El Camino de Santiago bordea el monte de la Higa junto al río Elorz, primero, y luego cruza por el puente de Garitoain. La ermita de San Babil, en este paraje pero al otro lado del canal de Navarra, fue priorato de la abadía francesa de Santa Fe de Conques, y luego iglesia y hospital de peregrinos bajo la advocación de Santiago.
Con Yarnoz a la vista, el paso del trazado jacobeo se convierte en un estrecho sendero que recorre la falda de la sierra de Alaiz, paralelo al canal de Navarra, hasta Tiebas.
Yarnoz es el primero de los pueblos del valle de Elorz. Está situado en alto, dominado el paso a la cuenca de Pamplona desde Ibargoiti. Por ello, en la Edad Media se levantó la torre vigía (s. XIV), que formaba parte de un palacio cabo de armería desaparecido. Las torres de estos palacios formaban una red defensiva.
La iglesia de la Natividad (s. XVI) parece estar hecha sobre otra más antigua. El presbiterio se cubre con una bóveda de terceletes en forma de estrella. Conserva un sencillo retablo del siglo XVII con un lienzo dedicado a la advocación del templo y una imagen medieval de la Virgen con el Niño (s. XIII).
Otano es la cuna de Javier Mina, guerrillero español conocido como Mina el Mozo, que luchó contra los franceses en la Guerra de la Independencia, siguiendo la táctica del golpe de mano. Apresado, cumplió condena en Francia. Enemigo del absolutismo a su vuelta a España participó en un intento de toma de la ciudadela de Pamplona. Tras el fracaso, hubo de huir a Francia, y después a Inglaterra y a México, donde se convirtió en uno de los héroes de su independencia.
A los pies de Otano se conserva un puente de origen medieval, reformado en el siglo XIX, junto al que había un molino harinero. La iglesia de la Asunción de la Virgen tiene una parte gótica del siglo XVI, como puede verse en su portada, pero fue reformada en el siglo XVIII. Se conserva también un palacio cabo de armería (s. XVI), nombre genérico que recibe este tipo de casa solariega en Navarra. Es una categoría reservada a los linajes más antiguos o a los que hacían grandes favores a la corona. Sus propietarios pertenecían a la mediana nobleza y capitaneaban las tropas locales en caso de conflicto armado. Gozaban por ello de grandes privilegios fiscales.
En algunas de las puertas de Otano todavía es posible ver clavada alguna carlina, también llamada cardo al sol o flor de sol, que se pone de esta forma para proteger los hogares contra las brujas y los rayos. Esta costumbre navarra y vasca emplea indistintamente dos variedades de carlina muy similares.
En nombre de Guerendiáin significa el lugar del crucero, por que aquí había uno que marcaba la entrada en la jurisdicción de la villa de Tiebas. Se conoce su existencia ya en el siglo XII. Los vecinos han reconstruido una galera, un tipo de carro de dos ejes que servía para el transporte de personas y solía estar cubierto por un lienzo.
La iglesia de san Juan Baustista fue reformada intensamente en el siglo XVI y su ábside se cubrió con una bóveda de crucería. El retablo mayor es barro (s. XVII), dorado y de tres calles.
En la ladera de la sierra de Alaiz se abre la cueva de Diablo-Zulo, un importante yacimiento arqueológico cuyos restos más antiguos pertenecen al Paleolítico superior, por lo que sus primeros ocupantes serían los más antiguos pobladores del valle de Elorz. Hay también vestigios de la Edad del Bronce y del Hierro e, incluso, cerámica romana.
Al llegar a Tiebas por el Camino de Santiago, lo primero en aparecer son las ruinas del castillo que se alza apartado del pueblo y aún dominando el valle de Elorz y la cuenca de Pamplona.
El castillo-residencia real fue mandado construir por Teobaldo I o por su sucesor, Teobaldo II de Navarra, y habitado en 1269. En 1264, este rey había concedido el fuero de los francos de Estella a Tiebas. La primera destrucción de la fortaleza acaeció en 1378 durante la guerra con Castilla. Fue reconstruido en el siglo XV por Juan de Beaumont y a principios del XVI, Felipe el Hermoso hizo traer aquí parte de los documentos del archivo del reino y de la Cámara de Comptos, tribunal de cuentas de Navarra instituido en 1365 y aún vigente. Pasó al patrimonio de la casa de Alba y fue abandonado en el siglo XVII. La ruina definitiva del castillo de Tiebas se produjo a principios del siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia.
El castillo-residencia real fue mandado construir por Teobaldo I o por su sucesor, Teobaldo II de Navarra, y habitado en 1269. En 1264, este rey había concedido el fuero de los francos de Estella a Tiebas. La primera destrucción de la fortaleza acaeció en 1378 durante la guerra con Castilla. Fue reconstruido en el siglo XV por Juan de Beaumont y a principios del XVI, Felipe el Hermoso hizo traer aquí parte de los documentos del archivo del reino y de la Cámara de Comptos, tribunal de cuentas de Navarra instituido en 1365 y aún vigente. Pasó al patrimonio de la casa de Alba y fue abandonado en el siglo XVII. La ruina definitiva del castillo de Tiebas se produjo a principios del siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia.
La iglesia de santa Eufemia es de estilo gótica y data de la época de la construcción del castillo. El pórtico que la rodea es posterior, quizás del siglo XVII. Es muy bella la bóveda del sotocoro, a los pies de la nave.
En Campanas hubo una venta y un hospital de peregrinos que era sede de la cofradía de San Nicolás de Arrizabalaga, como se llamaba antiguamente el lugar. Junto al hospital existió la iglesia de san Nicolás de Bari del siglo XII.
Muruarte de Reta es un pueblo compuesto por tres barrios de aspecto diferentes, divididos además por el paso del ferrocarril. El dicho dice "Muruarte de Reta, tres barrios, tres fuentes, tres tipos de gentes". Conservan algunas casonas blasonadas con bellas portadas, como las dos que encontramos a la entrada del Camino de Santiago por el barrio de abajo. Dos de estas casas pertenecieron, al menos durante los siglos XVII y XVIII, a la familia Rada, dueños a su vez del cercano palacio de Subiza. La calle principal atraviesa el barrio de arriba y llega hasta la iglesia de San Esteba. Delante del pórtico se alza un sencillo crucero sobre grada circular.
Olcoz está rodeado de un paisaje amplio y montuoso, justo sobre el borde del valle del río Robo y dominando la comarca de Valdizarbe a la que pertenece. Es un pueblo pequeño y muy bien cuidado que guarda tres edificios de interés histórico.
La iglesia de San Miguel (s. XVII-XVIII) es un conjunto de volúmenes recios y muy cerrados, con una torre (s. XIII) a los pies que le da aspecto. El acceso a la torre se realiza por una puerta con arco apuntado, como lo son también los del campanario, aunque están cegados. Pero el elemento más interesante del templo es la portada románica, casi un calco de la portada principal de Santa María de Eunate. Tiene cuatro arquivoltas aboceladas apoyadas de dos en dos en capiteles decorados. En la dovela central del arco interior hay un sencillo crismón. En la decoración escultórica se entremezclan figuras humanas, motivos vegetales y animales fantásticos.
Cerca de la iglesia hay un palacio barroco de alero pronunciado y portado labrada en sillería. En un extremo del pueblo se alza una torre medieval del siglo XIII, convertida en palacio cabo de armería en el siglo XV, momento al que pertenecen la portada y los ventanales de doble arco.
El río Robo pasa junto a una salina, explotación tradicional de la zona, y atraviesa la población de Enériz dividiéndola en dos barrios. Junto al paso de la carretera se encuentra la iglesia de Santa María Magdalena. Su advocación está muy presente a lo largo del Camino de Santiago, quizás porque sus reliquias se conservan en la basílica de Santa María Magdalena de Vézelay, en Francia, cabecera de una de las grandes vías francesas de peregrinación jacobea que confluyen en Ostabat para entrar en Navarra por Roncesvalles. El templo actual se terminó de construir en 1765. Para su construcción se empleó la piedra de la iglesia medieval. Tiene planta de cruz latina y su traza se debe al maestro Vicente Arizu. Frente a la puerta de ingreso se conserva un pequeño retablo renacentista dedicado a Santa Catalina de Alejandría. El retablo mayor es de la misma época. El primer cuerpo se dedica a la Magadalena y el segundo a la Virgen María. Debió policromarse de nuevo al montarse en la nueva iglesia.
Entre Enériz y Obanos, entre campos de cultivo de Valdizarbe, se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de Eunate. De estilo románico, es uno de los lugares más singulares del Camino de Santiago. La tradición vincula su construcción la Orden del Temple, pero realmente fue en origen la iglesia de un hospital de la orden de los caballeros de San Juan de Jerusalén. Es un templo de planta octogonal y lados desiguales. En uno de ellos se sitúa el ábside y en el opuesto la puerta de ingreso. Las bóvedas de la nave y el presbiterio se refuerzan con gruesos nervios cuadrangulares que se encuentran en el centro en la primera, y el arco triunfal en la segunda. Esta forma de cubrir los espacios es propia de la arquitectura hispanomusulmana. Pero el elemento más característico es su pórtico románico, reconstruido a mediados del siglo XVII.
Desde su origen Eunate es una capilla funeraria, también cementerio de peregrinos. Había en las cercanías de la iglesia las dependencias necesarias para atender y albergar a los caminantes que realizaba la Cofradía de Santa María de Eunate.
La villa de Obanos, plagada de casonas blasonadas, bien podría se el prototipo de población hidalga de Navarra. No en vano, fue desde 1234 la sede de la Junta de Infanzones, una institución medieval que tenía como objeto apoyar la autoridad del rey de Navarra como salvaguarda de fueros y privilegios, además de mantener los caminos y lugares libres de malhechores. Sin embargo, al cambiar de dinastía la corona de Navarra, comenzaron los enfrentamientos con los nuevos monarcas que desembocaron en la disolución de la Junta en 1329.
También se define Obanos como población jacobea. Incluso hay quien defiende que en su interior es donde se juntan desde su origen los dos ramales del Camino Francés, interpretando que en la guía medieval de los peregrinos, el Codex Calixtinus, no debe leerse que la confluencia se produce en Puente la Reina sino cerca de Puente la Reina. Por tanto, el encuentro de los peregrinos que venían de Somport con los que lo hacían por Roncesvalles se producía en la ermita de San Salvador.
Aunque si algo identifica a Obanos es la representación del Misterio de San Guillermo y Santa Felicia, interpretada a modo de auto sacramental que se celebra cada dos años y en el que se involucran la mayoría de sus vecinos. Es una magnífica representación en la que además de la leyenda se escenifica el ambiente de las peregrinaciones medievales y la historia de la localidad.
La iglesia parroquial de San Juan Bautista es una construcción neogótica de principios del siglo XX. Guarda en su interior el relicario de plata con la cabeza de San Guillermo, por la que siguiendo una antigua tradición se filtra agua y vino. La reliquia se veneraba anteriormente en la ermita de Nuestra Señora de Arnotegui, situada en un alto que domina Obanos y Puente la Reina, a pocos kilómetros de la villa. Es un edificio humilde que fue usado como fuerte durante las Guerras Carlistas. En él vivió como ermitaño entre 1586 y 1633 Juan de Undiano, responsable de la renovación de la vida eremítica en Navarra. Según su regulación, los ermitaños en Navarra podían ser navarros, vascos o castellanos, pero no aragoneses, y quedaban bajo la jurisdicción del obispo de Pamplona. Debían dedicar parte del día a la oración y el estudio y hacer algún trabajo honesto para ganarse la vida, aunque no podían cazar ni pescar.
Queda dejar Obanos para llegar a Puente la Reina por las huertas de la vega del río Robo.
"La ruta de Santa Fe, la de San Leonardo de Limoges y la de San Martín de Tours se juntaban en Ostabat, y pasado el Port de Cize se unen en Puente la Reina a la ruta que pasaba por Somport, formando desde allí un solo camino hasta Santiago."
Con estas palabras dejaba constancia Aymeric Picaud en el Codex Calixtinus (s. XII) de la posición estratégica que tenía, y que tiene siglos después, Puente la Reina en los caminos de peregrinación a Santiago de Compostela que recorren Europa para confluir precisamente aquí.
Impresiona pensar en los millones de peregrinos que a lo largo de la historia han concentrado sus pisadas en la estrecha vía que pasa por el puente que da nombre al lugar.
El origen de Puente la Reina está por tanto en su puente románico, construido a mediados del siglo XI. No se sabe con exactitud al impulso de qué reina se debe su construcción. Podrían ser la reina doña Mayor, consorte de Sancho el Mayor o la reina Estefanía, casada con el rey García el de Nájera. Junto a él se fue formando un núcleo de población habitado por francos, próximo a la extinguida villa medieval de Murugarren. En 1122, el rey Alfonso I el Batallador concedió a los pobladores francos y a todos aquellos que vinieran a poblar el lugar los privilegios del fuero de Estella y ordenó que se hiciera una villa espaciosa y bien trazada.
El origen de Puente la Reina está por tanto en su puente románico, construido a mediados del siglo XI. No se sabe con exactitud al impulso de qué reina se debe su construcción. Podrían ser la reina doña Mayor, consorte de Sancho el Mayor o la reina Estefanía, casada con el rey García el de Nájera. Junto a él se fue formando un núcleo de población habitado por francos, próximo a la extinguida villa medieval de Murugarren. En 1122, el rey Alfonso I el Batallador concedió a los pobladores francos y a todos aquellos que vinieran a poblar el lugar los privilegios del fuero de Estella y ordenó que se hiciera una villa espaciosa y bien trazada.
El urbanismo medieval se organiza en torno a la vía principal que se dirige al puente, la calle Mayor, que es también el Camino de Santiago. El espacio rectangular quedó dividido en cinco barrios que funcionan con cierta independencia, nombrado cada uno un regidor del Ayuntamiento. Una muralla o cerco, con torres almenadas y foso, protegía el recinto. De las fortificaciones se conservan restos integrados en las casas, ya que muchos vecinos aprovecharon lienzos y torres. Las puertas se desmantelaron para facilitar el acceso de mercancías. Las murallas sobrevivieron a los decretos de destrucción de las fortalezas navarras tras la anexión a Castilla a principios del siglo XVI. Este fue un siglo de gran prosperidad para la villa, aunque se cerró con la epidemia de peste de 1599 de la que no se conoce bien el alcance. El siglo XVIII también supuso un fuerte impulso socioeconómico que se reflejó en el urbanismo y el arte.
IGLESIA DEL CRUCIFICO Y CONVENTO UNIDOS CON ARCO EN BÓVEDA DE CRUCERÍA
A la entrada de Puente la Reina por el Camino de Santiago, el primer edifico de interés es la iglesia del Crucifijo.
En
el segundo cuarto del siglo XII, el rey García IV el Restaurador donó a la
Orden del Temple la ermita de Nuestra Señora de los Huertos, como se
llamaba entonces. Aquí tuvieron hospital los templarios, que se encargaban
además de la protección de los peregrinos a su paso por Valdizarbe.
La
iglesia tiene una bella portada románica de cuatro arquivoltas apuntadas de
mediados del siglo XII. Presenta influjos bizantinos de una profusa decoración
y detallismo y un variado repertorio con figuras de un profundo contenido
teológico y moral, que lo convierte en una inmejorable catequesis. Al igual que
en la portada de la iglesia del monasterio de Leyre, algunas de esas figuras
representan los siete pecados capitales: la ira, la codicia, la gula, la
envidia, la pereza, la soberbia y la lujuria.
El
templo dispone de dos naves construidas en dos momentos diferentes. Originalmente, tenía una sola nave románica y ábside semicircular, con cinco tramos cubiertos
por bóveda de cañón sobre fajones, ligeramente apuntada. De esta época se
conserva la portada del costado septentrional. Los fustes de las distintas
columnas reciben tratamientos decorativos distintos.
En
el primer tercio del siglo XIV, sobre el lado del Evangelio, se le añadió una
segunda nave gótica cuatro tramos, comunicada por arcos con la antigua, y que
presenta una cabecera semicircular al interior y poligonal al exterior, que
alberga el Cristo que da nombre al templo. El
largo de ambas naves queda contrarrestado por la torre, construida en el siglo
XVII, que se eleva a los pies.
A
mediados del siglo XV, la iglesia fue donada a la Orden del Hospital de San
Juan. El gran prior de esta orden en España y canciller del reino de Navarra,
Juan Beumont, fundó un hospital para acoger a pobres y peregrinos y un convento
para los frailes que los atendían. El convento al otro lado de la calle y la
iglesia están unidos por un arco con bóveda de crucería.
En
el siglo XVIII, se construyó el nuevo edificio para el hospital y convento en torno
a un sobrio claustro central. En su portada se repite la cruz de
Malta en un friso.
A
pesar del descenso de peregrinaciones, el hospital prestó servicios hasta
finales del siglo XVIII. En su interior se guardan fragmentos del magnífico
sepulcro en alabastro del fundador Juan de Beaumont.
A
los largo del siglo XIX, debido a las desamortizaciones y guerras, tanto la
iglesia como el convento sufrieron un gran deterioro hasta el punto de
convertirse en almacén de pólvora, hospital de guerra o cárcel de presos políticos,
siendo su arquitectura gravemente dañada.
La entrada a la calle Mayor de los Romeros, como se la conoce desde la Edad Media, está flanqueada por dos sólidas torres. La calle es un espacio esencialmente jacobeo. Enseguida aparece la iglesia de Santiago, precedida de un espacio que fue cementerio. La monumental portada abocinada y lobulada es lo único que queda del templo románico. El que hoy vemos es una obra del siglo XVI, estilo gótico tardío. Tiene planta de cruz latina, con una sola y anchísima nave, que sustituyó a las tres románicas, y cabecera poligonal. Los espacios se cubren con bóvedas de crucería. El retablo mayor y los colaterales son barrocos. Uno de ellos está dedicado a la Virgen de la Soterraña, patrona de la ciudad y también de Santa María la Real de Nieva (Segovia), donde está enterrada la reina Blanca de Navarra. Pero las obras más conocidas son las estatuas de los apóstoles Santiago y San Bartolomé, ambas del siglo XIV. La de Santiago recibe el sobrenombre de "beltza" (negro en euskera) por su semblante moreno.
CALLE MAYOR EN PUENTE LA REINA
Frente a Santiago se encuentra la iglesia del convento de los Trinitarios, fundados en 1209, donde también hubo de peregrinos. La fachada actual es de estilo barroco (s. XVIII). En las hornacinas aparecen el Ángel de la Guarda y los fundadores de la Orden de la Santísima Trinidad, San Félix de Valois y San Juan de Mata. A este último se le atribuye la fundación de este convento. Tras la desamortización de 1835, el convento pasó a manos privadas.
En la plaza de Julián de Mena, un espacio sin edificar y alargado entre las calles Mayor y Cerco Nuevo, se encuentra la Casa de los Cubiertos (s. XVIII) con sus característicos soportales. Antes de salir al puente, a mano izquierda según vamos, se encuentra la iglesia de San Pedro, un templo gótico que ha sufrido numerosas reformas. En su interior se conserva la imagen de la Virgen del Puy o del Txori (pájaro en euskera), que se veneraba en la capilla que había hacia la mitad del puente. Según la tradición, un pajarillo mojaba las alas en el río y lavaba la cara de la Virgen. Cuando esto sucedía, los vecinos acudían en multitud a ver el prodigio, ya que se consideraba como un excelente presagio.
Al final de la calle Mayor está la Casa del Vínculo, que fue cárcel, y la torre que da acceso al paso del puente románico, uno de los mejor conservados de Europa. El puente tiene ciento diez metros de largo y siete arcos, uno de ellos enterrado en la calle Mayor. Su silueta de lomo se asno es puramente medieval y se ha convertido en uno de los iconos más repetidos del Camino de Santiago. Los tajamares son triangulares y se rematan a modo de nariz. Sobre ellos se abren unos arquillos que protegen la estructura en caso de crecida. Había otras dos torres para dar protección al puente, una en la parte central, donde estaba también la capilla de la Virgen del Txori, y otra en el otro extremo. La capilla y las torres que faltaban fueron demolidas a mediados del siglo XIX, en una intervención que pretendía ensanchar el paso. Al otro lado del puente se encuentra el monasterio del Espíritu Santo (s. XIII), donde se pueden adquirir una gran variedad de deliciosos dulces artesanales hechos por la comunidad de monjas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario