12/04/2019

Fundación de Puente la Reina y el fuero de francos en Pamplona por Alfonso I


Durante los siglo XI y XII, a mitad de camino entre Pamplona y Estella, se estuvo gestando otro asentamiento en el Camino de Santiago. Era conocido como Puente del Arga, por la proximidad del río. Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona entre los años 1104 y 1134, quiso impulsar este asentamiento concediendo a sus vecinos los fueros, usos y costumbres del Fuero de Estella.

La carta fundacional fue firmada en Milagro, en 1122, tanto por el rey como por los obispos de Esteban de Huesca, Raimundo de Roda, Pedro de Zaragoza, Sancho de Pamplona, etc., así como por los señores pamploneses Fortún Garcés Cajal de Nájera y Lope Garcés de Estella.

puente reina camino santiago navarra arga
PUENTE SOBRE EL RÍO ARGA EN PUENTE LA REINA

El territorio del asentamiento se extendía desde el puente sobre el río Arga hasta el llamado prado de Obanos. Se ordenaba a los vecinos construir sus viviendas en el plazo de un año, bajo pena de perder los derechos de posesión del solar. El rey concedió para los pobladores facultad de labrar las tierras que pudieran alcanzar en una sola jornada, incluyendo el tiempo de vuelta a sus casas. Decía el fuero: "Y de cuanto podáis trabajar donéis los diezmos para vuestras capillas".

También fue concesión regia la facultad de aprovechamiento de las aguas locales. Igualmente prescribe el fuero otorgado por el rey que se apaciente el ganado, y que se pueda talar leña y madera "per totos montes illos in circuito et in totas partes, in quantum in uno die poterites ire et venire". Hay una cláusula final extensiva de las facultades del fuero: "para vosotros y vuestros hijos y toda vuestra posteridad".

El nombre de Puente la Reina se menciona "expresis verbis en el primer párrafo del fuero: quicumque veneritis populare ad illo Ponte Arga, qui eciam cognominatur de illa Regina..."

Unos años más tarde, en 1129, Alfonso I visitaba Pamplona como rey legítimo de los pamploneses. Su llegada generó gran expectación entre sus súbditos. Pamplona era una ciudad en pleno crecimiento demográfico y económico, reinada por el aragonés desde hacía veinticinco años, y desde entonces no había hecho más que acrecentar los territorios de su reino, ganándose un gran prestigio en el terreno militar. Los magnates navarros y aragonés que sabían arrimarse a su corte potenciaron sus carreras, como la del pamplonés Fortún Garcés.

Enseguida pidieron audiencia al rey el obispo de Pamplona y algunos magnates destacados, como por ejemplo el representante de los pobladores francos. Todos sabían que sus decisiones tenían fuerza en España e influencia en Europa. El rey de Pamplona pudo conocer el desarrollo que había experimentado el burgo nuevo, una población en torno a la iglesia de San Saturnino y junto al núcleo primitivo de la Navarrería. Con el paso de los años, los inmigrantes eran una comunidad diferenciada y con carácter propio que pretendían mantener una relación directa con el obispo y con el rey. Intentaron conseguir derechos y libertades frente a los infanzones, clérigos y campesinos de la cuenca de Pamplona y que el rey regulase sus pleitos. Alfonso I escuchó las peticiones de estos artesanos, hosteleros, mercaderes y cambistas de origen franco que enriquecían al reino con su trabajo. Quedó tan satisfecho, que al poco tiempo les concedió carta foral en Tafalla.

El fuero de población establecía que la comunidad de francos quedaría en adelante bajo el señorío del obispo y del rey, y disfrutaría los privilegios de franqueza. La carta foral prohibía asentarse en San Saturnino a clérigos, infanzones y villanos naturales del reino. También se prohibió edificar entre el nuevo barrio de francos y la iglesia de Santa Cecilia, dependiente de Leyre. Los francos no sólo continuarían con su mercado semanal, sino que adquirían el monopolio de la venta de alimentos a los peregrinos. Se autorizaba a los vecinos del nuevo barrio a apacentar ganado y talar madera en la tierra que podían recorrer yendo y volviendo en el día.

El fuero contenía otras varias prerrogativas, pero el rey era consciente de la pujanza de la ciudad de Pamplona. Sabía que los privilegios atraerían más pobladores y engendrarían pleitos, interpretaciones y muchas discusiones. Por tal motivo, ante la previsible burocratización judicial, el rey remitía al Fuero de Jaca. Pero no al Fuero Breve que otorgó su padre, Sancho Ramírez, en 1077, sino al Fuero Extenso enriquecido por la casuística y adornado por la jurisprudencia de los último cincuenta años. Y así lo dejó por escrito.

fuero jaca navarra guipuzcoa alfonso aragón
FUEROS DERIVADOS DEL DE JACA EN NAVARRA Y GUIPÚZCOA

El Fuero Extenso de Jaca abrió una brecha jurídica consolidando una previa diferencia cultural. Había vecinos autóctonos que plantearían agravios comparativos con vecinos privilegiados. En adelante, un hecho diferencial marcaría la vida local. Pero era un fenómeno extendido en muchas ciudades del Camino de Santiago. Además, era un factor de riqueza para el reino y había que aprovechar las ventajas y tratar de minorar los posibles inconvenientes.

4 comentarios:

  1. ¿Fueron los fueros de Navarra otorgados específicamente a poblaciones francas (francígenas)?

    ¿En qué localidades navarras eran mayoría los francos? ¿Cuáles tenían poblaciones excesivamente francas? ¿Cuáles se fundaron por francos?

    Gracias por adelantado por la información.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Fueron los fueros de Navarra otorgados específicamente a poblaciones francas (francígenas)? No, también a poblaciones de etnia vascona o que hablaban el idioma navarro-aragonés.

      ¿En qué localidades navarras eran mayoría los francos? ¿Cuáles tenían poblaciones excesivamente francas? ¿Cuáles se fundaron por francos?
      Algunas por las que circulaba y lo hace en la actualidad el Camino de Santiago, por algo a la ruta jacobea principal se llama Camino francés. Estella es el caso más paradigmático de convivencia de 3 barrios: uno de fraceses, otro de vascones y otro de hispano-navarros, aunque por haber hubo judíos e islámicos. Ninguno fue fundado por francos, solo por el rey. Este era el único que tenía aquella potestad.

      Espero haber respondido a tus preguntas, aunque un poco tarde. saludos

      Eliminar
  2. De Pamplona y de Estella ya sé la info sobre los francos. Gracias. Con ganas de recibir tus respuestas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He encontrado esta web muy útil a tus preguntas, espero que te sirva.

      http://www.vallenajerilla.com/berceo/santiago/colonizacionfranca.htm
      "muchos negoçiadores de diversas naçiones e estrañas lenguas"..."burgueses de muchos e diversos ofiçios, conbiene a saber: herreros, carpinteros, xastres, pelliteros, çapateros, escutarios o omes enseñados en muchas e diversas artes e ofiçios"(Primera Crónica de Sahagún)

      "de todas partes del universo... personas de diversas e extrañas provincias e reinos, conbien a sauer: gascones, bretones, alemanes, yngleses, borgoñones, normandos, tolosanos, provinçiales (provenzales), lonbardos, e muchos otros negoçiadores de diversas naçiones e estrañas lenguas".

      Desde finales del siglo XI y más acusadamente a lo largo de la siguiente centuria, son incontables los testimonios reveladores de la existencia de núcleos estables, a veces muy numerosos, de población ultrapirenaica en las localidades de la ruta jacobea, incluso en las de itinerarios secundarios de la misma. Los encontramos no sólo en ciudades y villas importantes de antigua o nueva fundación, como Pamplona, Estella, Jaca, Logroño, Nájera, Burgos, Sahagún, León, Astorga, Santiago y en rutas secundarias, Oviedo y Lugo, sino en otras poblaciones más modestas; por ejemplo en Puente la Reina, Sangüesa, Miranda, Santo Domingo de la Calzada, Belorado, Carrión o las cuatro villas bercianas de Molinaseca, Ponferrada, Cacabelos y Villafranca.

      Los inmigrantes de ultrapuertos, al menos en la fase inicial de sus asentamientos, tienden a la concentración espacial en los marcos urbanos receptores, estableciéndose, como antes apuntábamos, en barrios o calles que les son propios y que suelen localizarse en relación con las travesías, intra o extra muros del Camino de Santiago. En el espacio navarro la localización de los francos en barrios cerrados se manifiesta aún más acusadamente y por más tiempo que en las poblaciones castellano-leonesas.

      En Navarra los francos gozaron de una muy diferenciada condición jurídica en relación con la población indígena.

      Por vez primera, significativamente, se contempla la presencia de burgueses en el fuero otorgado a Jaca por Sancho Ramírez, rey de Aragón y Pamplona, hacia 1065.

      Con todo tipo de reservas puede afirmarse que el número de pobladores francos fue muy abundante en las ciudades y villas del espacio navarro-aragonés, superando quizá en Jaca al de la población autóctona. Aunque a medida que el Camino de Santiago se aleja de las tierras ultrapirenaicas la población franca tendería a disminuir, su importancia porcentual en el seno de las sociedades locales continuaba siendo muy importante, al menos en las principales ciudades de las rutas jacobeas, en las que puede reconstruirse con cierto grado de fiabilidad la dinámica interna de las colonias extranjeras.


      Eliminar