14/06/2018

Historiografía legendaria vasco-francesa


Algunas publicaciones del siglo XX en Francia llegan al esoterismo o la ciencia ficción en cuanto al origen e historia de los vascos y vascones se refiere. Títulos como El misterio de los vascos, El enigma vasco, Origen misterioso del pueblo vasco, Historia secreta del País Vasco, etc., obras que aparecen en las colecciones de esoterismo al lado de los temas de los druidas, de los templarios, de los cátaros, de los rosacruz, etc.

El origen está en que tras el nacimiento de la Mitomanía vascohispanófila en el siglo XVI, apareció la colaboración interesada de algunos legitimistas agramonteses navarros y suletinos del siglo XII. Arnaud Oihenart de Mauleon, P. Moret y otros escritores vascofranceses comenzaron a impugnar el alineamiento hispano-beamontés de Navarra desde 1512, mediante su Historiografía legendaria.

MAPA HISTÓRICO DEL PAÍS VASCO FRANCÉS

Este vasquismo pre-paleolítico fue defendido también por abates del siglo XVIII y XIX. Así, Philippe Veyrin calificó este periodo de "edad teológica de la vascofilia". El abate Diharce de Bidassouet aseguró, por ejemplo, en su tratado sobre historia y lingüística vasca Histoire des Cantabres que el vascuence era la lengua del Creador. El título largo de este tratado publicado en París en 1825 lo dice todo: Historia de los cántabros o de los primeros colonos de toda Europa, con la de los bascos, sus descendientes directos que existen todavía, y su lengua asiática basca, traducción y reducción a los principios de la lengua francesa.

Otro abate, Perocheguy, afirmó que el eusquera era el idioma originario anterior a la Torre de Babel, y a parecida conclusión ya había llegado en Guipúzcoa el jesuita Manuel de Larramendi.

El más concluyente fue un tercer abate, Dominique Lahetjuzan, cura de Sare, que presumía del curioso título de nobleza de ser "salvaje de origen". En su obra Essai de quelques notes sur la langue basque par un Vicaire de Capmpagne sauvage d'origine, publicada en Bayona en 1808, opinaba que el vascuence era la lengua originaria de la Humanidad y prueba de la divinidad del libro sagrado, cuyos primeros protagonistas (Adán, Eva, Caín y Abel) eran de origen vasco. Concluyó con esta frase rotunda:
"El vasco es una lengua original; la divinidad del Génesis lo demuestra, como viceversa; la originalidad del vasco prueba la divinidad del Génesis."

DANZAS VASCAS, MUSÉE BASQUE ET DE L'HISTOIRE DE BAYONNE

Y por ese camino, sin ironía alguna, llegaron a decir que el nombre Eva viene de "ez-bai", cuya pronunciación es fonéticamente "e-ba", y cuyo significado es "si-no" en euskara, porque "era natural de Adán, en medio de su alegría, diera a su mujer un nombre que perpetuase el recuerdo de su privación y de su goce".

Su argumento consistirá en la reivindicación de una Vasconia unitaria dividida en dos áreas, citerior o iberopirenaica (bajonavarra) y ulterior o aquitanocantábrica (gascona y vizcaína), sin solución de continuidad etnolinguística entre ambas: la primera, territorio vascón originario, y la segunda, área vasconizada entre los siglos V y VI.

En el trasfondo de esta interpretación se esconde ya la idea de una gran Navarra euskaldún, concebida desde la fidelidad y mentalidad francófila de algunos de sus defensores como una suerte de protectorado ibérico o marca hispánica occidental al servicio del Reino de Francia.

HENDAYA DESDE FUENTERRABÍA, POR DANIEL VAZQUEZ DÍAZ

En la Francia del siglo XIX, donde todos lo fueros habían desaparecido en la Revolución de 1789, la necesidad de literatura exótica llevó a un descubrimiento de las regiones rurales donde se conservaban aún lenguas y culturas diferentes de las oficiales. El País Vasco fue una de las zonas privilegiadas por esta moda y ello explica el relativo éxito de las obras del contrarrevolucionario suletino Joseph Augustin Chaho y de la mucho más rigurosa del medievalista Francisque Xavier Michel, catedrático en Burdeos, que publicó Le Pays Basque, sa population, sa langue, ses moeurs, sa littérature et sa musique, en 1857.

En el año 1900, el abad francés J. Espagnolle publicó su libro titulado L'Origen des Basques (El origen de los vascos) en el que afirmara con total convicción que los vascos provenían del pueblo judío. A fin de que su teoría tuviera consistencia, el lector debía aceptar en primer lugar que el pueblo de la antigua Esparta era judío. Para abonar esta afirmación Espagnolle citó a un historiador de la antigua Gracia que escribió: "El amor al dinero es una característica de los espartanos". Por si fuera prueba suficiente, también sostuvo que en Esparta, como en Judea, escaseaban los artesanos.

Muchos curas vascos ha habido hasta los siglos XIX e incluso principios del XX que han seguido manteniendo que el vascuence era la lengua que se hablaba en el paraíso. En fecha tan reciente como 1910, el presbítero José García Oregui y Aramburu publicó un panfleto titulado: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Gloriosísimo Descubrimiento, Reconocimiento y Demostración de la Lengua Paradisíaca en el Vascuence.

SAINT JEAN PIED DE PORT

Todas estas entusiastas fantasías introspectivas tienen una cierta lógica. Cuando estos abates del País Vasco francés, allá por el siglo XVIII, buscaban la grandeza y supremacía de lo suyo en lo más remoto, no pueden encontrarlas en los datos históricos, prehistóricos y científicos, y menos todavía en un idioma que carecía de literatura. Tuvieron que ir más allá de los pueblos conocidos, tienen que buscar los orígenes en la misma entraña de la tierra, en la aparición del hombre como culminación de la Creación. Ahí nos encontramos ya con el Nearderthal, del cual han aparecido algunos restos en el Paleolítico vasco, en la cueva de Isturiz, restos como los que aparecieron también en Bañolas, en Gibraltar, y tal vez antes en Orce y en Atapuerca. Estos quasihumanos, y con más seguridad los cromañones que vivieron miles de años después, tendrían unas características, digamos raciales, genéticas, craneales… parecidas, y hablarían a base de sonidos más o menos onomatopéyica.

El eminente explorador africanista y antropólogo inglés Henri Stanley escribió con suave ironía pero con clara burla sobre esta idea generalizada entre los vascos acerca de su especial origen:
"En muchos aspectos, como la lengua, el vestir, las costumbres, la superstición o la idea favorable que tienen de sí mismos, los vascos se parecen bastante, en mi opinión, a los galeses. Cada vascongado, al igual que cada galés, es descendiente de un rey o de un noble de alto rango. Adán fue el primero que habló vasco, si bien los hay que afirman que lo que habló fue galés. Noé habló vasco. Los diez mandamientos de ha dicho que fueron escritos en vasco."

MEMOIRES DE LA NAVARRE

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