20/09/2025

Escultura y leyendas de la tumba de Francisco de Ibarra en Concordia


Heroica Ciudad Concordia es una pequeña ciudad mexicana del estado de Sinaloa, junto al río Presidio. Fue fundad por el capitán eibarrés Francisco de Ibarra y Marquiegui el 20 de enero de 1565, durante su segunda expedición de colonización del Reino de la Nueva Vizcaya, entre 1563 y 1565. Aquel asentamiento fue nombrado Villa de San Sebastián, en claro homenaje a la capital de su Guipúzcoa natal, pero también porque aquel día se conmemora el martirio de este santo según el santoral católico.

Esta ciudad recuerda a su fundador mediante el nombre de una de sus calles y la exposición de una escultura ubicada en una esquina de la plaza de la Concordia, entre las calles de Miguel Hidalgo y de Ángel Flores, desde donde se contempla una preciosa iglesia de San Sebastián en estilo barroco virreinal. La estatua de Ibarra simboliza al capitán con vestimenta de caballero hidalgo de la época. Está alzada sobre un pedestal rectangular en cuyo fontal hay una lápida con el texto en relieve:
CONCORDIA
LUGAR DE CONFORMIDAD Y UNIÓN
FUNDADA EN 1565
POR FRANCISCO DE IBARRA

ESCULTURA DE FRANCISCO DE IBARRA EN CONCORDIA

Cerca de esta villa, Ibarra también descubrió las vetas argentíferas de Pánuco, ambas pertenecían a la Provincia de Chiametla, ahora municipio de Concordia, del Reino novovizcaíno del Virreinato de la Nueva España. En estos dos municipios residió el capitán Ibarra durante sus tres últimos años, después de haber fundado y vivido en la próxima ciudad de Durango.

Ibarra murió en la villa y minas de Pánuco, enfermo de tuberculosis, en 1575. Fue enterrado en la vieja capilla de la Hacienda Guadalajara, pegada al río Pánuco, que sólo conserva sus paredes y fachada de acceso. Según la leyenda, el cristiano que cruza el pórtico de entrada queda libre de pecado por decreto papal. Estaba basado en las miles de barras de oro extraído desde las vetas del lugar y que fueron donadas al Vaticano, lo cual es mentira también, y tampoco se ha encontrado el edicto papal.

Pero quizás fuese enterrado en la pequeña iglesia de Santa María del Rosario de Pánuco, otro pequeño templo con más de cuatro siglos antigüedad, pero bien conservado. Posee un importancia religiosa por sus festejos y procesiones en devoción a la virgen del Rosario. Según la leyenda atribuida a este templo, un día apareció el cadáver de Francisco de Ibarra en traje de capitán con su botonadura de oro y sus espadas, y allí fue dejado.

CAPILLA DE LA HACIENDA DE GUADALUPE EN PÁNUCO

CAPILLA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO EN PÁNUCO

Otra de las leyendas de la tumba del capitán eibarrés que ha pervivido hasta la actualidad ocurrió en Concordia. Tuvo lugar durante las obras de remodelación de la nueva iglesia de San Sebastián de Concordia, iniciada en 1785 por Francisco Javier Vizcarra, marqués de Pánuco, y terminada de construir en 1812. Así, en el atrio de la vieja iglesia que construyeron los jesuitas en 1700 apareció una cruz milagrosamente conservada donde estaba la tumba del capitán Ibarra, cuyos restos fueron exhumados y trasladados después a la nueva iglesia. Posteriormente se dijo que los restos funerarios habían sido llevados a la catedral de Durango, ciudad que también fundó.

Los historiadores han coincidido que los restos mortales de Francisco de Ibarra aún deben estar enterrados en algún lugar de Pánuco.

En su testamento, redactado en Pánuco poco antes de morir, Ibarra pidió que fuese enterrado en la iglesia de Pánuco, pero si muriese en Durango, que lo hicieran en la iglesia de ahí, cerca del altar mayor. Posteriormente, en otra redacción testamentaria pidió que su cuerpo fuese trasladado a la ciudad de México y depositado en el monasterio de Santo Domingo, en la capilla construida por Diego de Ibarra. Petición que no se cumplió.

ESCULTURA DE FRANCISCO DE IBARRA E IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN DE CONCORDIA

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