27/04/2025

Expedición del Tornaviaje desde Filipinas a América por Andrés de Urdaneta en 1565


Tres meses después de la fundación de la villa de San Miguel en la isla filipina de Cebú por Miguel López de Legazpi, el cosmógrafo agustino Andrés de Urdaneta emprendía el viaje de retorno hasta América: el Tornaviaje. Zarpó desde el puerto de San Miguel al frente de la nave capitana San Pedro, de 500 toneladas, el 1 de junio de 1565, técnicamente el momento del año más adecuado para emprender el viaje. Llevaba como capitán de la expedición al nieto de Legazpi, Felipe de Salcedo.

ANDRÉS DE URDANETA

Urdaneta partió desde la isla Cebú, cruzando entre las de Samar y Luzón por el estrecho de San Bernardino, y abandonó el archipiélago filipino el océano Pacífico, poniendo rumbo hacia el norte en busca de los vientos contraalisios. La intención del guipuzcoano era la de escapar del régimen de los vientos alisios, que tantas dificultades habían interpuesto a las naves españolas en viajes anteriores. Suponía el vasco que estos vientos cesaban al remontar en latitud, aunque también le preocupaba el hecho de que acrecerían los fríos y se enrarecería el clima. Ordenó navegar hacia el nordeste y al mes se encontraban frente a la isla de Taiwán hasta los 24° aproximadamente.

El 3 de agosto, pasó de los 40º, al norte de Japón, desde donde derivó hacia el este, evitando así la acción de los vientos y aprovechando la corriente marina favorable de Kuroshivo, que empujaba suavemente hacia el este y que además era cálida, con lo que en parte neutralizaba el clima severo de latitud tan alta. Una vez sobre ella puso rumbo derecho en la dirección de las costas de América.

Durante la travesía, el escorbuto y la sed se cebaron con los tripulantes, muriendo 16 marineros de los 44 iniciales.

ITINERARIO SEGUIDO POR LAS EXPEDICIONES DE LEGAZPI Y DE URDANETA

El 26 de septiembre, Urdaneta alcanzó la costa de California, aproximadamente en el punto donde años antes había muerto Rodríguez Cabrillo. Y aunque habían partido del puerto de Navidad, este había sido abandonado por insalubre, de modo que el capitán Salcedo dispuso que se continuara bojeando en dirección sur. Así, recorrieron la costa oeste del Virreinato de la Nueva España hasta llegar a Acapulco, el 18 de octubre, tras 130 días de navegación y casi 1.900 leguas recorridas.

Urdaneta inauguraba una ruta por el norte del Pacífico que se utilizaría durante dos siglos y medio. Se trataba de la vuelta de Poniente, también llamado Tornaviaje del Pacífico o Ruta del Galeón de Manila, que escapaba de los temibles alisios del sur. Este descubrimiento permitió la posterior colonización de las posesiones asiáticas y la existencia de una vía de comunicación regular que propiciaría las relaciones comerciales entre Filipinas y Nueva España. Especialmente destacable en esta ruta mercantil el transporte de la plata, tan codiciada por los chinos y con los que, ya entonces, se iniciaron los primeros contactos. Con este comercio se hizo posible la evangelización de los tagalos y la presencia española.

La ruta de Urdaneta fue un logro cosmográfico universal. El océano Pacífico quedaba unido por España entre sus dos extremos, convirtiéndose en el llamado Mar Español.

ANDRÉS DE URDANETA EN RUTA DE ORIENTE

El viaje de Acapulco a Manila necesitaba un promedio de 3 meses para recorrer las 7.300 millas que separan ambos puertos. Desde Acapulco, los buques navegaban al suroeste hasta alcanzar el paralelo de los 12º norte, corriendo dicha latitud hacia el oeste para recalar en la isla de Guam, y desde allí dar rumbo al estrecho de San Bernardino, entre el extremo sur de la isla de Luzón y el norte de la isla de Samar.

El Tornaviaje precisaba entre 6 y 9 meses de navegación para recorrer 7.800 millas. Los buques ponían rumbo a las islas Marianas, aprovechando las corrientes favorables para recalar en el cabo Mendocino, al norte de la actual bahía de San Francisco. En este punto se completaba todo el aparejo y se giraba al sur a estribor para bajar la costa de California hasta fondear en Acapulco.

En el Virreinato de la Nueva España, un largo camino terrestre, llamado el Camino de los Virreyes, comunicaba la ciudad atlántica de Veracruz con la capital, Méjico, y ésta con el puerto de Acapulco a través del llamado Camino de Asia.

ÚLTIMA PÁGINA DEL DIARIO DE VIAJE DE URDANETA

Algunos han querido desmerecer la hazaña de Urdaneta porque había seguido el derrotero enseñado por oficiales de la expedición de Ruy Lope de Villalobos o de otros como Pablo de Carrión o Escalante. Es verdad que Alonso de Arellano, que abandonó la compañía de Urdaneta, llegó antes que él a Nueva España, pero fue más por cuestión de suerte ya que no quedó escrito alguno. En cambio, el itinerario de Urdaneta fue pensado, prefijado y verificado, y finalmente establecido de forma oficial.

Urdaneta volvió a España al año siguiente y arribó a Sanlúcar de Barrameda, desde donde se trasladó a Madrid y Valladolid para entregar a Felipe II los resultados de sus descubrimientos: mapas, cartas, relaciones de la expedición y libros de navegación. Además, expuso sus ideas sobre la legitimidad o ilegitimidad de las empresas españolas en unos territorios que posiblemente se encontrasen en el área asignada a Portugal por el Tratado de Zaragoza, dando lugar a una significativa publicación: Ocho pareceres dados por Andes de Urdaneta y otros cosmógrafos en 1566 y 1567, sobre si las islas Filipinas estaban comprendidas en el empeño que el emperador había hecho al rey de Portugal, y si las Mulucas y otras estaban en la demarcación de Castilla.

Cumplido este trámite y con la venía del Consejo de Indias, regresó a su convento de San Agustín en Nueva España, donde murió el 3 de junio de 1568.

MONUMENTO A ANDRÉS DE URDANETA EN PANGASINAN

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