21/09/2022

Defensa de Filipinas por Lorenzo de Orella y Ugalde en 1646


En 1646, los Países Bajos planearon la invasión de las islas Filipinas para apoderarse de ellas. Los holandeses superaban en numero de españoles y filipinos, sus barcos y tropas estaban mejor pertrechados. En ese momento, las islas Filipinas eran una provincia de ultramar muy joven y muy vulnerable a cualquier ataque del exterior, por aquel entonces los españoles empezaban a extenderse por el archipiélago. España contaba con dos galeones mercantes: Encarnación y Rosario; bajo el mando del general guipuzcoano Lorenzo de Orella y Ugalde y el almirante Sebastián López, que hacían la ruta de Filipinas-México. Tuvieron que enfrentaran a la Armada holandesa que contaba con 18 galeones y un buen numero de galeotes y botes de pequeño tamaño.

Aunque los dos capitanes eran veteranos militares, se preveía una dura resistencia de varios combates durante varios meses. El 15 de marzo, dieron comienzo las hostilidades. Los dos galeones cargaron contra cinco galeones holandeses y un pequeño barco. Españoles y filipinos lucharon con gran inteligencia y fueron capaces de derrotar a los holandeses, que se retiraron tras varias horas de fuego intenso. El Rosario y el Encarnación sufrieron daños menores.

COMBATE NAVAL ENTRE ESPAÑOLES Y HOLANDESES

El 29 de julio, siete buques de guerra holandeses estaban dispuestos a acabar con los dos galeones de la Armada española, esperando hasta la medianoche, para que el cañoneo resultara más efectivo. Rodearon al Encarnación, dejándolo aislado, por lo que se piensa que no podrá sobrevivir. Frente a una capitulación, el Encarnación fue capaz de hacer frente a los siete buques, con la ayuda de el Rosario. Este, que se encontraba fuera del circulo, atacaba por la retaguardia, causando mucho daño. El encuentro duró hasta el amanecer y para entonces las restantes fuerzas holandesas huyeron. No hubo ninguna baja en el Encarnación, solo dos heridos.

El general de Orella proclamó en el nombre de la Virgen del Santo Rosario que toda su armada obtendría la victoria y que el no perecería en dicha batalla. La moral era muy alta entre las tropas que se preparan para un próximo encuentro.

El 31 de julio, en la isla de Mindoro, se acorraló a la Armada holandesa, tras un intercambio de disparos. El Encarnación y el Rosario estuvieron a la ofensiva, disparando agresivamente sobre los barcos holandeses, hundieron un galeón holandés y los otros se retiraron una vez mas. El combate duró sólo cuatro horas y no hubo víctimas en el bando español.

BARCO HOLANDÉS DEL SIGLO XVI

Un mes y medio de descanso de la batalla dio paso a la tan necesaria reparación y reorganización de la Armada española estacionada en Filipinas.

Debido a las sucesivas victorias contra el holandés, la Armada de Filipinas se relajó y se botó un nuevo galeón el San Diego para llevar una carga hacia Acapulco bajo el mando del general Márquez de Cristóbal Valenzuela. Fue tan grande la confianza que dejaron el puerto sin ninguna escolta. Así, cerca de las islas Fortuna, tres barcos de guerra holandeses atacaron por sorpresa. El mal armado de buque comercial se retiró hacia Mariveles, mientras que la flota holandesa le perseguía y cañoneaba. Afortunadamente, el San Diego pudo escapar del peligro.

En puerto, se apresuran para reconvertir al San Diego en un buque de guerra, uniéndose a los ya armados Rosario y Encarnación.

El 16 de Septiembre de 1646, no hallaron rastro de los holandeses en Islas Fortuna, pero si cerca de Cavite, en Mindoro. La pequeña flota española del general Orella y Ugalde abría fuego. Después de cinco horas el Rosario marchaba a la deriva y fue aprovechado por tres barcos su tripulación. El almirante Agustín de Cepeda abrió fuego con todas sus baterías, haciendo mucho daño a los atacantes, causando el pavor y desesperanza una vez entre los holandeses que huyeron.

GALEÓN ENCARNACIÓN

El San Diego estaba a punto de salir de Acapulco antes de 15 del septiembre, sin embargo, fue usado como barco de guerra, para luchar contra la flota de los Países Bajos.
Obligado a viajar de nuevo a México, pero se encuentra con una tormenta con lo que ancla en Mariveles para su reparación.

El buque insignia de Encarnación y Rosario le acompañan esta por un posible ataque holandés, sin embargo, el Rosario se encuentra muy lejos los dos barcos debido a la tormenta.

Durante la travesía los holandeses les siguen y vigilan de a distancia, observando que el San Diego esta solamente protegido por un barco.

Los holandeses intentan abordar el Encarnación, pero, una vez mas, los españoles les hacen pasarlo mal, el San Diego a distancia cañonea sobre ellos usando de munición balas de cañón al rojo vivo, poniendo a los holandeses en serios problemas por lo que por quinta vez, se retiran de la batalla.

COMBATE NAVAL ENTRE ESPAÑOLES Y HOLANDESES

Fue el último encuentro entre el español y holandeses, y las cinco batallas fueron ganadas por los españoles. Es un hecho imposible que dieciocho galeones fuertemente armados contra dos o tres viejos galeones de la armada española fueran derrotados, pero la fe hacia la sagrada madre del Rosario permitió alzarse con la victoria.

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