Desde Markina-Xemein, remontando el río Artibai, se divisa el monte Oiz, con 1026 metros de altitud, siendo la cumbre más alta del sinclinorio de Vizcaya, que se extiende desde Punta Galea hasta el monte Urko, en Ermua. Franja de tierra de 50 kilómetros de longitud y 2-6 de ancho. Los Oiz, Sollube, Ganekogorta, Kolitxa y Gorbea forman los cinco montes bocineros del Señorío.
Por la ribera derecha del río, los peregrinos alcanzaban, al pie de Oiz, la población de Bolíbar. Esta villa tiene aspecto de fortaleza, por sus torres y aspilleras. En su plaza se encuentra la iglesia de Santo Tomás, fundada por los señores de Bolíbar en el siglo X y recontraida con posterioridad. Bajo el pórtico está la capilla de Santa Ana, con diversas cubiertas de enterramientos en el suelo, algunas de ellas decoradas. Esta capilla exenta está muy alterada por los monumentos conmemorativos realizados para exaltar el solar del libertador de Venezuela, Simón Bolíbar, a quién también se ha dedicado un pequeño museo monográfico en el pueblo.
Desde Bolíbar, atravesando Cenarruza-Ziortza, se asciende, mediante uno de los pocos tramos con calzada empedrada, a la colegiata de Ziortza para penetrar en el conjunto por la llamada puerta Este. La colegiata está constatada en el año 1082 por el documento de donación de don Lope Iñiguez. En 1379 el templo fue convertido en colegiata, siendo su primer abad Pedro Martínez de Marquina.
Durante la etapa banderiza, Ziortza apoyó al bando oñacino, lo que provocó disturbios y rapiñas; por ello se pidió al rey de Castilla, Juan I, que la tomara bajo su protección y, dotándola de un Real Privilegio y de buenos ingresos, este exigió en 1386 que a cambio se fundara un hospital de peregrinos.
Los momentos de mayor esplendor se alcanzaron con el renacentista abad Irusta. Este abad y el papa León X, que le nombró para el cargo en 1514, dotaron a Ziortza de los privilegios necesarios para la edificación, reparación y mantenimiento de un hospital que, en 1526, se incendió antes de estar acabado y hubo de ser rehecho. En el 1851 la colegiata fue convertida en simple parroquia.
El templo cuenta con amplio atrio cubierto con armazón de madera decorada, y un portada gótica que es entrada principal. Junto a la portada aparece un sepulcro decorado con diversos motivos y, entre ellos, un Santiago Matamoros. Destaca el retablo del altar mayor, de estilo plateresco, comenzado por Juan Ayala en 1543 y terminado por Guiot de Beaugrant. Tiene algunos añadidos de época barroca y una Andra Mari del XIV. La capilla de las Angustias (1531) guarda un retablo renacentista que alude a su advocación y la sepultura del Abad Irusta; importante grupo escultórico donde se representa al abad orando de rodillas mientras acude a él un peregrino a coronarlo, obra de Guiot de Beaugrant. En la nave del templo y bajo el suelo actual, se localizó la planta de una estructura templaria de tipología monánica.
Gerrikaitz, villa con privilegio otorgado por Tello en 1366, nunca ha logrado desarrollo siendo unida en 1882 a la anteiglesia de Arbatzegi. Gran parte de los 24,50 kms. de extensión se encuentra en la ladera norte del monte Oiz. Un bello paisaje respetado por el desarrollo industrial.
La villa cuenta con interesantes ejemplos de casa-torre como la de los Jauregui, Totorica, Goikolea, y sobre todo los Bengolea y Munitibar que terminará por dar nombre al municipio. El barrio de Aldaka, situado en un bello paisaje debe corresponder con un poblamiento medieval.
Junto al camino se halla la ermita de Santiago, cuya advocación es bastante elocuente. Es un edificio extraño, de estructura rectangular, lateralmente lleva un portiquillo reformado. Destaca la bella imagen de un Santiago Peregrino que se guardaba habitualmente en uno de los caseríos de la Cofradía.
La importancia del puente que une Arbatzegi con Gerrikaitz, de probable factura renacentista, quedó reflejada en el escudo de la casa Zubialde, próxima al mismo, en uno de cuyos cuarteles se reproduce el perfil del mismo. Cruzando la divisoria de aguas, antes de llegar a Berreño, se penetra en la Reserva de Urdabai, protegida legalmente.
La zona comprendida entre el cabo Matxitxako y la punta de Arbolitz, abarcando la cuenca hidrográfica y desembocadura de Urdaibai, presenta varios ecosistemas naturales de extraordinaria importancia: sistema estuarino, sistema cárstico, encinar cantábrico y costa. El lugar ya fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 1984.
A esta importancia objetiva hay que añadir los numerosos yacimientos arqueológicos declarados en la zona, que también han sido incluidos en la protección.
Aparte del valle, merece destacarse el valor paisajístico del litoral, sobresaliendo del mismo el cabo de Ogoño (360 m.) cuya mole caliza se desploma sobre el mar, la isla de Izaro, situada en la mitad de la boca del estuario y las playas de Laida y Laga, una auténtica gozada, sobre todo en bajamar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario