17/04/2020

Juntas Generales del Señorío de Vizcaya


Las Juntas Generales de Vizcaya fueron el órgano máximo de representación y participación popular de los vizcaínos en las Edades Media y Moderna. Como máximo órgano de gobierno, reflejaban en su composición interna la originaria división del Señorío en cuatro grandes entidades territoriales: la Tierra Llana, las Villas, el Duranguesado y las Encartaciones.

Tras la abolición de los Fueros en 1876 y un paréntesis de más de cien años, las Juntas Generales de Vizcaya fueron recuperadas en 1979. Desde entonces, han sido protagonistas destacadas del proceso de institucionalización que viene desarrollándose en la Comunidad Autónoma Vasca.

En la actualidad, la política provincial se desarrolla en el Palacio de la Diputación Foral en Bilbao, la política autonómica en la sede del Gobierno vasco en Vitoria, y la política nacional en las Cortes parlamentarias en Madrid, formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado.

Desde la Edad Media, la sede de las Juntas Vizcaínas se encontraba en la Casa de Juntas de Guernica, junto al legendario roble, donde se celebraban los plenos. Este edificio logró reunir la tradicional simbología del árbol y la función político-social de las Juntas. Durante la segunda década del siglo XIX, este edificio civil en estilo neoclásico sufrió una remodelación basada en su anterior religioso, a cargo del arquitecto Antonio Etxebarria.

Primero se reconstruyó el archivo y más tarde, en 1828, se iniciaron las obras de la sala de reuniones. La fachada principal está delante del árbol, tiene columnas dóricas y un frontón en el que figuran los escudos de Vizcaya. En la sala de reuniones, los escaños están organizados a modo de anfiteatro; hay unas vidrieras en las que se representan escenas del modo de vida de la provincia y los elementos del escudo foral. En el exterior, detrás del árbol, hay un templete corintio, que lleva en su ático el escudo del Señor de Vizcaya.

casa juntas gernika medieval plenos arbol roble
CASA DE JUNTAS DE GUERNICA

Sin duda alguna, el símbolo más universal de los vascos en relación con los Fueros es el Árbol de Guernica. El roble que acogía las primeras Juntas de Señorío de Vizcaya ha trascendido el marco geográfico de la provincia para convertirse en punto de referencia para toda Euskal Herria. Con el tiempo se convirtió en el icono de la permanencia de un pueblo y de unas instituciones frente a los avatares históricos que los vascos han conocido en su discurrir como colectividad.

En la actualidad el roble de Guernica acoge actos tan especiales como la toma de posesión y el juramento del cargo de Lehendakari o del diputado general de Vizcaya.

Varios literatos y artistas han dedicado palabras de admiración y respeto a esta planta:

Tirso de Molina en la obra La prudencia en la mujer:
"El Árbol de Guernica ha conservado la antigüedad que ilustra a sus Señores, sin que tirano le hayan deshojado, ni haga sombra a confesos ni a traidores."

 

Julio Caro Baroja en su historiografía Sobre historia y etnografía vasca:

"Aparte de esa veneración religiosa queda todo un cuerpo de principios de derechos que hacen que los árboles, y antes que ninguno el roble, tengan un significado profundo en la vida colectiva, política y legal."

Eduardo Chillida en Gure aitsren etxea:
"Mi máximo respeto a ese Árbol, que es el corazón de Euskal Herria. Ese Árbol nos simboliza a todos nosotros. Nuestras raíces, nuestra comunión con el cosmos."

José Miguel Barandiaran en su Diccionario ilustrado de mitología vasca, en el capítulo con el título de Bizkaiko Seme Bikaina:
"Dícese que antiguamente se celebraban los casamientos delante de ellos y muchos vecinos que en el mercado de Guernica hacían contratos de compromiso de alguna importancia, iban a hacer sus pagos delante de Peru y Mari (dos árboles), que eran considerados como testigos."

 

arbol gernica casa juntas vizcaya
ÁRBOL DE GUERNICA EN LA CASA DE JUNTAS

No se conoce el origen de las primeras Juntas Generales de Vizcaya, ni se posee ningún vestigio escrito o físico para conocimiento de los vizcaínos. Aunque se supone que estas asambleas fueron una derivación de la forma primitiva de legislar común al resto de los pueblos de la península Ibérica durante la Edad Media, o tal haya que mirar mucho más atrás, antes de la Romanización.

Así, el historiador clásico Tito Livio, el modo en que los celtíberos celebraban sus asambleas eran de dos clases: de la tribu y de la confederación.

La tribu efectuaba sus reuniones en el centro del castro principal, cabeza de la gente cobijada por las ramas del abedul sagrado "drunémeton" de que hace referencia Strabón, entraban a componerla por derecho propio los que César denominó "aequites" y también "príncipes": "dora inde regulis principibusque Hispanorum divisa" (Tit Liv XXVII). Es decir, los patricios, los jefes de los clanes, se reunían debajo de un abedul sagrado para deliberar sobre los asuntos de interés común de la tribu.

Lo que si se conoce es que desde la Baja Edad Media, estas Juntas Generales se celebran bajo un árbol: la Merindad de Durango en Guerediaga, las Encartaciones de Avellaneda y las de Vizcaya en Arechavalaga o en Guernica.

Carmelo Echegaray, ilustre cronista del Señorío, afirmó que a las Juntas Generales del Señorío podían asistir todos los vizcaínos para con los parientes mayores deliberar sobre los asuntos concernientes al territorio.

La convocatoria oficial a Junta se realizaba mediante el toque de cinco bocinas que, según tradición, hacían sonar en las cumbres de los montes Gorbea, Oiz, Sollube, Ganecogorta y Colisa. Sobre ellas, se encendían potentes hogueras que advertían a las gentes del acontecimiento para que acudieran al "batzarre" o asamblea.

La Crónica de Ibargüen Cachupin, en su tomo 3 y cuaderno 64, explica el modo de anunciar esta convocatoria a Junta:

"Vizcaya se gobernó en mucho tiempo por seis caudillos. Los cinco eran trienios, los cuales no se mudaban en este espacio sino por causas legítimas. Estos cinco eran de la misma tierra, su oficio de merino, y cada uno estaba en su merindad. Por lo cual, Vizcaya tenía en rojo cinco torres de plata y en cada una en el homenaje un hombre tocando una bocina significando las cinco merindades que era la fuerza. Estos avisaban a los centinelas de sus distritos que son los que llaman caudillos y parientes mayores los cuales siendo avisados de los merinos cada uno con su gente de guerra acudía so el árbol de Guernica, donde estaba el sexto electo que era superintendente presidente y gobernador de la tierra, el cual daba noticia del rumor de guerra que había y repartía la gente a veces con las Merindades, a veces con más caudillos, u a veces con él solo, echando la fuerza a donde más necesaria fuese."


Una de las primeras referencias escritas sobre la celebración de Juntas Generales figura en el Fuero y Capítulos de Hermandad hecho en la Era de 1380, es decir en el año 1342, en el que relata el modo de operar de una convocatoria a junta. Esta fue aprobada por el infante Juan, que vio:
"... un pedimento que los procuradores de los homes buenos de la Merindad de Uribe de Vizcaya mis vasallos me presentaron… de los Fueros que don Juan Núñez de Lara, señor que fue de Vizcaya, otorgó a los vizcaínos… Estando de Guernica llamados a Junta General e tañidas las cinco bocinas, no asistiendo en concepto de oficiales o magistrados más que cinco caballeros: Rodrigo Adán de Yarza, Gómez González de Vilela, Íñigo Pérez de Lezama, Rui Martínez de Albiz y Juan Galíndez de Muxica, a quienes se denomina alcaldes de Vizcaya."

Este texto está recogido en la obra Gobierno Universal del Señorío de Vizcaya, escrito por Darío de Areitio, archivero bibliotecario de la Diputación de Vizcaya.

TOQUE DE BOCINAS PARA CONVOCATORIA DE JUNTAS

En el preámbulo del Reglamento de Juntas Generales presentado en las Juntas de 1633, se explica que:
"El origen del congreso vizcaíno y las reglas tradicionales sobre su convocación y el método de su reunión se pierden en la obscuridad de los tiempos. A través de los siglos se han mantenido de una a otra generación este derecho consuetudinario."

En una alegación de los síndicos, presentada el 2 de marzo de 1605, dijeron éstos:
"Que por costumbre antiquísima, aprobada y mandada guardar por diversas Provisiones reales, estaba dada orden y se mandó que se haga Junta General so el árbol de Guernica, de cuatro en cuatro meses… y de algunos años a esta parte se ha dejado de usas diferiéndose las Juntas por muchos más meses y haciéndose sólo cuando se pide por los Síndicos o se ofrecen algunas ocasiones forzosas."

No hay comentarios:

Publicar un comentario