Fue durante el reinado de los Reyes Católicos cuando realmente comenzó a existir una autoridad militar en Guipúzcoa. En el siglo XVI ya existía una Capitanía General, con sede en Fuenterrabía y normalmente adscrita al virreinato de Navarra, pues su virrey solía tener también el título de capitán general de Guipúzcoa.
Una vinculación que se consolidó a partir de 1517, cuando el virrey navarro Vespasiano Gonzaga Colonna consiguió el título de capitán general de Guipúzcoa y, aunque posteriormente, hubo capitanes generales independientes (como García de Arce, en 1579, y Hernando Hurtado de Mendoza, en 1598) la Capitanía General guipuzcoana dependía del virreinato navarro. Desde la época de Juan de Cardona (1598), en Fuenterrabía quedó un teniente del capitán general, con el disgusto de las Juntas Generales de Guipúzcoa, que deseaban deshacer la vinculación de ambos cargos. Esto último se consiguió en 1638, cuando el duque de Ciudad Real fue nombrado capitán general independiente del virrey. Si bien en 1644 el conde de Oropesa los reunió durante dos años y en 1646, con la elección de Juan de Garay como capitán general, ambos cargos se volvieron a separar.
PLAZA FUERTE DE FUENTERRABÍA |
En el plano militar, los hombres que Guipúzcoa podía levantar para su defensa, unos 10.000. Estos efectivos no estaban asignados ni repartidos, pues salvo los de Fuenterrabía y los de los puertos de mar que debían guardarse, acudían a la llamada desde los demás lugares y lo hacían sin recibir remuneraciones de Castilla. Como la tierra era pobre, la llamada militar resultaba onerosa para las haciendas de los afectados, por lo que sólo se recurría a Guipúzcoa en casos extremos.
Según el historiador Gallastegui:
"Casi todos (en Guipúzcoa) pueden salir con arcabuces y picas. Ningún lugar está con distancia señalada para socorro de otro. Todos tienen igual obligación a la asistencia del que tuviera más peligro. Sólo los que están más cerca del paso de Behovia, que son Irún (con 450 hombres), Oyarzun (con 600), Hernani (con 200) y Rentería y Astigarraga (con 200 cada una) acuden primero a él, ya que como están siempre sobre sus armas, llegan al repique de una campana…
Los alcaldes de cada villa guipuzcoana son capitanes a guerra en cada ocasión, y se gobiernan por un coronel elegido, ordinariamente, entre un gran soldado o un gran señor."
CASTILLO DE CARLOS V Y MURALLA DE FUENTERRABÍA |
La sede de la máxima autoridad militar en Guipúzcoa era Fuenterrabía, situada en la misma frontera. Esta villa amurallada fue siempre un punto caliente en las relaciones bélicas hispano-francesas, tanto en el siglo XVI como en el XVII. En principio, su posición geográfica le proporcionaba ciertas garantías defensivas, ya que por una parte la rodea el mar y no se puede batir desde allí; por el lado oriental, el más próximo a la frontera, la abraza el río Bidasoa, que convierte aquella zona en un lodazal, que la pone a salvo de cualquier ataque por ahí, y por el sur, la existencia de pantanos y juncales que en bajamar quedan en seco, hace pensar en la conveniencia de alguna obra como refuerzo defensivo.
Por el otro lado, tres baluartes, más bien pequeños, constituyen el nervio de la defensa. El denominado baluarte de la Magdalena> se puede batir con facilidad desde una colina próxima. No ocurre lo mismo con el baluarte de Santa Engracia, de sólidas murallas. Y, el levantado baluarte del cabo de Higuer, a dos tercios de la lengua de la villa, con capacidad para 20 soldados, era considerado como el freno de cualquier peligro que pudiera llegar por mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario