28/09/2025

Mentalidad militar y tradición naval de los vascos


En la Monarquía Hispánica de la Edad Moderna, guerra y sociedad estaban intrínsecamente vinculadas entre sí: la sociedad como inspiradora de formas de guerra; la guerra como agente de transformación social, y la guerra como principio de la organización social. Todos los miembros de los linajes y casas nobiliarias se caracterizaban por vivir de estos valores sociales y bélicos y por desarrollar una constante participación en la política exterior e interior de los monarcas Austrias, primero, y Borbones, después.

En el caso de las provincias vascas, tenían mar de un lado, hierro y madera de otro, y densa población en un ámbito estrecho, elementos que, según Julio Caro Baroja, condicionaban de un modo decisivo la vida vasca. Este reputado antropólogo ha remarcado que el tipo vasco es el de "hombre de acción: el homo faber de la península", ya que "las dos Provincias y el Señorío" venía desarrollándose como despensa de hierro, fábrica de instrumentos y acero, astillero y anclaje de navíos de carga y guerra, exportador de fuerza humana, marinería intrépida, fiel servicio de armas, etc.
"... la pequeñez o estrechez del país, su riqueza en mineral de hierro, su antigua abundancia de bosques y su situación geográfica han hecho que, desde un momento preciso de la Edad Media hasta la Edad Contemporánea, los vascos se hayan distinguido no sólo como pescadores de altura y como ferrones, sino también como marinos, constructores de barcos de madera e industriales en general."

En la Baja Edad Media, durante el transcurso de la Guerra de los Cien Años, los puertos marítimos ingleses sufrieron los saqueos efectuados por marinos vascos. En la carta de Eduardo III de Inglaterra al arzobispo de Canterbury y de York, en el siglo XIV, decía:
"Líbranos señor de la peste de los vascos."


En la Crónica de los Señores Reyes Católicos, el humanista Hernando del Pulgar, quien escribió sobre los marinos vascos:
"Los que moraban en aquel condado de Vizcaya y en la provincia de Guipúzcoa son gente sabida en el arte de navegar y esforzados en las batallas marinas e tenían naves e aparejos para ello, y en estas tres cosas, que eran las principales para las guerras de la mar, eran más instructos que ninguna otra nación del mundo."

Fuertes, pero difíciles, eran aquellos vascos del Ejército de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, en las Guerras de Italia contra Francia, que se decía de ellos lo siguiente:
"Más quisiera ser leonero que tener cargo con aquella nación."

Desde Burgos el 28 de mayo de 1512, el rey de Aragón, Fernando el Católico, ordenó mediante carta a los parientes mayores de la Provincia de Guipúzcoa el encargo de que se apercibiesen con todos sus dependientes para la guerra contra Navarra, y cosa natural era que ellos también acaudillasen la gente que armasen y mantuvieran. Dicha carta dice:
"Yo escribo al corregidor de la dicha provincia que de mi parte os hable lo que os dirá sobre el apercibimiento de vuestras personas, casa y parientes; por lo que yo vos encargo le deis entera fe y crédito, y que aquello pongáis así por obra, que en ello nos serviréis."

Desde Pamplona, el 6 de noviembre de 1523, en otra carta escrita por el emperador Carlos V a Juan Beltrán de Iraeta se hace igual encargo.

El navarro Antonio de Leyva fue general de los Tercios de Infantería españoles de primeros del siglo XVI, a las órdenes de Gonzalo Fernández de Córdoba. Ganó mucha fama gracias a sus heroicas victorias contra el Ejército francés en las llamadas Guerras de Italia. A él se refería Robertson, cuando en 1821 publicó Historia de Carlos V, definiéndole así:
"... oficial superior de una clase distinguida, de gran experiencia, bizarro, sufrido y enérgico, fecundo en recursos, deseoso de sobrepujar a los demás, tan acostumbrado a obedecer como a mandar, y por lo mismo capaz de intentarlo todo y sufrirlo todo por salir airoso en sus empresas."

ANTONIO DE LEYVA

El embajador de la República de Venecia, Andrea Navagero, estuvo en España por motivo de la boda real entre el emperador Carlos V e Isabel de Portugal celebrada en Sevilla. Observó que el mar, el bosque y el hierro condicionaban el modo de vida del vasco del siglo XVI. Escribió sobre la tierra de los vizcaínos que:
"... salen mucho al mar por tener muchos puertos y muchas naves construidas con poquísimo gasto, por la gran cantidad de robles y de hierro que poseen; por otra parte la poca extensión de la región y el gran número de gente que la habita les obliga a salir fuera para ganarse la vida."

Muchos vascos de aquella época habían encaminado sus pasos hacia tareas relacionadas con la aventura del mar, lo que llevó a Ramón Seoane, en 1903, a exponer que:
"El conjunto que puede presentarse de marinos, guerreros, descubridores, cosmógrafos, armadores, navegantes e inventores, hace aparecer a este solar como un país privilegiado, que ha producido durante nueve siglos nautas de exuberantes condiciones, siendo su existencia la base de la Marina, la ayuda de la ciencia de los descubrimientos y el pecho infatigable que ha soportado acciones heroicas."

Durante la hegemonía del Imperio de la Monarquía hispánica, decir flota mercante española era hablar de naves, capitanes y marinería, esencialmente vizcaínos. Según Julio Caro Baroja, aquella flota, en tiempos de Felipe II "unida a la de Portugal era la segunda de Europa, dos veces mayor que la alemana y tres veces más que la francesa e inglesa".

El valor, la heroicidad y la fidelidad de los marinos en la defensa de la Monarquía española quedó patente en la historia por sus hazañas y servicios, y registrado por los cronistas de la época.


En la Guerra anglo-española de 1585-1604, la ciudad de Cádiz fue atacada por la flota inglesa en 1596. Estaba defendida por ocho compañías, de las cuales cuatro estaban formadas por andaluces, las otras cuatro por genoveses, portugueses, flamencos y vascos. Con la actuación efectuada por la compañía de vascongados, según la narración de los hechos de un contemporáneo "se escribió la única página brillante de aquel vergonzoso episodio...". Los marinos vascos estaban muy establecidos en la ciudad de Cádiz, punto de partida de expediciones a América y centro del comercio con las Indias, llegando a tener un Colegio de Pilotos vizcaínos.

Se confirmaban los elogios que en su día salieron de la pluma de Lope de Vega, refiriéndose a la bizarría del vasco:
"¡Qué brava infantería tiene esta tierra! En cuanto el mundo abarca no hay mejores soldados."

En la Guerra de los Treinta Años de 1618-1648, se destacó el general almirante Antonio de Oquendo y Zandategui, natural de San Sebastián, procedentes de una reputada y gloriosa saga de marinos guipuzcoanos. En el combate naval de Las Dunas, en 1630, la consigna de la arenga que expresó ofrece buena muestra de esta mentalidad naval y militar:
"¡Qué humor helado es, soldados y compañeros míos, el quivalente discurre por vuestras venas! Acaso habéis olvidado que aún no hace ocho días este enemigo, estos mismos bajeles y este general que tenemos delante, habiéndoles embestido con solo esta "capitana", teniendo él diecisiete navíos, nos volvió las espaldas. ¡Repasad el empeño en que nos encontramos y considerad que no tenemos más remedio que pelear, porque retirarnos no puede ser viviendo yo! Rendirnos y perder la vida es de animales, dejar que nos la quiten de cobardes. Quien por vivir queda sin reputación es esclavo y se deja morir de miedo. Quien no ve la hermosura que tiene el perder la vida por no perder la honra, no tiene honra ni vida. Si Dios fuese servido que en esta ocasión la perdemos, moriremos en defensa de la religión católica contra tan implacables enemigos de ella, por el crédito de nuestro Rey y por la reputación de nuestra nación. Espero que saldremos bien de este empeño, y así no os espante el número, que cúantos más fuesen tendremos más testigos de nuestra gloria. ¡Santiago y a ellos!"

ANTONIO DE OQUENDO Y ZANDATEGUI

"Yo podría dar a cambio unas barras de mucho más valor, los huesos de mi hijo primogénito muerto en América mientras servía en uno de los buques de la Armada."
Fue la respuesta de Cristóbal de Eraso, capitán general de la Armada de la Carrera de Indias, en respuesta a los miembros de la Casa de Contratación, cuando al regresar en uno de sus viajes a España le encontraron unas barras de oro en uno de sus buques que no había declarado y le amenazaron con dar parte de ello al monarca.

Cronistas de la época enfatizaban el carácter noble y guerrero, libre e irredento de los vascos que sirvieron en las Armadas y los Ejércitos Reales. Juan Martínez de Zaldivia describió las hazañas, guerras y peleas de los guipuzcoanos liderados por caudillos parientes mayores. Esteban de Garibay fue un gran narrador sobre los linajes de reyes y nobles, y sus historias bélicas.

Lope Martínez de Isasti escribió hacia 1620 su Compendio historial de Guipúzcoa, uno de cuyos libros es un catálogo de compatriotas de la provincia al servicio de la Monarquía hispánica. Entre sus guipuzcoanos ilustres están los caballeros de las Órdenes Militares, los generales de galeones y navíos, alféreces de guerras, etc., y entre los que no podían faltar sus familiares, protagonistas y héroes de las batallas navales del siglo XVI.
"El año de 1618 tomó asiento Su Magestad con el Señorío de Vizcaya de fabricar diez Galeones y dos Pataches por cinco años, y salieron a navegar por Julio de 1619. A imitación de Vizcaya hizo otro asiento con las Cuatro Villas de siete Galeones y dos Pataches, y salieron á navegar el de 1621. Con la Provincia de Guipúzcoa hizo otro asiento de otros siete Galeones y dos Pataches: la Capitana salió á navegar el año de 1623: y por Octubre de 1624 salieron cinco Galeones para la jornada del Brasil. Cada escuadra de estas tiene su General y Almirante, y todas se entienden debajo del mismo nombre Cantabria según esto, en diciendo Cántabro se podrá entender Guipuzcoano, pues es comprehendido debajo de este nombre: y se infiere de lo que dice Pomponio Mela."

El profesor de filosofía, lengua, retórica y teología Manuel Larramendi dedicó una apología al espíritu guerrero y marcial del guipuzcoano en el Imposible vencido:
"¿pues qué diré del espíritu marcial y del valor invencible de los guipuzcoanos por mar y por tierra? Marte no influye tanto en la producción del fierro y del azero de aquellos montes, quanto influye valor, y gallardía de espíritu en los pechos guipuzcoanos. Cederá el fierro a golpes, y no cederá un guipuzcoano a los trabajos marciales."

Para Larramendi, según aseguró en su Corografía, Guipúzcoa es:
"... provincia del terreno más corto de España y el más fecundo de hombres políticos y guerreros y marciales por mar y por tierra, con la mejor gente de mar que hay en el mundo."

MANUEL DE LARRAMENDI

En las recomendaciones que el Consejo de Indias envía a Felipe V en defensa del nombramiento como virrey de Nueva Granada, al navarro natural de Héneris, Sebastián de Eslava y Lazaga, mencionó sus cualidades como persona de "buen juicio, experiencia, buena conducta, generoso y no lo bastante viejo para no ser capaz de soportar las condiciones de vida de la región, pero bastante maduro para asegurar las regulaciones apropiadas u obrar con buen sentido común".

Compañero de fatigas del virrey Eslava fue el teniente general de la Real Armada española y natural de Pasajes, Blas de Lezo y Olavarrieta, en la defensa de Cartagena de Indias de 1741, frente a una enorme armada inglesa comandada por Edward Vernon. Pero este heroico marino ya había perdido un ojo, una pierna y un brazo defendiendo España en anteriores combates navales.
"Me gusta saber que dejo una parte de mi mismo en cada campo de batalla, a cambio de un poco de gloria."
Carta de Blas de Lezo al almirante Vernon, contestando a la solicitud de rendición que éste hizo de Cartagena de Indias desde la recién conquistada Portobelo:
"He recibido la de V.S. de 27 de Noviembre que me entregó Dña. Francisca de Abarroa. Y en inteligencia del contenido diré, que bien introducido V.E. por los factores de Portobelo (como no lo ignoro) del estado en que se hallaba aquella plaza, tomó la resolución de irla a atacar con sus escuadras aprobechándose de la oportuna ocasión de su imposibilidad para conseguir sus fines, los que si obiera podido penetrar, y creer que las represalias y hostilidades que V.E. intentava practicar en estos mares en satisfacción de las que dicen habían egecutado los españoles, ubieran llegado hasta insultar las plazas del Rey mi amo, puedo asegurar a V.E. me ubiera hallado en Portobelo para impedírselo, y si las cosas ubieran ido a mi satisfacción, aun para buscarle en otra cualquier parte; persuadiéndome que el ánimo que faltó a los de Portobelo, me hubiera sobrado para contener su cobardía."

BLAS DE LEZO Y OLAVARRIETA

El brigadier Cosme Damián Churruca y Elorza, natural de Motrico, luchó en el combate de Trafalgar en 1805, comandando el navío San Juan Nepomuceno de la flota combinada hispano-francesa. Murió enfrentándose a seis navíos ingleses a la vez, antes de que su nave fuese apresada por la armada británica de Horatio Nelson. Junto a él, también murió su amigo y almirante Francisco de Móyua y Mazarredo. Tal era su determinación que, un día antes, envió una carta a su hermano en la que se despedía diciendo:
"Si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero, di que he muerto."

Este es el parte de guerra que el general Mendizábal dio a la Regencia y la felicitación a los oficiales de la División Navarra por su bravo comportamiento durante la Guerra de la Independencia española.
"La División Navarra se ha cubierto de gloria en la batalla de esta tarde... El orgulloso enemigo se presentó en la orilla derecha del río Aragón, y los batallones de voluntarios en columnas de ataque, mandados por el brigadier Espoz y el coronel Cruchaga, lo arrollaron y envolvieron en las dos alas, mientras con la caballería de Húsares de Iberia su comandante Longa atacaba el centro... De los tres jóvenes guerreros, Espoz, Cruchaga y Longa debe esperar la Patria días tan gloriosos como dieron a la nación en el siglo XV Antonio Leiva y el conde Pedro Navarro."

También Zaratiegui, secretario de Zumalacárregui, durante la Guerra de la Independencia:
"Los anales de la Historia refieren pocos ejemplos que puedan compararse con la guerra que el limitadísimo estado de la Navarra sostuvo contra las huestes de Napoleón."

COSME DAMIÁN DE CHURRUCA Y ELORZA

23/09/2025

Policarpo de Balzola y Jauna


Perito agrimensor de profesión, matemático e inventor por vocación que ingenió una calculadora mecánica Teclado Aritmético y un Calendario Mecánico Universal Perpetuo en 1847, un manual de Aritmética y unas Tablas de correspondencia al Sistema Métrico Decimal en 1852, además de redactar informes científicos y formar parte de comisiones técnicas en Guipúzcoa a mediados del siglo XIX

POLICARPO DE BALZOLA Y JAUNA

Policarpo de Balzola y Jauna era natural de la guipuzcoana villa de Irún, donde nació en 1813, perteneciendo a una familia humilde.

Desde niño demostró una vocación al conocimiento de las Matemática durante su etapa de formación básica en la Escuela municipal, entonces ya destacaba en Aritmética y Geometría. Siendo joven, quedó huérfano y sin recursos, por lo que tuvo que ponerse a trabajar: fue secretario del Ayuntamiento de Irún, en 1837, y escribano, en 1838.

En alguno de esos años, recibió clases particulares de algún ingeniero militar que trabajaba en los baluartes del municipio en materias como Geometría, Trigonometría y Dibujo técnico. Entre 1837 y 1843, continuó su formación autodidacta hasta conseguir el graduado de perito agrimensor. La Agrimensura es la ciencia que se dedicaba a la delimitación de superficies terrestres, a la medición de áreas y la rectificación de límites, que en la actualidad es una rama de la Topografía. En aquella época, el agrimensor ya era un profesional con amplios conocimientos en Matemáticas, por lo general había estudiado en alguno de los Seminarios de Nobles de Madrid o de Valencia, o en el de Vergara a partir de 1848.

Debido a su formación autodidacta en esta materia y a ocupar un cargo administrativo en el Ayuntamiento de Irún, obtuvo el de agrimensor. Sin embargo, mientras desempañaba esta función, Balzola desarrolló sus habilidades para la creación de ingenios mecánicos, su faceta más destacada por la que alcanzó cierta relevancia.

INSTRUMENTOS DE AGRIMENSURA

En 1847, construyó el primer de sus cuatro grandes ingenios. El Teclado Aritmético es una calculadora mecánica con capacidad para realizar hasta cuatro operaciones aritméticas. Anotaba diferentes pesadas en un momento, de forma que las pesadas parciales quedaban agregadas a las siguientes acumulándose al resultado final.

Este teclado era un aparato en forma de piano, muy innovador para la época. Estaba basado en el prototipo que había inventado Pascal en 1643, y antecesora de las máquinas de cálculo aritmético que construyó Leonardo Torres Quevedo en el siglo XX.

Con la intención de conseguir financiación para comercializar el teclado, Balzola se presentó ante la Corte de Isabel II. Pudo demostrar la exactitud y precisión de las operaciones aritméticas, principalmente sumas y restas, algo que impactó con alegría en el personal cortesano. Tras recomendación real, pasó a ser examinado por la Academia de Ciencias y por el Conservatorio de Artes que emitieron informes favorables por su originalidad e innovación técnica, pero rechazaron su desarrollo práctico.

El teclado aritmético nuca llegó a fabricarse para su comercialización, pero al menos Balzola se ganó la admiración de la Corte y la encomienda de Isabel la Católica. En 1850, Pío Zuazua publicó en San Sebastián la obra científica explicativa con el título Teclado aritmético.

TECLADO ARITMÉTICO

Aquel mismo año de 1847, Balzola también fabricó su segundo invento. El Calendario Universal Mecánico y Perpetuo tenía la forma de y el tamaño de un maletín y permitía conocer fechas de cualquier año. Comprendía los doce signos del zodiaco, los meses del año y los días de la semana indicados con iniciales, las fases lunares con arreglo al tiempo medio, la hora en que era pleamar en todos los puertos y en todas las épocas, y la hora de todos los puntos del globo. Una utilidad práctica podría ser, por ejemplo, el conocimiento de los días de la semana y las fiestas móviles que aparecían en unas ventanillas después de haber fijado un año determinado.

Envió unos ejemplares al la Diputación Foral de Guipúzcoa, consiguiendo un privilegio de venta de quince años, del que se fabricaron algunos ejemplares. Aunque fue el único que llegó a comercializarse, no fue su invento más destacado o revolucionario, pero se ganó el reconocimiento de algunas autoridades.

También se ganó el visto bueno del Conservatorio de Artes de Madrid, que le sugirió la instalación de un ejemplar en el centro. Balzola rechazó la petición por problemas de traslado.

Basándose en este calendario universal, desarrolló el Calendario Gregoriano Mecánico y Perpetuo, que imprimió y vendió.

La funcionalidad y composición de estos artilugios quedaron explicadas a través de la redacción de varias obras científicas:
- Método para la formación del Calendario Gregoriano y Mahometano para todos los años y modo de hallar su correspondencia por medio del Cronosycubalo inventado por el autor
- Descripción del nuevo Calendario perpetuo y método breve y fácil para arreglar anualmente el Calendario Gregoriano y Niceno
- Descripción del Calendario perpetuo Comercial y método para su uso con aplicación a la averiguación de los días que median entre dos fechas, sin ningún cálculo, resolución de cuestión de interés, de descuento, de plazo medio y a la liquidación de cuentas corrientes con interés recíproco
- Elementos de cronología y formación de todos los calendarios del mundo, de todas las épocas por medio del Cronosycubalo o calendario mecánico, perpetuo y universal

CALENDARIO MECÁNICO PERPETUO UNIVERSAL DE POLICARPO DE BLAZOLA

En 1852, Balzola presentó una obra científica divida en dos partes: un manual de aritmética y unas tablas para la adopción del sistema métrico decimal. Fue el resultado de una solicitud que la Diputación Foral de su provincia le había ofrecido, unos años antes, para escribir algún manual sobre tablas de equivalencia de las unidades de medida guipuzcoanas al nuevo sistema métrico establecido en toda España, según la ley del 19 de julio de 1849.

La Aritmética es un libro teórico y explicativo de las unidades métricas de peso y longitud que existían en Guipúzcoa y de las principales de las demás provincias española y del extranjero.

Las Tablas de correspondencias tienen un carácter más práctico porque incluyen los siete sistemas diferentes de unidades que se utilizaban en Guipúzcoa junto a su equivalencia en unidades métricas y su cálculo decimal. En cada magnitud, se adjuntaban las unidades correspondientes a cada municipio y se especifican las variaciones que existían en ellos, incluyendo las correspondencias de los antiguos sistemas con el métrico y con las principales extranjeras.

El Seminario de Nobles de Vergara examinó la obra científica resultando un informe favorable. En 1853, el Gobierno foral publicó sus dos obras en San Sebastián:
- Aritmética con la explicación del sistema métrico
- Tablas de correspondencia de todas las pesas y medidas de Guipúzcoa y las principales del extranjero con las del sistema métrico

Con fines educativos, se repartieron sus ejemplares entre los centros educativos y administraciones locales y provinciales. Cada par de libros estaba acompañado de un metro de madera que se desplegaba en dos: un metro con divisiones y una vara con pulgadas.

Así, su Aritmética y sus Tablas sirvieron para divulgar el novedoso y unificado Sistema Métrico Decimal de longitud y peso que tenía al metro y el kilogramo como unidades básicas, en sustitución del variado, complejo y anticuado sistema de unidades provinciales.

ARITMÉTICA Y TABLAS DE CORRESPONDENCIA POR POLICARPO DE BLAZOLA

Sin abandonar su trabajo habitual como agrimensor municipal de Irún, Balzola había alcanzado un gran reconocimiento como inventor vocacional por parte de las autoridades forales y la comunidad científica de su provincia, y una pieza clave en la reconversión industrial de mediados del siglo XIX. También la Corte de Isabel II reconoció sus méritos con el nombramiento de caballero de la Orden de Carlos III.

Sin embargo, esta obra no fue incluida entre los numerosos textos aprobados poñr el Gobierno nacional para la enseñanza oficial, por real orden de 1856. Pero, si fueron incluidos los textos publicados por otros matemáticos como el Tratado de Aritmética del vizcaíno Juan Cortázar y la Aritmética decimal del navarro Antonio Irivertegui.

Tal vez, fuese la carencia de una titulación universitaria en Matemáticas, tan solo autodidacta, o la falta de contactos en la administración central lo que ocasionó su rechazo. Desconocía las Matemáticas básicas como la aplicación de la geometría no euclídea o el cálculo diferencial e integral, pero su disciplina principal fue la aportación práctica de la Aritmética.

POLICARPO DE BALZOLA Y JAUNA

Estas fueron las cuatro grandes obras científicas de Policarpo de Balzola, con los que demostró sus amplios conocimientos en Aritmética y Geometría y su genialidad creativa, dos artilugios técnicos: el Teclado Aritmético y el Calendario Mecánico Universal; y dos libros prácticos: el Manual de Aritmética y las Tablas de conversiones.

Pero también había realizado otras contribuciones técnicas de menor relevancia o repercusión, pero no menos importantes. Por ejemplo, en 1845, redactó un informe sobre la forma de solucionar los errores que existía en el sistema de tasación impositiva sobre el consumo de los aguardientes, que fue enviado al Ministerio de Hacienda. En 1849, presentó su plan para el establecimiento del nuevo Sistema Métrico Decimal, así como el manual de uso y las tablas de correcciones, para la correcta utilización del alcoholímetro centesimal de Gay Lussac, que se aplicaba en el proceso de graduación de las bebidas espirituosas y aguardientes en aquella época.

En 1850, Balzola envió al ministro de la Gobernación otra obra científica escrita con el título de Nuevo y breve procedimiento para la votación en los Congresos.

También construyó un artilugio sencillo que determinaba el área de un objeto sin medir su base y su altura con el compás o la regla, y sin efectuar operación aritmética alguna.

En la década de los cincuenta, Balzola escribió los siguientes artículos científicos:
- Apuntes sobre la teoría de la Armonía Universal
- Método abreviado para la resolución de las cuestiones de interés
- Bosquejo sobre la teoría de la numeración

Durante el resto de su vida, Balzola continuó escribiendo manuales prácticos para la correcta utilización de instrumentos de medición del nuevo sistema en tierras vascas. Y también colaboró con las administraciones de Guipúzcoa y de Irún en asunto de índole técnico.

En Irún, fue uno de los responsables del proyecto para el ensanche y amejoramiento urbano, del original trazado del ferrocarril del Bidasoa, y de la reglamentación de pesca de dicho río 1859. En Pasajes de San Juan, colaboró en la ampliación de su puerto.

ESTACIÓN FERROVIAL DE IRÚN EN EL SIGLO XIX

En las Juntas Generales de Guipúzcoa, asistió como procurador de Irún y presentó diversos informes, hasta que le nombraron vocal secretario de una comisión especial de Estadística.

Uno de aquellos informes fue Algunos apuntes sobre la administración de Arbitrios, presentado a la Junta en 1867. Advertía las imperfecciones que existían en el sistema de recaudación de las tasas municipales, tanto en la provincia como en las villas y ciudades, y aconsejaba la homologación de los derechos y deberes municipales de todos ellos y, a su vez, la Diputación foral sería el órgano encargado de la recaudación. Escribió más informes que fueron agrupados en un libro publicado por la Diputación en 1880 con el título de Reglamento e instrucciones para la administración de esta Provincia.

Balzola tenía fuertes convicciones liberales, secundó el traslado de las aduanas interiores de Guipúzcoa a la frontea marítima y francesa, también en el plan para la construcción del ferrocarril.

Durante la III Guerra Carlista, entre 1872 y 1876, apoyó al bando liberal y a la Guardia foral de los Miqueletes, y colaboró en la defensa de Irún cuando fue sitiada y bombardeada por el Ejército carlista en 1873. Aprovechando el caos de la guerra, se responsabilizó de la recaudación de los impuestos indirectos de la provincia e introdujo la utilización del Sistema Métrico Decimal en la Consejería de Hacienda.

Pocos años después de terminar el enfrentamiento carlista, Policarpo de Balzola falleció en su villa natal, en 1879.

20/09/2025

Escultura y leyendas de la tumba de Francisco de Ibarra en Concordia


Heroica Ciudad Concordia es una pequeña ciudad mexicana del estado de Sinaloa, junto al río Presidio. Fue fundad por el capitán eibarrés Francisco de Ibarra y Marquiegui el 20 de enero de 1565, durante su segunda expedición de colonización del Reino de la Nueva Vizcaya, entre 1563 y 1565. Aquel asentamiento fue nombrado Villa de San Sebastián, en claro homenaje a la capital de su Guipúzcoa natal, pero también porque aquel día se conmemora el martirio de este santo según el santoral católico.

Esta ciudad recuerda a su fundador mediante el nombre de una de sus calles y la exposición de una escultura ubicada en una esquina de la plaza de la Concordia, entre las calles de Miguel Hidalgo y de Ángel Flores, desde donde se contempla una preciosa iglesia de San Sebastián en estilo barroco virreinal. La estatua de Ibarra simboliza al capitán con vestimenta de caballero hidalgo de la época. Está alzada sobre un pedestal rectangular en cuyo fontal hay una lápida con el texto en relieve:
CONCORDIA
LUGAR DE CONFORMIDAD Y UNIÓN
FUNDADA EN 1565
POR FRANCISCO DE IBARRA

ESCULTURA DE FRANCISCO DE IBARRA EN CONCORDIA

Cerca de esta villa, Ibarra también descubrió las vetas argentíferas de Pánuco, ambas pertenecían a la Provincia de Chiametla, ahora municipio de Concordia, del Reino novovizcaíno del Virreinato de la Nueva España. En estos dos municipios residió el capitán Ibarra durante sus tres últimos años, después de haber fundado y vivido en la próxima ciudad de Durango.

Ibarra murió en la villa y minas de Pánuco, enfermo de tuberculosis, en 1575. Fue enterrado en la vieja capilla de la Hacienda Guadalajara, pegada al río Pánuco, que sólo conserva sus paredes y fachada de acceso. Según la leyenda, el cristiano que cruza el pórtico de entrada queda libre de pecado por decreto papal. Estaba basado en las miles de barras de oro extraído desde las vetas del lugar y que fueron donadas al Vaticano, lo cual es mentira también, y tampoco se ha encontrado el edicto papal.

Pero quizás fuese enterrado en la pequeña iglesia de Santa María del Rosario de Pánuco, otro pequeño templo con más de cuatro siglos antigüedad, pero bien conservado. Posee un importancia religiosa por sus festejos y procesiones en devoción a la virgen del Rosario. Según la leyenda atribuida a este templo, un día apareció el cadáver de Francisco de Ibarra en traje de capitán con su botonadura de oro y sus espadas, y allí fue dejado.

CAPILLA DE LA HACIENDA DE GUADALUPE EN PÁNUCO

CAPILLA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO EN PÁNUCO

Otra de las leyendas de la tumba del capitán eibarrés que ha pervivido hasta la actualidad ocurrió en Concordia. Tuvo lugar durante las obras de remodelación de la nueva iglesia de San Sebastián de Concordia, iniciada en 1785 por Francisco Javier Vizcarra, marqués de Pánuco, y terminada de construir en 1812. Así, en el atrio de la vieja iglesia que construyeron los jesuitas en 1700 apareció una cruz milagrosamente conservada donde estaba la tumba del capitán Ibarra, cuyos restos fueron exhumados y trasladados después a la nueva iglesia. Posteriormente se dijo que los restos funerarios habían sido llevados a la catedral de Durango, ciudad que también fundó.

Los historiadores han coincidido que los restos mortales de Francisco de Ibarra aún deben estar enterrados en algún lugar de Pánuco.

En su testamento, redactado en Pánuco poco antes de morir, Ibarra pidió que fuese enterrado en la iglesia de Pánuco, pero si muriese en Durango, que lo hicieran en la iglesia de ahí, cerca del altar mayor. Posteriormente, en otra redacción testamentaria pidió que su cuerpo fuese trasladado a la ciudad de México y depositado en el monasterio de Santo Domingo, en la capilla construida por Diego de Ibarra. Petición que no se cumplió.

ESCULTURA DE FRANCISCO DE IBARRA E IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN DE CONCORDIA

16/09/2025

Corso vasco en el siglo XVII


La centuria de XVII fue la época dorada del corso vasco y los puertos de Guipúzcoa estaban a la cabeza de este tipo de prácticas. Por una parte, es una zona en la que el enemigo estaba relativamente cerca (franceses, ingleses, holandeses, portugueses, etc.); por otro, las rutas comerciales que comunican la península Ibérica con el norte de Europa pasaban por los puertos vascos. Esto contribuiría a la disposición de la población a ser corsaria.

San Sebastián y Fuenterrabía fueron las dos principales plazas corsarias de la península Ibérica. Eran auténticos nidos de corsarios, entre los años 1618, fecha en la que estalló la Guerra de los Treinta Años contra Holanda, y 1635, año en que se inició la Guerra franco-española. Entonces, las dos localidades guipuzcoanas, además de Pasajes, se convirtieron en las principales suministradoras de corsarios al servicio del rey.

CORSO VASCO EN EL SIGLO XVII

En el siglo XVII, alrededor de 466 patentes de corso fueron concedidas solo en la costa de Cantábrico, alcanzando un máximo de 640 en un determinado periodo. Se estima que las presas efectuadas entre 1621 y 1697 sobrepasaron las 7.000 unidades, ocasionando graves pérdidas económicas a los enemigos de la Monarquía hispánica, sean franceses, ingleses, holandeses o musulmanes. Pero para la Corte, la actividad en corso tenía un valor relativo, lo consideraba como un ejército auxiliar que no podía decidir la victoria de una guerra en favor de una u otra potencia, pero podía causar graves daños al enemigo que poseía un intenso comercio marítimo como las Provincias Unidas de los Países Bajos o el Reino de Inglaterra, a un coste bajísimo.

Los mercantes de las potencias enemigas no podían estar seguros en alta mar, las tripulaciones se hacían difíciles de contratar ante el riesgo, y las armadas de guerra no podían proteger a sus flotas mercantes. Esto hizo que el coste económico se disparase, aumentando el coste de los seguros, el de los fletes, de los contratos laborales y del número de efectivos. Así, en 1624, el armador guipuzcoanos Martín de Justiz, aseguraba que:
"… los holandeses que antes navegaban la costa francesa con solo 6 hombres, hoy navegan con 18 hombres, con escolta…"

El teatro de operaciones preferido por los corsarios españoles solía ser el golfo de Vizcaya, a lo largo de la costa atlántica francesa, el canal de La Mancha e Irlanda, que representaba en torno a un 60-70% de todo el movimiento de embarcaciones destinadas a tal fin. Posiblemente, porque los holandeses eran los que llevaban más cantidad y valor en las mercancías que transportaban. Un 20-25% prefería el golfo de Cádiz, la costa portuguesa, y el norte de África, dependiendo el periodo. La presencia de capitanes en el Mediterráneo, el Caribe y las Antillas o el Pacífico fue muy escasa.

Durante el reinado de Felipe IV y el gobierno de su valido el conde-duque de Olivares, se promovió la práctica del corso. Se incrementó el control sobre los corsarios, que debían actuar siempre contra enemigos declarados y con estrictas reglamentaciones, y que servirían de escuela en prácticas para formar marinos con destino final en los buques de la Real Armada española, así como fuerza auxiliar.

A diferencia de otros países, los corsarios españoles no podían atacar a un barco que no procediera de una potencia rival, con una declaración de guerra previa. No así muchos otros países que, como Inglaterra, podía estar en paz con España, pero autorizar las depredaciones en sus virreinatos americanos.

ATAQUE CORSARIO VASCO EN EL SIGLO XVII

Durante el siglo XVII, se reconocen varios periodos de actividad corsaria entre la marinería guipuzcoana:

La primera etapa se inició en 1618 con la declaración de la Guerra de los Treinta Años contra las Provincias Unidas de los Países Bajos, hasta 1632. Un grupo de capitanes de marina, mercantes y armadores de origen guipuzcoano empezaron una serie de ofensivas corsarias contra los buques mercantes holandeses con el objetivo de perjudicar el comercio con sus colonias.

En 1624, dos pequeños buques del capitán corsario y armador naval Juan de Beográn capturaron 3 navíos pequeños holandeses tras un duro combate y abordaje.

Entre 1624 y 1638, el capitán y armador Francisco de Zárraga al mando de 26 buques corsarios capturaron casi 60 buques.

En 1623, el capitán donostiarra Pedro Aguirre alias Campanario era propietario del buque corsario San Pedro, de un navío de 150 toneladas, con una tripulación de gentes de mar y de tierra muy experimentada. Con el botín obtenido de sus actuaciones, fletó un barco mayor que se convirtió en la pesadilla del Canal de la Mancha. La Corona española recibió muchas quejas de los armadores extranjeros acusando a Aguirre de maltratar a las tripulaciones capturadas. Pero, la Corte de Felipe IV le renovó su patente de corso para seguir apresando embarcaciones en las playas abiertas de Francia e Inglaterra, con motivo de la Guerra de los Treinta Años.

En 1630, Pedro Aguirre fue integrado en la nueva flota corsaria del duque de Maqueda con el rango de capitán de marina e infantería.

En 1630, el también capitán donostiarra Juan Arriola navegó en corso al mando de su propio buque de guerra con el que consiguió realizar varias capturas. Una de las presas era el barco mercante San Buenaventura, que transportaba un amplio volumen de mercaderías. Se trataba de un barco francés, y aunque España estaba en paz con Francia hasta el momento, resulta que la hacienda era irlandesa, e Irlanda era país dependiente y sometido a Inglaterra durante la Guerra de los Treinta Años. Este aspecto convertía a la embarcación y su mercancía en posible de ser capturada a efectos legales.

REAL ESCRUADRA CORSARIA DEL NORTE

La segunda etapa se inició en 1633 con la organización de la Escuadra del Norte y el inicio de la declaración de Guerra franco-española en 1635, y que terminó en 1648 con el Tratado de Westfalia y el final de la Guerra con Holanda.

Estas actuaciones de corsarios procedentes de San Sebastián o Fuenterrabía se fueron incrementando con la formación de la Real Escuadra del Norte, liderada por el capitán corsario Alonso de Idiáquez y con el apoyo del burócrata Miguel de Necoalde.

Entre 1633 y 1635, el capitán y armador Alonso de Idiáquez al mando de una flota de 32 buques armados capturó 47 presas. La que no pudo capturar fue galeón San Lorenzo, capitana de una flota mercante holandesa que hundió en 1633.

En 1633, el capitán Juan Bernardo de Lizardi al frente de 4 naves en corso se encontró con 5 navíos holandeses y 4 franceses armados con cañones de bronce. Con astucia y valor, abordó la nave capitana con sus hombres, mientras sus otras naves capturaban otro de los navíos de 300 toneladas.

En 1633, el corsario Francisco de Escorza realizó sus primeras actuaciones al mandó del navío San Lorenzo, consiguiendo capturar embarcaciones holandesas o inglesas en el canal de La Mancha. Tras este éxito, recibió el buque La Liebre con el que logró numerosas capturas.

En 1638, el capitán Pedro de Diustegui capturó un navío holandés de 250 toneladas y 18 cañones.

En 1638, unas 18 embarcaciones corsarias atacaron toda la costa francesa de sur a norte. Según el historiador francés E. Gabory:
"Solían actuar en las costas de Bretaña, Poitou, remontando el río Loira en numerosas ocasiones, impunemente, atacando cuando encontraban, no había día que no tomasen presa. Acosaban la entrada del Morhiban, y la de Brest, devastando Noirmoutier, su territorio, la isla de Yey. Se escondían en la isla de Pilier, cercana a Noirmoutier, donde construyeron un puesto de observación. Actuaban en las islas Pilier, Belle ile, islas de Brias. No fue hasta finales del siglo XVII cuando se lograría expulsarlos."

En 1641, un navío de 200 toneladas, propiedad Alonso de Idiáquez, atacó en el Canal de la Mancha a otro holandés de 200 toneladas y 15 cañones, que fue abordado y rendido tras 6 horas de combate.

En 1643, de nuevo Escorza al mando de 3 buques encontró 6 navíos mercantes franceses junto al cabo de Peñas y tras 2 días de combate hundió 1 y capturó los otros 5.

El corsario y armador Cristian de Echeverría llegó a formar bajo su mando una flota de 10 navíos de guerra y apresó a 36 embarcaciones enemigas de España, entre holandeses, ingleses y franceses, durante las guerras con estas potencias.

CORSARIOS Y APRESADOS

La tercera etapa se inició en 1649 y perduró hasta 1654 con poca actividad, donde destacó el ataque a la ría de Burdeos de 1653.

La cuarta etapa se inició con la declaración de Guerra contra las República inglesa de Cromwell, en 1655, y la Guerra contra Portugal, terminando en 1692. Aunque en un principio hubo un rebrote en la actividad corsaria por este enfrentamiento, la falta de enemigos llevó a la crisis desde 1675 a 1688.

Uno de ellos fue el teniente de marina Mateo de Laya y Cabex, quien obtuvo patente de corso en 1655 para hostigar a la Escuadra francesa y sus cargamentos comerciales, al menos hasta la Paz de los Pirineos de 1659. Su actividad como corsario a lo largo de aquel período le llevaría al mando de varias naves integradas en la Escuadra del Cantábrico, apresando dos fragatas de guerra, una francesa, con 20 piezas de artillería y 150 hombres, y la otra turca, con 22 piezas de artillería y 380 hombres. La fragata francesa era igualmente corsaria y su capitán pertenecía a la Orden de San Juan. En el caso de la nave turca requisada en 1662, Mateo de Laya la entregó en Cádiz al gobernador de Galeras, Melchor de la Cueva, duque de Alburquerque.

La quinta etapa se inició con el surgimiento de la Guerra de la Liga de Augsburgo, entre 1688 y 1697. La actividad marítima en corso se recuperó levemente hasta la Guerra de Sucesión española, en 1700. La figura del superintendente se diluyó y era el alcalde de la ciudad el que juzgaría las acciones, animando así a la inversión corsaria.

Entre 1618 y 1692, los corsarios españoles peninsulares, en su gran mayoría guipuzcoanos, capturaron o hundieron un mínimo de 752 buques enemigos identificados, aunque se cree que probablemente fueron muchos más, quizá 1200. Pero el número de capturas comprobadas es de 752.

Su actividad fue constante, incluso en tiempos de paz, merodeando por el golfo de Vizcaya, asaltando a los barcos holandeses que se dirigían a Burdeos, principalmente entre 1621 y 1635, no respetando en ocasiones la "neutralidad francesa". La Corona quiso ejercer la ley en estas actuaciones, siempre y cuando no operasen en puertos franceses, "bajo pena de vida a los que entrasen en puertos a sacar navíos". En aquellos tiempos no estaba determinada la línea de las aguas territoriales de las internacionales, pudiendo capturar barcos enemigos cerca de la costa de un país neutral.

A menudo, planificaron sus ataques con la información proporcionada por sus espías, o por la de algunas autoridades locales francesas sobornadas les entregaban como la del gobernador de Belle ile en 1623. Y, en ocasiones, tenían entre su tripulación algún francés que les guiaba por las zonas de actuación, y algunos capitanes corsarios de San Sebastián habían nacido en Francia, como Cristian de Echeverria nacido en Bretaña, David Abrit nacido en la Rochelle, o Domingo de Varragain.

11/09/2025

Martín de Ursúa y Arizmendi


Gobernador y capitán de la Provincia de Yucatán en 1695, adelantado del Petén, y gobernador de las islas Filipinas entre 1709 y 1715, encargado de introducir las primeras reformas administrativas y económicas borbónicas

MARTÍN DE URSÚA Y ARIZMENDI

Martín de Ursúa y Arizmendi era natural de Arizcun, valle del Baztán, donde nació en 1653. Fue hijo de Juan de Urzúa y María de Aguirre, y nieto de Pedro de Urzúa, un almirante de la Real Armada de la Carrera de Indias, y bajo su protección viajó al Virreinato de la Nueva España.

Tuvomuna brillante carrera en la administración virreinal del Imperio español. Durante el reinado de Carlos II de Habsburgo, comenzó su servicio como sargento mayor de la plaza en San Francisco de Campeche en la Mérida americana, en 1694. En la ciudad de México contrajo matrimonio con Juana Bollio, quien era hija de Santiago Bollio, administrador de la Real Hacienda de la Capitanía General de Yucatán.

Martín Urzúa, después de haber servido a la Corona española durante varios años en Yucatán, había recibido la promesa real de alcanzar la gobernación del Yucatán con el ofrecimiento de efectuar una expedición para someter a los pueblos mayas del Petén, mediante criterios de civilización moderna. La petición de Ursúa fue aceptada por el rey, quien otorgó los títulos de capitán general de la Provincia de Yucatán y adelantado del Petén, y puso a su disposición a las autoridades civiles y eclesiásticas tanto de Yucatán y de Guatemala como de la Nueva España para emprender la expedición.

MAPA DE YUCATÁN DEL SIGLO XVII

De manera transitorio, Ursúa fue nombrado de gobernador de la Provincia de Yucatán, entre 1695 y 1696. Este nombramiento fue realizado debido a que el anterior, Roque de Soberanis, fue requerido por la Real Audiencia de México para responder ante las acusaciones del obispo de la misma provincia, Cano y Sandoval. Desde esta administración Ursúa comenzó en el acopio de provisiones, soldados y misioneros para la construcción del camino real que comunicara campeche, en Yucatán, con Petén (Tayasal), en el norte de Guatemala, y que asegurase el comercio. Además, era objetivo vital la pacificación y cristianización de la tribu maya de los itzaes.

En marzo de 1695, comenzó la expedición que durante más de un año fue avanzando hasta al punto de que Canek, caudillo de la tribu de los itzaes, envió embajada para establecer un tratado con los expedicionarios.

En este punto, tras algunas hostilidades, la expedición se había paralizado. Además, en julio de 1696, Martín de Urzúa debió regresar a Campeche, para entregar el gobierno de Yucatán a Roque de Soberanis, habiendo sido absuelto de las imputaciones que le habían hecho sus adversarios. Ursúa y Soberanis tuvieron que esperar a la respuesta de la Corona para decidir sobre la licitud de la empresa de Petén.

EXPEDICIÓN AL PETÉN POR MARTÍN DE URSÚA

Por orden de Martín de Urzúa, se reanudó la expedición mediante una avanzadilla encabezada por el capitán de infantería Pedro de Zubiaur, salió de Campeche con 150 hombres de tropa, peones, carpinteros y religiosos que irían hacia la región lacustre del Petén. Mientras tanto, los carpinteros construían las naves que servirían para cruzar hacia la isla de Tayasal en donde residía se encontraba el núcleo más importante de itzaes. Poco después, en enero de 1697, Ursúa salió de Campeche con un grupo más importante de soldados hacia Tayasal, donde se reencontraría con su avanzadilla.

En marzo de 1697, caía el el último reducto de las tribus mayas. Las hueste del caudillo Canek fueron derrotadas por los expedicionarios de Ursúa.

Martín de Urzúa regresó a San Francisco de Campeche e instaló su residencia en el puerto. Desde la Corte española se hacía una división administrativas de los nuevos territorios incorporados. Por tanto, Martín de Ursúa era el gobernador de la recién fundada Capitanía General del Petén, un territorio diferenciado de la Capitanía General de Yucatán, pero ambos englobados en el Virreinato de Nueva España.

Tras la muerte de Roque de Soberanis, en septiembre de 1699, Ursúa fue nombrado, por segunda vez y de forma adjudicada, capitán general y gobernador de Yucatán, con residencia en Campeche. Alcanzaba así la cima de su influencia y poder en la región española de Mesoamérica.

Sus principales acciones militares pasaron por sofocar las incursiones de los filibusteros ingleses, que no dejaban de asolar las costas de la península, practicando el contrabando de madera y palo de tinte.

INCURSIONES PIRATAS SOBRE BAHÍA DE CAMPECHE

Pero también tuvo enfrentamientos internos, como la disputa con el obispo de México que determinaron su excomunión. Además fue involucrado en el asesinato de un sobrino del obispo por dos alcaldes de Campeche, vinculados a su mando, que le supuso entregar sus cargo de forma interina a Álvaro de Rivaguda para dar cuenta en la Real Audiencia de Corte madrileña, en octubre de 1703.

En la Corte permaneció durante casi tres años, defendiéndose de las acusaciones. El rey Felipe V, primer Borbón de la nueva dinastía entrante, le recompensó con el el título nobiliario de conde de Lizárraga y adelantado del Petén, en recompensa a su gesta conquistadora.

En 1707, Ursúa regresaba al Virreinato de Nueva España con la promesa real de hacerse cargo de la Capitanía General de Filipinas al término de su gestión en Yucatán y el Petén.

MURALLA DE SAN FRANCISCO DE CAMPECHE

Más tarde, fue nombrado gobernador general de las islas Filipinas y presidente de su Real Audiencia, que ejerció su mandato entre 1709 y 1715. Su gobierno se caracterizó por la implantación de las primeras reformas administrativas y económicas borbónicas de carácter ilustrado como consecuencia del cambio dinástico en España de la casa de Habsburgo a la casa francesa de Borbón. Así, islas las Filipinas pasaron a depender administrativamente de la Secretaría de Indias, en lugar del Virreinato de Nueva España.

En temas económicos, Ursúa estableció el primer monopolio estatal sobre el licor o tuba extraída de las palmeras de nipa, aunque restringido sólo a las plantaciones del centro de Luzón, en 1712. También ordenó reducir el número de comerciantes chinos residentes en la capital filipina, Manila.

Intermedió en las disputas internas entre el arzobispo de Manila y las órdenes de regulares, especialmente los recoletos. Y tuvo que hacer frente a algunas incursiones de piratas ingleses y sarracenos, poniendo estos últimos sitio a la fortaleza de Zamboanga durante varias semanas.

Al final de su vida fue conde de Lizárraga y caballero de la Orden de Santiago. Urzúa murió en Filipinas, el 4 de febrero de 1715.

08/09/2025

La última batalla de Blas de Lezo, por Beltrán García-Echániz y Aguado Serrano


LA ÚLTIMA BATALLA DE BLAS DE LEZO, POR GARCÍA-ECHÁNIZ Y AGUADO SERRANO


La última batalla de Blas de Lezo
Mariel Beltrán García-Echániz y Carolina Aguado Serrano, Editorial Edaf, Madrid (2018), 584 páginas

El 7 de septiembre de 1741 Blas de Lezo muere en Cartagena de Indias después de protagonizar una de las grandes gestas de la historia militar española: la defensa de la ciudad frente a la mayor fuerza naval que había alcanzado nunca las costas americanas. La última batalla de Blas de Lezo es una completa revisión histórica sobre el marino, alejada de los tópicos y de las leyendas que rodean su biografía, para explorar con rigor la dimensión humana y militar del vasco en su batalla más importante. La obra profundiza en las claves del combate y ofrece detalles hasta ahora desconocidos de los últimos meses de la vida de Lezo y del lugar de enterramiento del marino, la mayor incógnita de su biografía. Las autoras sacan a la luz por primera vez la testamentaría de Blas de Lezo y muestran documentos inéditos en manos de sus descendientes.

El libro amplía la galería de personajes, describe con detalle a los protagonistas menos conocidos y realiza la aproximación más veraz hecha hasta ahora de la defensa de los castillos de San Luis y de San Felipe, gracias al análisis y comparación de los testimonios y las experiencias de quienes vivieron la batalla desde dentro, en el bando español y en el británico. A partir de las fuentes documentales se reconstruye el juicio al que se hubiera enfrentado Lezo en España, desgranando tanto las acusaciones que se le formularían como sus posibles argumentos de defensa.

02/09/2025

Fortaleza de Artajona


IGLESIA DE SAN SATURNINO EN EL INTERIOR DEL CERCO DE ARTAJONA

La fortaleza de Artajona es un conjunto arquitectónico medieval de carácter defensivo, situado en la parte alta de la villa homónima. De hecho, es la fortaleza medieval de esta región mejor conservada en la actualidad, considerada como Monumento Artístico Histórico.

Está situado en lo alto de una colina, rodeada de campos y protegiendo su pueblo medieval, consiguiendo una situación estratégica en la Zona Media de Navarra, entre ciudades como Pamplona, Estella, y Olite.

El origen de la construcción data de 1085, cuando el obispo de Pamplona, Pedro de Roda, hizo una donación a los clérigos de San Saturnino de Toulouse. Estos canónigos terminaron la primigenia fortaleza en 1109. De este año está fechada la primera referencia expresa a las murallas y torres.

LITOGRAFÍA DEL CERCO ORIGINAL MEDIEVAL

El recinto fortificado de Artajona tiene un trazado irregular de forma arriñonada, impuesto por la orografía del terreno. Su perímetro mide 700 metros, con unos ejes máximos de 250 metros en dirección este-oeste y 100 metros en dirección norte-sur.

En su origen del siglo XI, el llamado "cerco" poseía catorce bestorres almenadas, dispuestas de forma intercaladas, de las que en la actualidad se conservan nueve de forma cúbica y abiertas al interior del recinto. Están unidas por lienzos de muralla del siglo XII, que siguen un trazado irregular, y por un paseo de ronda.

Sigue modelos de fortificación francesa cuya influencia es indudable, dada su dependencia de la ciudad de Toulouse. Los referentes más próximos son los recintos defensivos de poblaciones como Los Arcos o Viana, y en el desolado de Rada. Presidiendo el complejo defensivo, en el punto más elevado, se encontraba el castillo, contiguo a la muralla, con su torre del homenaje y otras dos torres circulares, elementos que no existen en la actualidad.

RESTOS DEL CASTILLO ORIGINARIO MEDIEVAL

La planta y disposición actual del cerco corresponde a un esfuerzo constructivo posterior, fechado hacia el siglo XIII.

Debido a su valor estratégico este enclave sufrió varias contiendas entre reyes, nobles y obispos para acceder a su control. En otras tantas ocasiones fue reconstruido, la más notable fue la efectuada por el rey Calos II en el siglo XIV.

El acceso se realiza a través de tres puertas principales, el portal de Remagua y el de Aizaldea, situados en el flanco sur, que acceden al pueblo, y el portal de San Miguel en el flanco norte, que permiten la salida hacia los campos.

PORTAL DE SAN MIGUEL

El núcleo central del conjunto es la iglesia-fortaleza de San Saturnino, de estilo gótico francés, considerada Bien de Interés Cultural. Fue construida en el siglo XIII sobre los restos de una iglesia románica. Formaba parte del conjunto defensivo al estar levantada por robustos muros y contrafuertes, por utilizar el paso de ronda sobre la bóveda de la nave como calabozo y la sacristía como cárcel. En el siglo XIV, se construyó una torre prismática como puesto de guardia y campanario, que contenía unas mazmorras en su base.

Además de poseer una utilidad militar y religiosa, tuvo otra muy característica: la de utilizar su tejado invertido como depósito de agua de lluvia. El agua recogida desciende hasta un aljibe medieval subterráneo ubicado en el lado norte. Tiene una superficie de siete por cuatro metros, así como tres metros de profundidad.

LATERAL DE LA IGLESIA-FORTALEZA DE SAN SATURNINO

Destaca su monumental portada gótica del siglo XIII, formada por arquivoltas ricamente decoradas enmarcan el tímpano en el que están talladas las imágenes del martirio de San Saturnino y de la reina Juana de Navarra y su esposo Felipe el Hermoso.

Su interior, formado por una única nave, se encuentra el retablo tardogótico de estilo hispano-flamenco, ejecutado entre los años 1505 y 1515, con una talla sedente de San Saturnino, una talla gótica de la Virgen con el Niño y un calvario, con pinturas y abundantes piezas de oro. Es considerado Bien de Interés Cultural. Su ábside también dispone de interesantes pinturas murales góticas.

PORTADA GÓTICA DE LA IGLESIA-FORTALEZA DE SAN SATUIRNINO

Ante el riesgo de quedar en estado ruinoso, se dieron una serie de fases de remodelación que comenzaron en la década de los 70 del siglo XX y terminaron en 2009.

A cuatro kilómetros del Cerco de Artajona se encuentran los Dólmenes de Artajona, de interés turístico y cultural.

TORRE ALMENADA Y ABIERTA AL INTERIOR

TORRE VIGÍA-CAMPANARIO, ÁBSIDE CON PASEO DE RONDA Y CONTRAFUERTES
DE LA IGLESIA-FORTALEZA DE SAN SATURNINO
  
PANORÁMICA DE ARTAJONA DESDE SU FORTALEZA

TORRES ALMENADAS DESDE EL INTERIOR DEL CERCO

TORRES ALMENADAS DESDE EL INTERIOR DEL CERCO

VISTA DEL CERCO DE ARTAJONA DESDE EL FLANCO SUR