10/11/2016

Etimología intepretativa y la defensa de la Hidalguía Universal de Andrés de Poza


Erudito, lingüista y jurisconsulto, hijo de judío converso y de vizcaína, Andrés de Poza Yarza nació en Lendoño de Abajo, Orduña, en 1530. Estudió en la Universidad de Lovaina y, en 1570, se graduó en Derecho por la Universidad de Salamanca. Sirvió en el ejército de la Monarquía hispánica en Flandes durante 1574-79, a las órdenes de Luis de Requesens.

Esta figura ha sido estudiada por J. Juaristi en su libro El hábito no hace al vasco, publicado en 1992, introduciéndole en el contexto cultural de la época y conectándole en la corporación de burócratas castellanos y vascos al servicio de los Austrias mayores.

Le apasionaban, además, las Ciencias Matemáticas, Astronomía y Náutica, lo que le permitió trabajar de profesor náutico en Bilbao y desempeñar una cátedra en la Escuela Náutica de San Sebastián. En cosmografía llegó a ser un erudito. Condenaba el uso de cartas planas, explicando el error a que daban origen. Enseñó la manera de calcular la longitud por medio de la distancia a la luna o a las estrellas zodiacales.

Estudió en Salamanca y luchó en Flandes, era una autentico polígrafo, conocedor de varios idiomas: flamenco, latín, italiano, inglés, francés, vascuence y castellano; y en parte el hebreo y el griego. Su curiosidad intelectual fue infinita, llegando a ser un escritor afamado.

CALLE LICENCIADO POZA EN BILBAO

Al regresar se estableció en Bilbao, y ejerció como jurista, abogado del señorío de Vizcaya y consejero municipal tras haber escrito su obra fundamental y más conocida De la antigua lengua, poblaciones y comarcas de las Españas (1587), un tratado de 17 capítulos sobre el vascuence o antigua lengua de España. En ella escribió sobre el asentamiento de Bilbao y de sus gentes, y contiene uno de los primeros catálogos de las lenguas románicas en el ámbito de la lingüística europea, anterior incluso al establecido por el célebre humanista francés Escalígero. Fue el primer libro impreso en Vizcaya, por Matías Mares, el primer impresor del Señorío. También escribió un Tratado de Hidrografía, editada en Bilbao.

Por encargo de las Juntas de Vizcaya escribió De nobilitate in proprietate. Ad Pragmaticas de Toro et Tordesillas, en 1589, en el que defendía la universalidad de la nobleza vizcaína contra las amenazas del fiscal de la Real Chancillería de Valladolid, Juan García de Saavedra.

Poza aportó la tradición cabalística 
al conocimiento, revirtiendo sobre la cultura vascongada una experiencia onomástico-interpretativa que la ha marcado durante siglos: el Etimologismo. Gracias al amplio conocimiento en idiomas, su trabajo consistió en explorar el lenguaje, tomando los nombres de las cosas para, desde los signos, indicaciones y marcas de los mismos, determinar la naturaleza de las cosas, es decir, la interpretación. Su método fue también generacionista, la búsqueda de lo originario desde "las semejanzas", pero dentro de la exclusiva experiencia del lenguaje. Y llegó a relacionar el vascuence con el hebreo, tanto en calidad como en competencia filosófica y "sustancial".

LAUBURU SOBRE PIEDRA

En su obra De la antigua lengua, hizo su peculiar reinterpretación etimológica, y apropió para los vascos el nombre de Asturias y el de Cantabria, remarcando su carácter montañoso e inaccesible a las invasiones de romanos, griegos y cartagineses. Para Poza, el carácter indómito de los vascos quedó patente en la oriundez de su lengua, que resistió a las muchas oleadas de gentes extranjeras, pero esta antigüedad del vascuence era defendida desde las tesis tubalianasla "lengua materna... que desde el patriarca Túbal" estaba allá, pero que "sólo lo vascongado se ha conservado".

Para Poza, como el hebreo, el vascuence también era de origen babilónico, uno de los 72 idiomas originados de la división de las lenguas durante la construcción de la torre de Babel. La lengua vascuence surgió entre los habitantes de la llanura de Senaar, con Túbal a la cabeza.

Consideraba que los nombres de Túbal y de sus hijos eran de origen hebreo, sumándose a la tesis de Garibay que convierte a Túbal en el primer rey de España, lo sitúa en la hipótesis pirenaica mediterránea. Admitía que los nombres de algunos reyes de la España primitiva eran caldeos, así como los de algunas de las ciudades que aquellos fundaron. Túbal y sus descendientes conservaron algo de onomástica y de la toponimia caldea.

HYDROGRAFÍA Y DE LA ANTIGUA LENGUA POR ANDRÉS DE POZA

Como todas las lenguas babélicas, el eusquera participaba de algunas de las cualidades de la lengua primera, la infundida por Dios en Adán: lengua adánica. Por ejemplo, en la alta filosofía o sabiduría infusa, que permite que todos los vocablos revelen la naturaleza o esencia de las cosas que designan. Poza se basaba en el Crátilo de Platón, el diálogo en que Sócrates discutía con Hermógenes acerca de si las palabras significan por naturaleza o por convención. Para Poza, la cuestión no tenía duda: la lengua adánica y las lenguas matrices significaban por naturaleza. Las demás, derivadas de ella, lo hacían por convención. Según Poza, el vascuence no había perdido el nexo natural entre la palabra y la cosa.

Mediante el Etimologismo de los nombres eusquéricos de Dios, del sol o de la luna, dedujo que la lengua vasca "no es menos sustancial y filosófica que las más elegantes de Europa".

La aportación más importante de Poza a la mitología vizcaína fue la idea de que el eusquera contiene ya en su vocabulario ancestral la revelación cristiana del misterio de la trinidad. Basándose en los procedimientos de la Cábala, analizó la palabra vasca que designa a dios, Jaun o Iaun, en tres elementos distintos: I (tu), a (aquel) y on (bueno), concluyendo en que, desde Túbal, los vascos sabían ya que Dios eran el sumo bien, un solo dios y tres personas distintas.

ÁRBOL DE GUERNICA

Poza abordó la cuestión de la hidalguía universal de los vascos, aclarando si surgió durante la potestad regia o fue precedida a la Monarquía hispánica. Para ello, empleó su habitual método, el estudio etimológico de las palabras, tomando los términos de "infanzonazgo" e "infanzón", que existían ya desde los godos. Al no ser estos términos de origen vascongado, concluyó que en estas tierras jamás entraron los godos, y por ello la naturaleza nobiliaria de los vascos era anterior al establecimiento de régimen estamental de nobles y vasallos establecido por los godos, e incluso al de los romanos. Infirió que:
"La nobleza de Vizcaya no tiene origen ni principio alguno, y de ellas se puede decir... que realmente ha conservado su libertad, su lengua y su hábito desde el patriarca Túbal a esta parte."
Sin explicar la intervención de los reyes castellanos en la concesión de hidalguía de las villas y la posterior extensión de estas a toda la población, Poza prefirió insinuar que fue el propio rey quien se sometía a sus gentes, contando la mitológica batalla de Arrigorriaga en el 870, cuando los vascos en Padura eligieron como señor a Zuria, y no a Alfonso de León.

Las Juntas vizcaínas reunidas en Guernica confiaron en el licenciado Andrés de Poza para la defensa de la hidalguía universal de los vizcaínos, tras haber leído recientemente su alegato filológico. Poza describió en su De hispaniourum nobilitate et exemtione la supuesta condición de limpieza de sangre, y su aplicabilidad de la Pragmática de los Reyes Católicos dada en Córdoba en 1492.

FUERO NUEVO DE VIZCAYA

Fue elegido para responder de manera contundente a las amenazas de supresión hechas por el fiscal de la Chancillería de Valladolid, Juan García de Saavedra, en 1588. Pero la polémica ya había servido en tiempos de Carlos V, al consultar éste a todas las Chancillerías acerca de si los vizcaínos debían ser considerados todos nobles.

El fiscal planteaba una cuestión básica: ¿cómo van a ser en un mismo territorio todos a la vez hidalgos?, si hidalgos los hay porque existen pecheros junto a ellos, pero debajo de ellos, evidentemente.

Para responder a esa cuestión, Poza escribió, por encargo de las Juntas, De nobilitate in proprietate. Ad Pragmaticas de Toro et Tordesillas. Su idea básica establecía que, en virtud de las leyes de Toro y Tordesillas, promulgadas en 1398 y 1403 por el rey castellano Enrique III, no concedería a los vizcaínos la posterior pragmática que los Reyes Católicos promulgaron en Córdoba. Y luego, refiriendo sobre el contenido del Fuero Nuevo de Vizcaya, redactado para reformar el anterior en fechas todavía recientes, en 1527, mostraba la calidad misma de la hidalguía vizcaína que justificaría el que sus habitantes fuesen de por sí propietarios de nobleza.

Su texto dialoga con el fiscal, pero en un diálogo sin salida, precisamente porque sólo busca razonabilidad a unos supuestos "históricos" que considera intocables.

Para Poza la nobleza de los vizcaínos es conferida por ser ellos mismos originarios y autóctonos, de solar conocido en frases como:
"Las pragmáticas de 1398 y 1403, dadas ambas por el rey Enrique III, en Toro y Tordesillas repectivamente. En ellas se afirma que al entablar el proceso de probanza, todos fechen, salvo los notorios hidalgos de solar conocido. Luego la hidalguía corresponde en propiedad al solar conocido, indicativo de por sí de la nobleza del litigante."
Mientras que para el fiscal, el término de hombre noble con posesión de "casa de solar" corresponde al señor con vasallos solariegos que puebla sus propias tierras:
"Son casas fortificadas, con escudero de armas y voz y apellido de solar de casa.... las leyes de Erique III, al hablar de solar conocido se referían a esa realidad y, si así es en Vizcaya, hay también ahí señores con vasallos. Luego no puede ser general la hidalguía."
Poza, por lo tanto, distinguía dos tipos de hidalguía en Vizcaya, la nobleza real o urbana y la nobleza de tierra llana o infanzonía. La nobleza señorial que estaba formada por los Parientes mayores, de solares reconocidos de voz, apellido, linaje, armas, hazañas y antigüedad inmemorial e historial, es decir, la nobleza espléndida. Por otro lado, la infanzonía era la clase baja, que ya en el siglo XVI había adquirido su caserío o solar conocido, aunque su dedicación socioeconómica fuese la agricultura, pesca o ganadería.

ENTRANDO EN LA IGLESIA, POR JOSÉ ARRUE

Pero lo que ocultaba Poza es que aquellas gentes vizcaínas que ahora eran de solar conocido y casa propia, durante el Medievo tuvieron que pechar a la nobleza cuando aún no existía o estaba en proceso de formación la red de villas aforadas que liberaban a estos vasallos de los señores feudales.

Su argumento fue una metáfora del árbol como casa, consistente en tomar el Fuero Nuevo de 1527 (corrección del Viejo de 1452, aprobados ambos por el monarca) y examinar determinados títulos de transmisión patrimonial de la propiedad. Utilizó la semántica de ese régimen de trasmisión, que es la del árbol enraizado en el solar conocido de cuyas raíces surgió la sabia nueva generación tras generación. Y así, infirió la secular vinculación de las gentes al suelo, "los de aquí", los autóctonos que brotan por sí mismos del suelo, y no son plantados como gentes extranjeras venidas de otras partes. Para Poza, la imagen del árbol posibilita la esencia rural de Vizcaya, pues toda ella es una casa infanzona por sus hundidas raíces en el suelo. Posteriormente a este hecho, apareció la ley para reglamentar esta circunstancia.

Un gran número de proverbios castellanos y vascos provienen de la metáfora árbol que caracterizan a sí mismos los linajes solariegos como nobles, estables, duraderos y poderosos, como por ejemplo el linaje de los Aritza (árbol, roble), que iniciaría la dinastía pamplonica. Así pues, el euskaldun Aritzak, zozpala bererikoa siginificaría en castellano "De tal palo, tal astilla". O aquel otro de Badakik, bai, zein aritzi dagokion ezkurra (ya sabes, ya, en qué árbol hay fruto), que derivaría en castellano en "quien a buen árbol se arrima, buena sombra la cobija". Cientos, como Zuhainak badu bere zuhatza, "cada árbol tiene su savia propia" Zuhaitz onak bere itzala, "buen árbol, sombre especial"; Zuhaitz orok adar eihar, "en todo árbol, ramas secas"; o Aritz eroriari orok egur, "todos hacen leña del árbol caído".

Esta calidad hidalga no fue asentada únicamente en esta dendro-logía y esta imagen forestal que significaron una ley foral, pues también se apoyó en el recurso de Túbal en cuanto a fuente y origen de esa lógica arbórea:
"Todo esto, antes que hubiese puntos de derecho, debió de ser ley y costumbre en Vizcaya y no menos antigua que su lengua y hábito y libertad del siglo del patriarca Túbal..."
VOLVIENDO DE LA REOMERÍA, POR AURELIO ARTETA

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