02/02/2024

Pintura sobre Cosme Damián de Churruca en el combate de Trafalgar


La figura del brigadier Cosme Damián de Churruca y Elorza ha sido representada por la pintura militar española en varias ocasiones. Simboliza un heroísmo trágico, asociado a la muerte en el combate de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805, al mando del navío San Juan de Nepomuceno. Cayó cuando una bala de cañón impactó en una pierna, mientras que dirigía a su tripulación en el puente de mando.

La representación pictórica de la muerte de Churruca en Trafalgar sigue el modelo las muertes producidas en plena acción de batalla, opuestas a las defunciones tranquilas sobre una cama, más habitual en la pintura histórica.

Esta concepción pictórica fue tomada por primera vez por Francisco Sans Cabot mediante su obra La muerte de Churruca, en 1865. Según el historiador Nicolás de Soraluce, Sans "quiso también entonces contribuir é hizo un cuadro colosal…, tan á lo vivo representada, que mereció tantos aplausos de la prensa de Madrid". Este enorme cuadro de cuatro metros de alto por tres de ancho fue presentado a la Exposición Nacional de 1866, aunque en la actualidad se halla en paradero desconocido.

CHURRUCA EN TRAFALGAR, POR EMILIO MILLÁN

Pocos años después, en 1871, Emilio Millán realizó una pintura un poco vaga en cuanto a su calidad técnica que reproducen el momento del impacto de bala de cañón sobre Churruca. Millán no se basó en el habitual modelo iconográfico de marino guipuzcoano, pero fue iniciador del escenario del protagonista: la cubierta del San Juan Nepomuceno. Churruca aparece en el centro de la composición, en el momento que recibe el impacto del cañonazo, junto a dos oficiales del navío: el de la izquierda muestra su sorpresa al ver a su brigadier arrodillado en el suelo, mientras el de la derecha corre a ayudarle. Posiblemente, el autor haya eludido la representación de la herida por su incapacidad técnica. La escena se completa con los destrozos producidos en el combate, entre los que continúan luchando cuatro marineros. En la actualidad se muestra en el Museo Histórico Municipal de Cádiz.

Si alguien ha sabido describir mejor que nadie el momento del impacto del cañonazo en Churruca y su desenlace final de forma narrativa ese ha sido por el escritor Benito Pérez Galdós en su obra Trafalgar, en 1873, novela histórica con la que iniciaba sus Episodios Nacionales. Podría ser que a partir de esta escena narrativa las siguientes obras pictóricas se inspirasen en el relato descrito magistralmente por el literato canario.
"Churruca..., dirigía la acción con serenidad asombrosa. Comprendiendo que la destreza había de suplir a la fuerza, economizaba los tiros y lo fiaba todo a la buena puntería, consiguiendo así que cada bala hiciera un estrago positivo en los enemigos. A todo atendía, todo lo disponía, y la metralla y las balas corrían sobre su cabeza, sin que ni una sola vez se inmutara. Aquel hombre, débil y enfermizo, cuyo hermoso y triste semblante no parecía nacido para arrostrar escenas tan espantosas, nos infundía a todos misterioso ardor sólo con el rayo de su mirada. Pero Dios no quiso que saliera vivo de la terrible porfía. Viendo que no era posible hostilizar a un navío que por la proa molestaba al San Juan impunemente, fue él mismo a apuntar el cañón, y logró desarbolar al contrario. Volvía al alcázar de popa, cuando una bala de cañón le alcanzó en la pierna derecha, con tal acierto, que casi se la desprendió del modo más doloroso por la parte alta del muslo. Corrimos a sostenerlo, y el héroe cayó en mis brazos. ¡Qué terrible momento! Aún me parece que siento bajo mi mano el violento palpitar de un corazón que hasta en aquel instante terrible no latía sino por la patria. Su decaimiento físico fue rapidísimo: le vi esforzándose por erguir la cabeza, que se le inclinaba sobre el pecho; le vi tratando de reanimar con una sonrisa su semblante, cubierto ya de mortal palidez, mientras con voz apenas alterada exclamó: "Esto no es nada. Siga el fuego". Su espíritu se rebelaba contra la muerte, disimulando el fuerte dolor de un cuerpo mutilado, cuyas postreras palpitaciones se extinguían de segundo en segundo."

MUERTE DE CHURRUCA EN TRAFALGAR, POR EUGENIO ÁLVAREZ DUMONT

Sin duda, la pintura más conocida es la Muerte de Churruca en Trafalgar realizada por Eugenio Álvarez Dumont, en 1892. Es un óleo sobre lienzo de 300 cms. de altura y 639 cms. Aunque pertenezca al Museo del Prado, se encuentra en el Instituto de Educación Secundaria Canarias Cebrera Pinto, en el municipio de La Laguna de Tenerife.

Siguiendo el patrón representativo de Churruca en pleno combate, Dumont expuso el momento del impacto del brigadier visto de perfil, aunque es más evidente la omisión de la amputación de la pierna incluso que el cuadro de Millán. Es más, Churruca aparece todavía de pie, con el uniforme impoluto y con un leve gesto de dolor. Es un aspecto incomprensible teniendo en cuenta que se trata de pintura histórica que debe representar un hecho pasado, quizás su intención era mostrar al héroe intacto y ajeno al sufrimiento humano. En todo caso, esta obra ha permanecido como paradigma de este momento histórico, y es a la que más se ha recurrido para ilustrarlo.

MUERTE DE CHURRUCA EN TRAFALGAR, POR MARTINEZ ABADES

Uno de los primeros ejemplos que siguieron este sistema de representación es una ilustración realizada por Martínez Abades en 1898, para un artículo sobre el combate de Trafalgar en la revista Blanco y Negro.

En 1882, Enrique y Arturo Mélida compusieron esta ilustración para la edición de Trafalgar de Benito Pérez Galdós, publicada por la Administración de La Guirnalda, en Madrid. En esta pintura, Churruca aparece muerto tras el combate, tumbado sobre una cama de su camarote, junto a dos compañeros que lloran su pérdida. Ninguno de esos dos almirantes puede ser su amigo Francisco de Moyúa y Mazarredo que cayó en combate pocos minutos después, pero si podría serlo Joaquín Núñez, quien rindió en navío. En definitiva, los hermanos Mélida rompen con el tradicional modelo de representación de Churruca en el combate de Trafalgar.

MUERTE DE CHURRUCA EN TRAFALGAR, POR ENRIQUE MÉLIDA

"El momento terrible había llegado: cien voces dijeron "¡Fuego!", repitiendo como un eco infernal la del comandante."
(Benito Pérez Galdós)

La revista La Ilustración Española y Americana publicó en sus páginas un grabado que reproduce la muerte de Churruca. Esta escena fue utilizada en uno de los cuadros escénicos de la obra de teatro Trafalgar estrenada en el Teatro Apolo de Madrid el 18 de junio de 1891. La letra de esta obra fue escrita por Javier Burgos y Jerónimo Jiménez, mientras que los decorados fueron de Bussato y Fontana.

TRAFALGAR, POR ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y LIBERAL

El mismo modelo de composición fue continuado por M. Zapata para realizar este Muerte de Churruca en la batalla de Trafalgar a bordo del San Juan Nepomuceno fechado en 1895. Un óleo sobre lienzo de 67 cms. de anchura y 38 cms. de altura.

MUERTE DE CHURRUCA A BORDO DEL SAN JUAN NEPOMUCENO, POR M. ZAPATA

"Las proporciones gigantescas que tomaban las almas parecía que las tomaban también los cuerpos, y al ver como infundíamos pavor a fuerzas seis veces superiores, nos creíamos algo más que hombres."
(Benito Pérez Galdós)

El palacio de la Diputación Foral de Guipúzcoa posee un óleo sobre lienzo anónimo titulado Muerte de Churruca en Trafalgar.

MUERTE DE CHURRUCA EN TRAFALGAR, ANÓNIMO

"Por su defensa gloriosa, no sólo fue el terror, sino el asombro de los ingleses. Éstos necesitaron refuerzos. Necesitaron seis contra uno."
(Benito Pérez Galdós)

Durante el siglo XX, la figura del brigadier Cosme Damián de Churruca fue ensalzada en los textos sobre la historia de España. Un claro ejemplo fue este grabado El Valor para la publicación Virtud y Patria. Lectura manuscrita, un manual elaborado por Juan Ruiz Romero y María Ángeles Muncunill, maestros públicos de la Segunda República. Fue publicado por la Editorial Ruiz Romero, en Barcelona, en 1935.

CHURRUCA EL VALOR, POR LA PUBLICACIÓN VIRTUD Y PATRIA

Pero ya no se representaba a un Churruca herido de muerte y agonizando en la cubierta mientras es socorrido por sus compañeros. Entonces, era colocado sobre un barril de arena donde apoya el muslo de la pierna rota para poder sostenerse mientras continua en la lucha, dando órdenes a su tripulación. Un brigadier caído fue sustituido por un héroe renacido, en clara sintonía a su compatriota guipuzcoano Blas de Lezo.

Este dibujo fue realizado por Mariño para la portada Churruca del opúsculo número 407 de la revista Temas Españoles, una publicación de Luis Aguirre Prado, en Madrid, en 1961.

CHURRUCA, POR TEMAS ESPAÑOLES

"Expiró con la tranquilidad de los injustos y la entereza de los héroes, sin la satisfacción de la victoria, pero también sin el resentimiento del vencido."
(Benito Pérez Galdós)

Ya en el siglo XXI, la pintura dedicada a Churruca en pleno combate vuelve a tomar fuerza y creatividad por parte del pincel de dos creadores excelentes: Justo Jimeno Bagaza y Daniel Parra.

CHURRUCA EN COMBATE DE TRAFALGAR, POR JUSTO JIMENO BAGAZA

"La fusilería de las cofas y la metralla de las carronadas esparcían otra muerte menos rápida y más dolorosa, y fue raro el que no salió marcado más o menos gravemente por el plomo y el hierro de nuestros enemigos." 
(Benito Pérez Galdós)

En 2021, unas cuarenta obras de Daniel Parra fueron expuestas en el Museo de Historia de Madrid en homenaje a Benito Pérez Galdós con motivo del centenario de su muerte. Dicha muestra, que recibió el título Trafalgar: el viaje con Galdós, recrea el primero de los Episodios Nacionales, entre cuyos protagonistas no pueden faltar Churruca, Moyúa y el San Juan Nepomuceno.

El brigadier Churruca en el alcázar del navío San Juan Nepomuceno es óleo sobre madera, que mide 60 cms. de ancho por 39 de alto. Se trata de una pintura de gran intensidad y fuerza descriptiva, en el que combina una franja horizontal central muy luminosa por el fuego de los cañones del navío británico y zonas oscuras en los laterales del navío española debido al humo de los cañones y la madera quemada. Sobre la cubierta del San Juan Nepomuceno, aparecen de espaldas los almirantes Cosme Damián de Churruca y Francisco de Moyúa dando órdenes a su tripulación que dispara al Belleisle, o tal vez al Colossus, los dos navíos a los que combaten al inicio de la contienda.

CHURRUCA EN ALCÁZAR DEL SAN JUAN NEPOMUCENO, POR DANIEL PARRA

"Otras balas rebotan contra un palo o contra la obra muerta, levantando granizada de astilla que herían como flechas."

(Benito Pérez Galdós)


Churruca en el Combate de Trafalgar es un carbón sobre madera, con unas dimensiones de 200 cms. de ancho por 130 cms. de alto. Representa al brigadier Churruca en plena acción, completamente enfurecido y en defensa tan heroica al mando del San Juan. Sable en alto y desafiando al infierno que se levantaba frente a él y su guarnición, dirigía las maniobras a grito y dictaba la puntería por sí mismo.

Refleja la incesante lluvia de metralla que cubría el navío, así como el destrozo tan espantoso que se estaba acumulando sobre la cubierta y el poderoso efecto que estaba causando la artillería inglesa. Mientras estos disparaban, el marino guipuzcoano mandaba la defensa desde la toldilla a sus fusileros junto a la borda y a los marinos del mástil. Entre el movimiento de los protagonistas de la cubierta aparece el padre y el hijo de una familia de pescadores, contratados como tripulantes en oficios de marinería, luchando como pueden en medio de aquel infierno. También se encuentra en la escena el teniente del navío y segundo al mando Francisco de Moyúa, gran amigo de Churruca, que moriría también en combate.

CHURRUCA EN COMBATE DE TRAFALGAR, POR DANIEL PARRA

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