20/03/2017

Epítome vizcaíno de Antonio Navarro de Larreátegui


Antonio Navarro de Larreátegui nació en Beasain, Guipúzcoa, en 1554. Fue contador en la Capitanía General de Chile, en el Virreinato del Río de la Plata, secretario real en el reinado de Felipe II, preboste y alcalde de la merindad vizcaína de Busturia, archivero de los Reales Archivos de Simancas, diplomático en Turín y, por último, secretario real en el reinado de Felipe III.

En 1620, publicó en Turín la primera obra historiográfica vizcaína jamás escrita con el título Epítome de los Señores de Vizcaya. Recogida por Antonio Navarro de Larrátegtli, Secretario de la majestad del rey don Felipe III, y del señor príncipe Philiberto. Dirigida al mismo ínclito y católico don Felipe rey de las España, nuestro señor.

Sin embargo, lejos de ser una obra sobre la historia del Señorío de Vizcaya escrita con rigor académico y científico de los hechos pretéritos, se dejó llevar por leyendas y fábulas para dar legitimidad al poder de los señores. El texto contenía los tradicionales mitos de la pseudo-historiografía de los secretarios reales vascos del siglo XVI, que defendían la legalidad del sistema foral vasco, encabezados por Juan Martínez de Zaldivia, Andrés de Poza y Esteban de Garibay.

ANTONIO NAVARRO DE LARREÁTEGUI

Afirmaba que el vascuence era una de las 72 lenguas bíblicas que surgieron de la torre de Babel, traída por Túbal, hijo de Jafet y nieto de Noé. Consideraba por tanto a Túbal, además de patriarca de los vascos y primer poblador de España, el primer señor de Vizcaya 2163 años antes del nacimiento de Cristo:
"Y bien se puede estender la consideración y decir que, desde Túbal, su fundador y padre, que como se ha notado, vino a Hespaña y pobló a Cantabria y Vizcaya año dos mil ciento sesenta y tres antes del nacimiento de nuestro señor Jesu Christo. Los vizcaínos tubieron sus legítimos señores, como fueron el mismo Túbal, Ybéro, Ydúbeda, Brigo, Tágo y Béto."

Por tanto, para Larreátegui, el primer señor de Vizcaya fue Túbal, seguido de otros señores mitológicos como Ibero, Idúbeda, Brigo, Tágo, Béto, etc.

También consideró a Cantabria el hogar de los que nunca fueron conquistados por los romanos, siendo continuista de la tesis vascocantabrista:
"Hasta que Augusto Cesar en persona vino con solo animo de sugetar a Cantabria. Y aunque juntó tanto poder y tres exercitos Consulares, no pudo hazer triumph, ni tropheo desta Naçion. Porque vista la feriçidad y valentia, sitio, naturaleza de la tierra, larga asistencia, costosa y tan dudosa en el suçesso de lo que trataban, para verle fin tanto daño, le redugeron a numero señalado de soldados, para que lo combatiesen, o para quedar en paz, o vençidos. Hizose ansí, vinçieron los Vizcaynos, quedaron con su libertad, lengua, havito, leyes y costumbres, de que dura hasta hoy."

Larreátegui se oponía a la tesis de la goticidad como fundamento de la nobleza española, y daba por válida la tesis de la hidalguía originaria de los vascos anterior a cualquier sistema estatal de poder en la península Ibérica.

En su final va estampado el privilegio de impresión concedido por Carlos Manuel, duque de Saboya el 12 de agosto de 1620, en Turín. El texto refleja los cargos administrativos que poseía, tantos locales como reales, así como el cambio de apellido de su padre (Navarro Larreátegui) por el de su mujer (Adam de Yarza), de más alcurnia:
"Havendocisupplicati él Signor Antonio Adam de Yarza y Larrátegui, alias Antonio Navarro de Larrátegui, Señor de las casas solares de Zubieta y Yarza, preboste mayor de la villa de Lekeitio en el Señorío de Bizkaia, alcaide y alcalde mayor y alférez mayor perpetuo de la Villa de los Arcos y su tierra, secretario de Sua Maesta Catholica el príncipe Filiberto de, etc..."

Existe una segunda edición de esta obra efectuada en Madrid en 1702. Posteriormente fue plagiada por Pedro de Montoya en su Compendio Histórico de la sucesión de los Señores de Vizcaya, en 1780, que no fue publicada.

Larreategui amó a Vizcaya con delirio y ordenó en su testamento que sus restos mortales fuesen sepultados en la parroquia de Santa María de Lequeitio.

EPÍTOME DE LOS SEÑORES DE VIZCAYA

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