17/05/2022

Batalla de Noáin en 1521


La ñ Batalla de Noáin del 30 de junio de 1521 fue la única gran batalla campal que tuvo lugar durante la conquista de Navarra entre el ejército navarro-francés y el castellano-aragonés.

Tras la conquista de Navarra por Fernando el Católico en 1512, el rey Francisco I de Francia había intentado sin éxito controlar el territorio navarro, tratando de conquistar diversas plazas fuertes fronterizas para desde allí hostigar a las tropas españolas. Para uno de los dos bandos navarros, los beaumonteses, la incorporación de Navarra llegó como una liberación mediante el pacto con su aliada Castilla. Para el otro bando, los agramonteses, supuso el desalojo del poder que habían ostentado desde que el ilegítimo Juan el Usurpador había eliminado al Príncipe de Viana.

En 1521, las Comunidades de Castilla se alzaron contra el emperador Carlos V de Habsburgo. Esta sublevación tan desfavorable para la Monarquía española fue aprovechada por Enrique II de Albret el Sangüesino y por su cuñado Francisco I para organizar otro alzamiento generalizado en toda Navarra, incluyendo a las ciudades del bando beamontés. La población de varias ciudades, como Pamplona, Estella, Tafalla y Tudela, respaldaron el levantamiento logrando expulsar a los castellanos de toda Navarra.

Este levantamiento estuvo reforzado con la llegada de las tropas bearnesas de Enrique II que consiguió retomar la Navarra peninsular. A él se unió un ejército francés que entró por el norte al mando de Andrés de Foix, señor de Esparros y conde de Foix, formando un montante de 12.000 hombres de infantería, 800 lanceros y 29 piezas de artillería.

Aquella poderosa expedición francesa, respaldada por el bando nobiliario agramontés, reconquistó Navarra sin apenas resistencia, como había sucedido nueve años antes con el duque de Alba.

BATALLA DE NOÁIN

El problema, tanto en 1512 como en 1521, no era tanto conquistar sino defender lo conquistado. Sin embargo, la dominación que impuso el general francés fue la que se empleaba con una provincia conquistada, ordenando la colocación del escudo de Francia en los lugares públicos, ostentando el título de virrey sin jurar antes las Cortes y menospreciado por completo las leyes y costumbres de Navarra. Además, Andrés de Foix prohibió la entrada de Enrique II de Navarra, legítimo heredero al trono por ser hijo primogénito de Catalina I y Juan III.

En la defensa de Pamplona fue herido Íñigo de Loyola (San Ignacio de Loyola), uno de los líderes de los guipuzcoanos, quien sería más tarde fundador de la Compañía religiosa de Jesús, y que en esos momentos que luchaba con las tropas castellanas y, caprichos del destino, contra su futuro compañero re orden religiosa Francisco de Javier. Finalmente, capituló el 19 de mayo.

Hubo algún enfrentamiento en Puente la Reina, y desde allí el ejército franco navarro-gascón pretendió tomar la ciudad de Logroño, ya fuera del reino, para desde allí hostigar a las tropas castellanas. Fue un error estratégico porque, para entonces, la rebelión de los comuneros había sido aplastada por las tropas reales.

El contraataque castellano, con el apoyo de los beaumonteses, reunió a un reestructurado ejército de 30.000 soldados que se dirigía hacia Navarra dividido en tres cuerpos. El ejército navarro-francés, bastante menor en número de efectivos combatientes, se retiró de Logroño el 11 de junio, ante la amenaza de las tropas castellanas, para terminar refugiándose en la Sierra del Perdón. Por otra parte, un nutrido grupo de unos 5.000 guipuzcoanos, alaveses y vizcaínos se colocaron en la cuenca de Pamplona, cerrando así la retirada al Ejército francés.

Este contingente de vascongados se había organizado tras la orden dictada el 21 de mayo de 1521, que se exigió la formación en Guipúzcoa de un ejército de 3.000 hombres destinados a Navarra. El 19 de junio, se realizó el alarde de la tropa guipuzcoana en Laguardia (Álava), en el que figuraban 22 capitanes, mayormente pertenecientes al bando nobiliario de los oñacinos, uno por cada localidad importante de la provincia. En ella destacaban nombres como Juan Vélez de Guevara, señor de Oñate, o Juan López de Ugarte que, junto al señor de Loyola, representaban a la villa de Azpeitia. Todos, junto con los de Álava, quedaron a las órdenes de Juan Manrique de Lara como coronel, y de Juan Pérez de Anciondo, natural de Tolosa, como maestre de campo de los Tercios guipuzcoanos. Las tropas vizcaínas sumaron 2.000 hombres capitaneados por Martín Ruiz de Abendaño.

Vélez de Guevara se apoderó de Estella y Puente La Reina, derrotó al vizconde de Zolina, y se dirigió hacia Pamplona en compañía del líder de los navarros beaumonteses Francés de Beaumont, señor de Arazuri, para unirse a la infantería del duque de Nájera.

BATALLA DE NOÁIN

Finalmente, el enfrentamiento entre ambos ejércitos tuvo lugar el 30 de junio de 1521, en Salinas de Pamplona, en una amplia llanura junto a Noáin y Pamplona. Fue la batalla de Noáin.

Las tropas castellanas estaban formadas por más de 30.000 hombres al mando de Iñigo Fernández de Velasco, conde de Haro y condestable de Castilla, y de Antonio Manrique de Lara, duque de Nájera y virrey de Navarra, que fueron reclutadas de la siguiente forma: unos 7.000 hombres del Condestable de Castilla; unos 5.000 de los territorios de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa, en este último caso tras la reducción de los vecinos sublevados por parte de Ignacio de Loyola; unos 4.000 aportados por el conde de Lerín; entre 1.000-1.200 soldados de cada una de varias ciudades, como Segovia, Valladolid, Palencia, Burgos, Salamanca y Toro; 800 por Medina del Campo y 500 de Ávila, y en menor medida de otras ciudades. Además de las tropas aportadas por los miembros de la nobleza, sus deudos y allegados. En muchos casos, el reclutamiento fue realizado entre los vencidos de la Guerra de las Comunidades.

Las tropas franco-navarras eran muy inferiores en número, entre 8.000 y 10.000 hombres. Seguían dirigidas por el francés André de Foix. Este general cometió varios errores, como el de no esperar a los refuerzos que podían llegar, unos 6.000 hombres de Pamplona y alrededores, y otros 2.000 de Tafalla. Tomó la iniciativa atacando entrada la tarde, sorprendiendo a los castellanos e infligiéndoles inicialmente un severo castigo. Al comienzo dominaron los navarro-gascones, barriendo con su artillería los prados en que se encontraban los castellanos, pero el almirante Iñigo Fernández de Velasco con su caballería dominó el combate, atravesando con celeridad la sierra de Erreniega y cayendo sobre el flanco y la retaguardia franco-navarra. Por último, la infantería castellana lo decidió en el resto del campo de batalla.

La batalla fue muy larga y sangrienta. Los franco-navarros hubieron de rendirse, tras sufrir más de 5.000 bajas y ser hecho prisionero el propio André de Foix, quien fue herido en la frente por un mazazo, que le dejó ciego, y rindió su espada a Francés de Beaumont, líder navarro del bando de los beaumonteses aliados de los castellanos. Más tarde fue liberado tras pagar un rescate.

Entre los que lograron huir se hallan Martín de Javier (hermano de Francisco Javier), Arnault de Agramont, el obispo Cousserans, Fadrique de Navarra y el doctor Remiro de Goñi.

La cruenta batalla de Noáin decidió la inmediata recuperación de la capital y de todo el Reino de Navarra, pues los castellanos, con vascos oñacinos, se apoderaron rápidamente de todas las plazas, sin apenas encontrar resistencia.

BATALLA DE NOÁIN

Cuatro meses después, otra expedición francesa del que forman parte 3.000 navarro-franceses y bearneses tomaba por sorpresa las fortalezas navarras de Chateau-Pignon y Maya (o Amayur). El 18 octubre de 1521 tuvo lugar la conquista de Fuenterrabía, que no se recuperaría hasta 1524 por Carlos V.

Pero no fue hasta el 28 de junio de 1522 cuando un ejército 4.500 navarro-franceses y alemanes intentaron cruzar el río Bidasoa en dos gabarras para sitiar al castillo de Behovia o Gazteluzar, frente a la isla de los Faisanes y el paso de Behovia. Fue la batalla de San Marcial, que se produjo el 30 de junio de 1522.

Tras estas derrotas, los restos del ejército franco-navarro se dispersaron, pero desde el mes de octubre de 1521, fecha en la que se inició la incursión francesa, varios grupos de combatientes resistieron en algunas plazas fuertes, como por ejemplo, los castillos de Maya y de Javier.

En el castillo de Maya (o Amayur), situado en el valle de Baztán, resistieron el asedio castellano desde septiembre hasta junio de 1522, un grupo de 200 combatientes leales al heredero de la Corona, Enrique II de Albret. Al mando de la resistencia se encontraba Jaime Velaz de Medrano y junto a él, Miguel y Juan de Jasso Azpilicueta, hermanos del que después sería San Francisco Javier, el otro de los fundadores de la Compañía Jesuita. La fortaleza de Fuenterrabía resistió desde octubre hasta marzo de 1524.

En diciembre de 1523, Carlos V decretó un perdón para los sublevados, excluyendo a unos 70 miembros de la nobleza navarra entre los que se encontraban 8 familiares de Francisco de Javier.

En febrero de 1524, el condestable de Castilla y sus fuerzas militares reforzaron el cerco de Fuenterrabía, hasta que los franceses y navarros capitularon en 25 de marzo. Entre los navarros estaban los principales defensores de Maya, el clan de los Jatsu.

Con la recuperación de la Baja Navarra por Enrique II en 1523 y el fracaso de Fuenterrabía, la Monarquía navarra abandonaba los intentos armados de recuperar su reino. Desde ese momento hay dos Navarras: la española y la francesa.

En un cerro sobre la llanura de Salinas de Pamplona se encuentra el monumento de Amayur en recuerdo de esta batalla, realizado por Joxe Ulibarrena en 1996. En este lugar, los partidarios de recobrar la soberanía de Navarra se reúnen todos los años en el último domingo de junio.

BATALLA DE NOÁIN

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