El Desafío de Azcoitia fue un reto que ofrecieron los llamados Parientes Mayores de la nobleza feudal vasca a los gobernantes, vecinos y cabezas de linaje de esta villa guipuzcoana en julio de 1456. Aquel bando fue colocado junto a la puerta principal de la Torre de Idiáquez, también llamada Etxe Beltz (Casa Negra). Este edificio rectangular de características defensivas está ubicado entre la Iglesia parroquial de Santa María la Real y el río Urola.
Este acto estuvo englobado en las llamadas Guerras de Banderizos de la Baja Edad Media, una lucha entre los dos grandes bandos nobiliarios que reunían a todos los linajes de las Provincias vascas: los Gamboinos y los Oñacinos. Lo que llevaba sucediendo en los últimos siglos fue que los nobles propietarios de la tierra rural estaban perdiendo poder político y económico respecto al nuevo orden urbano.
DESAFÍO DE AZKOITIA |
Ante esta decadencia del mundo rural vasco, ambos bandos se aliaron para luchar contra la supremacía de las villas y ciudades que amenazaban su estilo de vida basado en la propiedad de la tierra, las relaciones parentales de poderosos linajes nobiliarios y las costumbres tradicionales. En definitiva, aquel desafío fue concebido como un intento de demostrar su fuerza, su poder y su honor.
En la pintura Desafío de Azkoitia, aparecen los señores banderizos Juan López de Lazkano, señor de Lazkano y Arana, Martín Ruiz de Gamboa, señor de Olaso, y Ladrón de Balda, señor de Balda, quienes lideraron el duelo que implicaba a un amplio entramado de linajes nobiliarios rurales. Retaban a solucionar su rivalidad mediante las armas a las nuevas elites urbanas de Azkoitia (Miranda de Iraurgi), Azpeitia (Salvatierra de Iraurgi), Deba (Monreal de Deba), Ordizia (Villafranca de Ordicia), Mutriku (Motrico), Getaria, Tolosa, y Segura.
DESAFÍO DE AZKOITIA |
A petición de las Hermandades de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, el rey Enrique IV de Castilla decidió proteger a las villas mediante la expulsión de los nobles banderizos durante uno a cuatro años a la frontera andaluza para combatir en la Reconquista contra el Reino de Granada, así como el desmantelamiento de sus torre-fortalezas. Estos Parientes Mayores, con un carácter guerrero, fueron aprovechados por el Ejército castellano para que demostrasen su valor y honor en la lucha militar contra los islámicos. Por otro lado, en los territorios vascos se impuso la autoridad real y las Hermandades provinciales, pudiendo las villas seguir desarrollando su actividad económica.
Cuatro años más tarde, en 1460, aquellos nobles desterrados pudieron regresar. La Guerra de Banderizos así como sus bandos armados terminaron de disolverse durante el reinado de los Reyes Católicos, y muchos de los tradicionales linajes rurales emparentaron con los de las villas a fin de mantener su poder económico, militar y social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario