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23/02/2024

Mudéjares navarros de la Tudela medieval


Algunos autores le atribuyeron un origen romano de Tudela por la etimología de Tutela (protección), pero se ha comprobado su fundación en el año 802 por el walí Amrús Ibn Yasuf por orden del emir Al-Hakam I, aunque tal vez aquella fue la fecha de su fortificación.

Tras la pérdida del Reino hispano-visigodo, Tudela constituyó una posición estratégica para la dominación árabe del valle del Ebro, contando con mezquita mayor, zoco y una población superior a la de Pamplona. Desde el comienzo de la Reconquista, quedó vinculada a la dinastía de los Banu-Qasi, descendientes del noble visigodo Casio (Banu-Qasi significa hijos de Casio), que se convirtieron al islam tras la conquista para mantener su poder.

Tiempo después, el nieto de Casio, Musa ibn Fortún se casó con Oneca, que era la madre viuda de Íñigo Arista, engendrando al más reputado miembro de la saga: Musa ibn Musa. Este no solo era hermanastro de Arista, sino que además se casó con su hija Assona Íñiguez, convirtiéndose en su yerno. Una complicada relación parental entre godos, vascones y musulmanes cuya finalidad era la de establecer apoyos políticos. Este Musa II, llamado "el moro Muza", posee un busto en su memoria en la plaza del Mercado Viejo, obra de Antonio Loperena.

Musa II estableció y rompió alianzas con el Reino de Asturias, con el de Pamplona, con francos y con el Califato cordobés de los Omeyas, guerreando y pactando en todos los frentes según su interés. Terminó independizándose del recién proclamado Emirato de Córdoba en 840, y fue llamado por cronistas de la época "Tercer rey de España", ya que dominaba la Marca Superior de Al-Ándalus.

PLACA Y BUSTO DE MUSA IBN MUSA EN TUDELA

Tudela fue reconquistada por Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y de Navarra. Desde entonces, muchos reyes de Navarra mostraron su preferencia por Tudela como sede y corte real debido al clima, la necesidad de defenderla de Castila y Aragón, o el dominio del obispado sobre Pamplona que tanto les incomodaba. El más notable fue Sancho VII el Fuerte, quien falleció sin descendencia pues su único hijo varón, el infante Fernando murió al caerse de un caballo durante la cacería de un oso, y está enterrado a la entrada del claustro de la catedral de Tudela.

Tanto los musulmanes como los judíos formaron parte esencial del tejido social y productivo del Reino de Navarra. Eran considerados súbditos del rey, con excepción de unos pocos musulmanes, que eran dependientes de la Orden del Temple. Por tanto, tras la Reconquista de las tierras navarras, los musulmanes que sirvieron a los Banu-Qasi del valle del Ebro y a los Omeyas de Córdoba, pasaron a considerarse mudéjares: musulmanes que vivieron en convivencia con los navarros cristianos. La palabra "mudéjar" deriva del vocablo árabe mudayyan, que significa "vasallo" o "sometido".

Estos mudéjares vivían en sus propios barrios, separado del cristiano y del judío, había veinte principales: la primera la de Tudela, luego Cadreita, Valtierra, Murchante, Monteagudo, Ablitas, Cortes, etc. Tenían derecho a la práctica de sus ritos religiosos y pagaban tributos. Quizás los mudéjares tuvieran un mayor nivel de consideración social que los judíos, por estar garantizados por las capitulaciones que se firmaron en la reconquista por Alfonso I.

A mediados del siglo XIII, durante los reinados de los Teobaldos de Champaña, la población de Tudela era la más numerosa. Con algo más de 7.000 habitantes en todo el reino, unos 2.500 eran mudéjares y 1.000 eran judíos. Contaba con 1.400 familias, de las que 150 eran mudéjares y 300 judías.

La comunidad mudéjar ya estaba muy asentada en el territorio de la Ribera del Ebro y zonas de riego del Reino de Navarra antes de su reconquista y después. Eran la espina dorsal de la explotación agraria, cultivaban cereales, viñedos, hortalizas y frutas. Se dedicaban a todas las artesanías y labores relacionadas con la agricultura: aperos, molinos, tejidos, cueros, herrajes, hornos, etc. Los mudéjares tenían sus capitulaciones garantizadas por el Fuero General y los amejoramientos.

PALACIO DECANAL DE TUDELA

10/06/2023

Batalla de Tudela de 1808


La batalla de Tudela tuvo lugar en los alrededores de la ciudad el 23 de noviembre de 1808. Fue una de las más crueles batallas de la Guerra de la Independencia española y el enfrentamiento armado más importante que ha tenido lugar en suelo navarro en toda su historia. Supuso una importante derrota para los casi 33.000 soldados del Ejército español dirigidos por el general Castaños, vencedor en Bailén, por las mejores tropas napoleónicas. El ejército regular estaba compuesto por aragoneses en su mayoría y voluntarios navarros.

El Ejército imperial francés estaba formado por unos 30.000 efectivos, entre dragones, coraceros y lanceros polacos que estaban dirigidos por el mariscal Jean Lannes.

La Diputación Foral, en franca retirada, recaló en la capital ribera donde en noviembre de 1808 decidió no reconocer como rey al hermano de Napoleón, José Bonaparte, y nombrar a Fernando VII de España como el virrey Fernando III de Navarra.

BATALLA DE TUDELA, POR JOSÉ MARÍA IRIBARREN

El frente español se encontraba repartido en el cerro de Santa Bárbara (donde ahora se ubica el Corazón de Jesús), Tudela, Torre Monreal, Santa Quiteria, Cabezo Maya, cerro de Calchetas, Urzante, Murchante, Cascante. Y como foso natural entre ambos ejércitos está el río Queiles, afluente del Ebro.

El Ejército imperial avanzaba desde los montes de Cierzo, atravesando una gran extensión de terreno que estaba sin proteger entre Santa Quitería y Cabezo Maya. Frente a ellos estaban las líneas españolas, por tanto, no sería un encuentro a campo descubierto.

La noche del 23 de noviembre, los invasores se acercaban en Tudela, que se preparaba para resistir. Un intenso tráfico de tropas, carruajes, cañones y caballería se desplazaba por las estrechas calles de la ciudad, donde se colocaban barricadas. El Ejército español también tomó la decisión de combatir y terminaba con la disputa entre los generales Castaños y Palafox entre resistir o retirarse.

Temprano por la mañana, el mariscal francés Lannes atravesaba el río Ebro y su ejército lanzaba el primer ataque de fusilería y cañonazos. Sus objetivos más inmediatos eran:
1. tomar el cerro de Santa Bárbara y atacar Tudela.
2. reconocer y profundizar el centro, formado por los montes de la orilla del Queiles hasta Urzante, para lo cual dejó en reserva las divisiones Morlot y Granjean.
3. lanzar la masa de su caballería contra los de Cascante y Murchante, para evitar que el general Lapeña corriese hacia Tudela sus líneas y para dar tiempo a que llegara la División Lagrange.

PLANO DEL DESARROLLO DE LA BATALLA

Castaños ordenó a Lapeña, ubicado en Cascante, que cerrara la línea hasta Tudela, algo que no cumplió, dejando un hueco que resultó crucial. Los franceses tomaron Santa Bárbara mientras su caballería atacaba Santa Quiteria. La intensidad de su ataque propició una desbandada final de las tropas que defendían la línea del Queiles entre Tudela y Cascante.

Por desacuerdo entre generales españoles (Castaños, Palafox, Lapeña, Guimarest, y Roca) para establecer una estrategia, la descoordinación de sus batallones, y el mal estado del armamento de sus tropas, la derrota española ya estaba servida al medio día. El resultado fue más que desastroso: 3.000 bajas, 2.500 heridos y 1.300 prisioneros en el bando español, por los 44 bajas y 513 heridos entre las tropas francesas.

Las bajas españolas se calculan en torno a los 4.000 muertos y 3.000 prisioneros, mientras que por parte francesa no llegaron a 600 los muertos y heridos. 

La toma de Tudela fue considerada como clave por Napoleón Bonaparte. Su puente sobre el Ebro era vital para el próximo asedio de Zaragoza.

Entre aquellos combatientes voluntarios se encontraba un joven de 19 años llamado Tomás de Zumalacárregui, quien tomaría parte de la resistencia zaragozana junto a otros voluntarios vascos y navarros.

BATALLA DE TUDELA, POR JANUARY SUCHODOLSKI

22/07/2021

Judíos medievales de Tudela


Se tiene constancia de que comunidades judías ya estaban asentadas en las actuales tierras vascas y navarras desde la Hispania romana. En la Edad Media, su presencia fue importante en Vitoria-Gasteiz, La Bastida y Salvatierra-Agurain, así como en Segura, Orduña y Balmaseda.

En la Edad Media, las mayores comunidades judías estaban establecidas en Pamplona, en Estella y, sobre todo, en Tudela. En la aljama de esta última ciudad convivió más tarde un tercio de los judíos del Reino de Navarra. Pero siendo aún una taifa musulmana en poder de los Banu-Qasi, la cultura hebraica de Navarra experimentó un gran auge durante los siglos XI y XII.

Las mejores muestras literarias escritas en el Reino de Pamplona de aquel tiempo fueron hebraicas. La ciudad de Tudela, y en concreto su judería, la más importante de Navarra, fue el lugar de origen de tres judíos navarros ilustres y universales: Yehudah Ben Samuel Halevi, Abraham Ibn Ezra y Benjamín de Tudela. Estos tres sefarditas nacieron en Tudela, en una franja temporal de unos cincuenta años entre los siglo XI y XII, en un momento que es considerado como la Edad de Oro de la comunidad judía. Eran herederos de otros eruditos hebreos y contemporáneos de Maimónides y representantes de la poesía, la ciencia y los libros de viajes, siendo su conjunto una singular aportación a la cultura de ese momento.

FILÓSOFOS DE LA JUDERÍA DE TUDELA

Muchos fueron prestamistas, pero bajo restricciones que les prohibían, por ejemplo, los préstamos con intereses superiores al 25% o préstamos entre católicos. En el siglo XI, Ezmel de Ablitas fundó el primer banco navarro, en Tudela. Uno de los reyes de Navarra y Aragón era deudor de este rico comerciante que cobraba un 20% de interés; no pudiendo pagar su deuda dio en matrimonio a su hija con una gran dote.

En Tudela también se mantuvo una comunidad de musulmanes a los que se les llamaba moros o sarracenos, tras la reconquista por Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona, en 1119. No es de extrañar, porque esta villa ribereña fue fundada por ellos sobre la romana de Muskaria, en el siglo IX. Eran descendientes de los que conquistaron esas tierras y vivían en el barrio de la morería. Pagaban una tasa por su libertad, como el resto de súbditos por otros conceptos, y tenían autonomía para realizar sus actividades económicas o para la práctica religiosa.

Estos judíos y mudéjares eran parte esencial del tejido social del reino. Eran súbditos del rey, con excepción de unos pocos moros que lo eran de la Orden Templaria. Unos y otros vivían en barrios separados y tenían derecho a la práctica de sus ritos religiosos. Quizás los moros tuvieran un mayor nivel de estimación social que los judíos, por estar garantizados por capitulaciones de Alfonso I, mientras que los judíos podían contar con el amparo real. Aún así, este rey navarro-aragonés aprobó el Estatuto de los Judíos Najerenses.

Tudela se convirtió en un modelo de convivencia entre las tres culturas: Cristianismo, Islamismo y Judaismo. Las iglesias, mezquitas y sinagogas se mantuvieron junto a sus fieles en un ambiente de respeto y tolerancia.

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CALLE DE LA JUDERÍA DE TUDELA

Escuela de Traductores de Tudela contaba con una importante actividad cultural, sin bien no tanto como la Escuela de Traductores de Toledo, la más importante de toda la España medieval. Tudela y Toledo tenían relación antes y después de ser reconquistadas. La escuela tudelense se ocupaba de traducir al latín o al romance navarro-aragonés textos clásicos de la herencia greco-romana escritos en árabe o en hebreo, en materias como álgebra, alquimia, astronomía, biología, medicina, geografía, filosofía, etc.

Esta institución tuvo uno de los traductores del Corán al latín llamado Roberto de Ketton y que durante el reinado de Sancho VI presentó varias versiones de libros árabes sobre álgebra, astronomía y alquimia. Una de las obras más famosas fueron los comentarios a las tablas astronómicas del matemático Al-Jwarizmi, un científico formado en Bagdag. El traductor fue arcediano del cabildo pamplonés y, al final de su estancia en España y tras pasar por Toledo, estuvo trabajando en Tudela, como se documenta en la schola catedralicia de esta ciudad. Dicha schola poseía una importante biblioteca en la que trabajaban judíos y árabes que permanecieron en Tudela.

JUDERÍA DE TUDELA

El Reino de Navarra reconoció a los judíos como súbditos: poseían su propio fuero concedido en los municipios que residían y estaban asentados en sus propios barrios, como ocurría en el resto de reinos cristianos. El Fuero General de Navarra contenía disposiciones cuyos objetivos eran los de salvaguardar sus derechos en materia de religión, propiedad y justicia.

Sancho VI el Sabio renovó el Estatuto de los Judíos Najerenses para Tudela, donde había establecido su Corte Real, y lo extendió a otras juderías como la de Funes, en 1171. En Pamplona, autorizó la instalación de una comunidad de judíos, dotada con un estatuto similar al de Estella, en 1154.

Sancho VII el Fuerte trató muy bien a los judíos de Tudela, llegando a ponerlos bajo la protección directa de los muros del castillo.

A partir del siglo XIII, esta convivencia pacífica fue cambiando. En 1234, el papa Gregorio IX ordenó a Teobaldo I, primer rey de Navarra de la dinastía de Champaña, que impusiera a los judíos a llevar distinta vestimenta que los cristianos, según lo establecido en el Concilio General, lo cual no se practicaba en Navarra. Y es que la casa de los Champaña trató a los judíos benignamente.

En estos años de 1234 y 1235, Tudela sufrió unos disturbios contra los judíos, en los que habían muerto algunos de ellos, siempre bajo la tópica acusación de usura. Teobaldo I puso en marcha su sistema judicial para encontrar y encausar a los culpables. En febrero de 1235, el senescal del reino Ponce Dumey, jefe de la nobleza navarra, ordenó a los veinte jurados de Tudela la elección de cinco jueces. La sentencia se demoró hasta 1237, continuando los tumultos. Pero, los crímenes no fueron castigados ni los daños resarcidos.

Durante el reinado de Teobaldo II, Tudela era la ciudad más poblada de Navarra, con algo más de 7.000 habitantes, y a su vez la comunidad judía más numerosa, con cerca de 1.000. También Tudela era la población morisca por excelencia, con unos 2.500. Y de las 1.400 familias, 300 eran judías y 150 mudéjares. Tenían derecho a mercado y feria, y una feria anual de quince días desde 1251.

Pero con la llegada de la dinastía de los Capetos, fueron muy maltratados. Entonces, la judería de Pamplona fue destruida en 1276, y los Évreux les dieron cierta protección.

Muchos judíos habían llegado expulsados de Francia, convirtiéndose así en un grupo importante e influyente. Entonces, se produjeron revueltas contra judíos en Estella en 1328, año en el que también se incendió la judería de Tudela, y continuaron en Pamplona en 1355, y en Tudela en 1361.

Estos disturbios coincidieron con el antisemitismo clerical, la peste y hambruna de la que fueron chivos expiatorios. En este siglo se decretó su primera expulsión, que fue aprobada en Balmaseda.

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PASADIZO DE LA JUDERÍA DE TUDELA

En la provincia de Álava, aplicando las leyes castellanas, tomaron medidas de discriminación contra los judíos en 1428 y 1487, como la de no salir de sus barrios o la de vestir con distintivos.

Pero la primera gran expulsión fue la de 1492, mediante edicto papal que fue confirmado después por los Reyes Católicos: los judíos que no se convirtieran al Catolicismo serían expulsados. Aquellos judíos que se convirtieron al Cristianismo fueron llamados marranos de forma despectiva por los cristianos, aunque hubo conversos que mantuvieron su poder económico y que llegaron a ser consejeros y financistas de los Reyes Católicos.

Entonces, Tudela se convirtió en una ciudad de refugio para muchos sefarditas llegados de otros territorios de España. Llegaron a residir en Tudela unos 2.500 judíos, de los cuales 1.000 procedían de Castilla y de Aragón.

Pero esta expulsión generalizada se produjo también en el Reino de Navarra, en 1498, seis años después que la de Castilla. Unos 160 tudelanos de adscripción judía (no refugiados) se convirtieron al Cristianismo. Pero por desconfianza, se anotó el nombre de estos cristianos nuevos en un lienzo que se colgó en la catedral con el texto: "para que la limpieza de sangre se conservase y se pueda distinguir la calidad de los hombres nobles". Los tudelanos la denominaron "la manta", de la que tiraban o descolgaban para demostrar un origen converso. Allí permaneció hasta 1783, cuando fue retirada ya raída e ilegible. Y este hecho generó la vigente expresión "tirar de la manta" para delatar a alguien.

CATEDRAL DE TUDELA

En 1516, la Corona castellana ejecutó la expulsión de los ciudadanos de confesión musulmana de todo su reino. Se expulsó a los últimos musulmanes que vivían en Tudela, a excepción de que se convirtieran al Cristianismo, quedando unas 200 casas abandonadas. Poco tiempo después, todas las propiedades de los musulmanes fueron donadas gratuitamente a la Iglesia católica. La mezquita de Valtierra fue convertida en iglesia.

En cambio, en época renacentista nunca estuvo bien vista la persecución religiosa de la Santa Inquisición. En 1485, Tudela fue el lugar de refugio de los perseguidos de Aragón, negándose la población a que el Tribunal de la Santa Inquisición investigase el asesinato de Pedro de Arbués, primer inquisidor general del reino aragonés, mientras rezaba en la catedral de Zaragoza.

Poco después, en 1492, los tudelanos protegieron a unos herejes huidos de Aragón, incluso amenazando a los oficiales de la Inquisición con arrojarles al río Ebro.

En 1510, la ciudad encargó a sus procuradores en Cortes "que nos quiten de aquí a ese fraile que se dice inquisidor". Y es que la Inquisición se fundó en Castilla y Aragón en 1480, pero carecía de jurisdicción en Navarra.

Tras la anexión castellano-aragonesa, en 1513 se instaló un tribunal del santo oficio en Pamplona, aunque trasladó su sede a Calahorra en 1521, y luego a Logroño.

A pesar de que los Reyes Católicos decretasen las expulsiones de judíos y de musulmanes por cuestiones religiosas, eso no sucedió con la etnia de los gitanos, pues estos llevaban ya tiempo viviendo en territorio peninsular con cultura y credo cristiano. Los primeros apellidos de gitanos que aparecen en documentos del siglo XVI en Navarra son los de Bustamante, Hernández, Aragonés, Zamora, Malla, Heredia, Cortés, Campo, Ribera, Iturbide, Gaiferos, García, Navarro, Moyno y Moreno. En los siglos siguientes aparecen entre los gitanos los apellidos Barrutia, Echeberria y Aguirre.

En las Cortes de Tudela de 1549 se acordó que no entraran los gitanos en Navarra y que a quienes lo permitieran se les diese cien azotes. Dos años más tarde, las Cortes reunidas en Pamplona matizaron los azotes: solo serían castigados quienes tuvieran entre 14 y 60 años.

CASA-TORRE SEÑORIAL EN LA JUDERÍA DE TUDELA

28/12/2020

Literatura hebrea y arábiga medieval del Reino de Navarra


Durante los siglos XI y XII, la cultura hispano-judía alcanzó un gran desarrollo en torno al reino de taifa de los Banu Hud en Zaragoza. Tudela fue una prolongación de la taifa zaragozana hasta 1119, cuando fue incorporada a la Cristiandad por Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona.

Tudela se convirtió en un modelo de convivencia entre las tres culturas: Cristianismo, Islamismo y Judaismo. Las iglesias, mezquitas y sinagogas se mantuvieron junto a sus fieles en un ambiente de respeto y tolerancia. Hubo alguna excepción, como el incendio a la judería en 1328.

Las mejores muestras literarias escritas en el Reino de Pamplona de aquel tiempo fueron hebraicas. La ciudad de Tudela, y en concreto su judería, la más importante de Navarra, fue el lugar de origen de tres judíos navarros ilustres y universales: Yehudá Ben Samuel Ha-Leví, Abraham Ibn Ezra y Benjamín de Tudela.

Estos tres judíos nacieron en Tudela en una franja temporal de unos cincuenta años entre los siglos XI y XII, durante la considerada Edad de Oro de la comunidad judía. Representan la poesía, la ciencia y los libros de viajes, siendo su conjunto una singular aportación a la cultura de ese momento.

FILÓSOFOS DE LA JUDERÍA DE TUDELA

Yehudá Ha-Leví (Tudela, 1075 - Alejandría, 1141), poeta, médico, filósofo y teólogo judío, considerado el mejor poeta sefardí, fue llamado por Menéndez Pelayo "príncipe de los poetas hebreico-hispanos".

Hombre de profundos conocimientos, especialmente en los campos de la medicina (área que llegó a desempeñar profesionalmente), filosofía griega y literatura de los rabinos, realizó importantes estudios sobre la Biblia hebrea.

Escribió Sefe ha-kusari donde intenta demostrar la verdad del judaísmo frente al cristianismo y mahometanos.

Su obra fundamental es Kitab alhuyya wa-l-dalil fi nusr al-din al-dalil (Libro de la prueba y del fundamento sobre la defensa de la religión menospreciada), escrita entre los años 1130 y 1140, traducida al hebreo por Yehuda' ibn-Tibbon, en 1167, como Sepher ha-Kuzar y comúnmente conocida bajo el título del Cuzary. Esta obra, basada entre la tradición y el idealismo, parte de cinco discursos que Cuzar, rey de los cuzareos, mantiene con un sabio hebreo, uno cristiano y un doctor musulmán, acerca de su conversión al Judaísmo.

YEHUDA HA-LEVI

Sus más de 800 poemas, algunos de los cuales todavía se cantan en las sinagogas, se clasifican en diversas categorías: poesías báquicas, amorosas, florales, festivas, enigmáticas, amistosas, latréuticas (de glorificación al Creador), marítimas, epitalámicas, etc. Son destacables las Siónidas (poesía sagrada) y el Qesudá (Himno de la Creación). Por esta riquísima poesía, tanto litúrgica y como secular (casi 400 poemas en cada género), escrita en hebreo, le coloca como el más interesante de los que practicaban este arte en la Edad Media. Cantaba al amor, a la amistad y a la naturaleza con gran sensualidad:

Poesía amorosa, centrada en la descripción de la belleza de la amada:

"La cierva lava sus vestidos en las aguas
de mis lágrimas y los tiende al sol de su esplendor.
No precisa agua de manantiales, pues tiene mis ojos,
ni sol, con la belleza de su figura."


Poesía báquico, que canta al vino:

"Las copas son pesadas,
son arcilla como las vajillas de barro,
mas al llenarlas de vino se hacen leves
lo mismo que los cuerpos con las almas."


Estos poemas fueron compuestos por Yehudá Ha-Levi en hebreo y traducidos a la lengua romance peninsular que se hablara en la Tudela de su época, el navarro-aragonés, que más tarde se fusionó con el castellano medieval. Pero también es autor de varias cancioncillas o jarchas, que suponen la primera muestra de una manifestación literaria en lengua romance peninsular y el más antiguo testimonio de poesía lírica en una lengua románica. Las jarchas han perdurado en el tiempo en escritura hebrea y árabe. No son composiciones autónomas, sino estrofas que cierran a modo de estribillos los poemas llamados muwassahas o moaxajas.

Su jarcha sobre la reconquista de Guadalajara, en 1080, son los versos en romance más antiguos conservados.
"Si le pido la miel de sus labios, enrojece como el sol que despunta."

Jarchas de Yehudá Ha-Leví en su original hebreo y traducción castellana:

"Bayse meu qorazón de mib.
¡Ya Rabb, si se me tornarad!
¡Tan mal me dóled li-l-habib!
Enfermo yed: kuand sanarad?"


"Garid bos, ay yermanellas,
kom kontener he mew male.
Sin el-habib non bibreyo:
ad ob l`irey demandare?"


(Vase mi corazón de mí.
¡Ay, Señor, si se me volverá!
¡Tanto dolor por el amigo!
Enfermo está: ¿cuándo sanará?)

(Decid vos, ay, hermanitas,
cómo contendré mi mal.
No viviré sin mi amigo,
¿a dónde le iré a buscar?)

Partidario de una religión basada en la simbiosis de la fe con la razón, se mostró en contra del pensamiento de Ibn Gabirol, que daba demasiada importancia al mundo humano y material. Fue autor del importante poemario en lengua hebrea Diwan (Diván), escrito en Toledo, que incluye piezas religiosas y profanas, de variada temática, del que aún se conservan algunas elegías y panegíricos.

BENJAMÍN DE TUDELA

Benjamín de Tudela o Minyamin bar Yonah (Tudela, 1130 -1173), sabio musulmán famoso por hacer un largo viaje por el Mediterráneo, Tierra Santa y Asia Menor, y escribir en 1166 en hebreo Massaoth shel Raffi Binjamin, esto es, un itinerario o libro de viajes, que fue traducido al latín por Arias Montano (Amberes, 1575) con el título Itinerarium Benjamini Tudelensis. Es una obra geográfica y guía comercial, más que literaria, aunque se ha dicho que inaugura el género del libro de viajes y tiene algunas descripciones interesantes, con cierto valor literario. Fue el primer europeo en llegar a China. Hablaba el hebreo, el arameo, el castellano, árabe, griego, latín y euskara.


Abraham Ibn Ezra (Tudela, 1089 - Londres, 1184), es el segundo ilustre judío tudelano. Erudito, científico, filósofo, gramático, literato, analista de las Santa Escrituras (Talmud y Biblia). Es autor de obras poéticas, gramaticales, matemáticas, anatomía y astronomía, filosofía, etc. Fue conocido por su libro Séfer Sahot y otros libros sobre la Biblia.


Abul Abbas al-Tutilí (Tudela, finales siglo XI - 1126), llamado el ciego de Tudela o el poeta ciego, Tutili al Amá y que destacó entre los autores árabes navarros. Fue compositor de numerosas jarchas, poeta callejero, que escribió ciento cuarenta y nueve zéjeles, coplas y moaxajas.

12/08/2020

Benjamín de Tudela


Benjamín ben Zona fue un hispano-judío, hijo de un rabino llamado Jonah. Su nombre en hebreo era Minyamin bar Yonah, había nacido en Tudela en 1130 y fallecido en 1173.

Hombre sabio, políglota, ya que hablaba el hebreo, el arameo, el castellano, el romance navarro, el árabe, el griego, el latín y el eusquera, también conocía bien la historia clásica. Como experto que fue en diversas artesanías y negocios se dedicó profesionalmente a comerciar con telas, gemas, especias y perfumes.

Benjamín Tudela libro viajes
BENJAMÍN DE TUDELA

Con sus conocimientos en idiomas y en sus mercaderías unió un viaje hacia Oriente que guardaba un  doble propósito. Pretendía establecer relaciones y uniones con las distintas colonias de judíos dispersos por Europa y Asia. En su época, el pueblo judío estaba muy extendido por las principales ciudades y existía una hermandad entre sus miembros.

Según su relato, pudo haber llegado hasta China en constante observación de la situación de sus hermanos de religión, la política entre las naciones del mundo occidental cristiano y el oriental islámico y la descripción de centros comerciales, así como las rutas que los unían y las que podían unirlos más en el futuro. Además, quería obtener recursos y encontrar nuevas rutas comerciales y mercados para sufragar los gastos derivados de tan costoso viaje.

Podrían considerarse que el objetivo de sus anotaciones fue la construcción de un informe puramente comercial pero, en realidad, se trataba de un ambicioso producto cultural y literario en el que se dieron cita la crónica, la geografía, el ensayo costumbrista y, en cierto sentido, a modo de precedente, la etnografía y la sociología.

Hay que tener en cuenta la dificultad y larga duración de llevar a la realidad este proyecto, pues en el siglo XII el mundo era bastante desconocido. Y es que hubo quien, antes de Marco Polo, emprendió viajes casi tan largos como los del veneciano.

LIBRO DE VIAJES DE BENJAMÍN DE TUDELA

Su viaje se inició entre 1159 y 1165, y terminó entre 1172 y 1173. La duración del viaje es motivo de controversia; los estudiosos dan cifras entre cinco y catorce años. Reinaba en Navarra Sancho VI el Sabio.

Partió desde Tudela hasta Zaragoza. Bajando por la cuenca del río Ebro llegó a Tarragona, para continuar por Barcelona, Gerona, adentrase en el Rosellón y la Provenza, por las ciudades de Narbona, Montpellier y Arles. En Marsella embarcó hacía Génova, Pisa y Roma. En Roma se quedó a vivir una temporada ya que hace un relato extenso y preciso de sus antiguos monumentos. Según anotó en su libro de viajes, en Roma vivían entonces doscientos judíos que eran "muy respetados y que no daban tributo a nadie. Algunos de ellos son magistrados y están a las órdenes del Papa Alejandro III, el jefe eclesiástico y cabeza de la Iglesia cristiana". De hecho, según el rabino, el mayordomo del palacio papal y administrador de los bienes personales del Papa era Jechiel, hijo de Natán.

Dejando Roma, se encaminó hacia el sur, pasando por las ciudades de Nápoles, Salerno, Tarento y Otranto, donde embarca de nuevo hacia Grecia, atravesando el mar Jónico y pasando por la isla Corfú. En la isla de Corfú y en otras ciudades encuentra judíos aislados, nunca agrupados en comunidades.

En Grecia pasó por las ciudades de Patrás, Arta, Salónica. En Salónica encontró muy oprimida a la comunidad hebrea.

Bordea el noreste de Grecia hasta llegar a Constantinopla, de la que ofrece una viva descripción de gran importancia para el conocimiento de las condiciones y situación socio-económica de sus habitantes, ya sean estos judíos o no. Observa mercaderes de Asia y Europa; los esplendores de Santa Sofía, donde oficia un Papa "que no se lleva bien con el Papa de Roma"; en el Hipódromo hay peleas de gallos, leones, leopardos, osos. El palacio de Blaquerna lo deslumbra por sus riquezas. Vio que los judíos bizantinos eran discriminados y no podían montar a caballo, excepto Salomón Hamistri, médico del Basileo.

Desde la capital bizantina, atraviesa el mar Egeo, visitado varias islas como Mytilene, Chíos, Samos, Rodas y Chipre.

LIBRO DE VIAJES DE BENJAMÍN DE TUDELA

En la costa este del Mediterráneo, visita Palestina desembarcando en Acre. Pasa por Antioquía, Sidón, y Tiro, en aquellos momentos en manos de los caballeros cruzados. Recorre el país y describe detalladamente los Santos Lugares, dejando un documento de especial interés para el conocimiento de la Palestina de aquella época, con alusión a las diversas comunidades étnicas y religiosas de la zona, incluidas confesiones minoritarias, como los drusos.

Por ejemplo, en Jerusalén, juzga la verdad de las Escrituras; Nablus, Acre, Sidón, Haifa, el Muro de los Lamentos, todo es investigado. En Haran visita la sinagoga construida por Ezra, en el lugar donde estuvo la casa de Abraham. Allí, tanto judíos como musulmanes se reunían para orar. Sobre el monte Líbano cuenta su versión de la historia del Viejo de la Montaña que denominó Sheik-al-Hashishin.

De camino hacia el norte, se adentra en el mundo musulmán visitando el Imperio seléucida. Pasa por Tiberíades, Damasco, Alepo y Mosul, con un itinerario difícil de precisar. Damasco lo emocionó por sus vergeles y la mezquita, guardada por la "costilla de un gigante".

Desde Mosul, sigue el cauce del río Tigris hasta Bagdad, ciudad que describe en su libro con mayor extensión que cualquier otra. Allí conoce el palacio del califa emir Al-Mumein al Abasí, conocedor de la ley Mosaica, quien hablaba un hebreo sin pifias. Según el viajero de Tudela, todos los peregrinos que iban a la Meca pedían su bendición.

Parece probable que viajara a lo largo y ancho de Mesopotamia y Persia (actuales Irak e Irán). A partir de este punto, su relato es un paréntesis de inverosimilitud, como atestigua la constante referencia a mitos y leyendas.

Resulta improbable considerarle el primer europeo que contempló, en la distancia, las montañas del Himalaya, o incluso que llegase, con dosis de fantasía, a China, a la India, a Ceilán y a las silas Qis. De manera dudosa reúne noticias sobre las comunidades judías en Arabia, Persia, Asia central, India o Ceilán, e incluso menciona la existencia de la judería de Kai Fong en China.

Un paréntesis de probable inverosimilitud y imaginación que se cierra cuando su escritura retorna a la senda de lo creíble, que coincide con el momento en que pisa territorio de Egipto, con descripciones asombrosas de El Cairo, Fustat, Alejandría, el monte Sinaí y Damietta. Describe la vida judía en El Cairo y Alejandría, ciudad en la que embarca para arribar a Sicilia. En Palermo una descripción cuidadosa y pintoresca.

La hipótesis más probables es que desde la península itálica regresara a España por mar. Aunque su relato del viaje finaliza con una idealizada visión de la vida judía de Alemania y del norte de Francia, basada tal vez en relatos que llegaron a sus oídos. Según lo relatado pasa por Lucca, Verdún y París. 


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VIAJE DE BENJAMIN DE TUDELA

Al regresar a España escribe en 1166 el libro Sefer-Ma´asot (Libro de Viajes) también conocido como Massaoth shel Raffi Binjamin. Es la descripción de su itinerario o libro de viajes  por el Mediterráneo, Tierra Santa y Asia Menor. Se trata de una obra geográfica y guía comercial, más que literaria, aunque se ha dicho que inaugura el género del libro de viajes y tiene algunas descripciones interesantes, con cierto valor literario.

Fue publicado en hebreo en Constantinopla en 1543 y traducido al latín por Arias Montano en Amberes en 1575 con el título Itinerarium Benjamini Tudelensis.

Aunque abunda en fantasías, y buena parte de sus páginas es un monótono informe sobre las comunidades judías que fue visitando, el libro en conjunto constituye una valiosa documentación sobre la geografía y la etnología fruto de las observaciones sobre la situación material, la cultura y la política de los países que visitó. Para ello también se sirvió de entrevistas con líderes de las comunidades judías de su recorrido.

En total, visitó más de una centena de ciudades de Europa y Oriente, convirtiéndose en una de las primeras fuentes de la demografía judía. Su interés se centró en los judíos y su situación, describiendo personalidades, centros de estudios, población, formas de vida, dificultades y éxitos. También habla de los grandes acontecimientos políticos e históricos de su época.

LIBRO DE VIAJES DE BENJAMÍN DE TUDELA

08/10/2019

Reinado de Sancho VI: la fundación del Reino de Navarra


Sancho VI Garcés, nacido en 1133, reinó durante 44 años, desde 1150 hasta 1194. Fue hijo de García Ramírez el Restaurador y de su primera esposa Margarita de l'Aigle. Fue el primero en abandonar definitivamente el título de rey de Pamplona para adoptar el de rey de Navarra. Pasó a la historia con el apelativo de "el Sabio", por reinar con prudencia, y por saber atraer a su corte a personajes relevantes de la literatura, de la arquitectura y de la Iglesia.

Su reinado se caracterizó por los constantes enfrentamientos con Castilla y Aragón. Sus principales logros fueron estabilizar el reino y afianzar su dinastía en el trono navarro. Asimismo, realizó importantes obras arquitectónicas y fundó numerosos monasterios cistercienses entre los que destacan la iglesia de San Pedro de la Rúa en Estella y la catedral de Santa María de Tudela. En cuanto a la arquitectura civil sobresalen el Palacio de los Reyes de Navarra en Estella.

Heredó de su padre un reino débil, acosado por el emperador Alfonso VII, rey de León y Castilla, y por Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe regente de Aragón. Además, Roma no le reconocía como rey, ya que, según el testamento de Alfonso I, el reino debía haber sido para las órdenes del Temple, del Hospital de San Juan de Jerusalén y del Santo Sepulcro de Jerusalén. Por ello, tanto a García Ramírez como a Sancho VI, Roma los denominó Dux Pampilonensium o Dux Navarrorum (Duque de los Pamploneses o Duque de los Navarros). El título de duque era el que en la época se daba al caudillo o gobernante elegido por el pueblo.

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SANCHO VI EL SABIO

Sancho VI eligió a Tudela como capital del Reino de Navarra, ciudad rivereña del Ebro que contaba con una importante judería. Era un lugar excelente para el desarrollo cultural y financiero del reino. En la aljama de esta ciudad convivía un tercio de los judíos del reino, entra las que estaban las familias más distinguidas por su cultura: Benjamín de Tudela, Yehudá ha-Levi, Abraham ibn Ezra, etc., herederos de otros eruditos hebreos y contemporáneos de Maimónides. El rey sabio renovó el estatuto de los judíos najerenses aprobado por Alfonso I y lo extendió a otras juderías como la de Funes en 1171. En Pamplona autorizó la instalación de una comunidad de judíos, dotada con un estatuto similar al de Estella, en 1154.

La Escuela de Traductores de Tudela contaba con una importante actividad cultural, sin bien no tanto que la de Toledo, la más importante de toda la España. Tudela y Toledo tenían relación antes y después de ser reconquistadas. En la escuela tudelense estuvo uno de los traductores del Corán al latín llamado Roberto de Ketton y que durante el reinado de Sancho VI presentó varias versiones de libros árabes sobre álgebra, astronomía y alquimia. Una de las obras más famosas fueron los comentarios a las tablas astronómicas del matemático Al-Jwarizmi, un científico formado en Bagdag. El traductor fue arcediano del cabildo pamplonés y, al final de su estancia en España y tras pasar por Toledo, estuvo trabajando en Tudela, como se documenta en la schola catedralicia de esta ciudad. Dicha schola poseía una importante biblioteca en la que trabajaban judíos y árabes que permanecieron en Tudela.

Algunos canónigos tudelanos llegaron al puesto de canciller de Sancho el Sabio, y maestros como Fortún, Rotundo y Domingo trabajaron con el canciller Fernando Pérez de Funes en las Biblias de Pamplona, con magníficas y profusas ilustraciones.

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FRONTERAS DEL REINO DE NAVARRA CON SANCHO VI (1150-1194)

Al intentar aproximarse a Ramón Berenguer IV, Alfonso VII reaccionó firmando con el conde el Tratado de Tudilén (27 de enero de 1151) por el que acordaban repartirse el territorio navarro. Tres días después, el rey Sancho renovó el vasallaje de su reino al emperador Alfonso y casó a su hermana Blanca con Sancho de Castilla, primogénito de Alfonso VII. En mayo de 1157, se firmó un nuevo tratado (esta vez en Lérida) entre Alfonso y Ramón Berenguer para repartirse el reino de Sancho VI. El 21 de agosto de 1157, murió el emperador, dando un respiro al rey navarro. Sancho VI juró vasallaje al nuevo rey de Castilla, Sancho III, el 11 de noviembre del mismo año.

La repentina muerte de Sancho III, el 31 de agosto de 1158, dejaba el trono castellano en manos de su único hijo, Alfonso VIII de tres años de edad. La lucha por la tutela del joven rey castellano entre la Casa de Lara y la Casa de Castro desestabilizó el reino vecino, dejándolo débil e indefenso. Sancho VI supo aprovechar esta oportunidad para librarse del molesto vasallaje.

El 8 de agosto de 1162, murió Ramón Berenguer IV, dejando el Reino de Aragón y el Condado de Barcelona a su esposa, la reina Petronila, que abdicaría en Alfonso II, al cumplir los siete años de edad en 1164. Otro rey-niño dejaba a Sancho VI una casi total libertad para expandir su reino. Pactó una tregua de trece años con los tutores del rey aragonés para asegurar la frontera oriental y atacar Castilla.

Antes de empezar la campaña contra Castilla, se produjo un cambio simbólico significativo. Sancho VI dejó de titularse Pampilonensium Rex (Rey de los Pamploneses) para pasar a ser Rex Navarre (Rey de Navarra).

En otoño de 1162 Sancho VI atacó a Castilla por todos sus frentes, anexionándose parte de La Rioja.

En 1163 envió un ejército para ayudar al Rey Lobo, que luchaba contra los almohades.

Tras la etapa agresiva, pasó a una más diplomática. El 28 de enero de 1165 firmó con Fernando II de León el Tratado de Tudela, en octubre de 1167 pactó una tregua con Castilla y el 19 de diciembre de 1168 llegó a un acuerdo con Alfonso II de Aragón para repartirse las tierras conquistadas a los musulmanes.

MONEDA REAL DE SANCHO VI

El 11 de noviembre de 1169, Alfonso VIII de Castilla cumplió catorce años, por lo que se le declaró mayor de edad. Una vez asentado en el trono, la estabilidad volvió a reinar rápidamente en Castilla.

En junio de 1170, los reyes de Castilla y de Aragón acordaron en Sahagún ayudarse mutuamente contra cualquier enemigo, condición que ratificaron el Tratado de Tudilén y con la mediación de Enrique II de Inglaterra. Para sellar su alianza, se concertaron dos matrimonios: Alfonso VIII de Castilla se casaría con Leonor de Plantagenet, hija del Rey de Inglaterra, y Alfonso II de Aragón esposaría a Sancha de Castilla, tía del Rey de Castilla (cumpliendo con lo acordado en el Tratado de Lérida de 1157).

Este acercamiento entre Castilla y Aragón cercaba nuevamente a Navarra, a lo que se añadía la amistad con el Rey de Inglaterra, a la sazón también Duque de Aquitania y, por tanto, señor de las tierras al norte de Navarra. Sancho VI se encontraba totalmente cercado. Este hecho desestabilizó nuevamente el reino, y algunos barones (dueños de señoríos patrimoniales, que gobernaban pequeños territorios o formaban parte de la administración del reino) abandonaron a su rey, prestando sus servicios al rey castellano o al aragonés.

Alfonso VIII no tardó en recuperar las tierras perdidas en 1162. Las primeras campañas castellanas comenzaron en 1173. La primera fue en primavera. Queda constancia de la presencia del rey en Almazán el 27 de enero (otorgando unas heredades). En un documento del 31 de julio se hace constar el paso de la expedición que regresaba de Navarra por Enciso.[2] Una segunda expedición, mayor que la primera, se organizó para partir en otoño. Salió hacia el reino de Sancho VI en septiembre, llegando hasta Pamplona el 23 de octubre. El 10 de diciembre el ejército ya había regresado y se encontraba en Burgos.

A finales de la primavera de 1174, se organizó una nueva campaña, en esta ocasión atacaron conjuntamente los ejércitos de Castilla y Aragón. En julio, el rey aragonés tomó y destruyó el castillo de Milagro. Por su parte, el rey castellano venció al ejército navarro y cercó el castillo de Leguin (cerca de Urroz-Villa), en el que se encontraba el propio Sancho VI, quien finalmente pudo escapar. El 15 de agosto la expedición castellana había vuelto a Burgos.

En 1175 y 1176, hubo dos expediciones más. La primera, en verano, volvió a unir las fuerzas de Castilla y Aragón. En la segunda, también en verano, sólo participaron tropas castellanas, llegando a tomar el castillo de Leguin (clave en el sistema de reductos para la defensa de Pamplona). Este hecho forzó el armisticio.

Sancho VI y Alfonso VIII decidieron poner fin a la contienda el 25 de agosto del mismo año con una tregua de siete años y solicitar el arbitraje del Rey de Inglaterra para resolver sus diferencias. El 16 de marzo de 1177 se dictó sentencia. Ambos reyes debían devolver las conquistas hechas durante el reinado de Alfonso VIII, es decir, regresar a las fronteras de 1158. Así, Sancho VI tuvo que devolver Logroño, Navarrete, Entrena y Ausejo, recuperando Portilla y los castillos de Leguin y de Don Godín. Además, el rey Alfonso debía pagar anualmente a Sancho 3000 maravedíes durante diez años.

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FUNDACIÓN VITORIA POR SANCHO VI

El 15 de abril de 1179, los reyes de Navarra y Castilla se reunieron entre Nájera y Logroño para firmar un tratado de paz, con la intención de definir claramente sus fronteras y resolver los conflictos por su delimitación. Un hecho significativo es la exclusión en el documento de cualquier referencia al vasallaje de Navarra con Castilla, que de facto había desaparecido tras la muerte de Sancho III de Castilla. Tras ello, se devolvieron mutuamente las plazas conquistadas.

Durante la década de 1180, periodo de escasa actividad en política exterior, el rey dedicó sus esfuerzos a la reordenación de la política interior. Destaca la elaboración de un censo para mejorar la recaudación de impuestos. También concedió fueros a varias ciudades y fomentó el comercio.

El 7 de septiembre de 1190, Sancho y Alfonso II de Aragón (que se había distanciado de Alfonso VIII de Castilla) firmaron en Borja un pacto de amistad y ayuda mutua en caso de un ataque de Alfonso VIII.

En julio de 1191 los reyes navarro y aragonés volvieron a reunirse, esta vez en Tarazona, para reafirmar la amistad entre ambos. Sin embargo, siempre tratando de evitar compromisos irreversibles contra el reino castellano, Sancho no llegó a formar parte de la Liga de Huesca (formada por Alfonso II de Aragón, Alfonso IX de León y Sancho I de Portugal) contra Alfonso VIII de Castilla.

Sancho VI falleció el 27 de junio de 1194 y recibió sepultura en la catedral de Pamplona.

Fundaciones:

En 1151, aunque según otros autores en 1161, fundó Treviño, capital del condado del mismo nombre, que en 1190 pasó a poder de Alfonso VIII.

En 1164, fundó Laguardia y le concedió fuero de villa.

En 1172, concedió el fuero de Laguardia a San Vicente de la Sonsierra.

En 1180, concedió fuero de villa a San Sebastián.

En 1181, fundó la villa de Nueva Victoria (actual Vitoria) sobre la colina que ocupaba el primitivo poblado de Gasteiz.

01/07/2015

Yehudah Ben Samuel Halevi


Poeta, filósofo y médico judío, considerado el mejor poeta medieval en lengua hebrea en los reinos cristianos hispánicos de la Reconquista

YEHUDAH HALEVI

Conocido como Yehudah Ben Samuel Ha-Levi- Abu I Hasan ibn Levi (entre los árabes) y Judá Leví (entre los cristianos), era natural de Tudela (Navarra), donde nació en 1075.

Vivió en Córdoba y otras ciudades andaluzas como Granada, que era entonces la capital cultural de Europa, antes de establecerse definitivamente en Toledo. Desde muy joven, recibiría el influjo de la vida cultural de la musulmana taifa de Zaragoza, regida entonces por los Manu Hud, y en cuya corte literaria se encontraban intelectuales judíos. A ello hay que añadir que, a la vez que Ibn Nagrella en Granada, en Zaragoza el cargo de visir estuvo ocupado por judíos bajo Al Mundir II y bajo Al-Muqtadir.

Siendo joven, para llegar a Al-Ándalus tuvo que atravesar Castilla, adquiriendo el pseudónimo de "el castellano". De Córdoba pasó a Granada, donde Moseh Ibn Ezra ocupaba un puesto importante y le mandó llamar. Los disturbios políticos en Al-Ándalus le obligaron a volver a la España cristiana, asentándose en Toledo, donde trabó amistad con Alfonso VI, el rey promotor de la Escuela de Traducciones de Toledo. Como hombre sabio y políglota, supo beneficiarse de la protección de que el rey castellano ofreció a los traductores de su escuela. Durante su estancia en esta ciudad escribió la jarcha en romance sobre la conquista de Guadalajara en 1080. Son los más antiguos versos castellanos escritos con letras hebreas que se conservan.

Conocía en profundidad la Biblia hebrea, la literatura rabínica, la poesía árabe, la filosofía griega y la medicina. Fue inventor del género sionida, expresión de amor por la Jerusalén lejana.

CÓRDOBA MEDIEVAL

TOLEDO MEDIEVAL

Su pensamiento es muy interesante por confluir en él las civilizaciones hebrea, árabe y cristiana, y porque representa la posición judía ortodoxa frente a las religiones cristiana y musulmana, pero también frente al pensamiento filosófico-teológico de origen griego.

Mientras se ganaba la vida como médico en Toledo, escribió Divan, que es una colección de poemas profanos que cantan la amistad, el amor y la naturaleza. Esta obra incluye también poemas religiosos, expresando su anhelo en Dios y manifestando su esperanza de la redención mesiánica de su pueblo. También escribió el Libro de Jazar, un diálogo en árabe que explica el judaísmo a un converso.

Otro libro es el Cuzary, libro de la prueba y del fundamento sobre la defensa de la religión menospreciada, compuesto de cinco discursos, en el que narra las conversaciones entre el rey Cuzary y un sabio hebreo, haciendo una confrontación entre la Torá, el Nuevo Testamento y el Corán. El rey, que es pagano, quiere conocer la verdadera religión y que, tras acudir a filósofos aristotélicos, cristianos y musulmanes, solo encuentra la verdad en las fuentes bíblicas del judaísmo y de lo que llama "la verdadera revelación", Por la agudeza de sus planteamientos fue invitado a Córdoba para debatir públicamente con teólogos cristianos y musulmanes. En sus poemas exalta el amor y la amistad, son testimonio del sufrimiento del pueblo judío condenado a la diáspora y la añoranza de Jerusalén.

EDICIÓN EN LENGUA INGLESA DEL CUZARY

Poeta culto, autor de una poesía lírica rica en metáforas y descripciones, donde abundan las reflexiones filosóficas y religiosas. Utilizó diversas métricas y estrofas. Son famosas algunas de sus jarchas profanas escritas en el naciente romance, al final de la moaxacas y algunos signos de temática religiosa, entre el que destaca el himno de la creación.

¡Dios mío! ¿Con que te compararé?,
si semejanza no hay en ti?
¿Con que te asimilaré,
si toda forma es estampa de tu sello?
Enaltecido estás sobre toda potencia,
Y te sublimaste por encima de todo pensamiento.
¿La palabra de quién te ha contenido?
¿Y la lengua de quién te ha comprendido?
¿Acaso habrá corazón que te haya alcanzado
y ojo que te haya divisado?

ESTATUA DE YEHUDAH HA-LEVY EN TOLEDO

La facilidad de improvisación poética, la hondura del pensamiento y el acendrado amor al judaísmo son las notas más características de Yehudah. Hombre de carácter amable, era bien recibido en todas partes y hacía la delicia de los contertulios por su facilidad para componer versos de tema o rima forzada; esta era una habilidad muy estimada entre los árabes, que gustaban de organizar competiciones de improvisación en sus tertulias literarias, e igualmente lo fue entre los judíos españoles, fuertemente arabizados.

La poesía amorosa de Yehudah ha Levi es una poesía culta, de tipo estrófico, donde abundan las moaxacas y los epigramas, con un empleo constante del paralelismo y de elementos simbólicos. La belleza de la amada y los goces y desdichas del enamorado se muestran en una poesía sensorial, donde los cinco sentidos están presentes para "sentir" a la amada en toda su plenitud. Y, a la vez, una poesía plena de sensualidad, cuyo amor es la realización de un designio divino, en el que Dios entrega el enamorado a la amada, pero es una entrega sin tabúes ni prohibiciones.

DIBUJO DE YEHUDAH HA-LEVI EN TUDELA

Después de 1108, Yehudah volvió a Córdoba, cuando el poderío almorávide se desmoronaba. A pesar de la situación insegura de los judíos, no quiso regresar a Toledo, donde había ejercido la medicina entre los cristianos, y decidió seguir la ruta que había marcado en una de sus obras en defensa del judaísmo.

Mas adelante, Yehudah abandonó a su familia y amigos en España para realizar una visita a Palestina. De camino pasó algún tiempo en Alejandría y El Cairo festejado por los notables judíos de la ciudad. Es famosa su descripción de una tempestad en el mar, cuando viajaba hacia Egipto. Según cuenta la leyenda fue asaltado por un bandido a las puertas de Jerusalén. Parece ser que al ver la ciudad se inclinó para besar la tierra, momento en el cual un jinete cristiano aprovechó para embestirle, matarlo y robarle.

KUZARÍ