02/08/2025

Etapa 6 Estella - Los Arcos


MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE IRACHE

La primera noticia de la existencia de Ayegui se remonta al siglo XI, cuando fue donado por Sancho IV a la Abadía de Irache. De las canteras de su término salió buena parte de la piedra para las obras del refectorio que se realizaron a principios del siglo XVII. Tanto en este siglo como en el anterior hay constancia de largos pleitos entre el concejo y el monasterio por el nombramiento del viario. Se constituyó el ayuntamiento propio tras la desamortización y la exclaustración de los monjes. La Iglesia parroquial de San Martín, del siglo XVIII, es de estilo neoclásico y guarda un interesante Cristo gótico del XV.

El benedictino Monasterio de Santa María de Irache estuvo muy vinculado a los orígenes de las peregrinaciones a Compostela. La primera noticia está datada en el año 958, cuando era abad Teudano, pero algunos cronistas de la orden remontaron su existencia a la época del reino visigodo de Toledo. Estratégicamente situado en la vía de comunicación natural entre Navarra y Castilla, en el siglo XI ganó importancia, especialmente durante el tiempo en el que fue abad dan Veremundo, gran impulsor de la ruta jacobea. El Hospital de peregrinos de Irache fue uno de los más antiguos de Navarra. Se fundó con las donaciones que hizo a la abadía el rey García el de Nájera en 1051, pero en unas décadas fue eclipsado por los habitantes de Estella. Aun así, durante siglos se repartieron en Irache limosnas a los peregrinos necesitados.

MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE IRACHE

A mediados del siglo XII comienza el proceso de construcción del monasterio tal como hoy existe, siendo lo más antiguo los ábsides laterales y la parte baja del central. Las obras se interrumpieron, pero continuaron a partir del último cuarto de ese mismo siglo y hasta principios del siglo XII. El resultado fue uno de los mejores templos navarros del románico tardío, con su triple cabecera, tres naves y crucero cubierto con bóvedas de nervios rectangulares cruzados. La escultura decorativa románica de canecillos y capiteles es de gran calidad y muy variada iconografía. En los capiteles del arco del triunfo se representa una lucha de guerreros y la adoración de los Reyes Magos. En los arranques del cimborrio primitivo, que fue sustituido por una cúpula renacentista, aparecen las representaciones del Tetramorfos.

Después de dos siglos de crisis, en 1522 la abadía se incorporó a la congregación benedictina de Valladolid y se convirtió en sede de una universidad. Es cuando se inicia la construcción del claustro antiguo en el que se combinan el Renacimiento y la tradición gótica. En el siglo XVII se levanta el segundo claustro y el nuevo refectorio. De su imprenta salieron los tomos de la Crónica general de la Orden de San Benito, escrita por el padre Yepes en 1609. En el siglo XIX, con la desamortización sobrevino al abandono. La imagen de Santa María de Irache, pieza clave en la imaginería románica navarra, se llevó a la parroquia de Dicastillo. La que vemos actualmente en una réplica.


BODEGAS DE IRACHE

Azqueta es un pequeño pueblo que fue villa con fuero concedido por Teobaldo II en 1246. La iglesia de San Pedro es un templo de cruz latina con distintas fases de construcción. Así, nave y crucero se cubren con bóvedas de crucería del siglo XVI, mientras que el presbiterio es de mediados del siglo XVIII y se cubre con una sencilla bóveda de lunetos. Junto a la parroquia se conserva una gran casona del siglo XVI con portada de medio punto y blasón.

ESCUDO DE AZQUETA

La crónica de Turpín situaba en Villamayor de Monjardín el legendario enfrentamiento entre Carlomagno y el caudillo navarro Furre, aliado de los sarracenos.

El Camino de Santiago, antes de llegar a la población, pasa junto a la fuente románica recientemente restaurada. Tiene dos arcos apuntados que descansan sobre una doble columna central con capitel decorado. En ese tipo de fuentes los arcos sirven para ordenar el acceso, ya que se entraba por uno y se salía por el otro. Una grada en el interior facilita el acceso al agua.

Sobre Villamayor, a bastante altura, se levantan las ruinas del Castillo de San Esteban de Deyo, que fue conquistado a los musulmanes por el rey Sancho Garcés I hacia el año 908. Se cree que el rey y su hijo están enterrados en él.

Cuando en 924, Abderramán destruyó Pamplona, el castillo de Deyo resistió el asedio. Se conservan parte de las murallas, un aljibe y restos de la torre del homenaje. En el siglo XIX sirvió como emplazamiento artillero durante las guerras carlistas.

CASTILLO DE SAN ESTEBAN DE DEYO

La Iglesia de San Andrés, siglos XII-XIII, es un templo románico rural de gran tamaño, con una sola nave y ábside, al que se accede por una bella portada románica que tiene un crismón en la clave del arco interior. En uno de los capiteles se distingue una lucha entre caballeros. La nave se cubre con bóvedas de cañón apuntado, con el tramo recto de la cabecera, mientras que el ábside lo hace con bóveda de horno.

LADERAS DE LA SIERRA DE LA CABRERA

En Monjardín empieza la sierra de Cabrera, que se extiende al norte del paso del Camino, pero esta continua por amplios campos de viñedos primero, y por onduladas tierras de cereal y de olivos después, bordeando la hilera de montes que empieza en el Alto de las Cruces. En este paraje sufrió una gran derrota el general liberal Moriones, cuyas tropas, al que dar atascadas en el fango, fueron vencidas por un número muy inferior de efectivos carlistas.

Las siguientes referencias son el arroyo Salado, la iglesia en ruinas de la despobladas Yániz, el modesto río Cardiel y el pórtico de las Cabras.

ENTRADA A LOS ARCOS

La villa de Los Arcos, frontera entre los antiguos reinos de Navarra y Castilla quizás fuese la ciudad vascona de Cournonion, que citaba el geógrafo Ptolomeo en el siglo II. Un documento del siglo XII que se refiere al lugar como Cornonia de los Arcos parece avalarlo. La primera mención escrita de Los Arcos en las fuentes medievales se remonta a 1087. Aymeric Picaud la recogió en su relación de lugares por los que pasaba el Camino de Santiago a mediados del siglo XII. Menciona también un hospital cercano.

Unos años después, la proximidad de la frontera y las dificultades para mantener la población en esta zona del reino, hicieron que en 1176 Sancho VI el Sabio otorgara fueros a sus habitantes y a quienes aquí vinieran a vivir tanto al castillo como a la población bajera. Por el fuero de Los Arcos, el lugar se convierte en un importante burgo jacobeo en las cercanías de la frontera de Castilla, con derecho a celebrar mercado los miércoles.

Hasta la fundación de Viana en 1219 era el principal punto defensivo de esta frontera del reino. La fortaleza ocupaba el amplio cerro que domina la actual población y fue demolida en el siglo XVIII hasta los cimientos.

La villa, a sus pues, estaba compuesta por tres barrios y protegida por una muralla con siete puertas. Tras la concesión del fuero, Los Arcos experimentó un notable crecimiento durante más de un siglo.

LOS ARCOS

En el siglo XIII contaba con un hospital para pobres y peregrinos, que más tarde fueron dos: el de Santísima Trinidad y el de Santa Brígida. Este último estuvo en funcionamiento hasta el siglo XX y fue hospital de sangre durante la tercera guerra carlista (1872-1876). Un documento de 1280, conservado en la catedral de Pamplona, contiene un sello de cera del concejo de Los Arcos en el que se representa un arco y una flecha apuntando hacia arriba.

A mediados del siglo XIV la epidemia de peste supuso un descenso de la población. Para dinamizarla, el rey Carlos III el Noble le concedió privilegio para celebrar una feria anual.

En 1463, tras una serie de enfrentamientos con Castilla, las Cinco Villas de Los Arcos, un partido que incluía también a Sansol, Torres del Río, El Busto y Armañanzas, pasaron a convertirse en un enclave castellano en Navarra. Esta situación, a pesar de las dificultades, terminó siendo ventajosa, creándose durante el reinado de Felipe II un territorio franco en el que no se pagaban impuestos por el comercio de cereales, aceite y vino. Fue precisamente la prohibición de la entrada de vino de Los Arcos en Navarra lo que desencadenó que en 1753 Fernando VI reintegrara el territorio a su antiguo reino.

IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LOS ARCOS

La iglesia de Santa María de Los Arcos refleja materialmente los avatares históricos de la villa. Apenas queda nada del templo medieval de tres naves después de la reforma que se emprendió en el siglo XVI y que se extendió hasta el siglo XIX.

Desde mediados del siglo XVI hasta principios del XVII se levantaron el claustro y la torre, se añadieron capillas, se reformaron las naves y se hizo el coro, en estilo gótico tardío y renacentista, y la portada en estilo plateresco por Juan Imberto, un escultor de Estella.

A principios de siglo XVIII se reforma la iglesia, se decoran los paramentos y los retablos consiguiendo un sorprendente conjunto barroco, quizás el mejor de Navarra. En su hornacina central se conserva la imagen medieval de Nuestra Señora de los Arcos, del siglo XIII. Otros retablos importantes son el de San Gregorio Ostiense, protector de los campos contra las plagas, y el de la Visitación, del siglo XVI.

En el siglo XIX, se hizo el pórtico actual, de estilo neoclásico, que junto con el portal de Castilla se integra en la plaza porticada se Santa María. El portal fue construido en 1739, durante el reinado de Felipe V, en el lugar donde se encontraba una de las siete puertas medievales del recinto amurallado de la villa.

IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LOS ARCOS

Hasta Los Arcos existe un viejo ramal del Camino de Santiago que pasa por el pequeño e interesante conjunto de Iglesias del románico de Valdega y la Basílica de San Gegrorio Ostiense. Estos templos se encuentran en la sierra de Cabrega.

El primer pueblo es Olejua, perteneciente a Valdega, donde se halla la Iglesia románica de Santiago, del siglo XIII. El itinerario asciende la sierra por Olco y su Iglesia de San Millán, del siglo XIII, Learza y su Iglesia de San Andrés, del XIII, y Sorlada. En lo alto se encuentra la magnífica Basílica de San Gregorio, un templo monumental con portada del siglo XVIII. En la sierra de Mués está la Ermita de la Magdalena, del siglo XIII, justo antes de llegar a Los Arcos.

LOS ARCOS

27/07/2025

Los doce cañones del escudo de Guipúzcoa, ¿por qué desaparecieron?


ESCUDO HISTÓRICO DE GUIPÚZCOA

Tras la toma de Navarra por parte del duque de Alba en 1512, Luis XII de Francia intentó arrebatársela de las manos de Castilla y Aragón, restituyendo al monarca navarro que se había refugiado en Bearn. Apoyado por un ejército francés al mando del general La Palice, el rey Juan de Albret consiguió retomar el terreno perdido hasta llegar a Pamplona, sin llegar a conquistarla. El 7 de diciembre de 1512, las fuerzas franco-agramontesas incapaces de tomar la ciudad comenzaron a replegarse perseguidas por las tropas castellanas y navarro-beaumonteses capitaneados por Pedro López Padilla y el líder beaumontés Charles de Góngora.

El ejercito de agramonteses y franceses también penetró en Guipúzcoa y sitió a San Sebastián y Fuenterrabía. Realizaron escaramuzas y saqueos, ocupando Oyarzun, Rentería, Irún y Hernani, mientras que Tolosa y San Sebastián resistieron.

Fue entonces cuando el duque de Alba extendió órdenes a las tropas guipuzcoanas de Diego López de Ayala, alcaide de Fuenterrabía, para que cortar el camino a las tropas en retirada, que efectivamente cayeron por sorpresa en el puerto de Velate sobre las fuerzas franco-navarras, con la derrota y pérdida de 12 piezas de artillería, 12 cañones que fueron capturados.

En 1513, Guipúzcoa obtuvo de la reina de Castilla el privilegio de incorporar a su escudo los doce cañones capturados en la batalla de Velate. Los cañones permanecieron en el escudo foral durante más de 400 años, testigos de la participación de los guipuzcoanos en la conquista de Navarra, del lado de Castilla y a las órdenes del duque de Alba.

escudo guipúzcoa diputación palacio
ESCUDO HISTÓRICO DE GUIPÚZCOA

Naturalmente se trataba de un recordatorio muy incómodo para el Nacionalismo vasco. Malamente podía presentarse como una liberación la anexión a la Comunidad Autónoma Vasca, si los vascos habían formado parte de la ocupación castellana. Además, los cañones ponían en evidencia que la conquista de Navarra no era una guerra entre vascos y españoles. Los cañones, de hecho, eran tan sólo la punta del iceberg de la participación de los vascos al lado del Reino de Castilla en la conquista de Navarra.

De igual manera, la comparación del escudo actual de Guipúzcoa con el histórico permite comprobar la eliminación del rey de Castilla sentado con vestiduras reales y corona en la cabeza en una silla con su espada desnuda. No se sabe con exactitud si este rey pudiera ser Alfonso VIII, quién consiguió poner a Guipúzcoa en la órbita de influencia castellana frente a la navarra en 1200, o Enrique IV quién gobernó en 1466. En cualquier caso, la figura en relieve de este rey castellano tampoco interesa recordar a los nacionalistas vascos porque cuestiona su mítico pasado.

Tras vario intentos, los doce cañones y el rey de castilla fueron eliminados en 1979, durante la segunda sesión de las Juntas Generales recién establecidas, el 2 de julio de 1979 en Oiartzun, al ser aprobada por unanimidad la moción presentada por el juntero José Antonio Ayestaran Lecuona.

ESCUDO OFICIAL DE GUIPÚZCOA

23/07/2025

Melchor Oyanguren


Misionero en Filipinas y escritor de la primera gramática japonesa en español en 1738

MELCHOR OYANGUREN

Melchor Oyanguren nació en 1688, en Salinas de Leniz, Guipúzcua.

En 1705, Melchor Oyanguren de Santa Inés ingresó en la Orden de los franciscanos descalzos, donde adquirió amplios conocimientos en lenguas latina, griega y hebrea.

En 1717, participó en una misión al Japón, permaneciendo en Filipinas ante la prohibición del Imperio japonés de recibir en sus tierras a europeos, menos aún si estos eran religiosos. Luego, volvió a España por su mala salud. En 1721, partió por segunda vez en misión francisca a las islas Filipinas, donde permaneció hasta 1732, año en el cual regresó de nuevo a México. De aquí vino a España en 1744, donde murió tres años después.

En Filipinas hizo grandes estudios en las lenguas china, japonesa, tagalo, malayo y anamítico, que llegó a dominar a la perfección. Realizó la primera comparación del japonés con otros idiomas "exóticos", como el tagalo, el chino, el malayo y el vasco, su lengua nativa, añadiendo la nueva dimensión a la técnica. Fue uno de los primeros lingüistas en agrupar idiomas del tipo aglutinante, confrontando el euskera y el castellano con el japonés.

TAGALYSMO ELUCIDADO

Escribió 4 gramáticas, consideradas por los expertos de gran valor lingüístico escrito sobre el tagalo y el japonés:

Arte de la lengua japonesa, dividido en quarto libros según el arte de nebrixa. Con algunas voces propias de la escritura y otras de los lenguages de Ximo y del Cami, y con algunas perifrases y figuras. El Arte japona fue publicado en marzo de 1738, está considerada la primera gramática del japonés traducida a la lengua española. En él se han descubierto conceptos de gran importancia por las curiosas observaciones que el autor hace sobre la uniformidad y divergencia del japonés con otros idiomas orientales y los idiomas europeos. Hoy en día, los orientalistas consideran este Arte japona como única en su clase y de suma utilidad para el estudio del idioma japonés.

Tagalismo elucidado y reducido a la latinidad de Lebrija... y con allusion que en su uso y composición tiene con el dialect chino-mandarin, con las lenguas hebrea y griega, fue publicado 1742, en México. Esta gramática tagala tuvo el mismo carácter descriptivo que la gramática japonesa.

Diccionario trilingüe Tagalo-castellano-cántabro, obra de mucho mérito, que no se llegó a imprimir, y cuyo original lo guarda la comunidad franciscana.

Arte chínico, publicado como la mayoría de sus obras en 1742.

Por último, dedicado a su lengua natal, escribió un Arte de la lengua Vascongada y Cantabrismo elucidado.

ARTE DE LA LENGUA JAPONESA

18/07/2025

Racionalismo de la Inquisición española frente a las europeas


Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, en muchos lugares de Europa y Norteamérica se produjeron las "cazas de brujas" que acabaron con miles de mujeres (los brujos fueron minoría) en la hoguera o degolladas, siendo especialmente diligentes en este aspecto los calvinistas y los luteranos.

En España, en ninguno de los territorios que conformaban la Monarquía hispánica, se dio este fenómeno con la virulencia que tuvo en estos lugares, donde algunos autores hablan de centenares de miles de condenados a muerte. Esta realidad parece desilusionar a algunos autores y eruditos que hubieran preferidos procesos escandalosos para aumentar la venta de libros, artículos, documentales, etc., pero como lo que se sabe es que en España se actuó "racionalmente" en comparación con las atrocidades que se dieron más allá de los Pirineos, parece que no es tan llamativo.

Este hecho diferenciador hispano, y positivo en este caso, tiene su explicación en el pensamiento de la Contrarreforma católica. Los teólogos españoles habían sido los principales artífices intelectuales de la Contrarreforma que culminó en el Concilio de Trento y, por lo tanto, centraron sus esfuerzos en parar las herejías que podían derivar en el Protestantismo, aparte de su acoso a los cripto-judíos. Por otro lado, la Inquisición española alcanzó tal grado de eficacia que le llevó a desarrollar una profunda reglamentación y metodología en los procesos judiciales que se tradujo por extensión en garantías procesales para los inculpados.

TRIBUNAL DE LA SANTA INQUISICIÓN, POR FRANCISCO DE GOYA

Hablar de garantías en procesos que admitían la tortura como sistema probatorio es cuanto menos arriesgado, pero en comparación con otros tribunales europeos de la época (tanto eclesiásticos como civiles) sí puede realizarse tal afirmación. Hay que indicar que este fenómeno se produjo en todos los reinos y provincias de la Monarquía hispánica a pesar de que cada uno de ellos contaba con tribunales propios y cuerpos legislativos diferentes. Y esto se debe a que el Consejo de la Suprema Inquisición era el único tribunal que tenía jurisdicción en todos los territorios hispánicos, de ahí que los procesos fueran muy similares. Esto fue así al entrar esta práctica dentro de sus atribuciones desde que las Cortes de 1598 acordaran que los delitos de maleficios eran casos privativos de la Inquisición y que las demás autoridades judiciales se debían abstener de intervenir en ellos.

Esta peculiaridad ha derivado en atribuir a la sociedad intelectual española de la Edad Moderna una característica denominada Racionalismo hispano, en la que se basaría su actuación y que se fundamentaba en la negación de la brujería como herejía. De todas formas, los procesos judiciales contra la brujería se sucedieron durante todo el siglo XVII; siendo la gravedad de las penas el verdadero elemento diferenciador, pues estas fueron casi siempre de rango menor y orientadas más a reconducir conductas morales y sociales que a la erradicación de actividades heréticas (que hubieran sido mucho más graves).

AUTO DE FE EN LA PLAZA MAYOR DE MADRID, POR FRANCISCO RIZZI

El proceso de brujas de Zagarramurdi de 1610 afianzó esta tendencia intelectual a partir de aquel suceso. Y es que tuvo como consecuencia más inmediata que a partir de entonces jamás se produjeran en España juicios multitudinarios y masivos por brujería como los que se efectuaron en Europa (en algunos lugares de centro Europa hasta incluso entrado el siglo XIX).

Después de este proceso la absolución fue frecuente. Como bien afirman algunos historiadores, entre ellos Caro Baroja o K. Baschwitz, se trató de un hecho infrecuente y por eso muy destacable de la "victoria de la razón" frente a la habitual barbarie religiosa de estos siglos. Por esta razón, el proceso de Logroño a las brujas de Zagarramurdi tuvo una gran repercusión posterior, pues gracias al trabajo de Alonso de Salazar y Frías, entre otros, se llegaría a la Constitución Omnipotentis del papa Gregorio XV, publicada en 1623. Mediante esta ley se suavizan los procesos contra la brujería, y en particular en la parte en que se decreta que los brujos y hechiceros sólo serán entregados a los tribunales civiles para que fueran estos quienes ejecutaran la pena de muerte, en los supuestos de que hubiera pacto con el diablo seguido de asesinato.

Con la confesión del brujo, la Inquisición advertía:
"Que no procede en estos casos por solo la forma de ser brujos y hacer los dichos daños, si no testifican de haberlos visto hacer algunos daños, porque muchas veces lo que dicen han visto y hecho les sucede en sueños y juzgan se hallaron en cuerpo y lo vieron e hicieron con los que testifican y les figura el demonio cuerpos fantasiosos de aquellos que dicen vieron sin haberlos visto ni hallándose allí para que hagan esos daños de inflamar en peligro a los que no tienen culpa."

Julio Caro Baroja afirmó en El señor Inquisidor y otras vidas por oficio:
"Los inquisidores eran más juristas que humanistas y teólogos. La jurisprudencia más o menos secreta que podían estudiar era grande, casi tan grande como el escepticismo de muchos de ellos, acostumbrados a ver imposturas y engaños en cantidad de actos hechiceriles. En el siglo XVII los españoles, por otra parte, no tenían mucha fama como magos y hechiceros. Alguien sostuvo —con clara animadversión hacia el país— que el diablo no se fiaba de sus habitantes."

La Inquisición española, tan deleznable en otros casos, actuó en este de modo ejemplar y tras estos sucesos de Zagarramurdi y su proceso de Logroño pocos juicios de brujería figuran en los archivos inquisitoriales peninsulares con condenas capitales. Así, cabe resaltar un hecho indiscutible: si en España y sus provincias ultramarinas no se llegaron a quemar brujas al nivel de otros lugares de Europa fue básicamente gracias al Santo Oficio, que en multitud de ocasiones frenó iniciativas de tribunales civiles (señoriales, municipales, o reales) que hubieran acabado fatalmente en la quema de mujeres inocentes y en su gran mayoría incautas y simples. Pues la ignorancia y la necedad unidas a la picaresca eran en verdad lo que se escondía tras el mundo del "sabbat" con sus fiestas nocturnas convocadas al son de un cuerno soplado por el diablo a las que acudían volando los brujos y brujas sobre el palo de la escoba.

El término "inquisición" significa "investigación". De hecho, la función principal de la Inquisición española fue el de investigar el verdadero origen de muchos conflictos sociales de la Edad Moderna, a ponerles remedio aportando soluciones culturales, y a castigar a los verdaderos culpables de los desórdenes.

Fiel a la legalista tradición romana y católica, la España de la Inquisición dejó anotadas y registradas a través de las actas y sentencias de sus jueces, magistrados, notarios y escribanos cada una de las ejecuciones que llevó a cabo la Inquisición. Sin embargo, los países protestantes, en la más pura línea nórdica, nunca precisaron de una sola firma o un solo papel para enviar al verdugo en una jornada a más condenados de los que pudiese ejecutar la Inquisición española en más de tres siglos y medio. Y como quiera que parte de la cultura que hemos heredado del Puritanismo anglosajón y protestante consiste en que una gran mentira oculta equivale, si así conviene, a una gran verdad.

TRIBUNAL Y SAMBENITOS EN EL MUSEO DE LA INQUISICIÓN

En Sicilia, se fundó el primer tribunal de la Inquisición, en 1220. Estaba integrado por teólogos de las órdenes franciscana y dominica, con dependencia directa de Roma.

En Roma, siguiendo los pasos de Sicilia, se fundó otro tribunal de la Inquisición, en 1233. Aunque su intención primigenia era la de acabar con la herejía albigense que tantos daños y desórdenes habían causado, a los tres años, en 1236, aplicó competencias a todo tipo de cuestiones religiosas con implicaciones sociales.

En Francia, la expulsión de los judíos se efectuó entre los siglos XII y XIV y las persecuciones a los cátaros en los XII y XIII, donde 20.000 de ellos fueron ejecutados. El siglo XIV continuó con el exterminio de los templarios, donde fueron quemados cerca de 500 caballeros de esta orden religiosa. Durante los reinados de Carlos IX, Enrique III y Luis XIV, en los siglos XVI y XVII la represión contra los hugonotes costó la vida a 10.000 personas. Esta cifra aumenta considerablemente a 117.000 campesinos ejecutados en la población católica de La Vendée. Y durante la Revolución francesa, los jacobinos represaliaron a unos 40.000 sacerdotes y religiosos.

En Alemania, la persecución y expulsión de judíos se llevó a cabo entre los siglos XII y XIV. Ya en la Modernidad y con la llegada de la Reforma protestante liderada por Martín Lutero, la quema de brujas en los siglos XVI y XVII llegó hasta 100.000 personas. Cifra que superó la persecución contra los católicos, que llegó a 150.000 personas. El Malleus Maleficarum (Martillo de las brujas) era el libro de cabecera para inquisidores. Según Lutero "las magas deben ser ajusticiadas, porque son ladronas, rompedoras de matrimonios, bandidas, asesinas,..."

En Inglaterra, la matanza y expulsión de los judíos en el siglo XIII costó la vida a 16.000 personas. Durante el reinado de Enrique VIII, entre los años 1532 y 1547, fundador del Anglicanismo, unas 72.000 católicos fueron ejecutados por no someterse a la ortodoxia de su protestantismo. En 1542, aprobó la pena de muerte contra la brujería. Por contra, María Tudor, de confesión católica, ejecutó a 300 anglicanos.

En Irlanda, Cromwell aniquiló a 60.000 católicos en el siglo XVII, prohibió el Catolicismo y confiscó numerosas tierras. En 1652, el Parlamento inglés aprobó una ley para que los sacerdotes católicos sean colgados, decapitados, descuartizados y quemados, y después sus cabezas sean expuestas en público.

En Escocia, John Knox prohibió el Catolicismo en 1559 y 1.000 mujeres fueron quemadas al ser acusadas de brujería.

En Dinamarca, Suecia y Noruega, de confesión luterana, la pena de muerte para los sacerdotes católicos se aplicó mediante una ley desde 1624 hasta 1815.

En Holanda, de confesión calvinista, se realizó una dura persecución contra los católicos desde 1573 hasta 1795. Durante los siglos XVI y XVII, la quema de brujas provocó la ejecución de 60.000 personas.

En Suiza, el líder protestante Juan Calvino es responsable directo de 569 ejecuciones en la hoguera. Una de estas fue la de Miguel Servet, científico español que descubrió la circulación pulmonar de la sangre, quemado en una hoguera de Ginebra en 1553. En el siglo XVII, 10.000 personas fueron quemadas en la hoguera por brujería.

En Bohemia, actual República Checa, tuvieron lugar las Guerras husitas de carácter religioso. El líder Juan Huss fue condenado a la hoguera en 1415.

En España, la Inquisición español actuó desde finales del siglo XV hasta el siglo XIX. En total se contabilizan a 4.333 personas ejecutadas, de las cuales: 3.748 fueron condenadas por judaizantes, 280 por moriscos, 150 por protestantes, 130 por sodomia o bestialismo, y 25 por superstición o brujería.

Robert Fleury Galileo santo oficio
GALILEO ANTE EL SANTO OFICIO, POR JOSEPH NICOLAS ROBERT-FLEURY

A principios del siglo XVI, los países que adoptaron la Reforma protestante sustituyeron la tradicional Inquisición católica por un terrorífico sistema de represión religioso-político. Pocos, años antes, había aparecido la Inquisición española, mucho más justa y menos violenta que cualquiera de los sistema represivos protestantes.

Un ejemplo comparativo podría hacerse entre España e Inglaterra. En los 350 años que duró la Inquisición española, fueron condenados a muerte poco más de 4.000 personas (descontado algunos casos donde el procesado estaba fugado o en rebeldía y se quemaba una efigie o monigote en forma simbólica). En diez veces menos espacio de tiempo, en 35 años, el sistema represivo inglés ejecutó a unas 200.000 personas, es decir 50 veces superior.

Según la ortodoxia protestantes, la libertad religiosa que propugnó Lutero consistía en que el pueblo entero tenía que someterse a la religión del rey, convirtiendo a la Iglesia en una herramienta al servicio del gobernante. En Inglaterra, Enrique VIII de Tudor se desmarcaba de la Iglesia católica para fundar la suya propia, la anglicana, con el propósito de que avalaran los divorcios y matrimonios que le convenían. Así, se modificó la naturaleza de la Carta Magna y del Parlamento, y se obligó a creer en la nueva Iglesia a todo el pueblo. Su sucesora, María Tudor, católica, hizo al pueblo volver a la obediencia de Roma. Después, Isabel, que era anglicana, obligó a los ingleses a convertirse a al anglicanismo de nuevo. Por último, Cromwell, puritano, obligó al pueblo inglés a hacerse puritano. Cada una de las conversiones de la Monarquía inglesa hacia un nuevo orden cristiano, fue seguido de una oleada de terror, persecución y ajusticiamiento a todo aquel inglés que no se sometiera a la religión oficial del su rey de turno.

Esto en los que provocó que decenas e incluso centenares de miles de "infieles" católicos fuesen ejecutados por un sistema religioso represor dependiente del político.

Aunque España fue el último país en abandonar la Inquisición, ya hacía mucho tiempo que no ejecutaba a muerte a supuestas brujas. La última fue la adolescente catalana Magdalena Duer, ejecuta en 1611; mientras que en Suiza la última ejecución con Anna Göldin en Glaris fue en 1782, en Europa occidental, y en Polonia en 1793, en Europa oriental.

Anónimo, sobre la Inquisición española:
"merced a la puntuosa burocracia de la monarquía austríaca, todos y cada uno de los chicharrones que hubo, muchos pero no tantos, figuran debidamente registrados los procesos, nombres y apellidos. Cosa de que no pueden presumir, por cierto, los gabachos del cristianísimo rey de Francia, los malditos herejes de más arriba o la Inglaterra siempre falsa, miserable y pirata; que cuando quemaban ellos lo hacían alegremente y a montón, sin orden ni concierto y según les venía en ganas o en intereses, condenando atajo de hipócritas."

SANTO DOMINGO PRESIDIENDO UN AUTO DE FE, POR PEDRO DE BERRUGUETE

15/07/2025

Apoyo militar de Álava a la Monarquía española en la Modernidad


Como las demás tierras vascongadas, Álava estuvo exenta de los "servicios reales", pero participó en los gastos de la Monarquía por medio de contribuciones de carácter ordinario y otras consideradas como extraordinarias. Existieron contribuciones extraordinarias y coyunturales que formaban la parte más importante de la fiscalidad real en las provincias vascas: donativos, servicios armados y caminos. Los primeros pertenecían a la "especie" de servicios monetarios que, en la mayor parte de los casos, nada tuvieron de voluntarios debido a la concurrencia de dos factores: primero, siempre correspondieron a peticiones realizadas por el rey, aunque no era éste quien fijaba los cupos monetarios; y segundo, las solicitudes vinieron fundamentadas en las necesidades financieras del Real Erario, originadas, casi siempre, por el gasto derivado de las confrontaciones bélicas. Por ello, a cada solicitud hecha por la Monarquía se correspondía con un servicio monetario de mayor o menor cuantía, luego si bien bajo la denominación de “donativo” puede entenderse la voluntad por parte del que lo otorgaba, las necesidades y las deudas del Estado contribuyeron a convertirlos en "forzosos" y "obligatorios".

Entre las contribuciones ordinarias estaban el tradicional "pedido forero de Vitoria" (que fue sustituida por una sisa) y los "derechos de ferrerías" de Álava, cuyos rendimientos en gran medida se vinculaban al mantenimiento de la Hermandad, constituyendo más adelante lo que se denominaría la hacienda foral alavesa.

Las aportaciones extraordinarias, coyunturales y asistemáticas, consistían en la presentación de servicios armados, de bagajes para armas y vituallas y contribuciones para la construcción y mantenimiento de vías de comunicación terrestres. A todo ello hay que añadir los donativos.

ÁLAVA, EDAD MODERNA

El impuesto que más directamente relacionó a Álava con la Corona fue la alcabala, pese a que buena parte de los que actualmente es la provincia alavesa estaba al margen de este impuesto indirecto, lo que no minusvaloraba su rendimiento y su aumento, pues encabezada en 1557 con 725.000 maravedíes, en 1577 esa cifra había aumentado hasta 1.4000.000 maravedíes, quedando estabilizada, prácticamente, en lo que quedaba de siglo y a lo largo del siglo XVII.

Sin embargo, lo que realmente disparaba los gastos de la hacienda provincial alavesa fueron las contribuciones en hombres y dinero para ayudar a la financiación de la necesidades militares de la Corona.

Como en las otras tierras vascas, zonas fronterizas, las obligaciones militares de los naturales se vinculaban a la defensa del propio territorio durante tiempos de guerra y a la defensa de la frontera en casos de invasión externa, para lo que se producía el armamento foral, una movilización de toda la población. No obstante, en caso de sublevación interna o de guerra extraordinaria con alguna nación extranjera, estaban obligados a acudir a la llamada real con fuerzas de infantería, con marinería y hasta con barcos. Igualmente, los desembolsos que el armamento foral pudiera acarrear eran por cuenta de las provincias, y hasta la llegada a los límites de las provincias de las fuerzas movilizadas, su mantenimiento era también por cuenta de las haciendas forales, asumiendo esos gastos la hacienda real una vez que salían de sus fronteras o límites:
"De esta suerte, las juntas alavesas concedieron a la corona numerosos servicios militares en hombres y pertrechos durante los siglos XVI y XVII. Sin embargo, fue bastante habitual que las contribuciones quedasen en meros “apercibimientos de gente” que comprendían a todos los varones mayores de veinte años y menores de sesenta de cada localidad. De ordinario era la defensa de la frontera con Francia… la que generaba las demandas del rey."

MURALLA MEDIEVAL DE VITORIA

En tiempos de Felipe II las aportaciones fueron más ficticias que reales, pues muchas de las campañas provocaron unas movilizaciones que no se tradujeron en intervenciones militares, y en la década final del siglo XVI las contribuciones alavesas consistieron sobre todo en cargar con los costos de los alojamientos y del tránsito de tropas.

Pero en el siglo XVII, la actitud alavesa fue cambiando, sobre todo con los planes del conde-duque de Olivares, pues la diligencia mostrada ante las peticiones anteriores se fue transformando en una creciente resistencia, en gran medida debido a que el incremento de la presión fiscal y los agobios de la Corona coincidían con la caída económica y demográfica de Álava, hechos en los que la provincia justificaba sus reservas y resistencias a cumplir las demandas de la guerra con Francia y los de la crisis iniciada en 1640.

Y también se encuentran los donativos, que en rigor no formaban parte de la fiscalidad foral, pero no iban contra el fuero por ser voluntarios. Felipe IV solicitó por primera vez un donativo a las tres provincias en 1629, petición que fue muy criticada pero finalmente aceptada. Por su parte, Vitoria parece que había sido objeto de estas demandas, siempre atendidas, en 1598, 1615, 1616, 1660, 1666, 1679 y 1696, en bastantes más ocasiones que Álava, que fue requerida en este sentido en las postrimerías del reinado de Felipe IV: 1687 y 1699. Estas demandas reales tuvieron algunas contrapartidas favorables para los naturales, la más significativa el reconocimiento en 1664 por Felipe IV de la construcción alavesa, su gobierno por sus fueros y leyes propias y su exención de los tributos castellanos.

11/07/2025

Mil nuevas noticias insólitas del país de los vascos, por Iñaki Egaña


NOTICIAS INSÓLITAS DEL PAÍS VASCO, POR IÑAKI EGAÑA

Mil nuevas noticias insólitas del país de los vascos
Iñaki Egaña Sevilla, Editorial Txalaparta, Tafalla (2009), 350 páginas

La editorial navarra Txalaparta publicó Mil noticias insólitas del país de los vascos con una excelente acogida que se reeditó en 2009. Aquellas noticias, insólitas y breves, tuvieron la suerte de destapar la caja de los sueños y abrir al lector una puerta a la imaginación en algunos casos y a la curiosidad en la mayoría. Esas crónicas siguen presentes y siguen siendo excepcionales, y por eso se hizo inevitable una segunda entrega llena de nuevas reseñas.

En este libro Iñaki Egaña describe un millar de breves hechos históricos, relevantes biografías y sucesos anecdóticos cargados de sorpresas y curiosidades pero siempre desde el rigor historiográfico, que discurren de forma cronológica desde la Prehistoria de la etnia de los vascones hasta la Euskadi de la Edad Contemporánea.

08/07/2025

Thomás de Arssu


Capitán de marina, corsario y armador naval a mediados del siglo XVII y alcalde de Fuenterrabía en 1659 y 1661

THOMÁS DE ARSSU

Thomás de Arssu era natural de Fuenterrabía, donde nació a inicios del siglo XVII.

Fue capitán de marina y armador, fiaba a otros marinos y compraba presas en almoneda. Llegó a liderar el corso de su ciudad durante cuatro décadas a mediados del siglo XVII. Ya en su madurez, actuó de representante de los capitanes presos en Bilbao en el contencioso entre corsarios y mercaderes. Le acompañaban otros capitanes corsarios como fueron Miguel de Zuzuarregui, o el donostiarra Antonio de Beroiz. Formaban el trío de marinos más dinámico y poderoso en la organización de las expediciones corsarias, y a su alrededor se movió un amplio grupo de agentes.

En 1639, Arssu salió de expedición al mando de la embarcación Nuestra Señora de Guadalupe, acompañado de Lázaro de Marte en su galizabra Nuestra Señora del Carmen, y de
Luis de Zuzuarregui con el San Pedro. Capturaron una presa de 18 toneladas, un bajel de dos cubiertas cargado de sal, que vendieron en Orio y San Sebastián.

En la década de 1640 continuó la actividad exitosa de Arssu a bordo del San Joseph, con el que consiguió capturar varias presas y hacer de fiador de Cristóbal de Eguíluz. Llegó a apresar una nao de 60 toneladas en Dunquerque, el San Pedro, que vendió al capitán Antonio de Beroiz.

Todavía el año 1654, Arssu lideró una expedición corsaria a bordo de la fragata Nuestra Señora del Rosario, en compañía del capitán Pedro González, y actuando como fiador de Beroiz.

En 1656, intervino como armador del navío San Antonio, y navegó como capitán del San Joseph, con el que consiguió una presa de 100 toneladas.

En 1657, Arssu compartió con Beroiz la armazón del galeón San Antonio el Mayor y participó también en la armazón de otro galeón llamado Nuestra Señora del Rosario.

En 1659, fue nombrado alcalde de Fuenterrabía, puesto que también ocupó en 1661, a la vez que participó en la armazón del San Joseph y del Santa Ana, en colaboración con Beroiz y los capitanes Ambulodi y Zuzuarregui.

Durante la década de 1660, Arssu y Beroiz, socios en cualquier empresa, se interesaron conjuntamente por los negocios comerciales con los virreinatos españoles de las Indias y por las expediciones balleneras a Terranova. Además, la paz con Inglaterra de 1662, concedió un respiro a las actividades corsarias contra naves de este reino.

En 1672, vendió la nao Santa María, de 100 toneladas y fábrica inglesa al capitán Juan Bernardo de Lizardi, quien lo rebautizó como El Ángel.

02/07/2025

Industria armera de Elorrio


La fundación de la villa vizcaína de Elorrio fue efectuada en 1356 por don Tello, señor de Vizcaya, en torno a los terrenos de San Agustín de Etxabarria. El propósito fue doble: frenar la entrada de los guipuzcoanos hacia el Señorío; y establecer un poder foral contra los señores feudales y sus Guerras de Banderizos. Durante los siglos XIV y XV, el territorio del Duranguesado sufrió las crueles luchas entre linajes nobiliarios. En esta villa, cercada en un principio y luego amurallada, se produjo la batalla de Elorrio, en 1468, entre las casas de Ibarra, del bando de los oñacinos, y los Marzana, de los gamboínos.

Durante los siglos de la Edad Moderna, Elorrio se distinguió en todo el Señorío por la fabricación de armas blancas y de fuego, al igual que hicieron otras villas vascas como Eibar o Soraluce. Sus talleres artesanales del Medievo se transformaron en modestas fábricas en la Modernidad. Elaboraban espadas, corazas, escudos, arcabuces, mosquetes, bombardas, cañones, lanzas y picas. Armas muy características y utilizadas por los Reales Tercios de Infantería de la Monarquía hispánica para la defensa de sus amplios territorios europeos.

Elorrio se convirtió en un gran centro productor de picas y lanzas, en conexión con varias villa guipuzcoanas de su proximidad con las que formaba una comunidad de intereses en base a la plantación de fresnos en bosque compartidos y a un oficio común que era la astería. Este concreto sector de la armería ligera involucraba a gremios como los campesinos criadores de fresnos, los ferrones, los transportistas, o los mercaderes. La piquería pudo conectar a simples campesinos criadores de fresnos y grandes linajes nobiliarios de parientes mayores con artesanos armeros y oficiales reales que representaban los intereses del Ejército de la Monarquía hispánica.

De hecho, gran parte del armamento ligero, vanguardia del ejército de Carlos V o Felipe II, tuvo su origen en las Provincias Vascongadas, y más en concreto de Elorrio. La base del mismo provenía de allí desde tiempos de Gonzalo Fernández de Córdoba, general de los Reyes Católicos.

PICAS DE ELORRIO

En 1575, se organizó una reunión entre el capitán Alonso de Cosgaya y los oficiales lanceros de esta población. La consulta tenía por finalidad conocer la cantidad de picas de que disponían los artesanos, cuántas se podían fabricar cada mes y qué medidas convenía establecer para aumentar las plantaciones de fresnos.

Aquel informe de 1575 dejó patente que las fraguas de Elorrio fabricaban de 2.000 a 3.000 picas de 4,17 a 5,42 metros de longitud y 1.500 lanzas cada mes, además de otras armas. Este armamento tenía como destino las tropas del Imperio de Felipe II, especialmente los Reales Tercios de Flandes. No es de extrañar que los lanceros de esta población consiguieran ganarse un renombrado prestigio y que se hubiese convertido en el centro de las operación de la piquería destinada al ejército de Felipe II.

La Memoria de las picas que yo Lope de Elío, criado de Su Magestad y su veedor he examinado después que viniese a este cargo que fue a principio de abril del año 1576 hasta hoy 23 de julio de 1578 contabiliza las partidas de picas provenientes de Mondragón, Azpeitia, Eibar, Elgoibar, Angiozar, Oñate y otras poblaciones que eran llevadas a Elorrio. Contiene datos de los suministradores de picas, y que la recogida se realiza en Elorrio para ser transportada a su destino final, según consta en la relación de cada año a partir de 1575. Uno de los más importantes suministradores de picas fue Domingo de Mendiola, vecino de la villa, quien actuaba frecuentemente en representación de Hernando de Aguirre, oficial real y pagador de armeros, piqueros y arcabuceros.

PALACIO DE ELORRIO

Elorrio reunía una serie de factores naturales a su alrededor muy idóneos para el desarrollo de esta industria. Está envuelta por sierras calizas llenas de bosques y prados que proporcionan grandes cantidades de madera de fresno. Los montes de Elorrio y de pueblos colindantes como Elgueta y Angiozar encerraban extensas fresnedas dedicadas a la astería, producto que ofrecía diferentes alternativas en los mercados del sur español.

Por eso, intermediarios de Elorrio se involucraron en la fabricación y adquisición de productos compuestos de astas desde la primera mitad del siglo XVI. Por ejemplo, en 1530, Domingo de Aguirre, mercader de Elorrio, compraba a Pero Pérez de Aozaraza, armero de Oñate, "fierros de lanzas faines".

También existió una amplia relación entre artesanos armeros y productores de madera de fresno. Por ejemplo, en 1573, García de Algute, vecino de Elgueta, compró 318 fresnos, por los que pagó 900 reales a Pero de Goitia y Pérez de Miota, vecinos de Elorrio. En 1575, Marcos de Olarra, astero de Elorrio, firmó un contrato de fabricación con Martín Ibáñez de Albistegui, vecino de Elgueta, basado en 40 docenas de lanzas de cuatro medidas: 8, 9, 10 y 11 codos, a un precio de 4 reales y medio cada docena, además de 30 docenas de varas de justicia, a 2 reales la docena.

Los casos de relaciones mercantiles entre vecinos de Elorrio y Elgueta vinculados a la astería fueron numerosos. Por ejemplo, el contrato entre el lancero Domingo Pérez de Leaniz, vecino de Elorrio, y el lancero Jacobe de Marquiegui, vecino de Elgueta. O, el acuerdo de compra de fresnos por parte del lancero Martín de Urrutia, vecino de Elorrio, a Domenja de Izaguirre, vecina de Elgueta, que disponía de una plantación de fresnos "a la redonda de su casa".

COMPONENTES METÁLICOS DE UNA PIQUERO

Elorrio disponía de las denominadas Casas de la Munición, que también se denomina Magacén, donde se recibía la piquería fabricada, se pagaba a los armeros y desde donde se distribuía el material siguiendo las disposiciones de los oficiales reales. Además de los propios armeros, se involucraban los encargados en comprobar la calidad de las picas, y aquellos que gestionaban la documentación que acreditaba el cobro.

Según documento, hacia el año 1572, la cantidad de picas que se almacenaban en una temporada era de 19.674 unidades, contadas por el subordinado Domingo de Mendiola, en representación del oficial real Hernando de Aguirre, siendo veedor real Lope de Elío. No siempre la labor de control y recuento estaba delegada en oficiales y suboficiales reales, siendo en ocasiones el propio veedor el encargado de vigilar la calidad de las picas en Elorrio, si las responsabilidades que tenía en Soraluce se lo permitía. Por ejemplo, en 1590, Lope de Elío se presentó en esta villa vizcaína "a examinar las picas, y entre otras examinó las de muchos oficiales lanceros" que se nombran en el documento.

Dos años después, Mendiola suplió a Aguirre en el cargo de oficial real de picas por fallecimiento del segundo. En la casa de la munición, llegó a contabilizar un total de 22.214 picas en todo el año 1592, lo que dice mucho de la enorme cantidad de armas blancas que podía fabricar Elorrio. No obstante, otras poblaciones vecinas participaron de este sector industrial basado en la fabricación de picas con destino en Elorrio, por ejemplo Elgueta, Angiozar y Oñate.

En torno a la casa de la munición de Elorrio se congregaban armadores piqueros, transportistas, vigilantes del almacén, examinadores del material, anotadores de cuentas, pagadores y fiadores, y otros oficios. Se había convertido en el principal fabricante de picas y lanzas de España, tal y como Soraluce lo era de mosquetes y arcabuces.

En cuanto a la exportación de picas vasca fabricadas en el entorno de Elorrio, hay que destacar la feria de Nájera o la ciudad de Sevilla, sede de la Casa de Contratación de Indias en los siglos XVI y XVII. Tras la unión monárquica del Reino de Portugal bajo el mando de Felipe II, la ciudad de Lisboa también se convirtió en un destino clave de la piquería vizcaína.

PICAS DE ELORRIO EN LOS TERCIOS DE FLANDES

Toda esta actividad armera, junto a la participación de familias locales en el comercio con las provincias ultramarinas de la Monarquía española, consiguió traer grandes riquezas a la villa que se invirtieron en la construcción de palacios y casas-torre nobiliarios, así como de edificios religiosos. Se levantaron más de una veintena de palacios como los de Uribe-Salazar, de Estéibar-Arauna, de Arabio, de Olazábal, de Láriz, etc., y se esculpieron varias decenas de escudos de armas de linajes nobiliarios en sus caseríos, también las iglesias de San Agustín del siglo XV, o de la Purísima Concepción del XVI.

El Alarde de Errebonbilloak, celebrado cada primer domingo de octubre, es el desfile militar de una compañía de fusileros. Su origen está en las levas militares de la villa que participaron el combate de Lepanto en 1571. Esta tradición denota su importante dedicación a las armas y su demostrada contribución en efectivos humanos y armeros a la defensa del Imperio español.

ALARDE DE ELLORRIO, ERREBOMBILLOS

25/06/2025

Juramento de fueros vascos por los Reyes Católicos


A la muerte de Enrique IV, rey de Castilla, en 1474, Isabel de Trastámara accedió a la sucesión al trono, siendo coronada reina en Segovia ante nobles. Para asentarse en el poder y contrarrestar las aspiraciones de su rival Juana la Beltraneja y sus aliados portugués y francés, movió con rapidez a sus apoyos. Uno de sus principales valedores fue el guipuzcoano Bartolomé de Zuloaga, natural de Rentería.

Zuloaga fue enviado por Isabel la Católica en representación suya, junto con Antón de Baena, para asistir a la Junta Particular de la Hermandad de Guipúzcoa, reunida en Basarte, situado en Azcotia, el 2 de enero de 1475, con el objetivo de pedir a la Provincia el juramento de fidelidad a la nueva reina, como así se hizo. A su vez, juró los Fueros de Guipúzcoa en nombre de Isabel la Católica.

Los historiadores Gamón y Gorosabel relataron extensamente su intervención:
"Zuloaga vino a Guipúzcoa, junto con Antón de Baena, como embajadores de la Reina Isabel, con cartas de la soberana que presentaron en las Juntas de Basarte el 2 de enero de 1475."

JUNTA PARTICULAR DE LA HERMANDAD DE GUIPÚZCOA

Una de las cartas, dirigida a la provincia, comunicaba la noticia del fallecimiento de Enrique IV de Castilla, hermano de la reina, y de la proclamación de ésta como soberana por los "Grandes del Reino" en Segovia. Por la otra carta se solicitaba la fidelidad y obediencia de Guipúzcoa. Zuloaga y Baena recibirían en nombre de la reina el homenaje, y también en su nombre prometieron la guarda y confirmación de los privilegios, usos y costumbres de Guipúzcoa:
"Podades prometer e prometades en mi nombre que yo guardaré e manda réguardar e confirmaré sus privilegios, buenos usos e costumbres, según que los tuvieron e tienen de los Señores Reyes de gloriosa memoria, mis progenitores."

En efecto, poco antes, en 1470, Enrique IV había reconocido solemnemente los Fueros guipuzcoanos, elogiando agradecido los grandes servicios de Guipúzcoa:
"Su voluntad siempre había sido y era, acatando la gran lealtad y servicios tan señalados de la misma, el honrar la y guardar sus privilegios y libertades más principalmente que a otra alguna tierra de sus reinos, y así lo entendía hacer y guardar en adelante."

Las cartas reales fueron leídas en las Juntas ante Domenjón González de Andía. Los junteros suplicaron a la reina y a sus comisionados que:
"los mantuviese e amparase en toda paz e justicia, e les mandase confirmar e aprobar sus privilegios e franquicias, libertades, exenciones, buenos usos e costumbres, su Hermandad, e el Cuaderno, ordenanzas, cartas e provisiones de ella."

En virtud de los poderes recibidos, Zuloaga y Baena asintieron a la petición y lo prometieron en nombre de la reina. Al día siguiente del pleito homenaje rendido por Guipúzcoa a doña Isabel, dieron en Azcoitia palabra de guardar los Fueros:
"Nos los dichos Antón de Baena y Bartolomé de Zuloaga, por virtud de los poderes de la Reina nuestra señora a nosotros dados, decimos que loamos y aprobamos los dichos capítulos, e prometemos en nombre de Su Alteza, que guardará, cumplirá y confirmará lo susodicho, e en firmeza de ello firmamos aquí nuestros nombres.
Fecho en Azcoitia a 15 de enero del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de 1475 años.
Antón de Baena, Bartolomé de Zuloaga."

El escribano Domenjón González de Andía formalizó el acta.

isabel católica domejón gonzález andía retratos
ISABEL LA CATÓLICA Y DOMEJÓN GONZÁLEZ DE ANDÍA

Pero no conforme la Junta provincial con la fiel palabra de la reina Isabel de Castilla, exigió además el juramento de su rey consorte Fernando de Aragón. Este aprobó los fueros guipuzcoanos en cédula firmada el 3 de junio de 1476, en Valladolid. Unos días más tarde firmaba otra cédula, grandemente elogiosa para Guipúzcoa:
"Mi intención no es de agravaros en cosa alguna, salvo guardaros en vuestra hidalguía y libertad como a mis buenos y leales fidalgos vasallos, e vos entiendo gratificar en gracias, mercedes e libertades sobre las que tenedes, porque de esa Provincia tengo más cargo que de las otras nin lugares de mi reinos según los servicios que me habéis fecho e los trabajos que habéis pasado por mis servicios."

Ese mismo año de 1476, con motivo de la visita al Señorío de Vizcaya, Fernando el Católico juró los fueros de este territorio en Guernica, confirmando además los privilegios de Portugalete. El interés mostrado por la marina vasca apareció en la Pragmática del 20 de marzo de 1476, por la cual concedía ventajas a los armadores y astilleros vascos que construyesen naos de más de 600 toneladas.

En 1483, la reina Isabel realizó una visita al Señorío de Vizcaya. El 5 de septiembre llegaba a Bilbao, efectuando su juramento a los Fueros provinciales en el portal de la Tendería.

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JURA DE LOS FUEROS EN BILBAO POR ISABEL LA CATÓLICA

Años más tarde, el cronista real Prudencio de Sandoval escribió su visita por diversos pueblos de Vizcaya, como Portugalete, Durango y otros, en el que la reina Isabel:
"... se vestía y tocaba al uso de aquel pueblo, llamando a las personas de más merecimiento y tomando de la una el tocado, de la otra la saya y de la otra el cinto y las joyas, para tener a todos de su mano y mostrarles el amor que les tenía, y volvía estas preseas a sus dueños muy mejoradas, cuando llegaba a otro pueblo, y a sus maridos hacía muchas mercedes y honraba y gratificaba con dones a los que le habían servido en guerra y de esto hay grandes privilegios entre los nobles vizcaínos y guipuzcoanos."

Todavía, en 1484, Isabel y Fernando declararon que aprobaban y confirmaban los privilegios de Guipúzcoa de los reyes predecesores. Carlos V repetiría el gesto en 1521.


20/06/2025

José de Larrañaga Arambarri y Garate


Ingeniero metalúrgico y mineralogista en las Minas de Almadén, catedrático de su Academia en 1802, director de la Fábrica de bermellón y lacre en 1805, y director de la destilación y sus hornos de fundición en 1825, donde realizó novedosas aportaciones al proceso productivo del mercurio, y director de las minas de Gádor en 1828

JOSÉ DE LARRAÑAGA Y ARAMBARRI

José de Larrañaga Arambarri y Garate era natural de Azcoitia, donde nació en 1773. Era hermano menor del ingeniero Diego de Larrañaga y Arambarri Garate, gran impulsor de la renovación de los procesos de extracción y producción del mercurio a través del horno de Idria en las minas de Almadén a inicios del siglo XIX.

Durante su infancia, Larrañaga vivió en la villa guipuzcoana que fue centro impulsor de la Ilustración vasca gracias a los llamados "caballeros de Azcoitia" y a la fundación de la Real Sociedad Económica Bascongada de Amigos del País, dejándose influenciar por sus ideales reformistas y científicos.

Desde joven siguió los pasos de su hermano Diego en su formación académica y profesional. Tras finalizar estudios básicos en Azcoitia, en 1791, marchó a Madrid para adquirir conocimientos científicos en Matemáticas y Dibujo técnico, ingresando en la Real Academia de San Fernando. Entre sus profesores estuvo Antonio Varas y Portilla.

Al finalizar la carrera en 1794, había conseguido tan excelentes resultados que fue admitido en la Academia mineralógica de Almadén como alumno, donde su hermano desempeñaba una de las cátedras.

A finales del siglo XVIII, la Academia de Minas de Almadén era uno de los centros más importantes de España en estudios de carácter técnico. Esta institución fue fundada en 1777, la primera en estudios sobre técnicas mineras en España y la tercera en Europa, y se encuentra ubicada en las estribaciones de Sierra Morena, en la provincia de Ciudad Real.

En cambio, las Minas de Almadén llevaban funcionando mucho más tiempo, desde mediados del siglo XVI, cuando Bartolomé de Medina innovó el Método de Patios, el primer proceso en utilizar la amalgamación con mercurio para recuperar la plata del mineral que se extraía en los Virreinatos españoles de América. Desde entonces, extraer el mercurio de estas minas fue mi necesario para transportarlo a los centros argentíferos de Potosí y Zacatecas y purificar la plata.

ANTONIO VERAR Y PORTILLA Y PIERRE FRANÇOIS CHAVANEAU

En esta academia estudió un curso de Química y, al igual que su hermano, tuvo como profesor a Pierre François Chavaneau, un químico y matemático francés que ya había impartido la cátedra de Metalurgia en el Real Seminario de Vergara en 1778. Tras acabar este curso, en 1798, consiguió licencia para desplazarse a Madrid y seguir la formación que ahora impartía Chavaneau.

En 1802, fue nombrado primer catedrático de Matemáticas de la Academia de Almadén y ayudante de Maquinaria de Explotación en sus minas. Estaba a las órdenes de Tomás Pérez, quien había introducido la primera máquina de vapor para la explotación del mercurio y dada la complejidad de su uso y mantenimiento Larrañaga era un candidato ideal para este cargo debido a su especializada formación. Al mismo tiempo, su hermano Diego fue nombrado director de la mina y de su fábrica de bermellón y lacre.

Ambos se mantuvieron en sus funciones hasta que fueron acusados de afrancesados y colaborar con el Ejército de Napoleón cuando este invadió las minas, durante el desarrollo de la Guerra de la Independencia española, entre 1808 y 1814. Aquel año de 1814, tras la llegada al trono de Fernando VII y la consiguiente persecución a los colaboracionistas y traidores, los científicos guipuzcoanos fueron apartados de sus cargos. A los pocos meses, la justicia les absolvió de las falsas acusaciones, pudiendo recuperar sus cargos administrativos.

Tras el fallecimiento de Diego de Larrañaga, en 1815, el menor de los dos hermanos sustituía al difunto en la dirección de la Fábrica de bermellón y lacre, edificio integrado en el complejo industrial de Almadén. Bajo esta responsabilidad, pudo investigar técnicas de destilación del mercurio y el lacre, campo de la metalurgia donde realizó sus más destacadas contribuciones.

SEDE DE LA ACADEMIA DE MINAS DE ALMADÉN

En 1822, llegaba a la dirección de la mina de Almadén el químico Domingo García Fernández, reputado científico ilustrado y afrancesado que había sufrido exilio tras la vuelta del Absolutismo. Este nombró a Larrañaga nuevo director del proceso de destilación del mercurio y, después, del horno de San Teodoro, en la mina manchega. Todos estos nombramientos se hicieron desde una coyuntura política favorable durante el Trienio Liberal, entre 1820 y 1823.

En este cargo, Larrañaga pudo experimentar en el proceso productivo del mercurio que ya había comenzado su hermano años antes con la adopción de los novedosos hornos de Idria. Finalmente, expuso una reforma del sistema de destilación y condensación del mercurio para obtener un mayor rendimiento.

Las modificaciones que introdujo en los hornos, en los caños de condensación del mercurio y en las chimeneas de extracción de gases generaron un incremento de la producción y una disminución en el mercurio evaporado, así como una reducción en el consumo de combustible y en el personal empleado.

Además, la introducción de ventiladores, que expulsaban los gases venenosos que se emitían en la cámara durante la condensación del mercurio, así como la modificación de las operaciones técnicas del metal, consiguieron que se mejorasen las condiciones laborales de los trabajadores, especialmente en salubridad.

No obstante, estas novedades no pudieron llevarse a efecto en su totalidad, debido a diferencias en el criterio científico con García Fernández, director del centro. Por otra parte, el estado ruinoso de la administración central producido tras la Guerra de la Independencia y la emancipación de los territorios virreinales en América, unido a la inestabilidad política y los continuos cambios de gobiernos, impedían una pronta adopción de las innovaciones de Larrañaga.

EMPACADO DEL MERCURIO EN LAS MINAS DE ALMADÉN

Tras la vuelta del Régimen absolutista de Fernando VII y la nueva ola de represión a liberales, en 1825, el ingeniero guipuzcoano fue expulsado de la dirección del centro de destilación en las minas, acusado de defender el Liberalismo. Debido a que la Corte no encontraba personal especializado en tales labores, pudo mantener su cargo en la dirección de la Fábrica de bermellón y lacre. El proceso de absolución ante la justicia se demoró hasta 1828.

La etapa final de su carrera científica tendría como destino el distrito de Granada, entre 1828 y 1837. Estuvo desempeñando el cargo de director de las Minas metalúrgicas de la Sierra de Gádor, con alto contenido en plomo, azufre y otros elementos.

Durante su gestión granadina, aún tuvo tiempo para colaborar con la dirección de la explotación minera manchega para la consecución de su programa de reformas que había quedado inconcluso. De hecho, sus actualizaciones en el proceso de fundición del azogue en los hornos se materializaron en 1834.

En 1837, cesó de sus funciones administrativas y se retiró a Madrid, donde se dedicó a otro tipo de investigaciones científicas. Para Larrañaga, fue otra etapa más tranquila y favorable con la llegada al trono de Isabel II y la instauración de un Régimen liberal y constitucional. Pero ni en esta ocasión fue admitido en el Real Cuerpo de Ingenieros de Minas, después de haberlo intentado otras veces.

Con más tiempo libre y con la misma vocación de experimentación científica, su nuevo campo de estudio fue la balística. Inventó un proyectil con forma cilindro-cónica y doble alcance para empleo tanto en fusiles como en cañones y obuses de calibre grueso. Tras presentar su innovación a la Dirección General de Artillería, su proyecto fue rechazado incompresiblemente, pues años más tarde se comenzó a utilizar este tipo de proyectiles.

Otro de sus inventos fue un instrumento integrado al manejo de las embarcaciones, pero tal mecanismo de tipo locomotriz no fue patentado, ni publicado, ni desarrollado por las administraciones estatales.

INTERIOR DE LAS MINAS DE ALMADÉN

Tras su muerte, en Madrid, en 1859, tan solo había dejado dos obras escritas:

Un conjunto de láminas publicadas que exponían sus proyectiles cilindro-cónicos de doble alcance.

Una Memoria científico-económica sobre los inventos y mejoras hechas por D. José de Larrañaga en el beneficio de los minerales de cinabrio de la villa de Almadén, fechado en marzo de 1822, que dejó en forma manuscrita e inédita, donde presentaba el resultado de sus investigaciones en los hornos de Almadén.