Cuarto obispo de Buenos Aires en 1676, encargado de la remodelación su Catedral Metropolitana
ANTONIO DE AZCONA IMBERTO |
Antonio de Azcona Imberto era natural de
Estella, Navarra, donde nació en 1618.
En 1643, se trasladó al Virreinato de Nueva España, donde
se ordenó sacerdote, acompañando al nuevo obispo de Yucatán, Juan Alonso de Ocón.
En la diócesis de Cruzco trabajó de cura
beneficiado de Anta, visitador general y juez eclesiástico del obispado del
Cuzco. Años más tarde, en Charcas fue nombrado párroco, vicario y juez
eclesiástico de la ciudad de Potosí.
Considerado un hombre virtuoso y
caritativo, lo que le valió para ser obispo de Buenos Aires en
1676. Una de sus primeras medidas fue gestionar la apertura efectiva del
Hospital de San Martín, que se hallaba instalado en realidad no operaba por lo
que los enfermos de la ciudad estaban abandonados.
En 1678, informó al rey acerca de las
costumbres de los indígenas de su región y de la dificultad de contar con
misioneros sin contar con recursos adecuados.
En 1681, constituyó la Capellanía de
Nuestra Señora de Luján y realiza una visita pastoral por el territorio de su
extensa diócesis, informando a la Corona sobre la misma.
Durante su obispado intentó evangelizar
a los indios pampas proyectando reducciones cercanas a la capital y se
efectuaron intentos de los jesuitas para evangelizar la Patagonia, y promovió
la idea de reunir nuevamente las diócesis de Buenos Aires y la de Asunción ante
la escasez de sacerdotes y la penuria económica.
CATEDRAL METROPOLITANA DE BUENOS AIRES |
Dirigió la remodelación de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires a pesar de inaugurarse en 1671. Presentaba filtraciones y rajaduras, además un temporal en 1682 tumbó la torre. Las obras de redificación comenzaron en octubre del mismo año, fueron supervisadas diariamente por Azcona y trabajaron más de 30 indígenas tupíes y, más tarde, otros provenientes de la reducción de Santa Cruz de los Quilmes. En 1693 se concluyeron las tres naves del cuerpo principal levantada sobre arcos de cal y ladrillo y cubierta de tejas.
En 1691, se creó en el ámbito de la catedral la Hermandad de San Pedro con el objeto de brindar asistencia a los sacerdotes ancianos o enfermos.
Azcona murió en Buenos Aires, el 19 de
febrero de 1700. El Cabildo eclesiástico nombró provisor del obispado al deán
Domingo Rodríguez Armas quien permaneció al frente de la sede vacante hasta
1713.
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