12/09/2016

Hipótesis vasco-cantabrista de Juan Martínez de Zaldivia


El historiador y gobernante guipuzcoano Juan Martínez de Zaldivia, natural de Tolosa, pertenecía al bando oñacino de los Parientes Mayores. Fue bachiller en Leyes y alcalde de su villa natal repetidas veces, representándola en Juntas y procurando a la Provincia ante diversas instancias. Gracias a su experiencia política, su actividad en leyes, su linaje familiar y a su interés por las letras, hizo que se le encargasen varios estudios historiográficos pioneros. Su Hidalguía de los guipuzcoanos fue redactado entre 1545 y 1552, además de un Cronicón de Fuenterrabía.

El texto de Zaldivia es etnodescriptivo, manteniendo un ensalzamiento y felicitación de los que son los guipuzcoanos de la modernidad, precisamente la dedicatoria del libro finaliza con un verso que decía que iba a elevar hasta el cielo el gran nombre de los várdulos, Varduliae magna nomina ad astra feram.

La estructura de su narrativa está fijada por el modelo cultural cristiano del gran "Encadenamiento de los seres": una teoría que enfoca lo vasco dentro de una jerarquía ordenada en lo concerniente a su naturaleza y relaciones, la sociedad y Dios. El puesto que ocupen los vascos está determinado por esta escala de catalogación de seres.

ESCUDO HISTÓRICO DE GUIPÚZCOA

Su obra más importante fue Suma de cosas cantábricas y guipuzcoanas de la que existen diferentes manuscritos, que consta de 27 capítulos. Fue ofrecida a las Juntas, ya acabada, hacia 1560.

En ella se encuentran los mitos y hechos clásicos, que sirvieron de fundamento al Fuero: la doctrina de la nobleza universal, la antigüedad legendaria tubalista, el nacimiento del euskera traído por Túbal tras la confusión babélica de las lenguas, la identificación de los vascos con los remotos heroicos cántabros, las libertades inmemoriales, las lealtades generosas a los reyes de Castilla, la inviolabilidad del territorio por parte de visigodos y árabes y la entrega voluntaria de 1200. Se centra en el ensalzamiento de la grandeza de los guipuzcoanos por haber mantenido inalterable la herencia tubalista en múltiples aspectos.

Fue el pionero de la teoría vasco-cantabrista que tanto éxito iba a cosechar en los siglos venideros. Intimamente imbricada a ésta, se halla la tal vez primera teorización, casi sistemática, de la nobleza universal de los vascos. Esta nobleza derivaría de su carácter de primitivos pobladores de España, poseedores de una lengua primera que resistió al desgaste de las invasiones y colonizaciones posteriores. Describió el mapa de la tierra de los vascos, situada en España, su clima, su suelo y subsuelo. Hizo girar una cartografía geo-descriptiva hacia un terreno apropiado de hechos selectamente míticos: los Pirineos; pero olvida los montes de su entorno guipuzcoano, como los de Orduña (vitales en el acarreo de la lana de la meseta al puerto de Bilbao), o los montes de Triano y Somorrostro.

Para Zaldívia, el Pirineo es un lugar mítico, sagrado y puro. Estas creencias surgieron de su imaginario al leer "historias" clásicas de las que cita dos: la de Plinio, para asegurar "de tanta urbendad de minerales", y la de Isidoro, que argumenta que el Pirineo es un lugar donde surge el fuego, porque piro en griego es fuego, y por ende, dándose la alianza entre el metal y el fuego se daría origen a toda civilización urbana.

SEÑORÍO DE VIZCAYA Y LAS CUATRO VILLAS DE CANTABRIA

El héroe mítico, Túbal, surgió en la llegada al Pirineo, un antiquísimo y bendito día:
"...tratando de la venida de Túbal, hijo de Jafet y nieto de Noé, a España... que él y sus compañías que se llamaron tubales pararon en los montes Pirineos y después, creciendo descendieron a los llanos y poblaron por allí cerca alrededor algunos pueblos y en Navarra y Vascos. Y así son dependientes los tubales, pues aquella tierra está junto a los Pirienos donde los Centubales habitaron y poblaron."
De las innumerables versiones escritas que debieron de existir sobre el inicio civilizador del lugar, los pobladores de España, nietos de Noé y emigrantes bíblicos pirenaicos, Zaldivia se apoyó en la del arzobispo navarro Rodrigo Jiménez de Rada:
"Después de aquel Diluvio tan memorable pareció todo el género humano, fuera de las ocho ánimas que las Letras sagradas cuentan, en la edificación de aquella torre de Babilonia de que se hace mención en el capítulo 11 del Génesis, fueron confundidas las lenguas de una que había en setenta, e idos por el mundo, Túbal, hijo de Jafet, vino a las Españas con sus compañías y lengua que traían y paró en los montes Pirineos, y... los vascos y navarros tenían su lengua, que es la vascongada, Túbal y sus compañeros trajeron."
Autores clásicos como Isidoro, Antón Beuter, Tobio y Valdés, Pomponio, Plutarco y otros, influyen en su tesis sobre el origen misterio del vascuence, pero lo hace de forma equivocada asignando el origen vascón a los soldados de Aníbal que lucharon contra los romanos porque no entendían el latín. Ante la inexistencia de reliquias y vestigios de otras lenguas primitivas durante su época, anterior a la romanización, Zaldívia infiere en la maternidad lingüística del vascuence en toda la tierra de España.

El resto del libro es un catálogo de gestas guerreras de los guipuzcoanos, frente a romanos, godos, árabes, navarros en Beotibar, y franceses en Fuenterrabía, San Sebastián, Irún y San Juan de Luz.

RODRIGO JIMÉNEZ DE RADA

Partiendo de esos relatos e informaciones, Zaldivia hizo florecer unos cuantos supuestos fundamentales e inalterables en la tradición vasca:

1. Inmemorial espíritu de independencia y libertad

Según Zaldivia los vizcaínos, descendientes de los cántabros, gozaron de completa libertad y nunca fueron sojuzgados. Por eso, jamás fueron sometidos por romanos, godos y árabes, sino que incluso tenían que defenderse de sus ataques.
"Vivían inmunes de sujeción y no se contentando de defender su libertad, tentaban de señorear e imperar a los finítimos y comarcanos, fatigándoles con continuas incursiones."

De modo que los romanos no sólo no podían dominarlos sino que tenían que reclutar y encasillarse para defenderse de sus ataques. Y apoyó su argumentación confirmando la existencia de monumentos romanos que él mismo pudo ver como buen antropólogo, o explicando que los romanos ya habían estado allí buscando y explotando minerales.


2. Limpieza de sangre

Los vascos son de sangre y linaje noble, esto es, cristiano-vieja y no mezclada con gentes de otras religiones. Se mantuvieron inviolables frentes a visigodos y moros, y nunca han estados infecctados de herejías, ni de judíos ni de moros. Por ejemplo, en relación al hecho de que los visigodos no pudieran someterles, Zaldivia argumentaba el orgullo de aquellos vizcaínos:
"... hacen de su limpieza y linajes,... en especial se jactan mucho de haber siempre sido apartados de herejías, con judíos y moros ni otros infieles nunca mezclados, y haber siempre guardado el puro nombre cristiano..."

A LA ROMERÍA, POR JULIO ARTETA

3. Fueros: leyes recopilatorias de las antiguas costumbres

Los compendios de las leyes de su época coincidían con las que Túbal trajo a los Pirineos:
"sola esta nación entre todas las provincias y reinos del mundo conserva sus leyes habitadas en la ley de la naturaleza de antes que Nino, rey de Babilonía, adulterase la áurea edad y corrompiese el mundo con la idolatría, y sóla ésta ha conservado su lengua primera."
Es decir, que para Zaldivia, los fueros se remontarían a los tiempos del supuesto patriarca Túbal, son un derecho anterior al de Roma, y constituirían una ley natural anterior a todas las escritas por los hombres. El derecho vascón que emana de los fueros sería, pues, la reducción escrita del primer derecho natural, cien siglos anterior a los primeros textos de Roma.

Si siempre han sido generosamente leales y fieles a los reyes de Castilla, es porque los han escogido por acto voluntario. En el capítulo XI de la Suma relató que los guipuzcoanos fueron súbditos de Castilla, en uso de su libérrima libertad originaria rompieron con su señor y se dieron al rey de Navarra hasta que, disgustados con éste y haciendo uso de su misma capacidad de independencia "volvieron al prístino estado de ser castellano, como gente libre y no conquistada".

CAMPESINOS, POR EVA ARRATIA

4. Nobleza Universal: nobles todos y desde siempre

Para el bachiller Zaldivia fue muy difícil probar este supuesto, ya que desde su teoría por la cual todos los vascos eran nobles, se hace imposible explicar las recientes luchas sangrientas entre los bandos que formaban las Parentelas de linajes (Guerras de Banderizos), y toda esta aliada contra las villas hermanadas.

Las soluciones que tomaron los reyes castellanos para terminar con las banderías, como escribió "les fueron derribadas sus casas fuertes por el rey", son tomadas como simples penitencias pos sus desmanes pecadores, dándole un sentido moral, cuando en realidad su intención fue la de no querer reconocer que fueron decisiones políticas tomadas por sus superiores.

Este alcalde de Tolosa silenció la transformación socioeconómica que experimentó la sociedad vascongada en los últimos siglos del Medievo, cuando los habitantes de las villas hermanadas consiguen liberar el territorio a la libre circulación de bienes y personas mediante la fundación de las mismas y concesión de cartas pueblo por los reyes. De igual manera no reconoció las diferencias estamentales que existían entre los sometidos a pechas y tributos labradores, collazos y vecinos, y la nobleza terrateniente que se imponía por su fuerza armada.

La hipótesis por la cual siempre fueron considerados hidalgos también quedaba manipulada, ya que desde un punto de vita temporal, los guipuzcoanos lo fueron desde 1468, y los vizcaínos desde 1526.

Martínez de Zaldívia olvidó el hecho de la existencia de estamentos sociales, con los Parientes Mayores a la cabeza, amnistiándoles del uso de la extrema violencia para imponer su condición nobiliaria sobre el hidalgo común de las villas y sobre el pechero de los solares rurales.

Pero, ¿sobre qué fundamentos establece la supuesta hidalguía de todos los vascos en el siglo XVI? La cualidad de hidalguía de los siglos XIII y XIV estaba basada en las relaciones de parentesco y linaje familiar que determinaba el estamento social y el acceso a las decisiones políticas y económicas de las gentes de un grupo de solares rurales antiguos. Los Parientes Mayores se imponen sobre los pecheros, villanos y campesinos.

UN PUEBLO DE LEGENDAS, POR JOSÉ MARÍA SERT

Durante proceso de fundación de villas y aforamiento, a finales del Medievo, los nuevos vecinos consiguen desligarse de las ataduras feudales de sus antiguos señores. Los fueros concedidos por el rey castellano les permiten, ya en el siglo XVI, utilizar unas libertades y exenciones, privilegios y derechos.

Las diferencias sociales en el concepto de hidalguía entre ambos períodos estriban en un enorme desplazamiento semántico de las redes comunitarias del parentesco hacia las del territorio concejil o villa aforada. Desde las imágenes se sangre hacia las del lugar privilegiado y exento, que ahora son las villas y la Provincia de Guipúzcoa.

Así pues, ahora el nuevo concepto de hidalguía del siglo XVI es una cualidad religiosa, de limpieza de sangre por no haberse mezclado con gentes de otras religiones sucias o no verdaderas. Este concepto tuvo mucho sentido y lógica en una etapa en la cual, las persecuciones y expulsiones de judíos, cátaros, islámicos, herejes o protestantes estuvieron a la orden del día.

Pero la intención de Zaldívia fue la de evitar el reconocimiento de que la nobleza vasca proviniese de privilegio realengo, instaurando la prueba de lo inmemorial, tan esencial para los apologistas que les siguieron y sin duda, para la cultura foralista del siglo XVIII: el argumento del "mucho antes sin memoria que se poblasen las villas".

PUEBLO VASCONGADO, POR FERNANDO DE AMARICA

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