27/04/2025

Expedición del Tornaviaje desde Filipinas a América por Andrés de Urdaneta en 1565


Tres meses después de la fundación de la villa de San Miguel en la isla filipina de Cebú por Miguel López de Legazpi, el cosmógrafo agustino Andrés de Urdaneta emprendía el viaje de retorno hasta América: el Tornaviaje. Zarpó desde el puerto de San Miguel al frente de la nave capitana San Pedro, de 500 toneladas, el 1 de junio de 1565, técnicamente el momento del año más adecuado para emprender el viaje. Llevaba como capitán de la expedición al nieto de Legazpi, Felipe de Salcedo.

ANDRÉS DE URDANETA

Urdaneta partió desde la isla Cebú, cruzando entre las de Samar y Luzón por el estrecho de San Bernardino, y abandonó el archipiélago filipino el océano Pacífico, poniendo rumbo hacia el norte en busca de los vientos contraalisios. La intención del guipuzcoano era la de escapar del régimen de los vientos alisios, que tantas dificultades habían interpuesto a las naves españolas en viajes anteriores. Suponía el vasco que estos vientos cesaban al remontar en latitud, aunque también le preocupaba el hecho de que acrecerían los fríos y se enrarecería el clima. Ordenó navegar hacia el nordeste y al mes se encontraban frente a la isla de Taiwán hasta los 24° aproximadamente.

El 3 de agosto, pasó de los 40º, al norte de Japón, desde donde derivó hacia el este, evitando así la acción de los vientos y aprovechando la corriente marina favorable de Kuroshivo, que empujaba suavemente hacia el este y que además era cálida, con lo que en parte neutralizaba el clima severo de latitud tan alta. Una vez sobre ella puso rumbo derecho en la dirección de las costas de América.

Durante la travesía, el escorbuto y la sed se cebaron con los tripulantes, muriendo 16 marineros de los 44 iniciales.

ITINERARIO SEGUIDO POR LAS EXPEDICIONES DE LEGAZPI Y DE URDANETA

El 26 de septiembre, Urdaneta alcanzó la costa de California, aproximadamente en el punto donde años antes había muerto Rodríguez Cabrillo. Y aunque habían partido del puerto de Navidad, este había sido abandonado por insalubre, de modo que el capitán Salcedo dispuso que se continuara bojeando en dirección sur. Así, recorrieron la costa oeste del Virreinato de la Nueva España hasta llegar a Acapulco, el 18 de octubre, tras 130 días de navegación y casi 1.900 leguas recorridas.

Urdaneta inauguraba una ruta por el norte del Pacífico que se utilizaría durante dos siglos y medio. Se trataba de la vuelta de Poniente, también llamado Tornaviaje del Pacífico o Ruta del Galeón de Manila, que escapaba de los temibles alisios del sur. Este descubrimiento permitió la posterior colonización de las posesiones asiáticas y la existencia de una vía de comunicación regular que propiciaría las relaciones comerciales entre Filipinas y Nueva España. Especialmente destacable en esta ruta mercantil el transporte de la plata, tan codiciada por los chinos y con los que, ya entonces, se iniciaron los primeros contactos. Con este comercio se hizo posible la evangelización de los tagalos y la presencia española.

La ruta de Urdaneta fue un logro cosmográfico universal. El océano Pacífico quedaba unido por España entre sus dos extremos, convirtiéndose en el llamado Mar Español.

ANDRÉS DE URDANETA EN RUTA DE ORIENTE

El viaje de Acapulco a Manila necesitaba un promedio de 3 meses para recorrer las 7.300 millas que separan ambos puertos. Desde Acapulco, los buques navegaban al suroeste hasta alcanzar el paralelo de los 12º norte, corriendo dicha latitud hacia el oeste para recalar en la isla de Guam, y desde allí dar rumbo al estrecho de San Bernardino, entre el extremo sur de la isla de Luzón y el norte de la isla de Samar.

El Tornaviaje precisaba entre 6 y 9 meses de navegación para recorrer 7.800 millas. Los buques ponían rumbo a las islas Marianas, aprovechando las corrientes favorables para recalar en el cabo Mendocino, al norte de la actual bahía de San Francisco. En este punto se completaba todo el aparejo y se giraba al sur a estribor para bajar la costa de California hasta fondear en Acapulco.

En el Virreinato de la Nueva España, un largo camino terrestre, llamado el Camino de los Virreyes, comunicaba la ciudad atlántica de Veracruz con la capital, Méjico, y ésta con el puerto de Acapulco a través del llamado Camino de Asia.

ÚLTIMA PÁGINA DEL DIARIO DE VIAJE DE URDANETA

Algunos han querido desmerecer la hazaña de Urdaneta porque había seguido el derrotero enseñado por oficiales de la expedición de Ruy Lope de Villalobos o de otros como Pablo de Carrión o Escalante. Es verdad que Alonso de Arellano, que abandonó la compañía de Urdaneta, llegó antes que él a Nueva España, pero fue más por cuestión de suerte ya que no quedó escrito alguno. En cambio, el itinerario de Urdaneta fue pensado, prefijado y verificado, y finalmente establecido de forma oficial.

Urdaneta volvió a España al año siguiente y arribó a Sanlúcar de Barrameda, desde donde se trasladó a Madrid y Valladolid para entregar a Felipe II los resultados de sus descubrimientos: mapas, cartas, relaciones de la expedición y libros de navegación. Además, expuso sus ideas sobre la legitimidad o ilegitimidad de las empresas españolas en unos territorios que posiblemente se encontrasen en el área asignada a Portugal por el Tratado de Zaragoza, dando lugar a una significativa publicación: Ocho pareceres dados por Andes de Urdaneta y otros cosmógrafos en 1566 y 1567, sobre si las islas Filipinas estaban comprendidas en el empeño que el emperador había hecho al rey de Portugal, y si las Mulucas y otras estaban en la demarcación de Castilla.

Cumplido este trámite y con la venía del Consejo de Indias, regresó a su convento de San Agustín en Nueva España, donde murió el 3 de junio de 1568.

MONUMENTO A ANDRÉS DE URDANETA EN PANGASINAN

23/04/2025

Francisco Vicente de Tornamira


Astrónomo y cosmógrafo, que redactó el libro Chronographía y repertorio de los tiempos, publicada en 1585 sobre astronomía, cosmografía, astrología y cronometría desde una tradicional perspectiva ptolomeica, aristotélica, geocéntrica y medieval, pero incluyendo elementos científicos de gran valor e interés.

FRANCISCO VICENTE DE TORNAMIRA

Francisco Vicente de Tornamira nació en Tudela, al sur de Navarra, en 1534, aunque algunos bibliógrafos sitúan su nacimiento en Tarazona. Sus padres fueron Juan de Tornamira y Luisa Vicente, prefiriendo el apellido de su madre en primer lugar para firmar sus obras. Su linaje procedía de la región francesa de Auvernia, pero tras asentarse en Tudela consiguieron formar un grupo de influencia y poder debido a sus actividades comerciales y su participación en la política local. Tenía el título de Señor de Mora.

Debió recibir una buena formación académica, y existe la posibilidad de que asistiera a la Universidad de Salamanca, aunque no obtuvo un grado académico. Así lo explicó cuando en la dedicatoria de una de sus obras al marqués de Falces, afirmó que "no tiene los grados de ciencias que en las escuelas se dan, ni profesa el hábito de ellas".

Contrajo matrimonio de Ana Bueno, y tuvo diez hijos, de los cuales solo sobrevivieron dos. Cuando murió, en verano de 1597, fue enterrado en la iglesia de San Jaime de Tudela, que en la actualidad no existe.

Su obra pródiga fue Chronographía y repertorio de los tiempos, publicada en 1585, en Pamplona, e impresa en el taller de Tomás Porralis de Saboya. Consta de 162 capítulos, 576 páginas, y 88 láminas. El propio Tornamira se encargó de la edición del texto y de los numerosos grabados y la complejidad de las tablas numéricas que acompañan al texto. El título al completo es Chronographia y repertorio de los tiempos, a lo moderno, el qual trata varias y diversas cosas, de Cosmographía, Sphera, Theórica de Planetas, Philosophía, Cómputo y Astronomía, donde se conforma la Astrología con la Medicina....

CHRONOGRAPHÍA DE TORNAMIRA

En toda la Chronographía se nota la influencia científica de su maestro y precursor Jerónimo Muñoz, especialmente de su Introducción a la Astronomía y la Geografía. El astrónomo valenciano redactaría este texto para sus clases en las Universidades de Valencia y de Salamanca, que nunca se publicó y editó en imprenta, pero que debió de circular en forma de manuscritos copiados manualmente. De hecho, hay partes enteras de la Chronografia que son traducciones al castellano del original latino de Muñoz.


Esta obra es geocéntrica, pues acepta como válido el sistema ptolomeico del universo y la física aristotélica según la tradición medieval. Por tanto, rechaza el modelo heliocéntrico de Nicolás Copérnico, que fue aceptándose por la comunidad científica durante el Renacimiento tras la publicación del tratado De Revolutionibus, en 1543. A su explicación sobre el medieval modelo geocéntrico, le acompañó otra sobre el movimiento de los planetas muy detallada, aunque no muy precisa para los conocimientos de aquella época.

En absoluto, una obra que mantiene la tradicional concepción geocéntrica del universo pueda resultar vanguardista o revolucionara en una época en la cual la comunidad científica iba adquiriendo una visión heliocéntrica, pero esto no significa que carezca de mérito e interés científico. En un periodo de transición entre ambos modelos astronómicos, presentó elementos de gran valor, además, durante los siglos XVI y XVII, se continuaron publicando obras basadas en sistemas geocéntricos.

CALLE DE TORNAMIRAS EN TUDELA

Sobre cosmografía, la obra muestra un tratado completo de la esfera, a partir de la creación de universo, aportando un buen número de datos sobre el movimiento de las estrellas en el cielo, las constelaciones y los eclipses, la cronología universal, algunos calendarios antiguos y modernos, la división de la filosofía, y pronósticos meteorológicos. Cuestiona la existencia de esferas celestes que arrastran a los planetas, afirmando que estos se mueven por sus propias fuerzas: "los orbes son fingidos o inventados para darnos a entender y enseñarlos los diversos movimientos de los cuerpos celestes". En este aspecto se advierte la influencia de su maestro Jerónimo Muñoz, aunque se aleja de éste al atribuir una naturaleza incorruptible a la materia celeste. Incluye un buen número de tablas de eclipses desde 1583 hasta 1610, y del supuesto movimiento de las estrellas fijas tomado como referencias las efemérides de Johannes Stadius y los datos de Copérnico.

En cuanto a astronomía, fijó las coordenadas geográficas de varias ciudades, incluidas las de su Tudela natal, a través de métodos astronómicos con las tradicionales reglas de los tratados de cosmografía. Además, describió de algunos instrumentos de medición como el astrolabio náutico.

Entre las razones que movieron a Tornamira a la realización de este libro estuvo su intento de relacionar la materia de la astronomía con la corrección del sistema cronométrico aceptado por la Iglesia en Europa. Tres años antes de la publicación de su Chronofraphía, en 1582, se había implantado un nuevo calendario por bula del papa Gregorio XIII. El novedoso sistema gregoriano del calendario sucedía y mejoraba al tradicional juliano. Para Tornamira, se hacía necesario una adaptación de los conocimientos astronómicos a la variación del cómputo del tiempo que traía consigo la corrección gregoriana. Lejos de limitarse a presentar simplemente un sistema ptolemaico tradicional, Tornamira calculó nuevas tablas para los calendarios y para las alturas de las estrellas. Y es que el manejo del calendario era vital para establecer los días festivos de la liturgia en base a los cuales se programaban las festividades religiosas.

CHRONOGRAPHÍA DE TORNAMIRA

Como la mayoría de los astrónomos de su época, Tornamira también abordó la astrología, haciendo referencia a una supuesta relación entre la medicina y esta materia. Presentó diversas tablas de aplicación astrológica, como la relativa al "dominio de los planetas", de clara influencia de su maestro Jerónimo Muñoz. Algunos párrafos de esta sección fueron censurados por un tribunal de la Santa Inquisición.

En 1591, Francisco Vicente de Tornamira publicó su segunda obra científica con el título Traducion del Kalendario Gregoriano de Latin en Español, con ciertas adictiones y comentos al fin de cada uno de sus Canones, para que mejor se pueda entender. Fue publicada en el taller de Pedro Porralis, en Pamplona, con un contenido de 130 páginas y exenta de grabados. Su temática hace referencia a explicaciones y normas sobre la medición del tiempo cronológico.

Se han encontrados otras dos obras inéditas en forma de manuscrito, no impreso, de Tornamira, en la biblioteca de Juan Antonio Fernández, que son:
Un tomo manuscrito original de Tornamira de la Genealogía del rey don Felipe II de España, tratado de cifras y otros opúsculos y la vida de este por Fernández
Un tomo de la historia general del mundo y descripción de sus Reinos provincias por Tornamira, manuscrito original

KALENDARIO GREGORIANO DE TORNAMIRA

La Biblioteca de Navarra conserva el manuscrito titulado Chronographia y repertorio de los tiempos, (...) Segunda parte, que contiene la descripción geográfica de regiones de Europa del norte, central y del este, de Italia, Grecia y Croacia, así como de algunas zonas del África subsahariana y del norte, como el Magreb y Egipto. Es un manuscrito de 332 páginas pertenece a Francisco Vicente de Tornamira, escrito en 1583, dos años antes de la publicación de la primera parte de su Chornographia. Debió de pertenecer a la biblioteca del archivero e historiador de Tudela Juan Antonio Fernández Pascual, quien añadió la portada, ya que en el inventario de su biblioteca se registró la siguiente obra Los cuatro tomos de Chronographia y repertorio de los tiempos por don Vicente de Tornamira, señor de Mora, volúmenes únicos manuscritos.

En la actualidad, la ciudad de Pamplona dedica su Planetario Tornamira a este científico navarro, siendo el mayor planetario óptico de España. También Tudela dedica la calle de los Tornamiras desde 1860, en el casco antiguo, en homenaje a Francisco Vicente de Tornamira y al escritor Juan Francisco de Tornamira de Soto, nacido en esta ciudad en 1583.

Se conserva un escudo heráldico tallado en piedra de los Tornamira gracias a que la losa sepulcral que esta familia puso en la capilla de San Gregorio, que hicieron construir en el interior de la iglesia de San Nicolás de Tudela, en el siglo XVI.

ESCUDO DE ARMAS DE TORNAMIRA

19/04/2025

¿Cuál es el origen de los toponimos de Álava-Araba, Guipúzcoa-Gipuzkoa y Vizcaya-Bizkaia?


Los nombres de las provincias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, escrito en lengua española, o de los herrialdes Araba, Gipuzkoa y Bizkaia, en euskera, aparecieron durante la Baja Edad Media sin que significasen lo que significan en la actualidad, ya que los territorios originarios y primordiales no coincidían enteramente con los actuales. Fueron nombres que aparecieron junto a otros nombres, sin que se sepa cuándo ni quienes idearon esos nombres. Solo se recoge la existencia de esos topónimos a partir de una determinada fecha. Se ignora cómo se constituyeron las cuatro comunidades de Vizcaya, Orduña, Guipúzcoa y Álava, por tanto se desconoce cuándo tuvieron personalidad jurídica propia, y más aún sobre su personalidad política, y mucho más acerca de cómo se concretó o se impuso esa personalidad política, si con "pacto originario" o sin él.

Álava, Vizcaya y Guipúzcoa son las denominaciones en castellano recomendada por la Real Academia Española, usada en documentos oficiales de la Administración central, en documentos no oficiales y, en general, en el ámbito oral y escrito hispanohablante. Es también la denominación utilizada en la versión en castellano de la Constitución española y en la versión en castellano del Estatuto de Autonomía del País Vasco.

Araba, Bizkaia y Gipuzkoa son las denominaciones en euskera recomendada por la Real Academia de la Lengua Vasca, usada en documentos oficiales en este idioma, en documentos en castellano, y es la más empleada por los medios de comunicación en español del País Vasco. Es también la denominación utilizada en la versión en euskera de la Constitución española y en la versión en euskera del Estatuto de Autonomía para el País Vasco. Actualmente son las denominaciones oficiales de las tres provincias.

TÁBULA GEOGRÁFICA DE LAS PROVINCIAS
GUIPUSCOAE, ALAVAE ET BISCAYAE

Durante los siglos del Medievo, los tres espacios denominados como Vizcaya, Guipúzcoa y Álava habían comenzado sus propias andaduras políticas y sus respectivos procesos de ensanchamiento, con una historia distinta, cambiando periódicamente de autoridad.

El territorio de Orduña aparece mencionado hacia el año 900, al lado de Vizcaya, a la que en la actualidad pertenece, por lo tanto, se deduce que la actual Euskadi se trató de cuatro espacios más o menos pequeños, que posteriormente fueron ampliándose con otros territorios adyacentes.

El topónimo de Álava es conocido desde el siglo VII, pues se trata de un nombre derivado del éuscaro araiiar, que significaba "país entre montañas". Pero la primera referencia escrita como provincia, data de fines del siglo IX, en las Crónica de Alfonso III el Magno, rey de Asturias, refiriéndose a las Tierras Llanas, al norte y este de Vitoria, en el extremo oriental de sus dominios.

Durante los siglos VIII y IX, las tierras alavesas, junto a las del norte de Burgos, constituyeron la frontera oriental del Reino asturiano frente a los ataques musulmanes del valle del Ebro. A esta Álava nuclear se sumaría otra periférica, integrada por la tierra de Ayala, Treviño, la Rioja alavesa y la zona al este del río Bayas.

Álava había estado sometida por el príncipe astur Fruela en el siglo VIII, y perteneció al Condado de Castilla en los siglos X-XI. Tras una época fluctuante, por las disputas entre sus reyes cristianos, fue conquistada por el rey de Castilla, Alfonso VIII, entre 1199 y 1200.

Para asegurar el respeto de los fueros, se recurrió al juramento de un pacto originario, llamado Privilegio de Contrato de 1332. Este pacto no fue un compromiso con el rey de Castilla, de quienes ya eran vasallos, sino un concierto entre los propios alaveses divididos en dos facciones: el concejo de Vitoria, un realengo que dependía del rey; y la Cofradía de Arriaga, un señorío, donde el rey tenía delegada su autoridad.

Los de Vitoria y los de Arriaga se disputaban la posesión de cuarenta y cinco pueblos; el rey Alfonso XI medió en el acuerdo por el cual, todas las tierras de Álava se convirtieran en realengo. Álava no se incorporó a Castilla, que ya lo estaba, sino que el rey de Castilla dejaba de delegar su autoridad en la corporación de los Arriaga.

MAPA HISTÓRICO ÁLAVA-ARABA

El de topónimo de Guipúzcoa aparece en un documento de del siglo XI, desde tiempos del rey navarro Sancho III el Mayor y el señor de Ipuscua, García Acenáriz. Este territorio se encuentra en el entorno y vasallaje del Reino de Pamplona, tal y como hicieron del testamento que Acenáriz y Galga, su esposa, habían otorgado en el año 1025 a favor del monasterio de San Juan de la Peña.

Esta integración, resultante de la actividad política de Sancho III del Mayor, duró hasta 1076, año de la muerte de Sancho IV el de Peñalén. Durante ese período los reyes pamploneses tuvieron cuidado de reforzar la relación de las tierras guipuzcoanas con las navarras, pero fueron apareciendo indicios de que las vinculaciones políticas de Guipúzcoa irían a modificarse. Así, a través de ciertas donaciones de bienes parece existir un cambio de orientación en la relación política del área occidental guipuzcoana, no ya hacia Navarra, sino hacia el oeste, hacia Vizcaya, acabando en la autoridad de Alfonso VIII de Castilla en 1200.

MAPA HISTÓRICO GUIPÚZCOA-GIPUZKOA

El texto más antiguo conocido que menciona el nombre de Vizcaya se encuentra, como en el caso alavés, en la Crónica de Alfonso III, redactado en el año 883, situada en el extremo oriental de los dominios del Reino de Asturias. Más tarde, a fines del siglo X, aparece en el Códice de Roda el nombre de Munio, conde vizcaíno casado con una hija de Sancho I Garcés, rey de Pamplona, y a partir del XI comenzaron a ser más frecuentes los datos documentales sobre este territorio, observándose su vinculación a la Monarquía pamplonesa, primero, y castellana después.

El topónimo Vizcaya tiene una etimología discutida. La más consensuada es el significado de "cima" o "loma", aunque también se han propuesto otras etimologías, como bits-kaia cuyo significado es "puerto de espuma" o bizi-kaia "puerto vivo".

Vizcaya debió estar unida, en los siglos X-XI, al Condado de Castilla, a cuya corona quedó incorporado después de un breve paréntesis pamplonés, en 1076. Pero sus señores siguieron actuando con gran autoridad hasta 1379, en que Juan, señor de Vizcaya y príncipe de Castilla, se convirtió en rey de esta corona.

Antes de que acabara esta centuria, ya se había hecho habitual que, cuando un nuevo señor debía tomar posesión del Señorío, se formulara un juramento de homenaje por parte de los principales vizcaínos y de guarda de fueros por parte del señor.

MAPA HISTÓRICO VIZCAYA-BIZKAIA

14/04/2025

Procesión en Elgeta, por Pablo Uranga


Procesión en Elgeta es un óleo sobre lienzo pintado por el artista alavés Pablo Uranga hacia 1905. Se encuentra expuesto en el Museo de Bellas Artes de Vitoria.

La obra refleja una procesión en la guipuzcoana villa de Elgeta. Describe el momento en que la corporación municipal, siguiendo al abanderado y al párroco, se dispone a entrar en la iglesia. Está realizada en un ángulo un tanto forzado y muestra el gusto de Uranga por una pintura dinámica, de factura suelta e impresión de abocetamiento. También se aprecia el interés de Uranga por las tonalidades terrosas y los rojos que tan característicos fueron en su obra.

PROCESIÓN EN ELGETA, POR PABLO URANGA

11/04/2025

Baronía de Areizaga de Villarreal de Urrechu


Los Areizaga ocuparon altos cargos tanto en el municipio como en las administraciones del Imperio de la Monarquía hispánica durante la Edad Moderna, y se vincularon con otra de las poderosas familias de la villa, los Ipeñarrieta. Procedían de Zumarraga antes de establecerse en Villarreal de Urrechu en el siglo XVI. Entonces, comenzaron a desarrollar carreras militares en el Ejército y burocráticas en la Corte.

Consiguieron el título nobiliario de Baronía en el siglo XVII, por su lealtad y servicios a la Monarquía de los Habsburgo durante su participación en la Guerra de los Treinta Años de 1618-1648, destacando Felipe de Areizaga, y en la Guerra Franco-española de 1635-1659.

A mediados del siglo XVIII, se dedicaron al comercio y participaron en la fundación de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, mediante José Gabriel de Areizaga, época en la que se fueron estableciendo en los puertos mercantes de San Sebastián o Pasajes.

Durante la Guerra de la Independencia española de 1808-1814, lucharon contra el Ejército francés de Napoleón Bonaparte, destacando Juan Carlos de Areizaga.

ESCUDO DE AREIZAGA

Felipe de Areizaga y Zandategui fue el primer barón de su linaje, fundador de la baronía de Areizaga. Nació en Villarreal de Urrechu en 1580. Su padre fue Felipe de Areizaga y Aramburu, que fue contador real y comisario del Santo Oficio de la Inquisición, y su madre fue Magdalena de Zandategui y Guerra, vecinos de Villarreal de Urrechu.

Se enroló como voluntario en las tropas del Imperio de los Habsburgo establecidas en Hungría, en 1605. En 1620, se distinguió en la batalla de Praga que le valió una carta encomiástica real cesárea y el grado de coronel de caballería, al mando de 500 jinetes. Después fue enviado a Alsacia, a las órdenes del archiduque de Austria, quien le nombró gobernador de dos ciudades. Por diferentes servicios realizados, consiguió la llave de gentilhombre de cámara real que llevaba consigo el título de barón del Sacro Romano Imperio, concedido en 1630 por el archiduque Leopoldo.

De regreso a España, fue ascendido a general de los Reales Ejércitos de la Monarquía hispánica de los Habsburgo. Lideró a la vanguardia del ejército durante la revuelta de Cataluña en 1640, con el grado de teniente general, y consiguió el hábito de la Orden de Santiago.

Bernardo de Areizaga y Zandategui, hermano de Felipe, fue segundo barón de Areizaga. Nació Villarreal de Urrechu en 1593, fue caballero de Santiago en 1635, y casó con Francisca de Basauri y Ondarza. El hijo de ambos, Matías, sucedió en el patronato familiar.

Matías de Areizaga y Basauri, tercer barón de Areizaga, nació en Villarreal de Urrechu en 1657. Fue caballero de Calatrava y casó con Juana del Corral e Idiáquez. Fue señor del Palacio de Areizaga por línea paterna, del Palacio de Ondarza por la materna, y del Palacio de Olazaran por matrimoniar con la hija de Juan del Corral e Ipeñarrieta, caballero de la Orden de Santiago, y de Tomasa Clara de Idiáquez e Isasi, poderosa rama nobiliaria esta última. De ellos nacieron José Gabriel, Carlos y María Ana, que casó con Juan Bautista de Aranguren y Zeláa, progenitores de los condes de Monterrón.

PALACIO DE AREIZAGA

José Gabriel de Areizaga y del Corral, cuarto barón de Areizaga, nació en Villarreal de Urrechu, en 1680. Fue dueño de los mayorazgos de Areizaga, Ondarza y Olazaran. Fue diputado general a Guerra por la provincia de Guipúzcoa en 1719. En 1697, casó con María Josefa de Irusta y Aguirre, señora de los mayorazgos de Irusta, Aldape-Isasi, Usánsolo y Aguirre.

Sus hijos fueron: Carlos, que siguió esta baronía; Ignacio, que ingresó en el Real Cuerpo de Guardias Marinas el año 1739; Martín José, que fue diputado general de Guipúzcoa en 1756; Ana María, que casó el año 1747 con Rafael de Mencos Ayanz de Navarra, conde de Guendulain y barón de Bigüezal; y María Josefa, casada con Francisco Xavier de Munibe e Idiáquez, conde de Peñaflorida, fundador de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País.

Carlos de Areizaga e Irusta, quinto barón de Areizaga, fue capitán general de los Reales Ejércitos, caballerizo y gentilhombre de Cámara Real. Fernando VI recompensó sus relevantes méritos y servicios concediéndole las Dehesas de Ojen y Sanona, en el término municipal de Gibraltar, y la de Macientos, cerca de Carrión, en 1746. Caso con Nicolasa de Alduncin y Larreta.

Sus hijos fueron: Babil, siguiente barón en la saga, caballero maestrante de Granada en 1775, agraciado por Carlos III con los patronatos de las iglesias parroquiales de Aizarnazábal y Oiquina en Guipúzcoa en 1777; Juan Carlos, que sigue esta línea; Joaquín, que ingresó en el Real Cuerpo de Guardias Marinas en 1776 y casó con Juana Antonia de Zuloaga y Zabala, de la casa de los Condes de Torre Alta en Fuenterrabía; y Saturnina, casada con Miguel Damián Manso de Zúñiga, conde de Hervías.

JOSÉ DE AREIZAGA

Juan Carlos de Areizaga y Alduncin, sexto barón de Areizaga, fue teniente general de los Reales Ejércitos y capitán general de Guipúzcoa con residencia en Tolosa. Fue uno de los principales combatientes vascos en la Guerra de la Independencia española, por lo que fue recompensado con creces: caballero de la Orden de Santiago y de la Cruz Laureada de San Fernando.

Casó con Mariana Magallón y Armendariz y sus hijos fueron: Manuel de Areizaga y Magallón, séptimo barón de Areizaga, que casó Josefa del Corral, marquesa de Narros, grandeza de España, y no tuvo descendencia; José de Areizaga y Magallón, que le sucedió en el título; Juan Carlos, caballero de la Orden de Calatrava, en 1857, brigadier de Ejército, que casó con Teresa de Elío, y tuvo por hijo a Francisco de Asís de Areizaga y Elío, comandante de Caballería; y Rosario, casada con el francés General de Thierry, progenitores de los vizcondes de Cornulier Luciniére.

José de Areizaga y Magallón, octavo barón de Areizaga, casó con Romualda de Gortázar y Munibe. Tuvo por hijos: Juan Carlos de Areizaga y Gortázar, noveno varón de Areizaga, caballero maestrante y concejal de Zaragoza, doctor en Derecho Civil y Canónico, y casó con Josefa Sichar y Oliván; Victoria, casó con Manuel Alonso Zabala, inspector general del Cuerpo de Caminos, dejando por heredero a José María Zabala y Areizaga, ingeniero de Montes; Rosario, viuda de José María Alonso Zabala, del que tuvo dos hijos; Patrocinio, que murió sin tomar estado; Concepción, casada con su primo Francisco de Asís de Areizaga con sucesión; Mariano, caballero maestrante de Zaragoza, casado con Natalia Cavero y Sichar, con sucesión; María Teresa, casada con Justo de Legorburu, comandante de Artillería, con sucesión; y Eloísa de Areizaga y Gortázar, soltera.

ANTONIO DE AREIZAGA

Otros ilustres miembros del linaje de Areizaga relacionados con la villa de Villarreal de Urrechu fueron:

Juan de Areizaga y Guevara fue capellán y cosmógrafo de la Expedición a la Especiería de 1526 al mando de Jofre García de Loayza, cuyo objetivo era tomar las islas Molucas. Marchó en el patache Santiago desde La Coruña junto a las otras tres embarcaciones, inspeccionó las costas de la Patagonia y tomó contacto con los Patagones. Tras cruzar el estrecho de Magallanes, una tormenta dispersó las naves, y el patache Santiago alcanzó las costas de Nueva España en julio de 1526. Areizaga demostró la accesibilidad a la costa occidental del virreinato desde el océano Pacífico. Después, viajó a la ciudad de México, dio cuenta de la aventura el virrey Hernán Cortes, y regresó a España en 1527.

Martín José de Areizaga e Irusta

Antonio de Areizaga fue marino de la Real Armada de Felipe V de Borbón. Su heroica participación en la batalla del Cabo Espartel contra los ingleses, en 1704, hizo que alcanzase el grado almirante de la armada. Vivió entre 1660 y 1720, pero no nació en Villarreal de Urrechu sino en Orio.

Javier de Areizaga fue colegial y, más tarde, rector de la Universidad de Salamanca en 1750.


07/04/2025

Antonio de Beroiz


Capitán de marina, armador naval, mercader y corsario en el siglo XVII

ANTONIO DE BEROIZ

Antonio de Beroiz era natural de San Sebastián, donde nació a principios del siglo XVII.

Fue uno de los armadores navales más importantes del siglo XVII, encargándose de equipar de pertrechos, de dotar de tripulación y de mantener en estado de navegabilidad sus propias embarcaciones o aquellas que tenía en posesión para realizar singladuras náuticas. A lo largo de su actividad como armador corsario, Beroiz tuvo intereses en aproximadamente 60 embarcaciones corsarias, casi siempre como armador principal o de la patente, otras veces como fiador. Para ello, se asoció a otros grandes armadores vascos de su tiempo, como Juan de Beográn, el hijo de éste, Francisco de Zárraga Beográn, Miguel de Zuzuarregui, Tomás de Arssu e incluso a su propio padre, Francisco de Beroiz, aparte de otros de menor importancia.

También armó navíos construidos en astilleros vascos con destino a las pesquerías de ballenas en el Atlántico norte.

Dentro de la amplia industria marinera, otra de sus principales actividades fue la navegación en corso, iniciándose hacia 1624. En 1638, decía haber armado ya 42 buques de guerra, que hicieron múltiples capturas a los enemigos de la Monarquía española. En aquel momento, estos eran Inglaterra y Países Bajos, como consecuencia de la Guerra de los Treinta Años, entre 1618 y 1648. Según un memorial, llegó a requisar más de 150 embarcaciones de todo tipo y tonelaje entre 1635 y 1640.

Por sus servicios en corso y otros méritos realizados, Beroiz solicitó al Real Consejo de Guerra el título de capitán de marina con sueldo de 30.000 maravedíes al año, que le fue entregado más tarde.

En 1637, participó en la llamada Campaña de Francia, en la que los Reales Tercios de Infantería que el general Fernando de Austria tenía en Flandes invadieron Francia en sucesivos combates victoriosos hasta llegar a París. Con sus barcos, Beroiz apoyó a las tropas desplegadas, que fueron abastecidas hasta su posterior repliegue a Flandes.

Un año después, formó parte del operativo naval que llevó refuerzos a la ciudad fortificada de Hondarribia durante el sitio de Fuenterrabía de 1638, villa cercada por el Ejército francés. Junto a él, actuaron otros marinos armadores y corsarios vascos de la Escuadra del Norte como Juan Bernardo de Lizardi o Francisco de Escorza.

Al iniciarse la guerra contra la República inglesa de Cromwell, en 1656, Beroiz continuó armando buques de guerra de la Real Armada española o embarcaciones corsarias. Se conoce el abastecimiento a 8 fragatas de 30 cañones de artillería.

Para sus negocios en armamento y aprovisionamiento de buques en corso casi siempre contó con la colaboración de su principal socio, el capitán de marina y corsario Thomás de Arssu, natural de Fuenterrabía.

En 1657, Arssu y Beroiz compartieron la armazón de los galeones de guerra San Antonio el Mayor y Nuestra Señora del Rosario.

Durante la década de 1660, Beroiz y Arssu eran socios en cualquier empresa, se interesaron conjuntamente por el tráfico comercial con los virreinatos españoles de las Indias y por las expediciones balleneras a Terranova y el Atlántico norte. Además, la paz con Inglaterra de 1662, concedió un respiro a las actividades corsarias contra naves de este reino.

En su actividad como mercader y armador de corso sufrió algunos problemas. En 1640, fue enviado preso a Madrid por una denuncia basada en mantener relaciones comerciales con mercaderes franceses de la región de Lorena, claros enemigos de España.

En 1657, el corregidor de Vizcaya le embargó dos fragatas en la ría del Nervión bajo la acusación de perjudicar el comercio marino de Bilbao.

En 1668, dejó su actividad corsaria, momento en el que actuaba de fiador a otros armadores navales de corso.

Dos años después, en 1670, moría el armador de corso Antonio de Beroiz.

01/04/2025

Etapa Puente la Reina - Estella


La Ruta Jacobea se separa definitivamente del valle del Arga y entra en Tierra Estella, por la que discurre en dos etapas. Esta es una etapa costa con dos marcadas subidas al principio y hacia la mitad, cuando después de cruzar el río Salado el Camino sube a Lorca. Esta parte de la comarca es un territorio feraz y de paisaje ondulado, de clima suave, protegido por las sierras de Andía, Urbasa y Lokiz que se elevan al norte. La pirámide natural de Montejurra anuncia desde lejos la situación de Estella.

El Camino de Santiago atraviesa Puente la Reina por la calle Mayor de los Romeros y después de cruzar el río Arga por el puente románico gira a la izquierda para cruzar la carretera y pasar junto al Monasterio del Espíritu Santo. Un camino de tierra avanza primero por la ribera del Arga y después asciende forma suave separándose de ella. Tras pasar el vado de un regacho, el camino inicia un duro ascenso por un sendero entre pinos de repoblación. Superado el alto, una pista de tierra lleva a Mañeru.

PUENTE LA REINA

Mañeru es el primer pueblo de Tierra Estella por el que pasa el Camino de Santiago. Esta zona recibe además su nombre Val de Mañeru, al que pertenece también Cirauqui.

El trazado irregular de sus calles es medieval y hay algunas casonas nobles con sus escudos de armas de los siglos XVI a XVIII. La iglesia de San Pedro es un templo muy interesante. La parte más antigua es el coro y la base de la torre, que se fechan en el siglo XVI. Sobre el viejo campanario, el polifacético artista navarro Fermín de Larrainzar recibió en encargo de hacer una torre nueva para que las campanas pudieran oírse en todo el término de pueblo de forma efectiva. La solución es una magnífica obra de cantería hecha con piedra del lugar, en el año 1713. Las formas son deudoras de la arquitectura herreriana y tan sólo los leones de la balaustrada ponen una nota imaginativa. En 1785, el maestro de obras Santos Ángel de Ochandátegui acometió la gran reforma de la iglesia, construyendo un gran crucero neoclásico resuelto con ábsides semicirculares y una cúpula de media naranja con linterna.

El camino pasa junto al lavadero y deja el pueblo por la calle Forzosa, en dirección a Cirauqui, cuyas casas blancas aparecen a la vista. La silueta de su blanco caserío sobre un suave cerro es inconfundible. Se trata de un pequeño conjunto monumental muy interesante. Desde su posición elevada se contemplan una hermosas vistas del Val de Mañeru y buena parte de Tierra Estella.

CIRAUQUI

Después de seguir un sendero entre vides y olivos, se llega a un camino de tierra ancho que llega a Cirauqui. Su entrada es una puerta medieval de arco apuntado sobre la que se levanta un torreón superviviente de las murallas medievales. Las calles estrechas y empinadas mantienen su trazado medieval, pero las casas son en su mayoría de los siglos XVI a XIX. Entre ellas predominan las portadas con arcos de medio punto y muchas de ellas tienen blasones de piedra.

La Iglesia parroquial de San Román fue construida a finales del siglo XII. Conserva de esta época una bellísima portada lobulada de aire oriental y muy similar a la de San Pedro de la Rúa de Estella. En las claves se representan una estrella de ocho puntas, el Cordero Místico, San Miguel y la mano de Dios en actitud de bendecir. Figuras humanas y animales se sitúan sobre los capiteles en el arranque de las arquivoltas. En el siglo XVI, se hizo la fábrica del coro y la bóveda de crucería, pero el aspecto actual de templo se debe a las obras realizadas a finales del siglo XVII.

En el extremo norte del pueblo se encuentra la Iglesia de Santa Catalina, construida en el siglo XIII y reformada en el XVI. Su portada, también lobulada y con ángeles decorando las claves, se protege con un singular tejaroz hecho con ménsulas triangulares decoradas con cabecillas.

El Camino de Santiago sale de Cirauqui por la calzada romana, un camino empedrado que no tiene más de tres siglos, y atraviesa los restos del puente del regacho de Iguste. Este camino pudo ser romano en origen, como también lo es la calzada de Iguste, aguas arriba del arroyo.

En la subida se cruza la autovía por un paso elevado, desde el que los viñedos dominan el paisaje. Por el camino viejo de Estella, junto a la pista de tierra se llega al puente de Dorrondea, y continúa el viejo camino que conserva en ocasiones el empedrado. Por una pista de tierra pasa bajo la autovía, tomando la carretera de Alloz durante unos centenares de metros para luego desviarse a la izquierda y cruzar por el medieval Puente del río Salado.

PUENTE DEL RÍO SALADO

Así relató Aymeric Picaud la experiencia vivida en el paraje del puente del río Salado o Guesalaz, a los pies de Lorca, por el que todavía hoy pasan los peregrinos:
"Por el lugar llamado Lorca, por la zona oriental, discurre el río llamado Salado: ¡cuidado con beber en él, ni tú ni tu caballo, pues es un río mortífero! Camino de Santiago, sentados a su orilla, encontramos a dos navarros afilando los cuchillos con los que solían desollar las caballerías de los peregrinos que bebían de aquel agua y morían. Les preguntamos y nos respondieron mintiendo, que aquel agua era potable, por lo que dimos de beber a nuestros caballos, de los que al punto murieron dos, que los navarros desollaron allí mismo."

Subiendo por un camino hormigonado que salva una fuerte pendiente, pasa el camino de nuevo bajo la autovía. Y por un sendero paralelo a la antigua carretera, se llega a Lorca.

La calle Mayor de Lorca coincide con el Camino de Santiago. La Iglesia de San Salvador conserva un ábside románico de finales del siglo XII. En su interior se conserva un retablo barroco del siglo XVIII, dedicado a Santiago peregrino. Frente a la iglesia hubo un hospital de peregrinos entre los siglo XIII y XVI, luego convertido en clavería de Roncesvalles.

Al salir del pueblo, se toma un sendero paralelo a la carretera. A mitad del recorrido hacia Villatuerta, se separa de la carretera por otro sendero que avanza entre campos de cereal y sale a una pista. Por caminos de tierra se deja la autovía y se llega a la zona residencial de Villatuerta. Es una población situada al norte del valle de la Solana, convertida en núcleo residencial. Se disputa con Arellano ser el lugar natal de San Veremundo, abad del monasterio de Irache, impulso de los peregrinos a Compostela y patrón del Camino de Santiago en Navarra. Sus restos se conservan en una arqueta que pasa de un pueblo al otro cada cinco años, celebrándose un traslado festivo con paradas en Irache y Dicastillo. Su estatua se encuentra junto a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo gótico que conserva elementos románicos de la antigua iglesia, que fue destruida en el siglo XIV en la guerra contra los castellanos. El retablo mayor, recientemente restaurado, es una obra del siglo XVII.

En Villatuerta se avanza por la calle Regueta cruzando el pequeño puente medieval. Junto a la iglesia se toma el camino de Estella, que a la salida del pueblo se convierte en un sendero que deja la Ermita de san Miguel a la izquierda y baja a una zona de descanso. En este templo hubo un priorato benedictino dependiente de Leyre. Por unas escaleras se baja al puente sobre el río Ega, y superado este, a un camino asfaltado que entra en Estella por la calle de los Curtidores.

ESTELLA

Estella debe su condición de ciudad al Camino de Santiago. Es, por tanto, un lugar jacobeo hasta el tuétano de sus piedras. Su propio nombre deriva de Stella, que significa "estrella", y se ha puesto en relación con el de Compostela, Campus Stellae, es decir "campo de la estrella". Las investigaciones arqueológicas han documentado vestigios desde la prehistoria hasta la época musulmana. Se conoce la existencia en este mismo lugar, en la ribera del río Ega, de un asentamiento rural llamado Lizarra y, posiblemente, un castillo. Y en la Baja Edad Media, llegó a convertirse en uno de los principales centros de comercio y comunicaciones de Navarra.

Debido a las buenas condiciones del lugar, en 1090, Sancho Ramírez, rey de Aragón-Pamplona, estableció en este punto un asentamiento de francos y les concedió un fuero para que pùdieran prosperar. Además, desvió la ruta de los peregrinos para que pasara por aquí. El burgo original era el barrio de San Martín, en torno a la iglesia de San Pedro de la Rúa y la calle de la Rúa o de las Tiendas, como se llamaba en la Edad Media. A lo largo de las siguientes décadas fueron surgiendo barrios que funcionaban de forma independiente. Sobre la Peña de los Castillos se levantó el castillo de Zalatambor. En 1164, Sancho VI el Sabio de Navarra confirmó el fuero de Estella. Aymeric Picaud dejó escrito en su guía del peregrino:
"Estella, fértil en buen pan y excelente vino, así como en carne y pescado, y abastecida de todo tipo de bienes."

ESTELLA

La ciudad se convirtió pronto en el centro de comercialización, no sólo del producto de sus talleres artesanales, sino de los productos de toda la comarca. Hacia el año 1200, la ciudad se dividía entre zonas: la de los francos, la de los judíos y la de los navarros. En 1266 se produjo la unión de los distintos barrios en un sólo concejo. En esos años falleció en uno de los hospitales el obispo de Patrás, que viajaba de forma anónima portando como ofrenda a Compostela una reliquia del apóstol San Andrés. En Estella nadie se dio cuenta de su dignidad hasta que, ya enterrado, un resplandor sobrenatural reveló la presencia de la santa reliquia. Desde entonces, San Andrés es el patrono de la ciudad. El siglo XIV, fue una época de crisis debido a sucesivas epidemias de peste y a las persecuciones de los judíos.

Tras la anexión de Navarra a Castilla, Estella pierde gran parte de su importancia estratégica. El castillo se abandonó en 1512, y se destruyó sesenta años más tarde. También se abandonaron las otras dos fortalezas y las murallas.

En cuanto al Camino de Santiago, la intención del rey Sancho Ramírez de crear un importante hito para los peregrinos entre Pamplona y Nájera fue en todo exitosa. Prueba de ello es el gran número de hospitales y hospederías que tuvo la ciudad, llegando a tener una de las mayores capacidades de alojamiento de toda la ruta jacobea. En el siglo XVI, con el fenómeno de las peregrinaciones en plena decadencia, el rey Carlos I mandó unificar todos los hospitales de la ciudad, creándose en 1524 el hospital General, que atendió durante un siglo las necesidades de los peregrinos. En el siglo XVIII, esta labor la desempeñaban los religioso mercedarios del convento de Nuestra Señora de Salas.

PUENTE MEDIEVAL E IGLESIA DE SANTA MARÍA JUS DEL CASTILLO

Los amigos de las comparaciones llamaron a Estella la "Toledo del Navarra" por la densidad de su patrimonio monumental y su situación junto al río Ega. Pero Estella es una ciudad con una fuerte identidad propia que no necesita buscar analogías. Lo primero que ve el peregrino al entrar es la fabulosa fachada de la Iglesia del Santo Sepulcro. El templo original del siglo XI, muy humilde, se comenzó a sustituir en el primer tercio del siglo XIII por otro mucho mas monumental que no se llegó a terminar. La fachada norte, que es precisamente la que da al camino es gótica, de principios del siglo XIV fue concebida como una gran catequesis sobre la muerte y la resurrección de Cristo. En el tímpano se representan las escenas de la Pasión, la Resurrección y la Última Cena, y a los lados de la portada, los doce apóstoles. Sobre dos sencillos plintos se disponen las figuras de Santiago peregrino y de un obispo, quizás San Saturnino, como San Cernín de Pamplona.

Por encima del Santo Sepulcro quedan el Convento del Santo Domingo, rehabilitado como resistencia de ancianos, y la Iglesia de Santa María Jus del Castillo, del siglo XII, que fue parroquial del barrio alto. Fue así llamada por ser la más cercana el Castillo de Zalatambor, cuyas ruinas fueron excavadas y pueden ser visitadas con guía.

PALACIO DE LOS REYES DE NAVARRA

Siguiendo por rúa de los Curtidores se llega a la plaza de San Martín, donde se encuentra el Palacio de los Reyes de Navarra, del siglo XII, único en Navarra y una de las construcciones del románico civil más importantes de España. De esa época se conservan las fachadas con sus características arquerías. En uno de los capiteles se representa la lucha entre Roldán y el malvado gigante Ferragut. En el siglo XVII, se añadió una tercera planta y se reformaron todos los espacios interiores. Actualmente alberga un interesante museo dedicado a la obra del pintor Gustavo Maeztu, vinculada al Regeneracionismo de la Generación del 98.

FACHAFA DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO DE LA RÚA

Frente al palacio están las escaleras que suben a la Iglesia de San Pedro de la Rúa. La planta de la iglesia es basilical, con tres ábsides y tres naves. Todo parece estar hecho para realzar el ábside central o capilla mayor, que tiene tres absidolos ganados al espesor de los muros. Parece que el templo es resultado de la ampliación de un proyecto inicial de la iglesia de nave única y cabeza con absidiolos, un tipo de distribución frecuente al norte de los Pirineos. La construcción dilatada en el tiempo hace que se vayan incorporando elementos góticos y que domine el arco apuntado y sus secciones. La gran bóveda gótica de crucería de la nave central se sustituyó por la actual en el siglo XVII.

La voladura del castillo, en 1572, pudo haber causado el derrumbe de dos de los cuatro lados del claustro. Una de las funciones de este, como queda patente en la historia del obispo de Patrás y las reliquias de San Andrés, fue la de cementerio de peregrinos. Aun así, posee una sorprendente riqueza iconográfica de lo que queda del claustro, cuya fábrica se ha puesto en relación con el claustro de Silos, donde también aparecen columnas torsas. Este elemento tan peculiar se da también en la Iglesia de San Pedro de Caracena, en Soria. En el interior de la iglesia se conserva un buen monumento de imágenes y retablos, así como el sepulcro de los duques de Granada de Ega, titulares del llamado palacio de los Reyes de Navarra.

CLAUSTRO DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO DE LA RÚA

Avanzando por la calle de la Rúa se encuentra el Palacio renacentista, del siglo XVI, donde nació fray Diego de Estella, influyente pensador durante el reinado de Felipe II. Al final de la calle, los peregrinos abandonaban Estella por la Puerta de Castilla.

En la plaza de San Martín se ubica el puente de la Cárcel, reconstruido en el siglo XIX, por el que cruza el río Ega. Las casas viejas, estrechas y elevadas se apiñan a lo largo de su orilla. Tomando a la izquierda por la calle Ruiz de Alda, se llega a los pies de la Iglesia de San Miguel, posiblemente la más interesante, aunque San Pedro y la fachada del Santo Sepulcro acaparen la fama. En torno a ella se fue formando el segundo barrio del burgo medieval. La primera mención escrita se remonta a 1174. Es un edificio peculiar, con planta de cruz latina, tres naves y tres ábsides al exterior. Sin embargo, en el interior hay dos ábsides más abiertos en los muros de los brazos del crucero. Hubo distintas fases de construcción que terminaron en época gótica. Ya en el barranco se acometieron algunas reformas y se levanta la torre. Son de gran interés las dos portadas que dan acceso a las naves laterales, sobre todo la del lado norte, una obra excepcional. Quizás se cuidó especialmente porque era la que daba a la plaza del mercado que el barrio tenía derecho a celebrar desde 1236. Junto a la iglesia está la capilla de San Jorge, del siglo XIV, guarneciendo la bella imagen gótica del titular.

Desde la plaza de San Miguel, se encuentra muy cerca la plaza de los Fueros, junto a la que está la Iglesia de San Juan, de origen románico y muy reformada.

IGLESIA DE SAN MIGUEL DE ESTELLA

En el extremo norte de la ciudad y dominándola está la Iglesia de San Pedro de Lizarra, la Basílica de Nuestra Señora del Puy, con la imagen gótica de la patrona de Estella, y el Monasterio de San Benito, de monjas benedictinas.

Junto al parque de Llanos se encuentra el Monasterio de Santa Clara, del siglo XVII.

RÍO ARGARA SOBRE ESTELLA