10/09/2023

Antonio de Urbiztondo y Eguía


Militar y Gobernador de las islas Filipinas a mediados del siglo XIX, que incorporó la isla de Joló a dominio español

ANTONIO DE URBIZTONDO Y EGUÍA

Antonio de Urbiztondo y Eguía nació en San Sebastián en 1794. Proveniente de una prominente familia de la nobleza vasca, y ostentaba el título de marqués de la Solana.

Ingresó en el Ejército español como caballero paje en 1814, concluyendo la Guerra de la Independencia. Años más tarde, combatió al gobierno del Trienio Liberal (1820-1823) y llegó a ser inspector de Voluntarios Realistas.

Al estallar la I Guerra Carlista, se puso a favor de la causa del pretendiente Carlos. Tras ser capturado por los liberales, pudo escapar e integrarse en las filas carlistas con el cargo de brigadier en 1936.

Fue ascendido a segundo jefe del Estado Mayor y hasta mariscal de campo de los Ejércitos carlistas de Cataluña, participando en varias meritorias acciones de guerra en Berga, Gironella o Ripoll hasta que fue obligado a retirarse a Francia por el general isabelino Meer, en 1839. Posteriormente pasó a las Provincias vascas, recibiendo el mando de los antiguos batallones carlistas de Castilla, que se integraron al ejército liberal de Espartero que combatió a Ramón Cabrera.

Además, estuvo presente junto al general Maroto en el momento de la firma del Convenio de Vergara, como partidario que era de la conclusión del conflicto. Así lo escribió Govantes, en la página 397 de su Compendio de Historia de Filipinas:
"... El Sr. Urbiztondo era militar de bríos y pujanza y había servido á D. Carlos de Borbon en la guerra civil contra su sobrina Dª Isabel de Borbon, contribuyendo después mucho su prestigio en las filas de D. Carlos para la conclusión de la guerra por el convenio de Vergara; este cambio de opiniones en las personas de cierta posición social, suele acarrear profundas enemistades, y como la prensa sin freno, es el campo mas apropósito para saciar ruines venganzas, con frecuencia los periódicos de España, y otros puntos, se ocupaban desfavorablemente de Urbiztondo, y para que nadie ignorase lo que se decía, muchos particulares y empleados recibían sin saber de quien, mimeros de periódicos, bajo sobre. Esta vil y cobarde conducta producía no obstante mal efecto, y el Gobierno de España lo evitó prohibiendo á los periódicos de España hablar de Filipinas, puesto que este país se rige por leyes escepcionales ..."

Aunque, fue un carlista desencantado, Urbiztondo fue defensor de la causa fuerista. Tras finalizar el conflicto civil, pudo conservar su profesión y grado en el Ejército nacional.

En 1841, se sumó a la conspiración de O'Donnell, Diego León y Montes de Oca, que fue aplastada por Espartero. En 1845, caído Espartero, Urbiztondo fue nombrado capitán general de Vitoria, y más tarde capitán general de las Provincias Vascongadas y Navarra. En los tres puestos Urbiztondo destruyó rápidamente los conatos de sublevaciones carlistas que se produjeron. Por su conducta fue agraciado con el titulo de Marqués de la Solana de Navarra.

CONVENIO DE VERGARA

En enero de 1850, fue nombrado capitán general y gobernador de las Filipinas. En consonancia con la política española de la época, la gestión de gobierno de Urbiztondo estuvo caracterizada por una intensa actividad burocrática para modernizar la administración de las islas. Contó en dicha tarea con el asesoramiento de un nuevo organismo, la Junta de Autoridades, integrado por las máximas autoridades públicas de la colonia, que eran las de jefe de la Administración civil, comandantes del Ejército y la Marina, arzobispo de Manila, presidente de la Audiencia, y estaba presidido por él mismo.

Se ocupó de aumentar los regimientos y de organizar partidas de Seguridad Pública, promoviendo varios reglamentos: uno para el reemplazo del Ejército, mediante la celebración del sorteo de quintas; otro para el Resguardo y otro para la Sanidad Militar.

Entre las medidas tomadas, destacó la fundación del Banco Español-Filipino, también llamado Banco de Isabel II, en 1851. Otras decisiones fueron la mejora del servicio postal, la construcción del primer puente colgante existente en Asia, la creación de un hospital para leprosos en Cebú, el mantenimiento de las disposiciones sobre cementerios, la fundación de algunos pueblos con gente de otros, la construcción del bonito jardín de la plaza de Palacio de Manila, y el levantamiento de una pequeña plaza de toros en Arroceros.

Como administrador niveló los presupuestos, suprimió los déficits, saneó los servicios, combatió la inmoralidad y salió del archipiélago dejando un superávit con las cajas de la Administración.

Durante estos años también se autorizó el regreso a Filipinas de los miembros de la Compañía de Jesús, en virtud de lo dispuesto en el Concordato de 1851, firmado entre España y el Vaticano.

BANDERA DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA DE MANILA

Al margen de las reformas llevadas a cabo, el gobierno de Urbiztondo destacó por culminar con éxito la conquista del archipiélago de Joló, que supuso la incorporación definitiva a la soberanía española. Con la justificación de poner fin a las incursiones de los piratas islámicos, el gobernador envió una expedición armada compuesta de cuatro regimientos: Artillería, Marina y paisanos de Cebú.

En una primera incursión, consiguió tomar ocho fuertes y capturar 130 piezas de artillería. A pesar de haber conquistado las plazas fuerte islámicas en las islas de Balanguigui y Tonquil, fracasó en Joló, principal bastión del archipiélago. Por eso, un segundo ataque pudo destruir la plaza fuerte de Joló y capturar 122 cañones.

El tratado de paz entre Urbiztondo y el sultán, firmado en abril de 1851, reconocía la plena soberanía española sobre el territorio, y en consecuencia a sus propios súbditos en vasallos de la Corona. Así, en pocos meses la totalidad de caudillos moros de Joló aceptaron los términos del tratado. A cambio de la sumisión política, Urbiztondo les concedió amplios derechos, entre otros la libertad de seguir profesando la religión islámica y el respeto a las tradiciones y costumbres de estos pueblos.

De vuelta a Manila como vencedor, el general fue recibido con mucho entusiasmo y extraordinarias muestras de aprecio. Cuando pasaba por el puente de piedra del río Pasig, según el testimonio de Govantes:
"... la gente apiñada tuvo que hacerle calle por medio, recogiéndose hacia las barandillas del puente que eran de piedra, cedieron estas cayendo al río juntas con varias personas de todos sexos, edades y condiciones, de las cuales murieron varias y fueron heridas muchas."

SULTÁN DE JOLÓ

En septiembre de 1853, Urbiztondo ordenó a Pedro González atacar a los piratas de Balanguigui, lucha que se prolongó a Basilán hasta 1857.

A finales de 1853, Antonio de Urbiztondo renunció al cargo por razones de salud, sustituido por el mariscal de campo Ramón Montero Blandino.

De regreso en la península, Urbiztondo entró a formar parte del Gobierno constituido por el general Narváez, el 13 de octubre de 1856, en calidad de ministro de la Guerra. Seguía reinando Isabel II, quien pocos meses después fue declarada embarazada del futuro rey Alfonso XII. En este contexto político, en extrañas circunstancias y en total misterio, el general Urbiztondo murió en 1866.

ANTONIO DE URBIZTONDO Y EGUÍA

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