19/04/2024

Blas de Lezo en el segundo Sitio de Barcelona de 1714


En julio de 1713, la Monarquía borbónica firmaba con Gran Bretaña el Tratado de Utrecht, poniendo final a la Guerra de Sucesión española y aceptando a Felipe V como legítimo rey de España. Pero en Cataluña, los fieles al al archiduque Carlos de la Casa de Austria no aceptaron el tratado y continuaron en armas.

Felipe V nombró virrey de Cataluña al duque de Popoli, al mando de un gran ejército. El almirante Manuel López Pintado era el capitán general de una poderosa armada con el objetivo de bloquear a la rebelde Barcelona por tierra y por mar. En este contexto Felipe V promulgo una Real Orden con fecha 21 de febrero de 1714 por la que se solicitaba a su homólogo francés que le proporcionara oficiales para la recientemente creada Real Armada española. El marino guipuzcoano Blas de Lezo se incorporó a esta armada a los 25 años como capitán del navío Nuestra Señora de Begoña, anteriormente llamado Campanella, integrado en una escuadra al mando del almirante Andrés de Pez y Malzárraga.

RETRATO DE BLAS DE LEZO

El marino vascongado participó en varios combates y bombardeos a la plaza de Barcelona, bastión de los legitimistas de la Casa de Austria. El más decisivo de estos enfrentamientos entre sitiadores borbónicos y defensores austracistas tuvo lugar el 11 de septiembre de 1714, conocido como Segundo Sitio de Barcelona. Durante la contienda, Blas de Lezo se acercó demasiado a las defensas enemigas y recibió un balazo de mosquete (que tenían un alcance máximo de 100 metros) en el antebrazo derecho que le rompió varios tendones, perdiendo la funcionalidad para toda su vida.

Se barajan dos situaciones en las que Blas de Lezo sufrió el alcance de la bala de mosquete: uno pudo haber sido durante la captura de dos buques de 22 y 18 cañones procedentes de Génova; y el otro en el ataque a un convoy de 22 embarcaciones protegido por una fragata de 30 cañones y 2 tartanas armadas. Posteriormente, sería llevado a los hospitales de campo que se habían instalado en tierra y donde, por primera vez, sería tratado por cirujanos españoles. En las otras dos anteriores operaciones quirúrgicas, que sufrió en el transcurso de la Guerra de Sucesión, fue tratado por médicos franceses. El 11 de septiembre de 1714, Barcelona se rendía.

SITIO DE BARCELONA DE 1714

Así, a los 25 años, Blas de Lezo se había quedado cojo de una pierna, tuerto de un ojo, y sufría la inmovilidad del brazo derecho, por lo que en el futuro sería apodado con los seudónimos de "almirante Patapalo" y "Mediohombre". Pero lejos de rendirse por su minusvalía física, se reincorporó al mando de su primer navío de la armada española el Nuestra Señora de Begoña. Fue una noticia que transcendió al ámbito de la armada española, ya que no existía ni había habido en armada alguna de Europa almirante de navío con semejante minusvalía. Esta circunstancia le generó la admiración de sus contemporáneos, incluso siendo enemigos.

La flota del Almirante Andrés de Pez y Malzárraga, con Blas de Lezo incluido, fue enviada a Italia con el objetivo de embarcar a la futura reina de España Isabel de Farnesio, quien se casaría con Felipe V.

El 15 de junio de 1715, Blas de Lezo al mando del Nuestra Señora de Begoña Campanella participó en la rendición pacífica de Mallorca, último reducto de los partidarios del archiduque Carlos, poniéndose fin a la Guerra de Sucesión española.

Esta extensa flota estaba compuesta de 27 navíos, entre 7 buques de línea, 10 fragatas, 6 galeras y otros 4 barcos de diferentes clases, además de los transportes, cargados con 10.000 hombres. Toda esta expedición estuvo dirigida por Pedro Gutiérrez de los Ríos, logrando rendir la isla sin apenas resistencia.

PLANO DE MALLORCA DEL SIGLO XVII

15/04/2024

Urdaneta Novohispano. La inseción del Mundo hispano en Asia, por Mª Barrón Soto



Urdaneta novohispano, La inserción del mundo hispano en Asia
María Cristina E. Barrón Soto, Editorial Universidad Iberoamericana, (2012)

En esta obra especialistas analizan, entre otros temas, las expediciones de descubrimiento de rutas marítimas a Asia, la importancia de las especias en la visión de las monarquías ibéricas y de Europa, la relevancia de la plata mexicana y el comercio del Galeón de Manila, el intento de las autoridades japonesas por participar en ese lucrativo comercio, así como el ocaso de las relaciones transpacíficas.

Andrés de Urdaneta, guipuzcoano que residió más de treinta años en México, fue un destacado marino que descubrió el tornaviaje o la ruta transpacífica entre Filipinas y la Nueva España. Ello permitió estabilizar las comunicaciones a través del Pacífico, así como establecer la ruta comercial más prolongada de la era moderna (1565-1815), conocida como el Galeón de Manila o la Nao de China, con la que posicionó geoestratégicamente a México en medio de tres continentes: Asia, América y Europa. En la hazaña de Urdaneta, equiparable con la de Cristóbal Colón y Fernando de Magallanes (porque entre los tres hicieron posible la comunicación por mar en todo el mundo), se destaca el papel de México.

11/04/2024

Juan Huarte de San Juan


Médico y humanista del siglo XVI, Juan Huarte de San Juan fue un innovador de la caracteriología, considerado como el primer iniciador de la orientación fisiológica y experimental de la psicología moderna. Junto con Luis Vives, fue precursor de la psicología diferencial y aplicada, realizando innovaciones en la orientación profesional y eugenesia, con interesantes aportaciones a la neurología, pedagogía, antropología, patología y sociología.

Fue uno de los primeros filósofos modernos en ocuparse a fondo de la estructura antropológica, fisiológica, anatómica y psicológica del hombre sobre bases científicas. Su gran obra Examen de Ingenio para las Ciencias tuvo una enorme repercusión en Europa.

JUAN HUARTE DE SAN JUAN

Juan Huarte de San Juan nació en 1529 en San Juan de Pie del Puerto, villa que aún pertenecía al Reino de Navarra. Provenía de una familia hidalga vascongada. Estudió humanidades en Huesca, y medicina en la universidad de Alcalá de Henares.

Probablemente fue regidor de Huesca, vivió también en Granada y en Baeza. En esta ciudad andaluza comenzó sus estudios de medicina y letras, que continuó en la Universidad de Alcalá de Henares desde 1553 a 1559, año en que recibió el título de doctor en medicina. Se casó con Águeda de Villalba, tuvieron y tuvieron varios hijos. Está enterrado en la iglesia de Santa María, de Linares. Fue médico en Linares y Baeza, donde murió.

Huarte estuvo influenciado por la filosofía griega (especialmente por Platón, Aristóteles, Hipócrates y Galeno), por los clásicos romanos y por Santo Tomás. Intentó conciliar el método experimental de conocimiento con sus convicciones religiosas y su concepción espiritual de la vida. Para establecer las bases de su tesis, recurrió tanto a la historia sagrada como a lo que él llamaba filosofía natural, pero la verdad última corresponde a la fe religiosa: "Sólo nuestra fe divina nos hace ciertos y firmes para siempre jamás", señalando en este contexto que "la filosofía y la medicina son las ciencias más inciertas de cuántas usan los hombres".

Estuvo a favor del conocimiento objetivo de la realidad, frente a tanta corriente subjetiva de la Europa de su tiempo: "la verdad no está en la boca del que la afirma, sino en las cosas de que se trata". Concedió una importancia primordial a las leyes de la naturaleza, fuente irrenunciable de verdad, y quien la observa con atención "aprenderá mucho en la contemplación de las cosas naturales".

Siguiendo a Pitágoras y a Platón, partió del supuesto de que el alma es inmortal, mientras que el cuerpo no debe ser entendido como un mecanismo dotado de una casualidad irreversible y superior al espíritu. Por eso, concluyó que el hombre es un animal racional capaz de dominar sus pasiones y reflejos irracionales.

Huarte había leído a Erasmo, su filósofo preferido fue Durando, aunque sentía preferencia por las enseñanzas de San Pablo, el cual era también iluminado y empírico. Defendió que la inteligencia depende del temperamento, tesis que llamó Organicidad del entendimiento. Creyó en la espiritualidad del alma humana, y admitió cierto grado de inteligencia animal. Rozó el dogma católico al hablar del temperamento de Jesucristo. Rechazó el argumento de autoridad, y sostuvo que no hay que buscar causas sobrenaturales cuando se pueden encontrar naturales. Su propósito fue examinar las disposiciones y temperamentos de los individuos, aconsejando que cada cual se dedique a lo que está más capacitado.

EXAMEN DE INGENIOS PARA LAS CIENCIAS, POR JUAN HUARTE DE SAN JUAN

Fue uno de los primeros filósofos modernos en ocuparse a fondo de la estructura antropológica, fisiológica, anatómica y psicológica del hombre sobre bases científicas. Y, al igual que Luis Vives, su obra está destinada a la pedagogía. Para Huarte: "Tienen los hombres dos géneros de nacimiento. El uno es natural, en el cual todos son iguales, y el otro es spiritual", una máxima contendida en todo el ideario de la educación en la época de la Ilustración. Pero limitaba el culto a la razón: "El entendimiento es la potencia más noble del hombre y de mayor dignidad, pero ninguna hay que con tanta facilidad se engañe acerca de la Verdad."

Su concepto del hombre respecto a la sociedad es democrático y anti-jerárquico, rechazando la hidalguía, tan característica de los vascos y navarros de su época: "Porque hay infinitos hijos dalgo pobres, e infinitos ricos que no son hidalgos." Para Juan Huarte, el mérito de un hombre debe medirse únicamente por lo que hace en su vida: "Y así todo el tiempo que el hombre no hace ningún hecho heroico se llama hijo de nada, aunque por sus antepasados tenga nombre de hijo dalgo." Y el mismo criterio crítico aplica a la institución monárquica: "Porque no basta que el Rey o Emperador explique su voluntad, porque si no es justo y con razón, no se puede llamar Rey."

Distinguió entre ciencias del entendimiento (teología, escolástica, dialéctica, filosofía natural, filosofía moral, teoría de la medicina y práctica de la jurisprudencia), de la memoria (lenguas, teoría de la jurisprudencia, teología positiva, cosmografía y aritmética), y de la imaginación (poesía, elocuencia, música, práctica de la medicina, astronomía, arte militar, matemáticas, arte de gobernar, pintura, urbanidad, arte de rezar, técnicas y arte de decir buenas palabras).

Localizó las actividades mentales en el cerebro y concedía una gran importancia al clima, que ejercía una enorme influencia sobre el carácter y conducta del hombre. Por eso creía en la teoría de los cuatro humores (lo seco, lo húmedo, lo caliente y lo frío), que se disponen en el cuerpo mediante los cuatro líquidos básicos del organismo (la cólera, la bilis, la flema, y la sangre).

Huarte se adelantó a su época al proponer un método científico para el diagnóstico y evaluación de la inteligencia basado en la medicina de Hipócrates y Galeno y en la filosofía natural. Las cualidades que verdaderamente contaban eran las tres positivas: el calor determina la imaginativa, de modo que los imaginativos tienen el cerebro caliente; la humedad era responsable de la facultad de la memoria; y la sequedad del entendimiento, la más notable de las potencias del alma.

Afirmaba que "Del calor y la frialdad nacen todas las costumbres del hombre", para concluir que "estas dos cualidades alteran nuestra naturaleza más que ninguna." Según el predominio de estas tres facultades en el cerebro (imaginativa, memoria y entendimiento) determinaba una persona imaginativa, memoriosa o inteligente. Pero para Huarte, una equilibrada combinación de elementos y humores produce un hombre equilibrado y perfecto, atribuyendo la grandeza de la Grecia clásica a su clima templado.
"Cuatro condiciones ha de tener el celebro para que el ánima racional pueda con él hacer cómodamente las obras que son de entendimiento y prudencia. La primera es buena compostura; la segunda que sus partes estén bien unidas; las tercera que el calor no exceda a la frialdad, ni la humedad a la sequedad, la cuarta que la sustancia esté compuesta de partes sutiles y muy delicadas."

EXAMEN DE INGENIOS PARA LAS CIENCIAS, POR JUAN HUARTE DE SAN JUAN

Su gran obra fue Examen de ingenios para las ciencias, publicado en Baeza, en 1575, obra destinada a convertirse en uno de los tratados científicos más importantes y leídos de su tiempo, con gran influencia y repercusión en Europa. Es un tratado por el cual puso en relación la morfología y fisionomía del cerebro con las capacidades psíquicas de las personas. El objetivo era el de averiguar y especificar la vocación y aptitud que cada hombre posee para desempeñar una determinada profesión: "Y hallé por mi cuenta que cada ciencia pedía su ingenio determinado y particular." Para Huarte, todo individuo que se dedique a una actividad en desacuerdo con su disposición natural no podrá ser nunca feliz y se dañará tanto a sí mismo como a la comunidad.

El objetivo final de sus enseñanzas, y el de la ciencia general "es ordenar la vida del hombre y enseñarle qué es lo que ha de hacer y de qué se ha de guardar, para que, puesto en razón, se conserve en paz la República". Para ello, escribió sobre higiene, alimentación, sexualidad, estructura del cerebro, cambios producidos en el hombre por la edad y otros asuntos relacionados con el organismo físico y psíquico.

Es decir, para Huarte, las cualidades de los individuos (rasgos psicológicos) dependen de la estructuración de los humores y, por tanto, el cuerpo determina las capacidades neurológicas y facultades psicológicas. Si en cada individuo predomina una determinada facultad psicológica frente a otras, deberá emplearse en aquellas profesiones que mejor pudieran desarrollarlas dependiendo de su constitución corporal y no solo de su vocación personal. De manera resumida, su examen de ingenios para las ciencias consiste en analizar las cualidades que necesita el desempeño de cada oficio y profesión, al mismo tiempo conocer las habilidades innatas de cada individuo, y orientar a cada cual hacia aquel sector de la producción que ejercite mejor su ingenio. Resulta una profesiografía: el estudio de la profesión desde el punto de vista de las tareas que se ejecutan y las habilidades humanas requeridas (ingenios).

Un siglo más tarde, el ilustrado francés Montesquieu repitió esta tesis en su obra De l´esprit des lois: "Comment les hommes sont différents dans les diverses climats", con diferentes palabras, pero el mismo mensaje del español, aunque no lo cite la Enciclopedia Larousse.

El Examen de ingenios para las ciencias fue dedicado al rey Felipe II, influyó en Miguel de Cervantes, tomando el adjetivo ingenioso para caracterizar a su hidalgo Don Quijote, y también en el dramaturgo isabelino inglés Ben Jonson. Sus intuiciones influyeron posteriormente a filósofos como Bacón, Descartes y Montesquieu. Sus estudios sobre el cerebro humano hicieron que psicólogos como Lavater, Cabanis y Gall le considerasen precursor de la Frenología. En cuanto a la filosofía, fue el innovador inconsciente de no pocos sistemas materialistas y del empirismo sensualista.

Por ser el primer médico en describir una teoría organicista, según la cual la inteligencia está determinada por su fisionomía, ha sido considerado el precursor de la caracteriología, la psicología diferencial, la psicología aplicada y la orientación profesional. Además escribió interesantes aportaciones a la eugenesia, neuropsicología, pedagogía, antropología, patología y sociología. Otro humanista español contemporáneo que innovó en psicología moderna fue Luis Vives.

Por eso, llegaron a publicar más de setenta ediciones y traducciones del Examen de Ingenios en los principales idiomas de la Europa de la Modernidad; se tradujo al francés en 1580 (24 ediciones), al italiano (7 ediciones) en 1582, al inglés en 1594 (6 ediciones), y se publicaron varias ediciones en flamenco, latín y alemán. Al alemán, por ejemplo, fue traducido por Lessing.

Fue incluido en el Índice de libros prohibidos, a causa de sus teorías sobre lo que la Inquisición entendió como un determinismo materialista del hombre. Esta institución religiosa no podía permitir que la libertad de acción y espiritualidad humana quedase condicionada por unos rasgos físicos y psicológicos innatos, sin voluntad de decisión. A pesar de que fue prohibido en Portugal en 1581, y en España en 1583, circularon ediciones clandestinas venidas de Leyden (1591), Amberes (1593 y 1607), y Amsterdam (1652). Se permitió sin embargo que circulase por España e Hispanoamérica una edición expurgada, redactada por Juan Huarte, y publicada por su hijo en Baeza, en 1594. Se han publicado 26 ediciones españolas hasta 1930.

Escultura Juan Huarte Examen ingenios Examinations mens wits
TEH EXAMINATION OF MENS WINS, POR JUAN HUARTE DE SAN JUAN

Este monumento a Juan de Huarte fue inaugurado el 15 de octubre de 1933, en cuya ocasión ofreció una conferencia en el Ateneo Navarro de Pamplona Gregorio Marañón con el título Notas sobre Huarte, atribuyendo al doctor homenajeado las cualidades de "bondad, modestia, serenidad, reflexión y sabiduría", cualidades que el escultor Fructuoso Orduña quiso plasmar en este conjunto escultórico. En la actualidad es Patrón de las Facultades de Psicología de la Universidades españolas.

08/04/2024

La publicación del Compendio historial de Esteban de Garibay


Esteban de Garibay ha pasado a la historia de la literatura española por escribir su gran Compendio historial. En 1563, este guipuzcoano desarrolló una parte fundamental de esta obra en su casa natal de Mondragón.

En 1566, a los 33 años de edad, tenía concluida su primera obra. Para conseguir la publicación del mismo, marchó a Madrid el 9 de octubre, presentándose en el Consejo Real el 25 de enero de 1567. El cronista del emperador, Juan Páez de Castro, dio su autorización.

Aprobada la licencia de publicación, necesitaba encontrar un taller para su impresión. Su primer intento fue realizado en la Junta de Guipúzcoa, solicitando "alguna gratificación para ayuda de la dicha impresión".

Posteriormente, hizo petición al mismo rey Felipe II, según consta en el Archivo histórico de Simancas:
"Estevan de Garivay e Çamalloa, ha compuesto una obra intitulada Compendio ystorial de las crónicas de los reynos de España. Que el doctor Paez a quien se cometió el examen por el Consejo, informa ser muy provechosa y curiosa. Ay en ella quarenta libros y hasele dado licencia para ynprimir y por que esto constará 3.000 ducados y él a gastado quando tenia en ello suplica se ayudado para esto y que se le de algún entretenimiento con que viva tenydo respeto a su trabajo y que en las cosas que se han ofrecido en Guipuzcoa el y los suyos han servido y gastado mucho como parece por información que presenta."
A pesar de la aprobación real, no hubo disposición por parte oficial en alguna secretaría. Por ello, insistió en marchar al sur de España y visitar a Alvar Gómez de Castro, historiador de Cisneros, en Toledo, a Ambrosio de Morales, en Alcalá de Henares, y a Juan Páez, en Quer, y apunto estuvo de solicitar la protección del obispo de Córdoba, el guipuzcoano Cristóbal de Rojas y Sandoval.

LOS XL LIBROS DEL COMPENDIO HISTORIAL, ESTEBAN DE GARIBAY (1571)

En noviembre de 1567, estaba de vuelta en Mondragón, dedicándose a la actividad administrativa de su villa y provincia natal durante los dos siguientes años. Fue alcalde municipal los años 1568 y 1569, además de alcalde se sacas de la frontera.

Durante su mandato, reunió un amplio grupo de expertos marinos en construcción naval procedentes de San Sebastián, Pasajes, Rentería, Fuenterrabía e Irún con el objetivo de reforzar las flotas que se destinaban a la Real Armada del Imperio español. Tenía su origen en una petición ofrecida por el visitador Hernán Suárez de Toledo, del Consejo Real, que tenía encomendado el estudio de la situación política, jurídica y económica de Guipúzcoa en tiempos previos al combate de Lepanto. Era una época en la que Felipe II tenía que afianzar el predominio naval hispánico en los mares y se hacía necesaria la construcción de barcos en los astilleros vascos.

En 1570, tomó la decisión de abandonar sus cargos administrativos para emprender un nuevo viaje, más largo y arriesgado, a Flandes. Desde Portugalete, embarcó en una nao bretona que dejó en Nantes, y tras pasar por varias ciudades de la Francia septentrional, el 4 de junio de 1570 estaba en Amberes. Esta ciudad era un importante centro editorial del Imperio español. Allí, Benito Arias Montano le contactó con Plantín, el impresor más prestigioso de la época. Pronto comenzó la composición tipográfica del Compendio.

Plantín empezó a componer el libro del guipuzcoano con una imprenta, después usando dos, tres, y en algún momento hasta cinco. Las dificultades de la composición eran sensibles. Los cajistas no entendían bien la letra española de Garibay, necesitando cuatro escribientes para poner el texto en letra francesa.

La primera y segunda lectura la realizaban los correctores de oficio, la tercera el autor Garibay, y una última cuarta de nuevo los correctores de la impresión. Para la tirada, emplearon hasta diez mil pliegos de papel en un solo día. La peste que sufrió Amberes, en 1571, amenazó el curso de la actividad, pero en julio de ese mismo año ya estaba prácticamente terminado, y en noviembre inició su viaje de regreso a España.

RETRATO DE ESTEBAN DE GARIBAY EN EL COMPENDIO HISTORIAL

Su enorme obra sobre historia, heráldica y genealogía se tituló Los Quarenta Libros del Compendio Historial de las Crónicas y Universal Historia de todos los Reinos de España.

Los cuatro volúmenes del Compendio historial, impresos en folio, quedaron adornados con emblemas y blasones, y encabezados con el retrato de Garibay cuando no pasaba de los treinta y seis años. Se realizaron tres partes con la edición del Compendio: una que había de quedar en Flandes, y otras dos que habían de embarcar a la costa del Cantábrico y a Andalucía. Los 1.030 volúmenes que enviaba a España estaban repartidos en un bloque de 720, que fueron transportados a Bilbao y Laredo, y desde allí a Medina del Campo; y otro de 310, que fueron directamente a Sevilla, con objeto de distribuirlos y venderlos.

Para la financiación del Compendio historial, Garibay obtuvo un préstamo de 1.124 libras, con doce sueldos y "once dineros de gruesos", en moneda de Flandes. La escritura se formalizó el 8 de noviembre de 1571, su fiador era Juan de Isunza, un proveedor de las galeras de Flandes, y su prestamista era un mercante genovés afincado en esa ciudad llamado Tomasso Fiesco. El contrato acordaba que la devolución debía de hacerse en moneda española, unos 3.983 ducados, nueve sueldos y nueve dineros, en la Feria de Mayo de Medina del Campo, a través de su testaferro en Madrid, Bernardino Bizcarreto, quien aceptaría estas letras de cambio.

Para mayor seguridad del prestamista Fiesco y del factor Bizcarreto, los volúmenes enviados a España iban a nombre y cargo del primero, encargándose el segundo del transporte y venta de los mismos en Bilbao, Laredo y Sevilla. El resto de la tirada quedaba en Amberes, en poder de Juan de Narria, como precio y seguro del envío, encuadernación, etc.

CASA GARIBAY ADYACENTE AL HOTEL ARRASATE EN MONDRAGÓN 

Desgraciadamente, Garibay no pudo hacer frente a la devolución del préstamo y, el 16 de diciembre de 1577, el representante de Isunza en España, Melchor Ramírez, solicitaba la ejecución del patrimonio por valor de 2.3095 ducados de a 375 maravedíes y trece sueldos, así como la detención de su persona. El alcalde de la Chancillería de Valladolid hizo la tramitación.

El 23 de diciembre, Garibay declaró en Madrid que los ejemplares de su obra los tenía en posesión del marino Isunza, el vecino de Medina del Campo Pedro de Mondragón, y un mercader de Valencia, Ariño. El cronista mondragonés quedó preso, pero pudo quedar en libertad mediante la fianza aportada por otro vecino suyo mondragonés afincado en Madrid Martín de Arriola y del vergarés Juan de Elósegui. 

La acción de Isunza continuó. Embargó cierto número de ejemplares del Compendio historial en Valladolid. Juan de Larrea poseía otros tantos en Bilbao. Pedro de Quevedo guardaba aún otros en Madrid. Aún así no fue suficiente, y el acreedor hizo que se embargaran los bienes patrimoniales de Garibay en Mondragón.

El 10 de febrero de 1578, Pedro Beltrán de Mendaroz se presentó en la herrería de Zubiate, extramuros de Mondragón con el auto de embargo. Antón de Santamaría, encargado de custodiar las posesiones de Garibay, entregó las llaves. Los bienes inmuebles eran las casas que lindaban con unas donde vivía Domingo de Cortázar y otras de Juan Sanz Gascón; un castañal en Iramendi; una porción de monte en Orobaso, en el valle de Léniz; una tierra sembrada camino de Vergara; y un manzanal en el término de San Andrés.

Garibay se defendió de la sentencia ejecutoria dada por un alcalde de corte, Alonso Pérez de Baraiz, sin ser competencia suya, porque el demandado no vivía en Madrid, sino en Toledo, y el contrato se formalizó en Amberes.

El 27 de enero de 1581, la Chancillería de Valladolid dictaba sentencia dejando nula y sin efecto la sentencia de liquidación al alcalde de corte.

LOS XL LIBROS DEL COMPENDIO HISTORIAL, ESTEBAN DE GARIBAY (1571)

02/04/2024

Pintura de patriotas vascos y navarros ante la muerte


El modo de afrontar la muerte por diversos personajes históricos vascos y navarros y en diferentes circunstancias y actividades de su vida profesional ha sido expresada a través de la pintura, tanto al óleo como al grabado. Son destacables las obras relacionadas con seis marinos y militares: Juan Sebastián Elcano, Juan Martínez de Recalde, Lorenzo de Orella y Ugalde, Cosme Damián Churruca, Tomás de Zumalacárregui y Juan Antonio de Urbiztondo; así como las de otros tres religiosos: San Francisco de Javier, San Ignacio de Loyola y San Martín de la Ascensión Aguirre; y hasta un rey navarro: Sancho IV Garcés.

Muerte del rey Sancho Garcés IV de Navarra, arrojado desde una roca en los bosques de Peñalén es un grabado incluido en la obra Compendio de Historia de España, escrita por Miguel Arañó en 1872. Este regicidio fue escenificado también por Félix Lope de Vega en la obra El Príncipe Despeñado.

El rey Sancho IV Garcés de Navarra terminó su reinado de una forma violenta, el 4 de junio de 1074, mediante una conjura tramada por sus hermanos Ermesinda y Ramón para arrebatarle el trono. Funes es una villa navarra de la ribera del río Ebro, en cuyo término se encuentra el barranco de Peñalén. Este rey se encontraba en una cacería cuando su hermano Ramón le empujó por aquel barranco, muriendo despeñado. Motivo por el que pasó a la historio con el nombre de Sancho IV el de Peñalén.

MUERTE DE SANCHO IV DE NAVARRA ARROJADO DESDE PEÑALÉN, POR F. GUEVARA

Muerte de Juan Sebastián del Cano en su navío es un cuadro de F. Guevara, del año 1920. La escena representa el momento de la muerte del Juan Sebastián Elcano durante la segunda expedición de las islas de las Especierías, dirigida por Jofre García de Loaisa, en 1525.

El marino de Guetaria aparece en su camarote, tumbado en cama, aquejado de una enfermedad irreversible, despidiéndose de sus compañeros en actitud de sufrimiento y duelo. En su testamento aparecen muchas firmas de marineros vascos, entre ellas el del joven Andrés de Urdaneta, descubridor del Tornaviaje décadas después, quien se encargó de redactar el testamento de Elcano.

Este cuadro fue solicitado por la Diputación Provincial de Guipúzcoa en el IV Centenario de la Primera Vuelta al Mundo (1519-22 /1919-22).

MUERTE DE JUAN SEBASTIÁN DEL CANO, POR F. GUEVARA

La muerte de San Francisco Javier es un cuadro de gran fuerza evocativa de Gregorio Hombrados Oñativia. Es una de las obras más logradas de este pintor guipuzcoano, que supo expresar con intensa emoción el momento de la muerte del evangelizador navarro en cada detalle sobrio y vigoroso.

San Francisco Javier, patrón de Navarra, está tumbado, junto a una Biblia abierta, sujetando una cruz con una mano. Parece querer llevar el mensaje del Evangelio hasta el instante de su muerte.

LA MUERTE DE SAN FRANCISCO JAVIER, POR HOMBRADOS OÑATIVIA

Últimos momentos del General de la Armada de Lorenzo de Ugalde y Orella, por Gregorio Hombrados Oñativia, es otra de las muchas obras dedicadas a guipuzcoanos ilustres de la historia.

Lorenzo Ugalde y Orella fue capitán de mar y tierra en el combate naval de Cavite de 1646 frente a una potente armada holandesa y gobernador de la isla filipina de Joló. Además había tomado parte en la Expedición de conquista del Sultanato de Joló formado por las islas Mindanao y Joló al mando del capitán general y gobernador de las islas Filipinas, el alavés Sebastián Hurtado de Corcuera, en 1637.

Murió ahogado en aguas de la isla de Samal de Boronjan, en 1650, a consecuencia de un temporal que hizo naufragar el galeón San Francisco Javier que comandaba.

ÚLTIMOS MOMENTOS DE LORENZO DE UGALDE Y ORELLA,
POR HOMBRADOS OÑATIVIA

Muerte de San Ignacio es un óleo anónimo en estilo barroco del siglo XVII. Aparece el santo Ignacio de Loyola tumbado en cama rezando, rodeado de sus compañeros jesuitas de rodillas, los cuales también parecen estar orando o con expresiones de duelo.

En la parte superior de la escena, donde debería dibujarse la pared, aparece el cielo abierto al fundador de la Compañía de Jesús, repleto de ángeles, como si el paraiso le estuviese esperando en el momento final de su vida terrenal para empezar otra celestial.

Ambos elementos de la habitación suelo-pared expresan una dualidad y contraposición: tierra-cielo, vida-muerte, hombre-ángeles; pero a su vez destacan con abundante luminosidad sobre las tinieblas de una habitación oscura.

MUERTE DE SAN IGNACIO

Muerte de Juan de Recalde es un óleo anónimo en estilo barroco del siglo XVII. El bilbaíno Juan Martínez de Recalde fue almirante de la Armada de Felipe II durante las expediciones a la isla Tercera de 1582 y 1583.

En 1588, tomó parte de la expedición de conquista de Inglaterra, al mando de la Escuadra de Vizcaya. Luchó con valentía a bordo del navío San Juan Bautista en los combates mantenidos con la flota inglesa entre el 31 de julio y el 10 de agosto, en los que su navío sufrió daños de consideración por la acción artillera. Tras desbaratarse la gran armada española, bordeó Irlanda hasta llegar al puerto de La Coruña, fondeando el 7 de octubre.

Su estado de salud no era bueno antes de la partida en Lisboa, pues había padecido el contagio de la epidemia de "modorra" (tifus posiblemente), se venía agravando durante la travesía.

El almirante general Martínez de Recalde falleció en La Coruña rodeado de slgunos de sus compañeros de combate unos días después de su llegada el 23 de octubre.

MUERTE DE JUAN DE RECALDE

Los mártires de Nagasaki (Die Märtyrer von Nagasaki) fue la primera obra gráfica que describe la crucifixión de un grupo de 26 cristianos en la ciudad de Nagasaki mientras evangelizaban Japón en febrero de 1597. Es un grabado del alemán Augsburg Wolfgang Kilian realizado en 1628.

Los 26 mártires de Japón, liderados por el guipuzcoano Martín de la Ascensión Aguirre, fue el resultado de la orden de persecución a los cristianos asentados en los dominios niponeses del emperador de Toyotomi Hideyoshi.

Martín de la Ascensión acudió apresado al martirio con alegría al saber que moriría como lo hizo Jesucristo luchando por Dios. Cuando vio las cruces en que iban a ser colocados cantó el salmo Bendito el Señor, Dios de Israel, y estando en la cruz cantó con júbilo Alabad al Señor todas las gentes. La escena de este grabado refleja el momento en el que estando crucificado junto a sus compañeros recitando el Gloria al Padre, fue alanceado por el costado. Cuando la lanza se rompió, quedándose dentro el hierro, recibió otra lanzada que acabó con su vida, a los treinta y tres años de edad.

LOS MÁRTIRES DE NAGASAKI

Muerte de Cosme Damián Churruca es un óleo sobre lienzo de Eugenio Álvarez Dumont realizado en 1892, perteneciente al Museo del Prado en Madrid.

El brigadier Cosme Damián Churruca y Elorza falleció al mando del navío San Juan Nepomuceno en el combate de Trafalgar, que tuvo lugar el 21 de octubre de 1805. Enfrentaba a las flotas aliadas española y francesa contra la inglesa en aguas próximas al cabo Trafalgar.

Durante el enfrentamiento, una bala de cañón entraba en la cubierta de su navío, impactó en su cuerpo y le arrancó de cuajo la parte inferior de la pierna diestra, mientras era asediado por seis navíos del almirante Horatio Nelson. Tras una cura de urgencia hecha por los galenos en medio del fuego cruzado, se negó a retirarse de la cubierta, aún a sabiendas de que le quedaba un suspiro para fallecer. Sentado en una silla y con el muñón inserto en un balde de harina para mitigar la sangría, continuó la defensa de la nave en una atmosfera de fuego, humo, pólvora, ráfagas y griterío, mientras su vida se desvanecía en medio de aquel histórico combate.

MUERTE DE COSME DAMIÁN CHURRUCA, POR EUGENIO ÁLVAREZ DUMOT

Visita de don Carlos a Zumalacárregui en Durango es un grabado que aparece en la obra Memoria facultativa sobre la herida, enfermedad y muerte de Zumalacárregui de Vicente González de Grediaga.

El fallecimiento del teniente general Tomás de Zumalacárregui ocurrió el 24 de junio de 1835, pocos días después de poner sitio a Bilbao, el 15 del mismo mes, durante la Primera Guerra Carlista. Había sido herido sin gravedad aparente en la pierna derecha desde el balcón del palacio de Begoña. Fue trasladado a Durango donde se encontró con el pretendiente al trono Carlos María Isidro, quien le envió a sus cirujanos y le aconsejó la extracción de la bala allí mismo.

Sin embargo, el líder carlista quiso ser operado en la casa de unos familiares en Cegama, donde le podría atender su curandero de confianza que conoció durante la Guerra de la Independencia española dos décadas atrás: José Francisco Tellería. Ocho días después, pudieron extraerle la bala, pero ya era tarde, la herida se había infectado. Al día siguiente, su salud empeoró de forma notable, sufriendo fiebres y delirios, y horas después el teniente general fallecía.

VISITA DE DON CARLOS A ZUMALACÁRREGUI EN DURANGO

Muerte de general Urbiztondo en palacio es un grabado que aparece en la obra El último Borbón, de Altaldill. El guipuzcoano Antonio de Urbiztondo y Eguía había sido general durante la Primera Guerra Carlista al lado de bando tradicionalista y participó en el Convenio de Vergara junto a Maroto. Después fue capitán general y gobernador de las islas Filipinas.

El 13 de octubre de 1856, entró a formar parte del Gobierno constituido por el general Narváez, en calidad de ministro de la Guerra. Seguía reinando Isabel II, quien pocos meses después fue declarada embarazada del futuro rey Alfonso XII. En este contexto político, en extrañas circunstancias y en total misterio, el general Urbiztondo murió en 1866.

En el libro El último Borbón. Historia dramática de Isabel II, escrito por Antonio Guzmán de León, en 1869, pseudónimo tras el cual se ocultaba Antonio Altaldill, su capítulo CLI se titula Un asesinato en Palacio. Altaldill explicaba que Urbiztondo aún no había abandonado sus ideales absolutistas de su juventud, y estaba involucrado en una trama para derrocar a los reyes Isabel II y Francisco, y el autor de la muerte fue un instrumento de una maniobra política para eliminar a los oponentes de la Monarquía, tal vez un mercenario o un soldado.

MUERTE DEL GENERAL URBIZTONDO EN PALACIO

27/03/2024

Industria naval vasca por los Reyes Católicos


Mediante la Pragmática del 20 de marzo de 1476, el rey Fernando el Católico concedía ventajas a quienes construyan naos de más de 600 toneladas, medida que activó el desarrollo naval en los puertos y astilleros vascos, incitando a mercaderes, maestres y armadores. El motivo estuvo en el conflicto entre la unión monárquica de Castilla y Aragón y la alianza de Portugal y Francia por el trono castellano, que enfrentó a Isabel I la Católica y Juan la Beltraneja.

Terminada la Guerra de Sucesión castellana, continuaron las consideraciones con los vascos, no solo en el mantenimiento de los fueros, también en lo que se refiere a la Marina.

En 1495, los Reyes Católicos ofrecieron 100 maravedis por tonelada de más de gratificación anual para los armadores que construyeran grandes navíos de más de 600 toneladas.

En 1479, permitieron que el Señorío de Vizcaya llegase a un acuerdo con el Reino de Inglaterra favoreciendo la relación comercial. Poco después, en 1481, Guipúzcoa hizo lo mismo, con autorización de los Reyes:
"Sepan quantos esta carta vieren cómo nos los procuradores e gobernadores de los escuderos fijosdalgo de la noble e leal Provincia de Guipúzcoa que estamos juntos en el lugar de Usarraga, otorgamos e conoscemos..."
cristóbal colón reyes católicos audiencia recpeción corte
AUDIENCIA DE CRISTÓBAL COLÓN POR LOS REYES CATÓLICOS

Los puertos guipuzcoanos expedían licencia real por algunos de los consejeros reales vascos instalados en su Corte: Domejón González de Andía, el bachiller Pedro de Vicuña, Juan Miguélez de Zúñiga y Ochoa de Vergara. Estos habían gestionado este "concierto y asiento de paz" con el rey inglés:
"... para que los tratantes de los dichos nuestros reinos e del dicho Reino de Inglaterra puedan andar y anden seguros, y que los daños que de la una parte a la otra se ficieren sean satisfechos y pagados."
Más tarde, la Junta de Guipúzcoa nombró al bachiller Olazábal, Juan de Azmines, Martín Pérez de Aróstegui y Juan de Iñiguez como procuradores provinciales para gestionar capítulos de paz, corregirlos y ampliarlos, para conseguir una "quieta, pacífica e amigable contratación" con Inglaterra. 

Testigos de la carta de otorgamiento fueron el bachiller Sánchez de Elduayen, alcalde real en Guipúzcoa, Pedro Pérez de Vicuña y Juan de Landerrain.

En 1502, la reina Isabel mandó al corregidor de Vizcaya promover la construcción de barcos de guerra de gran tamaño.

nao vasca plentzia escultura
NAVE VASCA DEL SIGLO XVI


La aprobación de la Real Cédula de 1571 por Felipe II de Habsburgo, ordenaba la fabricación de varias unidades navales en los astilleros vizcaínos y guipuzcoanos, beneficiando a la industria autóctona y a sus habitantes.

Dos privilegios aportados por la Corona beneficiaron enormemente a los vascos en su auge económico:

- solo los navíos construidos en el Cantábrico participan en la Carrera de Indias

- todo el hierro exportado a América debe ser vizcaíno

La demanda de buques que el imperio comercial y militar español necesitaba generó prosperidad económica en las tierras vascas y cantábricas durante siglos. Gran empleo surgió en los astilleros constructores de buques, miles de hombres se emplearían en los diferentes oficios como leñadores, carpinteros, calafates, toneleros, etc. Pero también se emplearán como marinos, capitanes, maestres, contramaestres, marineros, y demás oficios relacionados por la mar, tanto para las Rutas Comerciales como para la Real Armada.

La demanda del hierro vizcaíno también aportó muchísimo empleo y prosperidad a los vizcaínos, pues aunque en América existían minas de minerales preciosos se ausentaba del hierro. El hierro extraído se exportaba para construir naves, levantar edificios, herrar las caballerías, fabricar armas y escuderías, etc. El hierro vascongado, sus minas y herrerías transformaron América.

maqueta nao embarcación vasca moderna
MAQUETA DE NAO DEL SIGLO XVI

21/03/2024

Antonio Navarro de Larreátegui


Historiador, secretario real de Felipe II y Felipe III y administrador virreinal de Chile

EPÍTOME DE LOS SEÑORES DE VIZCAYA POR ANTONIO NAVARRO DE LARREÁTEGUI

Natural de Beasain, Guipúzcoa, Antonio Navarro de Larreátegui nació en 1554, siendo hijo de padres vizcaínos. Tras realizar sus primeros estudios, entró a servir muy joven en la Corte de Felipe II y en la presidencia de Hacienda de la que trasladado al Consejo Real con el cargo de secretario del presidente, Rodrigo Vázquez.

En 1586 fue nombrado contador de la Real Hacienda de la provincia de Chile y regidor del pueblo en que residía el gobernador y sus oficiales, no tomando posesión de este destino hasta el año de 1593 en que por cédula expedida por el mismo rey al gobernador le mandaba que "recibiese al uso y ejercicio del referido empleo de contador a la persona que nombrase el mencionado don Antonio".

En 1594, de regreso en España, fue elegido alcalde de Logroño. Muerto el rey Felipe II y coronado su hijo Felipe III, le acompañó a Valencia para desposarse con la princesa Margarita de Austria, y a Cataluña y Aragón para prestar Juramento a los Fueros de estas entidades, siendo nombrado secretario real por el mismo rey.

Casó en 1602 con Magdalena Adán de Yarza y Uribe, señora de los solares de Zubieta y de Yarza en Lekeitio, y marchó a la Corte cuando se trasladó a Valladolid donde residió hasta 1606.

PALACIO DE ZUBIETA

Ya desde esta época vivía en su palacio de Zubieta y dejó de firmar como Antonio Navarro de Larreátegui, que usaba  y que suplió por el de Antonio Adán de Yarza y Larreátegui. Entonces, era alcalde de Fuero de la Merindad de Uribe y preboste de la villa de Lekeitio, ambos oficios vinculados en el linaje de su mujer.

A los cuatro años de residir en dicha villa, recibió una orden real con el nombramiento de secretario de los Archivos Reales de Simancas, cargo que desempeñó hasta 1614 en que nuevamente se retiró a su palacio de Lekeitio.

Al año siguiente, en 1615, acompañó a la comitiva real que celebró en el río Bidasoa la recíproca entrega de las princesas de España y Francia, acompañado de 150 infantes y marineros de Lekeitio uniformados, armados y disciplinados a su costa. La francesa se casaría con el primogénito de Felipe III y la española con el nuevo rey Luis XIII de Francia.

En julio de 1619, fue nombrado secretario del príncipe Filiberto Manuel de Saboya venido en rehenes a España por alteraciones promovidas por su padre el duque Carlos Manuel en los Estados españoles de Italia. En setiembre del mismo año, se le ordenó trasladarse a Génova en busca de su alteza para acompañarle a Turín y viese a su padre.

En esta ciudad fue donde un año más tarde publicó su Epitome de los Señores de Bizkaia. Recogida por Antonio Navarro de Larrátegtli, Secretario de la Majestad del rey don Felipe III, Señor de la casa-solar de Zubieta y preboste de la Villa de Lekeitio. En su final va estampado el privilegio de impresión concedido por Carlos Manuel, duque de Saboya el 12 de agosto de 1620, que dice:
"Havendocisupplicati él Signor Antonio Adam de Yarza y Larrátegui, alias Antonio Navarro de Larrátegui, Señor de las casas solares de Zubieta y Yarza, preboste mayor de la villa de Lekeitio en el Señorío de Bizkaia, alcaide y alcalde mayor y alférez mayor perpetuo de la Villa de los Arcos y su tierra, secretario de Sua Maesta Catholica el príncipe Filiberto de, etc..."

En 1621, Felipe III le concedió el cargo de alcaide y alcalde mayor de los Arcos, con un sueldo de54.000 maravedíes anuales en merced de los servicios prestados a la corona.

Tras acompañar como secretario real del príncipe Filiberto a su nombramiento como virrey de Sicilia, obtuvo el honroso título de Patricio que le dispensó el Senado de Mesina con fecha 16 de julio de 1622, así como a su hijo Antonio que le acompañaba. Este título le facultaba el uso de sus leyes e inmunidades, y de obtener cargos honoríficos como si fuese natural de aquella ciudad.

En este mismo año obtuvo también el título de capitán del Santo Oficio y de revisor general de bajeles, expedido desde Palermo por los inquisidores apostólicos de Sicilia. Mientras desempeñaba este cargo murió el 31 de julio de 1624. Su hijo Antonio y todos sus descendientes fueron distinguidos con el título y honores de ciudadanos de Sicilia.

Sus restos mortales fuesen sepultados en la parroquia de Santa María de Lekeitio.

EPÍTOME DE LOS SEÑORES DE VIZCAYA

Su obra Epítome de los Señores de Vizcaya editada en Turín en 1620 fue posteriormente plagiada por Pedro de Montoya en su Compendio Histórico de la sucesión de los Señores de Vizcaya que no fue publicada en 1780. El valor de esta obra historiográfica está desvalorada por la falta de rigor crítico y la admisión de fábulas y mitos, tradicionales en la primera historiografía vizcaína. Larreátegui contrapuso, asimismo, a la tesis de la goticidad como fundamento de la nobleza española, el de la hidalguía originaria de los vascos anterior a cualquier sistema de supremacía del hombre sobre el hombre. Existe una segunda edición de esta obra efectuada en Madrid en 1702.

16/03/2024

Guerra de la Navarrería


La ciudad de Pamplona fue el centro neurálgico y Corte Real desde la fundación del reino por Íñigo Arista, continuando con esta saga de los Íñigo y con los primeros reyes de la dinastía Jimeno. En el siglo X, Sancho II Garcés donó la custodia de Pamplona al obispo y a los canónigos de la catedral, hecho que fue ratificado por Sancho Ramírez en 1087. El sometimiento de la ciudad a la jurisdicción eclesiástica suponía que los reyes no percibían renta alguna y apenas ejerció como Corte y sede real. Incluso, el Palacio Real perteneció durante más tiempo a los obispos que a los reyes. En 1319, bajo el Concordato de París, la Iglesia cedió al rey de Navarra el señorío y las rentas de Pamplona.

Esta población autóctona y en dominio del obispo fue llamada Navarrería. Frente a ella, los reyes navarros optaron por organizar sus propios núcleos de población. En 1129, Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona, concedió el Fuero de Jaca al Burgo de San Cernin. Este era un barrio formado por extranjeros francos, burgueses y comerciantes ya establecidos desde 1090, en el que estaba prohibido el asentamiento de navarros.

Otro asentamiento fue el Burgo de San Nicolás, que era más heterogénea. También existieron barrios más efímeros como La Pobla Nova del Mercat, el Burgo de San Miguel y la Judería. Por tanto, no hubo una Pamplona, sino tres, cada una con una población diferenciada en lengua y origen, desiguales privilegios, separadas por murallas y torres, con sus propios regidores, y con sus propias rivalidades.

mapa pamplona burgos navarrería medieval
BURGOS MEDIEVALES DE PAMPLONA

Los primeros enfrentamientos violentos tuvieron lugar en 1213, y el incendio de la iglesia de San Nicolás en 1222. Pero estos enfrentamientos se transformaron la conocida como Guerra de la Navarrería, o Guerra de los Burgos de Pamplona, en 1276.

Los burgos de San Cernin y San Nicolás arrasaron por completo la Navarrería, por tanto, fue una reyerta de los francos y burgueses privilegiados contra los autóctonos. Además, el obispado pretendía extender su dominio a toda la ciudad, frente a la soberanía del rey en los burgos. Todo comenzó cuando en 1274, el barrio de la Navarrería consiguió que el rey Enrique I les permitiera la construcción de murallas y torres defensivas a cambio de 30.000 sanchetes, que eran unas monedas navarras de plata.

Pero tuvo un trasfondo más a nivel de reino que de ciudad. Aquel año de 1274, fallecía Enrique I, y en la sucesión al trono del Reino de Navarra tomaron parte tres potencias vecinas: Francia, Aragón y Castilla. Por derecho de sucesión, Juana sería la legítima heredera al trono por ser hija de Enrique de Champaña y de Blanca de Artois. Pero tenía dos años de edad, por lo que reinaría bajo la tutela de su madre. Juana pasaría el resto de su vida en Francia, no regresando a Navarra desde que Blanca se la llevó a sus señoríos de aquel reino. Desde allí, luchó para que su hija obtuviera el título real navarro.

Ya que el Reino de Navarra dejaría de estar vinculado el entorno español para pasar a la órbita de influencia francesa, Aragón y Castilla trataron de hacerse con el trono.

En el Reino de Castilla, Alfonso X el Sabio también presentó la candidatura de su primogénito, el infante Fernando. Tenía los apoyos del obispado de Pamplona y del rico hombre García de Almoravid. Para afianzarla, en septiembre de 1274, Alfonso X sitió a Viana sin conseguir su rendición. Y volvió ha fracasar en otro intento cuando supo la decisión de las Cortes de Olite.

En el Reino de Aragón, Jaime I el Conquistador presentó la candidatura al trono para su hijo Pedro, si era esa la voluntad de los señores del reino. Este ofrecimiento, se consumó tras negociaciones en las Cortes de Olite, reunidas el 1 de noviembre de 1274, cuya resolución aceptaba a Pedro de Aragón como rey de Navarra en futuro matrimonio con Juana. Los señores prestarían juramento a este pretendiente tan pronto como llegase. Navarra ya tenía el precedente de unión dinástica con Aragón bajo los reinados de Sancho Ramírez, Pedro I y Alfonso I el Batallador unas décadas atrás.

Blanca consiguió el apoyo del concejo de Estella y del rico hombre Juan Sánchez de Monteagudo, junto a la influyente judería, a los que convenció por legitimidad dinástica de Juana, frente al principio electivo de las Cortes de Olite. Aquellos confederados proclamaron de forma unilateral guardar el castillo de Estella para la princesa en diciembre de 1274. Acto seguido, nombró a Pedro Sánchez de Monteagudo como regente del reino para mantener la unidad en defensa de los derechos sucesorios de Juana. La Junta de los infantes de Obanos se sumó a la lucha.

Fue el inicio de una larga estrategia que estaba tramando Blanca de Artois en calidad de regente. A inicios de 1275, se trasladó a París, y allí entregó la regencia de Navarra a su primo Felipe III el Atrevido. Ambos acordaron el matrimonio con el futuro rey francés Felipe IV el Hermoso.

El rey de Francia exigió a los ricos hombres y caballeros navarros cuáles eran las condiciones que debería asumir un gobernador nombrado por él. La respuesta, fechada el 8 de julio de 1275, fue el respeto a los fueros del reino y a los privilegios de los ricos hombres, infanzones y buenas villas y encomiendas.

Sin embargo, el reino estaba dividido: el gobernador Sánchez de Monteagudo tenía preferencia por el aragonés Pedro; otros ricos hombres, como García de Almoravid, se inclinaban por la candidatura castellana de Fernando. Ante este bloqueo, el rey francés reaccionó nombrado nuevo gobernador a Eustaquio de Beaumarchais, quien juró los fueros del Reino en Pamplona y exigió juramentos a los ricos hombres y buenas villas. Este gobernador ganó el apoyo de los infanzones y la enemistad de los ricos hombres, que le acusaron de establecer contrafueros.

La tensión reactivó los enfrentamientos violentos de los barrios de Pamplona debido también a la construcción de murallas y torres defensivas en la Navarrería, en desacuerdo con San Cernin y San Nicolás. La Navarrería recibió el apoyo de los ricos hombres así como del obispo y el cabildo catedralicio. Se estaba fortificando y construyendo máquinas de guerra, encargando su defensa a García de Almoravid.

El conflicto primero fue interno entre los burgos, con escaramuzas, algún enfrentamiento directo y constantes lanzamientos de flechas y piedras desde las torres y murallas que causaron cuantiosos muertos y destrozos. El gobernador Beaumarchis se refugió en los burgos de francos y pidió refuerzos al rey de Francia. El obispo Armingot acudió a Castilla para requerir el apoyo armado del Alfonso X. Además, el exgobernador Sánchez de Monteagudo fue asesinado por un complot encabezado por su enemigo García de Almoravid.

Y este enfrentamiento político-social de una ciudad se convirtió en una guerra militar entre reinos y entre estamentos navarros.

En septiembre de 1276, el ya proclamado rey regente Felipe el Atrevido envió un poderoso ejército que cruzó los Pirineos, sometió a toda Pamplona, saqueó y destruyó del barrio de la Navarrería y ejecutó penas de muerte a muchos resistentes. Los caballeros que la defendía huyeron de noche cuando ya se vieron vencidos. Las tropas castellanas habían llegado algo tarde, se encontraban en el monte El Perdón, a pocos kilómetros al sur de la ciudad. Todo estaba perdido para ellos cuando vieron las columnas de humo.

Así lo relató el cronista y poeta Guillermo Anelier:
"Allí verías abrir y destrozar féretros, y derramar cerebros y despedazar cabezas, y maltratar a damas y doncellas, y robar la corona al santo crucifijo y coger las lámparas de plata, y robar las reliquias, los cálices, las cruces y los altares... Y veríais a la Navarrería tan abatida que en un mes no podríais estar bajo techo, al contrario podríais hacer hierba o sembrar trigo."

La catedral sufrió una amplia destrucción y hasta el sarcófago de Enrique I fue profanado. El obispado sólo pudo pactar con el gobernador francés mediante la cesión de control temporal de la mitad de Pamplona. Además, los rebeldes debían indemnizar los destrozos causados a los barrios de San Cernin y San Nicolás. Años después, el papa de Roma sancionó los castigos impuestos a la sede episcopal pamplonesa.

La Navarrería no fue reconstruida hasta cinco décadas después, en 1324, bajo el reinado de Carlos III el Noble. Un año antes, dictó el Privilegio de la Unión, que unificaba la ciudad, levantó el Ayuntamiento en terreno de extra-barrios y dotó con las mismas leyes a los tres burgos.

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PLANO DE LOS BURGOS DE PAMPLONA