Durante los siglos XVII y XVIII, se dieron una serie de revueltas sociales denominadas Asonadas o Machinadas, en referencia al patrón de los ferrones, San Martín, porque las bases de estos insurrectos estaban compuestas de ferrones y campesinos. Su origen radicó en la aparición de circunstancias desfavorables como una coyuntura agraria grave, la exigencia de tributación y el deber de aportación militar.
Los fueros garantizaban la hidalguía universal, la exención fiscal de determinados productos y del servicio militar, así como la libertad de comercio. Pero se cometieron algunas infracciones en cuanto al cumplimiento de estas leyes forales, bien por parte de las Juntas Generales Provinciales o bien por mercaderes, clérigos y clase urbana. Se produjeron entonces una serie de insurrecciones entre las clases trabajadoras como los campesinos y ferrones contra la burguesía dominante de las instituciones de Gobierno Provincial como comerciantes y notables urbanos.
Estas revueltas sociales surgieron en el marco de los diversos levantamientos que tuvieron lugar en el Reino de España durante los siglos XVI, XVII y XVIII, como la revuelta de las Comunidades de Castilla y la de los Segadores de Cataluña. Fueron también las primeras luchas entre el campo y la ciudad.
REVUELTAS SOCIO-ECONÓMICAS DE LA MODERNIDAD |
Las victimas de estas insurrecciones populares eran hombres poderosos con beneficios agrarios, cosecheros de vinos, propietarios rurales o inversores de negocios y clérigos como por ejemplo Domingo de Castañeda, alto funcionario de la Audiencia del Corregidor en 1632, Pedro Fernández de Castañeda, alcalde de Bilbao, y Pedro de Villela, comisario de galeones.
El primero de estos motines producidos en tierras vascas fue la Matxinada de la Sal, que tuvo lugar en Bilbao en 1634, ante el aumento del impuesto sobre la sal. Sus líderes fueron ejecutados el 24 de mayo de 1634 por orden del corregidor de Vizcaya, en los muros de la Iglesia de San Antón de Bilbao: el licenciado Morga y Sarabia, el escribano Juan de Larrabazter, y los hermanos Juan y Domingo de Bizkaigana, Martín Otxoa de Ajorabide y Juan de la Puente Urtuzaustegui.
En las aldeas se iniciaban las revueltas para dar muerte a los poderosos que no respetaban las leyes forales y derechos de las clases más desfavorecidas. Esta era la mentalidad de esta clase social y en una época preindustrial. En las machinadas de 1718 y 1766, las más graves, la insurrección se produjo por la escasez de grano de maíz ante el establecimiento de aduanas que también incrementaron el precio. Se sublevaron los comerciantes porque controlaba el tráfico de mercancías y los campesinos porque controlaba el contrabando.
Ante la brutalidad de ferrones y campesino, estas asonadas fueron durísimamente reprimidas por las instituciones de la Provincia y Ayuntamientos, pasando a garrote vil a decenas de personas, y llevando a prisión o condenando al destierro a multitud de otras.
Los amotinamientos y revueltas sociales, no se producían en defensa de los fueros, sino de las ventajas fiscales y garantías de subsistencia que contenían estos ordenamientos jurídicos. También fue una lucha entre los conservadores de la burguesía rural y clerical contra los comerciantes y clases liberales urbanas. Supuso un preaviso de lo que sucedería en el siglo XIX con las guerras de la legitimidad monárquica o cambio de régimen.
REVUELTAS SOCIO-ECONÓMICAS DE LA MODERNIDAD |
Las causas de las machinadas fueron de tres tipos: económicas, políticas y sociales.
1. Económicas: la escasez de grano o la imposición de impuestos o aranceles en época de carestía podía provocar la rebelión de los campesinos, secundadas por los trabajadores de las herrerías. Así sucedió en 1739, en Azpeitia, cuando el precio del pan fue la causa principal de la revuelta.
2. Políticas: las provincias vascas disfrutaban de unos fueros reales generosos que garantizaban privilegios como la "hidalguía universal" de vizcaínos y guipuzcoanos, la exención fiscal de ciertos productos o la exención del servicio militar. El intento de rebajar o anular estas ventajas políticas, económicas y sociales también llevó a levantamientos, como el de 1731 en Irún por una leva militar, o la Machinada de 1717, uno de cuyos catalizadores fue el decreto que trasladaba las aduanas del puerto interior al puerto de mar, lo que suponía un grave perjuicio para el comercio vizcaíno.
3. Sociales: tras las guerras de banderizos de finales de la Edad Media, las mayores tensiones sociales se producían ahora entre los sectores rurales (donde los campesinos y los jaunchos compartían intereses) y la naciente burguesía, que solía aparejar el poder político provincial y real. En este contexto, las Machinadas también pueden interpretarse como levantamientos de los campesinos contra el poder de las ciudades.
PLACA MACHINADA DE LA SAL |
Se produjeron machinadas en:
1634: en Bilbao, por la subida del impuesto de la sal (Machinada de la Sal)
1638 y 1639: por el intento de trasladar las fronteras interiores vascas
1718: por el intento de trasladar las fronteras interiores vascas, se quemaron los barcos aduaneros y se mató al recaudador de impuestos
1731: en Irún, por una leva de marinería
1733: en Placencia de las Armas, por la fábrica de armamento
1738: en Vitoria, levantamiento de vecinos contra los notables
1739: en Azpeitia, por la subida del precio del grano o pan
1749: en Hernani, por recortes de tierras comunales
1766: en Azpeitia y Azkoitia, sumándose pueblos de todas las provincias, para una bajada del precio del grano
1773: en San Sebastián, por la subida del impuesto de la sidra
1784: en Vitoria, por las restricciones en la venta del vino
1803: en Vitoria, contra la casa del recaudador de impuestos
1804: en Vizcaya, por la construcción de un puerto en Olabeaga y por la aprobación del Servicio Militar Obligatorio (Zamacolada)
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