La fundación de la villa vizcaína de Elorrio fue efectuada en 1356 por don Tello, señor de Vizcaya, en torno a los terrenos de San Agustín de Etxabarria. El propósito fue doble: frenar la entrada de los guipuzcoanos hacia el Señorío; y establecer un poder foral contra los señores feudales y sus Guerras de Banderizos. Durante los siglos XIV y XV, el territorio del Duranguesado sufrió las crueles luchas entre linajes nobiliarios. En esta villa, cercada en un principio y luego amurallada, se produjo la batalla de Elorrio, en 1468, entre las casas de Ibarra, del bando de los oñacinos, y los Marzana, de los gamboínos.
Durante los siglos de la Edad Moderna, Elorrio se distinguió en todo el Señorío por la fabricación de armas blancas y de fuego, al igual que hicieron otras villas vascas como Eibar o Soraluce. Sus talleres artesanales del Medievo se transformaron en modestas fábricas en la Modernidad. Elaboraban espadas, corazas, armaduras, escudos, arcabuces, mosquetes, bombardas, cañones, lanzas y picas. Armas muy características y utilizadas por los Reales Tercios de Infantería de la Monarquía hispánica para la defensa de sus amplios territorios europeos.
Elorrio se convirtió en un gran centro productor de picas y lanzas, en conexión con varias villa guipuzcoanas de su proximidad con las que formaba una comunidad de intereses en base a la plantación de fresnos en bosque compartidos y a un oficio común que era la astería. Este concreto sector de la armería ligera involucraba a gremios como los campesinos criadores de fresnos, los ferrones, los transportistas, o los mercaderes. La piquería pudo conectar a simples campesinos criadores de fresnos y grandes linajes nobiliarios de Parientes Mayores con artesanos armeros y oficiales reales que representaban los intereses del Ejército de la Monarquía de hispánica.
De hecho, gran parte del armamento ligero, vanguardia del ejército de Carlos V o Felipe II, tuvo su origen en las Provincias Vascongadas, y más en concreto de Elorrio. La base del mismo provenía de allí desde tiempos de Gonzalo Fernández de Córdoba, general de los Reyes Católicos.
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PICAS DE ELORRIO |
En 1575, se organizó una reunión entre el capitán Alonso de Cosgaya y los oficiales lanceros de esta población. La consulta tenía por finalidad conocer la cantidad de picas de que disponían los artesanos, cuántas se podían fabricar cada mes y qué medidas convenía establecer para aumentar las plantaciones de fresnos.
Aquel informe de 1575 dejó patente que las fraguas de Elorrio fabricaban de 2.000 a 3.000 picas de 4,17 a 5,42 metros de longitud y 1.500 lanzas cada mes, además de otras armas. Este armamento tenía como destino las tropas del Imperio de Felipe II, especialmente los Reales Tercios de Flandes. No es de extrañar que los lanceros de esta población consiguieran ganarse un renombrado prestigio y que se hubiese convertido en el centro de las operación de la piquería destinada al ejército de Felipe II.
La Memoria de las picas que yo Lope de Elío, criado de Su Magestad y su veedor he examinado después que viniese a este cargo que fue a principio de abril del año 1576 hasta hoy 23 de julio de 1578 contabiliza las partidas de picas provenientes de Mondragón, Azpeitia, Eibar, Elgoibar, Angiozar, Oñate y otras poblaciones que eran llevadas a Elorrio. Contiene datos de los suministradores de picas, y que la recogida se realiza en Elorrio para ser transportada a su destino final, según consta en la relación de cada año a partir de 1575. Uno de los más importantes suministradores de picas fue Domingo de Mendiola, vecino de la villa, quien actuaba frecuentemente en representación de Hernando de Aguirre, oficial real y pagador de armeros piqueros y arcabuceros.
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PALACIO DE ELORRIO |
Elorrio reunía una serie de factores naturales a su alrededor muy idóneos para el desarrollo de esta industria. Está envuelta por sierras calizas llenas de bosques y prados que proporcionan grandes cantidades de madera de fresno. Los montes de Elorrio y de pueblos colindantes como Elgueta y Angiozar encerraban extensas fresnedas dedicadas a la astería, producto que ofrecía diferentes alternativas en los mercados del sur español.
Por eso, intermediarios de Elorrio se involucraron en la fabricación y adquisición de productos compuestos de astas desde la primera mitad del siglo XVI. Por ejemplo, en 1530, Domingo de Aguirre, mercader de Elorrio, compraba a Pero Pérez de Aozaraza, armero de Oñate, "fierros de lanzas faines".
También existió una amplia relación entre artesanos armeros y productores de madera de fresno. Por ejemplo, en 1573, García de Algute, vecino de Elgueta, compró 318 fresnos, por los que pagó 900 reales a Pero de Goitia y Pérez de Miota, vecinos de Elorrio. En 1575, Marcos de Olarra, astero de Elorrio, firmó un contrato de fabricación con Martín Ibáñez de Albistegui, vecino de Elgueta, basado en 40 docenas de lanzas de cuatro medidas: 8, 9, 10 y 11 codos, a un precio de 4 reales y medio cada docena, además de 30 docenas de varas de justicia, a 2 reales la docena.
Fueron numerosos los casos de relaciones mercantiles entre vecinos de Elorrio y Elgueta vinculados a la astería. Por ejemplo, el contrato entre el lancero Domingo Pérez de Leaniz, vecino de Elorrio, y el lancero Jacobe de Marquiegui, vecino de Elgueta. O, el acuerdo de compra de fresnos por parte del lancero Martín de Urrutia, vecino de Elorrio, a Domenja de Izaguirre, vecina de Elgueta, que disponía de una plantación de fresnos "a la redonda de su casa".
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COMPONENTES METÁLICOS DE UNA PIQUERO |
Elorrio disponía de las denominadas "casas de la munición", que también se denomina "magacén", donde se recibía la piquería fabricada, se pagaba a los armeros y desde donde se distribuía el material siguiendo las disposiciones de los oficiales reales. Además de los propios armeros, se involucraban los encargados en comprobar la calidad de las picas, y aquellos que gestionaban la documentación que acreditaba el cobro.
Según documento, hacia el año 1572, la cantidad de picas que se almacenaban en una temporada era de 19.674 unidades, contadas por el subordinado Domingo de Mendiola, en representación del oficial real Hernando de Aguirre, siendo veedor real Lope de Elío. No siempre la labor de control y recuento estaba delegada en oficiales y suboficiales reales, siendo en ocasiones el propio veedor el encargado de vigilar la calidad de las picas en Elorrio, si las responsabilidades que tenía en Soraluce se lo permitía. Por ejemplo, en 1590, Lope de Elío se presentó en esta villa vizcaína "a examinar las picas, y entre otras examinó las de muchos oficiales lanceros" que se nombran en el documento.
Dos años después, Mendiola suplió a Aguirre en el cargo de oficial real de picas por fallecimiento del segundo. En la casa de la munición, llegó a contabilizar un total de 22.214 picas en todo el año 1592, lo que dice mucho de la enorme cantidad de armas blancas que podía fabricar Elorrio. También es verdad que otras poblaciones vecinas participaron de este sector industrial basado en la fabricación de picas con destino en Elorrio, por ejemplo Elgueta, Angiozar y Oñate.
En torno a la casa de la munición de Elorrio se congregaban armadores piqueros, transportistas, vigilantes del almacén, examinadores del material, anotadores de cuentas, pagadores y fiadores, y otros oficios. Se había convertido en el principal fabricante de picas y lanzas de España, tal y como Soraluce lo era de mosquetes y arcabuces.
En cuanto a la exportación de picas vasca fabricadas en el entorno de Elorrio, hay que destacar la feria de Nájera o la ciudad de Sevilla, sede de la Casa de Contratación de Indias en los siglos XVI y XVII. Tras la unión monárquica del Reino de Portugal bajo el mando de Felipe II, la ciudad de Lisboa también se convirtió en un destino clave de la piquería vizcaína.
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PICAS DE ELORRIO EN LOS TERCIOS DE FLANDES |
Toda esta actividad armera, junto a la participación de familias locales en el comercio con las provincias ultramarinas de la Monarquía española, consiguió traer grandes riquezas a la villa que se invirtieron en la construcción de palacios y casas-torre nobiliarios, así como de edificios religiosos. Se levantaron más de una veintena de palacios como los de Uribe-Salazar, de Estéibar-Arauna, de Arabio, de Olazábal, de Láriz, etc., y se esculpieron varias decenas de escudos de armas de linajes nobiliarios en sus caseríos, también las iglesias de San Agustín del siglo XV, o de la Purísima Concepción del XVI.
El Alarde de Errebonbilloak, celebrado cada primer domingo de octubre, es el desfile militar de una compañía de fusileros. Su origen está en las levas militares de la villa que participaron el combate de Lepanto en 1571. Esta tradición denota su importante dedicación a las armas y su demostrada contribución en efectivos humanos y armeros a la defensa del Imperio español.
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ALARDE DE ELLORRIO, ERREBOMBILLOS |