Teobaldo II el Joven pasó a la historia de Navarra por convertirse en un auténtico rey cruzado. El conde Champaña y rey de Navarra había sido alzado en el trono gracias al apoyo del rey Luis IX de Francia, su principal mentor.
En marzo de 1267, reunido en París en una asamblea ante sus nobles, juró el voto de cruzada y tomar parte en la campaña militar tal como le habían pedido los papas Urbano IV y Clemente IV. Fue decretada la octava cruzada. Se había adelantado unos días al juramento de su suegro y protegido Luis de Francia. Una segunda ceremonia tuvo lugar el 5 de junio de 1267 ante un legado papal en Notre-Dame de París, donde el rey Teobaldo II de Navarra, que también había tomado la cruz, estuvo presente.
Lo siguiente que hizo Teobaldo fue la recogida de fondos para la campaña, ejerciendo peticiones a sus súbditos del Reino de Navarra y del Condado de Champaña. El llamamiento no causó mucho entusiasmo ya que no se presentaron ni una docena de caballeros. Consta con seguridad la participación de cuatro navarros, dos de ellos clérigos, Simón de Val y Pedro López de Sarria, y dos caballeros, García Martínez de Uriz y Alfonso Díaz de Falces, testigos del testamento otorgado por Teobaldo en Túnez, en noviembre de 1270.
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TEOBALDO II DE NAVARRA |
El objetivo estratégico de la cruzada era la defensa del reino cristianos asentado en tierras sirias, que estaba siendo hostigado por el Sultanato de Egipto. Poco antes de embarcase, la campaña empezó a perder visión de su cometido real. La primera acción fue un ataque sobre Túnez, algo incomprensible ya que este reino moro mantenía relaciones pacíficas con los cristianos de Castilla y Aragón.
Fue Luis quien decidió que el nuevo objetivo fuese el Emirato hafsida de Túnez, en lugar de Siria, porque habían recibido informaciones de que el rey Al-Montasir pretendía convertirse al Cristianismo. Pero seguramente que también por presiones de Carlos de Anjou, quien ambicionaba fundar el Reino de África, una prolongación cristiana de sus dominios sobre el norte de este continente y cortar las rutas comerciales de la Corona de Aragón en la zona tunecina del Mediterráneo. Una vez conseguido Túnez, la cruzada retomaría el objetivo primario a la conquista de Egipto.
En julio de 1270, Teobaldo y Luis se reunieron en Cerdeña, junto al francés estaba su hijo y heredero el delfín Felipe. Una potente flota y bien organizada zarpó una semana después de Aigues-Mortes, desembarcando cerca de Cartago, y tomaron una pequeña fortaleza costera. Al día siguiente, una segunda flota al ando de Teobaldo II zarpó de Marsella. Y ambas flotas se unieron en Cagliari, en la costa sur de Cerdeña. Los Ejército de Luis y Teobaldo comenzaron la expedición antes de que llegara el refuerzo de Carlos de Anjou, rey de Sicilia y hermano de Luis.
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TEOBALDO DE NAVARRA DE CRUZADA |
Pero el plan no salió como estaba previsto y los moros empezaron a asediarles, y con el pretexto de querer convertirse al Cristianismo, primero se acercaba y luego atacaban. Después, recibieron refuerzos y comenzaron a atacar de forma directa. En el Ejército franco-navarro escaseaban los víveres y había estallado una epidemia de peste, que llegó a afectar a algunos magnates galos e incluso al propio rey Luis IX, falleciendo en agosto.
Aun así, resistieron hasta la llegada a Cartago de Carlos de Anjou, que rindió homenaje al nuevo rey de Francia, Felipe, y a uno de los grandes señores de aquel reino, Teobaldo IV de Champaña y II de Navarra.
A comienzo de septiembre, los cruzados continuaron la ofensiva, y dieron un importante golpe cerca de la laguna y el castillo en el que se protegían. Por lo que ambos ejércitos mantuvieron una posición de equilibrio militar hasta firmar una tregua. De esta forma, los cristianos aganaban tiempo a la espera de la llegada de los refuerzos del príncipe Eduardo III de Inglaterra.
El 1 de noviembre, Teobaldo II formalizó un contrato comercial con el sultán de Emirato hafsida de Túnez, Abu Abd Allah Muhammad al-Mustansir. En el acuerdo, el arzobispo de Narbona condenó la capitulación al considerar que habían vendido la Cruz por un tributo al rey moro. Por otra parte, el rey de Sicilia consiguió recibir una indemnización por el de Túnez.
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CRUZADOS EN TIERRA SANTA |
Cuando llegó la expedición de Eduardo era demasiado tarde. Teobaldo II había tomado la decisión de regresar a tierras cristianas para rearmase todas las partes cristianas involucradas en la cruzada, que había resultado un fracaso.
El 4 de diciembre, ya estaban en el puerto de Palermo, juraron reemprender la misión. Pero Teobaldo había enfermado de disentería, muriendo el 4 de diciembre en el convento de Trápani. Su cuerpo su llevado por el rey de Francia hasta Provins, y enterrado en el convento de Les Cordeliéres.
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