente para perder un reino.

Jiménez de Rada empleó un tono crítico sobre el comportamiento de Sancho VII. Así, dijo que mientras su reino era atacado por Castilla:
"Habiendo regresado (la embajada) con dineros y dádivas, sin embargo, el rey con el pretexto de su regreso recorría las ciudades de los árabes y permanecía en la patria de ellos."

SEPULTURA DE SANCHO VII EN EL MONASTERIO DE RONCESVALLES

Tras este suceso histórico y documentado, surgió una leyenda puramente romántica y novelesca tan de la época. Su origen está en el cronista y poeta inglés Rogerio de Hovenden, que debió estar vinculado en la Corte de Leonor de Aquitania o de la reina viuda Berneguela. Hoveden escribió muy a principios del siglo XIII, y tuvo saber que Sancho VII había marchado a solicitar la ayuda al sultán almohade Jussuf.

Según Hoveden, la fama de honradez de Sancho había llegado a la hija del sultán, enamorándose de él por "oídas". La hija le pidió a su padre que se lo trajera como esposo, o de lo contrarío intentaría suicidarse. Viendo el sultán a su hija enajenada y temiendo cualquier locura, le prometió que atraería a Sancho VII con regalos. Así, envió una embajada a Navarra con la propuesta de entregarle su hija y sus territorios peninsulares del Imperio como dote.

Cuando Sancho VII llegó a la Corte de Tremecén, Jussuf había muerto, y su sucesor en el trono del Boyac Miramamolón, deshizo el trato.

Hoveden estableció con precisión la fecha de esta supuesta aventura, porque escribió que mientras Sancho VII luchaba por la hija del sultán, "Alfonso de Castilla y el rey de Aragón invadieron el territorio del rey de Navarra, cada uno desde su lado, de tal forma que Alfonso le capturó veinticuatro castillos y el rey aragonés dieciocho".

Otras fuentes, sin embargo, dicen que tuvo descendencia con una hija de Abu Yaqub Yasuf II Al-Mustansir, emir de Marruecos. Incluso las crónicas árabes escribieron que luchó en Túnez.

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